Mi sobrina de 18 años y yo (Relato real)

Se lo comenté sin pedírselo, porque sabía que iba a decir lo que dijo, que no, que ella prefiere estar al margen y que yo le cuente.
Era de esperar. Aunque si me permites una sugerencia, no hace falta que se abra una cuenta "Soy la sobrina de Alberto"... ya sabes que aquí otra cosa no, pero imaginación con los nombres hay un montón. Pero bueno, hay que respetar su decisión, quien sabe si mas adelante....
 
Era de esperar. Aunque si me permites una sugerencia, no hace falta que se abra una cuenta "Soy la sobrina de Alberto"... ya sabes que aquí otra cosa no, pero imaginación con los nombres hay un montón. Pero bueno, hay que respetar su decisión, quien sabe si mas adelante....
Es mejor así.
 
Buenos días.

He tenido un poco más de tiempo libre estos dos días atrás y he aprovechado para adelantar el relato, de ahí que pueda compartir parte de su continuación hoy en lugar del próximo fin de semana.

Una semana más, os doy las gracias por la maravillosa acogida y recepción a lo que os estoy contando. Teresa también está muy contenta al saber que el relato de nuestros encuentros está siendo tan de vuestro agrado.

Y dicho esto, procedo a continuar.

Lo último que os conté fue el encuentro que tuvimos mi sobrina y yo en mi casa el lunes 3 de marzo de este año. Si recordáis, en ese encuentro sorprendí a Teresa introduciendo en nuestros juegos tanto un pequeño plug que desapareció en su culo durante un buen rato mientras la follaba; como unas bolas chinas que le puse antes de regresar a su casa y que le quité antes de que bajara del coche.

Pues bien, como siempre, el día después de ese encuentro hablé con ella vía redes sociales para preguntarle qué tal estaba. Respuesta:

- Muy bien, para qué negarlo. Ayer me sentí... Llena, no sé muy bien si esa es la palabra ni cómo explicarlo.
- Pero a qué te refieres con llena? -le pregunté.
- Pues a que cuando creo que ya no se puede recibir más placer, tú haces que me equivoque. Y ayer me pasó eso. Cuando me metiste el plug, me dio mucho placer y pensé que era lo más. Pero fue penetrarme vaginalmente a la vez y toqué el cielo con las manos, casi pierdo el sentido de tanto placer -me contestó Teresa.
- Bueno, ya sabes que te he dicho más de una vez que siempre hay posibilidad de disfrutar más. Y lo sigo diciendo: lo de ayer se puede superar.
- Pues no acierto a imaginar cómo. Bueno, o sí, pero no quiero ni pensarlo -dijo ella.
- Sí? Cómo crees que se superaría? -pregunté pícaramente.
- No, no, me lo quedo para mí, que si te lo cuento juegas con ventaja -dijo riéndose.
- Vale, no pregunto más -respondi entre risas.

Debo reconocer que desde varios encuentros atrás rondaba en mí una morbosa idea que cada día me encendía más imaginar.
Y si habéis seguido todo lo que he ido contando, sobre todo los últimos encuentros, podéis imaginar qué idea era esa

Efectivamente, palpitaba en mí la idea de ver a mi sobrina haciendo un trío conmigo y con otro hombre.

Sabía que era una idea arriesgada pero tampoco perdía nada por plantearla, sugerirla... Pero lo que más me provocaba imaginar era crear esa situación sin que Teresa lo supiera. Sin forzar nada, por supuestísimo, sino provocar ese encuentro de tal manera que le sedujera tanto que quisiera llevarlo adelante.

Por supuesto, lo más importante era encontrar a la persona adecuada para que el trío pudiera salir lo mejor posible. Pensé en algún hombre más joven que yo, pero en realidad no conocía a nadie de esas características en quien pudiera confiar para llegar a cabo tal menester. Quiero decir que hombres más jóvenes que yo conozco, muchos, pero no tengo con ellos la confianza suficiente para tamaña experiencia.

En mi cabeza había un nombre que siempre se repetía: Ricardo.
A Ricardo lo conozco desde hace unos 20 años. Y le conocí gracias a un anuncio que puse en la extinta publicación semanal "Metrópoli", anuncio en el que yo (que estaba soltero y sin compromiso) buscaba parejas o matrimonios para tríos.

