Mi sobrina de 18 años y yo (Relato real)

Muy enganchado también al la historia . Me surge la duda , durante todas estas aventuras … ¿ Tenías también para dale candela a tu esposa como todo buen marido ? Es que entre tantas corridas y la costumbre de disfrutar de un coñito tan fresco … Me imagino a tu pobre mujer caminado en el desierto …
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Muy enganchado también al la historia . Me surge la duda , durante todas estas aventuras … ¿ Tenías también para dale candela a tu esposa como todo buen marido ? Es que entre tantas corridas y la costumbre de disfrutar de un coñito tan fresco … Me imagino a tu pobre mujer caminado en el desierto …
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Bueno, ten en cuenta que con Teresa quedo dos veces al mes máximo, con lo que, excepto el día que quedo con ella (con Teresa), que no doy más de sí, el resto de días sí puedo tener sexo con mi mujer (que tampoco es que lo tenga todos los días, igual dos veces por semana).
 
He descubierto tu relato y solo puedo decir que es maravilloso, imagino no ha sido nada "facil" pero creo hablo en nombre de muchos lo que dariamos por verla y estar en tu lugar un abrazo grande y esperando con ganas mas.
 
He descubierto tu relato y solo puedo decir que es maravilloso, imagino no ha sido nada "facil" pero creo hablo en nombre de muchos lo que dariamos por verla y estar en tu lugar un abrazo grande y esperando con ganas mas.
Muchísimas gracias por tus palabras. Voy a colgar la continuación en un rato.
 
Muy buenas a todos.

Agradeciendo de nuevo tantos mensajes positivos por vuestra parte, continúo con lo sucedido con mi sobrina después de conversar con mi amigo Ricardo y haber preparado un sorpresivo encuentro a tres con Teresa.

Como comenté, yo no cabía de excitación ya pensando en ese momento. Fingiendo normalidad, días después de la quedada con Ricardo (que había tenido lugar el 18 de marzo) hablé con Teresa para saber cómo estaba y qué posibilidades habría para vernos.

Ella estaba liada estudiando, y mirando su agenda me dijo que casi no le era posible vernos hasta justo antes de Semana Santa. Por supuesto, no le puse ninguna pega, y desde ese mismo momento convenimos en vernos el viernes 11 de abril. Y que, en principio, sería en mi casa (tenía que ser ahí sí o sí según lo que Ricardo y yo habíamos hablado).

De inmediato escribí a Ricardo y él tampoco puso pega alguna, pues se iba de viaje de Semana Santa ese día pero por la tarde-noche ("Qué mejor manera de empezar las vacaciones?", me dijo riendo).

Los días se hacían eternos, pero finalmente esa semana llegó. El lunes 7 de abril escribí a Teresa para saber cómo estaba y si la cita del viernes seguía en pie. Me dijo que estaba bien y que sí, que seguía en pie. Además, su madre trabajaba y así podía quedar conmigo pronto.

Pasaron martes, miércoles, y jueves. Ese día por la noche, simplemente concertamos lo de siempre, que en cuanto se fuera su madre y ella estuviese más o menos lista, me avisaría. No más tarde de las 10, añadió.

Con las mismas, hablé con Ricardo y cerramos nuestro plan.

Y llegó el viernes por la mañana. A las 10.12 horas llegó el mensaje de Teresa, de inmediato escribí a Ricardo, y a las 10.46 ya estaba mi sobrina montada en el coche de regreso a mi casa para pasar la mañana.

Nos teníamos ganas, muchas después de tantos días sin vernos, y eso hizo que nos masturbáramos en el coche casi como la última vez, llegando al garaje, ella empapadísima y recién corrida, y yo con una erección de caballo, y ambos con muchas ganas de marcha.

Tomamos el ascensor morreándonos, y nada más entrar en casa tardamos más bien poco en llegar al dormitorio y allí desnudarnos, magrearnos, sobarnos, comernos...

