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Silvia
“¿Salimos a la terraza, Cris? Así no despertamos a los nenes con nuestra charla” le dije a Cris. Acabábamos de terminar de cenar en su casa donde habíamos ido a verlos Carlos, Gema, Cristi y yo.
Cris asintió pero Héctor dijo:
- ¿Vamos nosotros al despacho y revisamos el juego?
Cristi, rápidamente, dijo:
- Sí, sí
Y Carlos rio asintiendo. Cristi lo había pasado fatal durante la hospitalización de Héctor, ella adoraba a su tío, y aunque no le contamos toda la historia, sí había ido a verlo al hospital, llorando sin para. Ahora, en cambio, estaba emocionadísima, cogiendo de la mano a Héctor y tirando de él para ir al despacho, pero Cris dijo:
- A ver, no me lo canséis mucho ¿eh? Y nada de hablar de trabajo, Carlos, aunque te pregunte
- Lo sé, lo sé
Y Cristi dijo:
- Tita, si esto relaja al tito, le encanta que hablemos sobre nuestro juego jiji
Salimos fuera Cris, Gema y yo. Allí nos pusimos a charlar hasta que Cris, lanzó un gran suspiro y le pregunté:
- ¿Qué pasa, Cris?
- Nada, que no paro de darle vueltas a la locura de Sara, no me explico por qué ha hecho eso… Y encima lo de Alberto, con lo que lo he ayudado
- Ya ves
- Que tonta soy, de verdad, no sé como pude estar liada con ell…
Le hice un gesto hacia Gema. Cris no quería contar su trío con esos dos. Cris se dio cuenta y rectificó:
- Liada con ese capullo y amiga de esa cabrona
- Recuerdo que ya entonces, cuando estabas con él, eran los dos mmmm especiales
- Sí pero me siento… sucia por aquello
Miré a Gema que parecía no prestarnos mucho caso, con un vaso de té helado en la mano y mirando el cielo negro. Cris siguió contando que seguían sin localizarlos ni a Sara ni al tal Alberto, que oficialmente no habían salido de la UE, que habían interrogado a las familias pero que los dos llevaban años sin contactar con ellos, que no estaban ninguno de los dos casados y no se les conocía pareja, y que a la chica que se hacía pasar por ella no la habían identificado aún, no tenía antecedentes aunque seguramente sería una prostituta… Seguimos un buen rato hablando Cris y yo, sin que Gema apenas interviniera. Entonces Cris dijo:
- Bueno, ya está bien de esos cabrones… La policía cree que intentarán huir a otro país si no lo han hecho ya por medios ilícitos… A mí me parece bien, que no vuelvan y nos dejen en paz… Menuda obsesión tenía Sara conmigo, dan un poco de miedo estas cosas ¿No?
- Sí, claro, casi matan a Héctor ¿No va a dar miedo?
- Y todo para que me enfadara con Héctor por pensar que me engañaba, para destruir mi matrimonio
- Muy loca hay que estar
- Ah, y no sé si te lo he dicho… esa chica, la prostituta, fue la que abordó a Héctor en el evento ¿Te acuerdas de aquello?
- ¿La que se desnudó?
- Sí, se ve que fue su primer intento
- Madre mía, Cris
Cris dijo con orgullo:
- No contaban con como es mi Héctor
- Ya
Nos quedamos calladas y le hice un gesto a Cris para que mirara a Gema. Algo le pasaba, llevaba muy abstraída desde hacía días, pero hoy más. Cris dijo:
- Gema, que te duermes
Gema sonrió y dijo:
- Os estoy escuchando, y estoy alucinada con esa loca
- Ah, como estás tan callada
- Tita, entonces lo del tito seguro que no fue porque tenga problemas del corazón ¿No?
Cris dijo:
- El médico nos dijo que debe tener cuidado con el estrés y que tras esa mezcla de porquerías que le dieron, debe cuidarse un poco, pero que no ven nada serio
- Menos mal
- Pero vamos, no pienso que toque algo del trabajo hasta dentro de un mes mínimo, que eso es lo que más nervioso lo pone
Nos callamos asintiendo hasta que Cris, con una risita dijo:
- Bueno, le pone otra cosa más nervioso jiji
- Jajaja, pero no le estarás provocando ¿no?
- Ay, no no, pero ya sabes como es, aún estando tan gordísima y horrible, me ve medio desnuda y la cosa se le anima de inmediato jiji
- Jajaja, horrible dice
- Mira que piernas tengo, parecen dos jamones, que horror
- ¿Y le has preguntado al médico por el sexo?
- Sí, claro, y dijo que lo podíamos hacer sin problema pero con tranquilidad, y sin viagra… ya ves tú, como si Héctor necesitara eso conmigo jajaja
- Jajaja
- Pero lo hablé con él y le dije que mejor lo dejábamos un tiempo, hasta que se quitara del cuerpo toda esa porquería que le inyectaron, que no me fio nada de nada
- Pero eso ya lo habrá asimilado, no quedará nada
- Ya, pero, no sé, me da miedo
Asentí, con el susto que tuvo Cris, era normal ser precavida aunque yo pensaba que se estaba pasando, que Héctor pronto se aburriría sin hacer nada y sin sexo. Entonces Cris, poniendo cara de culpabilidad dijo:
- Pero anoche…
- Jajaja, ya me parecía a mí
- Ay, es que me mira de esa forma que me pone tanto que no puedo evitarlo… pero fue muy tranquilito ¿eh?
- Jajaja
- Un polvete tranquilo y muy cariñoso, justo lo que necesitaba… Bueno, tranquilo pero sin que falte mi orgasmo, claro jajaja
- Jajaja, habrá que ver lo que entiendes por tranquilo jajaja
- Jeje, bueno, se empieza así y luego se termina… en fin jajaja
- Como eres jaja
- ¿Cómo soy? Vamos que tú te aguantas mucho con ese marido que tienes jajaja
- Oye, que me vas a escandalizar a la niña
Gema nos miró meneando la cabeza y dijo:
- Sé perfectamente que las dos sois unas salidas
- Jajaja
Nos quedamos calladas mientras las risas se apagan hasta que Cris dijo:
- Bueno, Gema ¿Qué te preocupa?
- ¿A mí? Nada
- Tu madre dice que es por un chico, ese con el que has pasado varias noches fuera
Gema, visiblemente nerviosa, negó con la cabeza. Cris insistió diciendo:
- Pensábamos que era un lío de verano pero viéndote tan apagada ¿Es más?
