Hace años tuve una novia con la que tuve experiencias muy morbosas y con la que acabé haciendo algunos tríos que resultaron ser muy morbosos por el trío en sí y por las situaciones previas que vivimos.
A priori ninguno de los dos se había planteado hacer tríos ni cosas así, pero las cosas se fueron desarrollando lentamente. Al principio teníamos fantasías, después ya nos lo imaginábamos y poco a poco fuimos planteándonos hacerlo. O al menos ir viendo poco a poco dando pasos y viendo si nos apetecía o solo quedaba en una fantasía. Cada vez nos parecía más morboso planteárnoslo y acabamos quedando con algún tío para follarla entre los dos; sin nada entre nosotros. Los dos con ella.
Ahora bien, si los tríos fueron morbosos, las situaciones previas en las que nos lo planteábamos y como nos fuimos planteando esa posibilidad no resulta menos excitante.
Quizá a alguno le pueda resultar de ayuda para intentar algo así con su pareja si tiene interés en probar una experiencia así.
Yo después hice algunos tríos más con alguna follamiga e incluso siendo yo el “invitado” pero no es lo mismo. Es mucho más morboso con tu pareja porque ya tienes una complicidad, hablas de ello, fantaseas, vas viendo las conversaciones con los posibles candidatos y todo eso resulta muy morboso.
Antes de llegar a contar los tríos hay que entender como llegamos a esa situación en la que ambos teníamos ganas de probar algo así. Y para eso hay que conocer un poco como fueron las cosas.
Ella se llamaba Raquel (nombre ficticio) y estaba realmente bien. Melena morena larga y lisa con el pelo muy cuidado, ojos verdes y bastante guapa. Mide casi 1,70 y tiene una figura esbelta. Está delgada pero no flaca. Unas piernas largas y muy buen culo; culo de deportista aunque no hacía apenas deporte. Como suele pasar con las chicas delgadas, ella no tenía mucho pecho. No es que fueran unas tetas minúsculas pero no eran grandes. Digamos que eran unas tetas normales pero mas bien tirando a pequeñas. Ella sabía que no era su punto fuerte y apenas se ponía ropa escotada ni demasiado ceñida en el pecho. Su punto fuerte eran el culo y las piernas. Ya digo. El culo era respingón y firme. Y las piernas eran largas y bien torneadas. Ya digo, era como si hiciese deporte pero no hacía apenas ejercicio. Por eso solía vestir faldas cortas y vaqueros ajustados que sí que le quedaban bien y solía lucirse bastante. Decía que estaba mejor con 40 años que con 20.
Vestía elegante pero sin pasarse. Mucho vaquero y alguna falda corta pero sin pasarse. No se maquillaba mucho ni usaba demasiadas joyas. Decía bromeando que ir sobrecargada de joyas y maquillaje le haría parecer una prostituta y ella era puta pero sin cobrar; ella era puta por placer.
No es que fuera una top model pero estaba buena y los tíos se fijaban en ella. Y eso a ella le encantaba. Le gustaba que los tíos la mirasen y calentar a los que se cruzaba por la calle. Si los tíos se giraban al mirarla por la calle fingía no enterarse pero luego venía a contármelo a mi riéndose. Se cortaba un poco porque vivía en una ciudad pequeña y mucha gente la conocía pero cuando salíamos a tomar algo a alguna terraza, solía darse algún paseo por la terraza con la excusa de ir a saludar a alguien o entrar al bar o lo que fuese. Sabía muy bien que algunos tíos la mirarían y cuando saludaba a alguien solía apoyarse en el respaldo de una silla con el culo en pompa. Ella a eso lo llama putipaseo o putivuelta o algo así. No me acuerdo.
después, cuando volvía conmigo, me comentaba que tal tío no le quitaba ojo, que si el otro, que estaba con su mujer, no se atrevía a mirarla por si le pillaba la esposa, y cosas así. Ella lo tomaba a broma pero también le resultaba morboso. Curiosamente le resultaba más morboso calentar a los tíos más salidos. Aunque fueran viejos verdes o unos babosos que ella no tocaría ni con un palo, si la miraban ella seguía el juego de calentarlos más y mas. A los tíos buenos también, claro, pero con los típicos salidos viciosos se ponía más cachonda. A veces, si llevaba un par de vinos, iba al baño y se quitaba las bragas (si llevaba falda, claro). En realidad para los que la miraban era exactamente lo mismo pero a ella le parecía más morboso.