Teresa, sentada en el borde de la cama, comenzó a hacerme una estupenda mamada, y aunque yo estaba en la gloria, tenía que ir pensando en dar el siguiente paso, así que le dije:

- Por cierto, no te había dicho nada, pero tengo una sorpresa para ti.
- Déjate de sorpresas y entra en mí ya, que me muero de ganas -dijo mi sobrina encendidísima.
- Ya sabes que eso llegará, ahora túmbate boca arriba y déjate llevar -le dije.
- Ay, madre, que te temo -dijo Teresa muerta de la risa.
- Y harás muy bien.

Y dicho esto, y con Teresa ya tumbada boca arriba y después de volver a besarla, saqué de la mesilla una venda de satén y comencé a ponérsela sobre los ojos.

- Uyyyyyyy, mira que a mí me gusta ver lo que va a pasar -dijo mi sobrina sonriendo.
- Tú no sabes que cuando tienes limitado un sentido los demás se agudizan? Pues verás cómo se a-gu-di-zan tus otros sentidos ahora -le comenté remarcando la palabra "agudizan".

Una vez vendada y comprobado que no veía, cogí el móvil y mandé otro mensaje a Ricardo, esperando su respuesta. Mientras la misma llegaba, comencé con mi plan, besando por todo el cuerpo a Teresa y deteniéndome en su coño, el cual comí hasta casi hacerla correr, pues poco antes de que llegase al orgasmo, entró el mensaje de Ricardo.

Le dije a Teresa que esperase dos minutos, y ella me dijo fingiendo cabreo que no podía dejarla así, que era muy cruel.

Abrí la puerta de casa, donde ya esperaba Ricardo, al que había dejado llaves del portal y con el que había quedado que cuando tuviera a Teresa vendada le avisaría para que subiera junto a la puerta de casa, quedando en que cuando él llegase a la puerta me avisaría, cosa que acababa de hacer.

(Por la mañana le mandé el mensaje para decirle la hora a la que me había escrito Teresa y la hora aproximada a la que llegaríamos de vuelta a mi casa, para que él estuviera por allí esperando mi señal. Ese era el principio del plan que habíamos concertado el día que quedamos.)

Le indiqué sin hablar que se desnudara, y volví a la habitación. Ricardo ya sabía que cuando estuviera desnudo tenía que ir despacio hasta la habitación.

Volví a la entrepierna de Teresa, que seguía muy cachonda, a rematar el orgasmo incompleto, al cual le hice llegar casi de inmediato mientras gritaba como una condenada.

Me incorporé y me coloqué a su lado para comerle las tetas, momento en el que entró Ricardo muy despacio y ya desnudo.

Estaba muy bien conservado y, lo mejor, su polla lucía grande, gorda y firme como yo recordaba.

Yo seguía comiendo las tetas a Teresa mientras la masturbaba con mis dedos, provocándole un nuevo orgasmo y haciendo que ella se llevase mi polla a su boca.

En ese momento, le indiqué a Ricardo que actuara como habíamos hablado, y al retirar mis dedos del coño de mi sobrina, de inmediato él acercó su boca y se puso a comérselo.

Teresa dio un respingo. Se quedó quieta, y dijo sorprendida:

- Pero, pero, pero... Hay otro hombre???

Con un gesto le indiqué a Ricardo, que había parado, que continuara con la comida de coño, y a la vez que yo apretaba los pezones de Teresa, Ricardo se afanó en la comida de coño de mi sobrina de tal manera que Teresa añadió berreando:

- Jodeeeer, síiiii, definitivamente hay otro hombreeeee, este lo hace distintoooo, Dioooossss.

Y mientras se corría apretaba la cabeza de Ricardo contra su coño. Él no solo no dejó de comérselo, sino que empezó a follarle coño y culo con los dedos de manera intensa, lo que provocó que Teresa comenzase a mamarme la polla sin descanso, haciendo que sus berridos quedaran ahogados con mi rabo en su boca, hasta que volvió a correrse, esta vez casi entre espasmos, y dejó de mamarme para berrear de nuevo diciendo:

- Por favooorrrr, qué locuraaas, me vais a matar de gustooooooooo.

