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La mañana siguiente, después de dar unas vueltas por la ciudad, intentando encontrar una furgoneta amarilla, Álex y Mónica fueron a ver a la forense.
-Hola chicos.- Les saludó Lita.
-Hola Lita ¿Has descubierto alguna cosa? Tenemos que saber algo, descubrir quien ha hecho todo esto, por él, por Soria, por nuestro amigo.
-Los que lo hicieron no fueron muy cuidadosos, pero debían ir bien preparados, no han dejado una sola huella, ni una prueba por donde estirar, en realidad si encontré algo entre los dedos de Soria, un trozo de tela negra, pero es una tela tan corriente que podría pertenecer a cualquiera.
Lita hizo un silencio, los miró…
-Venir chicos, quiero hablar con vosotros.- Les dijo Lita mientras se dirigía a su mesa, ellos la acompañaron.- Veréis, yo… estoy aquí con un propósito. Vengo de una familia pobre, mi hermana mayor- Lita se emocionaba, a la vez que sonreía recordándola.- ella era… era muy inconformista, muy espabilada, de alguna manera consiguió una beca de esta universidad, vino aquí a estudiar derecho, lo que siempre había soñado ser, una buena abogada, en las fiestas de Navidad de hace unos años desapareció, nunca más volvimos a saber de ella. Yo vine a preguntar por ella, a compañeros y chicos que sabía que la conocían, porque ella me lo había dicho cuando hablábamos, nadie sabía nada de ella, le prometí a mi madre que no hablaría con la universidad, ella tenía miedo de que si descubrían que no era huérfana nos hicieran pagar la factura de sus estudios y estancia aquí, así que no me atreví a preguntar por ella oficialmente. Por ese motivo decidí ponerme a trabajar y estudiar medicina forense… y después hacerme policía, quería ser policía científica para saber qué pasó con mi hermana.
Álex y Mónica se miraban en silencio, les había sorprendido la historia de Lita.
-¿Así? ¿Nos estás diciendo que a tu hermana le podía haber pasado lo mismo que a Reme?- Le preguntaba sorprendida Mónica.
-Me temo que sí, ese sótano, la mesa tan manchada de sangre, eso… eso tiene toda la pinta de ser un sacrificio.
-¿Un sacrificio? ¿Quién se dedica a sacrificar chicas?- Preguntaba extrañado Álex.
Los tres se miraban, evidentemente nadie tenía una respuesta.
-Alguien… o más personas que se sienten amenazadas, se debieron enterar de que Magui vivía con Reme, por eso la mataron también, y… por alguna razón, por algún motivo, no sé encontrarle una explicación todavía, pero… por eso mataron también a Catwoman y Soria, lo que no sé es si querían matar a uno o al otro, o a los dos, no lo sé, no le veo una relación.- Les decía Álex, a la vez pensaba, se tocaba la frente y abría los ojos.- La única relación en todo esto la veo con la…
-¡Universidad!- Dijeron a la vez Lita y Mónica.
Esa misma tarde, Mónica y Álex llegaron a la comisaría, querían entrar en el despacho del comisario, Elvira les hizo una señal con la mano para que esperaran fuera, estaban hablando. Cuando acabaron salió Elvira.
-¿Qué queréis?
-Elvira, tenemos más datos del caso, tendríamos que hablar.- Le dijo Álex.
-Está bien, salgamos fuera.
Les dijo Elvira, Mónica y Álex se miraron, les pareció raro que quisiera hablar con ellos fuera de la comisaría. Salieron al patio donde dejaban los coches aparcados. Álex le explicó que sospechaban de la universidad, no le dijo nada de lo que les había contado Lita.
-Tenemos que entrar en la universidad y registrarla, por sorpresa, antes de que sospechen algo.- Le decía Álex nervioso a Elvira.
-Cómo habéis visto he hablado con el comisario- Les decía Elvira.- estoy pensando en algo, pero necesito convencer al comisario para hacerlo legalmente, no podemos entrar como tú dices…
-¿Por qué no? Cuanto más tardemos, más probabilidades habrá de que se enteren y no encontremos nada…
-Álex, Álex…- Le llamaba la atención Mónica.- Elvira tiene razón, si lo hacemos mal, lo que descubramos no servirá para nada, hay que hacer las cosas bien…
-¿Tú también estás de su parte?
