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Tres días después. Martes.
Héctor
Miré a Mónica que charlaba con Cristina sobre un programa de televisión mientras terminábamos de almorzar. Desde que habíamos empezado a salir habíamos tenido sexo prácticamente a diario aunque ayer no habíamos hecho nada porque le llegó la regla y estaba hasta de mal humor porque tenía reglas dolorosas y no quiso ni quedar así que aproveché para estar tranquilo en mi casa y jugar un rato, que ya casi nunca podía estar a solas, y eso me hizo pensar en nuestra relación, quizás pasábamos demasiado tiempo juntos, pero es que el sexo era increíble y me reía mucho con ella.
“Ahora que tienes una relación echas de menos tu tiempo libre, eres tonto, chaval” pensé ya que había estado años sufriendo por mi falta de relaciones con el sexo opuesto. Y la verdad es que la tarde anterior la disfruté a solas con mis cosas, pero también eché de menos a Mónica, estaba claro que no sabía lo que quería.
De repente, Mónica me miró y pareció leerme la mente porque me dijo al oído “Esta tarde tampoco podemos tener sexo, lo siento”. Sonreí y le dije que no importaba.
Terminamos de comer y nos volvimos a la oficina donde no había nadie, Silvia estaba en su casa teletrabajando y Carlos había dicho que volvería tarde.
Las chicas dijeron de ir al baño. Yo miré los correos, por si había alguno urgente, y luego también fui al baño de hombres para limpiarme los dientes. Como estábamos en una zona apartada y donde no venía nadie excepto cuando querían hablar con Carlos por algo de recursos humanos, teníamos los baños siempre libres.
Y cuando ya me estaba enjuagando la boca, se abrió la puerta y entró Mónica sonriendo y diciendo:
- Huy, este sitio me suena, aquí comí rico, rico jiji
Me reí casi atragantándome por el enjuague. Lo escupí y dije:
- Que locas estás jeje ¿Qué pasa?
- Nada, quería preguntarte ¿Qué pensabas en el almuerzo mirándome así?
- ¿Mirándote cómo?
- Pensativo
- Ah, nada, nada
- ¿No? ¿Seguro?
- Sí, vamos, no sé, pensaba que estás muy guapa
- Jajaja, mentira, no pensabas eso
- Que sí
- Pensabas en que ayer no quise tener sexo
- No, Moni, entiendo perfectamente que no estabas para eso
- Pero, no sé, lo mismo pensabas que te la podía haber chupado ¿Pensabas eso?
- No, jeje, para nada
- ¿Seguro?
La miré extrañado porque hablaba con un tono raro ¿Estaba enfadada? Le pregunté:
- ¿Estás enfadada?
- ¿Yo? No ¿Y tú?
- Que va ¿Por qué iba a estarlo?
- No sé…
Entonces me besó, un beso largo y húmedo. Luego, se separó sonriendo y dijo:
- Ayer te eché de menos
- Yo también
Entonces se agachó y le dije:
- Pero ¿Qué haces? Moni, no, no, levanta...
Mientras ella me bajaba la cremallera y yo intentaba que se levantara tirando de ella pero Moni, sonriendo, dijo:
- No va a entrar nadie, estamos solos
Y me la sacó para metérsela en la boca. Rápidamente se me puso dura y me dejé hacer.
Cristina
Salí del baño y entonces escuché un ruido que me llamó la atención. Me paré y agudicé el oído. “Joder, ¿eso es…?” pensé extrañada. Pegué el oído a la puerta del baño y sí, era un ruido muy característico de succión y gemidos apagados. Sonreí “¿Serán ellos…?” y abrí un poco la puerta muy despacio. Vi a Héctor de pie con Mónica de rodillas que se la chupaba con ganas. No veía la mamada en sí ya que Mónica me daba la espalda y solo veía su cabeza moviéndose, y a Héctor mirando hacia abajo.
Cerré despacio y me fui sin hacer ruido. En mi mesa noté que estaba acalorada, me había puesto bastante caliente. “Joe, soy una salida jiji”. Al rato llegaron los dos, ella riendo y Héctor igual pero apurado. Se sentaron mientras yo hacía como que trabajaba. Miré a Héctor de reojo, estaba colorado y bastante cortado. Me reí por dentro, contenta por él, pero también pensando que me había excitado por él.
Sara
Abrí la puerta y entró Carla enfadada:
- Menuda mierda de examen, tía, la he cagado, fijo
Me reí y la hice pasar al salón. Le pregunté:
- ¿Tan mal te ha ido?
- Mal no, peor, menuda puta mierda, tía
- Bueno, eres una llorona, siempre dices lo mismo y luego apruebas
- Claro que la apruebo, pero con una mierda de nota, mi padre me va a crujir
Carla era de las que un sobresaliente era lo mínimo, por la presión de su padre. Se sentó malhumorada y dijo:
- ¿Tienes hierba? Necesito relajarme, estoy que me va a dar algo
Encendí un porro y lo fumamos juntas mientras me contaba como había sido el examen. Luego me preguntó:
- Y tú, como eres una guarra traidora, tan tranquila
- No es lo mío, Carla
- Ni lo mío, odio esta puta carrera
- Pues díselo a tu padre como yo he hecho, échale ovarios, tía
- No, no, que me mata ¿Y qué haces durante todo el día?
