Zorrita con piel de cordero

JahJah

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Esta historia que os relato es una mezcla de realidad y ficción. Iré publicando poco a poco, y si os gusta la parte 1 que escribo ahora, seguiré publicando en unos días. Gracias por leer. Me encantaría si pudiérais comentar.

Pt. 1
Mi mujer, Elisa, y yo, llevamos casados 15 años. Ella tiene ahora 39, y yo soy algo más mayor, 44. Ambos delgados pero nos conservamos bien. De aspecto tirando a juvenil, aparentamos ambos menos edad, hacemos deporte todas las semanas e intentarnos cuidarnos, pero tampoco sin estar obsesionados.

A pesar de llevar tantos años juntos, siempre nos hemos puesto muchísimo el uno Al otro y la llama del sexo no se ha apagado nunca, ni siquiera en los momentos de crisis, pero en los últimos tiempos nuestros polvos son cada vez más y mejores, como si el paso de los años nos estuviera dando esa madurez para disfrutar de la vida y del sexo en total plenitud.
Ella fue educada en colegio conservador en el que solo había chicas, durante su juventud la impresión que daba es de ser más bien mojigata, de hecho antes de estar conmigo, únicamente había tenido un novio antes con el que había perdido la virginidad.
Durante nuestros años de noviazgo y matrimonio, hemos disfrutado bastante del sexo, y ha experimentado cosas conmigo que antes no había hecho. Ella ha ido aprendiendo a disfrutar más y más del sexo, y yo encantado de la vida de contribuir a su emputecimiento gradual. Sin ninguna duda, ha ido disfrutando cada vez más de las guarradas que nos hacemos mutuamente en la cama con el paso de los años.

Desde hace ya unos años, tengo la fantasía de que algún chico desconocido se la folle en mi presencia. Yo también participo, pero los protagonistas totales y absolutos deben ser ellos. Especialmente ella.
Un cuerpo como el suyo, pienso continuamente, debe ser compartido, y por ello, pensé una temporada en comentarle mi fantasía , pero sabía que si le hablaba del tema, debido a la educación conservadora que había recibido desde pequeña y que había poco a poco formado su pensamiento, no habría ninguna posibilidad. Aunque en el fondo de su corazón le apeteciera hacerlo, la cabeza le decía que no, y jamás iba a darme su aprobación para una cosa así.
A pesar de toda esa coraza provocada por la estricta educación moral recibida, ella siempre ha tenido secretos oscuros e íntimos que ha sabido guardarse muy bien para ella.
Es la típica chica buena que jamás pensarías que pudiera hacer algo mal, y mucho menos serte infiel. A mi ni se me pasaba por la imaginación. Pues me puso los cuernos cuando llevábamos 3 años de noviazgo (tuvo varios encuentros sexuales con un compi de trabajo), y lo descubrí cuando llevábamos 5 años juntos, es decir, 2 años después.
En su día flipé porque no me lo esperaba para nada, y me sentó bastante mal, aunque ese sentimiento con el paso de los años, pasó a ser precisamente el contrario. Ha cambiado tanto mi percepción del tema que ahora no pienso en otra cosa que en ver como le resbala la leche de otro macho por su cuerpo después de haberla usado a su conveniencia.
Tras darle muchas vueltas a si plantearselo a ella o no, pensé que quizá si surgía "espontaneamente" (es decir, ponerme de acuerdo con un tío para que se la tirara, pero sin que ella supiera nada), tendría más posibilidades de ver cumplido mi sueño. Simplemente, dejando que las cosas fluyeran en vez de forzarlas. Si ya se había tirado a otro chico que le gustaba a mis espaldas, por qué no iba a hacerlo con otro, pero esta vez conmigo y en mi presencia? Si se daban Las circunstancias adecuadas, pensé, podría salir bien mi plan.
Decidí ponerme manos a la obra y buscar un candidato, porque sabía que no iba a ser tarea fácil y que me llevaría algun tiempo.
El debía ajustarse bastante al perfil que buscaba. Primero, que fuera desconocido para ambos. Que fuera un chico guapete, y a ser posible moreno, estatura normal y complexión normal/atlética. Estuve chateando con decenas y decenas de candidatos hasta que dí con Miguel, un chaval algo más joven que nosotros, 34, guapete, delgado y que parecía bastante educado. Me envío unas cuantas fotos, y hasta hablamos por vídeo, y estaba seguro de que a Elisa le iba a gustar fisicamente. Conocía bien sus gustos.
Estuvimos hablando bastante varios meses, conociéndonos, era simpático, y la verdad es que congeniamos bastante bien. Yo le expliqué la idea que tenía, y le orientaba sobre como romper el hielo con ella cuando quedáramos, cómo es ella, lo que más le gustaba hacer en la cama, y lo que menos.
A él le encantaba lo que yo le contaba de ella.
El era de Oviedo, así que decidí que para celebrar nuestro aniversario de bodas, qué mejor idea que irnos a pasar un finde a Oviedo sin los niños. A Elisa le hizo mucha ilusión la idea, y entonces le hablé de Miguel, un antiguo compañero de futbol, que era de Oviedo, y al que hacia tiempo que no veía, así que podía aprovechar y verle, así ella le conocía también y nos enseñaba su ciudad ese fin de semana. Todo era una trola, claro. Ella no sospechaba que en realidad no le conocía más que de unos meses hablando por chat y alguna videollamada.
Llegamos a Oviedo, y quedé con Miguel para la noche del viernes, en la que se conocieron (yo también a él en persona en realidad) y se cayeron bastante bien. Miguel propuso quedar para la tarde/noche del sábado en un restaurante tranquilo que conocía.
A Elisa parecía no importarle. Más bien al contrario, parecía que tuviera ganas de volver a quedar con ese chico que acababa de conocer y que le estaba cayendo tan bien.

