Finca La Salceda

slibera

Miembro muy activo
Desde
4 Jul 2023
Mensajes
223
Reputación
1,533
Este relato es pura ficción. Eché a volar la imaginación y ... bueno, pues por si gusta lo comparto.

Desde el torreón de la Casa Grande, Miguel observa el atardecer. Hace apenas dos años que es el dueño y señor de La Salceda y aún no es del todo consciente de la enorme extensión de terreno que posee. Desde esa altura su sensación de poder es tremenda, porque todo lo que alcanza la vista desde allí forma parte de la finca y por lo tanto, es de su propiedad. Comprarla es la mejor decisión que ha tomado en su vida después de rellenar a boleo aquella apuesta de los euromillones que cambió su vida.

Mientras contempla la vista con los brazos en jarras apoyados en sus caderas, su mujer Ana se acerca desde atrás. Ella a sus cincuenta años, luce un cuerpo espectacular, fruto de mucho trabajo de gimnasio y de una dieta muy estricta. Tampoco tiene mucho más que hacer, ya que la inmensa fortuna de su marido hace que solamente tenga que dedicarse a sí misma. Bueno, y a su marido, claro. Lleva en cada mano una copa con champán y pega su cuerpo desnudo al de su marido, mientras por debajo de cada uno de los brazos pasa las copas.

Miguel nota la piel cálida de su mujer en su espalda desnuda y toma una de las copas. “Gracias, cielo”. Ahora que tiene una mano libre, ella la baja por el vientre de su marido hasta agarrar su polla totalmente depilada y que aún está mojada y morcillona. “Lo de hoy ha estado increíble, gracias”. Se abraza a su marido y lo masturba suavemente. Mientras lo hace, nota como entre sus muslos una gota de semen caliente va escurriendo lentamente de su coño dilatado y recién follado. El sonríe mientras nota la mano de su mujer jugando con su polla fofa, mientras aprieta sus grandes y preciosas tetas a su espalda. Le da un buen trago al champán y se gira hacia ella besándola apasionadamente. En la lengua nota el sabor a polla y a semen que son el resultado de una larga sesión de sexo que acaba de terminar.

“¿Para mí no hay champán?” El acento americano resulta casi de chiste, pero a pesar de llevar más de 25 años en España y de hablar castellano correctamente, Andrew es incapaz de dejar de sonar como un guiri. Miguel y Ana le sonríen mientras ella le entrega una copa, luego se acerca a su amante y le coge por la cintura besándole levemente en los labios. El contraste entre el color de la piel de Ana y el de su amante llama la atención de Miguel. Ella no es pálida precisamente, pero es que él tiene la piel muy oscura.

Ana propone una ducha antes de la cena. “Bueno, creo que hemos empezado a preparar el fin de semana muy bien, a ver mañana cuando empiecen a llegar nuestros invitados”. Andrew camina cogido de la cintura de Ana y se gira hacia Miguel “¿quiénes van a venir?”. Miguel hace un gesto con la mano, como apartando una mosca imaginaria de delante de su cara. “bueno, ya sabes, los conoces a todos, la panda de siempre". Luego, tras andar dos pasos más, añade "ah, que también viene una pareja nueva” “¿vírgenes?” pregunta Andrew, “a estrenar, ya verás, material de primera”. El americano, suelta la cintura de Ana y lanza la mano abierta al aire hacia Miguel que choca sonoramente la suya contra la manaza negra “gracias Miguel, tus fiestas siempre son las mejores”.
 
No hay reacciones ni comentarios, pero... como tengo otro capítulo escrito, pues lo subo a ver si cambia la cosa. Si no gusta, pues que le vamos a hacer, lo dejo y listo.
 
Cuando Jorge se despierta son las 3 de la mañana. Oye la puerta de entrada de la casa y los pasos cuidadosos de su mujer por el pasillo. “Vaya horas de venir” piensa. Ella abre la puerta con cuidado, intentando no despertarle y sin saber que él ya está despierto. “Hola” la saluda él. “hola cariño, no quería despertarte, sigue durmiendo”. “Si que se os ha hecho tarde, decías que te volverías nada más cenar”. “Si, ya sabes, han insistido en ir a tomar una copa después”.

Ella entra en el baño sin encender la luz del dormitorio. Mientras la oye desmaquillarse, lavarse los dientes, etc, Jorge se deja llevar por su mayor fantasía: que ella tenga sexo con otros hombres. Su polla se pone dura al instante, mientras imagina como le ha entrado algún tipo en el bar de copas, como la ha estado piropeando y camelando hasta empezar a sobarla como por casualidad para acabar follando de pie en el cuarto de baño con las bragas por los tobillos hasta descargar en sus entrañas. Le encantaría que ahora se lo contase mientras le hace una paja y le llama cornudo. La polla se le ha puesto a tope e incluso le babea un poco.

De repente, la puerta del baño se abre. Jorge se suelta la polla que se meneaba suavemente bajo las sábanas. Maribel se mete en la cama acercándose a su marido para besarlo. “buenas noches, perdóname por haberte despertado”. Se gira dándole la espalda y él se arrima a ella pasándole un brazo por encima de la cintura. Ella nota inmediatamente la polla dura rozando su culo. “nene, tu pinchas, anda anda, que estoy cansada y no son horas”.

El se arrima más y la agarra un pecho y se lo saca del camisón “no seas mala, anda cuéntame como te ha follado él en el baño del bar de copas”. Está cansada de verdad, pero el contacto con la polla dura de él y su mano masajeando sus tetas la están excitando. Aún así, se resiste. “que pesado, ya estamos con lo de siempre, que no he follado con nadie, que solo lo hago contigo” “ya lo se cielo, pero me enciende imaginar que te tiras a cualquiera, ya lo sabes. Anda cariño, cuéntamelo, que no hemos follado hace días y estoy muy caliente…. Veng anda, que me corro y seguimos durmiendo”. “eres un enfermo, siempre pensando en lo mismo” “si cariño, ya sabes, no tengo remedio, venga va, que estoy muy cachondo y va a ser rápido”.

Ella accede y se gira hacia él. Se apoya en el costado y le echa la mano a la polla, descubriendo que él está durmiendo desnudo. “¿qué quieres saber maridito mío?” “que te ha hecho ese cerdo, cuéntamelo todo”. “era un tipo de nuestra edad, bastante bien parecido, elegante, pijo, me ha invitado a una copa y no dejaba de mirarme las tetas, y ya sabes que eso me enciende” “oh si, que guarra eres, sigue”. Maribel masturba a su marido lentamente “en cuanto ha tenido ocasión me ha besado, metiéndome la lengua hasta la campanilla, besaba como un campeón, me ha puesto perrísima” ”luego me ha sobado las tetas un rato por encima del vestido diciéndome guarrerías al oído. El tío olía divinamente y llevaba ropa de pijo. Me ha puesto como una moto. Me ha cogido la mano disimuladamente y ha hecho que le sobase la polla por encima del pantalón. La tenía muy dura y parecía muy grande. Luego me ha pedido que fuese al baño y que me seguiría”.

“Hemos ido al de hombres. por que en el de mujeres había cola. Nada mas entrar me ha sentado en el váter y se ha sacado la polla. No veas que tío, la tenía enorme, con muchas venas y toda brillante cuando le quitaba el pellejo”. “¿La tenía grande?” “más que tú, desde luego. Yo estaba hipnotizada mirándola y entonces él me la ha metido en la boca sin preguntar mientras me sacaba las tetas del vestido y me las sobaba.””¿te ha follado la boca putita mía?” “Ha hecho conmigo lo que ha querido y eso me ha excitado mucho”.

