Compañeros 2 - Venganza

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Héctor

Me despedí de mis compañeros y volví a la mesa donde tenía mis cosas. Habíamos mantenido una charla abierta en el auditorio hablando sobre tecnologías futuras que había estaba muy interesante y con mucha participación del público, estaba contento y deseando llegar al hotel para contárselo a Cris, sabía que esto le habría encantado... como la echaba de menos.

Me incliné para cerrar el portátil cuando escuché una suave voz diciendo:
- Perdone que le moleste, señor Gero…
- Héctor, por favor

Y me giré. Vi a una chica joven, muy joven, con gafas, el pelo recogido en una cola de caballo, vaqueros y una camiseta de tirantes que mostraban un generoso busto. Me extrañó y me sentí incómodo porque mi vista había ido a sus pechos. Me giré de nuevo para ocultar mi turbación mientras seguía recogiendo el portátil y decía:
- Dime ¿Alguna duda de última hora?
- No, jeje, solo era para felicitarlo, me ha encantado la charla
- Ah, muchas gracias

Terminé de recoger y entonces caí en lo que me había turbado tanto. Me giré con la mochila y la miré de nuevo. Se parecía un montón a Cris de joven. La chica alargó la mano y me dijo:
- Me llamo Isa
- Ah, encantado, Isa
- Verá, señor…
- Héctor, por favor, tutéame
- Sí, Héctor, verás… es que estoy estudiando la licenciatura de Matemáticas y...
- Ah, ufff, complicado ¿no?
- Sí, bueno, se me dan bien las mates

Y me sonrió ampliamente, una preciosa sonrisa que hizo que me recordara aún más a Cris. Entonces llegó una compañera de la charla y me dijo:
- Héctor, ven, nos quieren hacer una foto
- Ah, es que me iba a comer, esta tarde tengo…
- Será solo un momento

Miré a la chica y le dije:
- Lo siento, me reclaman
- Ah, bien, pero…
- Espero no haberte aburrido mucho en la charla, ánimo con esa dura carrera

Y me fui. Me olvidé de la chica de inmediato y tras las fotos y más charlas, me escapé para llamar a Cris. Tras preguntarle como estaba y quedarme tranquilo con su estado, le conté toda la charla. Tras un buen rato, corté y me fui a un restaurante para comer, en una hora tenía otra charla.
Me senté en una mesa y, mientras esperaba a que me atendieran, escuché:
- Hola de nuevo

Levanté la vista y vi a la chica que me miraba con una sonrisa tímida. Me quedé perplejo y ella dijo:
- Perdona, Héctor, es que acabo de entrar a comer y te he visto solo y antes no hemos podido hablar ¿Te importa?
- ¿Importar?
- ¿Puedo sentarme aquí? Es que me gustaría preguntarte algunas cosas
- ¿Preguntarme?
- Sí, es que me ha impresionado mucho, bueno, ayer te escuché y hoy también y, no sé, estoy pensando en… bueno, mi carrera me gusta pero estoy pensando que la informática… bueno, me gustaría un poco de asesoramiento si no te importa, es que tengo algunas ideas y…

Me quedé sin saber que decir. Ella aprovechó y se sentó, sin dejar de sonreír. Entonces llegó el camarero y la chica pidió su comida. Yo los miraba sin saber que hacer pero al final también pedí. La chica empezó a contarme cosas de su carrera, de sus dudas… y acabamos charlando muy amigablemente. Fue una charla interesante y amena donde me contó que estaba en primero de la carrera, que tenía 18 años y muchas dudas sobre su futuro. Me despedí de ella tras pagar los dos almuerzos y desearle suerte.

La tarde fue muy entretenida, con charlas, preguntas, demos… Cuando terminamos, salí del edificio cansado pero contento, deseando llegar al hotel y tener una larga charla con Cris. Iba pensando en eso cuando escuché:
- Hola, Héctor

Miré a mi alrededor y vi a la chica, Isa. Esta vez iba con un vestido corto, sin escote pero muy ajustado, y llevaba el pelo suelto y sin gafas. Me costó reconocerla. Dije:
- Ho… ho… hola
- Me han encantado tus charlas de esta tarde
- Gr.. gracias
- He pensado que, como has sido tan bueno conmigo y me has invitado al almuerzo ¿Te puedo invitar yo a la cena?

La miré pasmado ¿Qué pasaba aquí? No conseguí articular palabra. Ella continuó:
- Vivo cerca de aquí, sola, y soy muy buena cocinera, verás que rico y… y podemos charlar más y…

Di un paso atrás, aún más pasmado si cabe, y sin conseguir pensar con claridad. Entonces vi a un conocido pasar cerca y le llamé:
- Antonio, Antonio

Él se paró y me fui hacia él diciendo:
- Per… perdona, Isa, es que he quedado y…

Y hui casi corriendo. Tras un poco de charla insustancial, caminando con mi compañero, me despedí de él cuando no vi a Isa y me fui al hotel muy turbado. En el taxi me tranquilicé “Seguro que he malinterpretado todo, esa chica tan joven y guapa ¿Cómo iba a estar insinuándose, idiota?” me recriminé y sentí una profunda vergüenza “Si soy un viejo para ella, un viejo friki… joe, que idiota soy, y que cobarde… lo que habrá pensado la pobre chica que solo quería mostrarse amable”.

Cuando llegué al hotel, subí a mi habitación e iba a llamar de inmediato a Cris pero pensé que mejor me calmaba, que Cris me vería alterado y se lo tendría que contar y no quería ponerla nerviosa “¿Nerviosa por qué? ¿Porque soy un viejo que ha creído que una chica guapa quería algo contigo? Que ridículo eres, imbécil”. Y prefería eso, haber hecho el ridículo porque ni de broma querría un lío con otra que no fuera Cris, vamos, es que ni hablar.

Y cuando ya había conseguido tranquilizarme lo suficiente, escuché que llamaban a la puerta. Me extrañó y al abrir la puerta, me quedé de nuevo pasmado. Allí estaba Isa, sonriente. Me dijo:
- Hola

No pude contestar. La miré con la boca abierta. Me dijo:
- Te has ido tan rápido que no he podido contarte una cosa ¿Puedo pasar?
- ¿Qué?

Entonces ella dio un paso pegándose a mí. Noté sus pechos y retrocedí, dejándola pasar. Cerré la puerta y la seguí. Ella se paró al lado de la cama y dijo:
- Te quería decir una cosa

Seguía sin poder hablar y solo pensando como podía echarla sin que me montara un número “¿Cómo me he metido en esto?”. Entonces ella se me acercó y dijo:
- Me encanta escucharte hablar, me pareces increíblemente atractivo, me pones super cachonda

E intentó besarme. Di un paso atrás casi cayéndome de culo pero recuperando el equilibrio en el último momento. Ella sonrió, y en un rápido gesto, se quitó el vestido, quedándose desnuda, no llevaba ropa interior. Me miró sonriente, provocativamente.