La noche del sábado, la cena transcurrió bastante bien, buen vino, buena conversación y alguna que otra risa. Como se suponía que nos habiamos conocido en el equipo de futbol cuando él vivía en mi ciudad, de vez en cuando había que disimular preguntando si había vuelto a saber de Jesús el lateral izquierdo, o de Carlos, el portero.
"Conozco un sitio aquí Al lado que está muy de moda ahora aquí" dijo Miguel. "nos podemos tomar una copa y bailar. Esta noche viene un dj bastante conocido y seguro que va a haber ambiente".
"Muy buena idea", dijo Elisa. "No nos vamos a ir a dormir ahora para un finde que puedo dejar a Los niños con sus abuelos".
Y para allá que fuimos en cuanto terminamos de pagar la cuenta del restaurante.

Tras un buen rato de baile, risas y complicidad (estaba realmente alucinado de que se hubieran caído así de bien) le dije a Miguel al oído que pasara un poco más al ataque, me fui al baño y evidentemente me tomé mi tiempo. Era la hora de que, durante mi breve ausencia, Miguel empezara a ponerse manos a la obra. Lo que no imaginaban es que yo les observaba escondido entre el gentío a no mucha distancia. En realidad no tenía ganas de mear en ese momento.
Habían congeniado bastante bien y parecía que había química entre ellos. Mi mujer sonreía mucho y eso era una muy buena señal.
En un momento en el que bailaban, mi mujer se dió la vuelta, y empezo a menear el culo al ritmo de la música hasta que se lo acercó a la polla de Miguel durante aproximadamente 2 segundos mientras bailaban, y se agachaba, poniendole el culo en pompa en toda la polla. Acto seguido se volvió a dar la vuelta, clavó la mirada en él y le sonrió mordiéndose el labio inferior de manera muy sutil, pero con una cara de putita que inmediatamente provocó una erección por mi parte, pero también celos.
Como todos los seres humanos, ella también desea a otros hombres, pero siempre ha tenido una manera de demostrarlo bastante sutil, y a veces, hay que saber leerla entre líneas, como a muchas mujeres. Esa doble cara de ella me volvía loco, pero ya me estaba empezando a dar celos, así que me preguntaba como iba a poder soportarlo si nuestro plan salía bien y finalmente se la acababa cepillando en la habitación del hotel como habíamos quedado previamente Miguel y yo. Los nervios y la ansiedad me comían por dentro. A pesar de los celos, estaba deseando que Miguel empezara a meterle mano ya. En el fondo, me estaba flipando que mi mujer se insinuara a Miguel como lo había hecho hacía unos instantes, y me estaba encantando que se empezara a comportar como la puta que realmente era y escondía bajo esa apariencia de mosquita muerta.
Cuando volví, sonreí ampliamente a los dos como si nada hubiera pasado, y seguimos bailando y bebiendo un par de horas más. Durante ese rato, Elisa cada vez estaba más desinhibida y contenta por el efecto del alcohol. Es madre, y ya no está acostumbrada a beber alcohol como en sus años de juventud. Además, tras unos años duros de crianza, lo veía como una gran oportunidad para disfrutar por unos días sin sus hijos y poder salir de la rutina.
