Mis fantasías con mi esposa

No sé si lo he dicho ya en algún otro relato, pero mi mujer trabaja para un organismo de la Junta de Castilla y León, y a veces tiene que andar viajando a congresos y reuniones en distintos puntos de España durante varios días. A mí me excita mucho la idea de que pueda estar con algún otro hombre durante esos días, así que no es extraño que cuando estamos follando muchas veces la pinche con la idea de que pueda estar con otros:



Ummmmm, cariño, ahora vamos a estar 5 días sin follar mientras estás fuera.

Bueno, sin follar igual estarás tú. Yo puedo estar con otros tios mientras estoy allí.

Pues es verdad, ya sabes que tienes mi permiso.

Ummmm, ya sé que eres un cerdo cornudo.

Pero te dejo con dos condiciones.

¿Cuales?

La primera que el tío con el que estés tenga una polla más grande que la mía, para que te satisfaga mucho más.

Ummmmmm, que rico. De todos modos, no es muy difícil. Ya sabes que tu polla no es precisamente grande, jajajajaja. ¿Y la segunda?

Que cuando vuelvas me lo cuentes con pelos y señales, mientras me follas recordándolo.

No te preocupes, que te contaré como me han follado, sobre todo con pelos, jajajaja.



Esta conversación la habíamos tenido varias veces, y a los dos nos excitaba bastante, pero nunca había pasado nada. No había ido más allá de una charla caliente mientras nos estábamos tocando o follando.

La próxima reunión a la que tenía que ir era a Murcia. Iría con una compañera de trabajo mayor que ella, de 55 años, pero que ya está viuda desde hace unos 6 o 7. Se llevan muy bien, y ya habían ido juntas a alguna que otra reunión. Se iban el martes y volvían el sábado por la mañana.



El jueves por la tarde estaba trabajando y recibí un WhatsApp de ella. Me extrañó porque había hablado con ella antes de comer. Me dijo que iba a comer por ahí con Lucía, que tenían la tarde libre y que aprovecharían para ver algo de la ciudad y hacer alguna compra. Pensé que me mandaría alguna foto de comida, como hace a veces, pero aluciné cuando vi lo que ponía:



¿Recuerdas la conversación que siempre tenemos de follar con alguien cuando estoy en una reunión por ahí?

Sí, claro

Pues ha surgido la oportunidad. ¿Quieres que siga?

Venga, adelante. Pero recuerda las dos condiciones que te pido siempre.

Jajajaja, vale. Un besazo. Te cuento mañana Te quiero mucho.

Y yo a ti.



Mentiría si dijera que me tuve que pensar darla permiso para hacer aquello que yo tantas veces había imaginado, pero al final pensé que yo siempre había estado empujándola a hacer esto, y ahora no podía echarme atrás. A partir de ese momento estuve supernervioso. No veía el momento de que llegara de su viaje para echarla un polvazo y que me contara su aventura.

A la hora de haber cambiado mensajes con ella, me llegó otro WhatsApp suyo:



Cariño, ¿te parece que cumple la primera de nuestras condiciones?



Y me mandaba dos fotos. En la primera aparecía una verga en erección, completamente descapullada, llena de venas, larga y sobre todo muy gorda, al lado de una botella pequeña de agua, para que se pudiera apreciar bien todo su tamaño. En la segunda foto, la mitad de ese pollón estaba dentro de la boca de mi mujer, que parecía que tenía que hacer esfuerzos para tragarse esa bestialidad de miembro. La muy puta aparecía mirando hacia arriba, en dirección a la cámara. Si no fuera porque tenía la boca llena de carne, hubiera jurado que estaba sonriéndome.

Yo respondí a su mensaje:



Uffff cumple de sobra. Buen provecho.



Para salir de dudas sobre las dudas que había tenido antes de darla permiso para continuar, me hice una soberana paja para bajar la erección que me había causado la foto del putón de mi mujer. Y lo mismo hice al día siguiente. No podía esperar al momento en que llegara para que me contara todos los detalles. Envié un mensaje preguntando qué tal y la muy cabrona me respondió que no iba a contar nada hasta que llegara, que me jodiera.



Fui a buscarlas a la estación de tren, y las recogí. A Lucía no se la quitaba la sonrisa de la cara, mientras mi mujer se reía de forma irónica. Dejamos a la otra chica en su casa, y en cuanto bajó, la dije:



Venga, cuéntame. ¿Qué tal fué?

Jajajajaja, que prisas. Te jodes, y esperas a que lleguemos.



Y mientras decía esto, se reía y me ponía la mano en el paquete.



Jóder, como estamos.

Pues así llevo desde que me lo dijiste.

Sí que es verdad que tenías ganas......



En cuanto entramos en casa, nos enganchamos en un morreo tremendo, y subimos al piso de arriba ya quitándonos la ropa. Pasamos de los preliminares, porque yo ya tenía la polla durísima, y en cuánto la quité las bragas, vi el brillo entre los labios de su coño que indicaban que ya estaba muy mojada. Me empujó a la cama, me escupió en la polla y se la metió un momento en su boca para mojarla bien con saliva. De un salto abrió las piernas, se colocó la cabeza de mi verga en la entrada de sus labios vaginales, y dejándose caer despacio, se hundió la polla en su coñito depilado. La encanta esa posición, que a veces, la permite correrse varias veces seguidas. Empezó a mover su culazo despacito, permitiendo llegar con mi polla a todos los sitios de su coño. Los gemidos salían de su boca sin parar. Aumentó la velocidad de sus caderas, lo que significaba que ya estaba llegando su primer orgasmo. Cerró los ojos, y gimió de manera más fuerte, con sus manos en mi pecho, mientras el placer la inundaba por dentro. Como yo no me había corrido, se puso a cuatro patas, que es mi posición favorita, para que yo pudiera correrme también.



Me puse detrás de ella, empujé y mi pene entró en su coño sin dificultad. Empecé a moverme despacito.



Bueno, ¿no vas a contarme nada?

Es que me da un poco de miedo que te enfades, cariño.

Venga, ya sabes que no.

Vale, luego no me digas nada.

Que no.

Pues que no te siente mal, pero me han pegado las mayores folladas de mi vida.

Además vaya pollón que tenía el tío.

Buf, ya te digo. A veces pensaba que no iba a entrar en mis agujeros.



Y mientras la follaba despacito, me empezó a contar que estaban comiendo cerca del hotel en un restaurante el jueves, y que lo estaban pasando muy bien las dos comiendo, bebiendo vino y todo eso. A su lado había dos hombres, uno de unos 35 años y otro de unos 25. Y que se pusieron a hablar de mesa a mesa, y que cuando trajeron los cafés, les pidieron permiso para tomarlo con ellas. Además se pidieron unos chupitos. Por lo visto eran jefe y empleado de una empresa de construcción o algo así. Me dijo que eran muy simpáticos y vacilones, y que al rato empezaron a tirarles algunas picardías y bromas más subidas de tono, pero de buen rollo. A mi mujer la sorprendió que de repente el hombre mayor empezó a decirle de vez en cuando cosas al oído a Lucía, y que ella se ponía un poco roja y se reía mucho. El chico que estaba al lado de mi mujer era el más jovencito. Era algo y muy delgado, y aunque no era demasiado guapo según ella, sí que tenía mucha gracia y la había hecho reír mucho. Entonces fue cuando según ella, se acordó de las cosas que hablábamos a veces de los congresos. De repente Lucía y el otro chico se levantaron de la mesa y de manera sorprendente ella dijo que se había olvidado unas cosas en la habitación del hotel y que él la iba a acompañar a buscarlas, y que tardarían un rato. Mi mujer estaba flipando porque no se esperaba eso de Lucía, pero pensó que llevaba una temporada muy larga sin sexo, y que la mujer se merecía un buen polvazo. Aunque la perspectiva de la otra chica disfrutando, también la puso un poco envidiosa.



Cuando se quedaron solos, mi mujer y Gelo, que así se llamaba, se miraron y se echaron a reír.



Pues sí que se han caído bien éstos, jajaajaja, dijo ella.

Sí. ¿Y ahora qué hacemos nosotros aquí colgados?

Pues esperar a qué acaben, jajajaja.

Pues entonces nos toca esperar un buen rato

¿Y eso?

Porque mi jefe tiene fama de tirarse un buen rato follando, dijo Gelo acercando los labios al oído de mi mujer.

Pues mejor para mi amiga, dijo ella, haciendo lo mismo. ¿Y tú? ¿De qué tienes fama?

¿Yo? Pues de tener la polla tan grande como este vaso, dijo él cogiendo un vaso de los de tubo.

Bueno, bueno, ya será menos, dijo ella, entre excitada y provocadora.

¿No te lo crees? Podemos ir a buscar algo también nosotros a mi piso, que queda muy cerca de aquí.

Venga, vamos, dijo ella después de pensarlo unos segundos.



Fueron a su piso que sí que quedaba a un par de calles. En el ascensor ya intentó besar a mi mujer en la boca, pero ella no le dejó. Lo que sí dejo fue que hundiera la cabeza en su cuello, excitándola al besarlo, mientras las manos de él recorrían las caderas de mi mujer, marcadas por la ajustada falda que vestía.



Quieto, lobo, jajajaajaja.

Es que estás muy rica, tía. Tienes un polvazo tremendo.

Anda, pelota.



Entraron en la casa, bastante revuelta, como suele ser normal en esos chavales. Él ya quiso entrar al trapo, pero ella le dijo que allí mandaba ella. Mi mujer se sentó en el sofá, y mientras me mandaba el WhatsApp del que hablé antes, le dijo al chico:



Quítate la camiseta, cielo. Y luego el pantalón. Pero todo despacito. Y como no tengas la polla como me has dicho, me largo de aquí echando hostias.

Tranquila, que no vas a quedar decepcionada.



Efectivamente, cuando vio el bulto que hacía la polla en el calzoncillo, que ya estaba semierecta, dijo:



Bueno, parece que era verdad lo que decías



Justo en ese momento, fué cuando acabamos de cambiar los WhatsApp. Ella se levantó y le acarició el gran bulto, que poco a poco fue creciendo más y más. Ahí sí que fué cuando se dieron un buen morreo, y él quitándose el calzoncillo y dejando ver su enorme cipote, se sentó en el sofá y tocándose su miembro, dijo:



Bueno, cariño. Ahora te toca a ti desnudarte despacito.

Ummm, te gusta que te hagan esto, eh? Anda que no habrás follado a tías con ese pollón.

Jajajajaaj, varias han caído, sí. Además, la que prueba una vez, siempre repite.



Ella se quitó la blusa, y dejó caer su falda al suelo, dejando ver un tanga negro que pone con esa falda, que la queda muy sexi.



Ummmm, que bien te queda esa ropa de putita que llevas

¿Te gusta, eh? ¿Me dejas sacar una foto al pedazo de pollón que tienes?

Claro, cerda, para masturbarte luego con ella.

Así se la enseño a mis amigas.

Eso hazme publicidad, por si acaso vienen aquí, mándame unas buenas cerdas.



Mi mujer se acercó a él, sacó la foto de la polla, y dando el teléfono a Gelo, se metió el pollón en la boca, y dijo que la sacara una foto así. Esas fueron las fotos que me mandó a mí. Luego se olvidó de mí y empezó la que fue la mejor follada que la han pegado en la vida. Ya en la habitación del chico, hizo la mayor mamada de su vida, y eso que ella es una gran chupadora de pollas. Se dedicó a lamer esa barra de hierro, recorrer con los dientes toda la superficie, intentar meterse toda, aunque no podía hacerlo debido al gran tamaño. El chico la sujetaba la cabeza metiéndola toda la polla en casi toda su longitud. Sentía llena la boca de carne caliente, y de repente la carne caliente, dejó paso entre pequeños gritos del chaval, a una gran cantidad de leche caliente y espesa, dela que mi mujer se tragó una gran parte, pues el cabrón del chico la había agarrado dela cabeza mientras se corría, impidiendo que se pudiera sacar la polla de la boca. Cuando puedo hacerlo, todavía tenía dentro de la boca una buena cantidad de semen, que le escupió en la barriga.



Joder, me has hecho tragármela.

Es el premio que te doy por haberme hecho un mamadón, princesa.

No me llames princesa, que parece que estás follando con las jovencitas que traes a casa y yo podría ser casi tu madre.

La verdad es que no sé cuántos años tienes, pero eres la tía más mayor con la que he follado.

Pues que sepas que tengo 44, y que todavía no me has follado.

Bueno, pues entonces eres la tía más mayor que me ha chupado la polla, dijo él con gracia.

Jajajajaaj, eso sí que es verdad.

Y además vaya mamada, ha sido espectacular.

Gracias guapo. Ya me he dado cuenta de que te ha gustado. Has pegado una corrida tremenda, parecía una cascada.



Mientras decía esto, mi niña empezó a acariciar el miembro morcillón del chico, que casi instantáneamente empezó a crecer. En cuanto ella vio que había cogido unas buenas proporciones, se puso entre las piernas y empujó para que entrara en su coño. No tuvo que hacer mucho esfuerzo porque la polla estaba todavía con la saliva y el semen, y entró muy fácilmente. Notó una sensación que nunca había tenido. Mi polla sólo mide 14 cms. y no es muy ancha. De tener la mía dentro a tener una de 20x7 comprenderéis la diferencia. La verga alcanzaba rincones de su coño que no habían recibido mi visita y que recibían embestidas por parte del jovencito, mientras mi mujer disfrutaba como nunca en su vida, y los gemidos y gritos se escapaban de su boca. Quería decirle al chico que estaba disfrutando como nunca lo había hecho, pero cada vez que abría la boca, se escapaba la saliva de su boca, debido al placer. Cuando se quiso dar cuenta, ya se había corrido tres veces como nunca lo había hecho conmigo. Lo mejor era que la polla del semental no daba indicios de aflojar. De repente, se la quitó de encima, y la puso a cuatro patas. La movió muy fácilmente, en parte porque a pesar de estar delgado, el chico tenía bastante fuerza, y en parte porque ella estaba como en trance a causa del placer.



El gran trozo de carne la penetró desde atrás, y aunque no es una posición que la guste demasiado, volvió a correrse otras dos veces más. Mientras la follaba, notó como él la escupía en la raja del culo y extendía la saliva por el ojete. Sintió como un dedo ensalivado entraba dentro poco a poco de su culo, y sólo pudo decir:



¿No me irás a meter esa cosa por el culo, no?

Cállate, cerda, dijo él, dándola un azote en el culo. Como no voy a querer follar el culazo que tienes.

Es que es muy grande, y las que me han metido hasta ahora son más pequeñas.

Vaya mierda de pollas que te han follado hasta ahora. Menos mal que has conocido a un hombre de verdad.

Además de verdad, cielo. Nunca había visto una cosa como la tuya.

Bueno, pues déjame hacer a mí. No es la primera vez que creen que esto no puede entrar en su culo.



Parecía mentira que un chaval así tuviera tanta experiencia y seguridad en el tema del sexo. Mientras metía la cabeza en la almohada con cada empujón de su polla, pensaba en cuántas otras habrían estado en su misma posición. Sintió de nuevo como el dedo entraba de nuevo en su culo, ayudado por algo de lubricante que se había puesto el chico. Esta vez entró más suave que la anterior, y al poco sintió como otro dedo hacía lo mismo. Ya tenía dos dedos dentro. Después de estar unos minutos así, recibió un buen chorro de lubricante en su culo, y sintió como salía la polla de su coño, y como un fuerte dolor salía de repente del agujero de su culo.



Uffffffffffff, duele, tío.

Tranquila, que ya tienes toda la cabeza dentro ya. Es lo más difícil. Ahora es lo mejor.



Volvió a sentir algo de dolor, pero también empezó a sentir un gustito muy agradable, cada vez más intenso.



Joder tía, ya está casi toda dentro. Ha entrado mejor de lo que parecía. Eso es que estás muy cachonda.

Ummm, ya casi no duele.

Uffff, que buen putita eres, cariño. No dices que no a nada.

Ummmm, vete despacito moviéndola, que me está empezando a gustar.

Jajajaaj, ves lo que te decía. Eres una buena puta....

Así estuvo follándola el culo durante un buen rato, volviéndose a correr una vez más así. Conmigo nunca se había corrido cuando se la metía por el culo. Empezó a alternar en esa posición culo y coño durante un buen rato. Mi mujer no sabía por dónde iba a recibir el placer. La verga entraba y salía en toda su longitud de los dos agujeros de mi mujer. Notó como se hinchaba:



Uffff, voy a correrme ya. ¿Dónde quieres que lo haga?

Lléname el culo de leche murciana.

Tus deseos son órdenes, cerda.



Cambió la polla de objetivo, y metiéndola ya sin problemas en su culo, sólo le dio tiempo a moverla durante unos pocos movimientos, y ella notó como un intenso calor entraba en su culo.....