A mi también me parecía morboso. Por dos razones. Una porque antes de levantarse a zorrear ya me decía quien la iba a mirar de arriba abajo y de esa forma yo también participaba en el juego. Y la otra razón era que yo sabía que ella se estaba poniendo como una moto y eso a mi me ponía a mil y que íbamos a follar acordándonos de esos salidos que se iban a pajear acordándose de ella;
E
Vivía en una ciudad pequeña y mucha gente la conocía por lo que no le gustaba dar la nota demasiado. Al menos en los sitios donde la pudieran conocer
Salimos a tomar unas copas y acabamos en mi casa follando, como era de esperar. A la mañana siguiente hacía bastante frío y nos quedamos en mi casa. Recuerdo que yo estaba tomando una cerveza y viendo en la tele la Formula 1 mientras ella me estaba haciendo una mamada. Lo recuerdo porque pensé que esa debía ser la situación deseada por cualquier tío, jaja. Estar viendo la tele con una cerveza mientras te la chupan. Es solo una anécdota.
El caso es que ella desde el primer día me habla de sexo con bastante naturalidad y me contaba las cosas que le ponían cachonda. Yo creo que eso es fundamental para todo aquel que quiera hacer un trío con su pareja. Una forma de comenzar es conseguir que ella cuente lo que le gusta, aunque sea una chorrada. Si se empieza a hablar con pequeñas chorradillas que le pongan cachonda, después, poco a poco, ya se ira subiendo el nivel de las fantasías. Hay que ir poco a poco.
Ella me contaba que le ponía cachonda que yo llegase algún día a su casa y la follase nada más llegar, sin apenas saludarle. Y lo hicimos, claro. Un día, según subía en el ascensor de su casa, me saqué la polla (llevaba una trenka cerrada por si me cruzaba con algún vecino) y cuando me abrió la puerta le puse a chupármela y la follé a cuatro patas sin ni siquiera quitarme la trenka.
También le ponía que no llevase calzoncillos y cuando me bajase el pantalón ya saliese la polla directamente tiesa; como en las pelis porno. También lo hicimos, claro.
Muchas de esas cosas eran más morbosas cuando las imaginas que cuando las llevas a la práctica. Pero son fáciles de llevar a cabo y así sales de la rutina.
En otro hilo de por aquí conté otra vez que ella quería ir a follar en un camino de tierra en el que ella, al volver del trabajo, solía ver coches aparcados que suponía que estaban follando. Le daba morbo ir a follar ahí y así hicimos, claro.
El caso es que ella hablaba de lo que le apetecía y de sexo en general con bastante naturalidad y supongo que eso es fundamental para poder ir poco a poco aumentando las conversaciones morbosas.
Me contó que desde su divorcio y hasta conocernos había tenido un par de follamigos que la follaban de vez en cuando. Uno de ellos era un compañero de trabajo. Por lo visto el tío era un poco raro y en el trabajo apenas le dirigía la palabra. Un día le mandó una solicitud de amista en ******** y ella aceptó. El tío empezó a escribirle por ******** pero seguía sin apenas hablarle en el trabajo, como si no se conociesen. El caso es que el tío quería follarla, claro. Al final quedaron para follar. Acordaron verse en el parking de un centro comercial, dejar el coche de ella allí e ir en un solo coche a un motel.
Cuando llegó al parking ella se subió al coche del tío y este ya tenía la polla fuera y estaba todo empalmado. Y le dijo -chupa-. Ella se quedó un poco sorprendida y dudando y el tío le dijo -que chupes- cogiéndole la cabeza para llevarla a su polla. Ella se la chupo allí mismo. Habían aparcado en una zona del parking algo alejada y era ya de noche pero la zona estaba iluminada con farolas y pasaban algunos coches de vez en cuando.
Me contaba que lo de chupársela allí en el parking le puso muy cachonda porque veía las luces de los coches pasar al lado del suyo y se imagina que alguien se habría dado cuenta de lo que pasaba.
