berserk37
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Lo que más importa (primera parte)
Me llamo Víctor, nací en una de las familias más ricas del país, eso sería bueno si no fuera porque fui el gemelo que nació después. En mi familia pensaban que tener dos hijos era malo para la fortuna familiar, porque en el pasado disputas familiares casi les habían llevado a la bancarrota. Ellos lo tenían claro, el hijo que naciera primero lo hederaria todo y el segundo hijo no tendría derecho a nada.
Os podéis imaginar que hijo fui yo, pues sí, el que no tenía derecho a nada, prácticamente me crio el mayordomo de la mansión y su mujer. Mis padres no tenían tiempo para nadie más que para mi hermano Héctor, todo lo mejor para él. De cara a los demás Héctor era hijo único, pero había algo que no podían esconder, mi rostro. Lo intentaron de la misma forma que en la película la máscara de hierro, mis padres no fueron tan lejos como para ponerme una máscara de hierro candente, se limitaron a tenerme encerrado cada vez que venía una visita.
Prácticamente, vivía con el servicio, eso sí, sería yo quien estudiara, quien dirigiera la empresa desde la sombra, mientras mi hermano se pegaba la buena vida. Tampoco me queje, todo lo que aprendiera ahora me vendría bien en el futuro, me esforcé, noches sin dormir para preparar los trabajos de clase y los exámenes. Mi hermano y yo desaparecíamos cuando llegaba el fin de semana, él salía un viernes por la noche y no volvía hasta el domingo. Yo me metía en mi cuarto, no saliendo de el hasta terminar todos los trabajos. Mi hermano era un mujeriego, yo triunfaba durante un minuto, era lo que tardaban en darse cuenta de que yo no era él.
Para cursar el bachiller mis padres nos metieron en la misma escuela para ricos, si os pensáis que fue por la bondad de su corazón, ya os podéis ir olvidando. Mis padres eran los mayores benefactores de esa escuela, mi cometido en esa escuela fue aprobar los exámenes de mi hermano. Mientras yo me mataba a estudiar, mi hermano no pegaba ni golpe, pero llegaban los exámenes y él aprobaba todo, mientras yo tenía que recuperar todas las asignaturas. El primer trimestre fui a reclamar, pero me lo dejaron claro, esto eran como las lentejas o las comes o las dejas. Eso no me detuvo, en esta vida las cosas se consiguen con esfuerzo, aprobar sin haber estudiado era un acto estéril, pero si mis padres querían eso para su hijo, que así fuera.
Podía haberlo denunciado, pero cuando vives entre poderosos eres consciente que si no eres uno de ellos siempre terminarás metido en el fango. Ellos siempre se salen con la suya, pero no hay mal que por bien no venga. Si algo tenía claro era que mientras me necesitaran para que mi hermano aprobara, tendría los mejores estudios pagados. Lo aprovecharía al máximo, la verdad es que tuve mejor relación con algunos profesores que con los alumnos que estaban cortados por el mismo patrón.
Era una escuela para formar a los futuros líderes, miedo me daba el futuro de la humanidad. Como pretendían formarlos si sus padres pagaban para que sus hijos aprobaran sin hacer nada. Allí solo estaría dos años, era lo que tardaría en sacarme el bachillerato, estudie como un descosido para sacarme las mejores notas. La verdad es que termine agotado, pues tenía que aprobar los exámenes de mi hermano y los míos, lo peor fue en la selectividad.
• Víctor pronto serán los exámenes de selectividad, tienes que estudiar mucho – dijo mi padre.
• Esta vez no aprobaré para Héctor, que estudie un poco para variar.
• ¡Hijo desagradecido!, ¡después de lo que hacemos por ti!
• ¿Por mí?, me he matado a estudiar para que el inútil de vuestro hijo apruebe.
• ¡No hables así! - dijo mi madre.
• ¡Hablaré como me dé la gana!, ¡no me voy a presentar en la selectividad!
• ¿Cómo dices? - dijo mi padre.
• Si Héctor quiere aprobar ya puede hincar los codos.
• Si no te presentas a la selectividad ahí tienes la puerta – dijo mi madre.
Pues así lo hice, como ya me esperaba una reacción así, el mayordomo de la mansión me había encontrado un trabajo como aprendiz de mecánico, no cobraría mucho, pero por lo menos mi nuevo jefe me dejaba vivir en la pequeña casa que se encontraba encima del taller. Cumplí mi amenaza y no me presente a la selectividad, lo haría el siguiente año, si llego a presentarme mis notas irían directamente a mi hermano y yo tendría que volver a presentarme en septiembre. El problema era que seguramente las plazas estarían cubiertas, terminando en una lista de espera.
Si me presentaba el año siguiente por mi cuenta podría aprobar y tener una plaza en empresariales, mi trabajo en la empresa de mis padres no peligraba, sabía que mi hermano se pegaría la gran vida, mis padres me querrían a mí para hacer el trabajo. Sabía que si la empresa caía en manos de mi hermano esta terminaría en bancarrota, solo esperaba que me diera tiempo de pasar por todos los puestos, para que pudiera aprender a dirigir una empresa, pudiendo montar una propia en el futuro. El año paso, la verdad es que aprendí mucho de mi jefe, ahora era capaz de arreglar mi propio coche. Llego la hora de presentarme a la selectividad, durante ese año estudié mucho para sacar las mejores notas.
Estaba sacrificando mi juventud, pues solo trabajaba y estudiaba, no salía porque los únicos que se acercaban a mí eran los amigos de mi hermano pensando que era él, una vez que se daban cuenta de que yo no era Héctor me dejaban de lado, después estaban los que odiaban a mi hermano. Alguien pensará que ellos podían ser mis amigos, pero al ser su hermano también estaba en la lista negra. De hecho algunos de ellos se desquitaron conmigo por culpa de mi hermano, según supe después mi hermano se había follado a sus novias.
Como me parecía a él, tenía que ser como él. Por eso decidí no salir hasta llegar a la universidad, como me iría a estudiar a otra ciudad, no me conocería nadie y podría empezar de cero. Llegue pronto, di un último repaso, ya estaba listo para aprobar todos los exámenes con nota. Clave uno a uno todos los exámenes, pero como tendría que haberme imaginado, cuando pusieron los resultados no había aprobado ninguna. En vez de aparecer mi nombre aparecía el nombre de mi hermano, me cagué en mi puta vida, dirigiéndome directo a casa de mis padres.
Cuando llegue estaban celebrando que mi hermano había aprobado la selectividad sin haberse presentado siquiera, toque la puerta Anselmo me abrió y me dijo.
• Siento lo que te ha pasado Víctor.
• Más lo siento yo, yo no pedí nacer y menos un castigo como este, ! Donde está¡
• En la piscina.
Me dirigí muy cabreado, lo estaba tanto que al abrir la puerta de cristal lo hice con tal fuerza que el cristal salto por los aires, mis padres me miraron asustados, mi hermano que es imbécil salió del agua muy farruco.
• ¿Has venido a reconocer quien es el mejor de los dos?
Ni siquiera me moleste en contestarle, le di un tortazo con tal fuerza que me dolió hasta el codo, el imbécil de mi hermano cayó sobre una de las mesas tirándolo todo, decidió quedarse ahí, no fuera que le cayeran más.
• ¡Porque no me matasteis al nacer! Me hubierais hecho un favor.
• Eso no sería provechoso hijo – dijo mi padre mientras reía.
• Muy bien, de aquí en adelante no quiero saber nada de vosotros, yo me pagaré la universidad, más os vale que este inútil aprenda algo, porque si no vuestra empresa irá a pique en un año.