Casi al mismo tiempo que mi mujer me contaba como el chico llenaba su culo de leche, yo también me derramaba dentro de ella, claro, que mi botella de leche era más pequeña que la suya y llevaba menos cantidad.....



Dentro de poco os seguiré contando más.......
 
No sé si lo he dicho ya en algún otro relato, pero mi mujer trabaja para un organismo de la Junta de Castilla y León, y a veces tiene que andar viajando a congresos y reuniones en distintos puntos de España durante varios días. A mí me excita mucho la idea de que pueda estar con algún otro hombre durante esos días, así que no es extraño que cuando estamos follando muchas veces la pinche con la idea de que pueda estar con otros:



Ummmmm, cariño, ahora vamos a estar 5 días sin follar mientras estás fuera.

Bueno, sin follar igual estarás tú. Yo puedo estar con otros tios mientras estoy allí.

Pues es verdad, ya sabes que tienes mi permiso.

Ummmm, ya sé que eres un cerdo cornudo.

Pero te dejo con dos condiciones.

¿Cuales?

La primera que el tío con el que estés tenga una polla más grande que la mía, para que te satisfaga mucho más.

Ummmmmm, que rico. De todos modos, no es muy difícil. Ya sabes que tu polla no es precisamente grande, jajajajaja. ¿Y la segunda?

Que cuando vuelvas me lo cuentes con pelos y señales, mientras me follas recordándolo.

No te preocupes, que te contaré como me han follado, sobre todo con pelos, jajajaja.



Esta conversación la habíamos tenido varias veces, y a los dos nos excitaba bastante, pero nunca había pasado nada. No había ido más allá de una charla caliente mientras nos estábamos tocando o follando.

La próxima reunión a la que tenía que ir era a Murcia. Iría con una compañera de trabajo mayor que ella, de 55 años, pero que ya está viuda desde hace unos 6 o 7. Se llevan muy bien, y ya habían ido juntas a alguna que otra reunión. Se iban el martes y volvían el sábado por la mañana.



El jueves por la tarde estaba trabajando y recibí un WhatsApp de ella. Me extrañó porque había hablado con ella antes de comer. Me dijo que iba a comer por ahí con Lucía, que tenían la tarde libre y que aprovecharían para ver algo de la ciudad y hacer alguna compra. Pensé que me mandaría alguna foto de comida, como hace a veces, pero aluciné cuando vi lo que ponía:



¿Recuerdas la conversación que siempre tenemos de follar con alguien cuando estoy en una reunión por ahí?

Sí, claro

Pues ha surgido la oportunidad. ¿Quieres que siga?

Venga, adelante. Pero recuerda las dos condiciones que te pido siempre.

Jajajaja, vale. Un besazo. Te cuento mañana Te quiero mucho.

Y yo a ti.



Mentiría si dijera que me tuve que pensar darla permiso para hacer aquello que yo tantas veces había imaginado, pero al final pensé que yo siempre había estado empujándola a hacer esto, y ahora no podía echarme atrás. A partir de ese momento estuve supernervioso. No veía el momento de que llegara de su viaje para echarla un polvazo y que me contara su aventura.

A la hora de haber cambiado mensajes con ella, me llegó otro WhatsApp suyo:



Cariño, ¿te parece que cumple la primera de nuestras condiciones?



Y me mandaba dos fotos. En la primera aparecía una verga en erección, completamente descapullada, llena de venas, larga y sobre todo muy gorda, al lado de una botella pequeña de agua, para que se pudiera apreciar bien todo su tamaño. En la segunda foto, la mitad de ese pollón estaba dentro de la boca de mi mujer, que parecía que tenía que hacer esfuerzos para tragarse esa bestialidad de miembro. La muy puta aparecía mirando hacia arriba, en dirección a la cámara. Si no fuera porque tenía la boca llena de carne, hubiera jurado que estaba sonriéndome.

Yo respondí a su mensaje:



Uffff cumple de sobra. Buen provecho.



Para salir de dudas sobre las dudas que había tenido antes de darla permiso para continuar, me hice una soberana paja para bajar la erección que me había causado la foto del putón de mi mujer. Y lo mismo hice al día siguiente. No podía esperar al momento en que llegara para que me contara todos los detalles. Envié un mensaje preguntando qué tal y la muy cabrona me respondió que no iba a contar nada hasta que llegara, que me jodiera.



Fui a buscarlas a la estación de tren, y las recogí. A Lucía no se la quitaba la sonrisa de la cara, mientras mi mujer se reía de forma irónica. Dejamos a la otra chica en su casa, y en cuanto bajó, la dije:



Venga, cuéntame. ¿Qué tal fué?

Jajajajaja, que prisas. Te jodes, y esperas a que lleguemos.



Y mientras decía esto, se reía y me ponía la mano en el paquete.



Jóder, como estamos.

Pues así llevo desde que me lo dijiste.

Sí que es verdad que tenías ganas......



En cuanto entramos en casa, nos enganchamos en un morreo tremendo, y subimos al piso de arriba ya quitándonos la ropa. Pasamos de los preliminares, porque yo ya tenía la polla durísima, y en cuánto la quité las bragas, vi el brillo entre los labios de su coño que indicaban que ya estaba muy mojada. Me empujó a la cama, me escupió en la polla y se la metió un momento en su boca para mojarla bien con saliva. De un salto abrió las piernas, se colocó la cabeza de mi verga en la entrada de sus labios vaginales, y dejándose caer despacio, se hundió la polla en su coñito depilado. La encanta esa posición, que a veces, la permite correrse varias veces seguidas. Empezó a mover su culazo despacito, permitiendo llegar con mi polla a todos los sitios de su coño. Los gemidos salían de su boca sin parar. Aumentó la velocidad de sus caderas, lo que significaba que ya estaba llegando su primer orgasmo. Cerró los ojos, y gimió de manera más fuerte, con sus manos en mi pecho, mientras el placer la inundaba por dentro. Como yo no me había corrido, se puso a cuatro patas, que es mi posición favorita, para que yo pudiera correrme también.



Me puse detrás de ella, empujé y mi pene entró en su coño sin dificultad. Empecé a moverme despacito.



Bueno, ¿no vas a contarme nada?

Es que me da un poco de miedo que te enfades, cariño.

Venga, ya sabes que no.

Vale, luego no me digas nada.

Que no.

Pues que no te siente mal, pero me han pegado las mayores folladas de mi vida.

Además vaya pollón que tenía el tío.

Buf, ya te digo. A veces pensaba que no iba a entrar en mis agujeros.



Y mientras la follaba despacito, me empezó a contar que estaban comiendo cerca del hotel en un restaurante el jueves, y que lo estaban pasando muy bien las dos comiendo, bebiendo vino y todo eso. A su lado había dos hombres, uno de unos 35 años y otro de unos 25. Y que se pusieron a hablar de mesa a mesa, y que cuando trajeron los cafés, les pidieron permiso para tomarlo con ellas. Además se pidieron unos chupitos. Por lo visto eran jefe y empleado de una empresa de construcción o algo así. Me dijo que eran muy simpáticos y vacilones, y que al rato empezaron a tirarles algunas picardías y bromas más subidas de tono, pero de buen rollo. A mi mujer la sorprendió que de repente el hombre mayor empezó a decirle de vez en cuando cosas al oído a Lucía, y que ella se ponía un poco roja y se reía mucho. El chico que estaba al lado de mi mujer era el más jovencito. Era algo y muy delgado, y aunque no era demasiado guapo según ella, sí que tenía mucha gracia y la había hecho reír mucho. Entonces fue cuando según ella, se acordó de las cosas que hablábamos a veces de los congresos. De repente Lucía y el otro chico se levantaron de la mesa y de manera sorprendente ella dijo que se había olvidado unas cosas en la habitación del hotel y que él la iba a acompañar a buscarlas, y que tardarían un rato. Mi mujer estaba flipando porque no se esperaba eso de Lucía, pero pensó que llevaba una temporada muy larga sin sexo, y que la mujer se merecía un buen polvazo. Aunque la perspectiva de la otra chica disfrutando, también la puso un poco envidiosa.



Cuando se quedaron solos, mi mujer y Gelo, que así se llamaba, se miraron y se echaron a reír.



Pues sí que se han caído bien éstos, jajaajaja, dijo ella.

Sí. ¿Y ahora qué hacemos nosotros aquí colgados?

Pues esperar a qué acaben, jajajaja.

Pues entonces nos toca esperar un buen rato

¿Y eso?

Porque mi jefe tiene fama de tirarse un buen rato follando, dijo Gelo acercando los labios al oído de mi mujer.

Pues mejor para mi amiga, dijo ella, haciendo lo mismo. ¿Y tú? ¿De qué tienes fama?

¿Yo? Pues de tener la polla tan grande como este vaso, dijo él cogiendo un vaso de los de tubo.

Bueno, bueno, ya será menos, dijo ella, entre excitada y provocadora.

¿No te lo crees? Podemos ir a buscar algo también nosotros a mi piso, que queda muy cerca de aquí.

Venga, vamos, dijo ella después de pensarlo unos segundos.



Fueron a su piso que sí que quedaba a un par de calles. En el ascensor ya intentó besar a mi mujer en la boca, pero ella no le dejó. Lo que sí dejo fue que hundiera la cabeza en su cuello, excitándola al besarlo, mientras las manos de él recorrían las caderas de mi mujer, marcadas por la ajustada falda que vestía.



Quieto, lobo, jajajaajaja.

Es que estás muy rica, tía. Tienes un polvazo tremendo.

Anda, pelota.



Entraron en la casa, bastante revuelta, como suele ser normal en esos chavales. Él ya quiso entrar al trapo, pero ella le dijo que allí mandaba ella. Mi mujer se sentó en el sofá, y mientras me mandaba el WhatsApp del que hablé antes, le dijo al chico:



Quítate la camiseta, cielo. Y luego el pantalón. Pero todo despacito. Y como no tengas la polla como me has dicho, me largo de aquí echando hostias.

Tranquila, que no vas a quedar decepcionada.



Efectivamente, cuando vio el bulto que hacía la polla en el calzoncillo, que ya estaba semierecta, dijo:



Bueno, parece que era verdad lo que decías



Justo en ese momento, fué cuando acabamos de cambiar los WhatsApp. Ella se levantó y le acarició el gran bulto, que poco a poco fue creciendo más y más. Ahí sí que fué cuando se dieron un buen morreo, y él quitándose el calzoncillo y dejando ver su enorme cipote, se sentó en el sofá y tocándose su miembro, dijo:



Bueno, cariño. Ahora te toca a ti desnudarte despacito.

Ummm, te gusta que te hagan esto, eh? Anda que no habrás follado a tías con ese pollón.

Jajajajaaj, varias han caído, sí. Además, la que prueba una vez, siempre repite.



Ella se quitó la blusa, y dejó caer su falda al suelo, dejando ver un tanga negro que pone con esa falda, que la queda muy sexi.



Ummmm, que bien te queda esa ropa de putita que llevas

¿Te gusta, eh? ¿Me dejas sacar una foto al pedazo de pollón que tienes?

Claro, cerda, para masturbarte luego con ella.

Así se la enseño a mis amigas.

Eso hazme publicidad, por si acaso vienen aquí, mándame unas buenas cerdas.



Mi mujer se acercó a él, sacó la foto de la polla, y dando el teléfono a Gelo, se metió el pollón en la boca, y dijo que la sacara una foto así. Esas fueron las fotos que me mandó a mí. Luego se olvidó de mí y empezó la que fue la mejor follada que la han pegado en la vida. Ya en la habitación del chico, hizo la mayor mamada de su vida, y eso que ella es una gran chupadora de pollas. Se dedicó a lamer esa barra de hierro, recorrer con los dientes toda la superficie, intentar meterse toda, aunque no podía hacerlo debido al gran tamaño. El chico la sujetaba la cabeza metiéndola toda la polla en casi toda su longitud. Sentía llena la boca de carne caliente, y de repente la carne caliente, dejó paso entre pequeños gritos del chaval, a una gran cantidad de leche caliente y espesa, dela que mi mujer se tragó una gran parte, pues el cabrón del chico la había agarrado dela cabeza mientras se corría, impidiendo que se pudiera sacar la polla de la boca. Cuando puedo hacerlo, todavía tenía dentro de la boca una buena cantidad de semen, que le escupió en la barriga.



Joder, me has hecho tragármela.

Es el premio que te doy por haberme hecho un mamadón, princesa.

No me llames princesa, que parece que estás follando con las jovencitas que traes a casa y yo podría ser casi tu madre.

La verdad es que no sé cuántos años tienes, pero eres la tía más mayor con la que he follado.

Pues que sepas que tengo 44, y que todavía no me has follado.

Bueno, pues entonces eres la tía más mayor que me ha chupado la polla, dijo él con gracia.

Jajajajaaj, eso sí que es verdad.

Y además vaya mamada, ha sido espectacular.

Gracias guapo. Ya me he dado cuenta de que te ha gustado. Has pegado una corrida tremenda, parecía una cascada.



Mientras decía esto, mi niña empezó a acariciar el miembro morcillón del chico, que casi instantáneamente empezó a crecer. En cuanto ella vio que había cogido unas buenas proporciones, se puso entre las piernas y empujó para que entrara en su coño. No tuvo que hacer mucho esfuerzo porque la polla estaba todavía con la saliva y el semen, y entró muy fácilmente. Notó una sensación que nunca había tenido. Mi polla sólo mide 14 cms. y no es muy ancha. De tener la mía dentro a tener una de 20x7 comprenderéis la diferencia. La verga alcanzaba rincones de su coño que no habían recibido mi visita y que recibían embestidas por parte del jovencito, mientras mi mujer disfrutaba como nunca en su vida, y los gemidos y gritos se escapaban de su boca. Quería decirle al chico que estaba disfrutando como nunca lo había hecho, pero cada vez que abría la boca, se escapaba la saliva de su boca, debido al placer. Cuando se quiso dar cuenta, ya se había corrido tres veces como nunca lo había hecho conmigo. Lo mejor era que la polla del semental no daba indicios de aflojar. De repente, se la quitó de encima, y la puso a cuatro patas. La movió muy fácilmente, en parte porque a pesar de estar delgado, el chico tenía bastante fuerza, y en parte porque ella estaba como en trance a causa del placer.



El gran trozo de carne la penetró desde atrás, y aunque no es una posición que la guste demasiado, volvió a correrse otras dos veces más. Mientras la follaba, notó como él la escupía en la raja del culo y extendía la saliva por el ojete. Sintió como un dedo ensalivado entraba dentro poco a poco de su culo, y sólo pudo decir:



¿No me irás a meter esa cosa por el culo, no?

Cállate, cerda, dijo él, dándola un azote en el culo. Como no voy a querer follar el culazo que tienes.

Es que es muy grande, y las que me han metido hasta ahora son más pequeñas.

Vaya mierda de pollas que te han follado hasta ahora. Menos mal que has conocido a un hombre de verdad.

Además de verdad, cielo. Nunca había visto una cosa como la tuya.

Bueno, pues déjame hacer a mí. No es la primera vez que creen que esto no puede entrar en su culo.



Parecía mentira que un chaval así tuviera tanta experiencia y seguridad en el tema del sexo. Mientras metía la cabeza en la almohada con cada empujón de su polla, pensaba en cuántas otras habrían estado en su misma posición. Sintió de nuevo como el dedo entraba de nuevo en su culo, ayudado por algo de lubricante que se había puesto el chico. Esta vez entró más suave que la anterior, y al poco sintió como otro dedo hacía lo mismo. Ya tenía dos dedos dentro. Después de estar unos minutos así, recibió un buen chorro de lubricante en su culo, y sintió como salía la polla de su coño, y como un fuerte dolor salía de repente del agujero de su culo.



Uffffffffffff, duele, tío.

Tranquila, que ya tienes toda la cabeza dentro ya. Es lo más difícil. Ahora es lo mejor.



Volvió a sentir algo de dolor, pero también empezó a sentir un gustito muy agradable, cada vez más intenso.



Joder tía, ya está casi toda dentro. Ha entrado mejor de lo que parecía. Eso es que estás muy cachonda.

Ummm, ya casi no duele.

Uffff, que buen putita eres, cariño. No dices que no a nada.

Ummmm, vete despacito moviéndola, que me está empezando a gustar.

Jajajaaj, ves lo que te decía. Eres una buena puta....

Así estuvo follándola el culo durante un buen rato, volviéndose a correr una vez más así. Conmigo nunca se había corrido cuando se la metía por el culo. Empezó a alternar en esa posición culo y coño durante un buen rato. Mi mujer no sabía por dónde iba a recibir el placer. La verga entraba y salía en toda su longitud de los dos agujeros de mi mujer. Notó como se hinchaba:



Uffff, voy a correrme ya. ¿Dónde quieres que lo haga?

Lléname el culo de leche murciana.

Tus deseos son órdenes, cerda.



Cambió la polla de objetivo, y metiéndola ya sin problemas en su culo, sólo le dio tiempo a moverla durante unos pocos movimientos, y ella notó como un intenso calor entraba en su culo.....