Entonces conseguí reaccionar. Miré a mi alrededor y vi mi cartera y móvil. Los cogí y salí rápidamente de la habitación. Luego, busqué la escalera y baje corriendo. Fuera, busqué un taxi y le dije que me llevara a otro hotel. Dentro del coche, ya más tranquilo, me eché las manos a la cara y pensé “¿Cómo me puede pasar esto a mí? Cris enferma y pasándolo mal y yo… yo… perdona, Cris, perdona, no sé que he hecho para que esta chica se pensara… lo siento, lo siento, Cris” pensé con profundos remordimientos de conciencia.

Gema
Cuando entré en la habitación de mis padres arrugué la frente, algo le pasaba a mi tía. La había dejado a solas mientras hablaba con mi tío y ahora, al volver, miraba la pantalla apagada del iPad, sin moverse. Le pregunté:
- Tita ¿Pasa algo?
- ¿Qué? Ah, no, nada
- ¿Nada?
- Tu tío vuelve mañana
- ¿Mañana? ¿Tan pronto?
- Sí, dice que no aguanta más allí solo

Me miró sonriente. Aunque Cris intentaba disimular y estar contenta, yo sabía perfectamente que estaba echando muchísimo de menos a su marido. Pero entonces la sonrisa se tornó un poco dubitativa. La miré esperando y dijo:
- Es que… no sé, me ha alegrado muchísimo que vuelva ya, no me entiendas mal, me estáis cuidando genial pero… pero es mi Héctor y…
- Lo sé, lo sé, lo echas de menos
- Mucho, esto de dormir sin él lo llevo fatal
- Ya, jeje
- Pero…
- ¿Pero?
- No sé, estaba algo raro
- ¿Y eso?
- No sé, muy nervioso y… y tartamudeaba un poco, y eso solo lo hace cuando está muy, muy nervioso
- Ah, pero será por eso mismo, porque te echa de menos
- Ya pero… No sé, nada, cosas de una tonta… que me ha alegrado la noche, mañana lo tengo de vuelta, al fin jeje

Y me reí con ella, vaya dos tontuelos. Me acosté y charlamos un poco. Cuando apagué la luz me puse a pensar. Esa tarde había estado hablando con Sofi. Casi me había echado la bronca por no salir más. Y me había enfadado un poco con ella, pero en el fondo tenía razón, no hacía más que darle vueltas a la cabeza pensando que nunca tendría lo mismo que mi madre y mi tía, pero lo cierto era que seguro que no lo tendría sin salir y conocer a tíos. Suspiré. Sí, tenía que salir, en algún lado estará mi príncipe azul… o algo.

Varios días después
Carlos

Vi como Héctor se me acercaba con un par de botellas de cerveza en las manos. Me dio una y le pregunté:
- ¿Ya te has cansado de piscina?
- Me tienen reventado jeje

Miramos hacía la piscina donde los tres hijos de Héctor gritaban sin parar mientras jugaban con Gema, Ali y Cristi. Y en las hamacas, Silvia y Cris reían mirándolos. Le dije a Héctor:
- Anda, ayuda con la carne… A Cris algo hecha ¿no?
- Eso es, yo me quedo con la más quemada jeje

Dimos la vuelta a los filetones y me preguntó:
- Entonces por Francia todo bien ¿no?
- Sí, sí, ahora a esperar que todo vaya bien, Laira está un poco asustada por si su cuerpo no lo acepta bien pero le han dicho que no ven ningún problema
- Genial
- Sí, está muy ilusionada, espero de verdad que el embarazo concluya bien, se lo merece
- Claro
- Y al volver por aquí no me he encontrado ningún desastre, ni la casa ardiendo ni a Cris desesperada jeje
- No, no, se lo ha pasado muy bien con Gema, Fer y Cristi
- Habéis hecho bien en quedaros aquí estos días mientras volvíamos
- Sí, sobre todo por los niños, se lo pasan genial aquí con sus primos
- Os podéis quedar todo lo que queráis, ya lo sabes
- Ya, ya, pero también tenemos ganas de estar en casa
- ¿Y por qué volviste tan pronto? ¿Echabas de menos los gritos? jeje
- Jeje, no, es que...

Vi que se ponía serio. Sabía que algo le pasaba pero no había querido presionarlo. Vi que le daba vueltas a como contármelo y esperé. Entonces me dijo:
- Me… me pasó algo en el congreso
- Eso me parecía
- ¿Sí? ¿Se nota?
- Sí ¿Qué pasó?
- Pues… Te juro que no hice nada
- Bien empiezas…
- De verdad, pero es que una chica...
- Ufff
- Espera… una chica se me acercó, charlamos y… no sé… no entiendo pero…

Se quedó callado, mirando las brasas. Entonces dijo:
- Se desnudó en mi habitación y…
- Espera, espera ¿Cómo que se desnudó en tu habitación? ¿Llevaste a una chica a tu hotel?
- No, yo… no, no, es que ella…

Entonces, atropelladamente, me contó lo ocurrido. No pude contenerme y me reí cuando me contó como huyó de su propia habitación, me hacía una perfecta idea de su susto. Cuando me calmé, él me miraba nervioso y dijo:
-Te juro que no hice nada, de verdad que me fui y…
- Te creo, te creo
- Y no… no le dije nada de… yo no… no le propuse nada… yo…
- A ver, Héctor, has tenido una grupi
- ¿Una qué?
- Una chica que ha sentido fascinación por una estrella
- ¿Qué estrella? ¿Yo?
- Claro, te vio y escuchó en las conferencias, le gustaste y quiso… quiso llevarse un buen recuerdo de ti

Héctor me miró con la boca abierta. Me volví a reír. Entonces dijo:
- Pero… pero… era joven, y guapa, muy guapa… yo no… no soy…
- Tú solo tienes ojos para tu mujercita, pero haymuchas mujeres que te encuentran atractivo
- Anda ya, solo Cris…
- Ayyy, Héctor…

Él meneó la cabeza y dijo:
- Te juro que no fue cosa mía, no le propuse ni le insinué… o no me di cuenta… yo.. yo no soy bueno hablando con… con mujeres y…. no sé… creo que no le dije nada inapropiado, te aseguro que esa no era mi intención… yo...
- Lo sé, lo sé ¿Se lo has contado a Cris?
- Eso te quería consultar… mmmm se lo quiero contar, me siento mal, pero Cris está con los cambios de ánimo… no quiero que esto la pueda… la pueda alterar ¿Entiendes?
- Ya
- Ella… no sé como se lo tomará, si me creerá o no… pero te juro que yo no…
- Lo sé, Héctor, lo sé
- ¿Qué hago?

