Pajas juveniles con amigos

Recuerdo una vez nos hicimos unas pajas mi mejor amigo y yo en el sótano, tras una cortina con pánico a que su padre nos pillase. Esa sensación de estar en pelotas cagados de miedo pero sin poder parar de pajearnos... Bufff, qué tiempos aquellos...
 
Recuerdo una vez nos hicimos unas pajas mi mejor amigo y yo en el sótano, tras una cortina con pánico a que su padre nos pillase. Esa sensación de estar en pelotas cagados de miedo pero sin poder parar de pajearnos... Bufff, qué tiempos aquellos...
Aquellos años cuando casi siempre una paja era una aventura de adrenalina y tensión sexual
 
Leer vuestras historias me ha hecho recordar una que tuve con un compañero de instituto, era uno de esos días que teníamos tutorías y no se quedaba nadie, nos quedamos hablando un poco y él me pidió si tenía un libro de obligada lectura de filosofía. "la República" de Platón exactamente. Le dije que sí, que ya me lo había leído y que se lo dejaba.

Ahí quedó la cosa, nos marchamos cada uno a su casa y al día siguiente le llevé el libro tal y como quedé con él.

Pasó tiempo, yo ya del libro casi ni me acordaba cuando me dijo que lo devolvía, que si quedábamos en un punto en concreto y me lo daba. Esa tarde llegué al punto acordado llegó sin el libro pero me dijo que vivía cerca de allí, que no había podido pasar por casa pero que si íbamos en un momento me lo daba.

No vi nada raro en eso (vendita inocencia), subimos a su casa, sus padres trabajaban en un bar y hasta la noche no llegarían por lo que no habría nadie que nos molestase. Me dio el libro y me dijo que si quería agua, le dije que sí y nos sentamos, él en su cama y yo en la silla del escritorio.

Hasta este momento nada raro debo decir, entre cosas del insti y de dudas en algunas asignaturas me dijo que si podía poner música, claro le contesté. Era rollo mística oriental, no me iba mucho esa música pero era su casa y no puse objeciones.

De las cosas del insti pasamos a cosas de relajación, que si meditación, que si yoga, que si masajes... y aquí ya se empezó a poner la cosa "rara".

-Mi madre tiene un libro de masajes y yoga- me comentó
-Nunca me han hecho un masaje- le contesté
-Túmbate en la cama y te hago uno si quieres-levantándose de la cama e invitándome a ponerme boca abajo.

Empezó a masajear el cuello y los hombros, ya debo decir que aquello ya me iba gustando pero yo no decía ni mu, del cuello y los hombros iba bajando a la cintura y casi sin poder de reacción me estaba sobando el culo, debo decir que yo soy de gatillo fácil y enseguida me empalmo, pero es que además era la primera vez que me tocaban y además esa zona.

Se recreó bastante tiempo masajeando el culo, me dijo que me bajara el pantalón vaquero porque era rígido y no me podía dar bien el masaje, me quedé en slip y el masaje pasó de los glúteos al ojete, todavía recuerdo tener la poya súper dura, rozaba el dolor de lo dura que la tenía.

Yo creo que él era consciente de la situación y me dijo que me diera la vuelta porque debía dar el masaje por delante, dudé, pero se lo dije...
-tío no me puedo dar la vuelta-
-No te preocupes que yo estoy igual- me respondió

Cuando me puse boca arriba pude ver que el tío ya se había quitado los pantalones y tenía la poya que no le cabía dentro del bóxer.

-ves, no eres tú solo.

Se sentó sobre mí y nuestros paquetes se tocaron, empezó a restregarse y sin poder controlarme noté como me corría de una manera que siempre recordaré. Me moría de vergüenza, de gusto, de miedo. Fue entonces cuando él se bajó el bóxer y me dijo que si le tocaba también se corría. Fue cogérsela y soltar unos chorros que cayeron sobre mi camiseta.

Me dio unas toallitas húmedas, me limpié y me marché a mi casa, vacío y con mi libro.

No repetí más aunque él me invitó más veces a dejarle libros.
 