Casi al mismo tiempo que mi mujer me contaba como el chico llenaba su culo de leche, yo también me derramaba dentro de ella, claro, que mi botella de leche era más pequeña que la suya y llevaba menos cantidad.....



Dentro de poco os seguiré contando más.......
Buenísimo, el relato👏👏👏
 
Hola, soy Pedro. Estoy casado con Maricruz de 51 años. Vivimos en un chalet en un pueblo al lado de Valladolid. Ella es alta, con el pelo corto, más bien delgada, pero con unas buenas caderas y un buen culo. La lástima es que de pechos tiene más bien poco.



Una de las fantasías más habituales de un hombre es la de hacer un trío con su mujer y otra persona. En mi caso es hacerlo con otro hombre, ya sabéis por mi relato anterior que me gustan las buenas pollas, y me gustaría que mi mujer disfrutara también de alguno de los pollones que andan por ahí, porque ella sólo lo ha hecho conmigo, ya que era virgen cuando la conocí. Y así es como la estoy intentado convencer, diciéndola que si no tiene curiosidad por probar algo nuevo, por probar otra polla, etc.…, pero no hay manera. Así que de momento me tendré que contentar con esta fantasía.



Empiezo:



Había intentado bastantes veces convencer a Maricruz para hacer un trío con otro chico, ya que ella sólo había conocido mi polla, así que la decía que si no quería probar otra polla, que las había muy grandes por ahí, que no habría ningún problema, pero siempre me decía que no, que no la llamaba la atención. Así que me quede de piedra, cuando un día en que estábamos follando y ella me estaba cabalgando encima, me preguntó que si seguía en pie la idea del trío. Yo paré de momento y la pregunté si estaba de broma, ella me dijo que no, que lo había estado pensando y que iba a probar una sola vez a ver qué tal resultaba, pero con dos condiciones: que el tío no tenía que ser conocido de ninguno de los dos y que ella iba a escoger al chico. Yo la dije que sin problemas. A mí se me puso el cipote como una piedra y ella se echó a reír y me dijo que ya veía las ganas de hacer el trío que tenía y volvió a mover las caderas arriba y abajo, adelante y atrás hasta que nos corrimos los dos a la vez y la llené el coño de mi espeso semen.



Un par de días más adelante cuando llegué del trabajo, Maricruz me dijo que si nos poníamos a buscar el chico para el trío. Pensamos que cómo podíamos hacerlo y al final decidimos poner un anuncio en milanuncios. El chico que ella pidió tenía que cumplir las siguientes condiciones:



Chico de unos 25 años, guapo, depilado, fuerte, pero que no se le notara demasiado el gimnasio, imaginativo y, por supuesto, una buena polla.



Tenían que mandar varias fotos de cuerpo entero donde se les notara todo lo que ella pedía, y un teléfono de contacto.



Recibimos bastantes respuestas con foto, aunque como pasa con los trabajos, muchos de los que nos contestaban incumplían muchas de las condiciones que pedía Maricruz. Ella no me dejó ver las fotos, así que me sorprendía cuando un sábado por la mañana me dijo que había llamado a un chico y que le veríamos sobre las cuatro de la tarde en un bar del centro. La pregunté si me dejaba ver la foto y me dijo que no, que no me preocupara que me iba a gustar.



Ella se arregló para la ocasión y se puso una falda por encima de las rodillas, sin medias y una camiseta ajustada que le marcaban los pechitos y los pezones, porque decidió no ponerse sujetador.



Llegamos a la cafetería donde habíamos quedado y la verdad es que no había mucha gente. Sólo había un camarero ya mayor, un par de mesas ocupadas y una persona en la barra. El camarero vino a nuestra mesa para preguntar que queríamos beber y de paso para echarle un vistazo a los pezones de Maricruz. La pregunté si estaba nerviosa y me dijo que un poco. Yo también, la respondí. Entonces vimos que entraba un chico alto y joven, que miraba alrededor como buscando a alguien. Maricruz dijo que era él y le hizo un gesto con la mano y le llamó:



- ¡Carlos!



Él se acercó y nos presentamos. Era un chico atractivo, y físicamente parecía como había pedido Maricruz en el anuncio. Estuvimos un rato hablando, intentando tranquilizarnos porque estábamos todos un poco nerviosos. Carlos parecía un chico tímido y discreto, y nos dijo que le había costado mucho escribir porque la verdad es que no tenía demasiada experiencia sexual.



En un momento dado, Maricruz dijo:



- Carlos, ¿podrías ir al servicio un momento? Pedro irá un momento después de ti y te tocará la polla para que se te ponga tiesa y vea si es tan grande como parecía en la foto. ¿Te parece bien?



- Sin problema. Te espero, Pedro.



Se fue para el servicio y Maricruz me dijo:



- ¿No te importa esta pequeña prueba, verdad, cariño?



- Claro que no mi vida. Ya sabes que yo hago todo lo que me dices.



Cuando me iba a levantar para ir al baño, ella acercó sus labios carnosos a mi oreja y me dijo en voz baja e insinuante:



- Hazle una buena paja, pero que no se corra. Eso lo reservo para mí.



Fui al baño y entré dentro. Carlos estaba esperando haciendo como si estuviera lavándose las manos. Me sonrió y entró en uno de los baños. Se bajó el pantalón y el calzoncillo hasta las rodillas y allí estaba ese pollón que Maricruz había visto ya en las fotos. Sin decir palabra, se la agarré y noté como iba creciendo en mi mano, sintiendo como entraba la sangre en la polla haciendo que cogiera unas muy buenas dimensiones. Él me sonreía y me decía:



- Yo creo que esto le va a gustar a tu mujer, ¿no crees?, me comentó nervioso.



- Joder, Carlos. A mi mujer y a unas cuantas, porque tienes un pollón impresionante. ¿Vamos ya?



Fuimos para la mesa y la dije a Maricruz.



- Todo está bien, cariño. Creo que es justo lo que quieres.



- ¿Nos vamos entonces?



Esperamos a Carlos a que fuera a buscar el coche y subió hasta Zaratán detrás de nosotros porque encontrar el chalet es un poco complicado. Durante el trayecto, metí la mano por la falda de Maricruz hasta encontrar su braga completamente empapada.



Creo que lo vamos a pasar muy bien, cariño. La verdad es que has tenido una buena idea.

Me parece que sí. Ya verás cómo te gusta la tranca que tiene el chico.

Cuando llegamos a casa, ella nos dijo que fuéramos subiendo y que la esperáramos desnudos en el dormitorio, que ella tardaba cinco minutos. Estábamos tumbados en la cama cuando entro ella con un vestido erótico largo que se había comprado para la ocasión porque yo no se lo conocía. Era largo pero abierto por delante y con unas cintas que le salían apenas para tapar los pezones. Yo ya la había visto en varias ocasiones con vestidos eróticos, pero para Carlos esto debía de ser nuevo porque vi como inmediatamente se levantaba la polla hacia el techo. Ella también lo vio porque dijo:



Bueno, cariño. Si no te importa voy a empezar con el invitado.

Y se subió a la cama para empezar a comerse toda la verga de Carlos que empezó a gemir inmediatamente. Mientras yo me masturbaba viendo como mi mujer devoraba una polla de otro hombre. Ni que decir tiene que yo ya tenía una erección descomunal que aproveché para ponerme detrás de Maricruz, levantarla el vestido y clavarle la polla en su coño. Me asombré de lo fácil que había entrado y es que tenía toda la zona de la vagina empapada de los jugos que la estaban cayendo. Era increíble. Al sentir el pollazo de entrada, levantó la cabeza y emitió un largo gemido:



AAAAAAAAAAAAh, cabrón. Como se te pone la polla cuando ves a tu mujercita así, ¿verdad?

Estás empapada, puta. Y pensar que tú no querías hacerlo.

Ya te digo.

Y siguió chupando la verga hasta que notó como yo aceleraba las embestidas, señal de que sabía que iba a correrme y recibió mi leche gimiendo:



Así, mi cabrón, lléname toda de leche. Me vais a llenar toda de leche entre los dos.

Luego siguió trabajando con la polla de Carlos, aunque ahora debería de decir pollón de Carlos porque ya había adquirido unas dimensiones tremendas. Como le medimos luego eran 19 de largo por 9 de ancho. Desde luego, bastante más grande que la mía.



Carlitos, mi vida. Quieres correrte en la boca o quieres follarme, dijo Maricruz sacándosela de la boca.

Prefiero correrme en tu boca, porque me estás haciendo la mejor mamada de mi vida.

Vale, pero luego tendrás que follarme que no quiero perder este cipote.

Un minuto después, entre gruñidos, Carlos descargaba el contenido de sus huevos en la boca y la cara de Maricruz, bañándola toda de semen, que ella ni se molestó en limpiar, tumbándose entre nosotros dos. Un minuto después estábamos los dos hombres lamiendo todo su cuerpo, mezcla de sudor, semen, sexo, la lamimos desde la punta de los pies hasta el cuello, intentando sincronizar nuestros movimientos, arrancándola gemidos, sobre todo cuando tocábamos sus zonas erógenas: cara interior de los muslos, caderas, cuello…..y por supuesto su coñito, que chupamos con ansia los dos, en ocasiones juntando nuestras lenguas Carlos y yo, lo que motivó que ambos sonriéramos. Era un roce normal, al fin y al cabo teníamos los cuerpos rozándose todo el tiempo. En una de las ocasiones, él estaba besando a mi mujer y yo estaba lamiéndola el coñito, y al levantar la vista, vi sus huevos y su polla colgando delante de mí. Llevado por la excitación, le agarré la polla como ya había hecho en el baño del bar y empecé a frotarla suavemente. Carlos no solamente no me dijo nada, sino que noté su polla reaccionaba positivamente, poniéndose poco a poco en forma.



Luego Maricruz nos sentó en el borde de la cama y nos chupó durante un buen rato la polla a los dos a la vez, metiéndose a veces parte de las dos pollas en la boca, cosa que la verdad es que me excitó una barbaridad.



Maricruz se acercó a Carlos y le dijo algo al oído a lo que este dibujó una sonrisa en la cara y le dijo que sí, que le apetecía mucho.



Carlos se tumbó en la cama y ella puso el coño encima de su boca, pero mirando para sus pies, como si fueran a hacer un 69.

Pedro, quiero verte chupar la polla de Carlos, ¿te apetece?

Claro que sí, menudo pollòn tiene para chupar.

Empecé a chupar sin saber muy bien cómo hacerlo, le eché mucha saliva, como me gusta a mí que me lo haga Maricruz. Me metí la cabeza en la boca, jugueteé con el glande, en fin, hice todo lo que me gusta que me hagan. El caso es que me dí cuenta de que a Carlos le estaba gustando mucho por dos detalles, no paraba de mover las caderas y la polla se le estaba poniendo durísima. No podía gemir porque la boca la tenía ocupada con la vagina de mi mujer, que al estar completamente depilada, se la tenía metida en los mismos labios de Carlos?



¿Qué tal lo hace mi marido, Carlos

Ha debido de aprender de ti, porque me está haciendo una mamada de campeonato.

Ya lo veo, yo también me estoy poniendo como una moto al ver a Pedro chupártela. No sabía que le gustaran las pollas tanto.

Si son como la de Carlos, claro que me gustan, dije yo sacándola de la boca.

A ver qué tal está, dijo ella, levantándose y poniéndose a chuparla junta conmigo, que fue una cosa que me calentó muchísima. Los dos chupando un pollón de un desconocido me puso a cien.

Bueno, yo creo que ya está bien, dijo Maricruz, cogiendo un condón y poniéndoselo a Carlos, se puso encima de él y de un golpe se clavó la polla hasta el fondo, soltando un grito de placer.

Empezó a moverse adelante y atrás, cosa en la que es una especialista, pues es una postura que le gusta muchísimo, porque se le clava todo el miembro del hombre. Yo mientras me masturbaba mientras Carlos hacía esfuerzos por no correrse rápidamente. Pero fue en vano porque después de estar un rato los dos gimiendo y moviéndose, mi mujer dijo:



Joder, voy a correeeeeeerme. Ya, ya, ya vieneeeeeeee. Y se corrió como una posesa, fue fantástico ver esa cara que pone que hasta ahora sólo había puesto conmigo.

Sí, córrete, que ahora me toca a mí, dijo Carlos.

Lléname el coño de leche, por favor. Pero no saques tu polla, que quiero sentirla todavía.

Aaaaaaaaaaaaaaaah, dijo Carlos, arqueando la espalda mientras sus huevos bombeaban su semen.

A todo esto, con la excitación que tenía y con la paja que me estaba haciendo, descargué mi semen sobre mi barriga, ante lo cual Maricruz dijo:



Esto no se puede desperdiciar, y cogiéndome la polla ya morcillona, me la limpió de leche.

Nos tumbamos, jadeando los tres en la cama, y entre el calor, el bajonazo y el cansancio, y lo cómodo que estaba, por lo menos yo, me quedé un ratito dormido. Cuando me desperté, Carlos y Maricruz no estaban. Me levanté a lavarme y cuando bajé por las escaleras, oí ruido de gemidos en el salón. Entré allí y estaba Carlos follándose a Maricruz a cuatro patas mientras esta se apoyaba en el sofá.



Ay, cariño, no queríamos despertarte, pero Carlos se quería ir y le he convencido para me eche otro polvo antes de irse, dijo entre gemidos.



Tu mujer puede ser muy persuasiva.



Ya, lo sé, dije acercándome a los dos.



Maricruz me agarró y se metió la polla en la boca. La verdad es que era una sensación fantástica, sentir como entraba mi polla en su garganta cuando la embestía desde atrás Carlos. Pude sentir como Carlos se corría porque aceleró sus embestidas y pude sentir como ella también se corría cuando sentí como mordía suavemente mi polla con sus dientes. Y finalmente pude sentir como mi polla reventaba en su boca y como ella se tragaba toda mi leche sin dejar ni una sola gota. Nunca hasta ahora lo había hecho.



Después de unos minutos, Carlos se vistió, se despidió de nosotros, pidiéndonos que por favor, le llamáramos cuando quisiéramos repetir, y se fue. Cuando cerró la puerta, Maricruz me abrazó y me dio las gracias. Dijo que se iba a duchar y cuando ya se iba, me dijo al oído:



La próxima vez, que sepas que voy a pedirle que te la meta por detrás……….
De verdad…. Alucinante y súper morboso. Vaya calentón que llevo !!!! Uno de Valladolid también 😘
 
No sé si lo he dicho ya en algún otro relato, pero mi mujer trabaja para un organismo de la Junta de Castilla y León, y a veces tiene que andar viajando a congresos y reuniones en distintos puntos de España durante varios días. A mí me excita mucho la idea de que pueda estar con algún otro hombre durante esos días, así que no es extraño que cuando estamos follando muchas veces la pinche con la idea de que pueda estar con otros:



Ummmmm, cariño, ahora vamos a estar 5 días sin follar mientras estás fuera.

Bueno, sin follar igual estarás tú. Yo puedo estar con otros tios mientras estoy allí.

Pues es verdad, ya sabes que tienes mi permiso.

Ummmm, ya sé que eres un cerdo cornudo.

Pero te dejo con dos condiciones.

¿Cuales?

La primera que el tío con el que estés tenga una polla más grande que la mía, para que te satisfaga mucho más.

Ummmmmm, que rico. De todos modos, no es muy difícil. Ya sabes que tu polla no es precisamente grande, jajajajaja. ¿Y la segunda?

Que cuando vuelvas me lo cuentes con pelos y señales, mientras me follas recordándolo.

No te preocupes, que te contaré como me han follado, sobre todo con pelos, jajajaja.



Esta conversación la habíamos tenido varias veces, y a los dos nos excitaba bastante, pero nunca había pasado nada. No había ido más allá de una charla caliente mientras nos estábamos tocando o follando.

La próxima reunión a la que tenía que ir era a Murcia. Iría con una compañera de trabajo mayor que ella, de 55 años, pero que ya está viuda desde hace unos 6 o 7. Se llevan muy bien, y ya habían ido juntas a alguna que otra reunión. Se iban el martes y volvían el sábado por la mañana.



El jueves por la tarde estaba trabajando y recibí un WhatsApp de ella. Me extrañó porque había hablado con ella antes de comer. Me dijo que iba a comer por ahí con Lucía, que tenían la tarde libre y que aprovecharían para ver algo de la ciudad y hacer alguna compra. Pensé que me mandaría alguna foto de comida, como hace a veces, pero aluciné cuando vi lo que ponía:



¿Recuerdas la conversación que siempre tenemos de follar con alguien cuando estoy en una reunión por ahí?

Sí, claro

Pues ha surgido la oportunidad. ¿Quieres que siga?

Venga, adelante. Pero recuerda las dos condiciones que te pido siempre.

Jajajaja, vale. Un besazo. Te cuento mañana Te quiero mucho.

Y yo a ti.