Jorge tiene la polla a tope, imaginando la escena y con la paja que le está haciendo su mujer, visualiza cada detalle. Como siga así, va a correrse muy pronto. “al cabo de unos minutos me ha levantado y me ha puesto mirando a la pared, me ha levantado la falda y me ha bajado las bragas de un tirón. Después me la ha metido de un solo empujón. Era muy bruto follando. Con cada embestida me bailaban las tetas que no veas. Me ha encantado, en menos de un minuto he tenido el primer orgasmo y luego muchos más. Se oía a las tías jaleándo y aplaudiendo desde fuera de los gemidos metía”

“Joder Maribel no pares, no pares, dime donde se ha corrido” Maribel nota la polla de su marido palpitando y acelera el ritmo “donde va a ser, en mi coño, y sin condón” “joder, joder” suelta Jorge jadeando mientras la palpitación de su polla anuncia la eyaculación inminente. Maribel deja de masturbarlo, le agarra la polla por la base y nota como la palpitación rítmica suelta el primer chorro de semen sobre el vientre de su marido, que gime y gruñe “joder, no pares ahora” quejándose de la actitud de ella. Espera un instante y un chorro más sale rítmico y puntual con otro gruñido de él.

Luego ella retoma la paja de él más lentamente “así así, joderrrr que zorra eres” dice él mientras echa cuatro chorros más, cada vez menos potentes y más escasos, disfrutando de lo que queda de su orgasmo casi negado. Durante un minuto sigue jadeando mientras va recuperando la respiración. Maribel se ha puesto cachonda. Imaginando que un desconocido la empotra contra la pared en un baño se le ha humedecido su sexo y la sensación de poder que le da controlar el orgasmo de su marido y reducírselo al mínimo como castigo a su actitud cornuda, le da un morbo impresionante.

Ella sigue acariciándole la polla, que va perdiendo fuerza y empieza a estar morcillona enseguida. Después coge su mano sucia de semen y se la lleva a la boca a su marido “me he manchado, límpiame”. De nuevo la Maribel guarra y dominante se abre camino, en total contradicción con su forma de ser en público. Se excita aún más al notarlo.

El saca la lengua obediente y chupa sus dedos, notando el sabor de su propio semen. Cuando termina, Maribel no puede estar más cachonda. Se quita las bragas rápidamente y en un movimiento ráido pone cada una de sus rodillas a ambos lados de la cabeza de él que queda tumbado boca arriba con el colo de ella a la altura de su boca.

Jorge no duda un instante y sacando la lengua empieza a lamer los labios vaginales de su mujer. No tiene nada de vello en esa zona, pero cuida con mucha dedicación una tirita estrecha de vello en el pubis, un frenazo de bicicleta, por expreso deseo de su marido, al que le encanta que lo lleve así. Se pone a tono muy rápido y empieza a suspirar cada vez más profundamente notando la lengua de él abriéndose paso entre los labios vaginales. Le encanta que le coman el coño y Jorge lo hace maravillosamente bien, aunque tampoco tiene con quien compararlo porque ha sido su única pareja sexual desde que lo conoció con 20 años. Mientras su marido juega con su clítoris rítmicamente desatando en ella un placer creciente, ella se empieza a acariciar las tetas. Una 95 con copa C, dos tetas naturales que son la envidia de todas sus amigas y, según le da la impresión, de todos los amigos de su marido. Un par de tetazas que en una cincuentona lucen espléndidamente cuando en raras ocasiones hace top les en alguna cala perdida de las Baleares.

Tiene los pezones muy duros y se los pellizca suavemente mientras su marido ahora recorre con su lengua su raja longitudinalmente, alternando con la succión del clítoris que tanto le gusta. A ella le entra la prisa por correrse y le encaja el coño en su boca de tal manera que él no tiene más remedio que succionar y jugar con su lengua con el centro de placer de Maribel. La caricia y la succión no tardan en provocar el efecto deseado y ella estalla en un intenso y largo orgasmo, precedido de un incremento de jadeos que da paso en el climax a gemidos cortos e intensos. Sus movimientos de cadera se vuelven incontrolables y llega al punto en que no soporta más estimulación del clítoris, por lo que se aparta de él hasta que ese fuego de su interior se va apagando…. Ahora necesitaría que la follen. Que la empotrasen ahora mismo a 4 patas hasta sacarle 3 o 4 orgasmos más y quedarse bien a gusto.

Estira la mano hacia el pene de su marido, pero lo encuentra fofo e inútil para lo que ella quiere. Entonces, se deja caer sobre la cama dándole la espalda a él y guardándose los pechos intentando calmarse . El se arrima para decirle algo pero ella le rechaza, “venga, déjame en paz, que encima me vas a dejar a medias…. Que manía con la pajita del cornudo, no te la vuelvo a hacer”.

Jorge se retira prudentemente, esperando que ella se tranquilice, pero al cabo de unos minutos detecta que su mujer ha cambiado el ritmo de su respiración, ya más calmada. Un cuarto de hora más tarde, respira profundamente. Se ha quedado dormida.

Bajo las sábanas Jorge nota ahora la dureza de su polla recuperada. Sabe que no debe molestarla ahora. Su erección ha llegado demasiado tarde a la fiesta pero su excitación al ver a su mujer tan encendida es muy fuerte, así que decide hacerse otra paja, en silencio y con mucho cuidado, para no despertarla. Cuando se corre, cinco minutos después, por fin se calma y se va quedando adormilado.
 
Última edición:
Cuando Jorge se despierta son las 3 de la mañana. Oye la puerta de entrada de la casa y los pasos cuidadosos de su mujer por el pasillo. “Vaya horas de venir” piensa. Ella abre la puerta con cuidado, intentando no despertarle y sin saber que él ya está despierto. “Hola” la saluda él. “hola cariño, no quería despertarte, sigue durmiendo”. “Si que se os ha hecho tarde, decías que te volverías nada más cenar”. “Si, ya sabes, han insistido en ir a tomar una copa después”.

Ella entra en el baño sin encender la luz del dormitorio. Mientras la oye desmaquillarse, lavarse los dientes, etc, Jorge se deja llevar por su mayor fantasía: que ella tenga sexo con otros hombres. Su polla se pone dura al instante, mientras imagina como le ha entrado algún tipo en el bar de copas, como la ha estado piropeando y camelando hasta empezar a sobarla como por casualidad para acabar follando de pie en el cuarto de baño con las bragas por los tobillos hasta descargar en sus entrañas. Le encantaría que ahora se lo contase mientras le hace una paja y le llama cornudo. La polla se le ha puesto a tope e incluso le babea un poco.

De repente, la puerta del baño se abre. Jorge se suelta la polla que se meneaba suavemente bajo las sábanas. Maribel se mete en la cama acercándose a su marido para besarlo. “buenas noches, perdóname por haberte despertado”. Se gira dándole la espalda y él se arrima a ella pasándole un brazo por encima de la cintura. Ella nota inmediatamente la polla dura rozando su culo. “nene, tu pinchas, anda anda, que estoy cansada y no son horas”.

El se arrima más y la agarra un pecho y se lo saca del camisón “no seas mala, anda cuéntame como te ha follado él en el baño del bar de copas”. Está cansada de verdad, pero el contacto con la polla dura de él y su mano masajeando sus tetas la están excitando. Aún así, se resiste. “que pesado, ya estamos con lo de siempre, que no he follado con nadie, que solo lo hago contigo” “ya lo se cielo, pero me enciende imaginar que te tiras a cualquiera, ya lo sabes. Anda cariño, cuéntamelo, que no hemos follado hace días y estoy muy caliente…. Veng anda, que me corro y seguimos durmiendo”. “eres un enfermo, siempre pensando en lo mismo” “si cariño, ya sabes, no tengo remedio, venga va, que estoy muy cachondo y va a ser rápido”.