Tanto le gustó lo del coche que estuvimos unos cuantos meses follando muy a menudo en el coche. Como si fuésemos adolescentes. Si salíamos a tomar algo y se tomaba un par de vinos ya me la chupaba en el mismo parking o bien mientras conducía. A veces llegábamos a casa y en vez de subir a follar, nos íbamos de nuevo a algún descampado a follar en el coche.
A menudo íbamos a un área recreativa cerca de su casa donde suelen ir las parejas a follar y también suele haber mirones. A ella solo de pensarlo la ponía a cien. Muchas veces yo me bajaba del coche, abría la puerta del copiloto, donde iba ella, y me sacaba la polla para que me la chupase. Al estar con la puerta abierta se encendía la luz de cortesía con lo que cualquiera que estuviese cerca podía darse cuenta de lo que estaba pasando. Solía haber coches aparcados por los alrededores pero estaban un poco apartados y me imagino que estarían follando por lo que no estaban muy pendientes de los demás. Además, la luz de cortesía es muy tenue con lo que no se puede ver con demasiada claridad.
después de que me la chupase en la puerta del coche, se ponía a 4 patas en el asiento del acompañante y la follaba desde fuera del coche. O bien nos íbamos al asiento trasero y follabamos con la puerta abierta para que la luz estuviese encendida.
A ella le daba morbo exhibirse y que la pudiesen ver algún mirón que se pajease viendo la escena.
La verdad es que nunca vimos a ningún mirón ni los coches que también estaban follando parecieron dar señales de vida ni siquiera de darse cuenta de lo que pasaba. Pero a nosotros nos daba mucho morbo. Sobre todo que pudiese haber mirones y que se pajeasen a la salud de Raquel.
A priori ninguno de los dos se había planteado hacer tríos ni cosas así, pero las cosas se fueron desarrollando lentamente. Al principio teníamos fantasías, después ya nos lo imaginábamos y poco a poco fuimos planteándonos hacerlo. O al menos ir viendo poco a poco dando pasos y viendo si nos apetecía o solo quedaba en una fantasía. Cada vez nos parecía más morboso planteárnoslo y acabamos quedando con algún tío para follarla entre los dos; sin nada entre nosotros. Los dos con ella.
Ahora bien, si los tríos fueron morbosos, las situaciones previas en las que nos lo planteábamos y como nos fuimos planteando esa posibilidad no resulta menos excitante.
Quizá a alguno le pueda resultar de ayuda para intentar algo así con su pareja si tiene interés en probar una experiencia así.
Yo después hice algunos tríos más con alguna follamiga e incluso siendo yo el “invitado” pero no es lo mismo. Es mucho más morboso con tu pareja porque ya tienes una complicidad, hablas de ello, fantaseas, vas viendo las conversaciones con los posibles candidatos y todo eso resulta muy morboso.
Antes de llegar a contar los tríos hay que entender como llegamos a esa situación en la que ambos teníamos ganas de probar algo así. Y para eso hay que conocer un poco como fueron las cosas.
Ella se llamaba Raquel (nombre ficticio) y estaba realmente bien. Melena morena larga y lisa con el pelo muy cuidado, ojos verdes y bastante guapa. Mide casi 1,70 y tiene una figura esbelta. Está delgada pero no flaca. Unas piernas largas y muy buen culo; culo de deportista aunque no hacía apenas deporte. Como suele pasar con las chicas delgadas, ella no tenía mucho pecho. No es que fueran unas tetas minúsculas pero no eran grandes. Digamos que eran unas tetas normales pero mas bien tirando a pequeñas. Ella sabía que no era su punto fuerte y apenas se ponía ropa escotada ni demasiado ceñida en el pecho. Su punto fuerte eran el culo y las piernas. Ya digo. El culo era respingón y firme. Y las piernas eran largas y bien torneadas. Ya digo, era como si hiciese deporte pero no hacía apenas ejercicio. Por eso solía vestir faldas cortas y vaqueros ajustados que sí que le quedaban bien y solía lucirse bastante. Decía que estaba mejor con 40 años que con 20.
Vestía elegante pero sin pasarse. Mucho vaquero y alguna falda corta pero sin pasarse. No se maquillaba mucho ni usaba demasiadas joyas. Decía bromeando que ir sobrecargada de joyas y maquillaje le haría parecer una prostituta y ella era puta pero sin cobrar; ella era puta por placer.
