Lord Henry
Miembro muy activo
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Capítulo 14.
Según me contó al día siguiente, se duchó y se aplicó en su coño una pomada para cuando lo tenía irritado. Se acostó y me pidió que la abrazara para poder quedarse dormida. Yo no podía dormir y sobre las 8 me levanté para dejarla descansar. La verdad es que estaba deseando que me contara, me sentía bastante contrariado y un poco culpable por haber sido idea mía esta salida. Cogí el móvil y vi que tenía un mensaje de mi mujer cerca de las 4 de la madrugada: “Estamos en el piso de ellos. La verdad es que no me apetece mucho estar aquí”. Esa culpabilidad de la que hablaba se hizo más grande si cabe.
Hasta media tarde del siguiente día no hubo ocasión de que habláramos. En unos breves 20 minutos, mi mujer me contó su mala experiencia.
“Como te dije en el mensaje, me parecieron bastante creídos aunque estaban muy bien. En poco tiempo, María ya estaba enrollándose con su chico y ¡de qué manera! Un poquito escandaloso, la verdad. El chico que estaba conmigo quería lo mismo, pero le dije que me cortaba estar allí y me pudieran ver. Hablaron entre ellos y nos propusieron ir a su piso. María rápidamente dijo que sí, con lo cual yo no tenía alternativa. Si llegamos a tardar un poco más en el trayecto, habrían follado en el coche. Ya en el piso, me fue un momento al aseo y te mandé un mensaje. ¿No lo viste en su momento, no? No me apetecía estar allí. Cuando salgo del aseo, veo que María y su chico ya se habían ido a un dormitorio. Suspiré y pensé: “vamos a intentar pasar un buen rato”. No quería más alcohol y me ofreció una cocacola. Nos sentamos en el sofá y el chico me dijo: “nos llevan mucha ventaja, hay que ponerse al día”. Empezamos a besarnos y a los 2 segundos ya tenía su lengua en mi garganta. Le dije que fuera un poco más despacio y me contestó que le iba a ser difícil porque me veía muy follable y le gustaba llevar las riendas en esas situaciones. Nos fuimos a su dormitorio y con lo que me gusta que me desnuden, me acaricien y me digan cosas bonitas en ese momento, veo que él se desnuda y se tumba boca arriba en la cama con la polla supertiesa y dura. “¿Tú te has tomado algo, no?” le pregunté. “A lo mejor” me respondió y casi me ordenó que empezara a darle una mamada. Me dijo que me pusiera entre sus piernas abiertas y empecé a chupársela. Quería que me la tragara entera para lo cual empujaba con sus manos mi cabeza para que pudiera tenerla hasta el fondo en mi boca. Me dio una arcada y le dije enfadada que no me gustaba lo que estaba intentando. Me tumbé boca arriba y le dije que ahora le tocaba a él.
Me volvió a besar de manera salvaje, apenas me comió las tetas, con lo que me gusta y su lengua apenas estuve un minuto preparando mi coño. En su lugar, empezó a masturbarme metiendo 2 dedos en mi vagina y moviéndolos tan rápido que me hacía daño. Le dije que parara y no lo entendía pues creía que así las mujeres se corrían y se meaban de gusto. Sin perder más tiempo, me ordenó que me pusiera en la posición del perrito. No le entraba toda la polla porque yo no estaba preparada. Tuve que aguantar sus vaivenes y sus azotes en el culo. Le pedí ponerme encima para frotar mi coño con su polla. Fue el momento más placentero pues pude correrme al sentir la dureza de su miembro. “¿Ya has terminado? Pues ponte boca arriba que te voy a dar una buena ración de polla” me ordenó. Me la clavó de golpe y vi las estrellas por la rudeza de la maniobra. Pero ahí no acabó la cosa, empezó un metesaca salvaje que yo no sabía si lo iba a aguantar. No sabría calcular el tiempo que estuvo follándome así, pero te aseguro que alguna lágrima se me saltaba. Intentaba apretar su culo para que se corriera lo antes posible, pero nada. Estaba tan concentrada en que terminara y marcharme que apenas le presté atención a todas las groserías y barbaridades que me decía: “qué zorra eres; vas a ser mi puta; hoy te reviento a pollazos …” Por fin llegó el momento en el que me dijo que se iba a correr. “¡¡Me voy a correr en tu boca y en tu cara, zorra, puta!!” A pesar de lo que me decía, estaba deseando que se corriera aunque fuera en la cara. “No cierres los ojos y mira cómo te lleno de leche, puta”. Y empezó a correrse como un salvaje. Tuve que cerrar los ojos porque parte me cayó parte de su corrida y tragarme todo lo que había depositado en mi boca. También mi cara estaba pringosa. Me ordenó que siguiera chupándosela hasta la última gota. Y eso hice con tal de limpiarme y marcharme lo antes posible. Me levanté, cogí mis cosas y me fui al aseo para lavarme. Salí sin despedirme de nadie y cogí un taxi para volver a casa. No te haces una idea de lo dolorido que todavía tengo el coño. A partir de ahora, María que se mueva por su cuenta y que folle con quien quiera. Y a ti te digo una cosa, dijo mi mujer mirándome muy, muy seria, después de lo que ha pasado esta noche ni se te ocurra proponerme nada igual. Pero, sobre todo, no quiero que ningún chulo de mierda me diga que soy su puta, me insulte y me humille. Estás avisado".