Mentiría si dijera que me tuve que pensar darla permiso para hacer aquello que yo tantas veces había imaginado, pero al final pensé que yo siempre había estado empujándola a hacer esto, y ahora no podía echarme atrás. A partir de ese momento estuve supernervioso. No veía el momento de que llegara de su viaje para echarla un polvazo y que me contara su aventura.

A la hora de haber cambiado mensajes con ella, me llegó otro WhatsApp suyo:



Cariño, ¿te parece que cumple la primera de nuestras condiciones?



Y me mandaba dos fotos. En la primera aparecía una verga en erección, completamente descapullada, llena de venas, larga y sobre todo muy gorda, al lado de una botella pequeña de agua, para que se pudiera apreciar bien todo su tamaño. En la segunda foto, la mitad de ese pollón estaba dentro de la boca de mi mujer, que parecía que tenía que hacer esfuerzos para tragarse esa bestialidad de miembro. La muy puta aparecía mirando hacia arriba, en dirección a la cámara. Si no fuera porque tenía la boca llena de carne, hubiera jurado que estaba sonriéndome.

Yo respondí a su mensaje:



Uffff cumple de sobra. Buen provecho.



Para salir de dudas sobre las dudas que había tenido antes de darla permiso para continuar, me hice una soberana paja para bajar la erección que me había causado la foto del putón de mi mujer. Y lo mismo hice al día siguiente. No podía esperar al momento en que llegara para que me contara todos los detalles. Envié un mensaje preguntando qué tal y la muy cabrona me respondió que no iba a contar nada hasta que llegara, que me jodiera.



Fui a buscarlas a la estación de tren, y las recogí. A Lucía no se la quitaba la sonrisa de la cara, mientras mi mujer se reía de forma irónica. Dejamos a la otra chica en su casa, y en cuanto bajó, la dije:



Venga, cuéntame. ¿Qué tal fué?

Jajajajaja, que prisas. Te jodes, y esperas a que lleguemos.



Y mientras decía esto, se reía y me ponía la mano en el paquete.



Jóder, como estamos.

Pues así llevo desde que me lo dijiste.

Sí que es verdad que tenías ganas......



En cuanto entramos en casa, nos enganchamos en un morreo tremendo, y subimos al piso de arriba ya quitándonos la ropa. Pasamos de los preliminares, porque yo ya tenía la polla durísima, y en cuánto la quité las bragas, vi el brillo entre los labios de su coño que indicaban que ya estaba muy mojada. Me empujó a la cama, me escupió en la polla y se la metió un momento en su boca para mojarla bien con saliva. De un salto abrió las piernas, se colocó la cabeza de mi verga en la entrada de sus labios vaginales, y dejándose caer despacio, se hundió la polla en su coñito depilado. La encanta esa posición, que a veces, la permite correrse varias veces seguidas. Empezó a mover su culazo despacito, permitiendo llegar con mi polla a todos los sitios de su coño. Los gemidos salían de su boca sin parar. Aumentó la velocidad de sus caderas, lo que significaba que ya estaba llegando su primer orgasmo. Cerró los ojos, y gimió de manera más fuerte, con sus manos en mi pecho, mientras el placer la inundaba por dentro. Como yo no me había corrido, se puso a cuatro patas, que es mi posición favorita, para que yo pudiera correrme también.



Me puse detrás de ella, empujé y mi pene entró en su coño sin dificultad. Empecé a moverme despacito.



Bueno, ¿no vas a contarme nada?

Es que me da un poco de miedo que te enfades, cariño.

Venga, ya sabes que no.

Vale, luego no me digas nada.

Que no.

Pues que no te siente mal, pero me han pegado las mayores folladas de mi vida.

Además vaya pollón que tenía el tío.

Buf, ya te digo. A veces pensaba que no iba a entrar en mis agujeros.



Y mientras la follaba despacito, me empezó a contar que estaban comiendo cerca del hotel en un restaurante el jueves, y que lo estaban pasando muy bien las dos comiendo, bebiendo vino y todo eso. A su lado había dos hombres, uno de unos 35 años y otro de unos 25. Y que se pusieron a hablar de mesa a mesa, y que cuando trajeron los cafés, les pidieron permiso para tomarlo con ellas. Además se pidieron unos chupitos. Por lo visto eran jefe y empleado de una empresa de construcción o algo así. Me dijo que eran muy simpáticos y vacilones, y que al rato empezaron a tirarles algunas picardías y bromas más subidas de tono, pero de buen rollo. A mi mujer la sorprendió que de repente el hombre mayor empezó a decirle de vez en cuando cosas al oído a Lucía, y que ella se ponía un poco roja y se reía mucho. El chico que estaba al lado de mi mujer era el más jovencito. Era algo y muy delgado, y aunque no era demasiado guapo según ella, sí que tenía mucha gracia y la había hecho reír mucho. Entonces fue cuando según ella, se acordó de las cosas que hablábamos a veces de los congresos. De repente Lucía y el otro chico se levantaron de la mesa y de manera sorprendente ella dijo que se había olvidado unas cosas en la habitación del hotel y que él la iba a acompañar a buscarlas, y que tardarían un rato. Mi mujer estaba flipando porque no se esperaba eso de Lucía, pero pensó que llevaba una temporada muy larga sin sexo, y que la mujer se merecía un buen polvazo. Aunque la perspectiva de la otra chica disfrutando, también la puso un poco envidiosa.



Cuando se quedaron solos, mi mujer y Gelo, que así se llamaba, se miraron y se echaron a reír.



Pues sí que se han caído bien éstos, jajaajaja, dijo ella.

Sí. ¿Y ahora qué hacemos nosotros aquí colgados?

Pues esperar a qué acaben, jajajaja.

Pues entonces nos toca esperar un buen rato

¿Y eso?

Porque mi jefe tiene fama de tirarse un buen rato follando, dijo Gelo acercando los labios al oído de mi mujer.

Pues mejor para mi amiga, dijo ella, haciendo lo mismo. ¿Y tú? ¿De qué tienes fama?

¿Yo? Pues de tener la polla tan grande como este vaso, dijo él cogiendo un vaso de los de tubo.

Bueno, bueno, ya será menos, dijo ella, entre excitada y provocadora.

¿No te lo crees? Podemos ir a buscar algo también nosotros a mi piso, que queda muy cerca de aquí.

Venga, vamos, dijo ella después de pensarlo unos segundos.



Fueron a su piso que sí que quedaba a un par de calles. En el ascensor ya intentó besar a mi mujer en la boca, pero ella no le dejó. Lo que sí dejo fue que hundiera la cabeza en su cuello, excitándola al besarlo, mientras las manos de él recorrían las caderas de mi mujer, marcadas por la ajustada falda que vestía.



Quieto, lobo, jajajaajaja.

Es que estás muy rica, tía. Tienes un polvazo tremendo.

Anda, pelota.



Entraron en la casa, bastante revuelta, como suele ser normal en esos chavales. Él ya quiso entrar al trapo, pero ella le dijo que allí mandaba ella. Mi mujer se sentó en el sofá, y mientras me mandaba el WhatsApp del que hablé antes, le dijo al chico:



Quítate la camiseta, cielo. Y luego el pantalón. Pero todo despacito. Y como no tengas la polla como me has dicho, me largo de aquí echando hostias.

Tranquila, que no vas a quedar decepcionada.



Efectivamente, cuando vio el bulto que hacía la polla en el calzoncillo, que ya estaba semierecta, dijo:



Bueno, parece que era verdad lo que decías



Justo en ese momento, fué cuando acabamos de cambiar los WhatsApp. Ella se levantó y le acarició el gran bulto, que poco a poco fue creciendo más y más. Ahí sí que fué cuando se dieron un buen morreo, y él quitándose el calzoncillo y dejando ver su enorme cipote, se sentó en el sofá y tocándose su miembro, dijo:



Bueno, cariño. Ahora te toca a ti desnudarte despacito.

Ummm, te gusta que te hagan esto, eh? Anda que no habrás follado a tías con ese pollón.

Jajajajaaj, varias han caído, sí. Además, la que prueba una vez, siempre repite.



Ella se quitó la blusa, y dejó caer su falda al suelo, dejando ver un tanga negro que pone con esa falda, que la queda muy sexi.



Ummmm, que bien te queda esa ropa de putita que llevas

¿Te gusta, eh? ¿Me dejas sacar una foto al pedazo de pollón que tienes?

Claro, cerda, para masturbarte luego con ella.

Así se la enseño a mis amigas.

Eso hazme publicidad, por si acaso vienen aquí, mándame unas buenas cerdas.



Mi mujer se acercó a él, sacó la foto de la polla, y dando el teléfono a Gelo, se metió el pollón en la boca, y dijo que la sacara una foto así. Esas fueron las fotos que me mandó a mí. Luego se olvidó de mí y empezó la que fue la mejor follada que la han pegado en la vida. Ya en la habitación del chico, hizo la mayor mamada de su vida, y eso que ella es una gran chupadora de pollas. Se dedicó a lamer esa barra de hierro, recorrer con los dientes toda la superficie, intentar meterse toda, aunque no podía hacerlo debido al gran tamaño. El chico la sujetaba la cabeza metiéndola toda la polla en casi toda su longitud. Sentía llena la boca de carne caliente, y de repente la carne caliente, dejó paso entre pequeños gritos del chaval, a una gran cantidad de leche caliente y espesa, dela que mi mujer se tragó una gran parte, pues el cabrón del chico la había agarrado dela cabeza mientras se corría, impidiendo que se pudiera sacar la polla de la boca. Cuando puedo hacerlo, todavía tenía dentro de la boca una buena cantidad de semen, que le escupió en la barriga.



Joder, me has hecho tragármela.

Es el premio que te doy por haberme hecho un mamadón, princesa.

No me llames princesa, que parece que estás follando con las jovencitas que traes a casa y yo podría ser casi tu madre.

La verdad es que no sé cuántos años tienes, pero eres la tía más mayor con la que he follado.

Pues que sepas que tengo 44, y que todavía no me has follado.

Bueno, pues entonces eres la tía más mayor que me ha chupado la polla, dijo él con gracia.

Jajajajaaj, eso sí que es verdad.

Y además vaya mamada, ha sido espectacular.

Gracias guapo. Ya me he dado cuenta de que te ha gustado. Has pegado una corrida tremenda, parecía una cascada.



Mientras decía esto, mi niña empezó a acariciar el miembro morcillón del chico, que casi instantáneamente empezó a crecer. En cuanto ella vio que había cogido unas buenas proporciones, se puso entre las piernas y empujó para que entrara en su coño. No tuvo que hacer mucho esfuerzo porque la polla estaba todavía con la saliva y el semen, y entró muy fácilmente. Notó una sensación que nunca había tenido. Mi polla sólo mide 14 cms. y no es muy ancha. De tener la mía dentro a tener una de 20x7 comprenderéis la diferencia. La verga alcanzaba rincones de su coño que no habían recibido mi visita y que recibían embestidas por parte del jovencito, mientras mi mujer disfrutaba como nunca en su vida, y los gemidos y gritos se escapaban de su boca. Quería decirle al chico que estaba disfrutando como nunca lo había hecho, pero cada vez que abría la boca, se escapaba la saliva de su boca, debido al placer. Cuando se quiso dar cuenta, ya se había corrido tres veces como nunca lo había hecho conmigo. Lo mejor era que la polla del semental no daba indicios de aflojar. De repente, se la quitó de encima, y la puso a cuatro patas. La movió muy fácilmente, en parte porque a pesar de estar delgado, el chico tenía bastante fuerza, y en parte porque ella estaba como en trance a causa del placer.



El gran trozo de carne la penetró desde atrás, y aunque no es una posición que la guste demasiado, volvió a correrse otras dos veces más. Mientras la follaba, notó como él la escupía en la raja del culo y extendía la saliva por el ojete. Sintió como un dedo ensalivado entraba dentro poco a poco de su culo, y sólo pudo decir:



¿No me irás a meter esa cosa por el culo, no?

Cállate, cerda, dijo él, dándola un azote en el culo. Como no voy a querer follar el culazo que tienes.

Es que es muy grande, y las que me han metido hasta ahora son más pequeñas.

Vaya mierda de pollas que te han follado hasta ahora. Menos mal que has conocido a un hombre de verdad.

Además de verdad, cielo. Nunca había visto una cosa como la tuya.

Bueno, pues déjame hacer a mí. No es la primera vez que creen que esto no puede entrar en su culo.



Parecía mentira que un chaval así tuviera tanta experiencia y seguridad en el tema del sexo. Mientras metía la cabeza en la almohada con cada empujón de su polla, pensaba en cuántas otras habrían estado en su misma posición. Sintió de nuevo como el dedo entraba de nuevo en su culo, ayudado por algo de lubricante que se había puesto el chico. Esta vez entró más suave que la anterior, y al poco sintió como otro dedo hacía lo mismo. Ya tenía dos dedos dentro. Después de estar unos minutos así, recibió un buen chorro de lubricante en su culo, y sintió como salía la polla de su coño, y como un fuerte dolor salía de repente del agujero de su culo.



Uffffffffffff, duele, tío.

Tranquila, que ya tienes toda la cabeza dentro ya. Es lo más difícil. Ahora es lo mejor.



Volvió a sentir algo de dolor, pero también empezó a sentir un gustito muy agradable, cada vez más intenso.



Joder tía, ya está casi toda dentro. Ha entrado mejor de lo que parecía. Eso es que estás muy cachonda.

Ummm, ya casi no duele.

Uffff, que buen putita eres, cariño. No dices que no a nada.

Ummmm, vete despacito moviéndola, que me está empezando a gustar.

Jajajaaj, ves lo que te decía. Eres una buena puta....

Así estuvo follándola el culo durante un buen rato, volviéndose a correr una vez más así. Conmigo nunca se había corrido cuando se la metía por el culo. Empezó a alternar en esa posición culo y coño durante un buen rato. Mi mujer no sabía por dónde iba a recibir el placer. La verga entraba y salía en toda su longitud de los dos agujeros de mi mujer. Notó como se hinchaba:



Uffff, voy a correrme ya. ¿Dónde quieres que lo haga?

Lléname el culo de leche murciana.

Tus deseos son órdenes, cerda.



Cambió la polla de objetivo, y metiéndola ya sin problemas en su culo, sólo le dio tiempo a moverla durante unos pocos movimientos, y ella notó como un intenso calor entraba en su culo.....



Casi al mismo tiempo que mi mujer me contaba como el chico llenaba su culo de leche, yo también me derramaba dentro de ella, claro, que mi botella de leche era más pequeña que la suya y llevaba menos cantidad.....



Dentro de poco os seguiré contando más.......
Buenísimo
 
Gran relato, enhorabuena tanto si es verdad como si no
 
No sé si lo he dicho ya en algún otro relato, pero mi mujer trabaja para un organismo de la Junta de Castilla y León, y a veces tiene que andar viajando a congresos y reuniones en distintos puntos de España durante varios días. A mí me excita mucho la idea de que pueda estar con algún otro hombre durante esos días, así que no es extraño que cuando estamos follando muchas veces la pinche con la idea de que pueda estar con otros:



Ummmmm, cariño, ahora vamos a estar 5 días sin follar mientras estás fuera.

Bueno, sin follar igual estarás tú. Yo puedo estar con otros tios mientras estoy allí.

Pues es verdad, ya sabes que tienes mi permiso.

Ummmm, ya sé que eres un cerdo cornudo.

Pero te dejo con dos condiciones.

¿Cuales?

La primera que el tío con el que estés tenga una polla más grande que la mía, para que te satisfaga mucho más.

Ummmmmm, que rico. De todos modos, no es muy difícil. Ya sabes que tu polla no es precisamente grande, jajajajaja. ¿Y la segunda?

Que cuando vuelvas me lo cuentes con pelos y señales, mientras me follas recordándolo.

No te preocupes, que te contaré como me han follado, sobre todo con pelos, jajajaja.



Esta conversación la habíamos tenido varias veces, y a los dos nos excitaba bastante, pero nunca había pasado nada. No había ido más allá de una charla caliente mientras nos estábamos tocando o follando.

La próxima reunión a la que tenía que ir era a Murcia. Iría con una compañera de trabajo mayor que ella, de 55 años, pero que ya está viuda desde hace unos 6 o 7. Se llevan muy bien, y ya habían ido juntas a alguna que otra reunión. Se iban el martes y volvían el sábado por la mañana.



El jueves por la tarde estaba trabajando y recibí un WhatsApp de ella. Me extrañó porque había hablado con ella antes de comer. Me dijo que iba a comer por ahí con Lucía, que tenían la tarde libre y que aprovecharían para ver algo de la ciudad y hacer alguna compra. Pensé que me mandaría alguna foto de comida, como hace a veces, pero aluciné cuando vi lo que ponía:



¿Recuerdas la conversación que siempre tenemos de follar con alguien cuando estoy en una reunión por ahí?

Sí, claro

Pues ha surgido la oportunidad. ¿Quieres que siga?