• No puedes hacernos esto, tú eres quien tiene que dirigir la empresa desde la sombra, a ese acuerdo llegamos.
• No llegamos a ningún cuerdo, lo decidisteis vosotros, si no espabilarais a Héctor, seréis la familia más pobre del país en un santiamén.
• Por favor hijo, te daremos lo que quieras.
• No tenéis nada que me interese, por lo que a mí respecta habéis muerto.
Me di media vuelta para no volver a pisar esa casa, me volví a presentar a la selectividad en septiembre, saque la media más alta, creo que fue eso lo que me permitió a una de las últimas plazas que quedaban en empresariales. Me moví y pude conseguir una beca, una casa con un alquiler bajo, solo tenía una habitación, un pequeño baño, una cocina más pequeña todavía y una sala de estar, para mí, suficiente. Además, quedaba cerca de la universidad, pero para mantener la beca tendría que mantener una media muy alta y trabajar en la cafetería o la copistería de la universidad. Opte por la copistería, no pagaban mucho, pero me permitía pagarme el alquiler.
Entrar en la universidad fue una liberación para mí, no me volví loco, ni me pase todo el año de fiesta en fiesta, pero por primera vez me permití divertirme. En la universidad nadie me conocía y eso me ayudo a vencer mi timidez, aunque había un hándicap que me tenía muy preocupado. Todavía era virgen, tenía un miedo atroz a llegar a ese punto con una mujer. Sentía que si veía lo mediocre que era en la cama me dejarán de hablar o me odiarán, Empecé a salir con mis compañeros de la copistería, entre ellos se encontraba Nuria, fue verla y me quede con la boca abierta, de hecho intente presentarme, pero era como si mi mandíbula se hubiera agarrotado.
A Nuria le hizo mucha gracia, decidió invitarme a un café en la cafetería. Durante un rato yo miraba a la taza de café mientras ella me miraba a mí.
• ¿Te vas a pasar toda la mañana mirando la taza de café?
• No, perdona.
• Jamás pensé que alguien tan guapo podía ser tan tímido
Lo dijo mientras intentaba dar un trago al café, al atragantarme con el café empecé a toser y la puse fina, pensé que ahí se había terminado mi relación con Nuria, pero no fue así. Empezó a reírse, me dijo que ese fin de semana me llevaría a un garito donde nos pondríamos ciegos a cerveza y música Heavy metal. La verdad es que a mí me gustaba esa música, mi grupo preferidos eran Iron Maiden, Megadeath y Epica. A diferencia de mi hermano llevaba el pelo largo, al principio me lo dejé así para diferenciarme de él, pero después me lo fui dejando más largo para parecerme a mis cantantes preferidos.
Llego el fin de semana, me puse mis botas, vaqueros, una camiseta de Megadeath y mi chupa. Me la compré el año que estuve de aprendiz en el taller, mis padres jamás me hubiera permitido tener una. Nuria ya me estaba esperando en el portal, ella también llevaba chupa y una camiseta de Nightwish. Me gusto cuando me miro de los pies a la cabeza, mi hermano y yo habíamos sacado la belleza de nuestra madre, además el pelo largo incrementaba esa belleza. Podía notar como yo le gustaba a Nuria, eso me daba mucho miedo, mientras mi hermano tenía una seguridad absoluta en las interacciones sociales, yo tenía todas las inseguridades, no dándoseme demasiado bien.
Pero me dejaría llevar y veríamos como terminaba la noche, no tardamos en llegar a un local que parecía la entrada de una cueva. De hecho por dentro le habían dado esa misma apariencia, la verdad es que me gusto nada más verlo, Nuria me empezó a presentar a la gente del local, pensé que volvería a salir mi parte más introvertida, pero no fue así. Uno me invitaba a una cerveza, después venía otra y si veía que mi jarra estaba vacía enseguida pedía otra. Esto era nuevo para mí, pero también tenía mis reticencias, cuantas veces me paso lo mismo, después todos me dejaban de lado cuando descubrían que yo no era Héctor. La noche fue pasando, eso no ocurrió, recuerdo que empezó a sonar the wicker man de los Iron Maiden. Todos empezamos a mover las greñas hasta que me termino doliendo el cuello, nunca me había divertido tanto. Nuria no se apartó de mi lado, pero había algo con lo que no había contado, mi resistencia al alcohol era muy baja. Para cuando me di cuenta todo el local me daba vueltas y debí de perder el conocimiento porque no me acuerdo de nada.
Cuando me desperté estaba en un cuarto que no reconocía, en el techo había un póster del disco de Metallica Ride the Lightning. La ventana estaba medio abierta, los rayos del sol me dieron en la cara haciendo que cerrara mis ojos. La cabeza me dolía horrores, me senté sobre la cama y vi una foto de Nuria junto a otra chica que se parecía a ella. Tocaron la puerta, tenía una resaca tan grande que no me di cuenta de que estaba desnudo. Sin darme cuenta dije que adelante y me puse de pies, Era la chica que aparecía junto a Nuria en la foto, empezó a mirarme de arriba para abajo poniéndose cada vez más roja.
Me dio por mirarme, estaba total y absolutamente desnudo, muerto de vergüenza me tapé mi entrepierna. La chica salió corriendo y yo me puse a buscar mi ropa por toda la habitación, para darme cuenta de que no aparecía por ningún sitio. Cogí la sabana, tapándome con ella como si fuera un fantasma, baje las escaleras que daban a una sala de estar y la cocina. Al entrar en esta última se encontraba Nuria colgando la ropa que acababa de lavar.
• ¿Ya te has despertado?, menuda cogorza que te pillaste ayer.
• Lo siento – dije muy avergonzado.
• Ayer empezaste a devolver como si fueras un aspersor, parecías la niña del exorcista – mientras se reía a mandíbula partida.
• Lo siento de verdad – estaba jodido, para una vez que había encontrado personas con las que me encontraba a gusto voy y la lio parda.
• Tranquilo hombre, no eres el primero ni el último que la liá parda en ese bar, te caerán unas cuantas vaciladas y ya está, si llegas a ver mi primera borrachera allí fliparías – volvía a reírse.
La otra chica se llamaba Lucia y era la hermana pequeña de Nuria, según me contó Nuria, su hermana vivía en otra ciudad por trabajo y había venido este fin de semana para asistir a un concierto que se suspendió en el último momento. Es verdad que cuando llegamos al bar empezaba a chispear, pues según nos dijo Lucia, poco después empezó a caer un aguacero que inundo el terreno donde se daría el concierto. Llamo a su hermana y se presentó en el bar.
• Allí te conocí Víctor, pero veo que no te acuerdas de mí, pero yo me acordaré de ti después de esta mañana – riéndose.
• Lo siento de verdad, toda la noche es una gran laguna en mi cabeza – dije corriendo un tupido velo sobre su último comentario.
En casa de Nuria, pase la tarde viendo una película con las dos hermanas. La verdad es que Nuria me gustaba, pero después del espectáculo que debí de montar en el bar lo más normal es que no quisiera saber nada más de mí. Nada más lejos de la realidad, cuando la película termino les dije a las chicas que me tenia que ir a casa, la verdad es que no me quería ir, pero tenia que volver para terminar la tarea que había dejado sin terminar el viernes, pensaba hacerlo el domingo por la mañana.
