Mi primer recuerdo sexual fue con una prima unos 15 años mayor que yo. Vivía en mi casa y yo solía meterme a su cama de pequeño sin ninguna intención y con toda inocencia. Un buen día algo cambio y senti curiosidad por ir más allá sin saber porque. Ella dormía siempre solo con unas bragas. Aquel día me atrajo la idea de rozarle los pezones, bajarle un poco la braga y acariciar con cuidado su pubis. Ella dormía ajena a qué yo había descubierto la sexualidad. A partir de ahí empecé a espiarla. Era fácil, ella aún me tenía como el niño inocente delante del cual se podía desnudar sin problemas.