- No, no, eso está acabado y bien acabado
- ¿Por ti o por él?
- Por mí, no significa nada
- ¿Nada y estás así de triste?
Gema suspiró y dijo:
- Es que esta mañana… mmmm fui a ver a Fran
Cris y yo nos miramos. De nuevo Fran. Eso lo explicaba todo. Cris preguntó:
- ¿Cómo está? ¿Se está recuperando bien?
-Sí, bien… bueno, está como un cristo, ha perdido algún diente pero ya puede hablar y comer con normalidad, y lo que más le duele es la zona de las costillas, pero es fuerte, se recuperará
- Le habrás dicho que no se enfrente más a los ladrones y que le dé todo ¿No?
- No le tengo que decir nada, no es tonto, pero sí se lo he dicho, veremos si hace caso
- ¿Y?
Gema suspiró de nuevo y dijo:
- Al fin me ha contado la verdad de por qué me dejó
Cris me miró sorprendida y curiosa. Las dos sentíamos mucho que esa relación hubiera acabado de aquella forma, pero eran muy jóvenes, a esa edad los chicos no han madurado nada y Fran, aunque sí parecía maduro, seguro que se asustó. Eso es lo que las dos habíamos pensado. Miramos a Gema esperando a que nos contara. Tras unos segundos dijo:
- Dice que me dejó por mi bien
Y nos contó lo que Fran le había dicho. Gema terminó diciendo:
- Es… es un puto cobarde, eso es lo que es, y un cabrón, me dejó por el dinero, porque piensa que valoro más eso que el amor que sentía por él, imbécil
Vi que le caían dos lágrimas por las mejillas que se limpió con rabia. Respiré hondo y le dije:
- Entiendo que estés enfadada con él pero...
- ¡¡Mamá!! ¿Ya vas a defender a Fran? Siempre defendiéndolo, tú y papá tenéis obsesión con él… es un cabrón, lo fue y lo sigue siendo
- No es defenderlo, es tener más información
- ¿De qué? ¿Tampoco me ha contado esta vez toda la verdad?
- Sí, pero él no sabe todo
Vi como Gema y Cris me miraban con curiosidad. Les dije:
- Esto que os voy a decir ahora se lo contó Paco, el padre de Fran, a tu padre hace unos años, cuando su mujer los dejó definitivamente, y no lo sabe Fran
- ¿El qué?
- Paco no es el padre de Fran, no puede serlo, le ocurrió algo de niño, no sabemos si un accidente o enfermedad, pero fue algo que le impide tener niños, es más, le impide tener relaciones sexuales… Carlos no quiso ahondar, el hombre estaba muy avergonzado cuando lo contaba, pero la cosa es que no podía ser padre
- ¿Entonces?
- Fran es hijo de su hermano menor, que estaba casado pero se acostaba con la madre de Fran. Se quedó embarazada pero el hermano no quiso abandonar a su familia en ese momento por temas económicos o algo así, y acordaron que ella se casaría con Paco, el cual asumiría la paternidad, y mientras la madre y el hermano seguirían viéndose
- Oh
- En la práctica, era como si el hermano fuera polígamo. Y encima, Paco estaba enamorado de ella, y ella lo sabía y lo manipulaba como quería. Imaginad la situación de Paco, viendo a su hermano llegar a su casa cada poco para acostarse con la mujer que amaba pero con la que no podía hacer nada
- Madre mía
- Paco le cogió mucho cariño al niño, pasaba mucho tiempo con el niño pero el hermano no y Paco se convirtió en su verdadero padre. Y las cosas iban razonablemente bien para la madre, al hermano le iba bien en la vida y le daba muchos caprichos, se acostaba con él, y tenía a Paco para las cosas más mundanas. Pero pronto la madre se empezó a cansar de ser la segunda, le empezó a exigir que se divorciara y se casara con ella. El hermano, a base de regalos la tuvo más o menos dócil pero cuando Fran tenía 4 o 5 años el hermano tuvo problemas económicos y cogió el resto del dinero que le quedaba y desapareció, migró donde fuera dejando a sus dos familias sin nada
Gema y Cris me miraban con la boca abierta, la misma expresión que puse yo cuando Carlos me lo contó. Continué:
- Y ahí empezaron los verdaderos problemas dentro de esa casa. Ella le ponía los cuernos sin disimulo, no se ocupaba de Fran, ni de la casa, casi no trabajaba… en los últimos años hasta se llevaba a los tíos a la casa
- ¿Y Fran?
- Por eso Fran acompañaba siempre a Paco al trabajo, él lo quería mantener alejado de ella porque bebía, le gritaba, le decía que Paco era un eunuco, que no era su padre… Pero Paco le decía a Fran que no era cierto, que era solo que la madre tenía un mal día, e intentaba que no se quedara mucho con ella
- Oh
- Y poco a poco, Carlos se fue enterando de la situación en esa casa, y ya lo conoces, siempre se preocupa por los demás, y siempre invitaba a Fran cuando venía con el padre y le decía que lo dejara con nosotros mientras él iba a las otras casas, y encima, tú hiciste muy buenas migas con él desde casi el principio, Gema, y Fran te adoraba
Gema asintió, aún con la boca abierta. Seguí:
- Entonces, con esa situación familiar, Fran se debió asustar mucho, él tenía un modelo de familia totalmente anormal, y su madre siempre lo menospreciaba, le decía que era un inútil, que acabaría como Paco, que haría infeliz a su mujer… Por eso no me ha extrañado mucho que te dejara por esa causa
- Pero… pero eso no lo justifica, mamá, fue un cobarde, debería haber sido fuerte, y luchar por nosotros… fue un cobarde y sigue siéndolo
Cris intervino diciendo:
- Pues ese cobarde hizo la cosa más valiente que he visto en mi vida
Miré a Cris negando con la cabeza. Gema, rápidamente, preguntó:
- ¿El qué?
- No, bueno, me refería a que… no sé, quedarse en esa casa, con su padre y…
- No, tita, no te referías a eso
Entonces Gema me miró y dijo:
- Tiene que ver con algo que hizo cuando me perdí, y por lo que tanto adoráis a Fran ¿Verdad?
No dijimos nada. Ella insistió:
- ¿Por qué me lo ocultáis? Siempre igual, mamá, cuando os pregunto desviáis la conversación, pero hoy no, estoy harta de tantos secretos
Cris dijo:
- Es que tuviste muchas pesadillas, Gema, y lo olvidaste y mejor así, no merece la pena…
- Quiero saberlo
- Pero…
- No, ya está bien… Fran me deja por mi bien, vosotras no me contáis las cosas por mi bien ¿No puedo decidir yo lo que es por mi bien?