Ahora sí, Ricardo la dejo descansar. Apartó su cara orgulloso del coño de mi sobrina. La tenía empapada, y las sábanas también lo estaban.

Dejamos a Teresa reponerse, sin quitarle la venda, y le pregunté:

- Estás bien?
- Estoy desatada -dijo ella-, no sé quién es la otra persona pero tenéis muuuuuy cachonda.
- Pues eso hay que aprovecharlo -dije yo mientras cogía un preservativo de la mesilla y se lo daba a Ricardo.

Mientras él se lo ponía, coloqué a Teresa a cuatro patas y justamente cuando tenía de nuevo mi polla en su boca, Ricardo empezó a meter lentamente su pollón en el coño de mi sobrina desde atrás.

- Ummmmmm, pero qué me está metiendoooooo -berreaba Teresa con mi polla en su boca.
- Una hermosa polla, más grande y gorda que la mía -le dije mientras le señalaba a Ricardo que aumentara la potencia de su follada.
- Diossss, me tiemblan las piernasss, me parte en dossss. Qué placeerrrrr.

Yo aproveché para follarle también la boca sin ser excesivamente cañero.

La escena era maravillosa. Mi sobrina siendo follada por coño y boca al unísono. Ella se agarraba a mis muslos con sus manos para no flojear, y cuando Ricardo se puso como en cuclillas encima de su coño para penetrarla más profundamente, esa follada empujó a Teresa contra el colchón y entonces sí que sus berridos fueron extraordinarios.

Estaba siendo empotrada a saco por Ricardo, que estaba deseando hablar pero solo bufaba como un toro, hasta que tras una nueva corrida de Teresa, él tuvo que parar porque estaba agotado y empapado en sudor.

Teresa seguía con la cabeza pegada al colchón recomponiéndose, y yo me acerqué a mimarla, a acariciarle la espalda y a preguntarle si se sentía bien.

- Mejor que nunca -me respondió entre susurros-, me palpita todo.
- Quieres ver a quien te ha puesto así?
- Síiiiiiiii, por favor.

Tal y como estaba, le quité la venda, la ayudé a sentarse en la cama y le dije:

- Te presento a mi amigo Ricardo.
- Vaya, no eres precisamente joven pero ni falta que te hace -dijo mi sobrina sonriendo.
- Jajajaja, muchas gracias -respondió Ricardo entre carcajadas.

Teresa ya tenía la mirada como cuando nos encontramos en el baño de la casa de la playa: fija en la polla de Ricardo.

- Te gusta? -le pregunté.
- Buf, con razón parecía como si me partiera, qué tamaño! -respondió Teresa.
- Pues todo lo que hay en esta habitación es para ti -dije sonriendo mientras Ricardo, puesto de pie en la cama, acercaba su polla a la cara de mi sobrina.
- Uffff, está durísima, y casi no me cabe en la mano -dijo Teresa mientras acariciaba el rabo de Ricardo.
- Y en la boca? -le lancé el anzuelo pícaramente.
- No creo, pero habrá que intentarlo -dijo mi sobrina justo antes de empezar a besar el pollón de Ricardo.

Yo estaba que no cabía en mi cuerpo.

Teresa empezó a besar, lamer, chupar...la polla de Ricardo, para después empezar a intentar tragarlo, al menos su capullo.

Así estuvo un buen rato. Él estaba alucinando, y le daba las gracias a ella por ser tan abierta de mente y a mí por haberle dado la oportunidad de disfrutar de ella como lo estaba haciendo.

Yo me puse de pie también junto a Teresa, y acercando mi polla a su cara, le dije:

- Por si quieres ir alternando.

Mi sobrina me miró sonriendo, después miró a Ricardo y, estirando su mano izquierda cogió mi polla con ella y empezó a alternar besos, lamidas y mamadas en ambas pollas, mientras nosotros le decíamos lo increíble que era y cuánto nos estaba haciendo disfrutar.

