PrincipiantesMadrid
Miembro
- Desde
- 6 Nov 2025
- Mensajes
- 7
- Reputación
- 38
Creo que en gran parte mi fantasía de ser cornudo viene de la actitud de mi mujer con otros hombres. Ella, al contrario que yo, es una mujer muy extrovertida y risueña. En seguida se pone a hablar con cualquiera, conocido o desconocido. Y además su actitud desenfadada confunde a algunos hombres, que se creen que tiene una intención que a lo mejor no tiene. No digo que mi mujer sea una santa, estoy seguro de que sabe lo que provoca en algunos hombres, pero creo que la mayoría de las veces no lo hace con mala intención. En definitiva, creo que si la hubiese conocido en otras circunstancias, pensaría que mi mujer es una calientapollas. Y de hecho estoy seguro de que muchos de sus conocidos lo piensan.
Esta forma suya de ser ha provocado que vivamos situaciones que, si bien es cierto que en el mismo momento en que sucedieron me hicieron sentir muy incomodo, también lo es que ahora las recuerdo con mucho morbo. Estás situaciones siempre me han pillado desprevenido, nunca he estado preparado para lo que iba a pasar.
Os cuento algunas:
1. La ultima vez que nos sucedió algo así fue la noche del Halloween pasado. Nosotros no ibamos disfrazados, mi mujer llevaba una falda vaquera con raja a un lado, botas altas y un top de manga larga ajustado. Fuimos varios amigos a un garito del centro de en Madrid. Nos sentamos en unos sofas y vimos que alguien se habia dejado una bolsa con algo dentro. Al rato vino el dueño de la bolsa a recuperarla, un chico de no mas de 25 años. Mi mujer (37 años) cogió la bolsa y al ir a dársela vio que dentro había un cerebro de plastico. Lo sacó y entre risas se lo puso en la cabeza al chico. El caso es que con la tontería se pusieron a hablar, se notaba de lejos que el chico intentaba ligarla y mi mujer le seguía el rollo divertida. Yo estaba a su lado aunque por la música no podía oir todo lo que se decían. En un momento dado mi mujer le enseño el anillo al chico y me señalo. Este levanto la mano como pidiendo perdón, pero aun así siguieron otros 5 minutos hablando. Al irse mi mujer medio de broma me dijo algo como "más te vale que me cuides porque si no mira, tengo muchos detrás". Fue una situación que me hizo sentir incomodo (había amigos delante), pero a la vez me resulto tremendamente excitante ver a mi mujer asi.
2. Esto fue hace dos veranos. En un pub en Granada, estando de vacaciones. Después de cenar decidimos irnos a tomar algo los dos solos. El pub estaba medio vacio y la gente parecía conocerse entre si, menos nosotros dos claro que éramos extraños. En un momento dado me separé de mi mujer para buscar al camarero. No tardé ni 2 minutos, pero en cuanto volví la encontré hablando con otro. Era un tio guapete, mas o menos de nuestra edad (40 o asi). Le había pedido un cigarro, mi mujer no fuma, pero con la tontería se pusieron a hablar. Me acerque a ellos, el chico se presentó, muy amable. Estuvimos hablando los tres, aunque yo casi no intervine en la conversación. Resultaba evidente porque el chico se le había acercado, y no era por un cigarro, no se cortó mucho cuando yo me acerqué. Mi mujer seguramente halagada por el hecho le seguía el rollo, con miraditas y sonrisitas. Yo me quedé ahí en medio como un tonto, bloqueado, sin saber que hacer. En un momento dado se me pasó por la cabeza irme al servicio y dejarles solos, pero no tuve cojones de hacerlo. Al final el chico se dió por vencido y se despidió. Yo aun tengo fantasías con esa situación.
3. En un hotel rural. Conocimos al dueño, un hombre ya de unos 50 y muchos que solía charlar con nosotros mientras desayunabamos. En uno de esos desayunos nos acababamos de bañar en la piscina y mi mujer con el pelo mojado, tan solo llevaba el bikini y un pareo. Recuerdo como el dueño se instaló en nuestra mesa a hablar con ella (a mi apenas me dirigió la palabra) con un descaro que solo puede tener alguien muy seguro de lo que hace. Recuerdo como la recorría con la mirada mientras hablaban sin ningún tipo de discreción mientras mi mujer le reia las gracias. Al final se despidió de ella dandole un beso en la mano, como un caballero, y a mi me dio una palmadita en el hombro.