La miré, indecisa. Carlos y yo lo habíamos hablado mucho pero sin decidirnos y como la cosa fue perdiendo importancia con el tiempo, ya pensábamos que nunca sería necesario reavivar esos recuerdos. Le dije:
- Tuviste un trauma cuando te perdiste. Fuiste al psicólogo y con el tiempo lo superaste y lo olvidaste… Mejor que se quede así
- No, aún tengo pesadillas de estar en un lugar oscuro… no puedo dormir si no hay algo de luz en mi habitación…
- ¿Aún tienes pesadillas? Nos habías dicho que ya no…
- Mamá, por no preocuparos, pero las tengo de vez en cuando y no sé por qué
Gema dijo:
- Tita, cuéntamelo tú
- Pero yo no…
- Por favor
Cris me miró y, tras unos segundos, asentí. Entonces ella suspiró y dijo:
- Fue en primavera cuando tenías mmmm 12 años ¿no, Silvia? Y tu hermano unos 7 u 8, y Cristi 2 o 3 añitos… Habíamos ido de acampada, vosotros cinco, Héctor, yo y Fran. Todo iba genial, los chicos se pusieron a montar las tiendas y nosotras fuimos a pasear con los niños. Y tú, Gema, te fuiste a explorar con Fran, como siempre los dos juntos.
Luego, volvimos cuando estaba todo montado y empezamos a preparar las cosas para cocinar. Los chicos sacaron la barbacoa e hicieron un fuego, y nosotras con el resto de la comida y los nenes. Y cuando ya íbamos a comer, nos dimos cuenta que tú no estabas, Gema. Le preguntamos a Fran pero él había estado con Carlos, ayudándolo. Empezamos a llamarte a gritos y nada. Y Fran empezó a llorar y a decir que era culpa suya, que tú le habías dicho de ir a recoger flores para su mamá pero que Carlos le llamó y fue con él, dejándote sola para ir a por las flores. Salimos a buscarte, yo con Héctor y Carlos con Fran y Fer. Silvia se quedó en el campamento con los nenes. Y cuando volvimos sin que ningún grupo te hubiese encontrado, nos pusimos nerviosos. Llamamos para que nos ayudaran a buscarte, dimos vueltas y vueltas, gente de un pueblo cercano vino a ayudarnos en las batidas. Se hizo de noche y nada, seguías sin aparecer.
Miré a Gema que estaba asombrada. Ella llevaba años pensando que había sido cosa de un ratillo perdida, no de horas. No me gustaba nada rememorar aquello. Dije:
- No te puedes imaginar como estábamos todos, pero el que peor estaba era tu padre. Ya sabes que había perdido a su primer hijo cuando se casó en EEUU y te buscaba sin descansar. Jamás lo había visto así ni lo he vuelto a ver. Imagínate, con lo tranquilo y seguro que es siempre, que afronta todo con decisión ¿verdad? Pero aquel día se había quedado afónico de tanto llamarte, lloraba, temblaba… Por Dios, cada vez que me acuerdo…
Cris dijo:
- Sí, Héctor estaba asustadísimo pensando que le iba a dar un ataque mientras lo acompañaba por el campo llamándote
- Y no descansó en ningún momento, volvía al campamento, veía que no estabas y salía de nuevo
- Y tú, Silvia, en fin, Gema, tu madre tenía que estar con tus hermanos que no entendían lo que pasaba, solo lloraban y ella manteniendo el tipo por ellos, pero con una pena y una angustia que…
- No me lo recuerdes, Cris, pero no era solo miedo por que estuvieras perdida, es que no te habías llevado tu bolsa para lo del azúcar, eso me tenía obsesionada, loca de temor
- Sí, cierto, y también empezamos a pensar que no te habías perdido, siempre habías sido una niña obediente y lista, no te podías haber ido tan lejos sola y lo que nos imaginamos es que te habían secuestrado
Gema dijo:
- Oh, mamá
- Sí, eras ya tan guapa de pequeña y hay tanto loco pervertido que…
Cris continuó:
- De noche, se repartieron linternas y seguimos buscando en grupos. Yo me quedé con tu madre para cuidarla por si se derrumbaba, y con los niños, incluido Fran que ya no dejamos salir más a buscarte porque era de noche, por si también se perdía. Fran estaba totalmente desolado, se echaba la culpa, decía que no debería haberte dejado sola, que toda la culpa era suya. Y sin darnos cuentas, se escapó.
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Ocho años atrás
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Fran
Cogí una linterna sin que me viera Cris y salí de la tienda sin que se diera cuenta. Cuando estaba lejos, la encendí y me puse a buscar a Gema. Todo esto había pasado por mi culpa, le había prometido a Gema no dejarla sola y justo eso había había hecho, dejarla sola. Ella había venido a por mí diciendo:
- Ven, vamos a ese campo de flores que vimos antes, quiero coger un ramo para mi mamá
- Es que tu padre quiere enseñarme como hacer un fuego ¿Podemos ir luego?
- Mmm vale, pero no tardes
Y había tardado, y ella se había ido sola, y ahora estaba perdida por mi culpa. Mi madre siempre lo decía, que era un tonto, un inútil, “Y tiene razón, lo soy”.
Caminé en la dirección que pensaba que estaba el campo de flores, aunque Cris me había dicho que ya habían buscado allí. La llamé gritando con todas mis fuerzas “GEMAAAAAA, GEMAAAAAA” y nada. Seguí andando, dando vueltas, llamándola. Tuve ganas de sentarme a llorar pero no, no podía descansar, Gema estaba sola, estaría asustada y no, no podía parar “GEMAAAAAA, GEMAAAAAA”.
Tras andar y andar durante mucho rato, casi sin poder ya gritar, muerto de sed y de hambre, de pronto, me pareció escuchar algo. Me paré agudizando el oído. No se escuchaba nada. Iba a seguir andando cuando sí, era ¿Un grito? No sé como, conseguí seguir gritando “GEMAAAAAA, GEMAAAAAA” y entonces lo escuché, muy apagado pero escuché “aquí aquí”. Mi corazón saltó y mis gritos fueron mayores “¿DÓNDE, GEMA, DÓNDE? GRITA”. Poco a poco, siguiendo la voz, me fui acercando pero no la veía. Le pregunté a gritos:
- NO TE VEO, GEMA ¿ME VES? ESTOY MOVIENDO UNA LINTERNA
Gema contestó, pero con una voz rara, casi sin fuerza:
- No veo nada, me he caído
Me arrastré por el suelo buscándola, se había caído, y de pronto lo vi, un agujero, un antiguo pozo o algo así, con unas maderas rotas. Me asomé y grité:
- ¿Estás ahí abajo?