Tras unos minutos con esta mamada alterna, mi cabeza tenía en mente algo más, asi que dije:

- Antes de que acabes conmigo, no quiero dejar de hacerte mia. Ven aquí -añadí mientras me tumbaba en la cama boca arriba e iba poniéndome un preservativo.
- Ahora mismo -dijo mi sobrina mientras se iba preparando para cabalgarme, cosa que hizo en cuanto tuve el preservativo puesto - Uffff, con lo abierta y sensible que estoy, es tocarme y me pierdo, añadió.

Ricardo aprovechó, mientras Teresa me cabalgaba, para ponerse a su lado de pie y volver a darle a mamar su rabazo. De nuevo, la escena era increíble, y más ahora vista desde mi posición: mi sobrina cabalgándome mientras mamaba la polla de Ricardo que, además, también jugaba con los pezones de Teresa.

Todo esto la llevó a un orgasmo que la hizo caer sobre mi pecho. No hizo falta que Ricardo y yo nos dijéramos nada, porque era algo que habíamos hablado previamente: si surgía la posibilidad de la doble penetración, había que intentarla.

Y eso fue lo que hizo Ricardo. Aprovechando que yo estaba follando a Teresa con ella acostada con su cuerpo sobre el mío, él se puso detrás y, acercando su capullo a la entrada del culo de mi sobrina, antes de que ella se diera cuenta ya tenía metido la punta del capullo en su culo.

- Ummmmmm, ummmmmm, aaaaaaaaahhh, cómo me duele pero cómo me gustaaaaaaa -chillaba Teresa.
- Esto es lo máximo, tesoro, déjate llevar -le dije mientras Ricardo seguía entrando lentamente en su culo.
- Joder, qué culito más caliente y estrecho, me está masturbando sin apenas moverme -dijo él.
- Me siento partida en dos, esto es brutal -dijo mi sobrina cuando Ricardo ya tenía casi toda la polla en el culo de Teresa.
- Pues verás ahora -añadió él justo antes de empezar a moverse mientras bufaba, follándola intensamente.

Yo también empecé a moverme siguiendo el ritmo de la polla de Ricardo, que la sentía pegada a la mía dentro del cuerpo de Teresa. Ella ya se desató completamente, y fue entonces cuando, tantos meses después de empezar nuestra relación sexual, la escuché por primera vez decir berreando:

- Síiiii, me encanta cómo me FOLLÁIS, joder, máaaaasss, FOLLADME mássss.
- Yo no puedo aguantar más -dijo Ricardo entre bufidos-, voy a preñarte el culo.
- Síiii, haz lo que quierassss -gritó Teresa mientras se corría por enésima vez.

Y no hizo falta esperar más, en ese instante y con dos golpes de cadera que yo los sentí como si me estuviera follando a mí, Ricardo empezó a descargar su leche en el culo de mi sobrina gritando:

- Me corroooo, toma mi leche!!!
- Diooosss, cómo la siento! -dijo Teresa-, estoy llena de ti!!!
- Pues ahora me toca a mí, aunque no es igual -dije yo.
- Sí, tío, por favor, adelanteeee.
- Me corroooo -grité mientras descargaba en el preservativo dentro de su coño.
- Síiiiiiii, esto es lo más increíble que me ha pasado en la vida -añadió ella.

Aquello era demasiado. El placer había sido y estaba siendo mayúsculo, y el morbo y el vicio de lo que allí había pasado y estaba pasando eran indescriptibles.

Sin decir mucho más (sobraban las palabras), Ricardo y yo fuimos saliendo del cuerpo de mi sobrina. Ella se tumbó en la cama, relajada y feliz, entre los dos.

Conversamos, nos reímos, compartimos... Había sido una experiencia increíble, y en eso estábamos completamente de acuerdo los tres.

No hablamos de repetir, solo disfrutamos el instante. Llegada la hora, nos vestimos, salimos de casa, nos despedimos muy cariñosamente de Ricardo y llevé a mi sobrina a la parada de metro de costumbre.