Preguntaba molesto Álex.
-No se trata de estar de parte de nadie, se trata de hacerlo bien, no como tú haciéndote el Llanero Solitario.- Añadía Elvira.
-¡Venga va!
Se quejaba Álex apartándose de las dos.
-Iros, después contactaré con vosotros.- Le dijo Elvira a Mónica.
Mónica agarró del brazo a Álex, lo acompañó hasta donde estaba aparcado el coche.
-Dame las llaves, conduzco yo.- Le pidió Mónica.
Álex le entregó las llaves del coche, Mónica le abrió la puerta del acompañante para que se sentara, después ella dio la vuelta al coche sentándose en el asiento del conductor, puso el motor en marcha y salieron de la comisaría. Álex estaba serio.
-Elvira tiene razón, necesitamos una orden judicial para estar cubiertos por la justicia, no podemos hacer las cosas así como así, ya sé que tú eres muy impulsivo y lo habrías hecho ya, pero así no se puede hacer, después cualquier abogado nos tiraría las pruebas por el suelo, no las podríamos utilizar ¿No lo entiendes?
-Claro que lo entiendo Mónica, lo que pasa es que me da rabia que todo sea tan lento, antes de dar un paso importante necesitas pedir permiso a no sé cuanta gente, desde el comisario hasta al juez, es una mierda…
-Vamos a casa y nos relajamos, Elvira me ha dicho que contactará con nosotros para explicarnos como lo haremos.
-Esperar, esperar, nos pasamos la vida esperando ¡Coño!
Se quejaba Álex, Mónica conducía hasta el apartamento. Se ducharon y tomaban algo cuando llamaron a la puerta, la abrió Álex, entró Elvira.
-¡Oh! Este apartamento es muy acogedor, estáis muy bien aquí, que bonito.- Parecía que se cachondeaba Elvira.
-¿Cuándo entramos?- Le preguntó impaciente Álex.
-Tranquilo hombre…- Intentaba responder Elvira
-Demasiado tranquilo va todo el mundo…- Se quejaba Álex.
-Escuchar- Les decía Elvira.- será mañana por la mañana, os tengo que pedir algo, de esta operación solo está al corriente el comisario y el juez, necesito una patrulla de confianza, para que esté cerca de la universidad observando, por si hacen alguna cosa rara.
-¿Por qué tanto secretismo?- Preguntaba Mónica.
Elvira miró el techo pensando, no tardó en hablarles.
-Tengo información, no os puedo decir de quien o quienes… Como habéis descubierto, yo también sé que la universidad tiene algo que ver con todo esto, pero necesitamos pruebas… sé que las hay, y sé dónde encontrarlas, tendréis que confiar en mí, no quiero que sepan lo que va a pasar, no sé hasta dónde llegan los informadores que tienen, porque estoy segura que tienen algunos agentes comprados. Así qué ¿A quién podríamos poner a vigilar la universidad? En quien confiáis vosotros…
-Creo que en Benítez.- Comentaba Álex.
-No, Benítez todavía está afectado por la muerte de Soria, mejor otro.- Decía Elvira.
-En García…- Dijo Mónica.
-Sí… pero…- Dudaba Álex.
-No entrará en acción, no correrá peligro si la cosa se pone fea, solo tendrá que pedir refuerzos, eso es todo. Además, lo más probable es que no pase nada, haremos nuestro trabajo e informaremos al juez de lo que se tenga que informar, ya está.- Intentaba convencer Elvira a Álex.
Álex confirmó con la cabeza.
-Llámala, que venga, quiero hablar con ella.- Le pedía a Mónica.
-Tú nos ocultas algo, esto es muy raro.- Le decía Álex mientras Mónica hablaba con García.
Elvira no le contestó a Álex, ella tenía mucha información que a él no le importaba, ni le interesaba a ella que él la supiera. No tardó mucho en aparecer García, le abrió la puerta también Álex.
-¿Qué pasa? Estaba saliendo de la comisaría después del servicio, cuando me ha llamado Mónica.- Preguntaba extrañada la agente García.