Entre las personas que respondieron al anuncio, una de ellas fue Ricardo, con quien quedé para tomar café y me habló de él y de su entonces mujer, Charo, con quien hacía tríos, iban a pubs liberales...
Ricardo, que entonces contaba con 43 años muy bien llevados, y yo nos caímos bien, y días más tarde me invitó a su casa a conocer a Charo, y desde ese momento mantuvimos una relación amistosa y sexual que duró casi 5 años, hasta que ellos se separaron.

A pesar de esa separación, nosotros seguimos manteniendo contacto habitual casi como amigos. Quedábamos para desayunar, para tomar algo... Él me contaba sus aventuras y desventuras sexuales, yo le contaba las mías... Cuando me casé la relación se hizo más a través de mensajes que personalmente, pero aun así hemos seguido hablando regularmente y viéndonos de manera puntual.

Así pues, cuanto la idea de hacer el trío con Teresa más iba en aumento, más estaba convencido de que Ricardo, si él quería, sería la persona ideal. Por supuesto, tenía en cuenta la diferencia de edad con mi sobrina, que ella pudiera rechazarlo por eso, razón por la cual sí la situación finalmente pudiera llegar a intentarse, habría que prepararla bien.

Sin darle más vueltas a todo, contacté con Ricardo y le pregunté si quería quedar a tomar algo (diciéndole que tenía algo que proponerle, pero sin entrar en detalles). Aceptó encantado, y el martes 18 de marzo de este año nos encontramos en la misma cafetería del centro comercial Alcalá Norte donde habíamos tomado algo por primera vez tantos años atrás.

Para sus 62 años, Ricardo estaba casi como siempre, es un tipo con muy buen porte. Alto, fuerte, con algo de barriga pero sin estar gordo, poco pelo, canoso... Nos saludamos con afecto, hablamos de todo un poco para terminar entrando en materia.

Le hablé con detalle de mi relación con Teresa, de los comienzos, del desarrollo y la de la situación actual... Él alucinaba, estaba fascinado, y más se quedó cuando le hice la propuesta por la que habíamos quedado.

Como no podía ser de otro modo, dijo que sí. No le preocupó la diferencia de edad respecto a Teresa porque me contó que ya había tenido relaciones con otra chica de la edad de mi sobrina dos años atrás. La cuestión era lo que pasara por la cabeza de Teresa, pero eso no lo sabríamos hasta llegado el momento.

(Antes de que se me olvide mencionarlo y aunque no esté muy relacionado con lo que acabo de contar, además de y sobre todo por todo lo contado, otra de las razones por las que Ricardo era el hombre perfecto para mi plan es porque está bien dotado, y yo quería que mi sobrina sintiera lo que es disfrutar de una polla más larga y, sobre todo, más gorda que la mía).

Finalmente, concretamos el modo de hacer las cosas y solo faltaba saber qué día sería posible. Él estaba prejubilado años atrás y disponía de casi todo el tiempo libre del mundo, así que quedamos en que yo le avisaría en cuanto supiese qué día podría quedar Teresa conmigo.

Tras despedirnos, mi cabeza volaba. Ya solo podía imaginarme a mi sobrina siendo follada por Ricardo y por mí. Mil imágenes me venían a la cabeza.

Lo que pasó días después lo contaré el fin de semana.

Buen día a todos.
Alberto.
 
Buenos días.

He tenido un poco más de tiempo libre estos dos días atrás y he aprovechado para adelantar el relato, de ahí que pueda compartir parte de su continuación hoy en lugar del próximo fin de semana.

Una semana más, os doy las gracias por la maravillosa acogida y recepción a lo que os estoy contando. Teresa también está muy contenta al saber que el relato de nuestros encuentros está siendo tan de vuestro agrado.

Y dicho esto, procedo a continuar.

Lo último que os conté fue el encuentro que tuvimos mi sobrina y yo en mi casa el lunes 3 de marzo de este año. Si recordáis, en ese encuentro sorprendí a Teresa introduciendo en nuestros juegos tanto un pequeño plug que desapareció en su culo durante un buen rato mientras la follaba; como unas bolas chinas que le puse antes de regresar a su casa y que le quité antes de que bajara del coche.