Y moví la linterna, pero no se veía nada. Entonces Gema dijo:
- Sí, la he visto
Mi corazón saltó de alegría, la había encontrado, al fin, y estaba bien. Pero ella dijo:
- Mis… mis medicinas
- ¿Qué?
- No me encuentro bien
Y supe a qué se refería. Ella me había hablado de su enfermedad, del cuidado que tenía que tener, de medirse, de tomarse medicina, me había explicado lo que tenía que hacer y qué podía pasar… Me entró miedo, yo no tenía la medicina. Le dije:
- Espera, voy a buscártela
- No, no me dejes, Fran, tengo miedo, no se ve nada, todo está oscuro, y me siento mal, no me dejes
Me debatí, no sabía que hacer. Ni siquiera sabía donde estaba, me había desorientado. Miré a mi alrededor. No veía a nadie, ni se escuchaba a nadie. Empecé a sentir pánico mientras escuchaba llorar a Gema. Pensé en tirarme pero ¿Y sus medicinas? Una vez me había dicho que se podía morir sin ellas. Le dije:
- Voy a ir a por tus medicinas, vuelvo muy rápido, te lo juro
- No, no te vayas, te vas a perder como yo y…
- No, no me perderé, te lo juro… Toma, mi linterna, para que no tengas miedo ¿Tienes frío?
- Sí
Me quité la camiseta. Hacía frío pero como pensaba correr, me daba igual. Envolví la linterna en la camiseta y la tiré al agujero. No tenía ni idea de lo profundo que era. Le dije:
- Arrópate con mi camiseta, ahora vengo
Y salí disparado. Corrí hasta salir a un claro. Allí miré a mi alrededor. Vi un árbol raro y lo guardé en mi memoria para referencia. Miré más lejos, no se veía casi nada, no había luna, pero me pareció distinguir luz a lo lejos. Salí corriendo en esa dirección. Me caí varias veces pero me levantaba sin pensar. Al fin llegué al campamento, no me había confundido con la luz. Entré corriendo en la tienda donde estaban Cris y Silvia y les pregunté:
- ¿Dónde están las medicinas de Gema?
Las dos me miraron con espanto. Cris dijo:
- Dios mío, Fran ¿Qué te ha pasado? ¿Y sin camiseta? Ya hace frío, y tienes el cuerpo lleno de arañazos y...
Localicé la bolsa y la cogí. Salí disparado gritando:
- La he encontrado, seguidme
No miré atrás, pero escuché a Cris gritando mi nombre.
Cristina
“Fran, Fran, para” grité pero el chico corría como una bala. Lo seguí como pude. Más de una vez a punto de caerme pero el chico no paraba. Lo perdí de vista y grité. Él respondió con un grito y seguí en esa dirección.
Al final lo encontré, parado y mirando hacia abajo. Se tumbó y escuché como decía:
- Gema, ya la tengo
Corrí más y cuando llegué al lado de Fran, él lloraba y decía:
- No… no contesta
Miré abajo, había un agujero. Dije:
- ¿Está ahí?
- Sí
- ¿Seguro, Fran?
- Sí, he hablado antes con ella, le di mi linterna pero ahora no contesta ¿Se ha muerto?
Me agaché apuntando mi linterna pero no veía nada ¿Qué profundidad tendría? Fran lloraba a mi lado y grité:
- Gema, Gema ¿Estás ahí?
Nada, no se escuchaba nada. Pensé en bajar pero ¿Cómo? Le dije a Fran:
- ¿Seguro que está ahí? ¿No te equivocas?
- No
Grité de nuevo:
- Gema, mueve la luz
Nada. Entonces dije como para mí misma:
- Hace frío, y sin sus medicinas lo mismo se ha desmayado si le ha dado una bajada de azúcar
Fran dijo:
- ¿Se ha desmayado?
- Puede ser
- ¿Con sus medicinas se curará?
- Sí, pero tenemos que ver…
Y, de pronto, ese chiquillo se tiró al agujero sujetando la bolsa contra su pecho.
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Cristina
- Me quedé muerta viendo como Fran se tiraba por ese agujero, sin dudarlo, todo determinación. No me digáis que no es lo más valiente que hayáis escuchado alguna vez, porque no teníamos ni idea de si el pozo era de 10 metros o 2, ni idea, pero Fran ni se lo pensó cuando me escuchó que con las medicinas te recuperarías.
Miré a Gema que estaba alucinada. Continué:
- El pobre chiquillo se había tirado a plomo. Luego nos enteramos que tú caíste resbalando por el borde, fue una caída más lenta, pero él no, a plomo
- ¿Y de cuánto era el pozo?
- Tres o cuatro metros, se podría haber hecho mucho daño
- ¿Y qué pasó?
- Cuando pude reaccionar por la sorpresa, me puse a gritar como una loca, y Fran dijo que estabas allí, murmurando, le grité si sabía que hacer y él dijo que sí, que tú le habías enseñado y lo hizo muy bien y al poco empezaste a reaccionar
- Me… me salvó
- Sí, y no solo eso, en la caída se había hecho daño, se había ¿Fracturado un tobillo, Silvia? Bueno, algo así, luego estuvo un tiempo escayolado… pero él no se quejó nada, se quedó allí durante las casi dos horas que tardamos en sacaros entre que avisé, vinieron y trajeron una escala… en fin, dos horas donde él solo decía cosas del tipo “Gema tiembla, Gema necesita ropa, Gema necesita agua”… todo era Gema, Gema… y él ni palabra de su pierna que debía dolerle horrores
- ¿Y por qué?
- Yo creo que él estaba tan preocupado por ti que ni se daba cuenta
- Jo
- Y a la hora de sacaros fue muy complicado porque tú te negabas a soltarlo. Te habías abrazado a él, cogiéndole una mano que no querías soltar. Fue una odisea convencerte porque no había espacio para que salierais juntos
Miré a Gema que estaba observando el suelo con lágrimas resbalándole por las mejillas. Cris continuó:
- Y os sacamos al fin, los dos con chaquetas de hombre grandísimas para vosotros pero es lo que habíamos conseguido echaros por el agujero para que os abrigaseis, y allí estábamos todos, atendiéndote. Y aunque habíamos felicitado a Fran y le habíamos echado un ojo, nadie se dio cuenta de su pierna, la urgencia eras tú. Y Carlos, dios, como estaba Carlos, que infinito alivio mostraba en su cara. Habían traído una camilla para ti y te pusimos en ella para volver. Entonces Carlos te soltó para que se te llevaran y preguntó por Fran, se nos había olvidado. El pobre se me había acercado en algún momento para preguntarme si te pondrías bien y cuando le dije que sí, que no se preocupara, me olvidé de él, todos nos olvidamos
- ¿Y qué le pasó?