El viaje fue casi en silencio, Teresa iba relajada con la cabeza apoyada en la ventanilla. Antes de salir del coche, me dio un abrazo gigantesco y me dijo:

- Gracias, gracias, gracias, tío. Lo que me estás haciendo sentir y disfrutar lo recordaré siempre.
- Gracias a ti, tesoro, nada de esto hubiera sido posible sin tu deseo de hacerlo.

Me dio un beso en la mejilla y salió del coche. La vi bajar al metro y yo me fui a trabajar cansado pero increíblemente satisfecho.

Relataré lo que sucedió posteriormente en cuanto pueda.

Feliz domingo y buen comienzo de semana.
Alberto.
 
Muy buenas a todos.

Agradeciendo de nuevo tantos mensajes positivos por vuestra parte, continúo con lo sucedido con mi sobrina después de conversar con mi amigo Ricardo y haber preparado un sorpresivo encuentro a tres con Teresa.

Como comenté, yo no cabía de excitación ya pensando en ese momento. Fingiendo normalidad, días después de la quedada con Ricardo (que había tenido lugar el 18 de marzo) hablé con Teresa para saber cómo estaba y qué posibilidades habría para vernos.

Ella estaba liada estudiando, y mirando su agenda me dijo que casi no le era posible vernos hasta justo antes de Semana Santa. Por supuesto, no le puse ninguna pega, y desde ese mismo momento convenimos en vernos el viernes 11 de abril. Y que, en principio, sería en mi casa (tenía que ser ahí sí o sí según lo que Ricardo y yo habíamos hablado).

De inmediato escribí a Ricardo y él tampoco puso pega alguna, pues se iba de viaje de Semana Santa ese día pero por la tarde-noche ("Qué mejor manera de empezar las vacaciones?", me dijo riendo).

Los días se hacían eternos, pero finalmente esa semana llegó. El lunes 7 de abril escribí a Teresa para saber cómo estaba y si la cita del viernes seguía en pie. Me dijo que estaba bien y que sí, que seguía en pie. Además, su madre trabajaba y así podía quedar conmigo pronto.

Pasaron martes, miércoles, y jueves. Ese día por la noche, simplemente concertamos lo de siempre, que en cuanto se fuera su madre y ella estuviese más o menos lista, me avisaría. No más tarde de las 10, añadió.

Con las mismas, hablé con Ricardo y cerramos nuestro plan.

Y llegó el viernes por la mañana. A las 10.12 horas llegó el mensaje de Teresa, de inmediato escribí a Ricardo, y a las 10.46 ya estaba mi sobrina montada en el coche de regreso a mi casa para pasar la mañana.

Nos teníamos ganas, muchas después de tantos días sin vernos, y eso hizo que nos masturbáramos en el coche casi como la última vez, llegando al garaje, ella empapadísima y recién corrida, y yo con una erección de caballo, y ambos con muchas ganas de marcha.

Tomamos el ascensor morreándonos, y nada más entrar en casa tardamos más bien poco en llegar al dormitorio y allí desnudarnos, magrearnos, sobarnos, comernos...

Teresa, sentada en el borde de la cama, comenzó a hacerme una estupenda mamada, y aunque yo estaba en la gloria, tenía que ir pensando en dar el siguiente paso, así que le dije:

- Por cierto, no te había dicho nada, pero tengo una sorpresa para ti.
- Déjate de sorpresas y entra en mí ya, que me muero de ganas -dijo mi sobrina encendidísima.
- Ya sabes que eso llegará, ahora túmbate boca arriba y déjate llevar -le dije.
- Ay, madre, que te temo -dijo Teresa muerta de la risa.
- Y harás muy bien.

Y dicho esto, y con Teresa ya tumbada boca arriba y después de volver a besarla, saqué de la mesilla una venda de satén y comencé a ponérsela sobre los ojos.