Hasta los 10 u 11 años las pajas en grupo de colegas era de lo más normal. Poníamos el porno de la época en revista o en vhs y a darle. Había días que podían caer más de 6 pajas. Aquellos maravillosos años.
Nosotros con la FHM, la poníamos en el medio y el último en correrse tenía que comprar la del mes siguiente.
 
Nosotros con la FHM, la poníamos en el medio y el último en correrse tenía que comprar la del mes siguiente.
Vaya reto jejeej, original, seguro que habría alguno de ustedes que era el que más debía desembolsar dinero por ser muy rapido
 
Nosotros se las cogíamos "prestada" a nuestro tío que aún vivía por aquella época con la abuela. Las escondía debajo del colchón, todo un derroche de originalidad!
Nosotros con la FHM, la poníamos en el medio y el último en correrse tenía que comprar la del mes siguiente.
 
cuando tenia como 10 años , el grupo de crios del barrio,aprendimos lo q eran las pajas porq uno de clase q repetia ya 4 veces, nos lio con ello
quedabanos a la salida del colegio y se pajeaba delante de nosotros. menuda polla tenia el tio.
yo aun pasarian 3 o 4 años hasta q consegui mi primera corrida
a partir de ahi un sin parar pajero,pero por desgracia siempre solo
 
cuando tenia como 10 años , el grupo de crios del barrio,aprendimos lo q eran las pajas porq uno de clase q repetia ya 4 veces, nos lio con ello
quedabanos a la salida del colegio y se pajeaba delante de nosotros. menuda polla tenia el tio.
yo aun pasarian 3 o 4 años hasta q consegui mi primera corrida
a partir de ahi un sin parar pajero,pero por desgracia siempre solo
Que recuerdos, todos muy machos hasta que veiamos una polla dura y nos poniamos cachondos.
Las primeras corridas eramos tan flipados que dos gotitas deciamos que eran chorros
 
10 años, que precoces joder jaja
10 u 11 tenía yo pero nos juntábamos de distintas edades. Una cosa que recuerdo es que por aquel entonces no veía ningún morbo en pajearme con otros y mirarles la polla. Nos hacíamos pajas en grupo como jugábamos al fútbol o a escondite. Una actividad más.
 
10 u 11 tenía yo pero nos juntábamos de distintas edades. Una cosa que recuerdo es que por aquel entonces no veía ningún morbo en pajearme con otros y mirarles la polla. Nos hacíamos pajas en grupo como jugábamos al fútbol o a escondite. Una actividad más.
A esas edades tempranas no teníamos ese morbo, era una sana curiosidad de ver a otros iguales en esa situación y mostrar lo que teníamos
 
Yo tuve un verano de pajas con un primo, pero cada uno con la suya. Y lo típico de rularnos una Private que valía unas 1000 pesetas y cada uno la tenía un par de dias. El último ya tenía que despegar las páginas....
Aunque al principio cuidábamos el material, luego terminaba con más de una salpicadura en sus hojas.... corridas explosivas y sin control 😄
 
Yo llevaba años buscando colega para este tipo de cosas y he de reconocer que me ha costado.

Los tíos no me gustan absolutamente nada, pero sin embargo, una polla puede darme muchísimo morbo. Para mí lo ideal sería sexo con trans, pero la cosa está bastante complicada por dos razones: el porcentaje poblacional trans es muy bajo y me dan muchísimo miedo las ETS.

Hace ya dos años contacté con un chaval algo más joven que yo por un chat y poco a poco nos hemos acabado haciendo colegas de pajas y mamadas. Por ahora hemos tenido varias sesiones que consisten en ver porno (hetero), pajearnos, juntar las pollas, 69, lamidas de huevos, corridas en la boca y alguna vez hemos probado a juntar las pollas y pajearlas mientras nos morreamos pero eso es algo que me choca y no me termina de convencer por ahora, pues me falta ese elemento de feminidad para que me guste del todo.

