5
Héctor
Me despedí de mis compañeros y volví a la mesa donde tenía mis cosas. Habíamos mantenido una charla abierta en el auditorio hablando sobre tecnologías futuras que había estaba muy interesante y con mucha participación del público, estaba contento y deseando llegar al hotel para contárselo a Cris, sabía que esto le habría encantado... como la echaba de menos.
Me incliné para cerrar el portátil cuando escuché una suave voz diciendo:
- Perdone que le moleste, señor Gero…
- Héctor, por favor
Y me giré. Vi a una chica joven, muy joven, con gafas, el pelo recogido en una cola de caballo, vaqueros y una camiseta de tirantes que mostraban un generoso busto. Me extrañó y me sentí incómodo porque mi vista había ido a sus pechos. Me giré de nuevo para ocultar mi turbación mientras seguía recogiendo el portátil y decía:
- Dime ¿Alguna duda de última hora?
- No, jeje, solo era para felicitarlo, me ha encantado la charla
- Ah, muchas gracias
Terminé de recoger y entonces caí en lo que me había turbado tanto. Me giré con la mochila y la miré de nuevo. Se parecía un montón a Cris de joven. La chica alargó la mano y me dijo:
- Me llamo Isa
- Ah, encantado, Isa
- Verá, señor…
- Héctor, por favor, tutéame
- Sí, Héctor, verás… es que estoy estudiando la licenciatura de Matemáticas y...
- Ah, ufff, complicado ¿no?
- Sí, bueno, se me dan bien las mates
Y me sonrió ampliamente, una preciosa sonrisa que hizo que me recordara aún más a Cris. Entonces llegó una compañera de la charla y me dijo:
- Héctor, ven, nos quieren hacer una foto
- Ah, es que me iba a comer, esta tarde tengo…
- Será solo un momento
Miré a la chica y le dije:
- Lo siento, me reclaman
- Ah, bien, pero…
- Espero no haberte aburrido mucho en la charla, ánimo con esa dura carrera
Y me fui. Me olvidé de la chica de inmediato y tras las fotos y más charlas, me escapé para llamar a Cris. Tras preguntarle como estaba y quedarme tranquilo con su estado, le conté toda la charla. Tras un buen rato, corté y me fui a un restaurante para comer, en una hora tenía otra charla.
Me senté en una mesa y, mientras esperaba a que me atendieran, escuché:
- Hola de nuevo
Levanté la vista y vi a la chica que me miraba con una sonrisa tímida. Me quedé perplejo y ella dijo:
- Perdona, Héctor, es que acabo de entrar a comer y te he visto solo y antes no hemos podido hablar ¿Te importa?
- ¿Importar?
- ¿Puedo sentarme aquí? Es que me gustaría preguntarte algunas cosas
- ¿Preguntarme?
- Sí, es que me ha impresionado mucho, bueno, ayer te escuché y hoy también y, no sé, estoy pensando en… bueno, mi carrera me gusta pero estoy pensando que la informática… bueno, me gustaría un poco de asesoramiento si no te importa, es que tengo algunas ideas y…
Me quedé sin saber que decir. Ella aprovechó y se sentó, sin dejar de sonreír. Entonces llegó el camarero y la chica pidió su comida. Yo los miraba sin saber que hacer pero al final también pedí. La chica empezó a contarme cosas de su carrera, de sus dudas… y acabamos charlando muy amigablemente. Fue una charla interesante y amena donde me contó que estaba en primero de la carrera, que tenía 18 años y muchas dudas sobre su futuro. Me despedí de ella tras pagar los dos almuerzos y desearle suerte.
La tarde fue muy entretenida, con charlas, preguntas, demos… Cuando terminamos, salí del edificio cansado pero contento, deseando llegar al hotel y tener una larga charla con Cris. Iba pensando en eso cuando escuché:
- Hola, Héctor
Miré a mi alrededor y vi a la chica, Isa. Esta vez iba con un vestido corto, sin escote pero muy ajustado, y llevaba el pelo suelto y sin gafas. Me costó reconocerla. Dije:
- Ho… ho… hola
- Me han encantado tus charlas de esta tarde
- Gr.. gracias
- He pensado que, como has sido tan bueno conmigo y me has invitado al almuerzo ¿Te puedo invitar yo a la cena?