Pues bien, como siempre, el día después de ese encuentro hablé con ella vía redes sociales para preguntarle qué tal estaba. Respuesta:

- Muy bien, para qué negarlo. Ayer me sentí... Llena, no sé muy bien si esa es la palabra ni cómo explicarlo.
- Pero a qué te refieres con llena? -le pregunté.
- Pues a que cuando creo que ya no se puede recibir más placer, tú haces que me equivoque. Y ayer me pasó eso. Cuando me metiste el plug, me dio mucho placer y pensé que era lo más. Pero fue penetrarme vaginalmente a la vez y toqué el cielo con las manos, casi pierdo el sentido de tanto placer -me contestó Teresa.
- Bueno, ya sabes que te he dicho más de una vez que siempre hay posibilidad de disfrutar más. Y lo sigo diciendo: lo de ayer se puede superar.
- Pues no acierto a imaginar cómo. Bueno, o sí, pero no quiero ni pensarlo -dijo ella.
- Sí? Cómo crees que se superaría? -pregunté pícaramente.
- No, no, me lo quedo para mí, que si te lo cuento juegas con ventaja -dijo riéndose.
- Vale, no pregunto más -respondi entre risas.

Debo reconocer que desde varios encuentros atrás rondaba en mí una morbosa idea que cada día me encendía más imaginar.
Y si habéis seguido todo lo que he ido contando, sobre todo los últimos encuentros, podéis imaginar qué idea era esa

Efectivamente, palpitaba en mí la idea de ver a mi sobrina haciendo un trío conmigo y con otro hombre.

Sabía que era una idea arriesgada pero tampoco perdía nada por plantearla, sugerirla... Pero lo que más me provocaba imaginar era crear esa situación sin que Teresa lo supiera. Sin forzar nada, por supuestísimo, sino provocar ese encuentro de tal manera que le sedujera tanto que quisiera llevarlo adelante.

Por supuesto, lo más importante era encontrar a la persona adecuada para que el trío pudiera salir lo mejor posible. Pensé en algún hombre más joven que yo, pero en realidad no conocía a nadie de esas características en quien pudiera confiar para llegar a cabo tal menester. Quiero decir que hombres más jóvenes que yo conozco, muchos, pero no tengo con ellos la confianza suficiente para tamaña experiencia.

En mi cabeza había un nombre que siempre se repetía: Ricardo.
A Ricardo lo conozco desde hace unos 20 años. Y le conocí gracias a un anuncio que puse en la extinta publicación semanal "Metrópoli", anuncio en el que yo (que estaba soltero y sin compromiso) buscaba parejas o matrimonios para tríos.

Entre las personas que respondieron al anuncio, una de ellas fue Ricardo, con quien quedé para tomar café y me habló de él y de su entonces mujer, Charo, con quien hacía tríos, iban a pubs liberales...
Ricardo, que entonces contaba con 43 años muy bien llevados, y yo nos caímos bien, y días más tarde me invitó a su casa a conocer a Charo, y desde ese momento mantuvimos una relación amistosa y sexual que duró casi 5 años, hasta que ellos se separaron.

A pesar de esa separación, nosotros seguimos manteniendo contacto habitual casi como amigos. Quedábamos para desayunar, para tomar algo... Él me contaba sus aventuras y desventuras sexuales, yo le contaba las mías... Cuando me casé la relación se hizo más a través de mensajes que personalmente, pero aun así hemos seguido hablando regularmente y viéndonos de manera puntual.

Así pues, cuanto la idea de hacer el trío con Teresa más iba en aumento, más estaba convencido de que Ricardo, si él quería, sería la persona ideal. Por supuesto, tenía en cuenta la diferencia de edad con mi sobrina, que ella pudiera rechazarlo por eso, razón por la cual sí la situación finalmente pudiera llegar a intentarse, habría que prepararla bien.

Sin darle más vueltas a todo, contacté con Ricardo y le pregunté si quería quedar a tomar algo (diciéndole que tenía algo que proponerle, pero sin entrar en detalles). Aceptó encantado, y el martes 18 de marzo de este año nos encontramos en la misma cafetería del centro comercial Alcalá Norte donde habíamos tomado algo por primera vez tantos años atrás.

Para sus 62 años, Ricardo estaba casi como siempre, es un tipo con muy buen porte. Alto, fuerte, con algo de barriga pero sin estar gordo, poco pelo, canoso... Nos saludamos con afecto, hablamos de todo un poco para terminar entrando en materia.

Le hablé con detalle de mi relación con Teresa, de los comienzos, del desarrollo y la de la situación actual... Él alucinaba, estaba fascinado, y más se quedó cuando le hice la propuesta por la que habíamos quedado.