He de reconocer que cada vez me da más morbo lo que hacemos pero jamas renunciaría al sexo con tías, jamás lo haría con alguien con quien no estoy habituado y una vez me corro, se me quitan totalmente las ganas, cosas que con una tía no me sucede. Hablando de ETS: ambos nos hemos hecho análisis y nos hemos asegurado de que estamos sanos, por lo que las mamadas y las corridas en la boca podemos hacerlas sin problema ni preocupaciones.
 
Yo llevaba años buscando colega para este tipo de cosas y he de reconocer que me ha costado.

Los tíos no me gustan absolutamente nada, pero sin embargo, una polla puede darme muchísimo morbo. Para mí lo ideal sería sexo con trans, pero la cosa está bastante complicada por dos razones: el porcentaje poblacional trans es muy bajo y me dan muchísimo miedo las ETS.

Hace ya dos años contacté con un chaval algo más joven que yo por un chat y poco a poco nos hemos acabado haciendo colegas de pajas y mamadas. Por ahora hemos tenido varias sesiones que consisten en ver porno (hetero), pajearnos, juntar las pollas, 69, lamidas de huevos, corridas en la boca y alguna vez hemos probado a juntar las pollas y pajearlas mientras nos morreamos pero eso es algo que me choca y no me termina de convencer por ahora, pues me falta ese elemento de feminidad para que me guste del todo.

He de reconocer que cada vez me da más morbo lo que hacemos pero jamas renunciaría al sexo con tías, jamás lo haría con alguien con quien no estoy habituado y una vez me corro, se me quitan totalmente las ganas, cosas que con una tía no me sucede. Hablando de ETS: ambos nos hemos hecho análisis y nos hemos asegurado de que estamos sanos, por lo que las mamadas y las corridas en la boca podemos hacerlas sin problema ni preocupaciones.
Ole, que suertudo, seguro lo disfrutais a tope
 
Bueno, pues he descubierto este foro hace un tiempo y me he animado a crearme una cuenta para contaros mis experiencias relacionadas con este tema.

Las mías tienen lugar, como las de muchos de vosotros, por esos años en los que los tíos comenzamos a descubrir nuestra sexualidad y a explorar y experimentar con nuestro cuerpo. Yo tenía la desgracia, o la fortuna, según se mire, de ser el más joven de todos los primos. Tan joven, que la diferencia de edad, en promedio, con el resto de mis primos era de entre 8 a 10 años. Con todos, excepto con uno, el cual tenía mí misma edad por apenas unos meses de diferencia. Obviamente, esto hizo que nos hiciéramos muy cercanos y que, juntos, fuéramos pasando y "transitando" por las distintas etapas de nuestra vida. Etapas que, inevitablemente, también tuvieron que ver con nuestro despertar sexual.

Así, las conversaciones sobre las "tías buenas" de la clase, las vecinas, famosillas de la tele, modelos y, obviamente, sobre pornografía comenzaron a fluir y se hicieron muy normales. Para que os hagáis una idea, ambos somos generación Z, así que crecimos haciendo uso del internet y las redes sociales desde muy jóvenes, por lo tanto, nuestro chat personal era un campo sembrado de fotos de tías, links a videos porno y demás cosas. Inevitablemente las simples conversaciones fueron subiendo de tono. Ya no bastaba con la mera mención de lo buena que estaba tal chica o de las tetas de tal presentadora.

Entonces, las visitas a casa del primo se volvieron la oportunidad perfecta para ponernos en el ordenador y visualizar los videos porno que se iban publicando y subiendo a nuestras páginas de confianza. Las primeras veces había, naturalmente, un poco de corte y hasta vergüenza pero, a medida que pasaba el tiempo la situación se hizo natural. Al principio no hacíamos nada allí mismo, sino que lo hacíamos después, por separado. Nos poníamos cachondos viendo porno y luego, cuando yo volvía a casa, cada uno se masturbaba y lo comentábamos por el chat. Algo como "menudo pajote ha caído" o "tuve que cascármela luego de que te fueras".