Lo pensé durante unos segundos. Entendía la duda de Héctor porque había visto a Cris llorar desconsoladamente por insignificancias. Le dije:
- Quizás es mejor es que no le digas nada por ahora, que se lo cuentes cuando tengáis al bebé, y que se lo cuentes como una gracia… De todas formas, si me das tu permiso, se lo podemos consultar a Silvia, ella entiende mejor el ánimo de Cris y podrá decirnos
- Claro, claro, cuéntale, pero te juro que yo no…
- Jajaja, que lo sé, Héctor, lo sé, jaja

Pero Héctor sonrió aliviado. Se había quitado un peso de encima. Entonces le pregunté:
- ¿Y has dejado en el hotel tus cosas o volviste a por ellas?
- Volví por la mañana. Le pagué a uno del hotel para que entrara en la habitación y recogiera mis cosas, no quería ni entrar, estaba acojonado
- Jajaja, me lo creo, me lo creo

Miré hacia donde estaban Silvia y Cris, y Silvia, como si intuyera algo, levantó la cabeza y me miró. Le hice un gesto para que se acercara. Silvia se levantó diciéndole a Cris en voz alta:
- Seguro que ya están quemando la carne

Cris se rio y Silvia vino hacia nosotros sonriendo. Aproveché para darle un buen repaso porque estaba fantástica con su bikini y ella se dio cuenta y sonrió ampliamente. Cuando llegó, me dio un piquito y me sonrió provocativamente. Luego dijo:
- A ver que desastre habéis hecho
- No, no es eso… es que te queremos consultar una cosa… Héctor, explícale el tema

Héctor, muy nervioso y a trompicones, volvió a contar la historia, disculpándose todo el rato. Silvia me miraba de vez en cuando, con una sonrisita en su boca. Ella me había contado muchas veces que las mujeres miraban a Héctor con interés, que a muchas mujeres les resultaba muy atractivo con ese aire de inteligente distraído e ensimismado en sus cosas, además de que físicamente estaba bien. Y de eso era muy consciente Cris, pero Héctor no tenía ni idea ni se preocupaba por esas cosas.

Héctor terminó diciendo:
- Y hemos pensado que lo mejor es que se lo cuente tras el embarazo para no alterarla ahora y…

Silvia negó con la cabeza y dijo:
- No
- ¿No?
- No porque ella ya sabe que pasa algo
- ¿Lo sabe?

Héctor me miró confuso. Silvia dijo:
- Sabe que algo te ha pasado en el congreso y esta noche te lo va a sacar, no aguanta más verte tan nervioso
- Oh
- Anda, ve y se lo cuentas, no se va a sorprender
- ¿No se va a sorprender de que una chica se haya desnudado en mi habitación y…?
- Bueno, de eso sí, jeje, pero no de que te tiren los tejos, ni de tu reacción

Héctor nos miró confundido. Silvia hizo un gesto hacia Cris y dijo:
- Mírala, sabe que estamos hablando de lo que te ha pasado en el congreso… anda, ve y le cuentas

Héctor nos miró algo perplejo, y miró a Cris que no nos quitaba ojo, y luego a nosotros, y luego a Cris. Le di un pequeño empujón y Héctor fue hacia Cris. Entonces Silvia me sacó la lengua y dijo:
- Lo sorprendente es que no haya pasado antes
- ¿Lo de la chica desnuda?
- Noooo, jajaja, menuda guarrilla jajaja… me refiero a lo de tirarle los tejos… pero es normal, Cris no lo deja ni a sol ni a sombra jajajaja
- Jeje, es verdad… ¿Crees que se enfadará?
- ¿Cris? Que va, ella ya intuye algo pero no tiene dudas sobre Héctor. Lo peor es que ahora se sentirá más culpable por tenerlo sin sexo
- Ah
- Y hablando de sexo…
- Tranquila, a mí ninguna me tira los tejos y se me desnudan
- Porque tampoco te dejo solo jejeje
- Sí, fijo que es por eso jajaja
- Y porque no estás faltón de sexo ¿No?
- Nooo, eso seguro que no jajaja
- Entonces ¿Qué hacías mirándome así?
- Porque estás fantástica con este bikini, claro

Entonces se me acercó y dijo flojito:
- ¿Sabes como estoy mejor?
- Sorpréndeme jeje
- Sin él y contigo dentro de mí
- Jajaja
- Ya verás esta noche, ya verás

Y me dio una palmada en el culo. Entonces vimos como Cris y Héctor se abrazaban y besaban, con ella riéndose. Nos acercamos y ella dijo:
- Que tontín mi Héctor jiji

Él sonreía aún agobiado y dijo:
- Pero de verdad que no fue mi intención ni…
- Ayyy, nene, eso lo sabemos todos… Mira que estar dos días así de angustiado por miedo a contármelo
- Es que estás muy sensible y… y lo mismo no te creías que con una chica desnuda en mi habitación yo me hubiera ido y…
- Tengo clarísimo que esa zorrita no tenía ninguna posibilidad, cariño, pero ninguna

Y lo besó sonriendo. Internamente suspiré aliviado de que Cris no se lo hubiera tomado a la tremenda y puesto a llorar como otras veces cuando se agobiaba por no valerse por ella y tener a Héctor pendiente de ella.

Héctor
Cerré despacio la puerta de la habitación de los nenes y fui hacia la cocina. En la puerta me esperaba Cris sonriendo:
- Hoy no ha costado nada que se durmieran ¿eh?
- No, estaban fundidos de todo el día en la piscina jeje
- Igual que tú, cariño, que no has parado
- Que va, no es para tanto… ¿Quieres algo? ¿Te preparo una infusión? ¿Te has quedado con hambre?
- No, no, jaja, solo te estaba esperando
- Ah… ¿Quieres ver una serie?
- No, estoy cansada… me voy a la cama
- Vale
- ¿Vienes?
- Sí, pero antes quiero ducharme

Me dio un beso y se fue hacia nuestra habitación pero antes se paró y me tendió mi móvil:
- Y dile a Cristi que esta noche te deje descansar, que ya te está escribiendo al móvil
- Ufff, contéstale tú, que a mí me lía, ya sabes
- Jajaja, vale

Y se fue con mi móvil. Cuando me quedé solo, suspiré. Estaba destrozado. No había parado en todo el día con los niños, luego subiendo todas las maletas a casa, bañando a los niños, preparando la cena… Además, tenía acumulado sueño por estar varios días sin poder casi dormir por la angustia de lo que había pasado en el congreso. No, esta noche no podría ni programar una línea de código, necesitaba descansar, Cristi tendría que esperar a otro día para seguir con el videojuego.

Me serví un vaso de agua y bebí despacio. Me notaba exhausto de verdad, pero más que por el esfuerzo físico, era por el mental. “Por favor, que esta noche no se despierten los niños ni Cris, necesito dormir varias horas seguidas” imploré aunque sin mucha esperanza, llevaba meses sin dormir más de dos o tres horas seguidas, ni siquiera estando solo en el hotel había conseguido dormir bien porque echaba en falta a Cris y los niños, y me despertaba pensando que me habían llamado.

Lavé el vaso y me fui al baño donde me desnudé y me metí en la ducha. Cerré la mampara y le di al agua, quedándome bajo ella disfrutando del agua. Entonces escuché abrirse la mampara y me volví para ver a una sonriente y desnuda Cris que me dijo:
- ¿Me haces un huequecito y me ayudas a entrar?