- Nada, se había echado a un lado para no estorbar, pero cuando vio a Carlos llamándolo, se asustó, se pensó que le iban a echar la bronca, y dijo que era su culpa, que lo sentía mucho… el pobre siempre decía eso cuando lo felicitábamos incluso años más tarde ¿Verdad, Silvia?
Asentí y dije:
- Fran siempre ha pensado que todo fue por su culpa, por dejarte sola, que te lo había prometido y te fallo
Gema soltó un jadeo y comentó:
- Por eso me dijo el otro día que había vuelto a fallarme
- ¿Te ha fallado ahora?
- No, bueno, él lo piensa pero no… ¿Y qué más pasó?
Cris sonrió y dijo:
- Pues eso, el pobre chiquillo asustado, llorando diciendo que todo era su culpa, pidiendo perdón, y Carlos llegó a él, se arrodilló y lo abrazó llorando y dándole las gracias sin parar, diciéndole que nos había salvado a todos, a todos
Se me saltaron las lágrimas y dije:
- Era verdad, Carlos tenía razón. Si llega a pasarte algo, Gema, esta familia sería muy distinta, nada de alegría como ahora, y Carlos y yo no lo hubiéramos superado, eso seguro, nos salvó, ese chico que te encontró y te salvó él solo, nos salvó a todos, por eso siempre le estaremos agradecidos, eternamente
Y las miré, las tres llorando. Dije sonriendo:
- Tu padre fue quien se dio cuenta de la pierna de Fran, y lo cogió en brazos y lo llevó al campamento a pesar de que estaba reventado de toda la búsqueda, pero no dejó que nadie más llevara a Fran
Cris asintió diciendo:
- Héctor y yo lo intentamos, pero nada, Carlos quería hacer eso por Fran
Miré a Gema diciendo:
- Y a partir de ese momento, ya no había forma de separarte de él. Era llegar Fran a casa y saltabas corriendo y le cogías de la mano y siempre de la mano lo llevabas de un lado a otro, y cuando el accidente de tu padre, él no se separó de ti ¿Te acuerdas?
- Claro, de eso sí
Nos quedamos recordando y Gema dijo:
- Y por eso mis pesadillas, por ese agujero
- Sí
- ¿Cómo he podido olvidarlo?
- Creo que también fue gracias a Fran… los primeros días no había forma de que durmieras, no querías nada de oscuridad pero, aunque te dejáramos una luz en tu cuarto, en cuanto cerrabas los ojos, te ponías a gritar
- Ya
- Fran estuvo en el hospital un par de días por lo de su pierna. Cuando salió, vino a verte. Tú llevabas dos días sin dormir, y fue verlo y saliste disparada hacia él. Lo abrazaste, le cogiste de la mano y te lo llevaste al sofá. Al poco, te dormiste a su lado. Y estuviste así unos meses, Fran se tenía que quedar a dormir contigo porque sin tenerlo al lado, no dormías. Pusimos una cama junto a la tuya y le dabas la mano y así te dormías.
- ¿Sí?
- Sí, y te pasabas el día pegado a él, o de la mano o pegada. Y le decoraste la escayola ¿Te acuerdas, Cris?
Cris, sonriendo, asintió. Continué:
- Y con tiempo, poco a poco, empezaste a recuperar la normalidad, conseguiste volver a dormir sola, aunque siempre con una luz, y volviste a reír incluso cuando Fran no estaba, pero necesitaste tiempo y ayuda profesional, por eso no te lo queríamos recordar
- No creo que ahora me vaya a afectar eso, mamá, me afecta más saber lo que hizo por mí Fran, y sí, fue muy valiente, pero a los doce años. A los quince y ahora es un cobarde, y esto no me va a hacer cambiar de opinión
- Pero ahora entiendes su contexto, hija
- ¿Y por qué no me contasteis esto cuando cortamos? Me habría venido bien saber ese contexto
- Hija, no teníamos ni idea de que todo su miedo viene de su madre, de su experiencia familiar. Pensábamos que se había asustado por tener una relación seria a los quince años, que se había visto superado por eso, erais unos críos
- Ya, pero… Ufff ¿Y qué queréis? ¿Que lo perdone?
- Hija, eso es cosa tuya, solo te estamos contando las cosas como las vemos y las conocemos
Gema bufó de nuevo y luego dijo:
- ¿Sabes que le intenté dar una oportunidad este verano y el cabrito me dijo que tenía novia? Pues hoy me ha dicho que era mentira, que era para alejarme
- Vaya
- Y luego va y me dice que aún me quiere ¿Os lo podéis creer? Me da mensajes contradictorios todo el tiempo… Hace semanas me besa de una forma increíble, y luego me dice que tiene novia y ahora que aún me quiere… Yo… yo no puedo con esto, ahora no… Menos mal que me voy en menos de dos semanas y así desconecto de todo esta… esta mierda
Y Gema se levantó enfadada y entró en la casa. La escuchamos entrar en el cuarto de baño. Suspiré y Cris dijo:
- Desde luego, ese chico tiene un buen lío en la cabeza
- Ya, mira que le dije que tuviera cuidado con ella y no hace más que confundirla
- Sí, pero vamos, yo a su edad era peor, mira los líos que tenía y lo ciega que estaba… No puedo darles lecciones, yo no
- Mmmm yo tampoco, no tenía tantos líos pero me enamoré de uno que al final me salió rana, aunque me dejó a mi Gema, solo por eso, mereció la pena
- Ya te digo jeje... Ay, me duele la espalda ¿Vamos dentro? Que le voy a leer la cartilla a mi Héctor, tiene prohibido el ordenador y se está pasando
- Hala, castigado como los niños pequeños
- Jeje, es que se emociona y luego el estrés…. las emociones que las deje para la cama, que luego tiene que cumplir jajaja
- Pero con tranquilidad
- Por supuesto… cinco minutos de besitos tranquilitos y luego PUM PUM PUM jajaja
- Jajaja
Dani
Bajé el brazo con fuerza y retumbó el PLAS en la habitación, junto a un quejido de Sara que ya no tenía fuerzas ni para gritar. La miré. Sara colgaba casi inerte con sus brazos alzados y atados a una cadena que colgaba del techo. Tenía una mordaza de bola metida en la boca y la cara bañada de lágrimas y sudor.