Venga, adelante. Pero recuerda las dos condiciones que te pido siempre.

Jajajaja, vale. Un besazo. Te cuento mañana Te quiero mucho.

Y yo a ti.



Mentiría si dijera que me tuve que pensar darla permiso para hacer aquello que yo tantas veces había imaginado, pero al final pensé que yo siempre había estado empujándola a hacer esto, y ahora no podía echarme atrás. A partir de ese momento estuve supernervioso. No veía el momento de que llegara de su viaje para echarla un polvazo y que me contara su aventura.

A la hora de haber cambiado mensajes con ella, me llegó otro WhatsApp suyo:



Cariño, ¿te parece que cumple la primera de nuestras condiciones?



Y me mandaba dos fotos. En la primera aparecía una verga en erección, completamente descapullada, llena de venas, larga y sobre todo muy gorda, al lado de una botella pequeña de agua, para que se pudiera apreciar bien todo su tamaño. En la segunda foto, la mitad de ese pollón estaba dentro de la boca de mi mujer, que parecía que tenía que hacer esfuerzos para tragarse esa bestialidad de miembro. La muy puta aparecía mirando hacia arriba, en dirección a la cámara. Si no fuera porque tenía la boca llena de carne, hubiera jurado que estaba sonriéndome.

Yo respondí a su mensaje:



Uffff cumple de sobra. Buen provecho.



Para salir de dudas sobre las dudas que había tenido antes de darla permiso para continuar, me hice una soberana paja para bajar la erección que me había causado la foto del putón de mi mujer. Y lo mismo hice al día siguiente. No podía esperar al momento en que llegara para que me contara todos los detalles. Envié un mensaje preguntando qué tal y la muy cabrona me respondió que no iba a contar nada hasta que llegara, que me jodiera.



Fui a buscarlas a la estación de tren, y las recogí. A Lucía no se la quitaba la sonrisa de la cara, mientras mi mujer se reía de forma irónica. Dejamos a la otra chica en su casa, y en cuanto bajó, la dije:



Venga, cuéntame. ¿Qué tal fué?

Jajajajaja, que prisas. Te jodes, y esperas a que lleguemos.



Y mientras decía esto, se reía y me ponía la mano en el paquete.



Jóder, como estamos.

Pues así llevo desde que me lo dijiste.

Sí que es verdad que tenías ganas......



En cuanto entramos en casa, nos enganchamos en un morreo tremendo, y subimos al piso de arriba ya quitándonos la ropa. Pasamos de los preliminares, porque yo ya tenía la polla durísima, y en cuánto la quité las bragas, vi el brillo entre los labios de su coño que indicaban que ya estaba muy mojada. Me empujó a la cama, me escupió en la polla y se la metió un momento en su boca para mojarla bien con saliva. De un salto abrió las piernas, se colocó la cabeza de mi verga en la entrada de sus labios vaginales, y dejándose caer despacio, se hundió la polla en su coñito depilado. La encanta esa posición, que a veces, la permite correrse varias veces seguidas. Empezó a mover su culazo despacito, permitiendo llegar con mi polla a todos los sitios de su coño. Los gemidos salían de su boca sin parar. Aumentó la velocidad de sus caderas, lo que significaba que ya estaba llegando su primer orgasmo. Cerró los ojos, y gimió de manera más fuerte, con sus manos en mi pecho, mientras el placer la inundaba por dentro. Como yo no me había corrido, se puso a cuatro patas, que es mi posición favorita, para que yo pudiera correrme también.



Me puse detrás de ella, empujé y mi pene entró en su coño sin dificultad. Empecé a moverme despacito.



Bueno, ¿no vas a contarme nada?

Es que me da un poco de miedo que te enfades, cariño.

Venga, ya sabes que no.

Vale, luego no me digas nada.

Que no.

Pues que no te siente mal, pero me han pegado las mayores folladas de mi vida.

Además vaya pollón que tenía el tío.

Buf, ya te digo. A veces pensaba que no iba a entrar en mis agujeros.



Y mientras la follaba despacito, me empezó a contar que estaban comiendo cerca del hotel en un restaurante el jueves, y que lo estaban pasando muy bien las dos comiendo, bebiendo vino y todo eso. A su lado había dos hombres, uno de unos 35 años y otro de unos 25. Y que se pusieron a hablar de mesa a mesa, y que cuando trajeron los cafés, les pidieron permiso para tomarlo con ellas. Además se pidieron unos chupitos. Por lo visto eran jefe y empleado de una empresa de construcción o algo así. Me dijo que eran muy simpáticos y vacilones, y que al rato empezaron a tirarles algunas picardías y bromas más subidas de tono, pero de buen rollo. A mi mujer la sorprendió que de repente el hombre mayor empezó a decirle de vez en cuando cosas al oído a Lucía, y que ella se ponía un poco roja y se reía mucho. El chico que estaba al lado de mi mujer era el más jovencito. Era algo y muy delgado, y aunque no era demasiado guapo según ella, sí que tenía mucha gracia y la había hecho reír mucho. Entonces fue cuando según ella, se acordó de las cosas que hablábamos a veces de los congresos. De repente Lucía y el otro chico se levantaron de la mesa y de manera sorprendente ella dijo que se había olvidado unas cosas en la habitación del hotel y que él la iba a acompañar a buscarlas, y que tardarían un rato. Mi mujer estaba flipando porque no se esperaba eso de Lucía, pero pensó que llevaba una temporada muy larga sin sexo, y que la mujer se merecía un buen polvazo. Aunque la perspectiva de la otra chica disfrutando, también la puso un poco envidiosa.



Cuando se quedaron solos, mi mujer y Gelo, que así se llamaba, se miraron y se echaron a reír.



Pues sí que se han caído bien éstos, jajaajaja, dijo ella.

Sí. ¿Y ahora qué hacemos nosotros aquí colgados?

Pues esperar a qué acaben, jajajaja.

Pues entonces nos toca esperar un buen rato

¿Y eso?

Porque mi jefe tiene fama de tirarse un buen rato follando, dijo Gelo acercando los labios al oído de mi mujer.

Pues mejor para mi amiga, dijo ella, haciendo lo mismo. ¿Y tú? ¿De qué tienes fama?

¿Yo? Pues de tener la polla tan grande como este vaso, dijo él cogiendo un vaso de los de tubo.

Bueno, bueno, ya será menos, dijo ella, entre excitada y provocadora.

¿No te lo crees? Podemos ir a buscar algo también nosotros a mi piso, que queda muy cerca de aquí.

Venga, vamos, dijo ella después de pensarlo unos segundos.



Fueron a su piso que sí que quedaba a un par de calles. En el ascensor ya intentó besar a mi mujer en la boca, pero ella no le dejó. Lo que sí dejo fue que hundiera la cabeza en su cuello, excitándola al besarlo, mientras las manos de él recorrían las caderas de mi mujer, marcadas por la ajustada falda que vestía.



Quieto, lobo, jajajaajaja.

Es que estás muy rica, tía. Tienes un polvazo tremendo.

Anda, pelota.



Entraron en la casa, bastante revuelta, como suele ser normal en esos chavales. Él ya quiso entrar al trapo, pero ella le dijo que allí mandaba ella. Mi mujer se sentó en el sofá, y mientras me mandaba el WhatsApp del que hablé antes, le dijo al chico:



Quítate la camiseta, cielo. Y luego el pantalón. Pero todo despacito. Y como no tengas la polla como me has dicho, me largo de aquí echando hostias.

Tranquila, que no vas a quedar decepcionada.



Efectivamente, cuando vio el bulto que hacía la polla en el calzoncillo, que ya estaba semierecta, dijo:



Bueno, parece que era verdad lo que decías



Justo en ese momento, fué cuando acabamos de cambiar los WhatsApp. Ella se levantó y le acarició el gran bulto, que poco a poco fue creciendo más y más. Ahí sí que fué cuando se dieron un buen morreo, y él quitándose el calzoncillo y dejando ver su enorme cipote, se sentó en el sofá y tocándose su miembro, dijo:



Bueno, cariño. Ahora te toca a ti desnudarte despacito.

Ummm, te gusta que te hagan esto, eh? Anda que no habrás follado a tías con ese pollón.

Jajajajaaj, varias han caído, sí. Además, la que prueba una vez, siempre repite.



Ella se quitó la blusa, y dejó caer su falda al suelo, dejando ver un tanga negro que pone con esa falda, que la queda muy sexi.



Ummmm, que bien te queda esa ropa de putita que llevas

¿Te gusta, eh? ¿Me dejas sacar una foto al pedazo de pollón que tienes?

Claro, cerda, para masturbarte luego con ella.

Así se la enseño a mis amigas.

Eso hazme publicidad, por si acaso vienen aquí, mándame unas buenas cerdas.



Mi mujer se acercó a él, sacó la foto de la polla, y dando el teléfono a Gelo, se metió el pollón en la boca, y dijo que la sacara una foto así. Esas fueron las fotos que me mandó a mí. Luego se olvidó de mí y empezó la que fue la mejor follada que la han pegado en la vida. Ya en la habitación del chico, hizo la mayor mamada de su vida, y eso que ella es una gran chupadora de pollas. Se dedicó a lamer esa barra de hierro, recorrer con los dientes toda la superficie, intentar meterse toda, aunque no podía hacerlo debido al gran tamaño. El chico la sujetaba la cabeza metiéndola toda la polla en casi toda su longitud. Sentía llena la boca de carne caliente, y de repente la carne caliente, dejó paso entre pequeños gritos del chaval, a una gran cantidad de leche caliente y espesa, dela que mi mujer se tragó una gran parte, pues el cabrón del chico la había agarrado dela cabeza mientras se corría, impidiendo que se pudiera sacar la polla de la boca. Cuando puedo hacerlo, todavía tenía dentro de la boca una buena cantidad de semen, que le escupió en la barriga.



Joder, me has hecho tragármela.

Es el premio que te doy por haberme hecho un mamadón, princesa.

No me llames princesa, que parece que estás follando con las jovencitas que traes a casa y yo podría ser casi tu madre.

La verdad es que no sé cuántos años tienes, pero eres la tía más mayor con la que he follado.

Pues que sepas que tengo 44, y que todavía no me has follado.

Bueno, pues entonces eres la tía más mayor que me ha chupado la polla, dijo él con gracia.

Jajajajaaj, eso sí que es verdad.

Y además vaya mamada, ha sido espectacular.

Gracias guapo. Ya me he dado cuenta de que te ha gustado. Has pegado una corrida tremenda, parecía una cascada.



Mientras decía esto, mi niña empezó a acariciar el miembro morcillón del chico, que casi instantáneamente empezó a crecer. En cuanto ella vio que había cogido unas buenas proporciones, se puso entre las piernas y empujó para que entrara en su coño. No tuvo que hacer mucho esfuerzo porque la polla estaba todavía con la saliva y el semen, y entró muy fácilmente. Notó una sensación que nunca había tenido. Mi polla sólo mide 14 cms. y no es muy ancha. De tener la mía dentro a tener una de 20x7 comprenderéis la diferencia. La verga alcanzaba rincones de su coño que no habían recibido mi visita y que recibían embestidas por parte del jovencito, mientras mi mujer disfrutaba como nunca en su vida, y los gemidos y gritos se escapaban de su boca. Quería decirle al chico que estaba disfrutando como nunca lo había hecho, pero cada vez que abría la boca, se escapaba la saliva de su boca, debido al placer. Cuando se quiso dar cuenta, ya se había corrido tres veces como nunca lo había hecho conmigo. Lo mejor era que la polla del semental no daba indicios de aflojar. De repente, se la quitó de encima, y la puso a cuatro patas. La movió muy fácilmente, en parte porque a pesar de estar delgado, el chico tenía bastante fuerza, y en parte porque ella estaba como en trance a causa del placer.



El gran trozo de carne la penetró desde atrás, y aunque no es una posición que la guste demasiado, volvió a correrse otras dos veces más. Mientras la follaba, notó como él la escupía en la raja del culo y extendía la saliva por el ojete. Sintió como un dedo ensalivado entraba dentro poco a poco de su culo, y sólo pudo decir:



¿No me irás a meter esa cosa por el culo, no?

Cállate, cerda, dijo él, dándola un azote en el culo. Como no voy a querer follar el culazo que tienes.

Es que es muy grande, y las que me han metido hasta ahora son más pequeñas.

Vaya mierda de pollas que te han follado hasta ahora. Menos mal que has conocido a un hombre de verdad.

Además de verdad, cielo. Nunca había visto una cosa como la tuya.

Bueno, pues déjame hacer a mí. No es la primera vez que creen que esto no puede entrar en su culo.



Parecía mentira que un chaval así tuviera tanta experiencia y seguridad en el tema del sexo. Mientras metía la cabeza en la almohada con cada empujón de su polla, pensaba en cuántas otras habrían estado en su misma posición. Sintió de nuevo como el dedo entraba de nuevo en su culo, ayudado por algo de lubricante que se había puesto el chico. Esta vez entró más suave que la anterior, y al poco sintió como otro dedo hacía lo mismo. Ya tenía dos dedos dentro. Después de estar unos minutos así, recibió un buen chorro de lubricante en su culo, y sintió como salía la polla de su coño, y como un fuerte dolor salía de repente del agujero de su culo.



Uffffffffffff, duele, tío.

Tranquila, que ya tienes toda la cabeza dentro ya. Es lo más difícil. Ahora es lo mejor.



Volvió a sentir algo de dolor, pero también empezó a sentir un gustito muy agradable, cada vez más intenso.



Joder tía, ya está casi toda dentro. Ha entrado mejor de lo que parecía. Eso es que estás muy cachonda.

Ummm, ya casi no duele.

Uffff, que buen putita eres, cariño. No dices que no a nada.

Ummmm, vete despacito moviéndola, que me está empezando a gustar.

Jajajaaj, ves lo que te decía. Eres una buena puta....

Así estuvo follándola el culo durante un buen rato, volviéndose a correr una vez más así. Conmigo nunca se había corrido cuando se la metía por el culo. Empezó a alternar en esa posición culo y coño durante un buen rato. Mi mujer no sabía por dónde iba a recibir el placer. La verga entraba y salía en toda su longitud de los dos agujeros de mi mujer. Notó como se hinchaba:



Uffff, voy a correrme ya. ¿Dónde quieres que lo haga?

Lléname el culo de leche murciana.

Tus deseos son órdenes, cerda.



Cambió la polla de objetivo, y metiéndola ya sin problemas en su culo, sólo le dio tiempo a moverla durante unos pocos movimientos, y ella notó como un intenso calor entraba en su culo.....



Casi al mismo tiempo que mi mujer me contaba como el chico llenaba su culo de leche, yo también me derramaba dentro de ella, claro, que mi botella de leche era más pequeña que la suya y llevaba menos cantidad.....



Dentro de poco os seguiré contando más.......
Me gusta este relato, me ha paecido muy excitante la forma en que lo cuentas, me gustaría que fuese una experiencia real.
 
Joder que bueno! Y yo que no lo había visto hasta ahora
 
En mi anterior relato os conté como mi mujer me había puesto los cuernos (más consentidos que otra cosa) durante un viaje que había hecho para asistir a un congreso en Murcia. Si leéis el relato sabréis que ella iba acompañada de otra amiga, Lucía, que está viuda desde hace varios años, y por lo tanto, sin catar varón o casi, y que ella se había ido primero al hotel con uno de los dos maromos que se las iban a follar.



Lo que os voy a contar ahora es lo que Lucía contó a mi mujer en el tren cuando volvían del congreso. A ellas se las follaron el jueves por la tarde. Mi mujer pasó la noche con el chico más joven en el apartamento de éste, y Lucía durmió en el hotel con el otro chico. Por la mañana intercambiaron whatssaps y quedaron en verse ya en la estación porque mi mujer tenía que dar unas charlas en el congreso y Lucía ya estaba libre y no tenía nada que hacer.



Se encontraron en la estación, se echaron a reir cuando se vieron como dos adolescentes y montaron en el tren. Al principio fueron hablando del congreso, de como había ido todo, de qué había sido más interesante y qué menos. Luego al rato ya se quedaron calladas unos minutos y de repente Lucía se acercó un poco más a mi mujer y la dijo en voz baja:



  • Por cierto, vaya pollón que tiene Gelo, ¿no?
  • Pero bueno, y como sabes tú eso, dijo mi mujer – poniendo cara de sorpresa.
  • Bueno, mientras tú estabas dando las charlas esta mañana, yo estaba con nuestros dos amiguitos.
  • Joder con Lucía. Que callado te lo tenías.
  • Hombre, me he desquitado de estar casi dos años sin probar un tío.
  • ¡Dos años, que me dices!
  • Lo que te digo. Pero he acumulado reservas en estos dos días para una buena temporada, jajaja. Y tú vaya sorpresa que me diste cuando me dijiste que te habías ido con Gelo a su piso. ¿Y Pedro?
  • Bueno, Pedro es practicamente quién me ha animado a hacerlo.


