Compañeros

La aparición de Marina nos ha roto todos los esquemas. Descartada Silvia como futura pareja de Carlos, quiere decir que Antonio habrá dejado sus aventuras de gimnasio.

A no ser que el autor quiera despistarnos. ;)

Nadie imaginaba que cuando apareció Yoly en escena, fuera a tener tanta repercusión en la historia, sí hasta es posible que llegue a ser hijastra de Carlos.

Si es que Carlos es muy bueno. Demasiado.

Otro excelente capitulo. En este no voy a poner ninguna pega. :D
 
Muy bueno, me ha encantado este capítulo y como han acabado los malvados, supongo que Carmen la puta ahora nos escribira desde la carcel, ese Carlos se fustiga demasiado, debería de tener más autoestima, espero que Marina se la dé ya que Silvia por el momento descartada, aunque despues de esa conversación y sabiendo que a Carlos le gusta mucho no descarto un nuevo giro de guión y acaben juntos en el futuro.
 
La aparición de Marina nos ha roto todos los esquemas. Descartada Silvia como futura pareja de Carlos, quiere decir que Antonio habrá dejado sus aventuras de gimnasio.

A no ser que el autor quiera despistarnos. ;)

Nadie imaginaba que cuando apareció Yoly en escena, fuera a tener tanta repercusión en la historia, sí hasta es posible que llegue a ser hijastra de Carlos.

Si es que Carlos es muy bueno. Demasiado.

Otro excelente capitulo. En este no voy a poner ninguna pega. :D
Eso de descartarla lo dices muy a ligera.
La verdad siempre sale adelante y Carlos tiene la obligación ahora que sabe sus sentimientos de decírselo.
Además estoy seguro que Antonio sigue siendo infiel.
Lo de Marina es solo para complicar las cosas.
 
Estáis descartando muy pronto lo de Silvia con Carlos y ahora que sabe lo que siente , y es mutuo , estos terminan juntos y más cuando Antonio le ha engañado y seguramente todavía lo hace.
Así que yo soy más optimista.
 
Última edición:
Follará con marina sin duda, pero la posibilidad con Silvia está intacta.

Lo que me genera dudas es si su relación terminará por lo de Antonio o algo más arriesgado para el autor... Que Silvia termine con Antonio porque ama a otro.
 
Desde luego la confesión de Silvia puede hacer que Carlos se plantee cosas. ¿Y si le confiesa que el siente lo mismo?Eso no lo va a hacer. Nunca romperá ese matrimonio por su interés.¿Pero y si descubre que Antonio sigue siendo infiel?

Hay algo que me llama la atención, después de estar follandose a su empleada y amiga de 22 años, y a una pareja de lesbianas, también jóvenes, aún se considera poca cosa. Yo creo que debería tener su ego por las nubes, pero es que Carlos, San Carlos es tan bueno, tan humilde,y se valora tan poco. Que majico.

Puede que tengan algún rollo entre Marina y Carlos, pero creo que Silvia mantiene intacta sus opciones, en cuánto Antonio de un mal paso...
 

65​

Dos semanas después. Viernes
Carlos


Miré a Héctor mientras explicaba una idea que había tenido para mejorar un proceso interno mediante un nuevo programa del cual había hecho un prototipo y lo enseñaba en la pantalla de su portátil. “Lo que ha cambiado este chico” pensé mientras lo escuchaba exponer la idea con seguridad y claramente, sin tartamudeos ni titubeos. Silvia y Cris lo miraban escuchándole atentamente y haciéndole alguna pregunta de vez en cuando.


Observé a Cris. Volvía a tener el pelo de su color natural, negro, aunque con una media melena que solía llevar recogida en una cola de caballo como en ese momento. Ahora siempre la veía sonreír, feliz. Y cuando hablábamos, siempre tenía a Héctor en la boca “Héctor me ayuda a limpiar” o “Ayer Héctor hizo la cena” o “Héctor me ha llevado a visitar un sitio que no conocía” o “Héctor me está enseñando a programar en Python”. Y sus ojos y sonrisa resplandecían cuando lo mencionaba. Incluso para mí era evidente lo enamorada y colgada que estaba de él.


Moví un poco la cabeza para mirar a Silvia. Estaba totalmente concentrada en lo que le decía Héctor. Ahora con el asunto de Carmen y las chicas resuelto, estábamos los dos más tranquilos aunque algo había cambiado entre nosotros. En lo superficial parecía que seguíamos igual, pero en el fondo no. Aquella confesión de Silvia había traspasado un límite de ella que ahora le impedía, o nos impedía, estar cómodos como antes. Seguíamos viéndonos y hablando como antes, pero notaba que la situación era tensa, y la entendía, Silvia no era una mujer infiel, pero confesarme aquello había significado para ella una infidelidad de pensamiento, que no de hecho.