A unos metros de ella colgaba en la misma situación Isa, también amordazada. La miré y vi que se había desmayado. Los cuerpos de ambas estaban rojos y llenos de señales. El de Isa estaba bastante peor ya que de ella se habían encargado los dos guardaespaldas colombianos de mi madre, dos mulatos grandes llamados Samuel y Tomás, que se habían ensañado con la pobre chica. Los tres estábamos sin camiseta, los cuerpos sudorosos después de media hora azotando a las dos chicas.
Me giré y miré a mi madre que, sentada en su silla de ruedas, nos observaba. Esto era un castigo que ella había ordenado una vez que se había enterado del desaguisado que había montado Sara. Los guardaespaldas de mi madre habían traído a Sara, Isa y Alberto al caserón propiedad de una de las empresas de mi madre, que se usaba de vez en cuando para grabaciones de porno extremo, otro de sus negocios. Pero esta vez no era para grabar, era por enfado de mi madre, estaba muy cabreada.
Le dije:
- Madre, la chica se ha desmayado otra vez, y Sara está a punto
Ella movió su silla motorizada hasta ponerse al lado de Sara. Me dijo:
- Quítale la mordaza
Lo hice y Sara, con un hilo de voz, dijo llorando:
- Per.. perdóname, Carmen, por favor, no sigas, no puedo más
- Debería decirle a Samuel que siguiera azotándote, maldita zorra, en menudo lío nos has metido
- Lo siento, Carmen, lo siento
Vi en los ojos de mi madre la intención de no querer terminar con el castigo, pero al final se suavizó su mirada y dijo:
- Samuel, llévala a nuestro dormitorio
- Sí, señora
Miramos como Samuel la desataba y la cogía en brazos, saliendo de la habitación. Le pregunté a mi madre:
- ¿Qué hacemos con la chica?
Mi madre la miró despectiva y dijo:
- Me da igual, divertíos con ella si queréis
- ¿Y con el amigo de Sara?
- Pegadle un tiro… Tomás, encárgate tú
- Sí, señora
Tomás se dirigió hacia la puerta pero entonces mi madre dijo:
- No, espera,… Dejadlo donde está
La miré extrañado. Ella no quería testigos ni nadie que nos señalara. Tanto ese tío como la chica no podían vivir, los dos me conocían y sabían de mi implicación, y mi madre no permitiría que se fueran de la lengua. La vi como sonreía y dijo:
- Sara se encargará de ellos… No los matéis aún
- Bien, señora
- Ahora vete, espérame en la escalera para ayudarme a subir
- Sí, señora
Tomás se fue y yo iba a seguirlo pero mi madre me paró:
- Tú aún no
- Dime, madre
- No me has traído a la zorra esa
- No… no me coge el móvil
- Pues busca la manera, no me falles tú de la misma forma que Sara
- No, madre, pero… te dije que la quiero para mí
- Y yo te dije que la trajeras y no me has hecho ni puto caso ¿Tengo que mandar a Samuel a por ella?
- No, madre, pero…
- Pero ya veremos, primero quiero que la traigas, no pienses, no se te da bien, hijo
Y vi como se iba manejando su silla. Sentí rabia por dentro, contra ella, contra mí, contra Gema. “Maldita zorra ¿Por qué coño no me coges el teléfono?” pensé con rabia. No entendía a Gema. La había visto disfrutar esa noche, disfrutar muchísimo, y ahora me bloqueaba las llamadas. No había querido ir a verla por todo el follón de Sara, pero algo tendría que hacer, mi madre ya no permitía más retrasos.
Necesitaba descargar mi frustración. Miré a Isa que colgaba desmayada. Podría usarla pero estaba harto de azotar, no era lo que necesitaba en ese momento. Necesitaba otra cosa.
Carmen
Me acerqué a la cama donde descansaba Sara. Cogí un bote de crema y me eché en la mano y comencé a esparcirlo con suavidad sobre el dañado cuerpo de Sara, que gimió al sentir el contacto. Le dije:
- Que zorra estúpida eres
- Yo no sabía…
- Sara, como sigas hablando llamo a Samuel para que siga azotándote así que calla la puta boca, no tienes excusa, has sido una subnormal
Seguí extendiéndole la crema por sus pechos donde Dani, a orden mía, se había ensañado especialmente. Sentí de nuevo la rabia dentro de mí y le dije:
- Hay que ser subnormal de poner una cámara en la puta habitación y luego no quitarla, ni apagar el puto servidor de los cojones, es que…
Le tiré con fuerza de un pezón. Sara se quejó y empezó a llorar de nuevo. Si tuviera fuerza, me encargaría yo misma de volver a azotarla, pero no podía. Le dije:
- Menos mal que la agencia no está a tu nombre, que no tienes nada a tu nombre y que aquí no estamos casadas, estúpida zorra, si no llego yo a pensar en todo…
Sara sollozaba. Continué:
- Mierda, Sara, tienes que madurar de una puta vez, cuando yo no esté ¿Qué vais a hacer? Tú una subnormal y mi hijo un lerdo inútil, os van a comer
- No… no digas eso, Carmen, te vas a poner bien y…
- ¿Ves? Lo que decía, una subnormal que aún cree en arcoíris y unicornios… Me muero, Sara, asúmelo de una puta vez
Sara sollozó. Meneé la cabeza. Bajé mi mano a su vientre y seguí con la crema mientras decía:
- Y a Dani te vas a tener que encargar tú de espabilarlo
- ¿Cómo?
- No lo sé, yo ya no tengo tiempo, pero debes hacerlo si queréis sobrevivir en nuestro mundo
- Pero sin ti… no sabemos…
- Por eso, joder, por eso, espabilad, coño
Bajé mi mano a sus muslos, también muy marcados por la fusta. Terminé con los dos y le dije:
- Vuélvete
Sara lo hizo con cuidado y muchas quejas. Tenía la espalda ensangrentada, pero nada que ver con como tenía el cuerpo la chica. Cogí un paño y le limpié la sangre y le desinfecté las heridas mientras le decía:
- ¿Qué piensas hacer con esos dos?
- ¿Con Isa y Alberto?
- Sí, coño ¿Quiénes va a ser?