Lucia se despidió de mí dándome dos besos en la mejilla, Nuria me acompaño a la salida y cuando vio que su hermana había dejado de mirar me beso en los labios con mucha pasión. Era mi primer beso, me temblaron hasta las canillas. Me fui para casa flotando como en una nube feliz de la vida, no estaba acostumbrado a esto, lo normal en mi vida era que me dejara los cuernos trabajando para que otro se llevara todo el mérito. Las siguientes semanas fueron increíbles, Nuria y yo nos besábamos cada vez que teníamos oportunidad, no hablamos de ser novios, pero creo que los actos hablaban más que las palabras, dándolo los dos por hecho.
Pronto llegaron los exámenes, Nuria tenia dos asignaturas atragantadas, decidimos que ese fin de semana lo pasaría en su casa, de esa manera podría ayudarla con esas díscolas asignaturas. Empecé la tarde explicándole esas dudas que tenia, para cuando me di cuenta, Nuria se encontraba sobre la cama con las piernas abiertas y yo entre ellas comiéndole el coño. Nunca lo había hecho, os prometo que hice mi mejor esfuerzo, pero fue un desastre. Nuria lo paro todo poniendo la mano sobre mi cabeza, al levantarla vi la decepción reflejada en su rostro.
Se levantó sin decir nada metiéndose en le baño, yo me senté sobre la cama pegando mi cabeza contra mis muslos. Estaba muy nervioso, además de muy cabreado conmigo mismo, durante las semanas en las que llevábamos de relación Nuria me hablo de lo importante que era el sexo para ella. Sentí una gran presión, porque tenia claro que en ese terreno no tenia ninguna experiencia y lo más lógico era que la terminara decepcionando siendo el final de nuestra relación.
Nuria salió del baño y mirándome se sentó a mi lado.
• Cuando me dijiste tu falta de experiencia pensé que exagerabas para no parecer un chulo, pero no exagerabas, no – dijo muy seria.
• Lo siento, si crees que esto va a ser un escoyo entre los dos, lo dejamos, no quiero ser una carga para ti – notaba como mi corazón se iba haciendo trizas.
• ¿Pero qué dices?, no vamos a dejarlo porque seas un desastre en la cama, has demostrado ser rápido a la hora de aprender y esto es como todo.
Las semanas fueron pasando, mientras yo le enseñaba trigonometría, ella me enseñaba a mí a follar. Tres semanas después ya le comía el coño con soltura, pero seguía sintiendo esa presión que me ponía muy nervioso agarrotando mis músculos. Nuria me tumbo en la cama, después de ponerme el condón con la boca se fue introduciendo mi polla en su coñito poco a poco. Me empecé a relajar y mi cuerpo se fue dejando llevar por lo que estaba sintiendo, se dejó llevar tanto que para cuando mi polla entro hasta el fondo no pude aguantar más y me termine corriendo en el condón.
Su cara era un poema, yo ya estaba viendo en las necrológicas como ponía “ya es demasiado tarde”. Sentí tanta vergüenza que me vestí y salí corriendo de esa casa, empezaba a pensar que mis padres habían acertado en elegir a mi hermano, yo no valía para nada más que para estudiar, era en lo único que destacaba. Pase por casa y cogiendo algo más de dinero me fui al bareto heavy a ahogar mis penas, con un poco de suerte borraba mis últimas semanas, dejando de sentirme tan decepcionado conmigo mismo.
Antonio que así se llamaba ese viejo rockero me miro, sacándome una jarra de cerveza bien fría.
• Qué mala cara me traes.
• Es lo que tiene decepcionar a las personas – dije totalmente abatido.
• No será para tanto, hombre.
Le conté lo inútil que era en la cama, la decepción que veía en el rostro de Nuria cada vez que lo hacíamos, sabía que no estaba bien hablar de mis problemas con Nuria, pero necesitaba desahogarme y sobre todo necesitaba que alguien me diera un consejo.
• A ver chaval, nadie nace sabiendo, si Nuria es lista tendrá paciencia.
• ¿Y si no la tiene?
• Entonces sabrás que no te quería tanto como tú pensabas.
• Cada día la veo más decepcionada, te prometo que pongo todo de mi parte si me he aburrido de ver porno en el ordenador.
• Eso no vale para nada, hombre, habla con ella, dile lo que te gusta y que ella te diga lo que le gusta a ella.
• No sé yo si estará por la labor – dije casi convencido de que la había perdido.
Lo que no me di cuenta es que Tania estaba escuchando la conversación, ella era la mujer de Antonio y la otra dueña del bar heavy.
• Haz caso a Antonio, tenéis que tener una comunicación fluida, tu chica no sabe la suerte que tiene, puede moldearte a su gusto, convertirte en su amante perfecto.
• ¿Seguro? - dije con una sonrisa viendo la luz al final del túnel.
• Pregúntale a este, Antonio era un desastre cuando nos conocimos y ahora me hace gritar de placer – lo dijo mirando a su marido de reojo y con una gran sonrisa.
• Bueno, Bueno, ya está bien Tania – dijo Antonio poniéndose como un tomate.
Entre los dos terminaron por animarme, cerveza tras cerveza me contaron como se conocieron, como decidieron abrir el bar. El miedo que tuvieron al principio de que no funcionara, como este estuvo a punto de romper su relación, pues se pasaban más tiempo dentro del bar que fuera. Según ellos si una relación tiene buenos cimientos nada podrá derribarla, Llego la hora del cierre, la verdad es que me hubiera quedado un poco más, pero tenia un trecho largo hasta llegar a casa, el viaje de vuelta fue muy divertido, era incapaz de andar recto, hacia unas eses que me llevaban de una esquina a la otra de la cera.
Llegar al portal fue todavía peor, tarde cerca de una hora en meter la llave en la cerradura, cuando llevaba media hora me dio un ataque de risa que tuve que sentarme. Después de estar un rato riéndome volví a ponerme de pies con mucho esfuerzo, al final conseguí meter la llave en la cerradura. Al entrar en casa no me quite ni la ropa, me tumbe sobre la cama, quedándome dormido según mis greñas tocaron la almohada. Puse en práctica lo que Antonio y Tania me habían aconsejado y en el siguiente fin de semana, Nuria me fue indicando como le gustaba, por fin pude escuchar gemidos saliendo de su garganta.
La verdad es que era la primera vez que estaba disfrutando del sexo, sin presiones, que lo único que hacían era ponerme nervioso, no dando pie con bola. Nuria me tumbo boca arriba e hizo lo mismo del otro día, solo que esta vez, en vez de ponerme solo el condón, me hizo una corta mamada, pero suficiente para que mi polla alcanzara la dureza del acero. Después de ponerme el condón se la fue metiendo poco a poco, recite en mi cabeza toda la compra que había hecho durante toda la semana y funciono, porque para cuando me di cuenta Nuria me estaba cabalgando como una amazona desbocada.
Aguante bastante, pero no lo suficiente para hacerla llegar a ella a un orgasmo. Nuria volvió a poner esa cara de decepción, se desacopló de mí y bastante ofuscada se metió en el baño. Escuche como empezaba a caer el agua, sabía que no era suficiente, pero había mejorado e iría mejorando según fueran pasando las semanas, tenia miedo, pero también la esperanza de ver un rostro de satisfacción en ella.
Semana tras semana la cosa fue mejorando, pero aunque se le veía más contenta, alababa todo lo que estaba poniendo de mi parte, pero ese gesto de hastío seguía en su rostro. Tal vez lo mejor era tirar la toalla y terminar con la relación, de esa manera podría encontrar a alguien que la satisficiera. La verdad es que no tuve el valor de hacerlo, estaba tan enamorado de ella que el simple pensamiento de perderla me quemaba por dentro. Para eso estaba el destino para echarme una mano, pero al cuello. Un mes después de nuestra última vez, salimos al bar de Antonio y Tania, había sido una semana dura ente trabajo y clase, la verdad pensé que me vendría bien distraerme.