- Pues estar aquí tirada y follar, claro jajaja
- Que asco me das, guarra jajaja
Encendí otro y seguimos fumando, cada vez más colocadas y con la risa suelta. Me preguntó:
- ¿No ibas a buscar trabajo?
- Paso, son todo una mierda, camarera, reponedora, y esas mierdas por 4 euros mal pagados
- A ver que quieres, tía, que no has estudiado nada
- Valgo mucho más que para estar en esas mierdas
- Ya, tía, pero si tus padres no te dan un euro ¿Qué vas a hacer?
- Cris trabaja, ella se encarga de todo
- Que morro le echas, tía
- Se lo pago con sexo jajajaja
- Que guarra jajaja
- Estoy pensando en sacarme una plaza de algo
- ¿Sí?
- Sí, no sé, lo estoy pensando
- ¿Y a tus padres les vale eso?
- No, pero paso de ellos… Además, este enfado les durará unos meses, luego volverán a darme dinero, seguro
Carla se rio con ganas y entonces recordé algo:
- Tía, te tenía que contar una cosa
- ¿Qué?
- ¿Adivinas quien no es ya virgen por detrás? Jajajaja
- ¡¡¡Tía!!! ¿Lo has hecho?
- Ajá jajaja
- ¿Y te gustó?
- Una pasada jajaja
- Jo, tía, a mí me duele una barbaridad, no es lo mío
- A ver, que me dolió, pero Cris estuvo genial, la tía tiene una lengua que ni te imaginas jajajaja
- Jo, que suerte tienes, mi Sergio es un puto desastre con la lengua
- Y Al, pero Cris no
- Menuda suerte tuviste con esa mosquita muerta, te folla de muerte y te paga todo
- Jajaja, pero le falta una cosita
- ¿El qué?
- Que no quiere follar conmigo a solas, solo en tríos
- ¿Y eso?
- Yo que sé, se lo he dicho varias veces y pasa de mí
- Solo se pone cachonda con Al ¿No?
- No, tía, conmigo también se pone cachonda, idiota, pero, no sé, no consigo follar con ella a solas
- ¿Y quieres?
- Quiero probar
Nos quedamos calladas, fumando, y de repente, Carla dijo:
- Folla conmigo
- ¿Qué dices, tía? Jajaja
- Sí, vamos a probar, yo tengo ganas, nunca he estado con una tía
- Eres idiota, jajaja
- Venga, probemos, anda, joder, estoy cachonda con el porro éste jajaja
La miré. Sería una prueba ¿No? No serían cuernos, sería un experimento a ver si era bi o no. Vi la hora en el reloj de la pared, las tres y media de la tarde. Pensé que Cris no llegaría a casa hasta dentro de 3 horas y Al aún más tarde, tenía tiempo de sobra. Me acerqué a ella y le dije:
- ¿Tienes ganas de comerme el chichi, nena?
- Sí, tía
Sonreí y la besé suavemente. Carla rio como una tonta. Dejó el porro en el cenicero y se echó sobre mí, besándome con lengua.
Carlos
Aparté la vista de la pantalla al escuchar a Cris decir:
- Carlos, nos vamos ya, que pases buena tarde
Y lo mismo dijeron Mónica y Héctor. Me despedí de ellos y volví a mirar la pantalla para decirle a Silvia:
- Silvia, llevamos 2 horas reunidos y son casi las 6, y te querrás ir a dar una vuelta con Gema ¿No?
Silvia estaba teletrabajando desde su casa y me respondió:
- Está con mi madre pero sí, a ver si vamos al parque un ratito
- Pues cortamos ya, mañana seguimos
- No me importa seguir un rato más
- No, no, mañana, lo que queda no corre prisa
Estábamos planificando el trabajo para el resto del año y no era urgente. Silvia dijo:
- Bueno, vale, voy a avisar a mi madre que voy para allá
- Vale
- No sé que voy a hacer cuando se vaya al pueblo
- Ya
La hermana de la madre de Silvia había tenido un accidente y se había roto la cadera, y como era una persona mayor, no se podía valer por sí misma y su hermana iba a mudarse con ella al pueblo de ambas. Silvia lo entendía y estaba preocupada por su tía pero el no tener a su madre para cuidar a Gema era un problema, y serían muchos meses.
Terminó de mandar el mensaje y me miró:
- Menos mal que tengo mano con mi jefe y me deja tener un horario mega flexible y teletrabajar jeje
- ¿Sí? ¿Le haces chantaje?
- Podría ¿Sabes que es un mirón que me espía cuando me cambio de ropa y me roba la ropa interior?
Me reí aunque no pude evitar ponerme colorado. Silvia siempre que podía me lo recordaba para reírse de mí. Le seguí la gracia y le dije:
- Pues cuidado este verano con ese pervertido porque cada día estás más guapa y seguro que se busca otra excusa para espiarte
Y estuvimos unos minutos con la chanza sobre mí y mis piropos a ella, los dos riéndonos a base de bien. Cuando terminamos, dijo:
- A ver si le enseñas a mi marido a piropearme de esa forma
- ¿Qué pasa?