Ella accede y se gira hacia él. Se apoya en el costado y le echa la mano a la polla, descubriendo que él está durmiendo desnudo. “¿qué quieres saber maridito mío?” “que te ha hecho ese cerdo, cuéntamelo todo”. “era un tipo de nuestra edad, bastante bien parecido, elegante, pijo, me ha invitado a una copa y no dejaba de mirarme las tetas, y ya sabes que eso me enciende” “oh si, que guarra eres, sigue”. Maribel masturba a su marido lentamente “en cuanto ha tenido ocasión me ha besado, metiéndome la lengua hasta la campanilla, besaba como un campeón, me ha puesto perrísima” ”luego me ha sobado las tetas un rato por encima del vestido diciéndome guarrerías al oído. El tío olía divinamente y llevaba ropa de pijo. Me ha puesto como una moto. Me ha cogido la mano disimuladamente y ha hecho que le sobase la polla por encima del pantalón. La tenía muy dura y parecía muy grande. Luego me ha pedido que fuese al baño y que me seguiría”.

“Hemos ido al de hombres. por que en el de mujeres había cola. Nada mas entrar me ha sentado en el váter y se ha sacado la polla. No veas que tío, la tenía enorme, con muchas venas y toda brillante cuando le quitaba el pellejo”. “¿La tenía grande?” “más que tú, desde luego. Yo estaba hipnotizada mirándola y entonces él me la ha metido en la boca sin preguntar mientras me sacaba las tetas del vestido y me las sobaba.””¿te ha follado la boca putita mía?” “Ha hecho conmigo lo que ha querido y eso me ha excitado mucho”.

Jorge tiene la polla a tope, imaginando la escena y con la paja que le está haciendo su mujer, visualiza cada detalle. Como siga así, va a correrse muy pronto. “al cabo de unos minutos me ha levantado y me ha puesto mirando a la pared, me ha levantado la falda y me ha bajado las bragas de un tirón. Después me la ha metido de un solo empujón. Era muy bruto follando. Con cada embestida me bailaban las tetas que no veas. Me ha encantado, en menos de un minuto he tenido el primer orgasmo y luego muchos más. Se oía a las tías jaleándo y aplaudiendo desde fuera de los gemidos metía”

“Joder Maribel no pares, no pares, dime donde se ha corrido” Maribel nota la polla de su marido palpitando y acelera el ritmo “donde va a ser, en mi coño, y sin condón” “joder, joder” suelta Jorge jadeando mientras la palpitación de su polla anuncia la eyaculación inminente. Maribel deja de masturbarlo, le agarra la polla por la base y nota como la palpitación rítmica suelta el primer chorro de semen sobre el vientre de su marido, que gime y gruñe “joder, no pares ahora” quejándose de la actitud de ella. Espera un instante y un chorro más sale rítmico y puntual con otro gruñido de él.

Luego ella retoma la paja de él más lentamente “así así, joderrrr que zorra eres” dice él mientras echa cuatro chorros más, cada vez menos potentes y más escasos, disfrutando de lo que queda de su orgasmo casi negado. Durante un minuto sigue jadeando mientras va recuperando la respiración. Maribel se ha puesto cachonda. Imaginando que un desconocido la empotra contra la pared en un baño se le ha humedecido su sexo y la sensación de poder que le da controlar el orgasmo de su marido y reducírselo al mínimo como castigo a su actitud cornuda, le da un morbo impresionante.

Ella sigue acariciándole la polla, que va perdiendo fuerza y empieza a estar morcillona enseguida. Después coge su mano sucia de semen y se la lleva a la boca a su marido “me he manchado, límpiame”. De nuevo la Maribel guarra y dominante se abre camino, en total contradicción con su forma de ser en público. Se excita aún más al notarlo.

El saca la lengua obediente y chupa sus dedos, notando el sabor de su propio semen. Cuando termina, Maribel no puede estar más cachonda. Se quita las bragas rápidamente y en un movimiento ráido pone cada una de sus rodillas a ambos lados de la cabeza de él que queda tumbado boca arriba con el colo de ella a la altura de su boca.

Jorge no duda un instante y sacando la lengua empieza a lamer los labios vaginales de su mujer. No tiene nada de vello en esa zona, pero cuida con mucha dedicación una tirita estrecha de vello en el pubis, un frenazo de bicicleta, por expreso deseo de su marido, al que le encanta que lo lleve así. Se pone a tono muy rápido y empieza a suspirar cada vez más profundamente notando la lengua de él abriéndose paso entre los labios vaginales. Le encanta que le coman el coño y Jorge lo hace maravillosamente bien, aunque tampoco tiene con quien compararlo porque ha sido su única pareja sexual desde que lo conoció con 20 años. Mientras su marido juega con su clítoris rítmicamente desatando en ella un placer creciente, ella se empieza a acariciar las tetas. Una 95 con copa C, dos tetas naturales que son la envidia de todas sus amigas y, según le da la impresión, de todos los amigos de su marido. Un par de tetazas que en una cincuentona lucen espléndidamente cuando en raras ocasiones hace top les en alguna cala perdida de las Baleares.

Tiene los pezones muy duros y se los pellizca suavemente mientras su marido ahora recorre con su lengua su raja longitudinalmente, alternando con la succión del clítoris que tanto le gusta. A ella le entra la prisa por correrse y le encaja el coño en su boca de tal manera que él no tiene más remedio que succionar y jugar con su lengua con el centro de placer de Maribel. La caricia y la succión no tardan en provocar el efecto deseado y ella estalla en un intenso y largo orgasmo, precedido de un incremento de jadeos que da paso en el climax a gemidos cortos e intensos. Sus movimientos de cadera se vuelven incontrolables y llega al punto en que no soporta más estimulación del clítoris, por lo que se aparta de él hasta que ese fuego de su interior se va apagando…. Ahora necesitaría que la follen. Que la empotrasen ahora mismo a 4 patas hasta sacarle 3 o 4 orgasmos más y quedarse bien a gusto.

Estira la mano hacia el pene de su marido, pero lo encuentra fofo e inútil para lo que ella quiere. Entonces, se deja caer sobre la cama dándole la espalda a él y guardándose los pechos intentando calmarse . El se arrima para decirle algo pero ella le rechaza, “venga, déjame en paz, que encima me vas a dejar a medias…. Que manía con la pajita del cornudo, no te la vuelvo a hacer”.

Jorge se retira prudentemente, esperando que ella se tranquilice, pero al cabo de unos minutos detecta que su mujer ha cambiado el ritmo de su respiración, ya más calmada. Un cuarto de hora más tarde, respira profundamente. Se ha quedado dormida.

Bajo las sábanas Jorge nota ahora la dureza de su polla recuperada. Sabe que no debe molestarla ahora. Su erección ha llegado demasiado tarde a la fiesta pero su excitación al ver a su mujer tan encendida es muy fuerte, así que decide hacerse otra paja, en silencio y con mucho cuidado, para no despertarla. Cuando se corre, cinco minutos después, por fin se calma y se va quedando adormilado.
Se está poniendo muy interesante, esperando el próximo capítulo.
Muy bueno
 
Andrés está lavándose las manos en el baño cuando su mujer le avisa de que ya está lista la cena. “Ya voy”, contesta levantando la voz mientras termina. Está nervioso desde hace días. La Salceda tiene un nuevo dueño y va a venir a tomar posesión de la finca al día siguiente. Nadie sabe nada de él, pero para todos los empleados de la finca, un cambio en la propiedad es motivo de preocupación, puesto que podrían peligrar sus puestos de trabajo. Como capataz de La Salceda, él es el que más posibilidades tiene de ser reemplazado, ya que es un cargo de mucha confianza para la propiedad.

Sale a la terraza y se sienta a cenar con Martina, su mujer, que le sonríe para intentar aplacar sus nervios. “No deberías preocuparte tanto, aún no sabes nada del nuevo dueño ¿no?” “No”. “Pues haga lo que haga, necesitará que quien conoce esto le asesore al comienzo ¿verdad? eso es así”. “Ya, pero igual viene con otro encargado debajo del brazo y después de enseñarle todo, van y nos echan. Aquí vivimos de puta madre y no tengo ganas de volver al pueblo a compartir casa con tus padres ¿y tú?” ella niega con la cabeza y vuelve a sonreírle “nadie conoce esto como tú, ya verás como se queda contigo”.