Según me contó al día siguiente, se duchó y se aplicó en su coño una pomada para cuando lo tenía irritado. Se acostó y me pidió que la abrazara para poder quedarse dormida. Yo no podía dormir y sobre las 8 me levanté para dejarla descansar. La verdad es que estaba deseando que me contara, me sentía bastante contrariado y un poco culpable por haber sido idea mía esta salida. Cogí el móvil y vi que tenía un mensaje de mi mujer cerca de las 4 de la madrugada: “Estamos en el piso de ellos. La verdad es que no me apetece mucho estar aquí”. Esa culpabilidad de la que hablaba se hizo más grande si cabe.
Hasta media tarde del siguiente día no hubo ocasión de que habláramos. En unos breves 20 minutos, mi mujer me contó su mala experiencia.
“Como te dije en el mensaje, me parecieron bastante creídos aunque estaban muy bien. En poco tiempo, María ya estaba enrollándose con su chico y ¡de qué manera! Un poquito escandaloso, la verdad. El chico que estaba conmigo quería lo mismo, pero le dije que me cortaba estar allí y me pudieran ver. Hablaron entre ellos y nos propusieron ir a su piso. María rápidamente dijo que sí, con lo cual yo no tenía alternativa. Si llegamos a tardar un poco más en el trayecto, habrían follado en el coche. Ya en el piso, me fue un momento al aseo y te mandé un mensaje. ¿No lo viste en su momento, no? No me apetecía estar allí. Cuando salgo del aseo, veo que María y su chico ya se habían ido a un dormitorio. Suspiré y pensé: “vamos a intentar pasar un buen rato”. No quería más alcohol y me ofreció una cocacola. Nos sentamos en el sofá y el chico me dijo: “nos llevan mucha ventaja, hay que ponerse al día”. Empezamos a besarnos y a los 2 segundos ya tenía su lengua en mi garganta. Le dije que fuera un poco más despacio y me contestó que le iba a ser difícil porque me veía muy follable y le gustaba llevar las riendas en esas situaciones. Nos fuimos a su dormitorio y con lo que me gusta que me desnuden, me acaricien y me digan cosas bonitas en ese momento, veo que él se desnuda y se tumba boca arriba en la cama con la polla supertiesa y dura. “¿Tú te has tomado algo, no?” le pregunté. “A lo mejor” me respondió y casi me ordenó que empezara a darle una mamada. Me dijo que me pusiera entre sus piernas abiertas y empecé a chupársela. Quería que me la tragara entera para lo cual empujaba con sus manos mi cabeza para que pudiera tenerla hasta el fondo en mi boca. Me dio una arcada y le dije enfadada que no me gustaba lo que estaba intentando. Me tumbé boca arriba y le dije que ahora le tocaba a él.
Me volvió a besar de manera salvaje, apenas me comió las tetas, con lo que me gusta y su lengua apenas estuve un minuto preparando mi coño. En su lugar, empezó a masturbarme metiendo 2 dedos en mi vagina y moviéndolos tan rápido que me hacía daño. Le dije que parara y no lo entendía pues creía que así las mujeres se corrían y se meaban de gusto. Sin perder más tiempo, me ordenó que me pusiera en la posición del perrito. No le entraba toda la polla porque yo no estaba preparada. Tuve que aguantar sus vaivenes y sus azotes en el culo. Le pedí ponerme encima para frotar mi coño con su polla. Fue el momento más placentero pues pude correrme al sentir la dureza de su miembro. “¿Ya has terminado? Pues ponte boca arriba que te voy a dar una buena ración de polla” me ordenó. Me la clavó de golpe y vi las estrellas por la rudeza de la maniobra. Pero ahí no acabó la cosa, empezó un metesaca salvaje que yo no sabía si lo iba a aguantar. No sabría calcular el tiempo que estuvo follándome así, pero te aseguro que alguna lágrima se me saltaba. Intentaba apretar su culo para que se corriera lo antes posible, pero nada. Estaba tan concentrada en que terminara y marcharme que apenas le presté atención a todas las groserías y barbaridades que me decía: “qué zorra eres; vas a ser mi puta; hoy te reviento a pollazos …” Por fin llegó el momento en el que me dijo que se iba a correr. “¡¡Me voy a correr en tu boca y en tu cara, zorra, puta!!” A pesar de lo que me decía, estaba deseando que se corriera aunque fuera en la cara. “No cierres los ojos y mira cómo te lleno de leche, puta”. Y empezó a correrse como un salvaje. Tuve que cerrar los ojos porque parte me cayó parte de su corrida y tragarme todo lo que había depositado en mi boca. También mi cara estaba pringosa. Me ordenó que siguiera chupándosela hasta la última gota. Y eso hice con tal de limpiarme y marcharme lo antes posible. Me levanté, cogí mis cosas y me fui al aseo para lavarme. Salí sin despedirme de nadie y cogí un taxi para volver a casa. No te haces una idea de lo dolorido que todavía tengo el coño. A partir de ahora, María que se mueva por su cuenta y que folle con quien quiera. Y a ti te digo una cosa, dijo mi mujer mirándome muy, muy seria, después de lo que ha pasado esta noche ni se te ocurra proponerme nada igual. Pero, sobre todo, no quiero que ningún chulo de mierda me diga que soy su puta, me insulte y me humille. Estás avisado".
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