Además, tenia el run, run de que Nuria no quisiese follar conmigo, los fantasmas empezaron a invadir mi mente. Fantasmas que me decían a que tal vez Nuria había conocido a otro y me estaba engañando. Esto no era fruto de unos celos infundados, desde hacía unas dos semanas no nos habíamos visto más que una vez, porque le espere a la salida de su facultad, la veía distraída, esquiva y muy fría conmigo.
Según entramos al bar mis sospechas se convirtieron en casi certezas, en la barra apoyado se encontraba a la última persona que esperaba ver ahí. Mi hermano Héctor, Nuria, me dijo que Héctor había contactado con ella para darme una sorpresa. Entre los dos había una familiaridad que no correspondía a dos personas que solo habían hablado una sola vez, mi hermano era más diestro disimulándolo, Nuria era incapaz de hacerlo, mire a mi hermano y le dije.
• ¿Se puede saber qué hacer aquí?
• Qué carácter tienes hermanito, solo quiero un favor tuyo.
• Claro, que te haga los exámenes porque no apruebas ni una, ¿verdad?
• Así es, a mí me da igual, pero papa y mamá me dicen que tengo que sacarme la carrera de empresariales.
• Eso es problema tuyo, Héctor, ¡no mío!
• Sabes que siempre consigo lo que quiero, si no lo haces te castigaré quitándote eso que tanto quieres – mirando a Nuria que hablaba con algunos amigos.
• Si sabes lo que te conviene, Héctor te quedaras quietecito – cogiéndole del cuello, lo estampe contra la pared.
Sabía que a Antonio no le gustaban las peleas dentro del bar, decidí que mejor me salía fuera a que me diera el aire, para calmarme un poco. Me senté en un banco que había en la cera de enfrente, entonces vi como mi hermano salía del bar, saludándome con ese rostro de triunfador que siempre levaba. Después de un rato decidí entrar al bar, pude ver con que seriedad me miraba Nuria, decidí ignorarla e irme a la barra, para tomarme una cerveza, mientras bebía pude ver como Nuria se acercaba.
• Te has pasado un poco con tu hermano, ¿no crees?
• Pues yo creo que no.
• Solo quería ayuda – dijo Nuria empezando a enfadarse.
• No quiere que le ayude, quiere que le apruebe los exámenes para que él pueda seguir con su buena vida.
• Eso es lo que te molesta, que él vive bien mientras tú no, pensaba que eso no te importaba.
• Y no me importa, ¡lo que si me importa es que me amenace con quitarme lo que más quiero!
Nuria me miro con una expresión extraña, me dijo que la acompañara a casa, que no se encontraba bien. Pague mi cerveza a Tania que me miraba muy preocupada, entonces me dirigí a la salida junto a Nuria y llamamos a un taxi. No hablamos de nada durante el rato que tardo en venir, le di la dirección de Nuria y allí nos dirigimos. Pensé que me diría de subir a su casa, pero no fue así, se despidió de mí con un beso en la mejilla, espere a que Nuria entrara en su portal, entonces le dije al taxista que me cobrara que yo me quedaba ahí.
Me miro con una cara como diciendo que lo mejor que podía hacer era irme a casa, pero no le hice caso. Cuando el taxi se fue me escondí en un parque cercano de la casa de Nuria, si salía de su casa yo la vería a ella, pero ella no me vería a mí. Tenia un mal presentimiento que se hizo realidad cuando la vi salir una hora después vestida con un vestido que no había visto en mi vida, espero durante un rato y de repente apareció un coche que reconocería en cualquier sitio. Era el coche de mi hermano, pude ver que él no iba en él, pero reconocí a su chofer.
No tenia pruebas, pero tenia claro que Nuria me era infiel con mi hermano, también tenia claro que esta noche no había sido la primera vez, en conclusión daba por terminada mi relación. Me adentré en lo más profundo de ese parque y me senté en uno de los bancos para poder llorar. Otra vez mi hermano sé salía con la suya y yo salía perjudicado, llore hasta quedarme sin lágrimas, pero tome una decisión. Dejaría la universidad y mi trabajo en la copistería, sabía que era tarde, pero llame a mi jefa.
• Joder Víctor, ¿sabes que hora es?, me pillas despierta de milagro.
• Lo siento jefa, te llamo para decirte a que dejo el trabajo.
• ¿Y la beca?
• Dejo también la universidad, me voy lejos.
• ¿Qué ha pasado?
• Nada, que me he dado cuenta de que empresariales no es lo mío.
Mi jefa no era tonta, sabia que algo había pasado, pero no me pregunto nada deseándome suerte. Llame a un taxi para que me llevara a casa, una vez allí me duche y me metí en la cama. Quería despertarme pronto para preparar las maletas, pagarle a la casera y después hacerle una visita a mi hermano antes de desaparecer de su vida para siempre. No pegue ojo en toda la noche, no sé qué hora seria, pero mi móvil sonó, tenia un mensaje en mi correo electrónico, en él había dos videos que abrí.
Mejor si no llego a hacerlo, en él se veía a Héctor tumbado sobre la cama, a Nuria cabalgándolo dándole la espalda mirando hacia delante donde estaba la cámara, no sabía si era consciente de que la estaban grabando o no, pero lo que si vi fue como le empezó a temblar todo el cuerpo gritando un orgasmo a todo pulmón, el video duraba una hora más. Decidí cerrarlo, ya había visto suficiente, abrí el segundo, en él había una conversación que seguro se daría después del polvo.
• Eres una leona, mira como me has dejado la espalda con tus uñas.
• Eso es porque me pones muy caliente.
• Se nota que mi hermano te tenia a pan y agua – mientras reía.
• Tu hermano le pone voluntad, pero es un inútil en la cama, eso sí, como novio, no tiene rival.
• Por algo me eligieron a mí mis padres en vez de a él, ahora me tendrás a mí para cuando te pique el coñito.
• Con vosotros lo tengo todo, al novio tonto y al cabrón que folla como dios.
Cerré el video ya tenia suficiente, conque ¿el novio tonto, eh? Pues al novio ya lo había perdido, el que ambiciona todo en la vida, termina perdiéndolo todo, Nuria no tardaría en descubrirlo pronto, para cuando me di cuenta vi los primeros rayos de sol, me levante y después de ducharme desayune. Llame a mi vecina que era mi casera, para despedirme de ella, no quería cogerme el dinero para todo el mes cuando solo había estado la primera semana.
Después de mucho insistirse, la convencí para que me lo cogiera, después prepare las maletas. Una vez tuve todo recogido me vestí para coger el autobús que me dejaría cerca de la mansión de mis padres. Una vez llegue a ella, llame al timbre, me abrió Anselmo, esta vez no pregunto ni dijo nada.
Solo me dejo pasar, fui directo a la piscina y allí se encontraba mi hermano tomando el sol con una sonrisa. Sonrisa que se le borró según me vio acercarme, se cubrió con los brazos como si eso le sirviera para algo. Cogiéndole del cuello le empecé a dar puñetazos uno detrás de otro hasta que me empezaron a doler los nudillos, nadie movió un dedo para pararme hasta que llegaron mis padres, para ese entonces Héctor tenia el labio partidos, los ojos hinchados y la cara llena de sangre, después lo cogí, lanzándolo al agua de la piscina que se empezó a mezclar con su sangre, mis padres me amenazaron con llamar a la policía hasta que les enseñe los videos.