La miré pasmado ¿Qué pasaba aquí? No conseguí articular palabra. Ella continuó:
- Vivo cerca de aquí, sola, y soy muy buena cocinera, verás que rico y… y podemos charlar más y…
Di un paso atrás, aún más pasmado si cabe, y sin conseguir pensar con claridad. Entonces vi a un conocido pasar cerca y le llamé:
- Antonio, Antonio
Él se paró y me fui hacia él diciendo:
- Per… perdona, Isa, es que he quedado y…
Y hui casi corriendo. Tras un poco de charla insustancial, caminando con mi compañero, me despedí de él cuando no vi a Isa y me fui al hotel muy turbado. En el taxi me tranquilicé “Seguro que he malinterpretado todo, esa chica tan joven y guapa ¿Cómo iba a estar insinuándose, idiota?” me recriminé y sentí una profunda vergüenza “Si soy un viejo para ella, un viejo friki… joe, que idiota soy, y que cobarde… lo que habrá pensado la pobre chica que solo quería mostrarse amable”.
Cuando llegué al hotel, subí a mi habitación e iba a llamar de inmediato a Cris pero pensé que mejor me calmaba, que Cris me vería alterado y se lo tendría que contar y no quería ponerla nerviosa “¿Nerviosa por qué? ¿Porque soy un viejo que ha creído que una chica guapa quería algo contigo? Que ridículo eres, imbécil”. Y prefería eso, haber hecho el ridículo porque ni de broma querría un lío con otra que no fuera Cris, vamos, es que ni hablar.
Y cuando ya había conseguido tranquilizarme lo suficiente, escuché que llamaban a la puerta. Me extrañó y al abrir la puerta, me quedé de nuevo pasmado. Allí estaba Isa, sonriente. Me dijo:
- Hola
No pude contestar. La miré con la boca abierta. Me dijo:
- Te has ido tan rápido que no he podido contarte una cosa ¿Puedo pasar?
- ¿Qué?
Entonces ella dio un paso pegándose a mí. Noté sus pechos y retrocedí, dejándola pasar. Cerré la puerta y la seguí. Ella se paró al lado de la cama y dijo:
- Te quería decir una cosa
Seguía sin poder hablar y solo pensando como podía echarla sin que me montara un número “¿Cómo me he metido en esto?”. Entonces ella se me acercó y dijo:
- Me encanta escucharte hablar, me pareces increíblemente atractivo, me pones super cachonda
E intentó besarme. Di un paso atrás casi cayéndome de culo pero recuperando el equilibrio en el último momento. Ella sonrió, y en un rápido gesto, se quitó el vestido, quedándose desnuda, no llevaba ropa interior. Me miró sonriente, provocativamente.
Entonces conseguí reaccionar. Miré a mi alrededor y vi mi cartera y móvil. Los cogí y salí rápidamente de la habitación. Luego, busqué la escalera y baje corriendo. Fuera, busqué un taxi y le dije que me llevara a otro hotel. Dentro del coche, ya más tranquilo, me eché las manos a la cara y pensé “¿Cómo me puede pasar esto a mí? Cris enferma y pasándolo mal y yo… yo… perdona, Cris, perdona, no sé que he hecho para que esta chica se pensara… lo siento, lo siento, Cris” pensé con profundos remordimientos de conciencia.
Gema
Cuando entré en la habitación de mis padres arrugué la frente, algo le pasaba a mi tía. La había dejado a solas mientras hablaba con mi tío y ahora, al volver, miraba la pantalla apagada del iPad, sin moverse. Le pregunté:
- Tita ¿Pasa algo?
- ¿Qué? Ah, no, nada
- ¿Nada?
- Tu tío vuelve mañana
- ¿Mañana? ¿Tan pronto?