Y la dijo cómo era yo siempre quién la animaba a probar cosas nuevas, los comentarios que la hacía de probar pollas nuevas, fantasías nuevas, y todo eso, pero siempre sabiéndolo yo.



  • ¿Entonces ayer sabía que tú estabas con Gelo en su piso?
  • Sí, claro que lo sabía.
  • Joder, que morboso es Pedro, ¿no?
  • No sabes tú bien, pero le pedi permiso por whatssap. Incluso le envié unas fotos.
  • A ver, ¿me las enseñas?
  • Claro, mira.


Y la enseñó las fotos donde se veía el tremendo cipote de Gelo, primero en directo y luego en la boca de la mamona de mi mujercita.



  • Joder, casi no te entra en la boca.
  • Es que era muy grande.
  • Ya lo sé. Mira, éstas son de esta misma mañana.


Y sacando el móvil la enseñó varias fotos. No las había tomado ella. Lucía era la protagonista en todas. Se la podía ver recibiendo la polla de Gelo en el coño, en la boca, y también con la polla de Senén por detrás. Pero lo más morboso y lo que dio más envidia a mi mujer fué lo último que vió. Era un video donde Lucía aparecía siendo empalada por el coño por Gelo mientras con la boca devoraba la polla de Senén. A pesar de tener la boca llena de carne, si se acercaba el teléfono al oído, es escuchaban los gritos de placer de Lucía. Había pasado de no follar en dos años, a tener dos auténticos sementales para ella sola.



  • Que bueno el vídeo, Lucía. Cómo me alegro que disfrutaras tanto.
  • Gracias, si que lo necesitaba. La verdad es que gocé como nunca. La lástima es que no pudieras estar tú, así hubiéramos podido compartir a estos dos machos.
  • Pues sí. Si me hubiera gustado. Oye, vamos fuera y me cuentas todo más tranquilamente.


Salieron al espacio que hay entre los vagones y empezó a decirla que se habían ido a la habitación desde el restaurante, que ella iba muy excitada y muy nerviosa porque no sabía cómo se comportaría con un hombre, que ya casi no se acordaba de qué hacer. Se excitó mucho en el ascensor porque subieron con más gente, pero Senén se puso detrás de ella, y se pegó tanto que a través de los pantalones de ambos podía sentir un bulto caliente. Ya en la habitación empezaron a besarse tranquilamente, y ella le explicó el tema de que hacía mucho que no estaba con un hombre, y que por favor, que tuviera paciencia y que fuera amable. El dijo que no tuviera miedo, que la iba a tratar de cine, y que no tendría ninguna queja.



Lucía tiene 55 años, y se quedó viuda hace un tiempo. Tiene media melena castaña o morena, depende, es guapita de cara,no se conserva mal. A mi personalmente me excitan mucho las gafitas que lleva. A veces me he imaginado llenándolas de leche después de que me haya hecho una buena mamada. Tiene un cuerpo normal, con un buen par de tetas, aunque ya bastante caídas por el tema de la edad.



Y fue a esas tetas a lo primero que se dedicó Senén cuándo la quitó la blusa y el sujetador con mucha calma mientras la metía la lengua hasta la garganta. En cuanto pasó un dedo por el pequeño pezón, éste se puso duro y tieso. Seguro que no se acordaba de esa sensación. Y esa sensación se redobló cuando él agachándose se metió la zona del pezon en su boca caliente. Lucía ya casi no sabía donde estaba. Hacía tanto tiempo..... casi sin darse cuenta se encontroó sin sujetador, y en bragas, pues Senén la había bajado los pantalones mientras la chupaba las tetas con gran velocidad. Pensó que tenía que hacer algo ella también y busco con sus manos la bragueta del hombre. La bajó, desabrochó el cinto y el botón y dejó que se deslizaran los pantalones. Tocó el duro bulto de Senén por encima de los calzoncillos, y notó que aunque no eran muy grande, más o menos era como la de su difunto marido, sí que era tremendamente más gorda. Decidió seguir adelante, y metiendo la mano dentro del calzoncillo, la agarró y empezó a masturbarle suavemente.



  • Joder Lucía, mira como me la has puesto.
  • Ummm, pues me alegro mucho de verla así de sana.
  • Ummm, tienes unas manos muy suaves y calientes, me gustan mucho.
  • Gracias, cielo.


Siguieron con los preliminares, hasta que Senén, que era el que llevaba la iniciativa, se separó de ella, la quitó las bragas y la tumbó en la cama, quedando con las piernas fuera y el coño en el borde de la cama. No lo llevaba depilado, pero casi no lo necesitaba porque nunca había tenido mucho pelo en su coñito. Cerró los ojos, y casi al instante sintió una cosa rugosa pasar por la superficie de sus labios vaginales, y recordó la sensación de sentir una lengua en lo más profundo de tu coño. La comida que le hizo Senén fué fantástica, recorriendo todos los rincones de su coño. Se notaba que había comido muchos, y cuando localizó el clítoris, cosa que notó porque ella incrementó sus gemidos de placer cuando pasó la punta de la lengua por aquella zona, se dedicó a pasar la lengua intensamente por aquella parte, lo que tuvo como consecuencia que ella acabara al borde del orgasmo y pidiendo por favor, que metiera aquella polla dentro de ella, que quería sentirla dentro ya.



Senén se levantó, y en la misma posición en la que estaba Lucía, puso la punta de su verga entre los labios de ella, y empujó despacio. Cómo hacía tanto tiempo que no entraba una polla en aquel agujero, estaba un poco cerrado, por lo que al principio fué moviéndose despacio, pero entre lo mojada que estaba Lucía y la polla de Senén que estaba tremendamente dura, pronto entraba y salía de la vagina de ella sin problemas. Desde el primer momento, Lucía empezó a gemir, no quería deci nada, sólo quería disfrutar de aquellas oleadas de placer que la nacían en el coño. No sabía cuánto tiempo estuvo follándola, sólo se dedicó a disfutar y a correrse. La primera la costó un poco, pero en cuanto se soltó empezarn a llegar los orgasmos. Senén tenía un aguante tremendo, mientras ella ya se había corrido tres veces, él seguía con la polla tan dura como cuando entró por primera vez. Cómo ella ya estaba más tranquila, aceleró sus movimientos, agarrándola de los muslos con sus fuertes brazos, levantándola un poco y atrayéndola hacia su cuerpo. Esa postura la encantó a ella, que se corrió una vez más entre fuertes gemidos y por lo visto también a él, que acabó llenándola el coño de leche, que con sus embestidas, se la escurría de dentro, acabando en el suelo, pero en la raja del culo también. Lucía se sentía sucia, pero se sentía más satisfecha que en toda su vida.



Se echaron a descansar un poco, y estuvieron hablando y riéndose. Senén volvió a abrirla las piernas y volvió a lamer su clítoris para ir calentándola poco a poco otra vez. Pero de repente Lucía le apartó:



  • Espera, ahora me toca a mí. Túmbate a ver si me acuerdo cómo se hace una buena mamada.
  • Perfecto, a ver como lo haces.
  • Tú vete diciendo si te gusta o no quieres que lo haga de otra forma.


Acercó su boca a la polla que estaba a media asta, y empezó a pasar la lengua despacito. En cuanto la verga sintió la boca de Lucía, empezó a crecer y a crecer. La encantó la sensación de poner dura con su boca la polla de un prácticamente desconocido. Cuando se la metió en la boca recordó el sabor del semen que todavía tenía Senén. Escuchar al macho que acababa de follarla y hacerla correr varias veces como gemía por la mamada que la estaba haciendo la causó la agradable sensación de que estaba vida sexualmente todavía.



  • Uffff, pues sí que te acuerdas de chupar una polla. Me está encantando, cariño. Te estás comportando como una auténtica zorra comepollas. A partir de ahora te voy a tratar como una buena puta, ya verás como vas a disfrutar.....


Lucía sintió como se mojaba al escucharle hablar así. Nunca la habían hablado así cuando estaba en la cama con su marido, que era más tradicional en el tema del sexo. Senén la trataba como una auténtica hembra y eso la gustaba. Devoraba aquella polla como si fuera la última del mundo, recorriéndola en toda su longitud. No era muy larga, pero era muy ancha, y a veces tenía que abrir mucho la boca para poder tragar aquel trozo de carne, pero a juzgar por los gemidos de Senén lo estaba haciendo fantásticamente. Sintió como se hinchaba todavía más, y cómo de repente, la verga palpitante soltó en su boca chorros y chorros de una crema caliente y espesa. Aunque no quiso hacerlo tuvo que tragar un poco del líquido salado. La supo a gloria.



Senén se levantó y la pegó un morreo, metiéndo la lengua bien adentro, y compartieron el semen que ella todavía tenía en la boca. Se escurría por entre la lengua y caía en las sábanas.



  • Bueno, ¿Y esto?
  • Esto sólo lo hago cuando me hacen una fantástica mamada.
  • ¿Te ha gustado? Estaba un poco desentrenada.
  • Pues de eso nada, ha sido magnífica. Parecía que te la ibas a tragar a veces.
  • Y eso que tu polla es difícil de comer. Es muy ancha.
  • ¿Nunca habías tenido una polla así?
  • No, sólo la había visto en alguna película porno.
  • Y tenías ganas de una, ¿verdad, puta? - dijo Senén mientras metía dos dedos en el coño chorreante de ella.
  • Uffffffff, sí, deseaba una polla de un verdadero macho que me destroce.
  • Eso es lo que me pareció la primera vez que te vi, cerda. Que eras una señoritinga que deseaba ser empalada por un buen rabo.
  • Ummmmmmm, tú sí que me conoces, cabrón – dijo ella,mientras se retorcía de placer con los dedos de él en su coño.
  • Como que cabrón, te vas a enterar ahora de como se folla a una tía como tú – dijo él riéndose.


Con toda esta conversación, a él se le había vuelto a poner la polla dura. Ahora esta puta sí que sabría lo que era bueno. La puso a cuatro patas y de un sólo golpe la clavó la verga en toda su longitud en el coño. Estaba tan lubricada la perra que podía sacarla entera y volver a enterrarla sin problema. A Lucía la excitaba mucho el chop chop que hacía la polla al entrar y salir del coño empapado. Enterró la cara en la almohada para ahogar los gritos de placer que lanzaba. A diferencia del otro polvo de antes, ahora Senén la estaba metiendo mucha caña, empujando fuerte, y dándola azotes en el culo. Se sentía en la gloria sintiéndose usada por un semental. Ahogó un grito en la almohada cuando se corrió de nuevo. Senén la agarró de los hombros y la levantó la parte superior del cuerpo para que estuviera más vertical. Así su polla alcanzó nuevos territorios en sus embestidas, que la arrancaron más placer todavía. Se apoyó en la pared para soportar los embates de las caderas del hombre.


  • Joder, cabrón. Ya me haces correrme otra vez, ayyyy
  • No te quejes, puta, que estás disfrutando como nunca.
  • Ummmm me encanta tu polla, me estás follando como nunca.


Mientras disfrutaba de otro orgasmo, notó las manos ásperas del macho agarrarse a sus melones colgando y ser estrujados mientras sentía como Senén derramaba otra vez su leche dentro del coño de Lucía. Se tumbaron en la cama a recuperar el aliento, y Lucía se fue a dar una ducha. Cuando salió, vió que Senèn estaba viendo una película porno, y que su verga volvía a lucir totalmente empinada.


  • Lucía, mira lo que te está esperando........
  • Joder, ¿ no te cansas nunca?
  • De las putas como tú no se cansa nadie.
  • Ummmm, tú sí que sabes como tratar a una hembra......


Lucía pensó que al día siguiente se iba a levantar muy cansada.....
 
Hola, soy Pedro. Estoy casado con Maricruz de 51 años. Vivimos en un chalet en un pueblo al lado de Valladolid. Ella es alta, con el pelo corto, más bien delgada, pero con unas buenas caderas y un buen culo. La lástima es que de pechos tiene más bien poco.



Una de las fantasías más habituales de un hombre es la de hacer un trío con su mujer y otra persona. En mi caso es hacerlo con otro hombre, ya sabéis por mi relato anterior que me gustan las buenas pollas, y me gustaría que mi mujer disfrutara también de alguno de los pollones que andan por ahí, porque ella sólo lo ha hecho conmigo, ya que era virgen cuando la conocí. Y así es como la estoy intentado convencer, diciéndola que si no tiene curiosidad por probar algo nuevo, por probar otra polla, etc.…, pero no hay manera. Así que de momento me tendré que contentar con esta fantasía.



Empiezo:



Había intentado bastantes veces convencer a Maricruz para hacer un trío con otro chico, ya que ella sólo había conocido mi polla, así que la decía que si no quería probar otra polla, que las había muy grandes por ahí, que no habría ningún problema, pero siempre me decía que no, que no la llamaba la atención. Así que me quede de piedra, cuando un día en que estábamos follando y ella me estaba cabalgando encima, me preguntó que si seguía en pie la idea del trío. Yo paré de momento y la pregunté si estaba de broma, ella me dijo que no, que lo había estado pensando y que iba a probar una sola vez a ver qué tal resultaba, pero con dos condiciones: que el tío no tenía que ser conocido de ninguno de los dos y que ella iba a escoger al chico. Yo la dije que sin problemas. A mí se me puso el cipote como una piedra y ella se echó a reír y me dijo que ya veía las ganas de hacer el trío que tenía y volvió a mover las caderas arriba y abajo, adelante y atrás hasta que nos corrimos los dos a la vez y la llené el coño de mi espeso semen.



Un par de días más adelante cuando llegué del trabajo, Maricruz me dijo que si nos poníamos a buscar el chico para el trío. Pensamos que cómo podíamos hacerlo y al final decidimos poner un anuncio en milanuncios. El chico que ella pidió tenía que cumplir las siguientes condiciones:



Chico de unos 25 años, guapo, depilado, fuerte, pero que no se le notara demasiado el gimnasio, imaginativo y, por supuesto, una buena polla.



Tenían que mandar varias fotos de cuerpo entero donde se les notara todo lo que ella pedía, y un teléfono de contacto.



Recibimos bastantes respuestas con foto, aunque como pasa con los trabajos, muchos de los que nos contestaban incumplían muchas de las condiciones que pedía Maricruz. Ella no me dejó ver las fotos, así que me sorprendía cuando un sábado por la mañana me dijo que había llamado a un chico y que le veríamos sobre las cuatro de la tarde en un bar del centro. La pregunté si me dejaba ver la foto y me dijo que no, que no me preocupara que me iba a gustar.



Ella se arregló para la ocasión y se puso una falda por encima de las rodillas, sin medias y una camiseta ajustada que le marcaban los pechitos y los pezones, porque decidió no ponerse sujetador.



Llegamos a la cafetería donde habíamos quedado y la verdad es que no había mucha gente. Sólo había un camarero ya mayor, un par de mesas ocupadas y una persona en la barra. El camarero vino a nuestra mesa para preguntar que queríamos beber y de paso para echarle un vistazo a los pezones de Maricruz. La pregunté si estaba nerviosa y me dijo que un poco. Yo también, la respondí. Entonces vimos que entraba un chico alto y joven, que miraba alrededor como buscando a alguien. Maricruz dijo que era él y le hizo un gesto con la mano y le llamó:



- ¡Carlos!



Él se acercó y nos presentamos. Era un chico atractivo, y físicamente parecía como había pedido Maricruz en el anuncio. Estuvimos un rato hablando, intentando tranquilizarnos porque estábamos todos un poco nerviosos. Carlos parecía un chico tímido y discreto, y nos dijo que le había costado mucho escribir porque la verdad es que no tenía demasiada experiencia sexual.



En un momento dado, Maricruz dijo:



- Carlos, ¿podrías ir al servicio un momento? Pedro irá un momento después de ti y te tocará la polla para que se te ponga tiesa y vea si es tan grande como parecía en la foto. ¿Te parece bien?



- Sin problema. Te espero, Pedro.



Se fue para el servicio y Maricruz me dijo:



- ¿No te importa esta pequeña prueba, verdad, cariño?



- Claro que no mi vida. Ya sabes que yo hago todo lo que me dices.



Cuando me iba a levantar para ir al baño, ella acercó sus labios carnosos a mi oreja y me dijo en voz baja e insinuante:



- Hazle una buena paja, pero que no se corra. Eso lo reservo para mí.



Fui al baño y entré dentro. Carlos estaba esperando haciendo como si estuviera lavándose las manos. Me sonrió y entró en uno de los baños. Se bajó el pantalón y el calzoncillo hasta las rodillas y allí estaba ese pollón que Maricruz había visto ya en las fotos. Sin decir palabra, se la agarré y noté como iba creciendo en mi mano, sintiendo como entraba la sangre en la polla haciendo que cogiera unas muy buenas dimensiones. Él me sonreía y me decía:



- Yo creo que esto le va a gustar a tu mujer, ¿no crees?, me comentó nervioso.