EL RELATO SIGUE MAS ABAJO
Me llamo Víctor, nací en una de las familias más ricas del país, eso sería bueno si no fuera porque fui el gemelo que nació después. En mi familia pensaban que tener dos hijos era malo para la fortuna familiar, porque en el pasado disputas familiares casi les habían llevado a la bancarrota. Ellos lo tenían claro, el hijo que naciera primero lo hederaria todo y el segundo hijo no tendría derecho a nada.
Os podéis imaginar que hijo fui yo, pues sí, el que no tenía derecho a nada, prácticamente me crio el mayordomo de la mansión y su mujer. Mis padres no tenían tiempo para nadie más que para mi hermano Héctor, todo lo mejor para él. De cara a los demás Héctor era hijo único, pero había algo que no podían esconder, mi rostro. Lo intentaron de la misma forma que en la película la máscara de hierro, mis padres no fueron tan lejos como para ponerme una máscara de hierro candente, se limitaron a tenerme encerrado cada vez que venía una visita.
Prácticamente, vivía con el servicio, eso sí, sería yo quien estudiara, quien dirigiera la empresa desde la sombra, mientras mi hermano se pegaba la buena vida. Tampoco me queje, todo lo que aprendiera ahora me vendría bien en el futuro, me esforcé, noches sin dormir para preparar los trabajos de clase y los exámenes. Mi hermano y yo desaparecíamos cuando llegaba el fin de semana, él salía un viernes por la noche y no volvía hasta el domingo. Yo me metía en mi cuarto, no saliendo de el hasta terminar todos los trabajos. Mi hermano era un mujeriego, yo triunfaba durante un minuto, era lo que tardaban en darse cuenta de que yo no era él.
Para cursar el bachiller mis padres nos metieron en la misma escuela para ricos, si os pensáis que fue por la bondad de su corazón, ya os podéis ir olvidando. Mis padres eran los mayores benefactores de esa escuela, mi cometido en esa escuela fue aprobar los exámenes de mi hermano. Mientras yo me mataba a estudiar, mi hermano no pegaba ni golpe, pero llegaban los exámenes y él aprobaba todo, mientras yo tenía que recuperar todas las asignaturas. El primer trimestre fui a reclamar, pero me lo dejaron claro, esto eran como las lentejas o las comes o las dejas. Eso no me detuvo, en esta vida las cosas se consiguen con esfuerzo, aprobar sin haber estudiado era un acto estéril, pero si mis padres querían eso para su hijo, que así fuera.
Podía haberlo denunciado, pero cuando vives entre poderosos eres consciente que si no eres uno de ellos siempre terminarás metido en el fango. Ellos siempre se salen con la suya, pero no hay mal que por bien no venga. Si algo tenía claro era que mientras me necesitaran para que mi hermano aprobara, tendría los mejores estudios pagados. Lo aprovecharía al máximo, la verdad es que tuve mejor relación con algunos profesores que con los alumnos que estaban cortados por el mismo patrón.
Era una escuela para formar a los futuros líderes, miedo me daba el futuro de la humanidad. Como pretendían formarlos si sus padres pagaban para que sus hijos aprobaran sin hacer nada. Allí solo estaría dos años, era lo que tardaría en sacarme el bachillerato, estudie como un descosido para sacarme las mejores notas. La verdad es que termine agotado, pues tenía que aprobar los exámenes de mi hermano y los míos, lo peor fue en la selectividad.
• Víctor pronto serán los exámenes de selectividad, tienes que estudiar mucho – dijo mi padre.
• Esta vez no aprobaré para Héctor, que estudie un poco para variar.
• ¡Hijo desagradecido!, ¡después de lo que hacemos por ti!
• ¿Por mí?, me he matado a estudiar para que el inútil de vuestro hijo apruebe.
• ¡No hables así! - dijo mi madre.
• ¡Hablaré como me dé la gana!, ¡no me voy a presentar en la selectividad!
• ¿Cómo dices? - dijo mi padre.
• Si Héctor quiere aprobar ya puede hincar los codos.
• Si no te presentas a la selectividad ahí tienes la puerta – dijo mi madre.
Pues así lo hice, como ya me esperaba una reacción así, el mayordomo de la mansión me había encontrado un trabajo como aprendiz de mecánico, no cobraría mucho, pero por lo menos mi nuevo jefe me dejaba vivir en la pequeña casa que se encontraba encima del taller. Cumplí mi amenaza y no me presente a la selectividad, lo haría el siguiente año, si llego a presentarme mis notas irían directamente a mi hermano y yo tendría que volver a presentarme en septiembre. El problema era que seguramente las plazas estarían cubiertas, terminando en una lista de espera.
Si me presentaba el año siguiente por mi cuenta podría aprobar y tener una plaza en empresariales, mi trabajo en la empresa de mis padres no peligraba, sabía que mi hermano se pegaría la gran vida, mis padres me querrían a mí para hacer el trabajo. Sabía que si la empresa caía en manos de mi hermano esta terminaría en bancarrota, solo esperaba que me diera tiempo de pasar por todos los puestos, para que pudiera aprender a dirigir una empresa, pudiendo montar una propia en el futuro. El año paso, la verdad es que aprendí mucho de mi jefe, ahora era capaz de arreglar mi propio coche. Llego la hora de presentarme a la selectividad, durante ese año estudié mucho para sacar las mejores notas.
Estaba sacrificando mi juventud, pues solo trabajaba y estudiaba, no salía porque los únicos que se acercaban a mí eran los amigos de mi hermano pensando que era él, una vez que se daban cuenta de que yo no era Héctor me dejaban de lado, después estaban los que odiaban a mi hermano. Alguien pensará que ellos podían ser mis amigos, pero al ser su hermano también estaba en la lista negra. De hecho algunos de ellos se desquitaron conmigo por culpa de mi hermano, según supe después mi hermano se había follado a sus novias.
Como me parecía a él, tenía que ser como él. Por eso decidí no salir hasta llegar a la universidad, como me iría a estudiar a otra ciudad, no me conocería nadie y podría empezar de cero. Llegue pronto, di un último repaso, ya estaba listo para aprobar todos los exámenes con nota. Clave uno a uno todos los exámenes, pero como tendría que haberme imaginado, cuando pusieron los resultados no había aprobado ninguna. En vez de aparecer mi nombre aparecía el nombre de mi hermano, me cagué en mi puta vida, dirigiéndome directo a casa de mis padres.
Cuando llegue estaban celebrando que mi hermano había aprobado la selectividad sin haberse presentado siquiera, toque la puerta Anselmo me abrió y me dijo.
• Siento lo que te ha pasado Víctor.
• Más lo siento yo, yo no pedí nacer y menos un castigo como este, ! Donde está¡
• En la piscina.
Me dirigí muy cabreado, lo estaba tanto que al abrir la puerta de cristal lo hice con tal fuerza que el cristal salto por los aires, mis padres me miraron asustados, mi hermano que es imbécil salió del agua muy farruco.
• ¿Has venido a reconocer quien es el mejor de los dos?
Ni siquiera me moleste en contestarle, le di un tortazo con tal fuerza que me dolió hasta el codo, el imbécil de mi hermano cayó sobre una de las mesas tirándolo todo, decidió quedarse ahí, no fuera que le cayeran más.
• ¡Porque no me matasteis al nacer! Me hubierais hecho un favor.
• Eso no sería provechoso hijo – dijo mi padre mientras reía.
• Muy bien, de aquí en adelante no quiero saber nada de vosotros, yo me pagaré la universidad, más os vale que este inútil aprenda algo, porque si no vuestra empresa irá a pique en un año.