-¿Confías en tu compañero?- Le preguntó directamente Elvira.
-Sí inspectora jefe, sí confío en él ¿Por?
-Mañana vamos a entrar en la universidad, necesitamos una patrulla que esté desde primera hora vigilando…- Le explicaba Mónica.
-No le des demasiados datos- La cortaba Elvira.- Mire García, a primera hora usted y su compañero vigilaran la universidad desde lejos, vigilarán el almacén que hay detrás del edificio principal, si ven algo raro me avisan, a mí o a cualquiera de ellos dos.- Le decía señalando a Mónica y Álex.- Yo la avisaré para que se acerquen cuando sea necesario, en el peor de los casos, la volveré a avisar para que pida refuerzos, eso es todo, no tienen que intervenir para nada ¿Lo ha entendió agente?
-Perfectamente, está muy claro.- Contestaba pensativa García.
-De acuerdo, se puede ir, mañana me comunicaré con usted a primera hora.- Le decía Elvira mientras la acompañaba hasta la puerta.
Cuando se fue García se juntaron los tres en medio del salón.
-Yo también me voy, descansar, preparar vuestras armas reglamentarias, limpiarlas y dejarlas en perfecto estado, no sabemos lo que nos podemos encontrar, supongo que nada, pero no podemos fiarnos. Mañana vendré a buscaros, vosotros no os mováis de aquí hasta que yo venga.
Elvira se fue, Mónica y Álex se quedaron con muchas dudas, fueron a buscar sus armas y se sentaron en la mesa del comedor para limpiarlas.
-¿Por qué tanto secretismo?- Preguntaba Mónica.
-No lo sé, ya la has oído, tiene mucha información, supongo que no quiere o no puede decirnos todo lo que sabe, espero que al menos sirva para algo todo esto.
-Espero que sí, vamos, acabemos con esto, cenemos y descansemos, mañana parece que va a ser un día muy intenso.- Le decía Mónica.
-¿Tú crees que después podríamos…? Para relajarnos y eso.- Le preguntaba Álex.
-Después haremos lo que tú quieras, para relajarnos o para ponernos más tensos, no sé para qué servirá, pero haremos lo que quieras.- Le respondía Mónica con una sonrisilla.
Como le iba a decir que no, si estaba deseando follar con él a la hora que fuera y donde fuera. Álex también sonreía, había vuelto a tener aquella necesidad de follar con su pareja igual que cuando estaba con Elvira, eso le gustaba, le confirmaba que Mónica era una mujer especial en su vida. Y sí, pegaron un buen polvo y se durmieron bien folladicos los dos.
Al día siguiente, Álex y Mónica se levantaron temprano, los nervios no les dejaron dormir demasiado, se ducharon, se vistieron, desayunaron, revisaron de nuevo las armas y comprobaron que llevaban encima suficiente munición, como dijo Elvira, en principio solo era un registro, pero… según les explicaron en la academia tenían que ir preparados para cualquier cosa, nunca se sabía cómo reaccionarían las personas implicadas en ese registro.
Llamaron a la puerta, abrió Mónica, entró Elvira con una caja de cartón bastante grande, los saludó con los buenos días de rigor y la dejó encima de la mesa del comedor.
-He traído algunas cosas que nos harán falta.
Les decía Elvira mientras abría la caja, ellos dos la miraban con los ojos abiertos, tenían curiosidad por saber que había dentro de aquella caja. Elvira sacó un chaleco antibalas, un chaleco claramente más grueso y más llamativo que los que tenían en la comisaría.
-¿Y eso…?- Preguntaba extrañado Álex.
-Son chalecos como los que utilizan las fuerzas especiales, más gruesos y más resistentes que los normales, no sirven para llevarlos debajo de la ropa, estos se tienen que poner por encima.- Respondía Elvira.
-Que detalle, hasta pone ‘POLICIA’ y todo, y bien grande para que todo el mundo se entere.
Se cachondeaba Álex mientras agarraba uno y se lo ponía, colocándose las cintas de velcro para ajustárselo.