Mientras cena, alterna la vista del plato que tiene delante con miradas a su esposa. Le vuelve loco esa piel aceitunada, ese pelo moreno y esos ojos marrones. De adolescente Martina era un pibón e incluso quiso irse a Madrid para ser modelo, pero su padre, para suerte de Andrés, no la dejó, temiendo que acabase en realidad de prostituta. Aunque con los años se ha ido ajamonando, para Andrés no hay mujer más guapa. Su pelo moreno, siempre largo, lo suele recoger para trabajar en trenzas o coletas y en verano en un moño para que no le de calor en el cuello. Acostumbra a vestir sin complejos por su figura rellenita y no le importa ponerse ropa ceñida y lucir buenos escotes, algo que vuelve loco a Andrés, pero que a la vez le da celos cuando ve como la miran los demás hombres, especialmente los otros empleados de la finca.

Uno de los privilegios del capataz es vivir en la Casa Chica, a unos dos kilómetros de la Casa Grande. Fue construida por un propietario anterior para su familia, ya que a su mujer no le gustaba la Casa, que es como se llamaba por entonces a la vivienda principal de La Salceda, pero no llegó ni a usarse, porque la finca cambió de manos. El siguiente propietario, prefirió los grandes salones de la antigua casa principal, a la que rebautizó como la Casa Grande para agasajar a sus invitados a las monterías y nunca dormía en la finca, así que le cedió la llamó como la Casa Chica a Andrés, como una forma de compensar el bajo sueldo que le pagaba. A Andrés le salían las cuentas, puesto que le había proporcionado la forma de salir de casa de sus suegros a una casa “de señorito” inalcanzable por otros medios.

Solo utilizan la suite principal, la cocina, el salón y en verano, la terraza. Lo demás está cerrados, aunque Martina lo limpia regularmente, por si acaso. Está en un lugar que proporciona total intimidad y cuenta con una piscina que usan constantemente en las noches de verano, que es cuando realmente tienen tiempo de hacerlo. A sus 40 años, Andrés está contento con su vida y le aterra la idea de perder esa casa con su piscina y el todoterreno que usa para ir a todas partes y que, por supuesto, pertenece a finca.

Una vez terminan de cenar, Martina recoge la mesa “¿nos damos un bañito a la luz de la luna?” le dice Andrés dándole un cariñoso cachete en el culo. Ella le sonríe y asiente con la cabeza. “en cuento terminemos”.

Enamorado de ella desde niño, supo tener la paciencia y la astucia de rondarla de forma constante hasta que consiguió su atención ya de adolescentes, iniciando una relación de complicidad que sigue perfecta más de 20 años después. Se iniciaron juntos en el sexo y para suerte de ambos, se complementan en ese terreno de manera formidable. Ella es muy ardiente, siempre está dispuesta a tener sexo. Nunca le ha dicho que no a nada de lo que le ha pedido Andrés, que de esa manera ha podido desahogar con ella todas sus pasiones y ha hecho realidad todas sus fantasías. Que ella se entregue a él de forma tan sumisa y a la vez tan entusiasta enciende a Andrés de mala manera. Llevar a la práctica muchas de las escenas que veían en las películas porno había llenado sus solitarias noches en la finca durante años, convirtiéndolos en unos amantes muy desinhibidos y apasionados.

Mientras su mujer termina de recoger, Andrés se va al dormitorio, se desnuda y vuelve a salir tirándose a la piscina de cabeza. El frescor del agua parece quitarle la primera capa de preocupación acumulada y ya empieza a pensar en cómo van a follar esa noche en su casa “de señorito”. Mientras chapotea cae a su lado en el agua Martina, totalmente desnuda. Se agarra a él de frente y le besa la boca tiernamente, mientras acaricia su cara mojada y se agarra a las caderas de su marido envolviéndolas con sus muslazos. La polla de Andrés no tarda en reaccionar y en segundos alcanza su erección plena, levantándose bajo el agua hasta colocarse entre las nalgas de Martina, que nota el contacto y se abraza con más fuerza.

Mientras sus lenguas juegan en sus bocas Andrés lleva sus manos al culo de Martina y lo acaricia primero y lo agarra después con fuerza. Martina empieza a frotarse contra la polla dura de Andrés bajo el agua, hasta que soltando una mano de alrededor del cuello de él la busca y la coloca para que la penetre. Sentirse llena con la polla de su marido siempre le proporciona una inmensa sensación de placer, que le transmite a él con un nuevo beso apasionado. Andrés empieza a follarla lentamente, llevando con sus manazas el culo de ella hacia delante y hacia atrás. Martina gime muy bajito, echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, dejando que el agua moje su pelo. Andrés la contempla, buscando cada gesto, cada reacción a como la penetra o como cambia el ritmo con el que lo hace. Ella ahora abre los ojos, le clava la mirada, se muerde el labio inferior gimiendo cada vez más rítmicamente. ”Follame” le pide. Andrés reacciona acelerando el rimo, a lo que ella responde con una serie de gemidos de fuerza creciente. Mantienen la postura un par de minutos, pero los brazos de Andrés empiezan a cansarse. “Vamos fuera, que te voy a follar como a ti te gusta”.

Salen del agua y ella se tumba en una toalla extendida al lado de la piscina, boca arriba, con las piernas bien abiertas. El la contempla toda mojada, sonriendo y mientras la mira se masturba lentamente. Ella abre su vagina, se la ofrece, le anima “vamos campeón, fóllame como tú sabes”. Andrés se pone de rodillas entre sus muslos y encaja su polla en el coño de su mujer de un solo empujón y empieza a follarla con fuerza. Contempla como sus tetas flanean con cada embestida, con los pezones bien duros, mezcla del frescor de la noche en su piel mojada y del placer que siente en su interior. Martina empieza a gemir de forma rítmica y bien fuerte, mientras el sonido de las embestidas, plas, plas, plas refleja el impacto de la pelvis de Andrés contra ella. “Si, si, así, dame fuerte, no pares, mmm siii ” Martina, estalla finalmente en un largo y sonoro orgasmo con un fuerte gemido mientras envuelve el corpachón de su marido con sus piernas y sus brazos durante un minuto.

Cuando lo suelta, Andrés aprovecha para contemplar a su mujer jadeante, que le mira otra vez a la cara sonriente. “Pero que bien follas maridito, que suerte tengo”. Andrés se sale del interior de ella y le dice “vamos putita, que aún no he acabado contigo, ponte a 4 patas". Martina se gira, se pone de rodillas dándole la espalda y se empieza a recoger el pelo en una coleta sujetándolo con una goma que tiene en la muñeca. Cuando termina, se inclina hacia delante hasta apoyarse en los brazos, ofreciéndose a su marido, que no tarda en colocarse detrás y penetrarla sin contemplaciones agarrándola por las caderas. Andrés empieza a embestir con fuerza mirando el cuerpo de ella sacudiéndose con cada embestida y alza la vista para ver el reflejo de la escena en el cristal de la ventana del salón. Ella está con la cabeza agachada, aguantando con sus brazos la fuerza de las embestidas de él, con sus pechos bailando al ritmo de las mismas. Andrés la agarra por la coleta y hace que levante la cabeza embistiendo a la vez con más fuerza, como un animal. Sentir como la domina mientras la folla le excita aún más “toma puta, toma polla” sale de su boca, como con rabia, sin pensarlo. El segundo orgasmo de ella explota sin anunciarse, sacudiendo su cuerpo por completo, incluso provocando un temblor en las piernas que hace que Martina se derrumbe sobre la toalla boca abajo, sin fuerzas.

A Andrés le encanta que ella tenga ese tipo de orgasmos, alimenta su virilidad y su autoestima. Le hace creerse un toro y una fuerza de la naturaleza en cuestión de sexo. Ahora quiere correrse él, pero espera a que ella termine de recuperar el aliento antes de tumbarse boca arriba a su lado. “vamos Martina, sácame la leche”.

