Pues no sé si es lo más obsceno, pero entre lo reciente que es y que no sé en qué hilo publicarlo, lo dejaré expuesto aquí
Ayer estuvimos presentes en el cumpleaños de la hija de una muy buena amiga de mi mujer. Esta mujer sobrepasa la cincuentena, está divorciada, es muy fogosa, y en la actualidad está emparentada con un casado que de vez en cuando le arrima cebolleta. Una vez regresamos de la celebración los cuatro (la hija se quedó con el padre), ella ofreció tomarnos la última en su casa y al poco su noviete se despidió porque no quería levantar sospechas al estar tantas horas fuera de casa.
El caso es que entre la confianza que tenemos los tres porque son muchos años de convivencia, las copas (mi pareja no bebe) y un poco de morbo y curiosidad, P (nombre de la amiga), decía que este hombre no la complacía como ella estaba acostumbrada, lo consideraba como un poco parado, y empezó a catalogar como fueron los amantes que habíamos conocido previamente, entrando a valorar detalles, tamaño, rudeza, etc. El caso es que yo notaba en mi mujer cierto interés, más que nada porque solo ha probado mi polla y, aunque ninguno de los amantes le atraía físicamente, sí le sorprendía saber lo variado que podría resultar el sexo según quién lo protagonizara...Y todo ello lo coronó confirmando una sesión lésbica integral con una amiga de infancia con la cual tenía esa asignatura pendiente desde que eran adolescentes.
Yo empezaba a notar que el corazón se aceleraba y por abajo se me reproducían ciertos incómodos empujones. Y entonces abordamos el tema de las fantasías, y ahí esgrimí que me gustaría probar un trío, y que fuera de las dos maneras, tanto HMH como MHM. Mi mujer asintió, reconocía que de tanto susurrárselo en los polvos le ponía escucharlo y que ya le estaba empezando a picar el gusanillo. Así que al poco, va y suelta, con total descaro, "¿recuerdas la otra noche que estuvimos en el Pub ***** ? Pues allí había un tipo buenorro y le dije a P que, si ese día yo (por mi) le hubiera dado permiso, me lo hubiera tirado contigo sin pensármelo", y la otra se carcajeó, porque no la veía capaz de reconocerme eso en la cara.
Me quedé un poco perplejo, pero no enfadado. Esa conversación ocurrió mientras yo estaba en la barra pidiendo y no estuve al tanto. La verdad es que el tipo era atractivo, de percha impecable y buen vestir, por lo que tampoco podía quejarme de su mal gusto. Empezamos a hilar más fino sobre posibles candidatos, quién si, quién no, si conocido o extraño…y mi polla ya era un asistente más e la velada diciendo “aquí estoy yo”
Mi mujer me reprendió al ver mi estado, la amiga siguió su mirada y empezó a carcajearse con palmotadas incluidas. El morbo rodeaba el salón y la fiesta podía ponerse en un punto como jamás hubiera imaginado. Le dije que nos fuéramos inmediatamente a casa a follar, pero la otra dijo que no, que la iba a acompañar a sacar el perro (serían las 03:00 o más) y me tendría que esperar.
Yo esgrimí que no podría esperar, que estaba ansioso, y que o me hacía una paja o me quedaría dormido pues había bebido más de lo esperado y hoy tocaba madrugar. Pero no hubo acuerdo. Mi mujer, en previsión de que con el alcohol ingerido podría retardar la eyaculación, me dijo que lo dejáramos pendiente.
En vista de que no iba a conseguir mi objetivo, y el dolor de huevos era insoportable, respondí que para compensar podría irse sin el bañador (la celebración ocurrió en una casa con piscina) y salir simplemente con el vestido. Al principio puso mala cara, porque tiene cierto complejo con los pechos caídos, pero P, ávida de que el juego superara un nuevo nivel, dijo que eso le parecía justo y tendría que apechugar
Y ahí ya no hubo objeción. Empezó a desplazarse las tirantas de los hombros, lo deslizó por el interior y cuando llegó a la cintura, se recostó en el sofá, levantó el culo y con las piernas arriba en forma de V, le ayudé a desprenderse de la prenda de baño dejando a la vista su maravilloso coño con la amiga prácticamente pendiente de todos los detalles.
Esa imagen se me quedará grabada para siempre. No sé si alguna vez ellas se han visto las vaginas, lo que sí tengo clarísimo es que jamás fue con esa palmaria exposición, lo que me puso como un perro en celo. Mi mujer recuperó la postura, la amiga se acercó a la cocina (creo que fue a empolvarse la nariz), por lo que yo, con mirada condescendiente, imploraba que abriese las piernas para poder observarlo de nuevo y accedió
Ufffff…ver el chocho de mi mujer expuesto en un sofá que no es el mío me provocó un morbo adicional y me agaché dispuesto a comérselo. Al principio ella se negó, pero separé las piernas y lamí como si no hubiera un mañana, olvidándome que no estábamos solos…Al poco apareció P, pegó un grito de asombro y cuando parecía que eso iba a derivar en el mejor día de mi vida, mi mujer recapacitó, se recompuso un poco y tratamos de recuperar la cordura
Ya en casa, y mientras esperaba el regreso, le envié una foto de la polla aún a riesgo que estando junto a la amiga pudiera visionarla también, pero no obtuve respuesta y me quedé con la incertidumbre.
Por la mañana me desperté temprano para ir a trabajar (habré dormido un par de horas mal contadas) y como tenía la calentura aún intacta de lo ocurrido, alargué la mano izquierda para introducirlo bajo la braguita de mi mujer y con la derecha me agarré la polla, dura como una farola, y tras violentas sacudidas desparramé el semen que me impregnó el pecho y llegó hasta el cuello
No sé si esto es un punto y seguido o todo quedará aquí, pero ha sido tan sumamente morboso que quería expresarlo con vosotros
Os pido disculpas por la extensión, he omitido ciertos detalles de la conversación (que igual eran relevantes para percibir el cariz que fue tomando el coloquio), para no eternizarlo pero la historia sucedió así tal y como la expongo