- No… no dirán nada, son… Isa es buena chica y Alberto es inofensivo
Le di una palmada en el culo y Sara gritó pero de sorpresa, yo no tenía apenas fuerza. Miré su culo, lo tenía totalmente rojo y lleno de líneas marcadas. Le dije:
- Coño, Sara, que están en la grabación, que los pillarán, y hablarán porque son unos putos drogatas, lo sabes, y los guiarán a mi hijo, y todos caeréis, joder, piensa de una puta vez
- Pero…
- Pero nada ¿Qué vas a hacer?
Sara sollozó pero terminó diciendo:
- ¿Ma… matarlos?
- Tú decides cómo y cuando, pero que sea pronto, habrá que deshacerse de los cuerpos
- ¿Qui… quieres que yo… los mate?
- Te he dicho que tú decides
- Pero… son mis amigos, yo… no sé… ¿Puede… puede ser con un colocón final?
- Te lo repito, tú decides
- Bien
- Y Dani, como no me traiga a esa zorra… Se lo he dicho claramente, pero como siempre, se enfada y no reacciona… Es un puto crío
- Ya, es que la chica le gusta y…
- Eso me da igual, que se la folle cuanto quiera, pero debe traerla, la quiero aquí para mis planes
- Se… se lo diré
Terminé de ponerle toda la crema y Sara se volvió a poner boca arriba. Le dije:
- Como se ha enfadado por mi reprimenda, ya sabes con qué andará
Sara me miró sin comprender y luego asintió. Le dije:
- Pon las cámaras, mira su cuarto
Sara, moviéndose con cuidado, cogió un mando y encendió una tele enorme que había en la pared. Tecleó hasta que se vio su dormitorio en este caserón. No había nadie. La miré y ella volvió a teclear. En la siguiente habitación encontró lo que ya imaginábamos. Estaba Dani a cuatro en una cama, con Samuel dándole por el culo y Tomás follándole la boca. Miré a Sara y le dije:
- ¿Ves? Es que no falla, le reprendo por algo y luego busca que algún maricón le rompa el culo para sentirse humillado y dolorido
Lo cierto es que ni Samuel ni Tomás eran maricones, les iba todo, pero el problema era que Dani ya había hecho de putilla para ellos demasiadas veces. Le dije a Sara:
- Cuando yo no esté, os tendréis que encargar de esos dos
- ¿Por qué?
- Mi hijo ha sido muchas veces su putilla, no lo respetan y os traicionarán en cuanto les den dinero para hacerlo… Mejor quitarlos de en medio y os buscáis otros que no os follen, por eso nunca nos lo hemos follado, Sara, nos deben respetar, no vernos como sus zorras
- Ah
Le iba a decir que apagara la tele pero entonces vi que la miraba con interés. Suspiré, siempre le había puesto Dani y le gustaba verlo follar. Me limpié las manos con un paño y luego cogí lubricante y me los eché en los dedos. La miré y le dije:
- Siempre te pone verlo follar
Mientras le metía la mano entre las piernas. Sara, inmediatamente, las abrió y comencé a masturbarla. Al menos, esto aún podía hacerlo. Y mientras lo hacía pensé en como se había complicado todo por culpa de mi enfermedad. Había sido una estúpida esperando tanto para vengarme, me había acomodado, y ahora todo eran prisas ya que cualquier día de estos me daría un ataque definitivo o no recuperaría la lucidez tras uno de mis ataques. Pero lo tenía clarísimo, no podía irme de este mundo sin vengarme de Carlos.
Gema
No conseguía dormir, no paraba de removerme en la cama pero el sueño no me llegaba, y la causa estaba clara, no conseguía quitarme de la cabeza la conversación con mi madre y mi tía. Al final me incorporé, necesitaba tomarme algo para tranquilizarme.
Abrí mi puerta con cuidado, que ya estaba toda la familia acostada. Fui hacia la escalera y me quedé parada al escuchar un gemido. Meneé la cabeza pensando “Y se reía porque la tita es una salida”. Sonreí y bajé sin hacer ruido.
Carlos
Paré de moverme y escuché. Me había parecido escuchar un crujido en las escaleras. Silvia, debajo mía, me miró extrañada y preguntó:
- ¿Qué pasa?
- Mmm me ha parecido escuchar un ruido
Nos quedamos quietos unos segundos, y luego Silvia me empezó a besar mientras decía:
- Cariño, pero ¿Tú estás a lo que debes estar o qué?
- Sí, jeje, lo siento
- Sigue, que estoy a puntito
Y con sus manos poniéndolas en mi culo, me empujó dentro de ella para que siguiera follándola pero yo conocía bien los ruidos de esta casa y no estaba tranquilo. Me salí de ella con cuidado mientras decía:
- Un momentito, voy a ver
Me levanté y abrí la puerta una rendija. Miré y escuché unos segundos. Nada. La volví a cerrar. Silvia me esperaba en la cama meneando la cabeza pero sonriendo. Cuando llegué a la cama me dijo:
- Ven, anda, déjame a mí arriba
Me tumbé boca abajo y Silvia me cogió la polla que se me había bajado un poco. Se la metió en la boca y comenzó a chupar, consiguiendo rápidamente que se me volviera a poner dura del todo. Pensé que lo iba a dejar ya pero entonces se movió para colocarse en un 69. Me reí por lo bajo y dije:
- ¿Pero no querías un polvo rápido y tranquilito porque era tarde?
Silvia dejó de chupar y dijo:
- He cambiado de opinión y ahora quiero mi PUM PUM PUM
- ¿Qué? (riendo divertido) ¿Tu PUM PUM PUM?
- Ajá
Y volvió a meterse mi polla en la boca, reanudando la mamada. Me reí de nuevo sin entender de qué iba esto, pero saqué la lengua y lamí buscando su clítoris con mi lengua mientras ella lanzaba un gemido de placer.
Gema
Me hice una tila y salí fuera para tomármela, tumbándome en una hamaca. Me la fui bebiendo lentamente pero sin parar de pensar en Fran. Cuando me terminé la taza seguía sin sueño y me quedé mirando el bonito cielo nocturno. Y en algún momento me debí quedar medio dormida porque, de repente, di un respingo. Acababa de recordar algo de aquella noche.
Entré en casa cerrando bien la puerta y lavé la taza. Subí despacio y esta vez todo estaba en silencio. Entré en mi habitación cerrando la puerta con cuidado.
Carlos
Había salido del baño que teníamos en la habitación y miraba a Silvia, ya dormida y desnuda, solo tapada por la sábana hasta la cintura. Siempre le pasaba igual, se dormía enseguida tras un polvo de varios orgasmos. Entonces volví a escuchar el ruido, estaba seguro.
