De más joven salía con una chica que, al estar ambos aún viviendo en la casa paterna, nos lo haciamos en el reservado de una conocida discoteca de mi ciudad, dicho reservado tenía una barra ovalada y en función del aforo, la abrían o no; no os podéis imaginar las pajas que nos hacíamos, (estaba oscuro y nos poníamos detrás de la barra para no ser vistos) eramos tres o cuatro parejas que ya nos conocíamos, pero eso sí, cada uno con la suya; la de dedos que hice a mi novia de entonces y las pajas que me cayeron; el encargado de la sala creo que se olía algo pero nunca nos dijo nada.
Después de dejarla en su casa, me iba a la mía disfrutando del olor de su joven coñito impregnado en mis dedos, hmmm.... le olía de miedo, un olor dulce, para nada asqueroso, qué tiempos!