Y yo no quería meterme ni liar más sus sentimientos. Su relación con Antonio, tras su infidelidad y los problemas con el embarazo, había mejorado mucho. Silvia no sabía nada de esa infidelidad, y esperaba que nunca se enterara. Antonio había sido un cabrón, y yo lo había encubierto, y me sentía mal por ello, sabía que era una traición a Silvia, pero es que si se lo hubiera contado, dudaba que hubiera perdonado a Antonio, y hubiera significado romper esa familia, quitarle la estabilidad familiar a Gema, y eso no podía soportarlo. Antonio me había prometido dejarlo, y había cumplido porque Silvia no me había vuelto a hablar de problemas de horarios ni nada extraño con Antonio. Incluso me había contado que en verano habían estado muy activos sexualmente, y me había alegrado mucho por ellos. Lo de Antonio había sido imperdonable pero había reaccionado a tiempo y logrado salvar su matrimonio, cosa que me alegraba mucho por Silvia y Gema, no por él, jamás le perdonaría lo que le había hecho a Silvia. Ahora solo faltaba que en verano consiguieran el ansiado embarazo, y Silvia sería completamente feliz, que es lo que me importaba.


Y yo, por mi parte, había intentado aclararme. Conocer la realidad de los sentimientos de Silvia sobre mí me había afectado muchísimo. Para mí Silvia era mucho más que una amiga, esa era la realidad. Y la verdad es que me podía plantear sin problema la vida sin nadie más excepto sin Silvia, me volvería loco sin ella. Era verla o hablar con ella y me cambiaba el ánimo. Y era verla feliz y yo también me sentía feliz.


Al final, había salido con Marina a cenar. Me lo había pasado bien pero… pero algo no me hacía clic con ella, y ese algo era Silvia, no conseguía dejar de pensar en Silvia y lo que me había dicho.


De repente salí de mi ensimismamiento al notar un silencio alrededor mía. Estaban los tres mirándome. No sabía que esperaban de mi pero me aclaré la garganta y dije:

- Me… me gusta la idea


Silvia sonrió. La miré y le dije:

- ¿Tú qué opinas?

- Me parece una idea genial

- Pues nada, si tú opinas eso la cosa está clara… Héctor, prepara un plan con calendario y si Silvia está de acuerdo, te pones con ello


Vi como Cris sonreía orgullosa, el tipo de sonrisa que decía “Es mi novio y es listísimo”. Héctor, algo azorado, sonrió y dijo:

- Ya lo tenemos hecho, bueno, Cris lo ha hecho en casa mientras yo preparaba el prototipo, ella... ella es mucho mejor que yo organizando y está listo para que lo reviséis vosotros ¿Te lo envío?

- Sí, pero a Silvia, que ella es la que decide


Silvia me miró y le dije:

- Confío totalmente en ti, ya lo sabes, si ves que el plan está bien, adelante


Silvia sonrió para decir:

- Bueno, chicos, pues venga, mandadme eso y os digo


Los tres se levantaron para salir de mi despacho. Miré a Héctor y le dije:

- Y Héctor, has tenido muy buena idea, y lo has expuesto magníficamente, enhorabuena


Héctor enrojeció y no pudo evitar titubear un poco diciendo:

- N… no, n…. no, si la idea es de Cris y mía, y ella me ha ayudado a prepararlo, ella…


Cris intervino y dijo:

- Que tontería, yo solo lo he escuchado, se le ha ocurrido todo a él, que es muy listo

- No, tú me dijiste lo de…


Me reí y dije:

- Está claro que además de una pareja estupenda, hacéis un gran equipo de trabajo, enhorabuena a los dos


Todos reímos y vi como Cris cogía la mano de Héctor, sonriendo ampliamente mientras se pegaba a él saliendo de mi despacho. Silvia me miró y no se movió.


Héctor
Salimos del despacho y notaba como me temblaban las piernas de los nervios. Encima, ahora Cris estaba pegada a mí y notaba su pecho sobre mi brazo, y eso aún me ponía más nervioso.


Fuimos a mi mesa y dejé el portátil sobre ella. Entonces le pregunté:

- Ha ido bien ¿no? ¿Me he trabado mucho?

