Familia sumisa de un Amo (1): El inicio

Familia sumisa de un amo (8)

El sábado por la mañana recibí un mensaje en el movil, me llegaría un paquete de amazon con la ropa que debería llevar a la fiesta.
Cuando llegó el repartidor, tenía un paquete para cada uno, uno para mi mujer, otro para mi hija, otro para mi hijo y otro para mi.
Cada uno cogió su caja y sin decir nada se la llevo a un extremo de la casa. Nadie dijo nada más y el día transcurrió sin mas novedad.
Cuando llegó la tarde todos empezamos a "arreglarnos", nos pusimos cada uno su modelito, ninguno vio el del otro y esperamos la llamada de Alberto.
Llegó un Uber a la hora convenida por el que ya era indiscutiblemente nuestro amo y nos montamos. Mi mujer iba vestida con un vestido negro ceñido con una chaqueta encima, se había maquillado y puesto tacones rojos, iba muy guapa. Mi hija a su lado parecía un clon de ella veinte años más joven, iba con pantalon ajustado negro, botines y un sueter color amarillo, iba también maquillada y muy elegante.
Mi hijo a mi lado llevaba un vaquero ajustado negro, una camiseta negra con chaqueta a juego y deportivas.
Yo me había puesto pantalon caqui y una camisa blanca, llevaba una chaqueta de cuero.
Ninguno sabíamos a donde ibamos.

El taxi se alejó de la ciudad y después de bastante tiempo por el campo llegamos a una finca a las afueras. Habían aparcados muchos coches de alta gama en la puerta, el más normal valía como mi casa.

Bajamos y una chica muy guapa en minifalda nos acompañó hasta el interior de una chalet grandísimo. Parecía casi un palacio.

Cuando llegamos había un grupo grande de personas en el salón, había música ligera y copas. Estaban charlando entre ellos, había muchos extranjeros, nadie nos prestó la más mínima atención, por sus ropas parecían todos gente pudiente y guapa. Como la realeza de algún país.

Fui a por una copa mientras se acercaban a charlar con mi hija y con mi mujer algunos, a mi me obviaban, quizás por mi ropa menos elegante, mi hijo empezó a hablar también con una pareja. Yo fui hacia la zona de las bebidas y una chica eslava me sirvió una copa.

Después de la segunda copa empecé una torpe conversación con la chica de las copas, era joven, de unos veinte años, con el pelo corto rubio como si fuera un chico, llevaba un collar de perro al cuello con su nombre Liv.

-"Cuanto tiempo llevas aqui en España?" -le dije
-"Desde pequeña"- contestó
-"Te pagan bien aquí?" -quise saber
-"Más que bien, además no es solo por eso, también es por el juego" -dijo mientras servía copas a otras personas
-"Qué juego?" -le dije con curiosidad
Sonrió divertida. "Ah, es tu primera vez? Te gustará, sólo relajate y disfruta" -

Casi como si hubiera pronunciado unas palabras mágicas de repente la música cambió y las luces se volvieron algo más tenues, aún así se podía ver con claridad.

Apareció Alberto en medio de la sala, como siempre iba muy bien arreglado, con pantalon y camisa, parecía un puto actor el cabrón, llevaba una chica apenas mayor de edad del brazo, vestida con un largo vestido verde. Era muy guapa, morena con la piel muy bronceada o mulata, era difícil de precisar con la luz.


"Queridos amigos, espero que la velada os esté pareciendo interesante, es hora de empezar los juegos, os parece?" -un aplauso con murmullos de aprobación llenó la sala.

"Es apropiado que el anfitrión comience...verdad?" - con una sonrisa le dijo algo al oido a la jovencita a su lado.

Esta al momento con un agil movimiento se desató el vestido que cayó al suelo, dejandola totalmente desnuda sóla vestida con los zapatos de tacón, llevaba un piercing en cada pezón.

"Como está aquí el embajador alemán con su esposa, sería un buen inicio que le dedicaras una calurosa bienvenida" -le dijo a ella, pero en voz alta. Me fijé en un señor mayor, de unos 70 años, estaba todavía en forma a pesar de la edad, era alto, lo acompañaba la que parecía ser su mujer, algo más joven que el, se veía que en un tiempo había sido una belleza, ahora era sólo una sombra de lo que fué, era también alta, con el pelo recogido en un moño, iba con un vestido lujoso y exhibía bastantes joyas.

La chica morena se acercó despacio al embajador, y se puso de rodillas delante de el. Le abrió la bragueta del chaqué y sacó su flaccida polla que se metió en la boca, empezó a mamar. Todos seguían bebiendo mientras veían a la jovencita intentar poner dura la polla del embajador, la más próxima la mujer de el, que miraba sonriendo mientras daba sorbos a su copa de champán.

La señora embajadora de repente se agachó y le dijo algo a la chica, esta la miró y se giró hacia ella. La embajadora se subió el vestido, dejando ver su coño, depilado y arrugado, abrió las piernas, la chica morena empezó a chuparselo, metiendo la cara entre las piernas de la embajadora. El embajador empezó a sacudirse la polla mientras miraba.

Eso fué el pistoletazo de salida para el principio de lo que llamaban el juego. Se empezaron a desnudar los sumisos en contrapartida con los amos que iban vestidos todavía, por todos lados había gente chupando o siendo chupada, en el inicio del juego.
Alberto se acercó a mi, yo seguía con la copa en la mano, algo achispado y caliente, todavía vestido.