Los acercamientos y magreos por mi parte no tardaron en llegar, mientras Miguel nos observaba con media sonrisa. Ella le devolvía las sonrisas, y hasta en un momento dado, sacó la lengua un poco, se la apoyó en el labio superior y empezó a mirarle, con una ligera insinuación que yo conozco bien. No fue muy prolongado , pero lo suficiente para darme cuenta de que definitivamente Miguel le había gustado. Todo iba perfecto, con lo que yo debía estar contento, pero no podía evitar pensar que en realidad me había casado con una zorra con piel de cordero, y eso no hacía más que ponermela durísima al imaginarme a los dos dándole caña a mi mujer mientras esta lo disfutaba como una loca.
Imagino que a Miguel se la pondría muy tiesa con esa mirada que mi mujer le acababa de echar, pero yo noté que mi polla se estiraba hasta casi llegar a dolerme al salirse los calzoncillos y rozar los vaqueros que llevaba ese día. Al mismo tiempo, mi corazón palpitaba cada vez más.
Al poco rato, empezaron a bailar los 2 cada vez más pegados mientras yo observaba la escena. Sus bocas estaban cada vez más cerca hasta que quedaron practicamente pegadas. En ese momento de excitación que sentía, me acerqué a ellos bailando, y con mi mano izquierda empecé a acariciarle el culo a Elisa. Ella sonrió y dio un saltito como se le diera verguenza, pero luego me miró y me dio un beso breve que finalizó metiéndome su lengua un poco en mi boca mientras Miguel observaba la escena. Hacer esto delante de otro chico al que acababa de conocer no era nada habitual en ella. Yo no podía estar más contento de que nuestro plan estuviera saliendo bien, con unas sensaciones encontradas de celos y una brutal excitación que no había sentido nunca hasta ahora...
 
En un momento en el que Miguel fue al baño, pense que me apetecía acercarme a Elisa y meterle la mano en el coño para ver si estaba mojada, pero como sé que es bastante pudorosa y no le gusta hacer ese tipo de cosas en público, opté por decirle al oído: " me estás poniendo muchísimo. Vas a querer que te folle esta noche cuando volvamos al hotel?" y me dijo: "claro, estoy mojadísima". Al poco tiempo, me dijo: "oye, pues tu amigo Miguel es guapo. Es una pena que viva en Oviedo, porque a lo mejor para mi amiga Laura puede estar bien, están solteros los 2"
Yo le contesté: " bueno, olvídate de Laura. De momento, la que tiene mucha suerte eres tú que esta noche estás con él y con tu marido, a tu disposición toda la noche para lo que tú quieras"
Ella rió de manera nerviosa sin saber que contestar a lo que acababa de escuchar.
Yo sabía que cuando dice que un chico es guapo, es que le gusta físicamente. No me va a decir que está muy bueno y q se la chuparía hasta q se corriera en su boca, no. Ella es mucho más refinada. Probablemente fantasee con ser follada por otro hombre, pero no lo reconocerá nunca.
Al volver Miguel del baño, hablamos la posibilidad de tomarnos la penúltima en otro sitio, pero por tantear la situacion con mi mujer hice la pregunta: " y por qué no nos vamos Al hotel a saquear el mini bar, que para algo esta"? A lo que ella contesto" no veo por qué no..." mientras se reía ya algo borracha...
Esa respuesta no hizo sino seguir confirmando mis sospechas de que todo estaba yendo sobre ruedas...tomar una copa en la habitación del hotel con tu marido y un tío que tu marido te acababa de presentar como un viejo amigo? La cosa se estaba poniendo interesante...