• No puedes hacernos esto, tú eres quien tiene que dirigir la empresa desde la sombra, a ese acuerdo llegamos.
• No llegamos a ningún cuerdo, lo decidisteis vosotros, si no espabilarais a Héctor, seréis la familia más pobre del país en un santiamén.
• Por favor hijo, te daremos lo que quieras.
• No tenéis nada que me interese, por lo que a mí respecta habéis muerto.
Me di media vuelta para no volver a pisar esa casa, me volví a presentar a la selectividad en septiembre, saque la media más alta, creo que fue eso lo que me permitió a una de las últimas plazas que quedaban en empresariales. Me moví y pude conseguir una beca, una casa con un alquiler bajo, solo tenía una habitación, un pequeño baño, una cocina más pequeña todavía y una sala de estar, para mí, suficiente. Además, quedaba cerca de la universidad, pero para mantener la beca tendría que mantener una media muy alta y trabajar en la cafetería o la copistería de la universidad. Opte por la copistería, no pagaban mucho, pero me permitía pagarme el alquiler.
Entrar en la universidad fue una liberación para mí, no me volví loco, ni me pase todo el año de fiesta en fiesta, pero por primera vez me permití divertirme. En la universidad nadie me conocía y eso me ayudo a vencer mi timidez, aunque había un hándicap que me tenía muy preocupado. Todavía era virgen, tenía un miedo atroz a llegar a ese punto con una mujer. Sentía que si veía lo mediocre que era en la cama me dejarán de hablar o me odiarán, Empecé a salir con mis compañeros de la copistería, entre ellos se encontraba Nuria, fue verla y me quede con la boca abierta, de hecho intente presentarme, pero era como si mi mandíbula se hubiera agarrotado.
A Nuria le hizo mucha gracia, decidió invitarme a un café en la cafetería. Durante un rato yo miraba a la taza de café mientras ella me miraba a mí.
• ¿Te vas a pasar toda la mañana mirando la taza de café?
• No, perdona.
• Jamás pensé que alguien tan guapo podía ser tan tímido
Lo dijo mientras intentaba dar un trago al café, al atragantarme con el café empecé a toser y la puse fina, pensé que ahí se había terminado mi relación con Nuria, pero no fue así. Empezó a reírse, me dijo que ese fin de semana me llevaría a un garito donde nos pondríamos ciegos a cerveza y música Heavy metal. La verdad es que a mí me gustaba esa música, mi grupo preferidos eran Iron Maiden, Megadeath y Epica. A diferencia de mi hermano llevaba el pelo largo, al principio me lo dejé así para diferenciarme de él, pero después me lo fui dejando más largo para parecerme a mis cantantes preferidos.
Llego el fin de semana, me puse mis botas, vaqueros, una camiseta de Megadeath y mi chupa. Me la compré el año que estuve de aprendiz en el taller, mis padres jamás me hubiera permitido tener una. Nuria ya me estaba esperando en el portal, ella también llevaba chupa y una camiseta de Nightwish. Me gusto cuando me miro de los pies a la cabeza, mi hermano y yo habíamos sacado la belleza de nuestra madre, además el pelo largo incrementaba esa belleza. Podía notar como yo le gustaba a Nuria, eso me daba mucho miedo, mientras mi hermano tenía una seguridad absoluta en las interacciones sociales, yo tenía todas las inseguridades, no dándoseme demasiado bien.
Pero me dejaría llevar y veríamos como terminaba la noche, no tardamos en llegar a un local que parecía la entrada de una cueva. De hecho por dentro le habían dado esa misma apariencia, la verdad es que me gusto nada más verlo, Nuria me empezó a presentar a la gente del local, pensé que volvería a salir mi parte más introvertida, pero no fue así. Uno me invitaba a una cerveza, después venía otra y si veía que mi jarra estaba vacía enseguida pedía otra. Esto era nuevo para mí, pero también tenía mis reticencias, cuantas veces me paso lo mismo, después todos me dejaban de lado cuando descubrían que yo no era Héctor. La noche fue pasando, eso no ocurrió, recuerdo que empezó a sonar the wicker man de los Iron Maiden. Todos empezamos a mover las greñas hasta que me termino doliendo el cuello, nunca me había divertido tanto. Nuria no se apartó de mi lado, pero había algo con lo que no había contado, mi resistencia al alcohol era muy baja. Para cuando me di cuenta todo el local me daba vueltas y debí de perder el conocimiento porque no me acuerdo de nada.
Cuando me desperté estaba en un cuarto que no reconocía, en el techo había un póster del disco de Metallica Ride the Lightning. La ventana estaba medio abierta, los rayos del sol me dieron en la cara haciendo que cerrara mis ojos. La cabeza me dolía horrores, me senté sobre la cama y vi una foto de Nuria junto a otra chica que se parecía a ella. Tocaron la puerta, tenía una resaca tan grande que no me di cuenta de que estaba desnudo. Sin darme cuenta dije que adelante y me puse de pies, Era la chica que aparecía junto a Nuria en la foto, empezó a mirarme de arriba para abajo poniéndose cada vez más roja.
Me dio por mirarme, estaba total y absolutamente desnudo, muerto de vergüenza me tapé mi entrepierna. La chica salió corriendo y yo me puse a buscar mi ropa por toda la habitación, para darme cuenta de que no aparecía por ningún sitio. Cogí la sabana, tapándome con ella como si fuera un fantasma, baje las escaleras que daban a una sala de estar y la cocina. Al entrar en esta última se encontraba Nuria colgando la ropa que acababa de lavar.
• ¿Ya te has despertado?, menuda cogorza que te pillaste ayer.
• Lo siento – dije muy avergonzado.
• Ayer empezaste a devolver como si fueras un aspersor, parecías la niña del exorcista – mientras se reía a mandíbula partida.
• Lo siento de verdad – estaba jodido, para una vez que había encontrado personas con las que me encontraba a gusto voy y la lio parda.
• Tranquilo hombre, no eres el primero ni el último que la liá parda en ese bar, te caerán unas cuantas vaciladas y ya está, si llegas a ver mi primera borrachera allí fliparías – volvía a reírse.
La otra chica se llamaba Lucia y era la hermana pequeña de Nuria, según me contó Nuria, su hermana vivía en otra ciudad por trabajo y había venido este fin de semana para asistir a un concierto que se suspendió en el último momento. Es verdad que cuando llegamos al bar empezaba a chispear, pues según nos dijo Lucia, poco después empezó a caer un aguacero que inundo el terreno donde se daría el concierto. Llamo a su hermana y se presentó en el bar.
• Allí te conocí Víctor, pero veo que no te acuerdas de mí, pero yo me acordaré de ti después de esta mañana – riéndose.
• Lo siento de verdad, toda la noche es una gran laguna en mi cabeza – dije corriendo un tupido velo sobre su último comentario.
En casa de Nuria, pase la tarde viendo una película con las dos hermanas. La verdad es que Nuria me gustaba, pero después del espectáculo que debí de montar en el bar lo más normal es que no quisiera saber nada más de mí. Nada más lejos de la realidad, cuando la película termino les dije a las chicas que me tenia que ir a casa, la verdad es que no me quería ir, pero tenia que volver para terminar la tarea que había dejado sin terminar el viernes, pensaba hacerlo el domingo por la mañana.