- Nada, lo has hecho genial

- No exageres, Cris, jeje


Entonces ella, miró hacia atrás, al despacho y me llevó a un lado, donde no se nos veía desde allí. Me dio un beso que se transformó rápidamente en morreo con mucha lengua. Cuando paramos, me dijo:

- Que bien que hoy es viernes y no trabajamos esta tarde porque estoy cachondísima, me has puesto muchísimo con lo bien que has estado, te voy a dejar sequito esta tarde jiji


Y con su mano me acarició el paquete por encima del vaquero mientras se mordía el labio mirándome con calentura. Me estremecí de excitación porque ya conocía bien esa mirada.


Silvia
Miré a Carlos mientras los chicos salían del despacho. Él me devolvió la mirada expectante. Le dije:

- Has estado en otro mundo durante la presentación de Héctor


Él sonrió y asintió. Le pregunté:

- ¿Pasa algo?

- No, no, es que ya sabía de qué iba, me lo contó ayer un poco

- Pero lo ha explicado todo con detalle y muy bien

- Sí, lo sé


Lo miré extrañada. Estas cosas le encantaban a Carlos y me parecía raro que no se hubiera involucrado más. Me dijo:

- Tengo que ir ahora a ver al director, si el plan de los chicos es bueno, tú decides cuando empiezan ¿Vale?

- Vale


Nos miramos sin decir nada más. Lo notaba raro desde hacía un tiempo, concretamente, desde que le confesé mis sentimientos hacia él. No habíamos vuelto a hablar de aquello pero estaba claro que algo le pasaba. Me recriminé de nuevo por haber sido tan tonta y no haberme guardado aquello. Entonces me dijo:

- Mañana me podría quedar con Gema otra vez si queréis salir a cenar o lo que sea


Le sonreí. El sábado pasado Antonio y yo habíamos salido solos a un cumpleaños de uno de sus compañeros de trabajo. Era la primera vez que salíamos sin Gema desde que nació. Gema se quedó a pasar la noche con Carlos. Pensé que iba a ser un drama para mí, mi primera noche sin Gema, pero tenía tanta confianza y seguridad en Carlos que no fue así, me sentía tan tranquila que disfruté de la noche con sus amigos, y de un buen polvo cuando llegamos a casa. Eso sí, el domingo me desperté temprano y fui a por Gema. Me la encontré feliz desayunando junto a Carlos, se lo había pasado bomba con él aunque decía que me había echado mucho de menos. Pero me sentía un poco culpable por haber salido a disfrutar sin ella, aunque me lo había pasado bien conociendo a los compañeros de Antonio, que hacía tanto tiempo que no salíamos con ellos que a muchos ni los conocía porque eran nuevos o más o menos nuevos. Sonreí a Carlos y le dije:

- ¿No vas a volver a invitar a Marina?


Carlos se encogió de hombros. Me había contado que la había llevado a cenar la semana pasada, y que había estado bien, pero no lo veía ilusionado o con ganas de repetir. Le había preguntado y me había dicho que sí, que repetiría, pero no lo parecía. Me dijo:

- No sé, quizás, pero si tienes planes de salir, no hay problema y me quedo con Gema

- No, no tengo planes, y desde luego, no te fastidiaría los tuyos, tonto… Anda, llámala y quedáis

- Quizás, ya veré… Bueno, te dejo, que ya mismo me está llamando el director porque no estoy en su despacho


Y salimos de su despacho. Definitivamente estaba raro, sí, sin duda.


Antonio
“ARGGGGHHHH, MÁS RÁPIDO, CABRÓN, MÁS RÁPIDO” gritaba Rosa mientras la tenía cogida de las caderas y la follaba cada vez más rápido.


Estábamos en su casa, ella a 4 sobre su cama recibiendo mis embestidas mientras no paraba de gritar, totalmente fuera de sí. No tardamos en corrernos los dos, con un último gran grito de ella. Me derrumbé en la cama mientras ella se quedaba boca abajo, respirando agitadamente. Entonces se empezó a reír y me dijo:

- Como me follas, joder, me vas a matar a polvos


Y acto seguido me dio un morreo de muerte, para luego quedarse tumbada boca abajo, recuperándose. La observé unos minutos y luego me levanté para vestirme. Me puse la ropa de deporte porque se suponía que estaba en el gimnasio. La realidad es que deporte había hecho, y a base de bien, llevaba allí un par de horas muy intensas.


Miré a la cama y vi como Rosa me observaba, ya boca arriba, desnuda, sudorosa. Me dijo:

- Quédate a cenar

- No puedo

- Quiero que me sigas follando, quédate

- Que no puedo, Rosa

- ¿Tienes que volver con tu mujercita la sosa?


