Como veo que nadie se anima cuento otra experiencia que vivimos en la playa de nudista.
Con el morbo de buscar una situación parecida a la vivida, volvimos a ir a la playa nudista. Siempre nos acercábamos a parejas de maduros, con la intención de que pudieran ver a Eva desnuda y poder hablar con ellos. Me apasionaba, ver la cara de los viejos, viendo el cuerpo desnudo de Eva, sin poder tocar nada y ver cómo le recorren el cuerpo con la mirada me pone la hostia.
Después de ir unas cuantas veces hicimos amistad con unas cuantas parejas de viejos (marido y mujer por norma) con las que quedamos desnudos y hablábamos. A mi me daba mucho morbo que señores mayores, que tenían una pareja con todo caído, pudiera ver a Eva, muy enterita con tetas firmes y coño depilado y culo redondito. Los viejos no podían ver directamente a Eva por su pareja, pero a algunos les daba igual y miraban sin vergüenza. Eva se ponía a tomar el sol, nos poníamos a hablar con ellos sentados, dejando tetas y coño a la vista del viejo y yo la poya a la vieja, jugábamos a las cartas, contábamos historias como amigos de toda la vida.
Un día Eva que tenía la regla, tenía que cambiarse el tampón y salió para buscar uno al coche y luego ponerse otro entre los arbustos. Al poco de irse Eva, Benjamín, un viejo con el que estábamos sentados y hablando, dijo que se iba a las duchas. Al rato viene Benjamín y Eva juntos. Eva agarrando por la cintura al viejo y por donde pasaban la gente se quedaba mirando. Es como si pensaran que estábamos haciendo un intercambio de parejas. Me dio tal morbo que tuve que ir al mar automáticamente porque se me levantaba la poya. Eva vino al mar y me conto que cuando volvía del coche busco un arbusto para tirar el tampón y ponerse otro. Cuando estaba medio agachada sacando el tampón vio entre los arbustos a Benjamín viendo para ella y Eva sin disimulo se giró y le saludo. El le dijo que continuará haciendo lo que estaba haciendo que solo quería mirar y Eva se agacho y se metió el tampón a la vista del señor. El viejo se tocaba la poya y le dijo estaba muy buena. Eva se acercó al viejo, le toco la poya y le dijo que su mujer le esperaba, le agarró por la cintura y fueron hacia las toallas. Yo le pique a Eva y le dije si se la chupo al viejo pero me aseguro que no, que solo le toco un poco la poya y nada más. Nos fuimos a la toalla como si nada y volvimos a hablar con ellos como si no pasara nada.
Volvimos a coincidir con la pareja y un día cuando Eva y la vieja se fueron al agua, Benjamín me contó que Eva le hizo una paja entre los arbustos y que desde ese día no se le volvió a subir la poya. Para sacar información le pregunté si le gusto como le chupo la poya y me dijo que le pasó la lengua por dentro del prepucio (por que el viejo no estaba circuncidado) y que al momento se corrió en la boca, pero luego lo escupió. Le dije a Benjamín que dejaba a mi pareja tomar sus decisiones y que no me parecía mal lo que pasó. Pasamos el día y en la vuelta en el coche se lo conté a Eva y me lo confirmó. Me sentí usado y manipulado por el viejo, pero me seguía dando mucho morbo, que Eva hiciera eso con una persona que yo consideraba peor en, forma física y en belleza que yo, pero quizás ese era el morbo que me daba la situación.