Me dijo "quítate la ropa inmediatamente"

Dejé la copa a un lado y le obedecí, me quede totalmente desnudo y descalzo, se podía ver bien la jaula de pene que me había comprado Alberto y el plug anal que llevaba puesto, con cola de conejo. Seguramente estaba ridículo pero estaba cerdísimo.

No sabía a donde dirigirme exactamente, empecé a pasear por el salón que se llenaba de gemidos y suspiros de placer.
Me acerqué a otro sumiso más joven que también llevaba plug, iba de la correa de un ama, el ama llevaba corsé que le dejaba los pequeños pechos al aire y en botines negros, era rubia.


Me acerqué a ver más detalladamente quienes eran, era mi hijo y mi hija. Ella lo acercó a un par de hombres que hablaban mientras bebían, parecían absortos en su conversación. Mi hijo que también llevaba jaula en el pene se puso de rodillas y sacando las dos pollas de los dos hombres, empezó a chuparlas alternativamente. Ellos seguían charlando sin prestarle atención, mientras el se las iba metiendo hasta la garganta. Mi hija se dejaba manosear mientras por otro hombre que le metía los dedos en su coñito mientras hablaba y reía con ella. Erik al otro lado de la cadena seguía mamando.
Empecé a sentir dolor, porque la jaula no me permitía ponerme erecto, también empezaba a chorrear liquido seminal.

Había gente por todos lados follando, me acerqué a uno de los sofás, allí pude localizar al fin a mi mujer, desnuda con sus tacones rojos estaba de rodillas mamando la polla de un negro inmenso que estaba sentado en el sofá, parecía un gangster, mediría facil casi dos metros, no le cabía casi la polla en la boca, mientras le estaban follando el culo otro hombre, dandole embestidas que le hacian atragantarse con la polla del negro.

Continuara---
 
Familia sumisa de un amo (8)

El sábado por la mañana recibí un mensaje en el movil, me llegaría un paquete de amazon con la ropa que debería llevar a la fiesta.
Cuando llegó el repartidor, tenía un paquete para cada uno, uno para mi mujer, otro para mi hija, otro para mi hijo y otro para mi.
Cada uno cogió su caja y sin decir nada se la llevo a un extremo de la casa. Nadie dijo nada más y el día transcurrió sin mas novedad.
Cuando llegó la tarde todos empezamos a "arreglarnos", nos pusimos cada uno su modelito, ninguno vio el del otro y esperamos la llamada de Alberto.
Llegó un Uber a la hora convenida por el que ya era indiscutiblemente nuestro amo y nos montamos. Mi mujer iba vestida con un vestido negro ceñido con una chaqueta encima, se había maquillado y puesto tacones rojos, iba muy guapa. Mi hija a su lado parecía un clon de ella veinte años más joven, iba con pantalon ajustado negro, botines y un sueter color amarillo, iba también maquillada y muy elegante.
Mi hijo a mi lado llevaba un vaquero ajustado negro, una camiseta negra con chaqueta a juego y deportivas.
Yo me había puesto pantalon caqui y una camisa blanca, llevaba una chaqueta de cuero.
Ninguno sabíamos a donde ibamos.

El taxi se alejó de la ciudad y después de bastante tiempo por el campo llegamos a una finca a las afueras. Habían aparcados muchos coches de alta gama en la puerta, el más normal valía como mi casa.

Bajamos y una chica muy guapa en minifalda nos acompañó hasta el interior de una chalet grandísimo. Parecía casi un palacio.

Cuando llegamos había un grupo grande de personas en el salón, había música ligera y copas. Estaban charlando entre ellos, había muchos extranjeros, nadie nos prestó la más mínima atención, por sus ropas parecían todos gente pudiente y guapa. Como la realeza de algún país.

Fui a por una copa mientras se acercaban a charlar con mi hija y con mi mujer algunos, a mi me obviaban, quizás por mi ropa menos elegante, mi hijo empezó a hablar también con una pareja. Yo fui hacia la zona de las bebidas y una chica eslava me sirvió una copa.

Después de la segunda copa empecé una torpe conversación con la chica de las copas, era joven, de unos veinte años, con el pelo corto rubio como si fuera un chico, llevaba un collar de perro al cuello con su nombre Liv.

-"Cuanto tiempo llevas aqui en España?" -le dije
-"Desde pequeña"- contestó
-"Te pagan bien aquí?" -quise saber
-"Más que bien, además no es solo por eso, también es por el juego" -dijo mientras servía copas a otras personas
-"Qué juego?" -le dije con curiosidad
Sonrió divertida. "Ah, es tu primera vez? Te gustará, sólo relajate y disfruta" -

Casi como si hubiera pronunciado unas palabras mágicas de repente la música cambió y las luces se volvieron algo más tenues, aún así se podía ver con claridad.

Apareció Alberto en medio de la sala, como siempre iba muy bien arreglado, con pantalon y camisa, parecía un puto actor el cabrón, llevaba una chica apenas mayor de edad del brazo, vestida con un largo vestido verde. Era muy guapa, morena con la piel muy bronceada o mulata, era difícil de precisar con la luz.


"Queridos amigos, espero que la velada os esté pareciendo interesante, es hora de empezar los juegos, os parece?" -un aplauso con murmullos de aprobación llenó la sala.

"Es apropiado que el anfitrión comience...verdad?" - con una sonrisa le dijo algo al oido a la jovencita a su lado.