La miré enfadado. Le dije:

- Deja en paz a Silvia

- ¿Silvia la que no sabe follarte como es debido?


No dije nada mientras me ponía la camiseta, pero Rosa siguió:

- ¿Silvia la que quizás te deje echar un triste polvo el sábado sabadete?


Seguí vistiéndome:

- Quédate y me follas por el culo


La miré y vi su sonrisa provocativa. La tía me ponía muchísimo pero no podía quedarme. Cogí la sudadera y me dijo:

- Silvia la que no sabe…

- YA ESTA BIEN, ROSA, DEJA A SILVIA EN PAZ


Ella rio y dijo:

- No te molestó que te la chupara el sábado pasado en el cuarto de baño de Fede a unos metros de ella


Se refería a la fiesta de cumpleaños de Fede, que habíamos ido todos a su casa a celebrarlo y allí Rosa me siguió al baño mientras Silvia charlaba con la gente. Le dije enfadado:

- Joder, Rosa que toca pelotas estás

- ¿Sí? ¿Y qué disfrutaste más? ¿De esa mamada o del triste polvo de después en tu cama con esa sosa?

- Vete a la mierda, Rosa


Entonces se levantó, me abrazó y me dijo al oído:

- Quédate hoy, hoy y todas las noches


La aparté de mí enfadado. Rosa llevaba unas semanas pidiéndome dar un paso más en nuestra relación, que dejara a Silvia, pero yo no quería. Me fui enfadado conmigo mismo. Antes del verano había conseguido romper con Rosa, me había costado muchísimo porque ella me obsesionaba, pero al final lo hice, pero como soy gilipollas, a la vuelta del verano, me volví a acostar con ella usando la excusa del gimnasio que jamás pisaba. Y en gran parte, la culpa era de Carlos porque en la revisión de productividad de Rosa de las que se hacían anualmente en septiembre, Carlos le había preguntado por mí de forma velada y a ella le había molestado, se lo había tomado como un reproche a su vida privada, y me dijo que quería hablar conmigo para contármelo y quedé con ella en un bar, me lo contó, me cabreé y nos volvimos a liar. Pero no, me engañaba, al final de una forma u otra habríamos acabado de nuevo liados, los dos sentíamos demasiada atracción mutua, hubiera ocurrido de una forma u otra.


Rosa era como una droga. Sabía que no era algo bueno para mí pero no podía dejarla, era superior a mí. Era divertida, loca, y buenísima en el sexo. Era totalmente lo opuesto a Silvia. Y me daba miedo lo loca que era, me acojoné al ver que ella estaba en la fiesta de Fede aunque me había dicho que no iba a ir, encima más me asusté al ver que se ponía a hablar con Silvia, no me fiaba ni un pelo de Rosa, pero se portó bien, y Silvia no sospechó nada de nada.


Silvia… Aún quería a Silvia, estaba seguro, pero ya no sentía la pasión de antaño, todo se había vuelto monótono, aburrido, siempre pendientes de la niña. Silvia cada vez se había vuelto más mandona, más intransigente, solo pensando en la niña, nunca en nosotros, pero a pesar de eso, seguía queriéndola. Y estaba Gema, nunca podría dejarla. No, no podía dejar a mi familia por Rosa, estaba convencido de ello.


Héctor
Cris se movía encima despacio, moviendo solo sus caderas, con sus ojos fijos en mí, gimiendo bajito. Su promesa de que me iba a dejar seco esa tarde la estaba cumpliendo, llevábamos toda la tarde en la cama, y parecía que nunca tenía bastante, ni yo tenía bastante de ella.


Llevé mis manos a sus pechos y se los cogí, apretándolos suavemente y buscando sus pezones con mis dedos. Los gemidos de Cris fueron más audibles y su mirada de vicio más intensa. Me sonrió mordiéndose el labio inferior mientras se movía un poco para colocarse mejor y empezar a moverse de arriba a abajo, cabalgándome lentamente. Jugueteé con sus pezones, tirando de ellos, pellizcándolos, mientras los gemidos de Cris eran más y más altos. Me dolían los testículos, ya casi vacíos después de varias corridas, pero Cris era demasiado para mí, no me podía resistir a sus encantos y caricias y conseguía volverme a poner a tono en cuanto quería más.