Me hice a un lado y la sostuve para que no resbalara al entrar. Cuando cerré la mampara, Cris dijo:
- Hace calor y he pensado que hace mucho que no nos duchábamos juntitos ¿no?
- Ehhhhh ya

La miré extrañado. Era cierto que ya nunca nos duchábamos juntos. Muchas veces la ayudaba a ducharse porque a ella le costaba sola, y más cuando le dolía la espalda, pero era todo muy “mecánico”, solo ayudarla, nada sensual ni parecido. Pero ahora, al verla así de guapa y sonriente, y desnuda, noté como me excitaba y pensé “no, no, no te excites, que ella no está para eso y luego se siente mal por no poder hacerlo, tranquilízate, tranquilo, tranquilo, piensa en otras cosas”.

Cris, sin dejar de sonreír, levantó sus brazos para recogerse el pelo en un moño y se dio la vuelta para darme la espalda diciendo:
- ¿Me das con el gel?
- Cla… claro

Cogí la esponja y eché gel, y luego se la puse en la espalda pero ella giró la cabeza y dijo:
- No, no, con las manos, quiero sentir tus manos

Dejé la esponja y me eché el gel en las manos y se lo extendí por la espalda. Me recorrió un cosquilleo por el cuerpo. Era mi mujer, conocía su cuerpo perfectamente, se lo había acariciado a diario durante años y ahora, de pronto, me parecía lo más sensual del mundo. Mi polla empezó a reaccionar y pensé “No, no te empalmes, ahora no, piensa en el trabajo, en el trabajo” pero Cris no ayudaba con sus “mmmm” tan sensuales mientras yo seguía esforzándome en no empalmarme.

Entonces ella se giró para mirarme, y cogió mis manos y las puso en su barriga diciendo:
- Está enorme ¿verdad?
- Mmmm sí

Le acaricié suavemente la barriga y me sorprendí porque también me parecía algo erótico, a pesar de que ahí dentro estaba mi bebé. Estaba a la vez excitado y perplejo, y todo mi cansancio había desaparecido. Entonces Cris volvió a coger mis manos y las puso en sus pechos y pasaron varias cosas a la vez. Primero, sus pezones, duros como piedras. Luego mi polla respondió de inmediato a ese contacto y se endureció totalmente, chocando con su barriga. Y entonces la miré a los ojos para ver algo que conocía muy bien pero hacía tiempo que no veía, sus ojos llenos de excitación y vicio.

Le acaricié los pechos, recreándome en sus pezones mientras ella jadeaba. No entendía nada, Cris llevaba meses con la libido por los suelos ¿Qué ocurría ahora? Entonces caí y le dije:
- Cris, si esto es por lo del congreso, no tienes que hacerlo sin ganas, yo…
- Chisss, esa zorrita me da igual, tiene buen gusto pero no es nadie porque tú eres mío y solo mío, para siempre
- Claro pero…

Cris alargó su brazo y puso su mano en mi hombro y tiró de mí hacia ella. Me acerqué y nos besamos largamente, con mucha lengua, un beso muy húmedo, guarro, como hacía meses no nos dábamos. Noté su mano cogiéndome la polla y moviéndose por ella mientras su lengua entraba en mi boca lamiendo, saboreando.

Cuando se separó de mí, me miró con ojos de vicio y preguntó:
- ¿Te cuento una cosa?
- S… sí
- Estos días sin ti… no podía dormir, me dolía la espalda pero no era eso, era que no estabas tú
- Me… me ha pasado lo mismo
- Y el día que me dijiste que volvías, esa noche sentí una gran excitación, como llevaba meses sin sentir, al pensar que al día siguiente te tendría a mi lado, para tocarte, besarte… y me puse muy cachonda
- ¿Sí?
- Ajá… Y tenerte a mi lado estas dos noches sin poder tocarte bien porque teníamos a Carlitos con nosotros ha sido estresante, muy estresante

Esos días, Gema se había ido a su cama a dormir para dejarnos juntos, pero a cambio uno de los niños se había tenido que venir con nosotros así que lo habíamos tenido con nosotros en la cama las dos noches. Sonreí. Ella continuó:
- Así que hoy no te escapas, y no tiene nada que ver con esa fulanita, es porque te deseo, cariño, muchísimo… Y ahora, ayúdame
- ¿Qué? ¿A qué?
- A agacharme, te la quiero chupar

Cris se apoyó en el suelo con cuidado y luego me volvió a coger la polla, y sonriendo, me la lamió despacio, para luego metérsela en la boca y hacerme una mamada lenta manteniendo el contacto visual conmigo en todo momento. Pero no duró mucho porque no estaba cómoda y la levanté. Nos terminamos de duchar y salimos para secarnos mientras no parábamos de sonreírnos, besarnos y acariciarnos.

Cuando llegamos a la cama, Cris se tumbó boca arriba y la besé y lamí su cuerpo, mordisqueando sus pezones y tirando de ellos mientras Cris gemía sin parar. Luego me dijo:
- Ven, vamos a hacerlo en la postura de la cucharilla, pero con cuidado ¿Vale? Estoy muy cachonda pero me da miedo

Nos situamos en posición y, desde atrás, se la metí con cuidado notándolo muy húmedo, ciertamente estaba muy cachonda. Cris jadeaba y gemía sin parar, diciendo “así, así, despacio, no pares”. La penetré moviéndome lentamente mientras besaba su nuca, su cuello, su oreja y con mis manos acariciaba sus pechos. Pronto, sus jadeos fueron más audibles y rápidos. Aumenté la velocidad siguiendo el ritmo de sus jadeos y ella no tardó en decir “más rápido, más rápido”.

No tardamos en corrernos casi a la vez. Cris tembló entre mis brazos, convulsionándose entre gemidos, apretándose contra mí. Cuando se tranquilizó, la besé tiernamente en el cuello y le dije al oído “Cuanto te quiero, Cris, no te puedes hacer una idea”. Y ella, aún jadeando, me respondió “lo sé perfectamente porque te quiero igual, Héctor, te quiero con todo mi ser”. Y me quedé dormido abrazado a ella, y con una gran sonrisa en la cara.

Silvia
Carlos entró en nuestra habitación y dijo:
- Cristi está enfurruñada
- ¿Y eso?
- Héctor la ha dejado tirada
- Jajaja, pues claro
- ¿Claro?
- Esta noche toca otro juego

Carlos me miró sin comprender. Le dije:
- El mismo al que tú y yo vamos a jugar dentro de poco para que compruebes si estoy mejor con o sin bikini

Carlos soltó una carcajada y, sorprendido, preguntó:
- Pero Cris ¿Va a querer?
- Ya te digo… lleva unos días subiéndose por las paredes
- ¿Cómo?
- Tiene unas ganas locas de sexo con Héctor
- ¿Siente culpabilidad por dejarlo sin sexo y miedo por esa chica?
- Noooo, estaba así antes de enterarse de eso… La chica le da igual, no tiene ninguna duda sobre Héctor
- Pues vaya cambio repentino con eso del sexo
- Sí, esta de ánimos muy cambiantes, pero ahora está de muy buen ánimo y Héctor lo va a disfrutar
- Me alegro por ellos, a ver si vuelven a la normalidad
- Poquito a poco

Me quité la ropa y me quedé desnuda. Carlos me miró con una media sonrisa y dijo:
- Sí, te prefiero sin bikini

Sus ojos me recorrían el cuerpo con vicio. Le dije:
- No, no, eso no es lo que te dije
- ¿No?