Como he dicho, el paso del tiempo hace su trabajo y, así, las erecciones que al principio tratábamos de ocultar o de por lo menos, pasar por alto, pasaron a ser tema habitual de conversación durante nuestras "reuniones". Expresiones como "ya estoy empalmado", el hecho de enseñar sin pudor la "tienda de campaña" que formaban nuestras pollas en su estado máximo de erección o de directamente sobarnos y toquetearnos nuestros propios miembros mientras veíamos los vídeos se fueron haciendo comunes hasta el punto de que, en un momento dado, por comodidad, llegamos a la conclusión de que no pasaba nada por sacarlas un rato. Total, éramos tíos y ambos teníamos lo mismo entre las piernas y, además, ya estábamos más que acostumbrados a ver las pollas de los actores de los videos porno que veíamos.

Así llegó el día en que, luego de unos minutos de toqueteo, nuestros slips cayeron al suelo y nuestras pollas brotaron erguidas, duras como rocas. Obviamente las comparaciones no faltaron. Llegó la "medición" de rigor y demás observaciones que, lejos del pudor, dieron paso a nuevas dinámicas. Él la tenía un poco más larga y sus huevos colgaban más, yo la tenía un poco más gruesa; yo me dejaba el vello púbico que ya brotaba desde hace un tiempo mientras que él experimentaba con la depilación, al estilo de algunos de los protagonistas de los videos porno que veíamos.

Aquel día la paja no duró mucho. La novedad de la situación, los sonidos y las vistas hicieron su trabajo y yo fui el primero en sentir aquella indescriptible sensación que precede la eyaculación. "Me voy a correr ya" fue lo único que atiné a decir antes de que dos hilos gruesos de semen salieran disparados hacia la parte baja de mi abdomen, y otros más pequeños cayeran sobre mi pubis y mi mano. Todavía me estaba recuperando de los espasmos cuando, a mi lado, él emitió un gruñido gutural y se corrió de igual manera. No era la primera vez que veía una polla eyacular, pero sí era la primera vez que lo veía en vivo y en directo, y con tal cercanía.

Luego de unos segundos de silencio y con nuestras pollas aún palpitantes mi primo soltó un simple "Joder...", a lo que yo respondí con una risa nasal. Se puso de pie y de uno de los cajones de su armario sacó dos toallas. Me lanzó una y, con toda la normalidad del mundo, comenzó a limpiarse los restos de lefa. He de admitir que me quedé mirando un par de segundos, pues la situación era tremendamente morbosa. Después me puse a lo mismo, nos vestimos y yo me fui a casa con la promesa de repetir aquello.

A partir de entonces, la dinámica se estableció más o menos así: yo iba a su casa, nos quedábamos un rato haciendo el tonto en la Xbox para que sus padres (mis tíos) no sospecharan y luego de un rato cerrábamos la puerta con pestillo y nos poníamos a lo nuestro. Ya no esperábamos a empalmarnos para sacarnos las pollas, sino que directamente después de cerrar la puerta nos quitábamos la ropa y nos quedábamos desnudos mientras buscábamos los vídeos para pajearnos, hablábamos de tías y demás hasta corrernos.

Obviamente, llegados a este punto ya no había pudor de ningún tipo. Nos mirábamos abiertamente y hasta lo buscábamos. Nos "llamábamos" el uno al otro para enseñarnos lo cachondos que estábamos. Por ejemplo, diciéndonos "mira, mira..." y acto seguido, dar un par de golpes con la polla sobre el muslo para hacerla sonar y que se viera lo dura que estaba o, en otras ocasiones, descubrir el glande para que se viera bien como se ponía de rojo e hinchado luego de llevar ya un rato cascándonosla. O apretando un poco el mismo prepucio para que saliera líquido preseminal y que chorreara un poco.

El siguiente paso lo dimos mientras veíamos un gangbang, si mal no recuerdo. Una escena de dp. El contexto similar al que ya describí antes. Habitación de mi primo, ambos desnudos, viendo porno y cascándonosla como monos. Lo que sucedió fue que, mientras veíamos y comentábamos aquella escena, surgió una duda, una curiosidad. "¿cómo se ha de sentir meter dos pollas a la vez por el mismo orificio?"