La cabalgada de Cris tenía ya un ritmo imparable, veía en sus ojos que estaba a puntito de correrse. Empezó a gritar “AHHH, AHHH, AHHHH” y de pronto, se paró y yo comencé a correrme mientras ella gritaba “AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH”. Entonces se derrumbó sobre mí, temblando. Tras unos segundos, comenzó a besarme por toda la cara, los labios, la nariz, diciendo “te quiero, te quiero tanto, mi amor, mi Héctor” mientras yo reía y le decía “Te quiero, Cris, te quiero”. Nos quedamos abrazados así un buen rato, besándonos cada dos por tres.


Luego, ella se echó a mi lado y nos quedamos mirándonos, sonriendo, felices. Entonces ella bajó la mano y me acarició los testículos diciendo:

- ¿Están vacíos?

- Me temo que sí

- Ohhh jiji, pues habrá que descansar y comer algo para reponerlo ¿No? Jijiji


Me reí y le dije de levantarnos. Ella lo intentó pero dijo:

- Ay, me tiemblan aún las piernas, necesito un poquito de descanso

- ¿Quieres limpiarte?


Sabía que le incomodaba que el semen se le resbalara entre las piernas. Ella asintió con la cabeza y me levanté para traerle papel higiénico. Luego, me volví a tumbar y nos pusimos a charlar sobre que hacer, si salir a cenar, o preparar algo en la casa.


Tras unos minutos, me volví a levantar para ir al baño. Al volver a la habitación, Cris ya estaba levantada. Se cepillaba el pelo aún desnuda, tarareando, mientras miraba que ropa ponerse. Estaba de espalda a mí y me quedé unos segundos admirándola. Era una autentica preciosidad muy sexy, con un culito redondo y duro, y unas piernas delgadas pero muy bonitas. Canturreaba feliz mientras seguía cepillándose el pelo. De repente, giró la cabeza y me vio. Sonriendo dijo:

- ¿Qué haces?

- Admirarte

- Jiji, que tonto, anda, ven


Me acerqué y me besó pasándome los brazos por encima de los hombros. Dijo:

- ¿Qué admirabas?

- A ti

- Concreta, jiji

- Pues… tu culo, claro

- Ah ¿Sí?


Se lo cogí apretándoselo un poco. Ella rio y dijo:

- Mmmm Pues es todo tuyo ¿Se te ocurre que hacer con él?

- Algo se me ocurrirá

- ¿Sí? ¿Seguro?

- Creo que sí

- ¿Y hay que esperar a después de cenar?


Me reí, pero volvía a tener esa mirada de vicio “Que mujer, es insaciable”. Le dije:

- ¿Ahora?

- Ajá…


La miré sorprendido, de verdad quería más. Ella dijo:

- Es culpa tuya, me miras de esa forma y me pones cachondísima… anda, ven


Y me llevó a la cama, sonriendo lascivamente. Me empujó y fue a abrir un cajón de la mesita de noche, de donde sacó un botecito de lubricante. Me miró y dijo:

- ¡¡¡Pero mira, con lo cansado que está y míralo, ya casi a punto!!!


Mientras dejaba el bote en la cama y me cogía la polla que se me estaba empezando a endurecer rápidamente.


Silvia
Escuché abrirse la puerta y miré para ver entrar a Antonio que venía del gimnasio. Me acerqué a él para darle un beso pero me dijo:

- Luego, que vengo sudado y apestando


Me reí y lo dejé pasar mientras decía:

- Tesoro, ha llegado papá


Y escuchamos desde el salón:

- Hola, papi, ven, estoy dibujando


Antonio dijo:

- Primero me voy a duchar, preciosa, apesto

- Argghhh, que asquito jiji


Antonio se metió en nuestro dormitorio riendo. Llamé a Gema para la cena y se sentó a comer. Escuché la ducha y fui al dormitorio a coger la ropa de deporte de Antonio para meterla en el cesto de ropa sucia del lavadero, y al cogerla, me llegó un olor que me extrañó. Me quedé parada, recordando donde lo había olido antes. Me acerque la camiseta a la nariz y olí de nuevo. Olía a perfume, y me sonaba, mucho.


Fui a coger el resto de la ropa pero entonces caí, era el mismo perfume que llevaba esa chica de la fiesta ¿Cómo era? Mmmm Rosa, eso es. Pensé que lo mismo habían trabajado juntos y se le había pegado el olor en la ropa. Volví a intentar coger el resto de la ropa pero pensé “No, él no lleva esta ropa en el trabajo, se la pone en el gimnasio, en el trabajo lleva el mono”. Me quedé impactada. Corriendo, fui al lavadero. Pasé por al lado de Gema que comía tranquilamente y me preguntó:

- ¿Qué pasa, mami?