Como no podía ser de otro modo, dijo que sí. No le preocupó la diferencia de edad respecto a Teresa porque me contó que ya había tenido relaciones con otra chica de la edad de mi sobrina dos años atrás. La cuestión era lo que pasara por la cabeza de Teresa, pero eso no lo sabríamos hasta llegado el momento.

(Antes de que se me olvide mencionarlo y aunque no esté muy relacionado con lo que acabo de contar, además de y sobre todo por todo lo contado, otra de las razones por las que Ricardo era el hombre perfecto para mi plan es porque está bien dotado, y yo quería que mi sobrina sintiera lo que es disfrutar de una polla más larga y, sobre todo, más gorda que la mía).

Finalmente, concretamos el modo de hacer las cosas y solo faltaba saber qué día sería posible. Él estaba prejubilado años atrás y disponía de casi todo el tiempo libre del mundo, así que quedamos en que yo le avisaría en cuanto supiese qué día podría quedar Teresa conmigo.

Tras despedirnos, mi cabeza volaba. Ya solo podía imaginarme a mi sobrina siendo follada por Ricardo y por mí. Mil imágenes me venían a la cabeza.

Lo que pasó días después lo contaré el fin de semana.

Buen día a todos.
Alberto.
Sabes cómo dejarnos la miel en los labios eh!!!
Buah !!! Ganas de seguir leyendo 🤗 🤗
Gracias por ser tan generoso 😘😘
 
Buenos días.

He tenido un poco más de tiempo libre estos dos días atrás y he aprovechado para adelantar el relato, de ahí que pueda compartir parte de su continuación hoy en lugar del próximo fin de semana.

Una semana más, os doy las gracias por la maravillosa acogida y recepción a lo que os estoy contando. Teresa también está muy contenta al saber que el relato de nuestros encuentros está siendo tan de vuestro agrado.

Y dicho esto, procedo a continuar.

Lo último que os conté fue el encuentro que tuvimos mi sobrina y yo en mi casa el lunes 3 de marzo de este año. Si recordáis, en ese encuentro sorprendí a Teresa introduciendo en nuestros juegos tanto un pequeño plug que desapareció en su culo durante un buen rato mientras la follaba; como unas bolas chinas que le puse antes de regresar a su casa y que le quité antes de que bajara del coche.

Pues bien, como siempre, el día después de ese encuentro hablé con ella vía redes sociales para preguntarle qué tal estaba. Respuesta:

- Muy bien, para qué negarlo. Ayer me sentí... Llena, no sé muy bien si esa es la palabra ni cómo explicarlo.
- Pero a qué te refieres con llena? -le pregunté.
- Pues a que cuando creo que ya no se puede recibir más placer, tú haces que me equivoque. Y ayer me pasó eso. Cuando me metiste el plug, me dio mucho placer y pensé que era lo más. Pero fue penetrarme vaginalmente a la vez y toqué el cielo con las manos, casi pierdo el sentido de tanto placer -me contestó Teresa.
- Bueno, ya sabes que te he dicho más de una vez que siempre hay posibilidad de disfrutar más. Y lo sigo diciendo: lo de ayer se puede superar.
- Pues no acierto a imaginar cómo. Bueno, o sí, pero no quiero ni pensarlo -dijo ella.
- Sí? Cómo crees que se superaría? -pregunté pícaramente.
- No, no, me lo quedo para mí, que si te lo cuento juegas con ventaja -dijo riéndose.
- Vale, no pregunto más -respondi entre risas.

Debo reconocer que desde varios encuentros atrás rondaba en mí una morbosa idea que cada día me encendía más imaginar.
Y si habéis seguido todo lo que he ido contando, sobre todo los últimos encuentros, podéis imaginar qué idea era esa

Efectivamente, palpitaba en mí la idea de ver a mi sobrina haciendo un trío conmigo y con otro hombre.

Sabía que era una idea arriesgada pero tampoco perdía nada por plantearla, sugerirla... Pero lo que más me provocaba imaginar era crear esa situación sin que Teresa lo supiera. Sin forzar nada, por supuestísimo, sino provocar ese encuentro de tal manera que le sedujera tanto que quisiera llevarlo adelante.

Por supuesto, lo más importante era encontrar a la persona adecuada para que el trío pudiera salir lo mejor posible. Pensé en algún hombre más joven que yo, pero en realidad no conocía a nadie de esas características en quien pudiera confiar para llegar a cabo tal menester. Quiero decir que hombres más jóvenes que yo conozco, muchos, pero no tengo con ellos la confianza suficiente para tamaña experiencia.