Decidimos coger un taxi que nos acercó al hotel en el que nos alojábamos. Era un hotel moderno, de 4 estrellas, y nuestra habitación tenía unas vistas impresionantes de la ciudad que podían verse a traves de una enorme cristalera. Al llegar a la recepción, le dije a Miguel, venga sube, vas a flipar con Las vistas que Hay desde la habitación. Elisa parecia muy contenta de que subiera.
Una vez arriba, mientras Miguel y yo preparabamos Las bebidas, Elisa nos dijo: "me voy a duchar a ver si me despejo", y lo que hizo fue esclarecedor de lo que ella quería que sucediera, en vez de cerrar completamente la puerta del baño mientras se duchaba, la dejó abierta unos 20 cm. Este simple gesto hizo que mi excitación estuviera por Las nubes otra vez, especialmente cuando recordé que era una ducha sin mampara, y que Miguel podía verla desnuda a poco que se asomara.
Mientras fumabamos en la terraza le dije a Miguel:
"Quieres echarle un vistazo? Aprovecha!"
El se acercó tímidamente a la puerta entreabierta para mirarla completamente desnuda mientras se duchaba.
Tras mirar durante unos segundos, se giró hacia mí y me dijo: "wow. Nada me haría más feliz que poder tirarme a Elisa esta noche. Mira como me ha puesto la polla"
Tras echar un vistazo, vi a través del pantalón que se la había puesto durísima...
 
En un momento en el que Miguel fue al baño, pense que me apetecía acercarme a Elisa y meterle la mano en el coño para ver si estaba mojada, pero como sé que es bastante pudorosa y no le gusta hacer ese tipo de cosas en público, opté por decirle al oído: " me estás poniendo muchísimo. Vas a querer que te folle esta noche cuando volvamos al hotel?" y me dijo: "claro, estoy mojadísima". Al poco tiempo, me dijo: "oye, pues tu amigo Miguel es guapo. Es una pena que viva en Oviedo, porque a lo mejor para mi amiga Laura puede estar bien, están solteros los 2"
Yo le contesté: " bueno, olvídate de Laura. De momento, la que tiene mucha suerte eres tú que esta noche estás con él y con tu marido, a tu disposición toda la noche para lo que tú quieras"
Ella rió de manera nerviosa sin saber que contestar a lo que acababa de escuchar.
Yo sabía que cuando dice que un chico es guapo, es que le gusta físicamente. No me va a decir que está muy bueno y q se la chuparía hasta q se corriera en su boca, no. Ella es mucho más refinada. Probablemente fantasee con ser follada por otro hombre, pero no lo reconocerá nunca.
Al volver Miguel del baño, hablamos la posibilidad de tomarnos la penúltima en otro sitio, pero por tantear la situacion con mi mujer hice la pregunta: " y por qué no nos vamos Al hotel a saquear el mini bar, que para algo esta"? A lo que ella contesto" no veo por qué no..." mientras se reía ya algo borracha...
Esa respuesta no hizo sino seguir confirmando mis sospechas de que todo estaba yendo sobre ruedas...tomar una copa en la habitación del hotel con tu marido y un tío que tu marido te acababa de presentar como un viejo amigo? La cosa se estaba poniendo interesante...

Decidimos coger un taxi que nos acercó al hotel en el que nos alojábamos. Era un hotel moderno, de 4 estrellas, y nuestra habitación tenía unas vistas impresionantes de la ciudad que podían verse a traves de una enorme cristalera. Al llegar a la recepción, le dije a Miguel, venga sube, vas a flipar con Las vistas que Hay desde la habitación. Elisa parecia muy contenta de que subiera.
Una vez arriba, mientras Miguel y yo preparabamos Las bebidas, Elisa nos dijo: "me voy a duchar a ver si me despejo", y lo que hizo fue esclarecedor de lo que ella quería que sucediera, en vez de cerrar completamente la puerta del baño mientras se duchaba, la dejó abierta unos 20 cm. Este simple gesto hizo que mi excitación estuviera por Las nubes otra vez, especialmente cuando recordé que era una ducha sin mampara, y que Miguel podía verla desnuda a poco que se asomara.
Mientras fumabamos en la terraza le dije a Miguel:
"Quieres echarle un vistazo? Aprovecha!"
El se acercó tímidamente a la puerta entreabierta para mirarla completamente desnuda mientras se duchaba.
Tras mirar durante unos segundos, se giró hacia mí y me dijo: "wow. Nada me haría más feliz que poder tirarme a Elisa esta noche. Mira como me ha puesto la polla"
Tras echar un vistazo, vi a través del pantalón que se la había puesto durísima...
Muy bien relatado. Deseando saber cómo sigue.
 