-Que bien te queda puesto, claro con ese cuerpo que tienes…- Le decía Elvira mirando fijamente a Álex.
-Que bien te queda…
Repetía entre dientes Mónica celosa de las palabras de Elvira, a la vez se ponía su chaleco. Álex se apartó para ir a buscar el arma dentro de su funda y colocar el cinturón por dentro, para sujetársela a la cintura. Elvira se acercó por detrás a Mónica.
-Yo te ayudo a colocártelo.- Le dijo Elvira.
Mientras, le agarraba las cintas de velcro, pegando un tirón que le estrechó tanto el chaleco al cuerpo que Mónica pensó que la iba a reventar.
-De mí no tienes porque sentir celos- Le decía Elvira al oído a Mónica desde atrás.- seguro que habrán otras tías por ahí con ganas de follárselo- Mientras le iba apretando más el chaleco.- preocúpate de ellas, yo soy inofensiva, al menos en lo que tú te imaginas, Álex no me interesa.
Le seguía apretando el chaleco, Mónica casi no podía respirar. En ese momento apareció Álex, con el chaleco bien puesto, el arma en su sitio y todo preparado para la acción. Dio una vuelta delante de ellas para que lo vieran. Elvira aflojó las cintas, colocándole el chaleco a la medida a Mónica, la giró, agarró el chaleco por los hombros zarandeando a Mónica, como queriendo comprobar que estaba bien puesto.
-Muy bien, ahora sí que está bien colocado.
Les dijo a los dos, dándole un par de golpecitos en la cara a Mónica haciéndose la graciosa, a Mónica en esos momentos se la llevaban los demonios de la mala hostia que la había puesto Elvira, se giró, y disimulando lo cabreada que estaba se fue a buscar su arma. Mientras Elvira se ponía su chaleco, con rapidez, como alguien que ya está acostumbrado a hacerlo habitualmente, ella ya llevaba su arma bien colocada en la cintura. Después sacó de la caja tres linternas, bastante grandes por cierto.
-Nos llevaremos esto, son potentes y la batería dura muchas horas.
-Igual no te has dado cuenta, pero es de día, el sol ya ha salido y no está oscuro, no sé, lo comento porque igual no te habías dado cuenta.- Intentaba Mónica cachondearse para devolverle el momento del chaleco.
-Que lista es esta chica, no me extraña que estés enamorado de ella Álex, no se le escapa una, que sagaz.- Respondía Elvira sonriendo.
Mónica giró los ojos, en ese momento la habría agarrado por el cuello y la hubiera estrangulado sin compasión.
-Ya está bien, no sé qué os pasa pero basta ya ¿Vamos o no?- Les recriminaba Álex nervioso, con ganas de empezar el trabajo.
-Tranquilo hombre, ya vamos, solo hemos conversado un poco las dos, eso es todo ¿Verdad guapa?- Se seguía cachondeando Elvira de Mónica.
-Sí, sí, una agradable conversación, vámonos antes de que pierda los nervios.- Acabó diciendo Mónica, saliendo por la puerta con la linterna en la mano.
Álex y Elvira la siguieron, llegaron a la calle.
-Iremos con mi coche.- Ordenaba Elvira.
-¿En este? Muy discreto no es que lo sea.- Le recriminaba Mónica mirando el cochazo de Elvira.
-¿Quieres conducirlo Álex?- Le preguntó Elvira lanzándole las llaves del coche, mirando a Mónica sabiendo que le estaba tocando los cojones.
-Y tanto, no creo que en mi vida pueda tener uno de estos.- Decía Álex recogiendo en el aire las llaves del coche, contento por la propuesta de Elvira.
Elvira miraba a Mónica con una sonrisilla, cachondeándose, Mónica también le sonreía, pero con una sonrisa de aquellas que dicen, si pudiera te pegaba aquí mismo dos tiros, mala puta.
