Mi experiencia...

pptam50

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7 Ene 2024
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En un tranquilo pueblo de Madrid un joven llamado Mateo se sentía atrapado en la creencia de que no era lo suficientemente atractivo. Su amor por el cuerpo femenino, por su coños y las tetas que veía en revista contrastaba con su inseguridad personal. Además, su fascinación por la historia gráficas para adultos de una vampiresa aficionada al sexo con hombres y mujeres y su criado obsesionado con las pollas lo llevaba a reflexionar sobre sus propias preferencias y deseos.

En su búsqueda de aceptación y amor, Mateo se encontró con una decepcionante primera relación con una profesora que no compartía su pasión y deseo de morbo que imaginaba y fantaseaba. Esta experiencia lo hizo reflexionar sobre lo que realmente quería en una pareja, y empezó a imaginar un futuro más simple y satisfactorio, dejando que su imaginación se hiciera realidad y dejando que otro profesor pudiera hacerle jugar con su culo y disfrutando de pollas y huevos en la que tanto pensaba en la tranquilidad de su hogar.

Sus fantasías lo llevaron a experimentar en la ducha, utilizando salchichas como sus primeras pollas (podéis imaginar el resultado) mientras soñaba con la compañía de un agricultor amable que lo ayudara y sembrará su semilla tanto en su boca y ano Con cada paso en esta nueva dirección, Mateo comenzó a sentirse más seguro de sí mismo y de sus propios gustos, encontrando la belleza en la simple idea de vivir lo que le pedía el cuerpo y el placer de dejarse llevar por lo que realmente amaba.
Pero la cosas no resultan sencillas.
 
Mateo seguía con su vida y hasta se fue a otra ciudad a vivir con la profesora. Por qué? Por miedo a lo que dirán, por qué se sentía obligado con ella y su familia... Muchas razones que ahora con el tiempo siguen pero ya atenuadas por la experiencia y por las ganas de vivir...
Aunque parecía que llevaban una vida idílica cada que vez que no estaba en casa por unos días a Mateo le gustaba acercarse a los sex shop y para mirar los consoladores en forma de polla con tanta venas y enorme. Aunque las primeras veces no compraba nada salía de la tienda con la polla morcillona y muy caliente. En un para de ocasiones se compró alguno y lo disfrutaba en su casa, solo pero encantado de tener una polla aunque fuera de plástico en la mano y en la boca. Lo que hacía era mirarla bien mientras con el flujo que salía de su polla la empapaba... Así tendría el sabor de una polla real pensaba. Luego se ponía de rodillas encima de un cojín, desnudo. La polla de plástico en el sofá y se imaginaba que estaba delante de un hombre fuerte que le sonreía mientras le miraba. Chupa putita imaginaba que decía y Mateo obedecía mezclando en la enorme polla de plástico su flujo y saliva. Sonaba como cuando se come un sorbete. De vez en cuando gemía no muy alto por si le escuchaban los vecinos. Y seguía chupando mientras se acariciaba el ano. Si amigo invisible le seguía tratando con dulzura pero le regalaba palabras duras que le excitaban a Mateo cada vez más. Chupa putita, se que gusta se que desea tener una polla real y chuparla pero eres un cobarde y no te atreves. Está polla de plástico es lo que te mereces chupa y atragantate con ella. Chupa chupa puta puta zorra... Así le hablaba... El seguía chupando hasta que se corría en el suelo y en el cojín. Dejaba caer su cabeza al lado de la polla de plástico llena de saliva y con olor dulzón. Lentamente cojia con sus dedos un poco de su leche derramada y con una enorme culpabilidad la extendía en aquel juguete. Y ahora lentamente la seguía chupando saboreando su propia leche espesa que le resbalaba entre los labios. Uffff me gusta mucho me encanta esta vez pensaba Mateo. No sólo chupar y saborear si no se star en ese equilibrio de culpabilidad y inevitable deseo y morbo
 
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