No fue de la noche a la mañana. Después de 3 años tomando cafés y esperando a que nuestros hijos terminarán. En principio las conversaciones eran sobre trivialidades. Comparaciones sobre el avance académico en sus respectivos colegios. Luego fueron temas ya más alejados del ámbito escolar, y con el tiempo toquemos temas más intimos. Dándonos a entender mutuamente la falta de sexo de ambos. Pero eso en 3 años. Hasta que este curso, a mediados de noviembre, en vez de ir a tomar el café a la cafetería de al lado de la academia la cual estaba como siempre repleta de gente me propuso ir a tomarlo a su casa. Con la excusa de que tenía una nueva cafetera y a ver si yo entendía el funcionamiento. Cuando estuvimos a su casa mientras yo le explicaba el funcionamiento de la Dolce gusto, ella me besó.
Me quedé flipado. A mi estas cosas no me pasan. Ella al ver mi gesto. Me pregunto a ver si me había molestado, que lo sentía pero que se había dejado llevar.
En condiciones normales me hubiera molestado muchísimo. Pero la situación y que yo estaba en dique seco, mi respuesta fue besarla también.
Nos fundimos en un besó, acariciandonos con torpeza. Una de mis manos fueron a sus tetas. Pequeñas pero con los pezones duros. Y la otra intento meterse bajo su pantalón vaquero. Pero me fue imposible.
Ella se apartó con un espera. Pensé que se había terminado todo, que se lo habría pensado mejor. Que se sentiría culpable. Pero nada más lejos de la realidad. Ella se desabrocho el pantalón y se los bajo junto a la braga. Se saco una pierna y abrió las piernas. El coño no lo tenía ni peludo, ni depilado, recortado. Mi arrodille a comérselo. Y ella me dijo, bueno, casi me ordenó, que no perdiéramos el tiempo. Que la follara que lo necesitaba.
Y así fue. Se la metí sin nada de dificultad debido a lo lubricada que estaba. Nada más hacerlo lanzó un genio de esos que se ve que hacía tiempo que lo necesitaba. Estaba encharcadisima asi que mi polla entraba y salía sin dificultad. Con un chapoteo. Literalmente el sonido era como si estuviera metiéndole en el agua. Me empapo el pelo de los cojones. Para correrme tuve que concentrarme en la situación en la que nos rncobtrabamos. Porque sinceramente si solo pensara en ella se me hubiera desempalmado. Así que aguanté como un campeón y conseguí que ella se corriera, quedando yo como su semental. Si lo llego a hacer con una que me molara me hubiera corrido nada más meterla.