Esta al momento con un agil movimiento se desató el vestido que cayó al suelo, dejandola totalmente desnuda sóla vestida con los zapatos de tacón, llevaba un piercing en cada pezón.

"Como está aquí el embajador alemán con su esposa, sería un buen inicio que le dedicaras una calurosa bienvenida" -le dijo a ella, pero en voz alta. Me fijé en un señor mayor, de unos 70 años, estaba todavía en forma a pesar de la edad, era alto, lo acompañaba la que parecía ser su mujer, algo más joven que el, se veía que en un tiempo había sido una belleza, ahora era sólo una sombra de lo que fué, era también alta, con el pelo recogido en un moño, iba con un vestido lujoso y exhibía bastantes joyas.

La chica morena se acercó despacio al embajador, y se puso de rodillas delante de el. Le abrió la bragueta del chaqué y sacó su flaccida polla que se metió en la boca, empezó a mamar. Todos seguían bebiendo mientras veían a la jovencita intentar poner dura la polla del embajador, la más próxima la mujer de el, que miraba sonriendo mientras daba sorbos a su copa de champán.

La señora embajadora de repente se agachó y le dijo algo a la chica, esta la miró y se giró hacia ella. La embajadora se subió el vestido, dejando ver su coño, depilado y arrugado, abrió las piernas, la chica morena empezó a chuparselo, metiendo la cara entre las piernas de la embajadora. El embajador empezó a sacudirse la polla mientras miraba.

Eso fué el pistoletazo de salida para el principio de lo que llamaban el juego. Se empezaron a desnudar los sumisos en contrapartida con los amos que iban vestidos todavía, por todos lados había gente chupando o siendo chupada, en el inicio del juego.
Alberto se acercó a mi, yo seguía con la copa en la mano, algo achispado y caliente, todavía vestido.

Me dijo "quítate la ropa inmediatamente"

Dejé la copa a un lado y le obedecí, me quede totalmente desnudo y descalzo, se podía ver bien la jaula de pene que me había comprado Alberto y el plug anal que llevaba puesto, con cola de conejo. Seguramente estaba ridículo pero estaba cerdísimo.

No sabía a donde dirigirme exactamente, empecé a pasear por el salón que se llenaba de gemidos y suspiros de placer.
Me acerqué a otro sumiso más joven que también llevaba plug, iba de la correa de un ama, el ama llevaba corsé que le dejaba los pequeños pechos al aire y en botines negros, era rubia.


Me acerqué a ver más detalladamente quienes eran, era mi hijo y mi hija. Ella lo acercó a un par de hombres que hablaban mientras bebían, parecían absortos en su conversación. Mi hijo que también llevaba jaula en el pene se puso de rodillas y sacando las dos pollas de los dos hombres, empezó a chuparlas alternativamente. Ellos seguían charlando sin prestarle atención, mientras el se las iba metiendo hasta la garganta. Mi hija se dejaba manosear mientras por otro hombre que le metía los dedos en su coñito mientras hablaba y reía con ella. Erik al otro lado de la cadena seguía mamando.
Empecé a sentir dolor, porque la jaula no me permitía ponerme erecto, también empezaba a chorrear liquido seminal.

Había gente por todos lados follando, me acerqué a uno de los sofás, allí pude localizar al fin a mi mujer, desnuda con sus tacones rojos estaba de rodillas mamando la polla de un negro inmenso que estaba sentado en el sofá, parecía un gangster, mediría facil casi dos metros, no le cabía casi la polla en la boca, mientras le estaban follando el culo otro hombre, dandole embestidas que le hacian atragantarse con la polla del negro.

Continuara---
Impresionante, vaya calentón...
 
Familia sumisa de un amo (9)

Ya se habían corrido al menos cuatro machos en el culo de mi mujer mientras ella jugaba con el pollón del negro en el sofá, yo la miraba desde un lado de la sala. Cada vez que uno se corría, otro lo sustituía entre risas.
Me chorreaba la polla dentro de la jaula hasta el suelo mirando como estaba fuera de si.

En ese momento se me acerco alguien por detrás, me retiró el plug de cola de conejo y en su lugar me enculó. He de decir que no era una polla muy grande, me empezó a follar mientras yo seguía mirando a mi mujer recibir pollazos de desconocidos, ya ni siquiera gemia cuando la follaban, tenia el ano bien dilatado y cuando la enculaban salía el semen de las anteriores corridas.

Yo me había inclinado un poco para ayudar a que la polla del desconocido que me follaba entrara más adentro.
Pronto empecé a sentirla palpitar y derramar leche caliente dentro de mi culo.

Mi sorpresa aumento cuanto al salir su polla al instante entro otra, más gruesa. Empezó a follarme rápido lubricado por la lefa de la anterior corrida. Tardo poco en correrse, y fue sustituido con rapidez por otra polla desconocida.

Ya había perdido la cuenta de cuantos me habían follado, la leche me caía por los muslos hasta los tobillos mientras otros seguían follandome.

En ese momento se acercó mi hija, con su corsé que aumentaba el contorno de sus desnudos pechos. Seguía llevando a su hermano como a un perro, desnudo a cuatro patas, con la cabeza gacha.
Cuando el último se corrió dentro de mi, me agarró de la mano y me condujo cerca del sofá donde mi mujer seguía pasandose el pollón del negro por la cara y boca, mientras la follaban analmente.

"Este es mi padre" - le dijo mi hija al negro.