Mientras seguíamos pajeandonos, comenzamos a teorizar y a charlar en torno a ello hasta que me atreví a proponer que lo probáramos. “¿probar qué?” respondió él. “Pues eso, las dos pollas a la vez” dije yo, como si fuera lo más normal del mundo. “¿T e mola eso?” preguntó mi primo de nuevo. Yo me encogí de hombros, “Por probar”. Se quedó en silencio por un segundo y asintió, “Vale, ¿pero cómo lo hacemos?”.

Nos miramos y nos pusimos de pie, frente a frente. Inevitablemente mis ojos se fueron hasta su entrepierna, allí donde su polla erecta apuntaba directo a la mía. Yo fui el primero en acercarme, apenas un paso, luego él se atrevió a dar otro y nuestros miembros se rozaron por primera vez. Ambos soltamos una risa suave. Yo moví un poco la cadera, propiciando más el roce y aquellas placenteras y electrizantes sensaciones.

Después de algunos contoneos más, nos pusimos a lo que íbamos. Me lancé y cogí mi polla con una mano y con la otra la de mi primo para juntarlas aún más. Nuestros glandes se tocaron y ambos resoplamos. Ambos miramos hacia abajo y nos encontramos con una imagen difícil de olvidar compuesta por la piel húmeda, tensa y enrojecida de nuestras pollas una junto a la otra.

Ya preparados, cogí ambas pollas con una sola mano, aumentando la presión y el calor que se sentía en aquella zona. “Dios…” resopló él. Con un par dé apretones más empecé a bajar y subir lentamente y casi que de forma automática mi primo comenzó a mover y a empujar con la cadera, como si estuviera “follando”. Yo hice lo mismo, acompasando los empujones con los movimientos de mi mano.

No duramos mucho. La presión, el roce piel con piel, la humedad que se acumulaba en aquella zona hicieron que el orgasmo fuera prácticamente inevitable. Él se corrió primero. Su respiración se hizo más pesada y yo empecé a sentir como su polla se endurecía un poco más en mi mano. De un momento a otro, soltó un gemido gutural que vino acompañado de varios chorros de semen, que salieron disparados de su polla y cayeron sobre la mía y mi mano.

Habría pasado apenas medio segundo cuando yo, espoleado por aquella morbosa estampa, sentí la misma sensación incontenible y, aguantando la respiración, dejé salir otra generosa cantidad de semen que terminó de salpicar ambas pollas y parte de nuestro abdomen. Lentamente disminuí la presión que mantenía juntos nuestros miembros y los solté. Nos quedamos así por unos segundos, todavía con la respiración algo agitada, frente a frente observando el resultado de nuestra experimentación.

Mi primo se dejó caer de nuevo sobre la silla frente al ordenador, en el que todavía se reproducían los momentos finales de la escena que desencadenó todo. Yo le seguí instantes después. “Mola o qué?” Le pregunté. “Joder…” soltó resoplando “Ha sido brutal, tío”. Nos reímos y nos pusimos, igual que siempre, a limpiar el desastre que habíamos montado.

Y bueno, creo que con esto termino, que se me ha ido un poco de las manos con la extensión. A ver si luego os cuento más experiencias y cosas que hemos hecho mi primo y yo.​
Vemos aue andas mas activo, siempre mola lo de leer esas hostorias
 
Ole, que suertudo, seguro lo disfrutais a tope
Sí, pero no todo lo que podríamos disfrutarlo. Ya te digo, me produce una disonancia cognitiva extraña hacer esas cosas, no por prejuicios, sino porque la masculinidad no me gusta. Entonces lo que sucede es que se termina haciendo monótono. Todo el rato es hacer lo mismo y falta ese elemento de morreos placenteros, tocar más zonas que te excitan (solamente me gusta la polla) y lamer en más sitios que sí tengo con una tía. A veces fantaseo con hacer todas esas cosas con él pero son más ganas de que me guste que el hecho de que me guste en sí, porque realmente esas cosas no me molan con un tío. Es raro. Lo que sé es que con una trans disfrutaría muchísimo.
 

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