- Uyyyyyyy, mira que a mí me gusta ver lo que va a pasar -dijo mi sobrina sonriendo.
- Tú no sabes que cuando tienes limitado un sentido los demás se agudizan? Pues verás cómo se a-gu-di-zan tus otros sentidos ahora -le comenté remarcando la palabra "agudizan".

Una vez vendada y comprobado que no veía, cogí el móvil y mandé otro mensaje a Ricardo, esperando su respuesta. Mientras la misma llegaba, comencé con mi plan, besando por todo el cuerpo a Teresa y deteniéndome en su coño, el cual comí hasta casi hacerla correr, pues poco antes de que llegase al orgasmo, entró el mensaje de Ricardo.

Le dije a Teresa que esperase dos minutos, y ella me dijo fingiendo cabreo que no podía dejarla así, que era muy cruel.

Abrí la puerta de casa, donde ya esperaba Ricardo, al que había dejado llaves del portal y con el que había quedado que cuando tuviera a Teresa vendada le avisaría para que subiera junto a la puerta de casa, quedando en que cuando él llegase a la puerta me avisaría, cosa que acababa de hacer.

(Por la mañana le mandé el mensaje para decirle la hora a la que me había escrito Teresa y la hora aproximada a la que llegaríamos de vuelta a mi casa, para que él estuviera por allí esperando mi señal. Ese era el principio del plan que habíamos concertado el día que quedamos.)

Le indiqué sin hablar que se desnudara, y volví a la habitación. Ricardo ya sabía que cuando estuviera desnudo tenía que ir despacio hasta la habitación.

Volví a la entrepierna de Teresa, que seguía muy cachonda, a rematar el orgasmo incompleto, al cual le hice llegar casi de inmediato mientras gritaba como una condenada.

Me incorporé y me coloqué a su lado para comerle las tetas, momento en el que entró Ricardo muy despacio y ya desnudo.

Estaba muy bien conservado y, lo mejor, su polla lucía grande, gorda y firme como yo recordaba.

Yo seguía comiendo las tetas a Teresa mientras la masturbaba con mis dedos, provocándole un nuevo orgasmo y haciendo que ella se llevase mi polla a su boca.

En ese momento, le indiqué a Ricardo que actuara como habíamos hablado, y al retirar mis dedos del coño de mi sobrina, de inmediato él acercó su boca y se puso a comérselo.

Teresa dio un respingo. Se quedó quieta, y dijo sorprendida:

- Pero, pero, pero... Hay otro hombre???

Con un gesto le indiqué a Ricardo, que había parado, que continuara con la comida de coño, y a la vez que yo apretaba los pezones de Teresa, Ricardo se afanó en la comida de coño de mi sobrina de tal manera que Teresa añadió berreando:

- Jodeeeer, síiiii, definitivamente hay otro hombreeeee, este lo hace distintoooo, Dioooossss.

Y mientras se corría apretaba la cabeza de Ricardo contra su coño. Él no solo no dejó de comérselo, sino que empezó a follarle coño y culo con los dedos de manera intensa, lo que provocó que Teresa comenzase a mamarme la polla sin descanso, haciendo que sus berridos quedaran ahogados con mi rabo en su boca, hasta que volvió a correrse, esta vez casi entre espasmos, y dejó de mamarme para berrear de nuevo diciendo:

- Por favooorrrr, qué locuraaas, me vais a matar de gustooooooooo.

Ahora sí, Ricardo la dejo descansar. Apartó su cara orgulloso del coño de mi sobrina. La tenía empapada, y las sábanas también lo estaban.

Dejamos a Teresa reponerse, sin quitarle la venda, y le pregunté:

- Estás bien?
- Estoy desatada -dijo ella-, no sé quién es la otra persona pero tenéis muuuuuy cachonda.
- Pues eso hay que aprovecharlo -dije yo mientras cogía un preservativo de la mesilla y se lo daba a Ricardo.

Mientras él se lo ponía, coloqué a Teresa a cuatro patas y justamente cuando tenía de nuevo mi polla en su boca, Ricardo empezó a meter lentamente su pollón en el coño de mi sobrina desde atrás.