- Joder, Carlos. A mi mujer y a unas cuantas, porque tienes un pollón impresionante. ¿Vamos ya?



Fuimos para la mesa y la dije a Maricruz.



- Todo está bien, cariño. Creo que es justo lo que quieres.



- ¿Nos vamos entonces?



Esperamos a Carlos a que fuera a buscar el coche y subió hasta Zaratán detrás de nosotros porque encontrar el chalet es un poco complicado. Durante el trayecto, metí la mano por la falda de Maricruz hasta encontrar su braga completamente empapada.



Creo que lo vamos a pasar muy bien, cariño. La verdad es que has tenido una buena idea.

Me parece que sí. Ya verás cómo te gusta la tranca que tiene el chico.

Cuando llegamos a casa, ella nos dijo que fuéramos subiendo y que la esperáramos desnudos en el dormitorio, que ella tardaba cinco minutos. Estábamos tumbados en la cama cuando entro ella con un vestido erótico largo que se había comprado para la ocasión porque yo no se lo conocía. Era largo pero abierto por delante y con unas cintas que le salían apenas para tapar los pezones. Yo ya la había visto en varias ocasiones con vestidos eróticos, pero para Carlos esto debía de ser nuevo porque vi como inmediatamente se levantaba la polla hacia el techo. Ella también lo vio porque dijo:



Bueno, cariño. Si no te importa voy a empezar con el invitado.

Y se subió a la cama para empezar a comerse toda la verga de Carlos que empezó a gemir inmediatamente. Mientras yo me masturbaba viendo como mi mujer devoraba una polla de otro hombre. Ni que decir tiene que yo ya tenía una erección descomunal que aproveché para ponerme detrás de Maricruz, levantarla el vestido y clavarle la polla en su coño. Me asombré de lo fácil que había entrado y es que tenía toda la zona de la vagina empapada de los jugos que la estaban cayendo. Era increíble. Al sentir el pollazo de entrada, levantó la cabeza y emitió un largo gemido:



AAAAAAAAAAAAh, cabrón. Como se te pone la polla cuando ves a tu mujercita así, ¿verdad?

Estás empapada, puta. Y pensar que tú no querías hacerlo.

Ya te digo.

Y siguió chupando la verga hasta que notó como yo aceleraba las embestidas, señal de que sabía que iba a correrme y recibió mi leche gimiendo:



Así, mi cabrón, lléname toda de leche. Me vais a llenar toda de leche entre los dos.

Luego siguió trabajando con la polla de Carlos, aunque ahora debería de decir pollón de Carlos porque ya había adquirido unas dimensiones tremendas. Como le medimos luego eran 19 de largo por 9 de ancho. Desde luego, bastante más grande que la mía.



Carlitos, mi vida. Quieres correrte en la boca o quieres follarme, dijo Maricruz sacándosela de la boca.

Prefiero correrme en tu boca, porque me estás haciendo la mejor mamada de mi vida.

Vale, pero luego tendrás que follarme que no quiero perder este cipote.

Un minuto después, entre gruñidos, Carlos descargaba el contenido de sus huevos en la boca y la cara de Maricruz, bañándola toda de semen, que ella ni se molestó en limpiar, tumbándose entre nosotros dos. Un minuto después estábamos los dos hombres lamiendo todo su cuerpo, mezcla de sudor, semen, sexo, la lamimos desde la punta de los pies hasta el cuello, intentando sincronizar nuestros movimientos, arrancándola gemidos, sobre todo cuando tocábamos sus zonas erógenas: cara interior de los muslos, caderas, cuello…..y por supuesto su coñito, que chupamos con ansia los dos, en ocasiones juntando nuestras lenguas Carlos y yo, lo que motivó que ambos sonriéramos. Era un roce normal, al fin y al cabo teníamos los cuerpos rozándose todo el tiempo. En una de las ocasiones, él estaba besando a mi mujer y yo estaba lamiéndola el coñito, y al levantar la vista, vi sus huevos y su polla colgando delante de mí. Llevado por la excitación, le agarré la polla como ya había hecho en el baño del bar y empecé a frotarla suavemente. Carlos no solamente no me dijo nada, sino que noté su polla reaccionaba positivamente, poniéndose poco a poco en forma.



Luego Maricruz nos sentó en el borde de la cama y nos chupó durante un buen rato la polla a los dos a la vez, metiéndose a veces parte de las dos pollas en la boca, cosa que la verdad es que me excitó una barbaridad.



Maricruz se acercó a Carlos y le dijo algo al oído a lo que este dibujó una sonrisa en la cara y le dijo que sí, que le apetecía mucho.



Carlos se tumbó en la cama y ella puso el coño encima de su boca, pero mirando para sus pies, como si fueran a hacer un 69.

Pedro, quiero verte chupar la polla de Carlos, ¿te apetece?

Claro que sí, menudo pollòn tiene para chupar.

Empecé a chupar sin saber muy bien cómo hacerlo, le eché mucha saliva, como me gusta a mí que me lo haga Maricruz. Me metí la cabeza en la boca, jugueteé con el glande, en fin, hice todo lo que me gusta que me hagan. El caso es que me dí cuenta de que a Carlos le estaba gustando mucho por dos detalles, no paraba de mover las caderas y la polla se le estaba poniendo durísima. No podía gemir porque la boca la tenía ocupada con la vagina de mi mujer, que al estar completamente depilada, se la tenía metida en los mismos labios de Carlos?



¿Qué tal lo hace mi marido, Carlos

Ha debido de aprender de ti, porque me está haciendo una mamada de campeonato.

Ya lo veo, yo también me estoy poniendo como una moto al ver a Pedro chupártela. No sabía que le gustaran las pollas tanto.

Si son como la de Carlos, claro que me gustan, dije yo sacándola de la boca.

A ver qué tal está, dijo ella, levantándose y poniéndose a chuparla junta conmigo, que fue una cosa que me calentó muchísima. Los dos chupando un pollón de un desconocido me puso a cien.

Bueno, yo creo que ya está bien, dijo Maricruz, cogiendo un condón y poniéndoselo a Carlos, se puso encima de él y de un golpe se clavó la polla hasta el fondo, soltando un grito de placer.

Empezó a moverse adelante y atrás, cosa en la que es una especialista, pues es una postura que le gusta muchísimo, porque se le clava todo el miembro del hombre. Yo mientras me masturbaba mientras Carlos hacía esfuerzos por no correrse rápidamente. Pero fue en vano porque después de estar un rato los dos gimiendo y moviéndose, mi mujer dijo:



Joder, voy a correeeeeeerme. Ya, ya, ya vieneeeeeeee. Y se corrió como una posesa, fue fantástico ver esa cara que pone que hasta ahora sólo había puesto conmigo.

Sí, córrete, que ahora me toca a mí, dijo Carlos.

Lléname el coño de leche, por favor. Pero no saques tu polla, que quiero sentirla todavía.

Aaaaaaaaaaaaaaaah, dijo Carlos, arqueando la espalda mientras sus huevos bombeaban su semen.

A todo esto, con la excitación que tenía y con la paja que me estaba haciendo, descargué mi semen sobre mi barriga, ante lo cual Maricruz dijo:



Esto no se puede desperdiciar, y cogiéndome la polla ya morcillona, me la limpió de leche.

Nos tumbamos, jadeando los tres en la cama, y entre el calor, el bajonazo y el cansancio, y lo cómodo que estaba, por lo menos yo, me quedé un ratito dormido. Cuando me desperté, Carlos y Maricruz no estaban. Me levanté a lavarme y cuando bajé por las escaleras, oí ruido de gemidos en el salón. Entré allí y estaba Carlos follándose a Maricruz a cuatro patas mientras esta se apoyaba en el sofá.



Ay, cariño, no queríamos despertarte, pero Carlos se quería ir y le he convencido para me eche otro polvo antes de irse, dijo entre gemidos.



Tu mujer puede ser muy persuasiva.



Ya, lo sé, dije acercándome a los dos.



Maricruz me agarró y se metió la polla en la boca. La verdad es que era una sensación fantástica, sentir como entraba mi polla en su garganta cuando la embestía desde atrás Carlos. Pude sentir como Carlos se corría porque aceleró sus embestidas y pude sentir como ella también se corría cuando sentí como mordía suavemente mi polla con sus dientes. Y finalmente pude sentir como mi polla reventaba en su boca y como ella se tragaba toda mi leche sin dejar ni una sola gota. Nunca hasta ahora lo había hecho.



Después de unos minutos, Carlos se vistió, se despidió de nosotros, pidiéndonos que por favor, le llamáramos cuando quisiéramos repetir, y se fue. Cuando cerró la puerta, Maricruz me abrazó y me dio las gracias. Dijo que se iba a duchar y cuando ya se iba, me dijo al oído:



La próxima vez, que sepas que voy a pedirle que te la meta por detrás……….
muy buen relato!
 
En mi anterior relato os conté como mi mujer me había puesto los cuernos (más consentidos que otra cosa) durante un viaje que había hecho para asistir a un congreso en Murcia. Si leéis el relato sabréis que ella iba acompañada de otra amiga, Lucía, que está viuda desde hace varios años, y por lo tanto, sin catar varón o casi, y que ella se había ido primero al hotel con uno de los dos maromos que se las iban a follar.



Lo que os voy a contar ahora es lo que Lucía contó a mi mujer en el tren cuando volvían del congreso. A ellas se las follaron el jueves por la tarde. Mi mujer pasó la noche con el chico más joven en el apartamento de éste, y Lucía durmió en el hotel con el otro chico. Por la mañana intercambiaron whatssaps y quedaron en verse ya en la estación porque mi mujer tenía que dar unas charlas en el congreso y Lucía ya estaba libre y no tenía nada que hacer.



Se encontraron en la estación, se echaron a reir cuando se vieron como dos adolescentes y montaron en el tren. Al principio fueron hablando del congreso, de como había ido todo, de qué había sido más interesante y qué menos. Luego al rato ya se quedaron calladas unos minutos y de repente Lucía se acercó un poco más a mi mujer y la dijo en voz baja:



  • Por cierto, vaya pollón que tiene Gelo, ¿no?
  • Pero bueno, y como sabes tú eso, dijo mi mujer – poniendo cara de sorpresa.
  • Bueno, mientras tú estabas dando las charlas esta mañana, yo estaba con nuestros dos amiguitos.
  • Joder con Lucía. Que callado te lo tenías.
  • Hombre, me he desquitado de estar casi dos años sin probar un tío.
  • ¡Dos años, que me dices!
  • Lo que te digo. Pero he acumulado reservas en estos dos días para una buena temporada, jajaja. Y tú vaya sorpresa que me diste cuando me dijiste que te habías ido con Gelo a su piso. ¿Y Pedro?
  • Bueno, Pedro es practicamente quién me ha animado a hacerlo.


Y la dijo cómo era yo siempre quién la animaba a probar cosas nuevas, los comentarios que la hacía de probar pollas nuevas, fantasías nuevas, y todo eso, pero siempre sabiéndolo yo.



  • ¿Entonces ayer sabía que tú estabas con Gelo en su piso?
  • Sí, claro que lo sabía.
  • Joder, que morboso es Pedro, ¿no?
  • No sabes tú bien, pero le pedi permiso por whatssap. Incluso le envié unas fotos.
  • A ver, ¿me las enseñas?
  • Claro, mira.


Y la enseñó las fotos donde se veía el tremendo cipote de Gelo, primero en directo y luego en la boca de la mamona de mi mujercita.



  • Joder, casi no te entra en la boca.
  • Es que era muy grande.
  • Ya lo sé. Mira, éstas son de esta misma mañana.


Y sacando el móvil la enseñó varias fotos. No las había tomado ella. Lucía era la protagonista en todas. Se la podía ver recibiendo la polla de Gelo en el coño, en la boca, y también con la polla de Senén por detrás. Pero lo más morboso y lo que dio más envidia a mi mujer fué lo último que vió. Era un video donde Lucía aparecía siendo empalada por el coño por Gelo mientras con la boca devoraba la polla de Senén. A pesar de tener la boca llena de carne, si se acercaba el teléfono al oído, es escuchaban los gritos de placer de Lucía. Había pasado de no follar en dos años, a tener dos auténticos sementales para ella sola.



  • Que bueno el vídeo, Lucía. Cómo me alegro que disfrutaras tanto.
  • Gracias, si que lo necesitaba. La verdad es que gocé como nunca. La lástima es que no pudieras estar tú, así hubiéramos podido compartir a estos dos machos.
  • Pues sí. Si me hubiera gustado. Oye, vamos fuera y me cuentas todo más tranquilamente.


Salieron al espacio que hay entre los vagones y empezó a decirla que se habían ido a la habitación desde el restaurante, que ella iba muy excitada y muy nerviosa porque no sabía cómo se comportaría con un hombre, que ya casi no se acordaba de qué hacer. Se excitó mucho en el ascensor porque subieron con más gente, pero Senén se puso detrás de ella, y se pegó tanto que a través de los pantalones de ambos podía sentir un bulto caliente. Ya en la habitación empezaron a besarse tranquilamente, y ella le explicó el tema de que hacía mucho que no estaba con un hombre, y que por favor, que tuviera paciencia y que fuera amable. El dijo que no tuviera miedo, que la iba a tratar de cine, y que no tendría ninguna queja.



Lucía tiene 55 años, y se quedó viuda hace un tiempo. Tiene media melena castaña o morena, depende, es guapita de cara,no se conserva mal. A mi personalmente me excitan mucho las gafitas que lleva. A veces me he imaginado llenándolas de leche después de que me haya hecho una buena mamada. Tiene un cuerpo normal, con un buen par de tetas, aunque ya bastante caídas por el tema de la edad.



Y fue a esas tetas a lo primero que se dedicó Senén cuándo la quitó la blusa y el sujetador con mucha calma mientras la metía la lengua hasta la garganta. En cuanto pasó un dedo por el pequeño pezón, éste se puso duro y tieso. Seguro que no se acordaba de esa sensación. Y esa sensación se redobló cuando él agachándose se metió la zona del pezon en su boca caliente. Lucía ya casi no sabía donde estaba. Hacía tanto tiempo..... casi sin darse cuenta se encontroó sin sujetador, y en bragas, pues Senén la había bajado los pantalones mientras la chupaba las tetas con gran velocidad. Pensó que tenía que hacer algo ella también y busco con sus manos la bragueta del hombre. La bajó, desabrochó el cinto y el botón y dejó que se deslizaran los pantalones. Tocó el duro bulto de Senén por encima de los calzoncillos, y notó que aunque no eran muy grande, más o menos era como la de su difunto marido, sí que era tremendamente más gorda. Decidió seguir adelante, y metiendo la mano dentro del calzoncillo, la agarró y empezó a masturbarle suavemente.



  • Joder Lucía, mira como me la has puesto.
  • Ummm, pues me alegro mucho de verla así de sana.
  • Ummm, tienes unas manos muy suaves y calientes, me gustan mucho.
  • Gracias, cielo.


Siguieron con los preliminares, hasta que Senén, que era el que llevaba la iniciativa, se separó de ella, la quitó las bragas y la tumbó en la cama, quedando con las piernas fuera y el coño en el borde de la cama. No lo llevaba depilado, pero casi no lo necesitaba porque nunca había tenido mucho pelo en su coñito. Cerró los ojos, y casi al instante sintió una cosa rugosa pasar por la superficie de sus labios vaginales, y recordó la sensación de sentir una lengua en lo más profundo de tu coño. La comida que le hizo Senén fué fantástica, recorriendo todos los rincones de su coño. Se notaba que había comido muchos, y cuando localizó el clítoris, cosa que notó porque ella incrementó sus gemidos de placer cuando pasó la punta de la lengua por aquella zona, se dedicó a pasar la lengua intensamente por aquella parte, lo que tuvo como consecuencia que ella acabara al borde del orgasmo y pidiendo por favor, que metiera aquella polla dentro de ella, que quería sentirla dentro ya.



Senén se levantó, y en la misma posición en la que estaba Lucía, puso la punta de su verga entre los labios de ella, y empujó despacio. Cómo hacía tanto tiempo que no entraba una polla en aquel agujero, estaba un poco cerrado, por lo que al principio fué moviéndose despacio, pero entre lo mojada que estaba Lucía y la polla de Senén que estaba tremendamente dura, pronto entraba y salía de la vagina de ella sin problemas. Desde el primer momento, Lucía empezó a gemir, no quería deci nada, sólo quería disfrutar de aquellas oleadas de placer que la nacían en el coño. No sabía cuánto tiempo estuvo follándola, sólo se dedicó a disfutar y a correrse. La primera la costó un poco, pero en cuanto se soltó empezarn a llegar los orgasmos. Senén tenía un aguante tremendo, mientras ella ya se había corrido tres veces, él seguía con la polla tan dura como cuando entró por primera vez. Cómo ella ya estaba más tranquila, aceleró sus movimientos, agarrándola de los muslos con sus fuertes brazos, levantándola un poco y atrayéndola hacia su cuerpo. Esa postura la encantó a ella, que se corrió una vez más entre fuertes gemidos y por lo visto también a él, que acabó llenándola el coño de leche, que con sus embestidas, se la escurría de dentro, acabando en el suelo, pero en la raja del culo también. Lucía se sentía sucia, pero se sentía más satisfecha que en toda su vida.