Deseando leer continuación me estaba poniendo a mil
 
Pt. 3
"Joder, casi me caigo en la ducha del pedo que llevo jaja" escuchamos desde la terraza.
Al darnos la vuelta, vimos que estaba desnuda, pero con la toalla puesta, con lo cual no podíamos ver más que sus piernas y los hombros de su precioso cuerpo. Aun así, resultaba muy excitante.
"Te hemos puesto otra copa", le dije.
"Buff, ya va a ser demasiado. Estoy cansadísima de andar todo el finde por ahí. El caso es que no tengo sueño, pero estoy molida de cuerpo. Ha sido mucha paliza. "
Sinceramente, creo que esto que dijo no fue al azar, puesto que antes yo le había dicho que él era fisio, y lo estuvimos comentando en la cena del viernes por la noche con él. Elisa no suele dar puntada sin hilo cuando quiere.
Entonces yo ví el cielo abierto, claro, y comenté: "Bueno, como Miguel es fisio, seguro que está encantado de darte un masaje..."

"Claro!", dijo él. normalmente cobro por sesión, pero por ser una chica tan guapa no cobraría...lo haría encantado..."
Todo transcurría en el ambiente de complicidad y bromas necesario para destensar la situación.

"Te apetece?" Le pregunté yo...
Tras unos breves instantes de duda dijo..
"Mmmmm, bueno...si a ti no t importa..."
"Claro que no", dije yo. "Por qué me va a importar? Aprovechate de que es fisio, y encima está bueno jajaja"
El hielo, mas que romperse, estaba derritiéndose poco a poco desde que quedamos con Miguel el viernes por la tarde...

Bajé la intensidad de las luces de la habitación y encendí unas velas que había llevado preparadas para el viaje en previsión de que folláramos, así como incienso, que contribuían a crear un ambiente cálido y relajado en la habitación. Además, subí bastante la calefacción para que no hubiera posibilidad alguna de tener frío.

Ellos mientras hablaban hasta que él le dijo a Elisa: "pues nada, túmbate cuando quieras y te doy el masaje. Túmbate boca abajo con la toalla por la cintura".
Ella estaba nerviosa por la situación pero le tranquilizaba el verme a mí sonriendo y bastante relajado, gracias en gran medida a la ayuda del alcohol.
Aunque se intentaba tapar tímidamente, la luz tenue dejaba ver sus preciosos pezones cuando se bajó la toalla hasta la cintura como le pidió Miguel y se acomodó en la enorme cama de aquél hotel.

Empezó echándose aceite en las manos, y se lo extendió por cuello, brazos, y espalda, bajando poco a poco hasta la parte baja de la espalda, casi hasta llegar al culo, que estaba tapado por la toalla. El masaje era bastante relajado, y parecía que se estuviera deteniendo el tiempo.
También estuvo un rato trabajando las piernas y los pies, hasta que volvió de nuevo a la espalda.
Miguel lo hacía bastante bien, y ella estaba completamente relajada, no pareciendo importarle que un tío al que acababa de conocer estuviera dandole un masaje en una habitación de hotel con su marido delante.

Tras unos 10 minutos que se me hicieron eternos, por fin deslizó ambas manos por debajo de la toalla hasta que le empezó a tocar muy suavemente la parte superior del culo, dejándolo a la vista parcialmente al tener aún puesta la toalla. Notaba mi corazón a tope y la adrenalina por las nubes al ver a otro tío acariciando sin descanso el culo de mi mujer, mientras ésta lo unico que hacía era permanecer inmóvil y soltar de vez en cuando algún suspiro de placer por el masaje que estaba recibiendo.
Poquito a poco, siguió masajeando la espalda y de nuevo la parte superior del culo. Ella estaba totalmente relajada. De hecho bastante más que otras veces que le había masajeado yo en casa.