- Sí, dice que no aguanta más allí solo
Me miró sonriente. Aunque Cris intentaba disimular y estar contenta, yo sabía perfectamente que estaba echando muchísimo de menos a su marido. Pero entonces la sonrisa se tornó un poco dubitativa. La miré esperando y dijo:
- Es que… no sé, me ha alegrado muchísimo que vuelva ya, no me entiendas mal, me estáis cuidando genial pero… pero es mi Héctor y…
- Lo sé, lo sé, lo echas de menos
- Mucho, esto de dormir sin él lo llevo fatal
- Ya, jeje
- Pero…
- ¿Pero?
- No sé, estaba algo raro
- ¿Y eso?
- No sé, muy nervioso y… y tartamudeaba un poco, y eso solo lo hace cuando está muy, muy nervioso
- Ah, pero será por eso mismo, porque te echa de menos
- Ya pero… No sé, nada, cosas de una tonta… que me ha alegrado la noche, mañana lo tengo de vuelta, al fin jeje
Y me reí con ella, vaya dos tontuelos. Me acosté y charlamos un poco. Cuando apagué la luz me puse a pensar. Esa tarde había estado hablando con Sofi. Casi me había echado la bronca por no salir más. Y me había enfadado un poco con ella, pero en el fondo tenía razón, no hacía más que darle vueltas a la cabeza pensando que nunca tendría lo mismo que mi madre y mi tía, pero lo cierto era que seguro que no lo tendría sin salir y conocer a tíos. Suspiré. Sí, tenía que salir, en algún lado estará mi príncipe azul… o algo.
Varios días después
Carlos
Vi como Héctor se me acercaba con un par de botellas de cerveza en las manos. Me dio una y le pregunté:
- ¿Ya te has cansado de piscina?
- Me tienen reventado jeje
Miramos hacía la piscina donde los tres hijos de Héctor gritaban sin parar mientras jugaban con Gema, Ali y Cristi. Y en las hamacas, Silvia y Cris reían mirándolos. Le dije a Héctor:
- Anda, ayuda con la carne… A Cris algo hecha ¿no?
- Eso es, yo me quedo con la más quemada jeje
Dimos la vuelta a los filetones y me preguntó:
- Entonces por Francia todo bien ¿no?
- Sí, sí, ahora a esperar que todo vaya bien, Laira está un poco asustada por si su cuerpo no lo acepta bien pero le han dicho que no ven ningún problema
- Genial
- Sí, está muy ilusionada, espero de verdad que el embarazo concluya bien, se lo merece
- Claro
- Y al volver por aquí no me he encontrado ningún desastre, ni la casa ardiendo ni a Cris desesperada jeje
- No, no, se lo ha pasado muy bien con Gema, Fer y Cristi
- Habéis hecho bien en quedaros aquí estos días mientras volvíamos
- Sí, sobre todo por los niños, se lo pasan genial aquí con sus primos
- Os podéis quedar todo lo que queráis, ya lo sabes
- Ya, ya, pero también tenemos ganas de estar en casa
- ¿Y por qué volviste tan pronto? ¿Echabas de menos los gritos? jeje
- Jeje, no, es que...
Vi que se ponía serio. Sabía que algo le pasaba pero no había querido presionarlo. Vi que le daba vueltas a como contármelo y esperé. Entonces me dijo:
- Me… me pasó algo en el congreso
- Eso me parecía
- ¿Sí? ¿Se nota?
- Sí ¿Qué pasó?
- Pues… Te juro que no hice nada
- Bien empiezas…
- De verdad, pero es que una chica...
- Ufff
- Espera… una chica se me acercó, charlamos y… no sé… no entiendo pero…
Se quedó callado, mirando las brasas. Entonces dijo:
- Se desnudó en mi habitación y…
- Espera, espera ¿Cómo que se desnudó en tu habitación? ¿Llevaste a una chica a tu hotel?
- No, yo… no, no, es que ella…
Entonces, atropelladamente, me contó lo ocurrido. No pude contenerme y me reí cuando me contó como huyó de su propia habitación, me hacía una perfecta idea de su susto. Cuando me calmé, él me miraba nervioso y dijo:
-Te juro que no hice nada, de verdad que me fui y…
- Te creo, te creo
- Y no… no le dije nada de… yo no… no le propuse nada… yo…
- A ver, Héctor, has tenido una grupi
- ¿Una qué?