Martina se pone de rodillas entre las piernas abiertas de Andrés e inclinándose empieza a chuparle la polla. La tiene grande, gruesa y muy venosa, durísima. Ella la engulle con maestría y con la práctica que dan 20 años de mamadas prácticamente a diario. Consigue llegar con su nariz hasta el pubis peludo de él, que reacciona agarrando la cabeza de ella y sujetándola en esa posición para empujar aún un poco más dentro y comenzar a dirigir el ritmo de la mamada de ella. Martina se deja hacer, porque sabe que a Andrés le gusta así. El ritmo aumenta y durante un minuto Andrés literalmente folla la boca de Martina sin piedad, hasta que la libera de golpe con un bramido, “joder que bien la chupas so puta”, Martina toma aire, tose levemente, “que bruto eres mi amor” toma la polla de él por la base y empieza a lametearla de arriba abajo. La polla está durísima, ensalivada. Andrés gime ahora con fuerza, “no pares zorra, no pares que me corro” Martina acelera la lamida y empieza a alternarla con abrazar con los labios el capullo de cuando en cuando “me corro, coño me corro” gruñe Andrés.

Martina mantiene los mismos movimientos constantes, pero acelera el ritmo ligeramente: lengua arriba y abajo. luego de abajo a arriba, para luego meterse el prepucio en la boca a intervalos regulares. El semen de él brota primero cuando está lamiendo de abajo a arriba y mancha su cara para luego caer recogido por su lengua. El siguiente chorro, lo recibe en la boca cerrada y el tercero mientras lame de nuevo el tronco y así hasta el final. Andrés gruñe disfrutando de un orgasmo intenso y liberador, mientras ella sigue lamiendo y chupando. Cuando termina de eyacular, ella sigue sin parar de chupar y de lamer, ahora limpiando todo el semen que ha caído en el vientre de Andrés, que se deja hacer relajándose poco a poco. Cuando termina, Martina se abraza a su marido y se quedan tumbados durante unos minutos. Luego se levantan y se dan una ducha antes de acostarse, desnudos, cansados y satisfechos.
 
Última edición:
Como todas las mañanas, Jorge mete su usuario y su clave e inicia sesión en una conocida aplicación de videollamadas. Lo primero que hace es revisar quien de sus contactos está conectado. A esas horas, suelen ser pocos, pero muy puntuales. El usuario “José” está conectado y le saluda con su habitual “buenos días, compañero”. Se conocen, virtualmente, desde hace bastante tiempo y casi todos los días charlan varias veces. Suelen ser charlas breves, muchas veces insustanciales en las que se comenta el tiempo, alguna notica del día en clave de humor os simplemente los ánimos con los que está cada cual. Han desarrollado con el tiempo bastante complicidad ya que ambos comparten las mismas fantasías sexuales, fundamentalmente, la de querer ser cornudos. Se conocieron en un chat precisamente charlando sobre esas mismas cuestiones y decidieron continuar sus charlas en esa aplicación de videollamadas y chat.

Durante ese tiempo cada polvo que han echado con sus mujeres se ha narrado para el otro con todo lujo de detalles, puesto que de lo que se trata es de calentarse el uno al otro con la fantasía de ofrecerle al otro a su mujer. Se masturban habitualmente con esas charlas o mostrando las fotos y prendas íntimas de sus mujeres, fantaseando con verlas folladas por el otro. No se consideran a sí mismos swingers, sino cornudos vocacionales. A ambos les excita más la fantasía de que su mujer sea follada por otro que la de follarse a la mujer del otro, aunque eso también lo disfrutan.

“¿Qué tal el finde?”, pregunta Jorge. José contesta con un emoticono de un pulgar hacia abajo “una puta mierda, sin follar”. Jorge sonríe “pobrecito mío… ¿quieres a mi zorra para sacarte la leche?” José contesta con un pulgar hacia arriba “dame un minuto que cierro la ventana, que no es cosa de que toda Sevilla me vea hacerme una paja”.

Un minuto después, el sonido de llamada entrante suena en el ordenador de Jorge, que acepta la llamada inmediatamente. En su pantalla aparece la polla de José, fláccida. Jorge le habla al micrófono “¿rápida o lenta?”. “Rapidita, que tengo una reunión en 45 minutos”. Jorge pulsa en “compartir escritorio” y en el ordenador de José aparece la mujer de Jorge, Maribel, totalmente desnuda, durmiendo. Es una mujer de cincuenta y algunos, con algún kilo de más, pero con una bella figura y un hermoso culo. Sus pechos son grandes, naturales y tienen un buen volumen, con areolas grandes y pezones como cacahuetes. Jorge cambia la foto a otra de Maribel vistiéndose. Está subiéndose las bragas, inclinada hacia delante y no lleva sujetador, por lo que sus pechos cuelgan como campanas. La polla de José empieza a reaccionar y a hincharse “como me gusta esa foto tío” dice el sevillano. “Lo se”. Jorge pasa a compartir una foto más, de la misma serie, en la que Carmen ya se ha subido las bragas y está de frente a la cámara, luciendo su espléndido pecho, algo caído. Son fotos robadas, tomadas sin que ella se de cuenta.

“El sábado tenía cena con las del grupo de pádel, llegó a las 3 de la mañana” ¿”bien follada”? “Ojalá, pero no, pero fantaseamos con eso. Fue muy morboso”. “cuéntamelo, cornudo”. Jorge narra cómo su mujer le hizo el juego de la paja del cornudo, masturbándole mientras le narraba una supuesta infidelidad con un hombre desconocido en los baños de un bar de copas.

La polla de José ahora crece de forma apreciable. Jorge lo observa en su ordenador y se saca la polla dura ya del todo para masturbarse a gusto. “¿te la follaste?” “no, me corrí con la paja, tío, me puso megacachondo como me contaba como se la habían follado y como se metió en el juego, incluso casi me arruina el orgasmo la cabrona” “que zorra, como entra al juego….. Y ella ¿se puso cachonda?” “ya te digo, primero me hizo comerme mi propia leche y luego se sentó en mi cara para que le comiese el coño, la muy zorra, estaba cachonda perdida. Se corrió a lo burro y se quedó con ganas, que después quería follar. Lo malo es que yo la tenía fofa y no podía así que se cabreó y se puso a dormir. No veas que paja me hice yo al poco rato”. “Esa zorra te acabará haciendo cornudo, te lo aseguro, está casi a punto”.

José enseña su polla totalmente erecta ante la cámara. Luce sus 18cm con el grosor del cartón de un rollo de papel higiénico (según calcula Jorge) “mira que rabo se va a comer la zorra de Maribel”. La polla de Jorge está durísima, palpitando. No le atraen los hombres, pero las pollas duras por culpa de Maribel le excitan sobremanera.

Jorge sigue pasando las fotos una tras otra mientras José se masturba con fuerza, a ritmo rápido. Jorge le imita. La respiración de ambos está alterada, incluso gimen ligeramente. En una de las fotos se ve a Maribel mamándosela a Jorge. “Que zorra, como me gustaría que me comiera la polla así” “Ya, y a mí verlo”. “Quiero follarme a tu mujer cornudo” “venga cabrón, córrete con mi zorra” Jorge se muerde el labio inferior, muy excitado, deseando ver la eyaculación del otro y correrse él mismo.

“Toma leche zorra, tomaaaa”. En pantalla Jorge aprecia como José echa un buen chorro de leche sin dejar de masturbarse furiosamente. “Si, dale leche a mi puta” reacciona Jorge. Coincidiendo con el tercer chorro de leche de José, Jorge empieza a correrse también, derramando su semen por su vientre, su mano y la alfombra. Ambos siguen durante unos segundos, hasta que José da por terminada la sesión “me voy a duchar tío, muchas gracias por ofrecerme a tu puta, la próxima vez me toca a mí”. “Nada hombre, para eso estamos los amigos. Que te sea leve la semana”.
 
Cada mañana Pedro se levanta a las 7 en punto, se pone la ropa deportiva y sale a correr 30 minutos. Luego se mete en el gimnasio que tiene instalado junto al garaje y hace su rutina diaria de ejercicios de pesas. Cuando termina son más de las 8. Sube a su dormitorio y se da una ducha sin prisas para bajar a desayunar a eso de las 9 menos cuarto, justo cuando su mujer sale camino de su trabajo.