En ese momento, yo le pregunte si estaba bien, y ella asintió con la cabeza, estando totalmente relajada, casi como drogada ( los histamínicos para la alergia que había tomado por la tarde habían contribuído a ello) y acertó a decir casi en un susurro : "si, super bien..."
Yo me quedé muy tranquilo, porque lo principal de todo aquél encuentro es que ella disfrutara de toda la situación como cuando estamos ella y yo en la intimidad, y se veía que lo estaba disfrutando. No sé si la que más en la habitación, porque yo tenía un calentón que flipas, e imagino que Miguel también, pero que estaba cómoda y lo estaba disfrutando, no había ninguna duda.
Pensaba que el corazón se me iba a salir por la boca cada vez que Miguel le pasaba las manos por el culo, primero por una nalga, después por la otra.
Con la toalla blanca típica de hotel a la altura de los muslos, su culo ahora era perfectamente visible para los 2.
En ese momento Miguel se quitó la parte superior de la camisa, y al ver que ella no reaccionaba negativamente, siguió con el masaje.
Usando las 2 manos al mismo tiempo separaba las nalgas, pudiendo ver en plenitud el coño y el culo sobre los que tantas veces había derramado mi leche todos estos años.
Es indescriptible la sensacion de ver a otro hombre sobando el culo de tu mujer, mientras te mira con cara de: "esta noche voy a jugar con el coñito de tu mujer, y lo sabes".

Ella con el culo al aire y ya todos medio desnudos por el calor que hacía en la habitación, era evidente el final que los 3 deseábamos darle a aquella noche magica...
 
cómo acabará la noche???..
 

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super bien relatado,por cierto
ojala relatar yo asi!
Muchas gracias! Anímate tu tb! Yo es la primera vez que escribo algo así de esta temática jeje. No se si estará quedando bien o mal, pero a mi m esta poniendo muy cachondo mientras lo escribo
 
Pt.4
La situación se iba calentando con el paso de los minutos, y ya estando ella con las piernas algo separadas, Miguel empezó a masajear la cara interna de los muslos, con movimientos que iban desde la rodilla hasta la parte baja de su culo. Unos días después me contaría Miguel que podía sentir perfectamente con sus manos el calor que emanaba su coño. Se estaba poniendo tan cachonda con el masajito, que desprendía fuego.
Tras echarse de nuevo aceite en las manos, en uno de esos movimientos por la cara interna del muslo, poco a poco se fue acercando hasta llegar suavemente a su coño, acariciándolo muy dulcemente con uno de sus dedos, pasándoselo por la raja de arriba a abajo, todo muy despacio y sin prisas.
Ella dió un suspiro de gusto, pero en ese momento levantó la cabeza y se giró para ver cómo estaba reaccionando yo a todo esto. Buscaba mi aprobación, y creo que la tuvo en cuanto me vió ya en calzoncillos y metiéndome la mano en el paquete mientras la miraba con cara de vicio. La sonreí, y ella hizo lo mismo.

Le pasó los dedos repetidas veces por el clítoris y por el chocho, pero sin penetrarla todavía, pudiendo yo ver perfectamente como entre el aceite del masaje, y los hilos de flujo que tenía Elisa, no haría falta que se esforzara mucho Miguel para que entraran los dedos después.
Tras unos instantes de sobarle bien el coño de arriba abajo, le introdujo suavemente la totalidad de su dedo corazón, separándole las nalgas cuanto pudo con la otra mano para que yo viera bien el momento en que entraba por primer vez dentro de ella, aunque fuera con su dedo.
El gemido de placer que dio ella al recibir el dedo de su nuevo macho dentro de su coño fue increíble.
Yo ya no pude más y me saqué del todo la verga mientras observaba todo aquello.
Tras hacerle un dedo durante un par de minutos, le metió otro dedo más mientras la seguía masturbando, y así hasta meterle 3. Mientras tanto, con la otra mano, la agarraba por la nuca, dejándole bien claro sin necesidad de decir una palabra que ahora estaba a su merced. A merced de otro hombre que no era el suyo.
Percutían una y otra vez de forma cíclica sus 3 dedos dentro y fuera del coño de mi mujer, se puede decir que le estaba machacando el coño, mientras ella jadeaba más y más de placer.
Me fascinaba observar desde fuera la flexibilidad de su coño. No paraba de abrirse y de verse cada vez más mojado. Y pensé que muchas veces se tiene una mejor perspectiva de las cosas cuando uno las ve desde fuera.
Pero también tengo que reconocer que estaba sintiendo celos de que mi mujer se estara dejando hacer de esa manera por otro hombre, y por lo que parecía, disfrutándolo mucho.
"Menuda puta está hecha!", pensé, mientras seguía notando un hormigueo intensísimo en el estómago provocado por Los nervios y los celos, pero al mismo tiempo un calentón bestial que no había sentido hasta ahora.
Ahora, estando más cachondo que en toda mi vida, y mientras me pajeaba lentamente viendo la escena, no podía para de repetir en voz baja: joder...que puta es...
 