- Una chica que ha sentido fascinación por una estrella
- ¿Qué estrella? ¿Yo?
- Claro, te vio y escuchó en las conferencias, le gustaste y quiso… quiso llevarse un buen recuerdo de ti
Héctor me miró con la boca abierta. Me volví a reír. Entonces dijo:
- Pero… pero… era joven, y guapa, muy guapa… yo no… no soy…
- Tú solo tienes ojos para tu mujercita, pero haymuchas mujeres que te encuentran atractivo
- Anda ya, solo Cris…
- Ayyy, Héctor…
Él meneó la cabeza y dijo:
- Te juro que no fue cosa mía, no le propuse ni le insinué… o no me di cuenta… yo.. yo no soy bueno hablando con… con mujeres y…. no sé… creo que no le dije nada inapropiado, te aseguro que esa no era mi intención… yo...
- Lo sé, lo sé ¿Se lo has contado a Cris?
- Eso te quería consultar… mmmm se lo quiero contar, me siento mal, pero Cris está con los cambios de ánimo… no quiero que esto la pueda… la pueda alterar ¿Entiendes?
- Ya
- Ella… no sé como se lo tomará, si me creerá o no… pero te juro que yo no…
- Lo sé, Héctor, lo sé
- ¿Qué hago?
Lo pensé durante unos segundos. Entendía la duda de Héctor porque había visto a Cris llorar desconsoladamente por insignificancias. Le dije:
- Quizás es mejor es que no le digas nada por ahora, que se lo cuentes cuando tengáis al bebé, y que se lo cuentes como una gracia… De todas formas, si me das tu permiso, se lo podemos consultar a Silvia, ella entiende mejor el ánimo de Cris y podrá decirnos
- Claro, claro, cuéntale, pero te juro que yo no…
- Jajaja, que lo sé, Héctor, lo sé, jaja
Pero Héctor sonrió aliviado. Se había quitado un peso de encima. Entonces le pregunté:
- ¿Y has dejado en el hotel tus cosas o volviste a por ellas?
- Volví por la mañana. Le pagué a uno del hotel para que entrara en la habitación y recogiera mis cosas, no quería ni entrar, estaba acojonado
- Jajaja, me lo creo, me lo creo
Miré hacia donde estaban Silvia y Cris, y Silvia, como si intuyera algo, levantó la cabeza y me miró. Le hice un gesto para que se acercara. Silvia se levantó diciéndole a Cris en voz alta:
- Seguro que ya están quemando la carne
Cris se rio y Silvia vino hacia nosotros sonriendo. Aproveché para darle un buen repaso porque estaba fantástica con su bikini y ella se dio cuenta y sonrió ampliamente. Cuando llegó, me dio un piquito y me sonrió provocativamente. Luego dijo:
- A ver que desastre habéis hecho
- No, no es eso… es que te queremos consultar una cosa… Héctor, explícale el tema
Héctor, muy nervioso y a trompicones, volvió a contar la historia, disculpándose todo el rato. Silvia me miraba de vez en cuando, con una sonrisita en su boca. Ella me había contado muchas veces que las mujeres miraban a Héctor con interés, que a muchas mujeres les resultaba muy atractivo con ese aire de inteligente distraído e ensimismado en sus cosas, además de que físicamente estaba bien. Y de eso era muy consciente Cris, pero Héctor no tenía ni idea ni se preocupaba por esas cosas.
Héctor terminó diciendo:
- Y hemos pensado que lo mejor es que se lo cuente tras el embarazo para no alterarla ahora y…
Silvia negó con la cabeza y dijo:
- No
- ¿No?
- No porque ella ya sabe que pasa algo
- ¿Lo sabe?
Héctor me miró confuso. Silvia dijo:
- Sabe que algo te ha pasado en el congreso y esta noche te lo va a sacar, no aguanta más verte tan nervioso
- Oh
- Anda, ve y se lo cuentas, no se va a sorprender
- ¿No se va a sorprender de que una chica se haya desnudado en mi habitación y…?