Este me miró, estaba totalmente desnudo, sus abdominales marcados indicaban que era todo un culturista, mi mujer sin hacerme caso seguía hipnotizada chupando y lamiendo la polla descomunal del gigante.

"Bien, acércate" -dijo con una voz grave. Hizo un gesto y mi hija apartó a mi mujer de la polla del negrazo, le sacaron la polla del culo en ese momento.

Me acerqué al negrazo, me dijo "sientate", pero no me indicó el sofá sino su polla.

Le obedecí y mirando hacia mi mujer y dándole la espalda puse mi ano ya dilatado en la punta de su polla.

Mi hija mientras hizo que mi hijo se acercara a su madre, y siguiendo sus indicaciones la tumbó boca arriba, se puso encima de ella en un 69 empezando a lamerle el coño mientras ella le chupaba la polla, agarrándole el culo.
Mientras yo me metía poco a poco el pollón del negro, era descomunal, me costaba mucho pero estaba super cerdo viendo como mi mujer se metía en la boca la polla de su hijo con ansia. Mi hijo a su vez chupaba el coño de su madre mientras lamía la leche que salía todavía de su ano.
El gigante en ese momento me agarró del hombro y empezó a empujarme hacia abajo, clavándome en su polla, gemí como una perra mientras mí culo asumía ese tamaño, al principio con dolor después con placer seguía gimiendo saltando sobre esa barra de carne negra.
A la tercera o cuarta embestida empecé a correrme dentro de la jaula mientras mi hijo hacía lo mismo dentro de la garganta de su madre, que con la polla hasta el fondo de su garganta y colorada se corría entre espasmos.

Mucho más tarde, cuando ya habíamos perdido la cuenta de cuántos nos habían follado, incluso me pareció ver a un mastín encima de mi mujer, volvimos a casa en el mismo coche que nos había traído.

No dijimos nada camino de vuelta, olíamos a alcohol y semén, menos mi hija, que sonreía y nos miraba divertida.

Fin?
 
Mi nombre es Pedro, tengo 44 años y una vida familiar se podría llamar que normal, tengo una mujer guapa que todavía no tiene 40 años, un hijo de 16 y una hija de 18.

Como cualquier pareja que lleve muchos años casados pues follamos Ana y yo esporádicamente, los fines de semana el sábado o el domingo, pero habíamos caído en la rutina, ella ya no era la zorra con la que me hice novio ni yo tampoco el semental que prometí.

Como cualquier casado me hacía pajas fantaseando con lo que fuera, hasta que un día coincidí en la cena de empresa con Alberto.

Cenábamos en la misma mesa y como siempre bebimos de más, se nos hizo tarde y con las bromas decidieron los compañeros ir a tomarse la última a un puticlub que había cerca. Así que fuimos.

Yo hacía mucho que no iba a uno, y las chicas, extranjeras su mayoría nos empezaron a sobar, algunos subieron con ellas pero Alberto y yo nos quedamos en la barra.

Las chicas me habían dejado la polla a cien, aunque estaba bastante achispado, y no pude evitar ver la erección que escondía el pantalón de Alberto.

-Joder como nos han puesto -le dije.

- Ya ves, la tengo durísima, subiría, pero el sexo de este rollo me aburre bastante... -dijo con una sonrisa.

- Si -afirmé sin mucha convicción- la verdad es que no me quería gastar una pasta esa noche, nos vamos?

- Me llevas? -me dijo.

- Si claro.

Cuando salimos fuera el aire me despejó un poco y me dieron ganas de mear, así que me retiré detrás de un camión en el parking, y me saqué la polla para mear.

Alberto se puso a mi lado y empezó a mear también.

Tenía un pollón, mucho más grande y grueso que el mío.

Me miró sonriendo mientras terminaba la meada y se la sacudía...

- Que tal? Te gusta lo que ves?

- Emm, si, digo no... -dije atropelladamente.

- Uf, la tengo todavía bastante dura -dijo mientras se empezaba a masturbar.

Yo me quedé sin saber qué hacer, con mi polla en la mano, que había terminado de mear, pero no me había guardado y Alberto haciéndose un pajote en su pollón.

-Creo que me voy a hacer una paja... me ayudas?

No sabía que responder, pero me estaba poniendo muy cachondo.

-Si claro, que quieres que haga?

- Hazme una paja...

Cogí el miembro duro como una piedra y empecé a pajearlo estando a su lado.

Empezó a soltar líquido seminal mojándome la mano y yo seguía dándole a su polla...

-Has probado alguna vez una polla? -me dijo excitado.

-No -le mentí, cuando era más joven mis primos me hacían chuparle las pollas todo lo que duraba el verano.

-Chupámela anda -me dijo cogiéndome la cabeza y poniéndome de rodillas.

Me la metí en la boca, casi ni me cabía, y empecé a mamársela despacio.

-Muy bien -me dirigía- más adentro, así así...

Fui cogiendo ritmo hasta que empezó a jadear, en ese momento me aparté y se corrió en el suelo.

-Uf -dijo- que bien ha estado, gracias amigo.

- de nada, ha sido un placer.

- De verdad? -dijo pícaro- te ha gustado?

- la verdad es que me ha puesto cachondo, no soy homosexual pero ha sido muy morboso.

-Deja que te invite a una copa en mi casa, quieres?

Le dije que vale, porque con tanto calentón se me había pasado la chispa y todavía no era muy tarde.