- Nada, que a buena hora le di mi permiso para hacer el curso ese, llega todos los días tarde y cansadísimo con la implantación de las jodidas máquinas nuevas
Asentí. Sabía que en la fábrica andaban con eso y no estaba siendo fácil. Silvia siguió:
- A este ritmo de polvos, voy a tener mi segundo bebé con 40 años
- Vaya
- A ver si este verano nos ponemos más en serio, porque ahora nada de nada por él y por mí, acabamos el día destrozados y sin ganas de nada
- Ya, entiendo
- Tú que vas a entender si no paras de darle al tema jajaja
Me reí con ella. Y sí, no me podía quejar del sexo con Carmen, eso estaba claro. Entonces recordé algo y le pregunté:
- ¿Vais a ir este finde a la casa de campo?
- Mmm no lo sé, no lo he hablado con Antonio ¿Vas tú?
- Sí… con Carmen
Silvia puso mala cara. Lo de juntar a las dos era un tema peliagudo y era algo que tenía que resolver cuanto antes, pero no sabía cómo. Silvia dijo:
- Entonces mejor que no
- Pero Silvia, Gema disfruta mucho y a mí me gustaría…
- Ya, ya, pero para estar todos incómodos, mejor que no
- No sé como resolver este tema, Silvia
- No tienes nada que resolver
- Sí, quiero que tú y Gema disfrutéis los fines de semana de la piscina y no sé como hacerlo
- No te tienes que preocupar de nosotras, es tu casa y tú llevas allí a quien quieras, es sencillo
- Lo sé, y quiero llevaros a vosotras
- Y a Carmen, y eso no va a acabar bien, lo sabes
Suspiré. Le dije:
- Bueno, le digo a Carmen de ir a otro sitio, id vosotros y…
- Ni hablar, tonto, es TU CASA, vas tú con tu… tu pareja, ya lo que faltaba…
- No me importa, me dijiste que Gema se lo pasó muy bien este finde, que disfrute ella
- Que no, Carlos, joe, ni hablar, te vas tú, ya iremos nosotros en otra ocasión
- Cuando Carmen no vaya ¿No?
- Por el bien de todos, sí, cuando no vaya
- Pero Silvia, en algún momento tendremos que arreglar este tema, os quiero a todos allí y disfrutar todos juntos y…
- Ya, ya, y eres un cielo pero soy una cabrona que lo estropearía todo, y no quiero hacerte eso
Suspiré derrotado, no sabía como hacer para que Silvia y Carmen pudieran estar juntas sin tirarse de los pelos, me veía superado. Y era un tema que me preocupaba muchísimo viendo lo bien que me iba con Carmen. Temía que al final tuviera que elegir entre las dos y eso sería horrible para mí. Silvia me dijo:
- Bueno, te dejo, que quiero estar aquí cuando llegue Antonio de trabajar y si quiero llevar a Gema al parque se me va a hacer tarde
- Vale
- Hasta mañana, Carlos
- Hasta mañana, Silvia
Cortamos y meneé la cabeza. Este tema entre Carmen y Silvia me tenía amargado, eran mi pareja y mi mejor amiga, y sería duro distanciarme de cualquiera de ellas, muy duro, pero todo apuntaba a que ocurriría. Me centré en el ordenador para no pensar en eso y seguí trabajando.
Media hora después recibí una notificación en mi móvil que me extrañó. Era un aviso de apertura correcta de la alarma de mi casa del campo. Me extrañó porque no podían ser los de mantenimiento que iban por las mañanas y si tenían que ir a otras horas, me avisaban y, además, usaban otro código. Ese código solo lo conocía yo y Silvia ¿Habría ido Silvia a mi casa? Pero no podía ser, Silvia estaba en su casa hacía media hora, no le habría dado tiempo a llegar ni aunque fuera a 200 km/h por la carretera.
Abrí el navegador y metí la dirección del servidor de las cámaras de mi casa. Al poco vi la primera cámara que apuntaba al garaje y me quedé sorprendido al reconocer el coche que se veía ahí, era el de Antonio. Me moví por las cámaras hasta llegar a la piscina y casi me da un ataque al ver a Antonio con una mujer besándose y desnudándose, y como luego se tiraban a la piscina desnudos donde continuaban con los besos y, al poco, claramente se les veía follar.
Me eché las manos a la cabeza sin poder creérmelo “pero ¿Qué le estás haciendo a Silvia, Antonio? ¿Cómo le puedes estar haciendo esto?”. Acerqué un poco el zoom y reconocí a la mujer, era una operadora de la fábrica pero no recordaba su nombre. Cerré el navegador sintiéndome fatal, sin poder dejar de pensar en Silvia. Sabía que esto la destrozaría ¿Se lo tendría que contar? ¿Mejor me lo callaba? “Dios, dios, pobre Silvia ¿Qué hago?” pensé con ganas de romper algo.