A sus 60 años, Pedro está en una forma excelente. Tiene el vientre liso, la musculatura tonificada y peina sus canas con una melena juvenil. Siempre tuvo atractivo para las mujeres y ha hecho uso y abuso del mismo toda su vida. Cuidarse es la mejor garantía de mantener su envidiable vida sexual.

Gracias a su posición económica desahogada encuentra tiempo para ello, puesto que su despacho de abogados funciona como una maquinaria bien engrasada en la que la mayor parte del trabajo la realizan unos becarios muy sacrificados dirigidos por varios veteranos que reciben las instrucciones de Pedro y las materializan y canalizan con los subordinados. El resultado es que Pedro no hace nunca 8 horas seguidas de trabajo. Raro es el día que va más de 4 hora a la oficina.

Se sienta en la mesa de la cocina con su café y su desayuno saludable, sin nada de hidratos y muchas proteínas. Arranca su Tablet para revisar los periódicos del día y una vez leídos los titulares, empieza con las redes. La red de videochat famosa por la “S” de su símbolo suele ser la primera que visita.

“Buenos días, cornudo” saluda al usuario José, al que ve conectado en ese momento.
“Buenos días”, contesta el otro. “¿qué tal el fin de semana?” José se toma un minuto para contestar y escribe “una puta mierda”.
“Jajajaja, eso es que no has follado, cornudo”.
“pues no, no estaba la señora de humor…. “.
“pues ya sabes, a pelártela como un cornudazo que eres…”
“ya, por suerte tengo amigos que me ayudan con eso”.
“Explícame eso cornudo”.
“Bueno, ya te dije que hablo con otros maridos como yo, cornudos aspirantes. Nos enseñamos fotos de ellas y nos la meneamos. Me acabo de correr con la mujer de un amigo”.
“Está buena la mujer?”
”Divina, una madurita cincuentona y tetona muy apetecible, aunque no le he visto la cara. Y además muy guarra, folla de vicio”
“¿Cómo es eso de que los has visto follar?”
“no hombre, que tiene fotos y vídeos que ha grabado”.
“¿se la follan otros?”
“no, que va, está como yo, a ver si la convence”.
“quiero conocerlo”
“hombre, yo creo que debo consultar con él y si le parece bien, te lo presento”.
“me parece correcto. Dile lo que ya sabes: que yo soy serio y discreto y que exijo lo mismo”.
“Espera, que veo que se ha conectado. Le pregunto”
 
Última edición:
Jorge entra en la app tras haberse duchado. Haber podido correrse ofreciendo a su mujer a otro es para él la mejor manera de empezar la mañana. Se siente relajado y listo para una larga semana laboral.

Ding
Mensaje de José.
“hola. Tenemos que hablar”.
“Ok”.
“Mira tengo un tío con el que llevo hablando un tiempo y que me está haciendo disfrutar con muchísimo morbo. Es de allí de Madrid, como tú.”
“¿Cuál es su rollo? ¿Cornudo vocacional como nosotros?
“Que va, este es un macho alfa, un toro, un corneador dominante. Da caña que no veas el tío… Y eso da cantidad de morbo. Y a ti te gusta cabroncete, que ya he visto como te palpita la polla cuando te pongo en tu sitio por cornudo ¿quieres conocerlo?”
“Bueno, será un poco más cañero, pero vamos que tampoco se yo si eso va a ser tan morboso ¿no?”
“Es que esto es otro nivel… ya verás. Bueno ¿te lo presento?”
“Por probar no perdemos nada. Qué busca”?
“Busca llegar hasta el final y follarse a tu mujer delante de ti y humillándote. Por lo que cuenta, se folla a varias casadas con el marido delante. Pero como sabe que eso es difícil de conseguir y es un tío muy calentorro, le gusta también tener cornudos virtuales como nosotros. Dice que quiere pocos pero buenos”.
“Bueno, pero dile que estoy como tu, que es pura fantasía, que no se haga ilusiones”
“Claro, no hay problema. Agrégale, su nik es …..”

Ding.
Un contacto saluda a Pedro dentro de la aplicación. Acepta y responde
“hola, soy Pedro”.
“hola, me llamo Jorge, me ha dado tu contacto José”.
“Si. Dice que como él quieres ser cornudo ¿es cierto?”
“Si”.
“Te cuento: mi intención es y será siempre la de follarme a la puta de tu mujer delante de ti para que disfrute lo que tu como marido eres incapaz de hacerla disfrutar. ¿He sido suficientemente claro cornudo?”.
Según termina la frase y le da a enviar, la polla de Pedro ya está dura como una piedra. Le excita sobremanera humillar verbalmente al aspirante a cornudo.

Según termina de leer la frase Jorge, la excitación le hace sentir un calor inconfundible por el vientre. Su polla aún está incapaz de reaccionar, ya que apenas hace 25 minutos que se corrió y el necesita más para recuperarse.
“A ver, si, por supuesto…. pero no quiero que te formes falsas expectativas, mi mujer, a día de hoy no quiere follar con nadie y no se si seré capaz de convencerla…”
“Tranquilo, José me ha puesto al corriente. Pero podemos disfrutar tu y yo de tus cuernos virtuales ¿te gustaría?”
Mientras lee y escribe Jorge empieza a notar como su polla despierta poco a poco.

“¿Quieres ofrecerme a tu mujer?”
“Si”
“Empieza a contarme como se llama, cornudo”
“Maribel”
“¿Cómo es ella?”
“Pues tiene 57, mide 1.59, pesa algo por encima de 60kg, así que está un pelín rellenita, pero no gorda. Es guapa de cara, rubia teñida y tiene un par de tetas estupendas”.
“Joder, el tipo de hembra que más me pone cornudo.

¿Cómo lleva el coño? ¿peludito? ¿rasurado?”
“Con el vello recortado, con una tirita por arriba”
“Mm que bueno.
Anda ponme una foto, una foto corriente, vestida, de cuerpo entero”

Jorge rebusca en las fotos del ordenador y tras descartar varias en las que sale con más gente encuentra una que le hizo en una boda a la que fueron el año anterior. Duda un instante si fiarse o no de su interlocutor, ya que si la pone en la app, el otro se la podría bajar a su ordenador

“Oye, me puedo fiar ¿no?”
“Totalmente, nada de lo que me pongas o enseñes lo va a ver nadie más que yo.
Jorge duda unos instantes, pero al final decide confiar. Si el tipo lleva tiempo morboseando con José, es que debe ser de fiar.

“joder está buenísima cacho perro. Menuda cara de zorra tiene. Y madre mía que tetazas más ricas.
Me la quiero follar”

Jorge nota como su polla se ha endurecido del todo y muy deprisa y ahora palpita protestando dentro del pantalón vaquero en una postura extraña. Mete la mano por dentro del pantalón para colocarla dentro del slip y permitir que se estire del todo. Ya la tiene babeando. Y hace menos de 30 minutos que se corrió. Se sorprende de lo rápido que ha reaccionado.

“¿Quieres ver como me la ha puesto?”
“si”
Pedro se saca la polla totalmente dura y la pone delante de la Tablet.
Luego saca una foto con el móvil en la que se ve su gran polla totalmente dura apoyada en la Tablet junto a la foto de Maribel.
La envía al chat.

“Joder, que cabrón, menudo pollón tienes”
“¿Te gusta cornudo?”
“Si”
“¿Le gustará a Maribel?
“Seguro, aunque solo conoce mi polla. ¿Te vas a correr con ella?”
“Hoy no. Eso tienes que ganártelo, perro…Vete preparando más fotos y sobre todo, prepárate a darme detalles de vuestra vida cotidiana. Quiero que me cuentes que se pone. Que te dice. Que hacéis. Cómo follais. Y sobre todo quiero que le saces fotos todos los días para verla. Me la vas a entregar para mi uso y disfrute ¿lo entiendes?