La casa de Alberto era una vivienda unifamiliar a las afueras, la verdad no muy diferente a la mía.

Al entrar pudimos ver que la casa estaba casi en silencio, solo quedaba algo de luz en el salón porque estaba la hija de Alberto viendo la televisión, en pijama.

La chica era una adolescente de 18 años, de pelo negro y con pocas curvas, cambiaba de canal mientras nosotros entramos.

Me dijo Alberto que me sentara y me senté en el sofá de enfrente, Alberto me trajo una copa y me la puso en la mano, se sentó al lado de su hija.

- Que tal Mónica? -le dijo.

- Pues aquí aburrida, no hay nada interesante en la tele...

-No sales hoy? -le dijo su padre.

-No, están la mitad con gripe... así que nada... a joderse -respondió.

El padre disimuladamente pasó el brazo por el hombro de su hija y le metió la mano por dentro, tocándole un pecho.

La hija hizo como si nada mientras el padre me miraba y sonreía. Se me puso otra vez dura.

Como el padre pellizcaba sin disimulo el pezón de la hija dentro del pijama pronto la cara de Mónica cambió de intentar ver la televisión a poner cara de excitada.

-Has visto que ricura tengo en casa Pedro?

- Si -le contesté, estaba empalmadisimo dentro del pantalón.

-A ver cuánto, sácatela -me dijo.

La chica me miró mientras gemía, y me la saqué.

- Vaya si está dura no? A ver si podemos arreglarlo... Mónica quítate el pijama...

La chica se levantó quitándose la parte de arriba dejando ver sus tetas perfectas pequeñas y quedándose en unas braguitas rosa.

Yo empecé a masturbarme furiosamente, estaba muy cachondo.

- cariño no dejes que nuestro invitado se tenga que pajear el... échale una mano.

La chica se puso de rodillas y se metió mi polla en la boca, aunque iba achispado no tarde en correrme en su boca ni dos minutos. Ella lo tragó todo.

Después se puso de pie y le dijo a su padre.

-Algo más papi?

- No cariño, ve a tu habitación, después iré a darte las buenas noches.

La chica recogió su pijama y empezó a subir las escaleras, cuando el padre le dijo…

-no te toques eh?

- No papá -contestó.

Yo no sabía bien que hacer ni que decir, me guardé la polla y me puse de pie, farfullé una excusa de que me tenía que ir y Alberto me acompañó a la puerta.

-Hasta el lunes -me dijo.

Yo me metí en mi coche con la cabeza hecha un lío, medio borracho y asombrado.

-continuará...
Me encanta que seas tú el sumiso por tenerla mucho más pequeña que Alberto, te lo mereces.
 
Familia sumisa de un amo (9)

Ya se habían corrido al menos cuatro machos en el culo de mi mujer mientras ella jugaba con el pollón del negro en el sofá, yo la miraba desde un lado de la sala. Cada vez que uno se corría, otro lo sustituía entre risas.
Me chorreaba la polla dentro de la jaula hasta el suelo mirando como estaba fuera de si.

En ese momento se me acerco alguien por detrás, me retiró el plug de cola de conejo y en su lugar me enculó. He de decir que no era una polla muy grande, me empezó a follar mientras yo seguía mirando a mi mujer recibir pollazos de desconocidos, ya ni siquiera gemia cuando la follaban, tenia el ano bien dilatado y cuando la enculaban salía el semen de las anteriores corridas.

Yo me había inclinado un poco para ayudar a que la polla del desconocido que me follaba entrara más adentro.
Pronto empecé a sentirla palpitar y derramar leche caliente dentro de mi culo.

Mi sorpresa aumento cuanto al salir su polla al instante entro otra, más gruesa. Empezó a follarme rápido lubricado por la lefa de la anterior corrida. Tardo poco en correrse, y fue sustituido con rapidez por otra polla desconocida.

Ya había perdido la cuenta de cuantos me habían follado, la leche me caía por los muslos hasta los tobillos mientras otros seguían follandome.

En ese momento se acercó mi hija, con su corsé que aumentaba el contorno de sus desnudos pechos. Seguía llevando a su hermano como a un perro, desnudo a cuatro patas, con la cabeza gacha.
Cuando el último se corrió dentro de mi, me agarró de la mano y me condujo cerca del sofá donde mi mujer seguía pasandose el pollón del negro por la cara y boca, mientras la follaban analmente.

"Este es mi padre" - le dijo mi hija al negro.

Este me miró, estaba totalmente desnudo, sus abdominales marcados indicaban que era todo un culturista, mi mujer sin hacerme caso seguía hipnotizada chupando y lamiendo la polla descomunal del gigante.

"Bien, acércate" -dijo con una voz grave. Hizo un gesto y mi hija apartó a mi mujer de la polla del negrazo, le sacaron la polla del culo en ese momento.

Me acerqué al negrazo, me dijo "sientate", pero no me indicó el sofá sino su polla.

Le obedecí y mirando hacia mi mujer y dándole la espalda puse mi ano ya dilatado en la punta de su polla.

