Qué poquito vales.
Hay una palabra, dignidad, pero creo que no sabes lo que significa.
Hay dos palabras, que si las juntas formas eso de "amor propio". Pero demuestras que ni lo conoces ni lo tienes.
En tus mundos de Yupi te crees un diamante, la reina de tu Narnia.
Presumes de lo que nunca has tenido. A ciertas edades, eso puede ser arrogancia. Pero a otras muy distintas, revuelven el estómago.
Quizás engañes a alguien, si te das cuenta, son muy pocos. Y si te sigues dando cuenta, ni siquiera les engañas, pues son ellos los que tratan de engañarte a ti. Atraes a las moscas, porque sabemos lo que les gusta a las moscas.
Y lo sabes, y eres consciente de que tengo razón. Pero en tu espiral de decadencia, te sigues enfangando sin reparos.
Te autoengañas, a sabiendas de que el autoengaño no sirve de nada. Eres una yonqui del autoengaño, por eso quieres más, y más, y más , y cada vez más rápido, cada vez lo necesitas antes porque sus efectos te duran cero.
La patética.
La sinfonía número 6 de Tchaikovsky, la patética.
La número 6 te pega algo, tú que te crees el número 1. Y aún así el 6 te queda tan grande.
La patética, te viene como anillo al dedo.
El resto, te viene grande. ¿Sinfonía? No sabes lo qué es. ¿Tchaikovsky, un tenista ruso?
La realidad se cuela a través de los filtros.