Mientras lo dice, a Pedro se le pone la polla a tope.
Cuanto más autoritario y dominante se pone, más le palpita la polla.
“Si, claro, haré lo posible”

“contesta perro ¿Qué es Maribel?”
“¿tu amante?”
“no gilipollas, es mi puta.
Repítelo”
“es tu puta”
“la frase entera, perro”
“Maribel es tu puta”
“¿y tu? quien eres puto perro”

Pedro se la menea con furia esperando la respuesta.

“Soy el cornudo”

Pedro entonces se levanta, pone la Tablet sobre la mesa de la cocina y agarra el móvil para grabar un vídeo mientras se masturba
De viva voz, dice “Mira puto perro, mira cómo me la ha puesto Maribel. ¿Querías que me corriese? Pues toma lefa cabrón”
Empieza a eyacular sobre la Tablet. El primer chorro pasa de largo y cae más allá de la Tablet sobre la mesa de la cocina, a casi un metro de distancia.
El segundo, que es más abundante, lo hace sobre la Tablet, manchándola de lado a lado. Los demás siguen la misma parábola y caen a ambos lados del primero, cubriendo prácticamente toda la superficie de la Tablet. Es un semen espeso, muy abundante.

Mientras tanto, Jorge espera expectante algún comentario más de Pedro sobre Maribel. Le excita la humillación verbal de Pedro y le excita su polla enorme. Este cabrón le va a hacer disfrutar un huevo. “Tengo que darle las gracias a José” piensa mientras espera.

Ding.

Jorge ve el archivo entrante y pulsa para permitir la descarga. Se agarra la polla por encima del pantalón, esperando que termine. La tiene durísima. Palpitante. La humedad del líquido preseminal se nota en el pantalón por fuera ya. Su corazón late a mil por hora.

Por fin se abre el archivo y ve a Pedro eyacular sobre la Tablet con la imagen de Maribel. El corazón se acelera aún más. Es la corrida más abundante que ha visto en su vida. Y la primera que ve sobre la foto de su mujer.

Vuelve a ver el vídeo, casi jadeando. Se agarra la polla con la mano, por encima del pantalón. La nota caliente, durísima y palpitando dentro de los vaqueros.

Su excitación es máxima, está llegando a un punto desconocido hasta ese momento. Y de repente, se corre. Sin masturbarse, solamente apretándosela, sin sacársela siquiera. El orgasmo es rápido, pero muy intenso.

Mientras su polla aún palpita con los últimos estertores, Jorge se queda confuso. No entiende cómo ha podido correrse así. Su parte racional cuestiona como clasificar la experiencia, pero su parte irracional le está animando a prolongar el placer e incluso a repetirlo.

Mira sus vaqueros, que lucen una visible mancha oscura, mojada hacia la izquierda de la bragueta.

Ding.

Vuelve a mirar a la pantalla
“¿Te ha gustado cornudo?”
“Si, mucho”
“¿Va hacer que te corras ahora puto perro?
“Ya me he corrido”
“Jajaja que buen cornudo eres…”
“joder no me ha dado tiempo ni a sacármela”
“Jajaja, no me lo creo… “
“Que si tío, no se que me ha pasado”
“Me encanta tu zorra y lo cornudo que eres. Lo vamos a pasar de cojones.
Prepara material para que me ofrezcas a Maribel.
Hasta pronto”.
“Adios”.
 
Antes de que el primer rayo de sol asome en el horizonte, Andrés ya se ha despertado. El cielo empieza a clarear por el este y entra un poco de luz por la ventana del dormitorio. Se levante muy despacio, sin hacer ruido, para no despertar a Martina, que sigue durmiendo de costado, dándole la espalda.

Se va al baño y tras aliviar la vejiga, se da una ducha rápida. Después, se planta frente al espejo para afeitarse. Si van a venir los nuevos dueños, hay que estar presentable.

Al salir del baño, aún desnudo, se encuentra a Martina, ya levantada. Se abraza a él pegando su cuerpo desnudo al suyo. Nota su piel caliente en el pecho y sus brazos rodeando su torso. El decide bajar sus manos hasta su culo para acariciarlo. Ella le un piquito.

“Buenos días torete, que bien hueles” y le agarra la polla con la mano.
“Hoy no me has deseado los buenos días en la cama”
“Ya, es que ando inquieto con eso de los nuevos dueños, no he dormido bien”.
“Relájate, ya te lo dije ayer, no va a cambiar nada”
“No sé, Martina, hay mucho en juego”
Martina le vuelve a besar.
“Te voy a dejar bien relajadito, ya verás”

Se pone en cuclillas y sin tocarla con las manos, engulle la polla de Andrés de golpe hasta apoyar su nariz en el vello púbico.

El miembro de Andrés reacciona rápidamente, creciendo dentro de la boca de Martina, que juega con él con su lengua, mientras lo nota crecer.

Enseguida lo nota con dureza suficiente como para empezar a pajearlo con su boca, así que vuelve a apoyar su nariz en el pubis de él, permanece ahí un segundo y empieza a retirarse hasta notar el prepucio en sus labios, momento en el que vuelve a tragarla entera de nuevo. El movimiento se repite rítmicamente mientras Andrés se deja hacer, cada vez más excitado y con la polla totalmente tiesa a estas alturas. Le enciende sobremanera que su mujer siempre esté dispuesta para el sexo. Que sea tan sumisa como para no negarse nunca y que a la vez sea tan activa para proponerle una mamada en cualquier momento y lugar. Son mamadas muy dirigidas a conseguir su placer por el camino más breve posible, sin contemplaciones, sin recrearse en el momento y sin una sola concesión a alargar la duración de la misma. Se las ha hecho hasta en el parking del Corte Inglés de Madrid en un viaje que hicieron.

Andrés agarra la cabeza de su mujer y empieza a hacer él el movimiento de cadera. Ella se queda quieta dejándose hacer. Le está follando la boca. Literalmente.

Martina empieza a excitarse. En cuclillas, con las piernas abiertas, su sexo abierto, se siente utilizada por su hombre y eso la calienta. Nota la humedad en su coño y los pezones endurecidos y empieza a acariciarse con una mano el clítoris y con la otra los pezones.

Andrés empieza a jadear y a gruñir presa del placer de la mamada, masturbándose literalmente con la boca de su mujer. Empieza a gruñir rítmicamente. Martina se prepara, sabe que va a correrse enseguida y ella también acelera el ritmo de sus caricias.

“Ahhhhhhh, me corrooooo” gruñe Andrés mientras se vacía dentro de la garganta de Martina, que traga como puede todo su semen, mientras empieza a tener un orgasmo ligero, pero suficiente para calmarla.

Andrés sigue entrando y saliendo de la boca de Martina cada vez más lentamente. Le mira a los ojos, sin dejar de chupársela y tragando el semen de su marido. El la mira y le acaricia las mejillas con los pulgares mientras le sigue follando la boca despacio, viendo como su polla ya medio fofa entra en su boca y sale brillante de saliva una y otra vez.

Finalmente se la saca de la boca y le da varias veces con ella en la nariz, en los mofletes y en los labios. “Gracias” le suelta.

Ella se pone de pie y se vuelve a abrazar a él de nuevo. “Te quiero torete”

“Y yo a ti”.
 
“Buenos días cornudo”
Jorge lee el mensaje y de inmediato empieza a notar un poco de excitación
“Buenos días Pedro”
“Cómo está mi puta”
“Uff, impresionante. Está empezando a bajar a la piscina y a ponerse morenita”

Ding

Jorge abre el fichero.
En la foto una imagen de la polla de Pedro totalmente dura asomando del pantalón, de un pantalón de traje. Parece tomada en una terraza o jardín.

“¿Estás así ahora?”
“Si, mirando la foto que me pusiste ayer. Joder como me pone tu zorra”
La polla de Jorge se pone dura casi instantáneamente.
Se la saca, le hace una foto y la manda.