Lucia se despidió de mí dándome dos besos en la mejilla, Nuria me acompaño a la salida y cuando vio que su hermana había dejado de mirar me beso en los labios con mucha pasión. Era mi primer beso, me temblaron hasta las canillas. Me fui para casa flotando como en una nube feliz de la vida, no estaba acostumbrado a esto, lo normal en mi vida era que me dejara los cuernos trabajando para que otro se llevara todo el mérito. Las siguientes semanas fueron increíbles, Nuria y yo nos besábamos cada vez que teníamos oportunidad, no hablamos de ser novios, pero creo que los actos hablaban más que las palabras, dándolo los dos por hecho.
Pronto llegaron los exámenes, Nuria tenia dos asignaturas atragantadas, decidimos que ese fin de semana lo pasaría en su casa, de esa manera podría ayudarla con esas díscolas asignaturas. Empecé la tarde explicándole esas dudas que tenia, para cuando me di cuenta, Nuria se encontraba sobre la cama con las piernas abiertas y yo entre ellas comiéndole el coño. Nunca lo había hecho, os prometo que hice mi mejor esfuerzo, pero fue un desastre. Nuria lo paro todo poniendo la mano sobre mi cabeza, al levantarla vi la decepción reflejada en su rostro.
Se levantó sin decir nada metiéndose en le baño, yo me senté sobre la cama pegando mi cabeza contra mis muslos. Estaba muy nervioso, además de muy cabreado conmigo mismo, durante las semanas en las que llevábamos de relación Nuria me hablo de lo importante que era el sexo para ella. Sentí una gran presión, porque tenia claro que en ese terreno no tenia ninguna experiencia y lo más lógico era que la terminara decepcionando siendo el final de nuestra relación.
Nuria salió del baño y mirándome se sentó a mi lado.
• Cuando me dijiste tu falta de experiencia pensé que exagerabas para no parecer un chulo, pero no exagerabas, no – dijo muy seria.
• Lo siento, si crees que esto va a ser un escoyo entre los dos, lo dejamos, no quiero ser una carga para ti – notaba como mi corazón se iba haciendo trizas.
• ¿Pero qué dices?, no vamos a dejarlo porque seas un desastre en la cama, has demostrado ser rápido a la hora de aprender y esto es como todo.
Las semanas fueron pasando, mientras yo le enseñaba trigonometría, ella me enseñaba a mí a follar. Tres semanas después ya le comía el coño con soltura, pero seguía sintiendo esa presión que me ponía muy nervioso agarrotando mis músculos. Nuria me tumbo en la cama, después de ponerme el condón con la boca se fue introduciendo mi polla en su coñito poco a poco. Me empecé a relajar y mi cuerpo se fue dejando llevar por lo que estaba sintiendo, se dejó llevar tanto que para cuando mi polla entro hasta el fondo no pude aguantar más y me termine corriendo en el condón.
Su cara era un poema, yo ya estaba viendo en las necrológicas como ponía “ya es demasiado tarde”. Sentí tanta vergüenza que me vestí y salí corriendo de esa casa, empezaba a pensar que mis padres habían acertado en elegir a mi hermano, yo no valía para nada más que para estudiar, era en lo único que destacaba. Pase por casa y cogiendo algo más de dinero me fui al bareto heavy a ahogar mis penas, con un poco de suerte borraba mis últimas semanas, dejando de sentirme tan decepcionado conmigo mismo.
Antonio que así se llamaba ese viejo rockero me miro, sacándome una jarra de cerveza bien fría.
• Qué mala cara me traes.
• Es lo que tiene decepcionar a las personas – dije totalmente abatido.
• No será para tanto, hombre.
Le conté lo inútil que era en la cama, la decepción que veía en el rostro de Nuria cada vez que lo hacíamos, sabía que no estaba bien hablar de mis problemas con Nuria, pero necesitaba desahogarme y sobre todo necesitaba que alguien me diera un consejo.
• A ver chaval, nadie nace sabiendo, si Nuria es lista tendrá paciencia.
• ¿Y si no la tiene?
• Entonces sabrás que no te quería tanto como tú pensabas.
• Cada día la veo más decepcionada, te prometo que pongo todo de mi parte si me he aburrido de ver porno en el ordenador.
• Eso no vale para nada, hombre, habla con ella, dile lo que te gusta y que ella te diga lo que le gusta a ella.
• No sé yo si estará por la labor – dije casi convencido de que la había perdido.
Lo que no me di cuenta es que Tania estaba escuchando la conversación, ella era la mujer de Antonio y la otra dueña del bar heavy.
• Haz caso a Antonio, tenéis que tener una comunicación fluida, tu chica no sabe la suerte que tiene, puede moldearte a su gusto, convertirte en su amante perfecto.
• ¿Seguro? - dije con una sonrisa viendo la luz al final del túnel.
• Pregúntale a este, Antonio era un desastre cuando nos conocimos y ahora me hace gritar de placer – lo dijo mirando a su marido de reojo y con una gran sonrisa.
• Bueno, Bueno, ya está bien Tania – dijo Antonio poniéndose como un tomate.
Entre los dos terminaron por animarme, cerveza tras cerveza me contaron como se conocieron, como decidieron abrir el bar. El miedo que tuvieron al principio de que no funcionara, como este estuvo a punto de romper su relación, pues se pasaban más tiempo dentro del bar que fuera. Según ellos si una relación tiene buenos cimientos nada podrá derribarla, Llego la hora del cierre, la verdad es que me hubiera quedado un poco más, pero tenia un trecho largo hasta llegar a casa, el viaje de vuelta fue muy divertido, era incapaz de andar recto, hacia unas eses que me llevaban de una esquina a la otra de la cera.
Llegar al portal fue todavía peor, tarde cerca de una hora en meter la llave en la cerradura, cuando llevaba media hora me dio un ataque de risa que tuve que sentarme. Después de estar un rato riéndome volví a ponerme de pies con mucho esfuerzo, al final conseguí meter la llave en la cerradura. Al entrar en casa no me quite ni la ropa, me tumbe sobre la cama, quedándome dormido según mis greñas tocaron la almohada. Puse en práctica lo que Antonio y Tania me habían aconsejado y en el siguiente fin de semana, Nuria me fue indicando como le gustaba, por fin pude escuchar gemidos saliendo de su garganta.
La verdad es que era la primera vez que estaba disfrutando del sexo, sin presiones, que lo único que hacían era ponerme nervioso, no dando pie con bola. Nuria me tumbo boca arriba e hizo lo mismo del otro día, solo que esta vez, en vez de ponerme solo el condón, me hizo una corta mamada, pero suficiente para que mi polla alcanzara la dureza del acero. Después de ponerme el condón se la fue metiendo poco a poco, recite en mi cabeza toda la compra que había hecho durante toda la semana y funciono, porque para cuando me di cuenta Nuria me estaba cabalgando como una amazona desbocada.
Aguante bastante, pero no lo suficiente para hacerla llegar a ella a un orgasmo. Nuria volvió a poner esa cara de decepción, se desacopló de mí y bastante ofuscada se metió en el baño. Escuche como empezaba a caer el agua, sabía que no era suficiente, pero había mejorado e iría mejorando según fueran pasando las semanas, tenia miedo, pero también la esperanza de ver un rostro de satisfacción en ella.
Semana tras semana la cosa fue mejorando, pero aunque se le veía más contenta, alababa todo lo que estaba poniendo de mi parte, pero ese gesto de hastío seguía en su rostro. Tal vez lo mejor era tirar la toalla y terminar con la relación, de esa manera podría encontrar a alguien que la satisficiera. La verdad es que no tuve el valor de hacerlo, estaba tan enamorado de ella que el simple pensamiento de perderla me quemaba por dentro. Para eso estaba el destino para echarme una mano, pero al cuello. Un mes después de nuestra última vez, salimos al bar de Antonio y Tania, había sido una semana dura ente trabajo y clase, la verdad pensé que me vendría bien distraerme.