Mi hija mientras hizo que mi hijo se acercara a su madre, y siguiendo sus indicaciones la tumbó boca arriba, se puso encima de ella en un 69 empezando a lamerle el coño mientras ella le chupaba la polla, agarrándole el culo.
Mientras yo me metía poco a poco el pollón del negro, era descomunal, me costaba mucho pero estaba super cerdo viendo como mi mujer se metía en la boca la polla de su hijo con ansia. Mi hijo a su vez chupaba el coño de su madre mientras lamía la leche que salía todavía de su ano.
El gigante en ese momento me agarró del hombro y empezó a empujarme hacia abajo, clavándome en su polla, gemí como una perra mientras mí culo asumía ese tamaño, al principio con dolor después con placer seguía gimiendo saltando sobre esa barra de carne negra.
A la tercera o cuarta embestida empecé a correrme dentro de la jaula mientras mi hijo hacía lo mismo dentro de la garganta de su madre, que con la polla hasta el fondo de su garganta y colorada se corría entre espasmos.

Mucho más tarde, cuando ya habíamos perdido la cuenta de cuántos nos habían follado, incluso me pareció ver a un mastín encima de mi mujer, volvimos a casa en el mismo coche que nos había traído.

No dijimos nada camino de vuelta, olíamos a alcohol y semén, menos mi hija, que sonreía y nos miraba divertida.

Fin?
Cornudo y maricon al mismo tiempo, una gozada que espero que se perfeccione, esperando la proxima entrega
 
Familia sumisa de un amo (9)

Ya se habían corrido al menos cuatro machos en el culo de mi mujer mientras ella jugaba con el pollón del negro en el sofá, yo la miraba desde un lado de la sala. Cada vez que uno se corría, otro lo sustituía entre risas.
Me chorreaba la polla dentro de la jaula hasta el suelo mirando como estaba fuera de si.

En ese momento se me acerco alguien por detrás, me retiró el plug de cola de conejo y en su lugar me enculó. He de decir que no era una polla muy grande, me empezó a follar mientras yo seguía mirando a mi mujer recibir pollazos de desconocidos, ya ni siquiera gemia cuando la follaban, tenia el ano bien dilatado y cuando la enculaban salía el semen de las anteriores corridas.

Yo me había inclinado un poco para ayudar a que la polla del desconocido que me follaba entrara más adentro.
Pronto empecé a sentirla palpitar y derramar leche caliente dentro de mi culo.

Mi sorpresa aumento cuanto al salir su polla al instante entro otra, más gruesa. Empezó a follarme rápido lubricado por la lefa de la anterior corrida. Tardo poco en correrse, y fue sustituido con rapidez por otra polla desconocida.

Ya había perdido la cuenta de cuantos me habían follado, la leche me caía por los muslos hasta los tobillos mientras otros seguían follandome.

En ese momento se acercó mi hija, con su corsé que aumentaba el contorno de sus desnudos pechos. Seguía llevando a su hermano como a un perro, desnudo a cuatro patas, con la cabeza gacha.
Cuando el último se corrió dentro de mi, me agarró de la mano y me condujo cerca del sofá donde mi mujer seguía pasandose el pollón del negro por la cara y boca, mientras la follaban analmente.

"Este es mi padre" - le dijo mi hija al negro.

Este me miró, estaba totalmente desnudo, sus abdominales marcados indicaban que era todo un culturista, mi mujer sin hacerme caso seguía hipnotizada chupando y lamiendo la polla descomunal del gigante.

"Bien, acércate" -dijo con una voz grave. Hizo un gesto y mi hija apartó a mi mujer de la polla del negrazo, le sacaron la polla del culo en ese momento.

Me acerqué al negrazo, me dijo "sientate", pero no me indicó el sofá sino su polla.

Le obedecí y mirando hacia mi mujer y dándole la espalda puse mi ano ya dilatado en la punta de su polla.

Mi hija mientras hizo que mi hijo se acercara a su madre, y siguiendo sus indicaciones la tumbó boca arriba, se puso encima de ella en un 69 empezando a lamerle el coño mientras ella le chupaba la polla, agarrándole el culo.
Mientras yo me metía poco a poco el pollón del negro, era descomunal, me costaba mucho pero estaba super cerdo viendo como mi mujer se metía en la boca la polla de su hijo con ansia. Mi hijo a su vez chupaba el coño de su madre mientras lamía la leche que salía todavía de su ano.
El gigante en ese momento me agarró del hombro y empezó a empujarme hacia abajo, clavándome en su polla, gemí como una perra mientras mí culo asumía ese tamaño, al principio con dolor después con placer seguía gimiendo saltando sobre esa barra de carne negra.
A la tercera o cuarta embestida empecé a correrme dentro de la jaula mientras mi hijo hacía lo mismo dentro de la garganta de su madre, que con la polla hasta el fondo de su garganta y colorada se corría entre espasmos.

Mucho más tarde, cuando ya habíamos perdido la cuenta de cuántos nos habían follado, incluso me pareció ver a un mastín encima de mi mujer, volvimos a casa en el mismo coche que nos había traído.

No dijimos nada camino de vuelta, olíamos a alcohol y semén, menos mi hija, que sonreía y nos miraba divertida.

Fin?
Muy morboso, espero que no sea el fin, y nos cuentes más de esa familia.....
 
Familia sumisa de un amo (9)

Ya se habían corrido al menos cuatro machos en el culo de mi mujer mientras ella jugaba con el pollón del negro en el sofá, yo la miraba desde un lado de la sala. Cada vez que uno se corría, otro lo sustituía entre risas.
Me chorreaba la polla dentro de la jaula hasta el suelo mirando como estaba fuera de si.

En ese momento se me acerco alguien por detrás, me retiró el plug de cola de conejo y en su lugar me enculó. He de decir que no era una polla muy grande, me empezó a follar mientras yo seguía mirando a mi mujer recibir pollazos de desconocidos, ya ni siquiera gemia cuando la follaban, tenia el ano bien dilatado y cuando la enculaban salía el semen de las anteriores corridas.