- Bueno, de eso sí, jeje, pero no de que te tiren los tejos, ni de tu reacción
Héctor nos miró confundido. Silvia hizo un gesto hacia Cris y dijo:
- Mírala, sabe que estamos hablando de lo que te ha pasado en el congreso… anda, ve y le cuentas
Héctor nos miró algo perplejo, y miró a Cris que no nos quitaba ojo, y luego a nosotros, y luego a Cris. Le di un pequeño empujón y Héctor fue hacia Cris. Entonces Silvia me sacó la lengua y dijo:
- Lo sorprendente es que no haya pasado antes
- ¿Lo de la chica desnuda?
- Noooo, jajaja, menuda guarrilla jajaja… me refiero a lo de tirarle los tejos… pero es normal, Cris no lo deja ni a sol ni a sombra jajajaja
- Jeje, es verdad… ¿Crees que se enfadará?
- ¿Cris? Que va, ella ya intuye algo pero no tiene dudas sobre Héctor. Lo peor es que ahora se sentirá más culpable por tenerlo sin sexo
- Ah
- Y hablando de sexo…
- Tranquila, a mí ninguna me tira los tejos y se me desnudan
- Porque tampoco te dejo solo jejeje
- Sí, fijo que es por eso jajaja
- Y porque no estás faltón de sexo ¿No?
- Nooo, eso seguro que no jajaja
- Entonces ¿Qué hacías mirándome así?
- Porque estás fantástica con este bikini, claro
Entonces se me acercó y dijo flojito:
- ¿Sabes como estoy mejor?
- Sorpréndeme jeje
- Sin él y contigo dentro de mí
- Jajaja
- Ya verás esta noche, ya verás
Y me dio una palmada en el culo. Entonces vimos como Cris y Héctor se abrazaban y besaban, con ella riéndose. Nos acercamos y ella dijo:
- Que tontín mi Héctor jiji
Él sonreía aún agobiado y dijo:
- Pero de verdad que no fue mi intención ni…
- Ayyy, nene, eso lo sabemos todos… Mira que estar dos días así de angustiado por miedo a contármelo
- Es que estás muy sensible y… y lo mismo no te creías que con una chica desnuda en mi habitación yo me hubiera ido y…
- Tengo clarísimo que esa zorrita no tenía ninguna posibilidad, cariño, pero ninguna
Y lo besó sonriendo. Internamente suspiré aliviado de que Cris no se lo hubiera tomado a la tremenda y puesto a llorar como otras veces cuando se agobiaba por no valerse por ella y tener a Héctor pendiente de ella.
Héctor
Cerré despacio la puerta de la habitación de los nenes y fui hacia la cocina. En la puerta me esperaba Cris sonriendo:
- Hoy no ha costado nada que se durmieran ¿eh?
- No, estaban fundidos de todo el día en la piscina jeje
- Igual que tú, cariño, que no has parado
- Que va, no es para tanto… ¿Quieres algo? ¿Te preparo una infusión? ¿Te has quedado con hambre?
- No, no, jaja, solo te estaba esperando
- Ah… ¿Quieres ver una serie?
- No, estoy cansada… me voy a la cama
- Vale
- ¿Vienes?
- Sí, pero antes quiero ducharme
Me dio un beso y se fue hacia nuestra habitación pero antes se paró y me tendió mi móvil:
- Y dile a Cristi que esta noche te deje descansar, que ya te está escribiendo al móvil
- Ufff, contéstale tú, que a mí me lía, ya sabes
- Jajaja, vale
Y se fue con mi móvil. Cuando me quedé solo, suspiré. Estaba destrozado. No había parado en todo el día con los niños, luego subiendo todas las maletas a casa, bañando a los niños, preparando la cena… Además, tenía acumulado sueño por estar varios días sin poder casi dormir por la angustia de lo que había pasado en el congreso. No, esta noche no podría ni programar una línea de código, necesitaba descansar, Cristi tendría que esperar a otro día para seguir con el videojuego.
Me serví un vaso de agua y bebí despacio. Me notaba exhausto de verdad, pero más que por el esfuerzo físico, era por el mental. “Por favor, que esta noche no se despierten los niños ni Cris, necesito dormir varias horas seguidas” imploré aunque sin mucha esperanza, llevaba meses sin dormir más de dos o tres horas seguidas, ni siquiera estando solo en el hotel había conseguido dormir bien porque echaba en falta a Cris y los niños, y me despertaba pensando que me habían llamado.