Genial, vas a descubrir una mujer nueva y ella te va a dar muchas satisfacciones cuidala y no entres en la tentación de hacerla una puta contentate con que sea una buena mujer liberal y disfrutar del mundo swinger
 
Pt.4
La situación se iba calentando con el paso de los minutos, y ya estando ella con las piernas algo separadas, Miguel empezó a masajear la cara interna de los muslos, con movimientos que iban desde la rodilla hasta la parte baja de su culo. Unos días después me contaría Miguel que podía sentir perfectamente con sus manos el calor que emanaba su coño. Se estaba poniendo tan cachonda con el masajito, que desprendía fuego.
Tras echarse de nuevo aceite en las manos, en uno de esos movimientos por la cara interna del muslo, poco a poco se fue acercando hasta llegar suavemente a su coño, acariciándolo muy dulcemente con uno de sus dedos, pasándoselo por la raja de arriba a abajo, todo muy despacio y sin prisas.
Ella dió un suspiro de gusto, pero en ese momento levantó la cabeza y se giró para ver cómo estaba reaccionando yo a todo esto. Buscaba mi aprobación, y creo que la tuvo en cuanto me vió ya en calzoncillos y metiéndome la mano en el paquete mientras la miraba con cara de vicio. La sonreí, y ella hizo lo mismo.

Le pasó los dedos repetidas veces por el clítoris y por el chocho, pero sin penetrarla todavía, pudiendo yo ver perfectamente como entre el aceite del masaje, y los hilos de flujo que tenía Elisa, no haría falta que se esforzara mucho Miguel para que entraran los dedos después.
Tras unos instantes de sobarle bien el coño de arriba abajo, le introdujo suavemente la totalidad de su dedo corazón, separándole las nalgas cuanto pudo con la otra mano para que yo viera bien el momento en que entraba por primer vez dentro de ella, aunque fuera con su dedo.
El gemido de placer que dio ella al recibir el dedo de su nuevo macho dentro de su coño fue increíble.
Yo ya no pude más y me saqué del todo la verga mientras observaba todo aquello.
Tras hacerle un dedo durante un par de minutos, le metió otro dedo más mientras la seguía masturbando, y así hasta meterle 3. Mientras tanto, con la otra mano, la agarraba por la nuca, dejándole bien claro sin necesidad de decir una palabra que ahora estaba a su merced. A merced de otro hombre que no era el suyo.
Percutían una y otra vez de forma cíclica sus 3 dedos dentro y fuera del coño de mi mujer, se puede decir que le estaba machacando el coño, mientras ella jadeaba más y más de placer.
Me fascinaba observar desde fuera la flexibilidad de su coño. No paraba de abrirse y de verse cada vez más mojado. Y pensé que muchas veces se tiene una mejor perspectiva de las cosas cuando uno las ve desde fuera.
Pero también tengo que reconocer que estaba sintiendo celos de que mi mujer se estara dejando hacer de esa manera por otro hombre, y por lo que parecía, disfrutándolo mucho.
"Menuda puta está hecha!", pensé, mientras seguía notando un hormigueo intensísimo en el estómago provocado por Los nervios y los celos, pero al mismo tiempo un calentón bestial que no había sentido hasta ahora.
Ahora, estando más cachondo que en toda mi vida, y mientras me pajeaba lentamente viendo la escena, no podía para de repetir en voz baja: joder...que puta es...
Me a gustado mucho el relato, bien editado, sencillo, erótico y morboso, el tema da para mas, operando su continuación
 