Yo me había inclinado un poco para ayudar a que la polla del desconocido que me follaba entrara más adentro.
Pronto empecé a sentirla palpitar y derramar leche caliente dentro de mi culo.

Mi sorpresa aumento cuanto al salir su polla al instante entro otra, más gruesa. Empezó a follarme rápido lubricado por la lefa de la anterior corrida. Tardo poco en correrse, y fue sustituido con rapidez por otra polla desconocida.

Ya había perdido la cuenta de cuantos me habían follado, la leche me caía por los muslos hasta los tobillos mientras otros seguían follandome.

En ese momento se acercó mi hija, con su corsé que aumentaba el contorno de sus desnudos pechos. Seguía llevando a su hermano como a un perro, desnudo a cuatro patas, con la cabeza gacha.
Cuando el último se corrió dentro de mi, me agarró de la mano y me condujo cerca del sofá donde mi mujer seguía pasandose el pollón del negro por la cara y boca, mientras la follaban analmente.

"Este es mi padre" - le dijo mi hija al negro.

Este me miró, estaba totalmente desnudo, sus abdominales marcados indicaban que era todo un culturista, mi mujer sin hacerme caso seguía hipnotizada chupando y lamiendo la polla descomunal del gigante.

"Bien, acércate" -dijo con una voz grave. Hizo un gesto y mi hija apartó a mi mujer de la polla del negrazo, le sacaron la polla del culo en ese momento.

Me acerqué al negrazo, me dijo "sientate", pero no me indicó el sofá sino su polla.

Le obedecí y mirando hacia mi mujer y dándole la espalda puse mi ano ya dilatado en la punta de su polla.

Mi hija mientras hizo que mi hijo se acercara a su madre, y siguiendo sus indicaciones la tumbó boca arriba, se puso encima de ella en un 69 empezando a lamerle el coño mientras ella le chupaba la polla, agarrándole el culo.
Mientras yo me metía poco a poco el pollón del negro, era descomunal, me costaba mucho pero estaba super cerdo viendo como mi mujer se metía en la boca la polla de su hijo con ansia. Mi hijo a su vez chupaba el coño de su madre mientras lamía la leche que salía todavía de su ano.
El gigante en ese momento me agarró del hombro y empezó a empujarme hacia abajo, clavándome en su polla, gemí como una perra mientras mí culo asumía ese tamaño, al principio con dolor después con placer seguía gimiendo saltando sobre esa barra de carne negra.
A la tercera o cuarta embestida empecé a correrme dentro de la jaula mientras mi hijo hacía lo mismo dentro de la garganta de su madre, que con la polla hasta el fondo de su garganta y colorada se corría entre espasmos.

Mucho más tarde, cuando ya habíamos perdido la cuenta de cuántos nos habían follado, incluso me pareció ver a un mastín encima de mi mujer, volvimos a casa en el mismo coche que nos había traído.

No dijimos nada camino de vuelta, olíamos a alcohol y semén, menos mi hija, que sonreía y nos miraba divertida.

Fin?
Fin? Noooo, gran saga
 
Familia sumisa de un amo (9)

Ya se habían corrido al menos cuatro machos en el culo de mi mujer mientras ella jugaba con el pollón del negro en el sofá, yo la miraba desde un lado de la sala. Cada vez que uno se corría, otro lo sustituía entre risas.
Me chorreaba la polla dentro de la jaula hasta el suelo mirando como estaba fuera de si.

En ese momento se me acerco alguien por detrás, me retiró el plug de cola de conejo y en su lugar me enculó. He de decir que no era una polla muy grande, me empezó a follar mientras yo seguía mirando a mi mujer recibir pollazos de desconocidos, ya ni siquiera gemia cuando la follaban, tenia el ano bien dilatado y cuando la enculaban salía el semen de las anteriores corridas.

Yo me había inclinado un poco para ayudar a que la polla del desconocido que me follaba entrara más adentro.
Pronto empecé a sentirla palpitar y derramar leche caliente dentro de mi culo.

Mi sorpresa aumento cuanto al salir su polla al instante entro otra, más gruesa. Empezó a follarme rápido lubricado por la lefa de la anterior corrida. Tardo poco en correrse, y fue sustituido con rapidez por otra polla desconocida.

Ya había perdido la cuenta de cuantos me habían follado, la leche me caía por los muslos hasta los tobillos mientras otros seguían follandome.

En ese momento se acercó mi hija, con su corsé que aumentaba el contorno de sus desnudos pechos. Seguía llevando a su hermano como a un perro, desnudo a cuatro patas, con la cabeza gacha.
Cuando el último se corrió dentro de mi, me agarró de la mano y me condujo cerca del sofá donde mi mujer seguía pasandose el pollón del negro por la cara y boca, mientras la follaban analmente.

"Este es mi padre" - le dijo mi hija al negro.

Este me miró, estaba totalmente desnudo, sus abdominales marcados indicaban que era todo un culturista, mi mujer sin hacerme caso seguía hipnotizada chupando y lamiendo la polla descomunal del gigante.

"Bien, acércate" -dijo con una voz grave. Hizo un gesto y mi hija apartó a mi mujer de la polla del negrazo, le sacaron la polla del culo en ese momento.

Me acerqué al negrazo, me dijo "sientate", pero no me indicó el sofá sino su polla.