Lavé el vaso y me fui al baño donde me desnudé y me metí en la ducha. Cerré la mampara y le di al agua, quedándome bajo ella disfrutando del agua. Entonces escuché abrirse la mampara y me volví para ver a una sonriente y desnuda Cris que me dijo:
- ¿Me haces un huequecito y me ayudas a entrar?
Me hice a un lado y la sostuve para que no resbalara al entrar. Cuando cerré la mampara, Cris dijo:
- Hace calor y he pensado que hace mucho que no nos duchábamos juntitos ¿no?
- Ehhhhh ya
La miré extrañado. Era cierto que ya nunca nos duchábamos juntos. Muchas veces la ayudaba a ducharse porque a ella le costaba sola, y más cuando le dolía la espalda, pero era todo muy “mecánico”, solo ayudarla, nada sensual ni parecido. Pero ahora, al verla así de guapa y sonriente, y desnuda, noté como me excitaba y pensé “no, no, no te excites, que ella no está para eso y luego se siente mal por no poder hacerlo, tranquilízate, tranquilo, tranquilo, piensa en otras cosas”.
Cris, sin dejar de sonreír, levantó sus brazos para recogerse el pelo en un moño y se dio la vuelta para darme la espalda diciendo:
- ¿Me das con el gel?
- Cla… claro
Cogí la esponja y eché gel, y luego se la puse en la espalda pero ella giró la cabeza y dijo:
- No, no, con las manos, quiero sentir tus manos
Dejé la esponja y me eché el gel en las manos y se lo extendí por la espalda. Me recorrió un cosquilleo por el cuerpo. Era mi mujer, conocía su cuerpo perfectamente, se lo había acariciado a diario durante años y ahora, de pronto, me parecía lo más sensual del mundo. Mi polla empezó a reaccionar y pensé “No, no te empalmes, ahora no, piensa en el trabajo, en el trabajo” pero Cris no ayudaba con sus “mmmm” tan sensuales mientras yo seguía esforzándome en no empalmarme.
Entonces ella se giró para mirarme, y cogió mis manos y las puso en su barriga diciendo:
- Está enorme ¿verdad?
- Mmmm sí
Le acaricié suavemente la barriga y me sorprendí porque también me parecía algo erótico, a pesar de que ahí dentro estaba mi bebé. Estaba a la vez excitado y perplejo, y todo mi cansancio había desaparecido. Entonces Cris volvió a coger mis manos y las puso en sus pechos y pasaron varias cosas a la vez. Primero, sus pezones, duros como piedras. Luego mi polla respondió de inmediato a ese contacto y se endureció totalmente, chocando con su barriga. Y entonces la miré a los ojos para ver algo que conocía muy bien pero hacía tiempo que no veía, sus ojos llenos de excitación y vicio.
Le acaricié los pechos, recreándome en sus pezones mientras ella jadeaba. No entendía nada, Cris llevaba meses con la libido por los suelos ¿Qué ocurría ahora? Entonces caí y le dije:
- Cris, si esto es por lo del congreso, no tienes que hacerlo sin ganas, yo…
- Chisss, esa zorrita me da igual, tiene buen gusto pero no es nadie porque tú eres mío y solo mío, para siempre
- Claro pero…
Cris alargó su brazo y puso su mano en mi hombro y tiró de mí hacia ella. Me acerqué y nos besamos largamente, con mucha lengua, un beso muy húmedo, guarro, como hacía meses no nos dábamos. Noté su mano cogiéndome la polla y moviéndose por ella mientras su lengua entraba en mi boca lamiendo, saboreando.
Cuando se separó de mí, me miró con ojos de vicio y preguntó:
- ¿Te cuento una cosa?
- S… sí
- Estos días sin ti… no podía dormir, me dolía la espalda pero no era eso, era que no estabas tú
- Me… me ha pasado lo mismo
- Y el día que me dijiste que volvías, esa noche sentí una gran excitación, como llevaba meses sin sentir, al pensar que al día siguiente te tendría a mi lado, para tocarte, besarte… y me puse muy cachonda
- ¿Sí?