Mientras Álex conducía en la dirección que le indicó Elvira, por cierto, Elvira se sentó al lado de Álex y dejó a Mónica en el asiento trasero. Mónica pensaba, esta hija de puta me ha dicho que no le interesa Álex, pero… no sé, su actitud hoy es… es como muy simpática con él, le ha dejado conducir su coche sabiendo que a él le gustaría ¿No estará intentando acercarse de nuevo a él? Y me dice a mí que no tiene ningún interés en él para que yo me confíe, esta tía es muy maquiavélica, solo hay que verla, ya veremos si al final no la vamos a tener entre esa y yo. Elvira sonreía, de reojo veía a Mónica pensando, sabía que la había puesto al límite, lo que a ella le interesaba para sus planes.
Mónica seguía pensando, intentaba calmarse, no quería perder los nervios por las provocaciones de Elvira. Pensó en el polvo de la noche anterior, otra follada memorable, al llegar junto a la cama besó a Álex a la vez que le agarró el paquete, notó como le crecía la polla dentro del pijama… y que bien que besaba Álex mientras le agarraba el culo, ella le metió la mano por dentro del pijama, le amasó los huevos un poco y le agarró la polla con toda la mano, pajeándolo, lentamente, haciendo que la polla se le pusiera dura como una piedra. Se arrodilló, le bajó el pijama, le volvió a agarrar la polla y se la metió en la boca, chupándosela, succionándosela, pasándole la lengua por el frenillo, a la vez, con la otra mano, le amasaba los huevos, haciéndole gemir de gusto. Pensó que le puso muchas ganas en hacerle disfrutar, tal vez por celos, por celos de aquella mala puta que estaba sentada a su lado en el coche, aquella cabrona había disfrutado de él en el pasado todo lo que quiso, y por lo visto mucho, aquella manera de follar de Álex, era muy bueno haciéndolo, y si lo era, claramente fue por la influencia de Elvira, se debían de follar los dos como fieras, con complicidad, por eso no podían olvidarse uno del otro, seguía pensando Mónica ¡Ya está bien, coño! Se dijo a ella misma, deja de pensar en ellos, vuelve con lo tuyo. Volvió a pensar en la noche anterior, como Álex se dejó caer en la cama para que ella siguiera comiéndole la polla, amansándole los huevos, metiéndosela entera hasta la garganta, sacándosela llena de saliva, sin dejar de pajearlo continuó chupándosela, haciéndole gruñir, gemir y soltar algún pequeño grito de gusto. No debo ser tan mala en la cama cuando le hice disfrutar tanto, había que ver como se movía, como se retorcía de gusto mientras tenía su polla en mi boca, bueno, hasta que ya no aguanté más y las ganas de follármelo pudieron conmigo, me subí encima, me quité el pantalón del pijama y sin perder tiempo me metí su polla hasta el fondo, claro que tenía el coño hasta arriba de flujos por la excitación. Qué bien que me lo follé, como disfrutamos los dos mientras lo cabalgaba, como le hice gruñir gemir y gritar de gusto, claro que tampoco me extraña, me excité tanto, debía poner una cara de puta mientras me corría que el tío no me quitaba la mirada de la cara, que polvazo, como siempre que follo con él. Luego lo recompensé, volví a chuparle la polla, succionársela, pajeársela sin dejar de amasarle los huevos, que corrida le provoqué, pensaba que se había vuelto loco al ver como se movía y gritaba, me tragué todo el semen, sin pensarlo, lo hice por primera vez en mi vida por él, para que disfrutara viendo como me lo tragaba y como me salía el semen que no podía tragar por los lados de la boca. Su abrazo cuando acabamos decía mucho, algo siente por mí seguro, pero… ¿Tanto como llego a sentir por Elvira? Creo que eso nunca lo sabré. Mónica seguía pensando, mirando a Álex desde el asiento trasero del coche.
-¡Ay! Que carita de enamorada nena, céntrate que tenemos cosas importantes que hacer.
Le decía Elvira mirándola, girando la cabeza para verla. Mónica cambió la cara de golpe, clavándole la mirada a Elvira, una mirada de odio que Elvira notó, Elvira volvió a mirar para adelante con una sonrisilla.
-Gira a la derecha, guapo.
Le indicó Elvira a Álex, Mónica se tapó la cara con las manos, frotándosela, como si se la estuviera lavando, pensando en sacar la pistola y pegarle un tiro en la cabeza a Elvira esparciendo sus sesos por toda la parte delantera del coche.
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