Le obedecí y mirando hacia mi mujer y dándole la espalda puse mi ano ya dilatado en la punta de su polla.

Mi hija mientras hizo que mi hijo se acercara a su madre, y siguiendo sus indicaciones la tumbó boca arriba, se puso encima de ella en un 69 empezando a lamerle el coño mientras ella le chupaba la polla, agarrándole el culo.
Mientras yo me metía poco a poco el pollón del negro, era descomunal, me costaba mucho pero estaba super cerdo viendo como mi mujer se metía en la boca la polla de su hijo con ansia. Mi hijo a su vez chupaba el coño de su madre mientras lamía la leche que salía todavía de su ano.
El gigante en ese momento me agarró del hombro y empezó a empujarme hacia abajo, clavándome en su polla, gemí como una perra mientras mí culo asumía ese tamaño, al principio con dolor después con placer seguía gimiendo saltando sobre esa barra de carne negra.
A la tercera o cuarta embestida empecé a correrme dentro de la jaula mientras mi hijo hacía lo mismo dentro de la garganta de su madre, que con la polla hasta el fondo de su garganta y colorada se corría entre espasmos.

Mucho más tarde, cuando ya habíamos perdido la cuenta de cuántos nos habían follado, incluso me pareció ver a un mastín encima de mi mujer, volvimos a casa en el mismo coche que nos había traído.

No dijimos nada camino de vuelta, olíamos a alcohol y semén, menos mi hija, que sonreía y nos miraba divertida.

Fin?
:love:
 
Familia sumisa de un amo (9)

Ya se habían corrido al menos cuatro machos en el culo de mi mujer mientras ella jugaba con el pollón del negro en el sofá, yo la miraba desde un lado de la sala. Cada vez que uno se corría, otro lo sustituía entre risas.
Me chorreaba la polla dentro de la jaula hasta el suelo mirando como estaba fuera de si.

En ese momento se me acerco alguien por detrás, me retiró el plug de cola de conejo y en su lugar me enculó. He de decir que no era una polla muy grande, me empezó a follar mientras yo seguía mirando a mi mujer recibir pollazos de desconocidos, ya ni siquiera gemia cuando la follaban, tenia el ano bien dilatado y cuando la enculaban salía el semen de las anteriores corridas.

Yo me había inclinado un poco para ayudar a que la polla del desconocido que me follaba entrara más adentro.
Pronto empecé a sentirla palpitar y derramar leche caliente dentro de mi culo.

Mi sorpresa aumento cuanto al salir su polla al instante entro otra, más gruesa. Empezó a follarme rápido lubricado por la lefa de la anterior corrida. Tardo poco en correrse, y fue sustituido con rapidez por otra polla desconocida.

Ya había perdido la cuenta de cuantos me habían follado, la leche me caía por los muslos hasta los tobillos mientras otros seguían follandome.

En ese momento se acercó mi hija, con su corsé que aumentaba el contorno de sus desnudos pechos. Seguía llevando a su hermano como a un perro, desnudo a cuatro patas, con la cabeza gacha.
Cuando el último se corrió dentro de mi, me agarró de la mano y me condujo cerca del sofá donde mi mujer seguía pasandose el pollón del negro por la cara y boca, mientras la follaban analmente.

"Este es mi padre" - le dijo mi hija al negro.

Este me miró, estaba totalmente desnudo, sus abdominales marcados indicaban que era todo un culturista, mi mujer sin hacerme caso seguía hipnotizada chupando y lamiendo la polla descomunal del gigante.

"Bien, acércate" -dijo con una voz grave. Hizo un gesto y mi hija apartó a mi mujer de la polla del negrazo, le sacaron la polla del culo en ese momento.

Me acerqué al negrazo, me dijo "sientate", pero no me indicó el sofá sino su polla.

Le obedecí y mirando hacia mi mujer y dándole la espalda puse mi ano ya dilatado en la punta de su polla.

Mi hija mientras hizo que mi hijo se acercara a su madre, y siguiendo sus indicaciones la tumbó boca arriba, se puso encima de ella en un 69 empezando a lamerle el coño mientras ella le chupaba la polla, agarrándole el culo.
Mientras yo me metía poco a poco el pollón del negro, era descomunal, me costaba mucho pero estaba super cerdo viendo como mi mujer se metía en la boca la polla de su hijo con ansia. Mi hijo a su vez chupaba el coño de su madre mientras lamía la leche que salía todavía de su ano.
El gigante en ese momento me agarró del hombro y empezó a empujarme hacia abajo, clavándome en su polla, gemí como una perra mientras mí culo asumía ese tamaño, al principio con dolor después con placer seguía gimiendo saltando sobre esa barra de carne negra.
A la tercera o cuarta embestida empecé a correrme dentro de la jaula mientras mi hijo hacía lo mismo dentro de la garganta de su madre, que con la polla hasta el fondo de su garganta y colorada se corría entre espasmos.

Mucho más tarde, cuando ya habíamos perdido la cuenta de cuántos nos habían follado, incluso me pareció ver a un mastín encima de mi mujer, volvimos a casa en el mismo coche que nos había traído.

No dijimos nada camino de vuelta, olíamos a alcohol y semén, menos mi hija, que sonreía y nos miraba divertida.

Fin?
Me encanta los relatos familiares ha estado genial me he pajeado varias veces.
Pero creo el final a sido corto, falta un capítulo más.
 
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