- Ajá… Y tenerte a mi lado estas dos noches sin poder tocarte bien porque teníamos a Carlitos con nosotros ha sido estresante, muy estresante
Esos días, Gema se había ido a su cama a dormir para dejarnos juntos, pero a cambio uno de los niños se había tenido que venir con nosotros así que lo habíamos tenido con nosotros en la cama las dos noches. Sonreí. Ella continuó:
- Así que hoy no te escapas, y no tiene nada que ver con esa fulanita, es porque te deseo, cariño, muchísimo… Y ahora, ayúdame
- ¿Qué? ¿A qué?
- A agacharme, te la quiero chupar
Cris se apoyó en el suelo con cuidado y luego me volvió a coger la polla, y sonriendo, me la lamió despacio, para luego metérsela en la boca y hacerme una mamada lenta manteniendo el contacto visual conmigo en todo momento. Pero no duró mucho porque no estaba cómoda y la levanté. Nos terminamos de duchar y salimos para secarnos mientras no parábamos de sonreírnos, besarnos y acariciarnos.
Cuando llegamos a la cama, Cris se tumbó boca arriba y la besé y lamí su cuerpo, mordisqueando sus pezones y tirando de ellos mientras Cris gemía sin parar. Luego me dijo:
- Ven, vamos a hacerlo en la postura de la cucharilla, pero con cuidado ¿Vale? Estoy muy cachonda pero me da miedo
Nos situamos en posición y, desde atrás, se la metí con cuidado notándolo muy húmedo, ciertamente estaba muy cachonda. Cris jadeaba y gemía sin parar, diciendo “así, así, despacio, no pares”. La penetré moviéndome lentamente mientras besaba su nuca, su cuello, su oreja y con mis manos acariciaba sus pechos. Pronto, sus jadeos fueron más audibles y rápidos. Aumenté la velocidad siguiendo el ritmo de sus jadeos y ella no tardó en decir “más rápido, más rápido”.
No tardamos en corrernos casi a la vez. Cris tembló entre mis brazos, convulsionándose entre gemidos, apretándose contra mí. Cuando se tranquilizó, la besé tiernamente en el cuello y le dije al oído “Cuanto te quiero, Cris, no te puedes hacer una idea”. Y ella, aún jadeando, me respondió “lo sé perfectamente porque te quiero igual, Héctor, te quiero con todo mi ser”. Y me quedé dormido abrazado a ella, y con una gran sonrisa en la cara.
Silvia
Carlos entró en nuestra habitación y dijo:
- Cristi está enfurruñada
- ¿Y eso?
- Héctor la ha dejado tirada
- Jajaja, pues claro
- ¿Claro?
- Esta noche toca otro juego
Carlos me miró sin comprender. Le dije:
- El mismo al que tú y yo vamos a jugar dentro de poco para que compruebes si estoy mejor con o sin bikini
Carlos soltó una carcajada y, sorprendido, preguntó:
- Pero Cris ¿Va a querer?
- Ya te digo… lleva unos días subiéndose por las paredes
- ¿Cómo?
- Tiene unas ganas locas de sexo con Héctor
- ¿Siente culpabilidad por dejarlo sin sexo y miedo por esa chica?
- Noooo, estaba así antes de enterarse de eso… La chica le da igual, no tiene ninguna duda sobre Héctor
- Pues vaya cambio repentino con eso del sexo
- Sí, esta de ánimos muy cambiantes, pero ahora está de muy buen ánimo y Héctor lo va a disfrutar
- Me alegro por ellos, a ver si vuelven a la normalidad
- Poquito a poco
Me quité la ropa y me quedé desnuda. Carlos me miró con una media sonrisa y dijo:
- Sí, te prefiero sin bikini
Sus ojos me recorrían el cuerpo con vicio. Le dije:
- No, no, eso no es lo que te dije
- ¿No?
Le empujé a la cama diciéndole:
- Te dije que estaba mejor sin el bikini y contigo dentro de mí… a ver si es verdad
Y los dos reímos mientras nos empezábamos a besar y acariciar.