Me asomé a la puerta y vi como se cerraba la puerta de Gema. No me había fallado mi oído.
Salí y pensé en preguntarle si le pasaba algo. Al final bajé a la cocina a beber agua y vi una taza recién fregada. Seguramente se había hecho una infusión. Me asusté un poco ¿Habría tenido alguna pesadilla después de que Silvia le contara lo que ocurrió cuando se perdió?
Subí y pensé en llamar a su puerta para preguntarle, pero al final decidí que no, si se había tomado una infusión, mejor dejar que tenga efecto y que se durmiera. Estaría atento por si eran pesadillas.
Fui a mi habitación y entré sin cerrar la puerta para escucharla si se despertaba con miedo. Miré a Silvia y fui a taparla. Pero antes la observé bien y pensé lo que siempre pensaba. Silvia estaba en su plenitud, más guapa y atractiva que nunca, y seguía pidiendo un sexo pleno ¿Por cuánto tiempo se lo podría dar? Era muy injusto para ella tener que cargar con un viejo que, en unos años, no le podría dar lo que ella merecía, una vida plena en todos los aspectos, el sexual también. Cuando empezaran mis achaques serios y solo fuera una carga… Meneé la cabeza y la arropé.
Me acosté a su lado con cuidado para no despertarla. Supe que no iba a poder dormir entre los temores por el futuro de Silvia y por Gema. Suspiré y cogí el Kindle, sin dejar de estar atento a la puerta de Gema por si tenía que ir corriendo a consolarla por sus pesadillas.
Gema
Me tumbé y me quedé mirando el techo. Tras unos minutos, cogí el móvil y busqué su contacto. Escribí:
- ¿Duermes?
Al momento me respondió:
- No
- ¿Porque te duele o porque estás pensando?
- Porque estoy pensando
- Hoy me han explicado mi madre y mi tía lo que pasó el día que me perdí, lo había olvidado
- Lo sé
- Nunca me lo explicaste
- Me sentía culpable, y tus padres me pidieron que no te lo recordara
- Fuiste el héroe de la jornada
- No, te perdiste por mi culpa, te prometí que estaría contigo y no lo hice
Me quedé mirando la pantalla. Entonces escribió:
- Fue la primera vez que te fallé
- No es cierto
- Sí, y la segunda cuando te dejé
- Esa sí es cierta
- Y la tercera cuando te vi en la discoteca y no te saqué de allí
- Esa no es cierta
- Lo son las tres
- No, esta noche he recordado dos cosas de aquel día en el campo. La primera es que cuando me fui sola fue porque me enfadé contigo ya que me pareció que preferiste quedarte a hacer un fuego a estar conmigo, por eso me fui como una niña tonta, para buscar un sitio chulo y luego hacerte rabiar con él, pero me desorienté y me perdí… fue cosa mía, tú no te negaste, solo me dijiste que esperara un poco
- Pero yo debería haber ido contigo
- Me fui sola para hacerte de rabiar, Fran, fue una de mis estupendas decisiones, como la del otro día en la discoteca, decisiones mías, no tienes que estar todo el tiempo corrigiendo mis errores, soy una mujer adulta e independiente
- Sí, tienes razón pero si te veo en una situación mala, debo ayudarte, no dejarte sola
- No me dejaste sola, te pegaron una paliza
Fran no contestó. Seguí escribiendo:
- Y la segunda cosa que he recordado es a ti y a mí en ese pozo, abrazados, yo agarrándote una mano con fuerza, temblando, llorando, sin dejar que te movieras por miedo a quedarme sola, y tú a mi lado tranquilizándome y prometiéndome que nunca me ibas a dejar sola
- Lo recuerdo
- E incumpliste la promesa, me dejaste sola y destrozada a los pocos años
- Lo sé
- Como un cobarde
- Sí
- Yo hubiera hecho cualquier cosa por hacerte feliz, Fran, cualquier cosa y tú, con ese miedo, en vez de plantarle cara, decidiste que no ibas a hacer cualquier cosa por nosotros, que mejor dejarme sola, fuiste un cobarde
- Sí
- Y lo sigues siendo
- Sí
Sollocé, no había forma. Escribí:
- Buenas noches
- Espera
Miré la pantalla, estaba escribiendo:
- Estaba pensando en ir mañana a verte
- ¿Por qué?
- He pensado mucho en lo que me dijiste esta mañana, en esto que me dices ahora, incluso he hablado con mi padre
- ¿Y?
- Él también opina que fui un cobarde
- Ya
- Y tenéis razón, soy un cobarde, me dio miedo hacerte infeliz y ni me planteé seriamente que debería luchar por ti, no me veía capaz
- Está claro ¿Y para eso ibas a venir? ¿Para darme la razón?
- ¿Cuándo te vuelves a EEUU?
- En diez días
- Creo que me dará tiempo
- ¿Tiempo para qué?
- Para demostrarte que ya no seré un cobarde
Mi corazón dio un vuelco. No escribí porque me temblaban las manos. Él espero pero la impaciencia le pudo y escribió:
- Lucharé por ti, entiendo que no me quieras dar una oportunidad pero esta vez… esta vez lucharé porque no puedo seguir así, sin ti
Al fin, con emoción, le escribí:
- Diez días es poco tiempo para demostrarme eso
- Pues iré a tu universidad a demostrártelo
Sonreí y esperé. Fran escribió:
- ¿Te puedo invitar mañana a cenar?
Dejé que pasaran unos segundos, y decidí ponerle una prueba:
- ¿A un sitio caro de los que estoy acostumbrada?
- Una pulla merecida, lo sé
Sonreí mientras él seguía escribiendo:
- No es un sitio caro, pero sí es bonito y especial, te gustará
Arrugué la nariz ¿Un sitio donde habría llevado a otras chicas? No me gustaba la idea pero le dije:
- Está bien
- Gracias… te recojo sobre las… ¿Nueve de la noche?
- No, mejor nos vemos en el centro ¿no? Para qué vas a venir aquí
- Está más cerca de tu casa que del centro
- Mmm, bueno, vale
- Gracias, Gema, no te defraudaré esta vez
- Eso espero
- Buenas noches
- Buenas noches
Y tiré el móvil a la cama y me giré para ahogar unos grititos de alegría contra la almohada. Luego, más calmada, pensé “Pero no te emociones, con Fran todo es complicado, a ver si al final es verdad o se arrepiente”.