- Nada, tesoro, termina de comer


Abrí el cesto y rebusqué. La lavadora la ponía los sábados así que aún estaba en la cesta toda la ropa de la semana. Saqué la camiseta que había llevado Antonio al gimnasio el miércoles y la olí. Y ahí estaba, muy tenue pero ahí estaba. Sentí un mareo que me obligó a poner la mano en la pared. Entonces pensé otra cosa, “Rosa irá también a ese gimnasio, u otra mujer que lleva ese perfume, tiene que ser eso ¿no? Sí, seguro que era eso, estaba claro”. Escuché a Gema llamarme y eché toda la ropa en el cesto, cerrándolo.


Antonio salió de la ducha, nos besó a las dos, se puso a bromear con su hija mientras yo preparaba la cena de lo dos. Luego la acostamos y nos sentamos a cenar mirando la tele. Y yo no paraba de darle vueltas a todo. Había conocido a esa chica en la fiesta. Guapa, joven, simpática, atractiva… había hablado con ella y… y había visto como miraba a Antonio, y mi intuición había saltado indicándome que algo pasaba porque esa mirada no me había gustado nada, pero nada de nada. Pero había ignorado esa advertencia de mi intuición, desterrándola de mi cabeza, pero ahora lo veía claro, esa mirada era de complicidad cuando Antonio se nos acercó. Y dije en voz alta:

- ¿Desde cuándo te acuestas con Rosa?


Antonio me miró con la boca abierta. Su expresión era de sorpresa total, pero luego, luego fue de culpabilidad “Dios, es verdad, se está acostando con otra”. Antonio dijo:

- Pero… pero… ¿Qué dices? ¿Qué Rosa?


No dije nada, solo lo miré a los ojos. Me mantuvo la mirada un par de segundos pero luego la desvió. Suspiró y dijo:

- Te lo ha dicho Carlos, ese cabrón de mierda


Me quedé de piedra ¿Carlos? ¿Cómo que Carlos? No pude reaccionar, había sido como si me hubiera dado una bofetada. Antonio se levantó y dijo:

-Le voy a partir la boca a ese cabrón


Conseguí decir:

- No… no ha sid… no ha sido Carlos


Antonio me miró sin comprender. Le dije:

- Tu ropa huele a ella


Puso de nuevo cara de sorpresa total y dijo:

- No… no significa nada, cariño, es… no es nada, de verdad, yo…

- Vete

- Pero Silvi, vamos a hablarlo, es solo…

- Vete

- Pero Silvi, yo…

- Vete antes de que empiece a gritar y a tirarte cosas, vete por Gema, no se merece escuchar todo lo que te estoy a punto de gritar, vete ya


Antonio se sentó al lado mía e intentó cogerme la mano. La retiré rápidamente y dije:

- Antonio, vete ahora mismo si no quieres que salgamos en las noticias, te lo digo muy en serio


Me miró asustado por mi tono de voz, tranquilo pero muy tenso, y se levantó. Lo escuché meterse en nuestro dormitorio para vestirse. Al poco volvió y dijo:

- Silvi, tenemos que hablarlo

- Que te vayas YA


En cuanto escuché como se cerraba la puerta de la calle rompí a llorar desconsoladamente, intentando no hacer ruido para no despertar a Gema. Estaba totalmente destrozada, me sentía traicionada, pero no solo por mi marido, también por mi mejor amigo, la persona en la que más confiaba en este mundo.


Al día siguiente. Sábado
Carlos

Escuché el timbre de la puerta. No esperaba a nadie y miré antes por la mirilla. Vi que era Silvia y sonreí, contento por la inesperada visita. Abrí con una gran sonrisa que se me congeló en la cara al ver la expresión de Silvia. Estaba muy seria, con los ojos muy rojos de haber llorado mucho. Sentí dentro una punzada de dolor al imaginar que algo le había pasado a Gema y me tuve que apoyar en la puerta. Dije:

- ¿Gema?


Silvia negó con la cabeza y entró en mi casa. La seguí sin comprender nada, pero estaba claro que algo muy grave había pasado ¿Su madre? Silvia fue al salón y me esperó. Cuando llegué, me dijo:

- ¿Desde cuándo lo sabes?


La miré sin comprender, hasta que de repente, algo hizo clic en mi cabeza y lo entendí. Le dije:

- Silvia, yo…

- ¿Desde cuándo sabes que Antonio me pone los cuernos?