Le empujé a la cama diciéndole:
- Te dije que estaba mejor sin el bikini y contigo dentro de mí… a ver si es verdad

Y los dos reímos mientras nos empezábamos a besar y acariciar.
 
Es evidente que Carmen y Sara han formado una alianza con un objetivo común: la venganza, aunque los objetivos de cada una sean diferentes. Mientras Carmen persigue vengarse de Carlos y Silvia, Sara tiene su propia agenda y ha reclutado a la Isa como su agente para ejecutar sus planes, centrados en Cristina y Héctor, como el blanco principal de su venganza.

El primer intento de ataque ha fracasado. La falta de preparación, tanto en el análisis de su oponente como en la estrategia empleada, ha resultado en un ataque fallido. Sin embargo, la derrota no las va a disuadir; es claro que volverán a intentarlo, esta vez con una planificación más precisa y una atención detallada a las vulnerabilidades de sus objetivos.

Es posible que en su próxima ofensiva busquen explotar puntos sensibles que hasta ahora han pasado desapercibidos. ¿Podrían centrarse en algo tan delicado como los hijos de Carlos/Silvia y de Héctor/Cristina? De ser así, el conflicto podría alcanzar una nueva dimensión de intensidad y gravedad, dejando claro que están dispuestas a todo para lograr su cometido.
 
Última edición:
Me gusta Fran ... el del relato, el hijo del jardinero, el estudiante de magisterio, jardinero y camarero a tiempo parcial, el raro ... al que quieren ayudar Carlos y Silvia.

Me da a mi, que Fran va a tener bastante protagonismo en esta historia. En este tipo de relatos, los personajes con protagonismo suelen sorprender, mostrando facetas inesperadas o revelando motivaciones ocultas que enriquecen la narrativa. Todo apunta a que Fran no será la excepción.
 
Ya está bien grandecito Héctor para actuar como tonto. Hasta parece que sufre de algún tipo de transtorno.

Carlos caía muy pesado con lo de "soy viejo, no sé porque está conmigo" y ahora viene con lo mismo Héctor, pufffff, sí que dan ganas de darles una buena hostia.
 
6
Cristina (unos días después)

Héctor aparcó el coche en nuestra plaza del garaje en el edificio de nuestra oficina y se quedó mirándome, preocupado. Habíamos dejado a los niños con Silvia y Carlos y acabábamos de salir de la consulta del médico donde todo habían sido buenas noticias, y como llevaba varios días muy animada y aún más tras la revisión del embarazo, le había dicho a Héctor que quería pasarme por la oficina para saludar, charlar un poco y que me pusieran al día en algunas cosas ya que, tras el susto, había desconectado completamente del trabajo.

Le miré sonriendo y le dije:
- ¿No me vas a ayudar a bajar?
- Cris… No sé si esto es buena idea, y aunque el médico ha dicho que todo va genial, no te conviene estresarte o preocuparte por cosas del trabajo
- No me voy a estresar, tranquilo
- El médico ha dicho que no te confíes ahora tan cerca del final del embarazo, que no te emociones y empieces a…
- ¿Emocionarme como tú anoche cuando me tenías a cuatro? Jiji

La cara de Héctor fue un poema, primero se excitó y luego se turbó y mostró a la vez culpabilidad y preocupación. Me reí con ganas y le dije:
- Tontín, que estuvo genial, estaba de broma

Llevábamos varias noches haciéndolo en plan tranquilo, intenso pero tranquilo, hasta ayer noche que los dos nos soltamos el pelo, haciéndolo como antes del susto. Héctor dijo:
- Yo… lo siento si me pasé mucho pero…
- ¡DE ESO NADA! No te pasaste, estuvo genial
- Pero…
- Y ya has escuchado al doctor, sin problema con el sexo mientras no aplastemos al bebé, y eso nunca va a pasar, así que me puedes follar como anoche cuando quieras... no, espera, cambio eso… no es que puedas, es que debes follarme así

Y le saqué la lengua. Héctor rio y dijo:
- Estás muy loca estos días
- Por ti, cariño, loquita por ti jiji… anda, ayúdame a salir, que sola no puedo

Héctor, rápidamente salió del coche para ir a mi puerta y ayudarme a salir. Con trabajo y cuidado, conseguí salir y me puse a arreglar y alisar mi ropa. Cuando levanté la vista, vi que Héctor me miraba absorto. Le pregunté:
- ¿Qué pasa?

Héctor pareció despertarse y dijo:
- Que guapa eres, Cris, estaría todo el día mirándote

Me entraron unos calores enormes y un cosquilleo por todo el cuerpo. Tiré de él y lo besé con ganas. Luego, le dije al oído:
- Cambio de nuevo... no puedes, ni debes porque la que te va a follar a muerte esta noche voy a ser yo, tonto

Nos reímos abrazados hasta que le dije:
- Anda, vamos, que quiero lucir mi barrigota y ser la envidia de todas jiji

Héctor
Cuando entramos en la oficina todo el mundo vino a saludar y preguntar por Cris. Éramos los jefes pero manteníamos un buen ambiente de trabajo, como el que nos enseñó Carlos cuando empezamos a trabajar con él y Silvia.

Miré a Cris, estaba resplandeciente. Llevaba unos días super animada, siempre sonriendo, de buen humor, tarareando, jugando con los niños… y en la intimidad seductora, provocativa, caliente... me tenía malísimo, tanto que ayer olvidé su situación y la follé como antes. Meneé la cabeza, había sido una pasada pero tenía que controlarme.

De pronto noté una mano en mi brazo y me giré para ver a Ali, que sonreía tímidamente. Me dijo:
- Que bien veo a Cris
- Sí ¿Verdad?
- Ya te digo, parece otra… Imagino que es porque os han dado muy buenas noticias en el médico ¿no?
- Sí, bueno, todo va genial con el embarazo
- Ay, que bien, no sabes como me alegro, me dolía verla tan desanimada, no era ella

Asentí. Era totalmente cierto, la Cris de estos dos meses no era ella, nada que ver con su optimismo y felicidad de siempre. Miré el reloj, tenía un par de reuniones y debía revisar algunas cosas. Desde que Cris no trabajaba, me había tenido que encargar de su parte y no daba abasto. Le dije a Ali:
- Tengo que ir a mi despacho, tengo lío
- Vale
- Hazme un favor, Ali
- Claro, dime
- Vigila que no la estresen con problemas ¿Eh? Ahora se quiere reunir con vosotros y no empecéis a contarle todo de golpe, ahora mismo no hay nada grave pero ya sabes como es ella, si ve que puede ayudar o algo, lo intentará
- Ya
- Diles a los demás que no la agobien
- No sé si me harán caso
- Seguro que sí

Y le sonreí. Ali se removió nerviosa. Era una chica tímida de siempre, aunque se había adaptado muy bien en el trabajo. Dije en voz alta:
- Cariño, voy al despacho… Felipe, Sara, venid conmigo, tenemos que revisar el informe antes de la reunión. Y los demás, no me la agobiéis ¿Eh?