Se echaron a descansar un poco, y estuvieron hablando y riéndose. Senén volvió a abrirla las piernas y volvió a lamer su clítoris para ir calentándola poco a poco otra vez. Pero de repente Lucía le apartó:



  • Espera, ahora me toca a mí. Túmbate a ver si me acuerdo cómo se hace una buena mamada.
  • Perfecto, a ver como lo haces.
  • Tú vete diciendo si te gusta o no quieres que lo haga de otra forma.


Acercó su boca a la polla que estaba a media asta, y empezó a pasar la lengua despacito. En cuanto la verga sintió la boca de Lucía, empezó a crecer y a crecer. La encantó la sensación de poner dura con su boca la polla de un prácticamente desconocido. Cuando se la metió en la boca recordó el sabor del semen que todavía tenía Senén. Escuchar al macho que acababa de follarla y hacerla correr varias veces como gemía por la mamada que la estaba haciendo la causó la agradable sensación de que estaba vida sexualmente todavía.



  • Uffff, pues sí que te acuerdas de chupar una polla. Me está encantando, cariño. Te estás comportando como una auténtica zorra comepollas. A partir de ahora te voy a tratar como una buena puta, ya verás como vas a disfrutar.....


Lucía sintió como se mojaba al escucharle hablar así. Nunca la habían hablado así cuando estaba en la cama con su marido, que era más tradicional en el tema del sexo. Senén la trataba como una auténtica hembra y eso la gustaba. Devoraba aquella polla como si fuera la última del mundo, recorriéndola en toda su longitud. No era muy larga, pero era muy ancha, y a veces tenía que abrir mucho la boca para poder tragar aquel trozo de carne, pero a juzgar por los gemidos de Senén lo estaba haciendo fantásticamente. Sintió como se hinchaba todavía más, y cómo de repente, la verga palpitante soltó en su boca chorros y chorros de una crema caliente y espesa. Aunque no quiso hacerlo tuvo que tragar un poco del líquido salado. La supo a gloria.



Senén se levantó y la pegó un morreo, metiéndo la lengua bien adentro, y compartieron el semen que ella todavía tenía en la boca. Se escurría por entre la lengua y caía en las sábanas.



  • Bueno, ¿Y esto?
  • Esto sólo lo hago cuando me hacen una fantástica mamada.
  • ¿Te ha gustado? Estaba un poco desentrenada.
  • Pues de eso nada, ha sido magnífica. Parecía que te la ibas a tragar a veces.
  • Y eso que tu polla es difícil de comer. Es muy ancha.
  • ¿Nunca habías tenido una polla así?
  • No, sólo la había visto en alguna película porno.
  • Y tenías ganas de una, ¿verdad, puta? - dijo Senén mientras metía dos dedos en el coño chorreante de ella.
  • Uffffffff, sí, deseaba una polla de un verdadero macho que me destroce.
  • Eso es lo que me pareció la primera vez que te vi, cerda. Que eras una señoritinga que deseaba ser empalada por un buen rabo.
  • Ummmmmmm, tú sí que me conoces, cabrón – dijo ella,mientras se retorcía de placer con los dedos de él en su coño.
  • Como que cabrón, te vas a enterar ahora de como se folla a una tía como tú – dijo él riéndose.


Con toda esta conversación, a él se le había vuelto a poner la polla dura. Ahora esta puta sí que sabría lo que era bueno. La puso a cuatro patas y de un sólo golpe la clavó la verga en toda su longitud en el coño. Estaba tan lubricada la perra que podía sacarla entera y volver a enterrarla sin problema. A Lucía la excitaba mucho el chop chop que hacía la polla al entrar y salir del coño empapado. Enterró la cara en la almohada para ahogar los gritos de placer que lanzaba. A diferencia del otro polvo de antes, ahora Senén la estaba metiendo mucha caña, empujando fuerte, y dándola azotes en el culo. Se sentía en la gloria sintiéndose usada por un semental. Ahogó un grito en la almohada cuando se corrió de nuevo. Senén la agarró de los hombros y la levantó la parte superior del cuerpo para que estuviera más vertical. Así su polla alcanzó nuevos territorios en sus embestidas, que la arrancaron más placer todavía. Se apoyó en la pared para soportar los embates de las caderas del hombre.


  • Joder, cabrón. Ya me haces correrme otra vez, ayyyy
  • No te quejes, puta, que estás disfrutando como nunca.
  • Ummmm me encanta tu polla, me estás follando como nunca.


Mientras disfrutaba de otro orgasmo, notó las manos ásperas del macho agarrarse a sus melones colgando y ser estrujados mientras sentía como Senén derramaba otra vez su leche dentro del coño de Lucía. Se tumbaron en la cama a recuperar el aliento, y Lucía se fue a dar una ducha. Cuando salió, vió que Senèn estaba viendo una película porno, y que su verga volvía a lucir totalmente empinada.


  • Lucía, mira lo que te está esperando........
  • Joder, ¿ no te cansas nunca?
  • De las putas como tú no se cansa nadie.
  • Ummmm, tú sí que sabes como tratar a una hembra......


Lucía pensó que al día siguiente se iba a levantar muy cansada.....
...nos tienes encantados con tus relatos..., enganchan jeje
 
Sigo contando como a mi mujer y a su compañero se las follaron dos machos en un congreso en Murcia.



La compañera de mi mujer, Lucía y su amante Senén estaban despertándose después de una tarde-noche de sexo. El sueño les había venido fantásticamente, y estaban ya empezando a juguetear con sus cuerpos de nuevo. De repente llegaron varios WhatsApp al teléfono de Senén.



  • Joder, parece que tu amiguita y Gelo se lo pasaron también de puta madre ayer.
  • ¿Qué me dices? ¿También estuvieron juntos follando?
  • Claro, que te creías. Tu amiguita también tenía pinta de necesitar unos buenos pollazos.
  • Pero si ella está casada.....
  • Pues eso es que el marido no la da lo que necesita, menos mal que ha encontrado justo lo que necesitaba.
  • ¿Por qué dices eso?
  • ¿Has visto mi polla? Pues imagínatela igual de ancha, pero casi el doble de larga. Pues así la tiene Gelo. O sea que tu amiga se lo ha pasado de lujo.
  • Joder, que me dices. ¿Pero existe algo así?
  • Claro. Oye, ¿quieres que llame a Gelo y le diga que se venga para aquí? Así lo compruebas....
  • Venga, adelante, llámale – dijo ella después de pensarlo un instante-, pero no sé si seré muy mayor para ella. Seguro que no le gusto. A ella la irán más jóvenes como Maricruz.
  • Que va. Le van de todos los tipos. Además ayer cuando os estábamos mirando, dijo que tú también tenías un buen polvo.
  • Joder, a ver si ahora voy a ser un sex simbol, jajaja.
  • No sé, pero sí que eres una buena cachonda, jajajaj


Se rieron los dos y Senén llamo a Gelo para que fuera al hotel. Senén estaba dándose una ducha cuando llegó Gelo. Abrió la puerta Lucía tapándose con una toalla.



  • Hola, Gelo ¿Que tal?
  • Hola, pues bien, pero no tan bien como vosotros – dijo-, al oir silbar a su jefe bajo la ducha y la expresión satisfecha de Lucía.
  • Bueno, bueno, me han dicho que tú no lo pasaste nada mal ayer.
  • Jajaja, la verdad es que sí que lo pasamos bien. Tu amiga es muy maja.
  • ¿Te portarías bien con ella y la dejarías contenta, no?
  • Bueno, ya te contará ella, pero yo no la oí quejarse, todo lo contrario, jajajaja.
  • Hombre, si lo que me ha contado Senén de ti es verdad, creo que habrá quedado contenta.
  • ¿Y que te ha dicho si se puede saber?. Éste es muy exagerado.
  • Pues que dejas pequeño a los actores de las películas porno, jajaja.
  • Bueno, depende de qué actores, jajaja. Lucía, me equivoco o tú quieres verla, ¿no?.
  • La verdad es que para eso te hemos llamado.
  • Pero qué putas sois las dos, acércate y quítame tú los pantalones


La encantó oír hablar a aquel jovencito con aquella autoridad. Le bajo el chándal que llevaba y al igual que había hecho mi mujer el día antes, acarició por encima del calzoncillo aquel monstruo que tenía entre las piernas el chaval. Instantáneamente percibió como crecía dentro de la prenda, y se dio cuenta que lo que había dicho Senén era verdad. Era igual de gorda, pero mucho más larga. Pensó que Maricruz se tenía que haber puesto las botas con ese cipotón. Tomando la iniciativa de una forma que sólo 24 horas antes le habría parecido imposible, le quitó los calzoncillos, le acercó a la cama, se sentó en el borde, y cogió con su boca el enorme rabo que tenía delante. Jugueteó con la lengua alrededor del glande, ensalivando bien la polla, y fue poco a poco metiéndosela dentro, al menos lo que podía meter porque más de un tercio de la polla se quedaba fuera de la boca. No había manera de meter todo eso dentro, al menos para ella. Y eso que lo intentó. Agarró al chaval del culo empujando hacia ella para que entrara la mayor parte pero pronto lo dejó por imposible.



  • Que pasa, putita. ¿Es muy grande para ti? ¿No puedes con ella? Pues imagínate cuando esté dentro de tus agujeros.
  • Voy a disfrutar como una guarra -dijo ella sacándose la polla de la boca.
  • Sigue chupando. ¿Quién te ha dicho que pares? -dijo el chaval, cogiéndose la polla por la base, y golpeando fuerte la cara de Lucía y dándola varios pollazos fuertes en la cara.


A ella la gustó lo que la hacía. Toda su vida había tenido sexo de la manera tradicional, y sentirse tratada así la hacía sentirse toda una hembra. Y mientras disfrutaba de aquel manjar, llevó su mano hasta su coño ya tan empapado que había mojado la sábana donde estaba. Además, había sido una buena idea recortarse lo más posible sus pelos del coñito, cuando se había duchado esta mañana. No había que poner ningún obstáculo a los hombres, pensó. De repente, oyeron la voz de Senén:



  • Parece que habéis empezado sin mí.
  • Hola, Senén. Mira cómo me ha puesto esta puta tuya.
  • Ya veo. ¿Qué tal con la otra golfa ayer?
  • Fantástico. Una tía muy cachonda, y muy dispuesta a todo. No dijo que no a nada de lo que la hice. Se ve que lo necesitaba.
  • ¿Que la hiciste?
  • De todo, la llené de leche por todos los agujeros, boca, coño y culo. Gritó como una perra cuando la enculé, menuda puta.
  • Bien hecho, tío. Ves cómo teníamos razón cuando decíamos que a esas dos zorritas las íbamos a destrozar a pollazos.


Parece mentira, pero oír hablar así de su amiga la excitó mucho. Pensó que igual la describirían así a ella también cuando contaran a sus amigos como se follaron a aquellas putas que fueron de visita a la ciudad. Imaginarse a aquel grupo de obreros sudorosos imaginar que eran ellos quienes las follaban, la puso caliente como una perra. Abrió los ojos, alargó una mano y le indicó a Senén que se acercara. Cuando se puso a tiro, le tomó la polla con la mano, y la masturbó un poco, hasta que notó que ya estaba dura. Con una mano en cada culo de los machos, fue alternando las mamadas de una y otra polla. Se estaba comportando como una puta y la gustaba. Con placer escuchó a los hombres decir que nunca les habían hecho esto y que les encantaba. Incluso llegó al punto de meterse las puntas de las pollas dentro de su boca. No podía más porque eran muy anchas. Les escuchó hablar entre susurros, y de repente ellos la apartaron la cara de las pollas, se empezaron a masturbar rápidamente, y casi al unísono, regaron su cara con una catarata de semen, que se quedó en su cara como pegotes. Cuando vio que ya se habían corrido del todo, limpió todo los restos de leche que quedaban en las vergas, dejándolas limpitas y relucientes.



Se tumbaron los tres en la cara, y allí empezó una sesión de morreos y magreos con Loli como receptora de ellos. Mientras el jovencito le hacía una comida de coño que la arrancó gemidos de placer, Senén se dedicó a sus pezones lamiéndolos hasta que estuvieron totalmente en punta. Siempre había sido una de sus partes erógenas, pero no habían recibido la atención que merecían hasta ahora. Todo esto ayudó a que la lengua del chaval la arrancara el primer orgasmo de la mañana. Oír los sensuales gemidos de placer de Lucía provocó que las pollas de los chicos se pusieran de nuevo tiesas.



  • Ponte tú abajo -dijo Senén a Gelo.
Éste se tumbó en la cama con la verga apuntando al techo. Sin decirla nadie nada, Lucía ya sabía lo que tenía que hacer. Se puso encima del chavalín, se abrió un poco los labios, y se dejó caer de golpe sobre la polla. Nunca había sentido nada igual a lo que sintió.



  • Ohhhhhhhhhhhhhhhhh, joder, que placer.
  • Ves como no ibas a quejarte de la polla de mi amigo.
  • Por favor, que delicia. Ufffffffffffffffff, estoy llena de polla. Cabrón, que grande la tienes.
  • No me llames cabrón – dijo el chaval, dándola un golpe en el culo.
  • Me da igual que me pegues, pero sígueme follando, no pares, por favor.
  • Jajajaja, viniste hecha una estrecha, y te vas hecha una auténtica zorra comepollas, dijo Senén.


Mientras tanto, este había ido al baño y había venido con una botella de gel de baño. Se puso detrás de Lucía, echó una buena cantidad de gel en la mano, y la restregó por el ojete de ella. Ella notó algo, pero estaba disfrutando tanto que no hizo caso. Sólo dijo algo cuando sintió que un dedo de Senén entraba en su culo.



  • ¿Me la vas a meter por el culo?
  • Claro
  • Pues por ahí soy virgen.
  • Mejor para mí, y mejor para ti. Así pruebas una cosa nueva. ¿Quieres que te la meta no?
  • Uffffffffff, ensartada por dos rabos como los vuestros, claro que sí. Quiero probar de todo.
  • Pues inclínate más.


Ella se inclinó hacia el jovencito, lo que aprovecharon ambos para morrearse fuertemente. Senén se echó gel en la mano y se lo frotó por toda su verga. Separó las nalgas de Lucía, embocó la punta del rabo, y apretó suavemente. Entró con mucha más facilidad de la que esperaba. Entre lo bien lubricado que tenía el agujero, y el placer que le estaba dando Gelo, que hacía que estuviera muy relajada, la polla se deslizó lenta pero sin pausa hacia el fondo del culo. Ella no sintió prácticamente nada de dolor, sino que la sensación de tener dos pollas golpeando en sus entrañas impidió que sintiera otra cosa que no fuera un tremendo placer. Esa fue la foto que enseño luego a mi mujer en el tren.



  • Ufffff, me estáis matando de placer, tíos.
  • No te mereces menos por ser tan buen puta. Te estamos dando solamente lo que te mereces.
  • Joder – dijo Gelo- entre tu amiga y tú me estáis dejando la polla seca.
  • Pues no se nota, porque la sigues teniendo tan dura como al principio.
  • Esto es por tu culpa, cerda, que has sabido ponérmela bien tiesa.
  • Ufff, que culo tan rico tienes, dijo Senén desde atrás. Ha sido un placer desvirgarte.
  • Ummm, no, el placer ha sido mío. Ohhhhhhhhhhhhh, ya me estoy corriendo otra vez.
  • Yo también me voy, dijo Gelo.
  • Sí, yogurín, dame toda tu leche. Lléname el coño, ummmmm
  • Ahhhhhh, toma cerda, tómala toda.


Sin decir nada, el cabrón de Senén, la llenó también el interior del culo de un líquido caliente. Una vez corridos, los dos siguieron bombeando en el interior de Lucía un poco más, para soltar cualquier resto de semen que tuvieran dentro de sus huevos, mientras ella, destrozada se dejaba hacer. Una vez vacíos ya, ellos dos vacíos de ya de leche, y ella llena de esa leche, comieron algo. Ellos se vistieron y marcharon. Se cambiaron los teléfonos por si acaso, que nunca se sabe, y además para hablar de vez en cuando y calentarse por teléfono, o de alguna otra manera. Gelo la pidió el número de teléfono de mi mujer, pero ella dijo que no, que tenía que hablarlo con ella, que si ella decía que sí, ya se lo pasaría.

Claro, joder, no seas insensible. No ves que has hecho cornudo al marido, jajajaja, se rio Senén.

Si no hubiera sido yo, hubiera sido otro el que se la hubiera follado, jajajaja.



Y dos horas después estaba contando todo esto a mi mujer en el tren. Al rato, agotadas, se durmieron las dos......
 
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