¿Vosotros también habéis vivido situaciones similares? ¿Cómo os han hecho sentir?
Esta forma suya de ser ha provocado que vivamos situaciones que, si bien es cierto que en el mismo momento en que sucedieron me hicieron sentir muy incomodo, también lo es que ahora las recuerdo con mucho morbo. Estás situaciones siempre me han pillado desprevenido, nunca he estado preparado para lo que iba a pasar.
Os cuento algunas:
1. La ultima vez que nos sucedió algo así fue la noche del Halloween pasado. Nosotros no ibamos disfrazados, mi mujer llevaba una falda vaquera con raja a un lado, botas altas y un top de manga larga ajustado. Fuimos varios amigos a un garito del centro de en Madrid. Nos sentamos en unos sofas y vimos que alguien se habia dejado una bolsa con algo dentro. Al rato vino el dueño de la bolsa a recuperarla, un chico de no mas de 25 años. Mi mujer (37 años) cogió la bolsa y al ir a dársela vio que dentro había un cerebro de plastico. Lo sacó y entre risas se lo puso en la cabeza al chico. El caso es que con la tontería se pusieron a hablar, se notaba de lejos que el chico intentaba ligarla y mi mujer le seguía el rollo divertida. Yo estaba a su lado aunque por la música no podía oir todo lo que se decían. En un momento dado mi mujer le enseño el anillo al chico y me señalo. Este levanto la mano como pidiendo perdón, pero aun así siguieron otros 5 minutos hablando. Al irse mi mujer medio de broma me dijo algo como "más te vale que me cuides porque si no mira, tengo muchos detrás". Fue una situación que me hizo sentir incomodo (había amigos delante), pero a la vez me resulto tremendamente excitante ver a mi mujer asi.
2. Esto fue hace dos veranos. En un pub en Granada, estando de vacaciones. Después de cenar decidimos irnos a tomar algo los dos solos. El pub estaba medio vacio y la gente parecía conocerse entre si, menos nosotros dos claro que éramos extraños. En un momento dado me separé de mi mujer para buscar al camarero. No tardé ni 2 minutos, pero en cuanto volví la encontré hablando con otro. Era un tio guapete, mas o menos de nuestra edad (40 o asi). Le había pedido un cigarro, mi mujer no fuma, pero con la tontería se pusieron a hablar. Me acerque a ellos, el chico se presentó, muy amable. Estuvimos hablando los tres, aunque yo casi no intervine en la conversación. Resultaba evidente porque el chico se le había acercado, y no era por un cigarro, no se cortó mucho cuando yo me acerqué. Mi mujer seguramente halagada por el hecho le seguía el rollo, con miraditas y sonrisitas. Yo me quedé ahí en medio como un tonto, bloqueado, sin saber que hacer. En un momento dado se me pasó por la cabeza irme al servicio y dejarles solos, pero no tuve cojones de hacerlo. Al final el chico se dió por vencido y se despidió. Yo aun tengo fantasías con esa situación.
3. En un hotel rural. Conocimos al dueño, un hombre ya de unos 50 y muchos que solía charlar con nosotros mientras desayunabamos. En uno de esos desayunos nos acababamos de bañar en la piscina y mi mujer con el pelo mojado, tan solo llevaba el bikini y un pareo. Recuerdo como el dueño se instaló en nuestra mesa a hablar con ella (a mi apenas me dirigió la palabra) con un descaro que solo puede tener alguien muy seguro de lo que hace. Recuerdo como la recorría con la mirada mientras hablaban sin ningún tipo de discreción mientras mi mujer le reia las gracias. Al final se despidió de ella dandole un beso en la mano, como un caballero, y a mi me dio una palmadita en el hombro.
¿Vosotros también habéis vivido situaciones similares? ¿Cómo os han hecho sentir?