Y me fui entre exclamaciones de las mujeres diciendo lo guapa y estupenda que estaba Cris. En la puerta de mi despacho me paré para dejar pasar a Felipe y Sara y entonces vi como entraba Alberto. Me saludó con la mano y le hice un gesto con la cabeza. Era el antiguo novio de Cris, un idiota e inútil total. Hacía un año había llamado a Cris, llorando. Lo habían echado de su casa por impago y no tenía donde ir. Estaba muy desmejorado, le gustaba mucho beber y colocarse y había perdido hacía mucho su porte atlético. Ahora tenía barriga cervecera y unas entradas profundas en su cabeza. Cris se había apiadado de él y conseguido un trabajo de medio conserje, menudo chapuzas en el edificio donde teníamos la oficina.

Al principio se había portado medio bien, pero era demasiado vago, siempre escaqueándose del trabajo poniendo excusas. No le había querido decir nada a Cris pero sabía que los dueños del edificio estaban a punto de echarle. A Cris le daría pena pero no la pillaría por sorpresa, lo conocía bien. Suspiré y entré en el despacho, cerrando la puerta.

Cristina
“Estás estupenda, Cris”. Me giré reconociendo la voz, era Alberto. Me dio dos besos y olí a cerveza. Charlé un poco con él, siempre con excusas y quejas, no cambiaría nunca. Me ponía mala pensando en aquellos años que salí con él y Sara, ignorando a mi Héctor ¿Cómo había podido estar tan ciega y ser tan tonta? Ciega por como eran los dos, y tonta por ignorar a un hombre de verdad, uno que merecía toda mi atención, mi Héctor. De todas formas, había ayudado a Alberto varias veces durante los últimos años por pena pero esta sería la última vez, ya se lo había dicho, pero sabía que no serviría de nada, acabaría fastidiando su trabajo porque era un vago, siempre lo había sido y seguía igual.

En cuanto pude, me despedí de él y me puse a hablar con los compañeros. Tras un rato, fui a por Ali y le dije:
- Ven, vamos a charlar

Ali puso cara de sorpresa. Nos metimos en una sala, yo no tenía despacho, me sentaba en la sala común con el resto de mi equipo. Me senté pesadamente y le dije:
- Cierra la puerta, por favor

Ali, con cara de susto, lo hizo. Le dije:
- Me mata estar tanto de pie, me duelen las piernas, la espalda, los pies… que pesadilla, Ali
- Pero estás… estás genial, Cris, pareces otra… hace dos semanas en la pisci estabas triste y seria, y ahora… ahora mírate, eres la Cris de siempre

Sonreí. Era verdad. Y hoy me sentía especialmente bien, gracias a la revisión médica y a… “a estar bien follada” pensé y reí sin querer. Ali me miró desconcertada y dije:
- Perdona, es que me he acordado de algo… sí, me siento muy bien, tienes razón

Ali sonrió insegura. Le dije:
- Anda, cuéntame como han ido por aquí las cosas, en estos meses no he querido saber nada de nada, pero hoy sí ¿Cómo te ha ido?

Y Ali, atropelladamente, me contó. Sabía por Héctor que se había adaptado bien, habíamos estado hablando de ella el día anterior. Ali terminó diciendo:
- Y… y… y he aprendido mucho… de los compañeros y… y de Héctor

Y sonreí al ver sus ojos, le brillaban al pensar en Héctor. Y me recordó a una chica, aquella medio novia que tuvo Héctor y que trabajaba como becaria con nosotros ¿Cómo se llamaba? Ya no me acordaba, pero sí de su mirada cuando estaba con Héctor o hablaba de él… Era la misma de Ali cuando pensaba en su amor platónico.

Nos quedamos calladas, yo pensando en las miradas de muchas mujeres cuando veían a Héctor, y Ali nerviosa porque no sabía que estábamos haciendo allí. Carraspeé y le dije:
- Cuando empezaste aquí me dijiste que tu idea era coger algo de experiencia y luego irte un año o dos a EEUU con Gema ¿Te acuerdas?
- Ehh, sí
- ¿Sigues con el mismo plan?

Ali, más nerviosa, se miró las manos. Le dije:
- Si no recuerdo mal, acababas de romper con tu novio y tenías ganas de cambiar de aires
- Sí (bajito)
- ¿Ya no quieres?

Ali siguió mirándose las manos pero entonces levantó la cabeza y dijo:
- No

Sonreí. Le dije:
- Gema dice que tienes un… un amigo ¿Es por eso?
- No, bueno, no sé… no es que seamos algo pero…
- Pero no te quieres alejar de él ¿No?
- Mmm no
- ¿Vas en serio con él?
- Mmmm no sé… es que es complicado
- Las relaciones suelen serlo
- Esta más

Por Gema sabía que el chico era introvertido, un friki tímido que no salía. Asentí pero ella dijo:
- No se lo he contado a nadie, ni siquiera a Gema pero… ¿Te lo puedo contar a ti, Cris?

Conocía a Ali desde pequeñita, la había ayudado con sus dudas sobre sexo entre otras muchas cosas de todo tipo: estudios, profesionales… Asentí y dijo:
- Es que Juan es… es… él tiene… tiene… es mayor que yo
- Ajá
- Y está… está divorciado

No pude evitar poner cara de sorpresa, eso no me lo esperaba. No dije nada, esperando. Entonces ella empezó a hablar sin parar:
- Es… es… tiene más de treinta, tiene dos hijos y es… es… es muy divertido y… y… listo y… y tenemos gustos parecidos y… y sabe… sabe… me entiende y… pero no es un caradura, no pienses que se está aprovechando de mí, fui yo la que… la que quiso algo con él… él nunca intentó… fui yo… es que es… es… es como Héctor

Y se puso colorada. Me reí:
- ¿Cómo que es como Héctor?
- Quiero decir, es un tío listo, sabe de ordenadores, sabe de… le gusta jugar
- ¿Jugar?
- A la consola y…

Me reí. Había encontrado un sustituto de Héctor. Entonces dijo:
- Y es… es muy bueno… muy bueno en la cama

Se puso aún más colorada pero sonrió. Continuó:
- Mucho mejor que mi ex, ya sabes que yo no sentía nada con él cuando lo hacíamos, pero con Juan es… es una pasada, Cris, me lo paso genial con él en la cama, pero también fuera de ella, nos pasamos horas charlando, riendo y… y me gusta estar con él y sus hijos y… y… pero no se lo puedo decir a mi madre, me mataría, ni a Sofi, se reiría de mí… a Gema sí, pero no me he atrevido, pensará que soy una tonta ingenua y… Por favor, no se lo cuentes a nadie
- Tranquila, tranquila, respira, chiquilla

Nos quedamos calladas, mirándonos. “Un hombre bastante mayor que ella, ufff” pensé. Entonces recordé algo, a Carlos, la intensa atracción que tuve hacia él, y lo bueno que era en la cama… A veces la edad no importaba nada. Le dije:
- Sí que es una relación complicada
- Ya