Pt.4
La situación se iba calentando con el paso de los minutos, y ya estando ella con las piernas algo separadas, Miguel empezó a masajear la cara interna de los muslos, con movimientos que iban desde la rodilla hasta la parte baja de su culo. Unos días después me contaría Miguel que podía sentir perfectamente con sus manos el calor que emanaba su coño. Se estaba poniendo tan cachonda con el masajito, que desprendía fuego.
Tras echarse de nuevo aceite en las manos, en uno de esos movimientos por la cara interna del muslo, poco a poco se fue acercando hasta llegar suavemente a su coño, acariciándolo muy dulcemente con uno de sus dedos, pasándoselo por la raja de arriba a abajo, todo muy despacio y sin prisas.
Ella dió un suspiro de gusto, pero en ese momento levantó la cabeza y se giró para ver cómo estaba reaccionando yo a todo esto. Buscaba mi aprobación, y creo que la tuvo en cuanto me vió ya en calzoncillos y metiéndome la mano en el paquete mientras la miraba con cara de vicio. La sonreí, y ella hizo lo mismo.

Le pasó los dedos repetidas veces por el clítoris y por el chocho, pero sin penetrarla todavía, pudiendo yo ver perfectamente como entre el aceite del masaje, y los hilos de flujo que tenía Elisa, no haría falta que se esforzara mucho Miguel para que entraran los dedos después.
Tras unos instantes de sobarle bien el coño de arriba abajo, le introdujo suavemente la totalidad de su dedo corazón, separándole las nalgas cuanto pudo con la otra mano para que yo viera bien el momento en que entraba por primer vez dentro de ella, aunque fuera con su dedo.
El gemido de placer que dio ella al recibir el dedo de su nuevo macho dentro de su coño fue increíble.
Yo ya no pude más y me saqué del todo la verga mientras observaba todo aquello.
Tras hacerle un dedo durante un par de minutos, le metió otro dedo más mientras la seguía masturbando, y así hasta meterle 3. Mientras tanto, con la otra mano, la agarraba por la nuca, dejándole bien claro sin necesidad de decir una palabra que ahora estaba a su merced. A merced de otro hombre que no era el suyo.
Percutían una y otra vez de forma cíclica sus 3 dedos dentro y fuera del coño de mi mujer, se puede decir que le estaba machacando el coño, mientras ella jadeaba más y más de placer.
Me fascinaba observar desde fuera la flexibilidad de su coño. No paraba de abrirse y de verse cada vez más mojado. Y pensé que muchas veces se tiene una mejor perspectiva de las cosas cuando uno las ve desde fuera.
Pero también tengo que reconocer que estaba sintiendo celos de que mi mujer se estara dejando hacer de esa manera por otro hombre, y por lo que parecía, disfrutándolo mucho.
"Menuda puta está hecha!", pensé, mientras seguía notando un hormigueo intensísimo en el estómago provocado por Los nervios y los celos, pero al mismo tiempo un calentón bestial que no había sentido hasta ahora.
Ahora, estando más cachondo que en toda mi vida, y mientras me pajeaba lentamente viendo la escena, no podía para de repetir en voz baja: joder...que puta es...

Muy interesante y excitante el como lo cuentas y con ganas de seguir leyéndote

Ahora bien ..... se me ocurre una cosa .... y si despues de acabar con tu relato, lo cuentas desde el punto de vista de ella? Es una sugerencia simplemente ehhh
 
Muy interesante y excitante el como lo cuentas y con ganas de seguir leyéndote

Ahora bien ..... se me ocurre una cosa .... y si despues de acabar con tu relato, lo cuentas desde el punto de vista de ella? Es una sugerencia simplemente ehhh
Gracias. Si, totalmente de acuerdo. Aunque para eso caso, quien mejor que ella para contarlo desds su punto de vista? Yo en esta historia, lo cuento desde el mío.
 

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