Nos miramos durante unos segundos hasta que meneé la cabeza y le conté todo, sin callarme nada, estaba claro que no había nada que ocultar, Antonio la había cagado bien. Terminé diciéndole:

- Y Antonio me aseguró que lo había dejado, que se había acabado


Silvia me miraba sin pestañear. Entonces dijo:

- Desde el curso de Barcelona… 10 meses y no me has dicho nada

- Silvia, le creí cuando me dijo…

- Yo confiaba en ti, Carlos

- Lo sé, y me lo pensé mucho, Silvia pero sabía que te iba a hacer mucho daño y...

- ¿Y debería haberme callado lo de Carmen por eso mismo?

- ¿Qué?

- Yo también sabía el daño que te iba a hacer cuando te contara lo de Carmen, pero te lo conté porque soy… era tu amiga


Ese “era” me dolió en el alma. Ella continuó:

- Pero supe que era algo que debías saber porque a la larga iba a ser mucho peor, pero tú, en cambio, te lo has callado


No dije nada, estaba hundido. Ella hablaba con mucha tranquilidad, sin aspavientos ni gritos. Dijo:

- Me has traicionado, Carlos

- No, tomé una decisión pensando que sería lo mejor para ti

- No, me has traicionado, me has engañado con algo de vital importancia para mí

- No era esa mi intención


Fui a acercarme a ella pero se apartó diciendo:

- Ni se te ocurra tocarme


Me retiré dos pasos, asustado por como actuaba. No dije nada, turbado ante su dura mirada. Tras unos segundos, me dijo:

- No quiero saber nada más de ti

- ¿Qué? Pero Silvia…

- No pienso volver al trabajo, voy a buscar otro. Si quieres, échame o espera a que lo encuentre, me da igual, pero no pienso volver a trabajar contigo

- No, Silvia, no, por favor, no me hagas esto

- No quiero volver a verte, ni se te ocurra venir a casa o intentar ver a Gema, para ti ya no existimos


Y se fue. Me senté en el sillón y me llevé las manos a la cabeza. Y lloré.​
 
Solo voy a decir una cosa. Por muy bien que me caiga Carlos, se lo merece por tonto. Eso se lo debió decir en su momento.
Si es que es imposible ser más tonto y estúpido.
Que esto se va a arreglar es evidente, pero es que hay que tener más neuronas en el cerebro.
Me ha sentado muy mal este capítulo, aunque me lo esperaba.
Ahora va a tener que buscarla y arreglarlo. Y ahora sabiendo lo que siente Silvia y siente el seguro, acabarán juntos, pero esto podía haber pasado ya si no hace el mongolo.
 
A ver si reaccion es muy lógica y tarde o temprano se iba a dar cuenta. Es que hay que tener muy pocas neuronas para no ver qué si se diera cuenta iba a pasar esto
Pero no, se lo calla y ahora le va a costar que le perdone, aunque no dudo de que lo hará y los dos acabarán juntos. Pero ahora te deja con la angustia hasta los próximos capítulos.
 
Muy buen capitulo!! Ahora vamos a ver como solucionan todo. Y lo mas triste de todo, es que ella al focalizar toda la bronva, la frustración y traicion en Carlos, esta un pasito mas cerca de perdonar a Antonio.
Ahora vamos a ver como Cristina juega sus cartas para juntarlos a ellos.
 
Es normal el enfado de Silvia, primero su marido y luego su mejor amigo, pero que hacer en la situación de Carlos yo creo que obró bien en no decir de primeras lo de la infidelidad, podría haber sido un desliz y acabar hay, pero no el cabron de Antonio esta engachado a Rosa, supongo y espero que al final se arreglaran las cosas con Silvia cuando se le pase el enfado.

Carmen sabeis si recibe vis a vis en su nueva residencia :rolleyes:
 
A ver si reaccion es muy lógica y tarde o temprano se iba a dar cuenta. Es que hay que tener muy pocas neuronas para no ver qué si se diera cuenta iba a pasar esto
Pero no, se lo calla y ahora le va a costar que le perdone, aunque no dudo de que lo hará y los dos acabarán juntos. Pero ahora te deja con la angustia hasta los próximos capítulos.

Pues yo, en esa situación en la que metí a Carlos, no sé que haría. Es que es todo un dilema. Porque si lo cuentas en el momento de enterarte, cumples con la confianza depositada en ti pero es 100% seguro que todo cambiará, tanto en esa pareja como en la relación de ellos contigo, sobre todo el marido que ya no querrá verte ni en pintura.

Lo que sé es que ni de lejos lo tendría tan claro como tú porque me debatiría constantemente entre si destruir ese matrimonio por un "affair" temporal (el marido me cuenta que está arrepentido y lo ha dejado y no veo muestras de lo contrario) o si cumplir con mi amistad con ella... Situación peliaguda, al menos para mí.