- Ummmmmm, pero qué me está metiendoooooo -berreaba Teresa con mi polla en su boca.
- Una hermosa polla, más grande y gorda que la mía -le dije mientras le señalaba a Ricardo que aumentara la potencia de su follada.
- Diossss, me tiemblan las piernasss, me parte en dossss. Qué placeerrrrr.

Yo aproveché para follarle también la boca sin ser excesivamente cañero.

La escena era maravillosa. Mi sobrina siendo follada por coño y boca al unísono. Ella se agarraba a mis muslos con sus manos para no flojear, y cuando Ricardo se puso como en cuclillas encima de su coño para penetrarla más profundamente, esa follada empujó a Teresa contra el colchón y entonces sí que sus berridos fueron extraordinarios.

Estaba siendo empotrada a saco por Ricardo, que estaba deseando hablar pero solo bufaba como un toro, hasta que tras una nueva corrida de Teresa, él tuvo que parar porque estaba agotado y empapado en sudor.

Teresa seguía con la cabeza pegada al colchón recomponiéndose, y yo me acerqué a mimarla, a acariciarle la espalda y a preguntarle si se sentía bien.

- Mejor que nunca -me respondió entre susurros-, me palpita todo.
- Quieres ver a quien te ha puesto así?
- Síiiiiiiii, por favor.

Tal y como estaba, le quité la venda, la ayudé a sentarse en la cama y le dije:

- Te presento a mi amigo Ricardo.
- Vaya, no eres precisamente joven pero ni falta que te hace -dijo mi sobrina sonriendo.
- Jajajaja, muchas gracias -respondió Ricardo entre carcajadas.

Teresa ya tenía la mirada como cuando nos encontramos en el baño de la casa de la playa: fija en la polla de Ricardo.

- Te gusta? -le pregunté.
- Buf, con razón parecía como si me partiera, qué tamaño! -respondió Teresa.
- Pues todo lo que hay en esta habitación es para ti -dije sonriendo mientras Ricardo, puesto de pie en la cama, acercaba su polla a la cara de mi sobrina.
- Uffff, está durísima, y casi no me cabe en la mano -dijo Teresa mientras acariciaba el rabo de Ricardo.
- Y en la boca? -le lancé el anzuelo pícaramente.
- No creo, pero habrá que intentarlo -dijo mi sobrina justo antes de empezar a besar el pollón de Ricardo.

Yo estaba que no cabía en mi cuerpo.

Teresa empezó a besar, lamer, chupar...la polla de Ricardo, para después empezar a intentar tragarlo, al menos su capullo.

Así estuvo un buen rato. Él estaba alucinando, y le daba las gracias a ella por ser tan abierta de mente y a mí por haberle dado la oportunidad de disfrutar de ella como lo estaba haciendo.

Yo me puse de pie también junto a Teresa, y acercando mi polla a su cara, le dije:

- Por si quieres ir alternando.

Mi sobrina me miró sonriendo, después miró a Ricardo y, estirando su mano izquierda cogió mi polla con ella y empezó a alternar besos, lamidas y mamadas en ambas pollas, mientras nosotros le decíamos lo increíble que era y cuánto nos estaba haciendo disfrutar.

Tras unos minutos con esta mamada alterna, mi cabeza tenía en mente algo más, asi que dije:

- Antes de que acabes conmigo, no quiero dejar de hacerte mia. Ven aquí -añadí mientras me tumbaba en la cama boca arriba e iba poniéndome un preservativo.
- Ahora mismo -dijo mi sobrina mientras se iba preparando para cabalgarme, cosa que hizo en cuanto tuve el preservativo puesto - Uffff, con lo abierta y sensible que estoy, es tocarme y me pierdo, añadió.

Ricardo aprovechó, mientras Teresa me cabalgaba, para ponerse a su lado de pie y volver a darle a mamar su rabazo. De nuevo, la escena era increíble, y más ahora vista desde mi posición: mi sobrina cabalgándome mientras mamaba la polla de Ricardo que, además, también jugaba con los pezones de Teresa.