En mi cabeza había un nombre que siempre se repetía: Ricardo.
A Ricardo lo conozco desde hace unos 20 años. Y le conocí gracias a un anuncio que puse en la extinta publicación semanal "Metrópoli", anuncio en el que yo (que estaba soltero y sin compromiso) buscaba parejas o matrimonios para tríos.

Entre las personas que respondieron al anuncio, una de ellas fue Ricardo, con quien quedé para tomar café y me habló de él y de su entonces mujer, Charo, con quien hacía tríos, iban a pubs liberales...
Ricardo, que entonces contaba con 43 años muy bien llevados, y yo nos caímos bien, y días más tarde me invitó a su casa a conocer a Charo, y desde ese momento mantuvimos una relación amistosa y sexual que duró casi 5 años, hasta que ellos se separaron.

A pesar de esa separación, nosotros seguimos manteniendo contacto habitual casi como amigos. Quedábamos para desayunar, para tomar algo... Él me contaba sus aventuras y desventuras sexuales, yo le contaba las mías... Cuando me casé la relación se hizo más a través de mensajes que personalmente, pero aun así hemos seguido hablando regularmente y viéndonos de manera puntual.

Así pues, cuanto la idea de hacer el trío con Teresa más iba en aumento, más estaba convencido de que Ricardo, si él quería, sería la persona ideal. Por supuesto, tenía en cuenta la diferencia de edad con mi sobrina, que ella pudiera rechazarlo por eso, razón por la cual sí la situación finalmente pudiera llegar a intentarse, habría que prepararla bien.

Sin darle más vueltas a todo, contacté con Ricardo y le pregunté si quería quedar a tomar algo (diciéndole que tenía algo que proponerle, pero sin entrar en detalles). Aceptó encantado, y el martes 18 de marzo de este año nos encontramos en la misma cafetería del centro comercial Alcalá Norte donde habíamos tomado algo por primera vez tantos años atrás.

Para sus 62 años, Ricardo estaba casi como siempre, es un tipo con muy buen porte. Alto, fuerte, con algo de barriga pero sin estar gordo, poco pelo, canoso... Nos saludamos con afecto, hablamos de todo un poco para terminar entrando en materia.

Le hablé con detalle de mi relación con Teresa, de los comienzos, del desarrollo y la de la situación actual... Él alucinaba, estaba fascinado, y más se quedó cuando le hice la propuesta por la que habíamos quedado.

Como no podía ser de otro modo, dijo que sí. No le preocupó la diferencia de edad respecto a Teresa porque me contó que ya había tenido relaciones con otra chica de la edad de mi sobrina dos años atrás. La cuestión era lo que pasara por la cabeza de Teresa, pero eso no lo sabríamos hasta llegado el momento.

(Antes de que se me olvide mencionarlo y aunque no esté muy relacionado con lo que acabo de contar, además de y sobre todo por todo lo contado, otra de las razones por las que Ricardo era el hombre perfecto para mi plan es porque está bien dotado, y yo quería que mi sobrina sintiera lo que es disfrutar de una polla más larga y, sobre todo, más gorda que la mía).

Finalmente, concretamos el modo de hacer las cosas y solo faltaba saber qué día sería posible. Él estaba prejubilado años atrás y disponía de casi todo el tiempo libre del mundo, así que quedamos en que yo le avisaría en cuanto supiese qué día podría quedar Teresa conmigo.

Tras despedirnos, mi cabeza volaba. Ya solo podía imaginarme a mi sobrina siendo follada por Ricardo y por mí. Mil imágenes me venían a la cabeza.

Lo que pasó días después lo contaré el fin de semana.

Buen día a todos.
Alberto.
Joder, me tienes como Netflix con la ultima temporada de Stranger thinks
 
Sabes cómo dejarnos la miel en los labios eh!!!
Buah !!! Ganas de seguir leyendo 🤗 🤗
Gracias por ser tan generoso 😘😘
😜 No pretendía dejaros con la miel en los labios... Bueno, un poco si 🤭, pero es que realmente no tengo tanto tiempo para contaros todo lo que vino después de quedar con Ricardo, que fue mucho y muy bueno.
Mil gracias, como siempre, por ser tan espléndida con tus halagos.
 

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