Además, tenia el run, run de que Nuria no quisiese follar conmigo, los fantasmas empezaron a invadir mi mente. Fantasmas que me decían a que tal vez Nuria había conocido a otro y me estaba engañando. Esto no era fruto de unos celos infundados, desde hacía unas dos semanas no nos habíamos visto más que una vez, porque le espere a la salida de su facultad, la veía distraída, esquiva y muy fría conmigo.
Según entramos al bar mis sospechas se convirtieron en casi certezas, en la barra apoyado se encontraba a la última persona que esperaba ver ahí. Mi hermano Héctor, Nuria, me dijo que Héctor había contactado con ella para darme una sorpresa. Entre los dos había una familiaridad que no correspondía a dos personas que solo habían hablado una sola vez, mi hermano era más diestro disimulándolo, Nuria era incapaz de hacerlo, mire a mi hermano y le dije.
• ¿Se puede saber qué hacer aquí?
• Qué carácter tienes hermanito, solo quiero un favor tuyo.
• Claro, que te haga los exámenes porque no apruebas ni una, ¿verdad?
• Así es, a mí me da igual, pero papa y mamá me dicen que tengo que sacarme la carrera de empresariales.
• Eso es problema tuyo, Héctor, ¡no mío!
• Sabes que siempre consigo lo que quiero, si no lo haces te castigaré quitándote eso que tanto quieres – mirando a Nuria que hablaba con algunos amigos.
• Si sabes lo que te conviene, Héctor te quedaras quietecito – cogiéndole del cuello, lo estampe contra la pared.
Sabía que a Antonio no le gustaban las peleas dentro del bar, decidí que mejor me salía fuera a que me diera el aire, para calmarme un poco. Me senté en un banco que había en la cera de enfrente, entonces vi como mi hermano salía del bar, saludándome con ese rostro de triunfador que siempre levaba. Después de un rato decidí entrar al bar, pude ver con que seriedad me miraba Nuria, decidí ignorarla e irme a la barra, para tomarme una cerveza, mientras bebía pude ver como Nuria se acercaba.
• Te has pasado un poco con tu hermano, ¿no crees?
• Pues yo creo que no.
• Solo quería ayuda – dijo Nuria empezando a enfadarse.
• No quiere que le ayude, quiere que le apruebe los exámenes para que él pueda seguir con su buena vida.
• Eso es lo que te molesta, que él vive bien mientras tú no, pensaba que eso no te importaba.
• Y no me importa, ¡lo que si me importa es que me amenace con quitarme lo que más quiero!
Nuria me miro con una expresión extraña, me dijo que la acompañara a casa, que no se encontraba bien. Pague mi cerveza a Tania que me miraba muy preocupada, entonces me dirigí a la salida junto a Nuria y llamamos a un taxi. No hablamos de nada durante el rato que tardo en venir, le di la dirección de Nuria y allí nos dirigimos. Pensé que me diría de subir a su casa, pero no fue así, se despidió de mí con un beso en la mejilla, espere a que Nuria entrara en su portal, entonces le dije al taxista que me cobrara que yo me quedaba ahí.
Me miro con una cara como diciendo que lo mejor que podía hacer era irme a casa, pero no le hice caso. Cuando el taxi se fue me escondí en un parque cercano de la casa de Nuria, si salía de su casa yo la vería a ella, pero ella no me vería a mí. Tenia un mal presentimiento que se hizo realidad cuando la vi salir una hora después vestida con un vestido que no había visto en mi vida, espero durante un rato y de repente apareció un coche que reconocería en cualquier sitio. Era el coche de mi hermano, pude ver que él no iba en él, pero reconocí a su chofer.
No tenia pruebas, pero tenia claro que Nuria me era infiel con mi hermano, también tenia claro que esta noche no había sido la primera vez, en conclusión daba por terminada mi relación. Me adentré en lo más profundo de ese parque y me senté en uno de los bancos para poder llorar. Otra vez mi hermano sé salía con la suya y yo salía perjudicado, llore hasta quedarme sin lágrimas, pero tome una decisión. Dejaría la universidad y mi trabajo en la copistería, sabía que era tarde, pero llame a mi jefa.
• Joder Víctor, ¿sabes que hora es?, me pillas despierta de milagro.
• Lo siento jefa, te llamo para decirte a que dejo el trabajo.
• ¿Y la beca?
• Dejo también la universidad, me voy lejos.
• ¿Qué ha pasado?
• Nada, que me he dado cuenta de que empresariales no es lo mío.
Mi jefa no era tonta, sabia que algo había pasado, pero no me pregunto nada deseándome suerte. Llame a un taxi para que me llevara a casa, una vez allí me duche y me metí en la cama. Quería despertarme pronto para preparar las maletas, pagarle a la casera y después hacerle una visita a mi hermano antes de desaparecer de su vida para siempre. No pegue ojo en toda la noche, no sé qué hora seria, pero mi móvil sonó, tenia un mensaje en mi correo electrónico, en él había dos videos que abrí.
Mejor si no llego a hacerlo, en él se veía a Héctor tumbado sobre la cama, a Nuria cabalgándolo dándole la espalda mirando hacia delante donde estaba la cámara, no sabía si era consciente de que la estaban grabando o no, pero lo que si vi fue como le empezó a temblar todo el cuerpo gritando un orgasmo a todo pulmón, el video duraba una hora más. Decidí cerrarlo, ya había visto suficiente, abrí el segundo, en él había una conversación que seguro se daría después del polvo.
• Eres una leona, mira como me has dejado la espalda con tus uñas.
• Eso es porque me pones muy caliente.
• Se nota que mi hermano te tenia a pan y agua – mientras reía.
• Tu hermano le pone voluntad, pero es un inútil en la cama, eso sí, como novio, no tiene rival.
• Por algo me eligieron a mí mis padres en vez de a él, ahora me tendrás a mí para cuando te pique el coñito.
• Con vosotros lo tengo todo, al novio tonto y al cabrón que folla como dios.
Cerré el video ya tenia suficiente, conque ¿el novio tonto, eh? Pues al novio ya lo había perdido, el que ambiciona todo en la vida, termina perdiéndolo todo, Nuria no tardaría en descubrirlo pronto, para cuando me di cuenta vi los primeros rayos de sol, me levante y después de ducharme desayune. Llame a mi vecina que era mi casera, para despedirme de ella, no quería cogerme el dinero para todo el mes cuando solo había estado la primera semana.
Después de mucho insistirse, la convencí para que me lo cogiera, después prepare las maletas. Una vez tuve todo recogido me vestí para coger el autobús que me dejaría cerca de la mansión de mis padres. Una vez llegue a ella, llame al timbre, me abrió Anselmo, esta vez no pregunto ni dijo nada.
Solo me dejo pasar, fui directo a la piscina y allí se encontraba mi hermano tomando el sol con una sonrisa. Sonrisa que se le borró según me vio acercarme, se cubrió con los brazos como si eso le sirviera para algo. Cogiéndole del cuello le empecé a dar puñetazos uno detrás de otro hasta que me empezaron a doler los nudillos, nadie movió un dedo para pararme hasta que llegaron mis padres, para ese entonces Héctor tenia el labio partidos, los ojos hinchados y la cara llena de sangre, después lo cogí, lanzándolo al agua de la piscina que se empezó a mezclar con su sangre, mis padres me amenazaron con llamar a la policía hasta que les enseñe los videos.
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