Todo esto la llevó a un orgasmo que la hizo caer sobre mi pecho. No hizo falta que Ricardo y yo nos dijéramos nada, porque era algo que habíamos hablado previamente: si surgía la posibilidad de la doble penetración, había que intentarla.

Y eso fue lo que hizo Ricardo. Aprovechando que yo estaba follando a Teresa con ella acostada con su cuerpo sobre el mío, él se puso detrás y, acercando su capullo a la entrada del culo de mi sobrina, antes de que ella se diera cuenta ya tenía metido la punta del capullo en su culo.

- Ummmmmm, ummmmmm, aaaaaaaaahhh, cómo me duele pero cómo me gustaaaaaaa -chillaba Teresa.
- Esto es lo máximo, tesoro, déjate llevar -le dije mientras Ricardo seguía entrando lentamente en su culo.
- Joder, qué culito más caliente y estrecho, me está masturbando sin apenas moverme -dijo él.
- Me siento partida en dos, esto es brutal -dijo mi sobrina cuando Ricardo ya tenía casi toda la polla en el culo de Teresa.
- Pues verás ahora -añadió él justo antes de empezar a moverse mientras bufaba, follándola intensamente.

Yo también empecé a moverme siguiendo el ritmo de la polla de Ricardo, que la sentía pegada a la mía dentro del cuerpo de Teresa. Ella ya se desató completamente, y fue entonces cuando, tantos meses después de empezar nuestra relación sexual, la escuché por primera vez decir berreando:

- Síiiii, me encanta cómo me FOLLÁIS, joder, máaaaasss, FOLLADME mássss.
- Yo no puedo aguantar más -dijo Ricardo entre bufidos-, voy a preñarte el culo.
- Síiii, haz lo que quierassss -gritó Teresa mientras se corría por enésima vez.

Y no hizo falta esperar más, en ese instante y con dos golpes de cadera que yo los sentí como si me estuviera follando a mí, Ricardo empezó a descargar su leche en el culo de mi sobrina gritando:

- Me corroooo, toma mi leche!!!
- Diooosss, cómo la siento! -dijo Teresa-, estoy llena de ti!!!
- Pues ahora me toca a mí, aunque no es igual -dije yo.
- Sí, tío, por favor, adelanteeee.
- Me corroooo -grité mientras descargaba en el preservativo dentro de su coño.
- Síiiiiiii, esto es lo más increíble que me ha pasado en la vida -añadió ella.

Aquello era demasiado. El placer había sido y estaba siendo mayúsculo, y el morbo y el vicio de lo que allí había pasado y estaba pasando eran indescriptibles.

Sin decir mucho más (sobraban las palabras), Ricardo y yo fuimos saliendo del cuerpo de mi sobrina. Ella se tumbó en la cama, relajada y feliz, entre los dos.

Conversamos, nos reímos, compartimos... Había sido una experiencia increíble, y en eso estábamos completamente de acuerdo los tres.

No hablamos de repetir, solo disfrutamos el instante. Llegada la hora, nos vestimos, salimos de casa, nos despedimos muy cariñosamente de Ricardo y llevé a mi sobrina a la parada de metro de costumbre.

El viaje fue casi en silencio, Teresa iba relajada con la cabeza apoyada en la ventanilla. Antes de salir del coche, me dio un abrazo gigantesco y me dijo:

- Gracias, gracias, gracias, tío. Lo que me estás haciendo sentir y disfrutar lo recordaré siempre.
- Gracias a ti, tesoro, nada de esto hubiera sido posible sin tu deseo de hacerlo.

Me dio un beso en la mejilla y salió del coche. La vi bajar al metro y yo me fui a trabajar cansado pero increíblemente satisfecho.

Relataré lo que sucedió posteriormente en cuanto pueda.

Feliz domingo y buen comienzo de semana.
Alberto.
Muy buena parte la de hoy, y da para mucho...

Ojalá a partir de ese momento no se complique las cosas...
 

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