“¿Ese eres tu cornudo?”
“Si”
“Mi zorra se merece una polla mejor que esa”
“Totalmente de acuerdo”
“¿Sabes una cosa, cornudo?”
“Dime”
“A lo largo del día de hoy me la voy a cascar con tu mujer, que lo sepas. Ahora la tengo a mi disposición. ¿eso te excita?”
“Joderrr si, mucho”
“Ya te lo contaré luego cacho perro”.
 
Miguel y Ana se conocieron haciendo cola para matricularse en la facultad. Ana había perdido el bolígrafo y él le prestó el suyo y la ayudó a rellenar algunos campos de los formularios que no había sabido contestar. A la salida de la secretaría, él le sugirió ir a tomarse algo y ella aceptó. Le gustaba su conversación, con una fina ironía. Además, le encontraba atractivo, muy masculino y fuertote. Definitivamente, era su tipo.

Aquel día no pasaron de pasar juntos desde la Ciudad Universitaria hasta Cuatro Caminos charlando y riendo. Allí se despidieron, pero antes intercambiaron sus teléfonos.

Miguel la llamó unos días más tarde y quedaron a tomar algo. Ana acudió con una minifalda negra, medias del mismo color y un top entallado que resaltaba sus tetas perfectas. Llevaba zapatos de tacón, la melena suelta y un bolsito pequeño con una cadenita colgando del hombro que tenía pinta de ser caro. A Miguel casi le da un pasmo cuando la vió, tan distinta del día que la conoció en la universidad, con vaqueros rotos, deportivas y una camiseta blanca normal y corriente. Decidió cambiar de planes sobre la marcha y en vez de ir a dar una vuelta por la zona de bares de tapas como tenía pensado, la llevó a un restaurante que, sin ser caro, daba bien de comer. Le fascinaba aquel mujerón en el que se había convertido Ana para esta cita y notaba como la miraban los demás hombres. Se sentía privilegiado de llevarla andando a su lado o cenando con él en aquella mesa.

La cita confirmó las sensaciones de ambos. Había una atracción mutua innegable y aquella noche, como era de esperar, se enrollaron en el portal de ella. Unos apasionados besos nada más, ya que no paraban de llegar vecinos cada poco tiempo, pero que les excitaron a ambos lo suficiente como para tener que masturbarse en la soledad de sus camas antes de dormir, algo que se confesaron el uno al otro años más tarde.

Al día siguiente, Miguel consiguió el coche de su padre prestado y se la llevó a la sierra con la excusa de estar más fresquitos durante una ola de calor tardía. Esta vez Ana apareció con ropa de deporte ajustada y botas de montaña e hicieron algo de senderismo por Cercedilla alternando el sano ejercicio con abrazos, besos apasionados y alguna mano en el culo por parte de Miguel que Ana nunca rechazó. Se fueron excitando tanto que a la caída del sol ella pidió que buscase un sitio más tranquilo. Y tras un rato de búsqueda, acabaron encontrando un camino apartado para dar rienda suelta a su pasión.

En la estrechez del asiento trasero del Seat 131 Supermirafiori del padre de Miguel, acabaron casi desnudos acariciándose y lamiéndose todo el cuerpo. Miguel la masturbó con sus dedos y le comió el coño, además de darse un festín con las impresionantes tetas de ella. Ana gemía bajito, como una gatita, mientras poco a poco se iba relajando y dejándose hacer, contentándose solamente en sus sensaciones hasta tener varios orgasmos seguidos. Era su primera vez con el sexo, ya que nunca había pasado de unos morreos con otros chichos con los que había salido antes.

Ella se resistía a ser penetrada en esa primera refriega así que se la chupó pidiendo expresamente que no se corriera en su boca. Era la primera vez que chupaba una polla y una vez se acostumbró a su sabor y su olor, lo encontró muy excitante. Miguel cumplió con su palabra y acabó corriéndose sobre las tetas de Ana masturbándose, sacándola unos segundos antes de su boca. Ella miró la polla de él contraerse, escupir aquel líquido blanco en su pecho y escuchó los resoplidos de Miguel con curiosidad. En ese momento no era consciente de lo mucho que le iba a gustar en el futuro aquel líquido blanco.

A partir de aquel primer día, estuvieron meses en esa misma dinámica, siempre en el coche, siempre en ocasiones contadas. Pero querían más y lo hablaron entre ellos. Hasta que llegó el gran día casi por casualidad: los padres de Ana se fueron un fin de semana fuera de Madrid y ellos aprovecharon su ausencia y el piso de sus padres para por fin, echar el primer polvo.

Fue romántico, apasionado y muy delicado. Pusieron velas en el cuarto de ella y Ana se puso la lencería más sexy que tenía en el armario, debajo de una minifalda y un top lencero que excitaron a Miguel según le abrió la puerta.

Miguel tuvo todo el cuidado del mundo para que ella estuviera cómoda, pues por intuición sabía que era la mejor manera de que aquella primera vez fuera un éxito para ella. Hicieron lo de todos los días, pero más despacio. Y cuando alcanzaron una excitación elevada, en lugar de provocarse el orgasmo uno a otro con mano o boca, Miguel se puso un preservativo y la penetró con mucha delicadeza. Al principio Ana se encontraba incómoda e incluso le dolió un poco, pero enseguida la lubricación y la pasión la hicieron relajarse y disfrutar. Ella estaba tumbada boca arriba, con Miguel entre sus piernas. Se sentía llena y le gustaba. El vaivén empezó a provocar un placer creciente y tardó muy poco en tener un primer orgasmo, que ella manifestó con gemidos mucho más y más fuertes que en el coche o en el portal, donde solían tener sus encuentros sexuales habitualmente. Todo su cuerpo se tensó, y se le pusieron los ojos en blanco. El orgasmo más fuerte que había tenido nunca. Miguel no duró mucho más después de verla así, ya que nunca había visto a una mujer tener un orgasmo tan intenso. Se corrió llenando el condón y luego la abrazó diciéndole lo mucho que la quería.

Ana quedó marcada por aquel primer coito. Había disfrutado muchísimo. Tanto, que quiso hacerlo más veces aquella tarde. Concretamente, tres veces más, en las que disfrutó aún más con cada nueva repetición.

En los meses posteriores, Miguel y Ana aprovecharon cada ocasión que hubo para follar. Lo hicieron en el pasillo de los trasteros de la casa de los padres de él. En el garaje de ella. En el coche e incluso en un hotelito de Miraflores de la Sierra al que se fueron a pasar un fin de semana en el que apenas pisaron la calle. Su fogosidad, alta desde el principio, era creciente con cada encuentro y si no follaban más era por que no podían. Miguel se acostumbró a ver la intensidad de Ana en la cama y mejoró mucho como amante, provocándole a ella aún más placer.

En sus comienzos, eran la única pareja estable tanto del grupo de amigos previos de Miguel como de las amigas de Ana y en el primer año de carrera tampoco surgieron parejas entre sus amigos comunes. Por eso, solían pasar más tiempo solos que en compañía, pero pronto se formó un grupo de compañeros de facultad a su alrededor con los que empezaron a hacer más y más planes juntos con sus amigos. Uno de sus compañeros era de una familia muy acomodada y les invitó a todos a ir un fin de semana a la finca de sus padres. Acudieron tres parejas, incluyedo a Miguel y Ana, además de dos chicas y dos chicos, uno de los cuales era el dueño de la finca.

Miguel y Ana acudieron solos en el 131 del padre de Miguel. Siguieron las instrucciones apuntadas en un papel por su amigo y tras perderse dos veces en cruces mal señalizados de carreteras secundarias acabaron encontrando el portón de entrada a la finca, una construcción de obra bastante pretenciosa con un arco rematado con tejas en el que se podía leer el nombre de la finca: La Muñoza. Poco podían imaginar cómo iba a influir en su vida aquel fin de semana.
 
Deseando de seguir leyendo. Para mi gusto de lo mejorcito
 
Atrás
Top