Ali me miraba ansiosa por saber que le diría. Carraspeé y le dije:
- Entiendo lo que me dices, Ali
- Pero me vas a decir que lo deje
- Nooo, te voy a decir que te lo tomes con calma
- ¿No lo dejo?
- Nooo, quiero decir que no… Bueno, que tienes 20 años, Ali, no quieras vivir todo en tan poco tiempo
- No te entiendo
- Disfruta de ese hombre, del sexo y de la compañía, pero piensa también en ti, en lo que quieres para ti
- Puede que lo quiera a él (dijo con un hilito de voz)
- Puede… Pero piensa en tu futuro profesional, por ejemplo
- ¿Lo de irme con Gema?
- Sí, o no, ya depende de ti, de lo que quieras para ti

Nos quedamos calladas de nuevo. Le dije:
- Mira, quería hablar contigo porque en menos de un mes acabas las prácticas
- Lo sé
- Y quería saber si… si te ibas a ir o quieres seguir trabajando con nosotros

Ali abrió muchos los ojos. Le dije:
- Héctor está contento con tu trabajo, habla muy bien de ti
- ¿Sí????
- Claro, jajaja, y de tus ganas de aprender, eso le gusta mucho

Ali se puso de nuevo colorada. Sonreí. Le dije:
- Si quieres seguir con nosotros, te podemos ofrecer esto

Y saqué unos papeles de mi bolso. Era un contrato. Se lo puse en la mesa y le dije:
- Léetelo, y pregunta cualquier duda que tengas, y si no estás de acuerdo con el sueldo, lo hablamos

Ali me miró sin moverse. Le dije:
- Está al final, míralo

Ali cogió rápidamente los papeles y fue al final. Abrió mucho más los ojos y me miró con cara de sorpresa total. Sonreí, que me recordaba a mí con mi primer contrato. Le dije:
- Léelo con cuidado, y pregunta cualquier duda… y revísalo con… con ¿Juan?
- Sí, Juan
- Él puede que entienda de estas cosas y te ayudará a entenderlo por si no te fías de nosotros

Ali saltó en su silla como si la hubieran pinchado y dijo rápidamente:
- ¿Qué no me fío de vosotros? Pero… pero… ¿Cómo puedes decir eso? Yo… dame un boli y lo firmo ya

Me reí y le dije:
- Estaba de broma, tonta, jeje, claro que te fías de nosotros, pero debes leerlo bien, y entenderlo… es tu primer contrato… y pregunta lo que quieras

Entonces se levantó y me entrelazó los brazos en el cuello, llorando. Estuvo así un rato hasta que se calmó. Charlamos un poco más y luego le dije de irnos. Antes de salir me dijo:
- Cris, muchas gracias por todo, por… por contratarme y… por.. por escucharme y no juzgarme y… gracias, gracias
- Venga, ya sabes que estoy aquí para lo que necesites

Y se fue. Me dirigí al baño y al salir fui al despacho de Héctor. Allí me encontré a Ali que le daba las gracias sin parar a Héctor que reía incómodo pero contento.

Sara
Salí de la ducha envolviéndome en un albornoz y diciendo “voy, coño, voy” porque no paraban de llamar a la puerta. Estaba de mal humor, había sido un viaje largo en avión desde Sudamérica y, aunque la ducha había ayudado a relajarme un poco, tanta insistencia me estaba cabreando.

Abrí la puerta sabiendo quien era porque había quedado con ella. Le espeté:
- Toca otra vez el puto timbre y te rompo la cara
- Joder, que llevo un rato llamando
- Pues te jodes

Dije dándole la espalda y volviendo al cuarto de baño. Isa me siguió diciendo:
- Ah, que te estabas duchando
- Como se nota que eras universitaria, que lista eres (con sorna)
- Adivina no soy, me has dicho que venga rápido y aquí estoy

Cogí el secador y lo encendí ignorando a Isa. Cuando terminé, cogí un cepillo y fui al salón donde Isa, al verme, se me acercó con un vaso. Bebí un sorbo, era mi bebida favorita, Isa siempre estaba atenta a los detalles. Dejé el vaso y comencé a cepillarme mi lustrosa melena rubia. Observé que Isa estaba nerviosa, algo iba mal. Le dije:
- Pon el video
- Es que…

La miré con mala leche y dije:
- ¿Qué coño pasa?
- Es que… no pude grabarlo

Fui hacia ella y le di un guantazo. Isa se apartó diciendo:
- Espera, espera, déjame explicarte
- No me jodas, Isa, dime que tienes el puto video
- No, pero no fue culpa mía

Levanté la mano y ella rápidamente se alejó. Le dije:
- Ven aquí

Isa suspiró y se acercó. Le di otro guantazo. Se le saltaron las lágrimas y me dijo:
- Te juro que no fue por mi culpa

Levanté la mano para darle otro pero ella se arrodilló delante mía y me abrazó las piernas diciendo:
- Me desnudé pero salió corriendo el puto gilipollas, te lo juro, el puto cobarde salió corriendo y…

La aparté de mí de un empujón con mi pierna. Isa se quedó tumbada en el suelo mientras yo cogía mi vaso y lo bebía de un tirón, llena de rabia. Isa gimoteaba en el suelo y la miré con asco. Poco a poco, gracias a la bebida, empecé a calmarme. Me senté y le dije:
- Eres una puta de mierda, no has conseguido seducir a un puñetero friki
- Yo… No sé, no entiendo nada, yo… hice todo… y…
- Cuéntame

Isa se levantó y se sentó a mi lado. Me contó como se había vestido de empollona y asistido a sus insoportables conferencias, y como se había hecho la interesada en esos temas. Ella entendía de esas mierdas porque estudiaba, o más bien había estudiado, un par de cursos en Matemáticas hasta que se había dado cuenta que le gustaba más pasárselo bien con las drogas y el sexo. Dijo:
- Conseguí recordar las mierdas que aprendí en la uni y le fui con el rollo y él encantado, se tragó todo mi cuento de jovencita empollona buscando asesoramiento del machote listo. Y entonces me cambié de ropa, iba fantástica, y le dije que le quería invitar por lo bueno que había sido conmigo. Quería llevármelo a la casa y follármelo allí, tenía todo preparado para grabarlo, pero el muy idiota se puso nervioso y me dio largas

Meneó la cabeza como si no se lo creyera y continuó:
- El tío es un puto subnormal, más claro no podía estar de que era un polvo fácil, pero me miraba como un perro asustado… y, no sé, eso me puso, el tío está bueno, me lo hubiera follado hasta gratis

Bufé despectivamente. Era un puto rarito, un gilipollas al que la zorra de Cris había enganchado para que le pagara todo y ser su puta mantenida, la muy guarra. Isa continuó:
- Como el tío no quería ir a la casa, fui a su habitación y allí me desnudé, y te juro que ese tío no es un puto maricón, me miró como me miran los tíos que me quieren follar, pero salió corriendo ¿Tú te crees? Me ve desnuda y sale corriendo el muy gilipollas