Con esto no quiero decir que apruebe o no la decisión de Carlos. Esa decisión es por temas de guion, no porque yo actuaría así y lo apruebo, que luego alguno puede confundir autor con personajes ;)
 
Para mí y por mi experiencia personal, Carlos se equivocó, lo dije en su momento. Cuando se conocen estas cosas, lo mejor y cumpliendo con una amistad fuerte, es decírselo al interesado aún sabiendo el daño que se va a causar. Cuanto más se tarde en decirlo es peor, pues el daño va a ser mayor también y la amistad también va a sufrir.
Recomponer la amistad y confianza entre Silvia y Carlos va a costar sangre, sudor y lágrimas, muchas lágrimas y la ayuda de gente importante para ellos.
 
Sea como sea, se han complicado mucho las cosas.
Y para mí, respetando al resto, ha cometido un grandísimo error y lo que ha pasado se veía venir . Ahora a ver cómo arregla esto.
Primero tendrá que recuperar su amistad y mas adelante creo que, al haber atracción entre los dos, sigo confiando en que acaben juntos. Pero esto se ha complicado por su culpa.
 
Te entiendo. Pero yo creo que después de que Carlos haya tenido la oportunidad de darle todo tipo de explicaciones, lo que más lo complica todo es la reacción desproporcionada de Silvia, esa tendencia a la exageración melodramática que ya le conocíamos.
En fin, después de esta reacción de Silvia Carlos ya se va a acabar de hundir en la miseria. Más le valdría empezar de nuevo en ... Alemania, por ejemplo.
Que no, hombre.
Que esto se va a arreglar seguro.
Silvia es una mujer de carácter y entiendo su reacción, porque yo también soy explosivo, pero cuando se le pase y recapacite, y con la segura ayuda de Cris y Héctor, le harán ver que no lo hizo para hacerle daño y acabarán juntos. Además Gemma le adora y va a ser otra ayuda.
 
De momento, Silvia ha conseguido hundir en la miseria a Carlos, apartarlo de Gema y a esta la va a privar del cariño de Carlos y de pasárselo bien en la piscina. Y todo por su orgullo. Bueno a ver por donde sale esto, porque hay muchas posibilidades, y ese final bonito no solo no es el único posible sino que, además, ahora es uno de los más improbables.
No hay que olvidar que Antonio quiere a Silvia, él mismo lo ha dicho, no cambiaria a Rosa por Silvia, y que Gema a quien más quiere es a papi.
Si Silvia perdona a Antonio, me parecerá una gran decepción.
Una persona que es infiel, no es de fiar. Y el no lo ha sido una vez, si no por mucho tiempo.
Sin embargo, yo el final más probable que veo es que acaben juntos Carlos y Silvia.
No creo que perdone a Antonio.
 
Otra opción es que cuando Silvia reaccione y se de cuenta que está siendo injusta con Carlos, este este ya con Marina.
Así que más le vale tragarse el orgullo, ver qué el no lo ha hecho con mala intención y recuperar la amistad y probablemente más.
 
Yo en la misma situación de Carlos y con la misma información que él tenía, hubiera tomado la misma decisión. A ver,que cualquiera decisión era mala, pero lo hizo pensando en Silvia y pensando en que Antonio le dijo la verdad, de que lo había dejado. Quizá un poco ingenuo al creérselo y no comprobarlo, pero eso ya no tiene remedio. El que se equivocó fue Antonio, y un poco también Silvia, por dejarlo solo en Barcelona un mes entero.

Me hace gracia la reacción de Antonio echando la culpa a Carlos. Será gilipollas, en vez de asumir tu error, prefiere buscar chivatos.

Y la reacción de Silvia muy exagerada, pero comprensible, en cuanto reflexione y le da un oportunidad a Carlos, lo entenderá.

Ha sido un golpe duro tanto para Silvia como para Carlos, pero al final acabarán juntos, eso está cantado.

No concibo un final con Carlos sin pareja.


 
Carlos siempre se lavó las manos. Claro, era buen tipo, te brindaba su tiempo y pertenencias, pero nunca profundizaba en los diálogos, no se mandaba a dar una opinión real, sólo escuchaba y decía poco.

Entiendo que se quede callado, pero apenas pasó lo de Carmen, él debió corresponder a su amiga. Se calló por miedo, para no complicarse la vida, por conveniencia propia.

Lo tiene bien merecido.

Igual, espero se dé cuenta de su error y se arriesgue, y si no, entonces que no espere amistad verdadera.
 

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