Isa se secó las lágrimas y siguió contando:
- Quería follármelo allí y luego, al día siguiente, llevarlo a la casa para grabarlo, ese era mi plan pero se fue y me quedé allí como una tonta, sin poder creérmelo. Lo esperé toda la puta noche y el tío mierda no volvió. Me fui por la mañana y lo busqué por el recinto y no apareció. Por la tarde volví al hotel y había dejado la habitación, pero me quedé otro día por si volvía pero no… y entonces… entonces te esperé y…

Me miró con miedo. Sentía hervir dentro de mí la rabia. Respiré hondo y me levanté. Isa se encogió de miedo pero la ignoré. Fui a buscar mi bolso y saqué un porro. Lo encendí y di una profunda calada cerrando los ojos. Al abrirlos vi a Isa mirándome ansiosamente. “Puta yonki de los cojones” pensé. Le hice un gesto para que se acercara y, al estar enfrente mía, le puse el porro en los labios y ella dio una calada con deleite. El porro no era nada para ella, le gustaban cosas más fuertes, pero como buena yonki, nunca rechazaba nada. Le di otra calada y le dije:
- Cómemelo

Isa sonrió y se arrodilló frente a mí, desatándome el albornoz. Levanté una pierna y noté los besos y su lengua por mi muslo. Al poco, noté su lengua en mi coño. Di otra calada y cerré los ojos, pensando, algo más calmada. Isa sabía comer un coño, así que poco a poco la rabia se fue disipando para transformarse en excitación.

Pensé en Cris, la primera tía que me lo comió. Siempre se le dio bien aunque nunca quiso follar a solas conmigo, la muy zorra, una calienta coños de primera. Gemí al notar la lengua de Isa en mi clítoris, y sus dedos dentro de mí.

Tenía que hacerle algo a Cris, algo que nunca olvidara. Era la segunda vez que conseguía esquivar mi venganza. La primera vez fue algo chapucero, un arrebato. La había visto en un bar desayunando con otra gente. Entré en el bar sin que ella me viera. La veía tan feliz, riéndose, con esa barriga de cinco o seis meses que me pudo la rabia y cuando vi que tenían preparado su pedido, me acerqué a la barra. Vi su bebida, un té o algo, mientras el resto eran cafés. Le eché varias pastillas de droga. Con eso estaba segura que no sería tan feliz, tendría un aborto. Me alejé sonriendo. Cuando se lo conté a Carmen, me echó una gran bronca diciendo que no debería haberle hecho daño al feto, solo a ella, que debería haber tenido paciencia, pero a mí me daba igual, solo quería que sufriera, Carmen no entendía lo que había sentido al verla tan feliz. A los días me enteré que no había abortado, pero casi. Que mala hostia me entró, la muy puta, que suerte tuvo, seguro que no se bebió entero el vaso.

Luego, pasaron días donde no la vi, no salía de casa. Entonces me encontré con un viejo conocido, con Al, Alberto. Estaba hecho una pena. No le hice ni caso hasta que me dijo que trabajaba con Cris. Me lo follé y me contó muchas cosas sobre ella. Según él, de verdad ella adoraba a su marido, para ella era lo más importante junto con sus hijos. Y de ahí surgió mi plan, restregarle por la cara a esa puta los cuernos que le iba a poner su marido. Joder, lo que iba a disfrutar enviando el video a todo el mundo, que todos vieran como le ponía lo cuernos, como la despreciaba su puto marido.

Gemí de nuevo al notar los dedos de Isa en mi culo. Metió uno, luego otro. Le apreté la cabeza contra mi coño para que lo comiera más rápido. No tardé en correrme pensando en Cris humillada, vencida, destruida.

Cuando me tranquilicé, miré a Isa, que me observaba entre mis piernas con una sonrisa. “Y por esta estúpida no voy a poder humillar a esa zorra” pensé cabreada. Estuve a punto de golpearla pero entonces dijo:
- Sara ¿Tienes trabajo para mí?

La miré. Joder, que se parecía a Cris. Busqué mi móvil y miré las citas previstas. Le dije:
- Tengo… mmm no, está todo cogido… hoy nada
- Joder, necesito pasta
- Mañana… mañana hay un servicio libre a las diez de la noche
- Vale, para mí
- Es una fiesta con cinco o seis ejecutivos… orgía
- Mierda ¿Una puta orgía? No me gustan ¿Con quién sería?
- Con Saray
- ¿Esa gorda? ¿Y tendría que follar con ella?
- Claro
- Joder, que asco
- Tengo otro servicio a las cinco de la tarde
- Vale, mejor ese
- Es el viejo de los juguetes
- Joder ¿Ese asqueroso?
- Sí
- Ese no hace más que meterme cosas raras por el culo, y huele y sabe mal

Me aparté de ella y me eché otra copa. Isa, aún en el suelo, pensaba. Dijo:
- Joder, la última vez me estuvo doliendo el culo durante días
- Pues mañana no hay más servicios libres

Suspiró y dijo:
- Bueno, vale
- ¿Cuál?

Se lo pensó y preguntó:
- ¿Me vas a dar algo por lo del raro ese?
- No, no te acostaste con él
- Pero estuve allí y…
- Y te jodes por no hacer el trabajo

Isa dijo un “mierda puta” muy bajo. Entonces dijo:
- Me quedo con los dos servicios, estoy tiesa

Sonreí, Isa estaba sin nada que meterse. Y me lo confirmó al decirme:
- ¿Tienes algo para meterme?
- ¿Tienes pasta?
- Te lo acabo de comer
- Eso me lo debías por fallarme, zorra

Isa suspiró y entonces dijo:
- ¿Me quedo esta noche y hago de esa… esa Cris?

Era justo lo que estaba pensando. Anteriormente, habíamos jugado dos veces a que ella fuera Cris y había sido bastante satisfactorio, se le parecía tanto que si me colocaba, servía perfectamente de escape para mi mala leche. Sonreí y ella dijo:
- Pero me das algo para colocarme
- Vale
- Y no me dejes marcas, que mañana trabajo

Y sonreí. “No apostaría por eso, pequeña” pensé notando crecer mi excitación ante la noche de placer y dolor que le esperaba a Isa.
 
Sara es solo un peón de Carmen.
Posiblemente, pero es una descontrolada que actúa por su cuenta.
Por otro lado, Carmen ha afeado a Sara que atentase contra el bebé que espera Cristina. Nuestra villana parece tener algún tipo de norma o escrúpulo.
Claro que ésto puede ser un truco del autor, para hacernos dudar sobre la verdadera naturaleza de Carmen.😈😈
 
Aunque Sara puede dar la impresión de ser más peligrosa debido a su naturaleza impulsiva y explosiva, su falta de control y previsión la convierte en alguien impredecible pero menos estratégico. Carmen, por otro lado, parece más fría, calculadora y metódica. Analiza cada situación con calma, mide sus movimientos y actúa con decisión. Es precisamente esa capacidad para mantener la cabeza fría y planear cuidadosamente lo que la convierte en la verdadera amenaza. Mientras que Sara actúa guiada por emociones intensas, Carmen representa un peligro silencioso pero letal.

Es fundamental que Carlos se mantenga siempre alerta y con todos los sentidos en guardia.
 

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