No es que fuera una top model pero estaba buena y los tíos se fijaban en ella. Y eso a ella le encantaba. Le gustaba que los tíos la mirasen y calentar a los que se cruzaba por la calle. Si los tíos se giraban al mirarla por la calle fingía no enterarse pero luego venía a contármelo a mi riéndose. Se cortaba un poco porque vivía en una ciudad pequeña y mucha gente la conocía pero cuando salíamos a tomar algo a alguna terraza, solía darse algún paseo por la terraza con la excusa de ir a saludar a alguien o entrar al bar o lo que fuese. Sabía muy bien que algunos tíos la mirarían y cuando saludaba a alguien solía apoyarse en el respaldo de una silla con el culo en pompa. Ella a eso lo llama putipaseo o putivuelta o algo así. No me acuerdo.
después, cuando volvía conmigo, me comentaba que tal tío no le quitaba ojo, que si el otro, que estaba con su mujer, no se atrevía a mirarla por si le pillaba la esposa, y cosas así. Ella lo tomaba a broma pero también le resultaba morboso. Curiosamente le resultaba más morboso calentar a los tíos más salidos. Aunque fueran viejos verdes o unos babosos que ella no tocaría ni con un palo, si la miraban ella seguía el juego de calentarlos más y mas. A los tíos buenos también, claro, pero con los típicos salidos viciosos se ponía más cachonda. A veces, si llevaba un par de vinos, iba al baño y se quitaba las bragas (si llevaba falda, claro). En realidad para los que la miraban era exactamente lo mismo pero a ella le parecía más morboso.
A mi también me parecía morboso. Por dos razones. Una porque antes de levantarse a zorrear ya me decía quien la iba a mirar de arriba abajo y de esa forma yo también participaba en el juego. Y la otra razón era que yo sabía que ella se estaba poniendo como una moto y eso a mi me ponía a mil y que íbamos a follar acordándonos de esos salidos que se iban a pajear acordándose de ella;
E
Vivía en una ciudad pequeña y mucha gente la conocía por lo que no le gustaba dar la nota demasiado. Al menos en los sitios donde la pudieran conocer
Salimos a tomar unas copas y acabamos en mi casa follando, como era de esperar. A la mañana siguiente hacía bastante frío y nos quedamos en mi casa. Recuerdo que yo estaba tomando una cerveza y viendo en la tele la Formula 1 mientras ella me estaba haciendo una mamada. Lo recuerdo porque pensé que esa debía ser la situación deseada por cualquier tío, jaja. Estar viendo la tele con una cerveza mientras te la chupan. Es solo una anécdota.
El caso es que ella desde el primer día me habla de sexo con bastante naturalidad y me contaba las cosas que le ponían cachonda. Yo creo que eso es fundamental para todo aquel que quiera hacer un trío con su pareja. Una forma de comenzar es conseguir que ella cuente lo que le gusta, aunque sea una chorrada. Si se empieza a hablar con pequeñas chorradillas que le pongan cachonda, después, poco a poco, ya se ira subiendo el nivel de las fantasías. Hay que ir poco a poco.
Ella me contaba que le ponía cachonda que yo llegase algún día a su casa y la follase nada más llegar, sin apenas saludarle. Y lo hicimos, claro. Un día, según subía en el ascensor de su casa, me saqué la polla (llevaba una trenka cerrada por si me cruzaba con algún vecino) y cuando me abrió la puerta le puse a chupármela y la follé a cuatro patas sin ni siquiera quitarme la trenka.
También le ponía que no llevase calzoncillos y cuando me bajase el pantalón ya saliese la polla directamente tiesa; como en las pelis porno. También lo hicimos, claro.
Muchas de esas cosas eran más morbosas cuando las imaginas que cuando las llevas a la práctica. Pero son fáciles de llevar a cabo y así sales de la rutina.
En otro hilo de por aquí conté otra vez que ella quería ir a follar en un camino de tierra en el que ella, al volver del trabajo, solía ver coches aparcados que suponía que estaban follando. Le daba morbo ir a follar ahí y así hicimos, claro.
El caso es que ella hablaba de lo que le apetecía y de sexo en general con bastante naturalidad y supongo que eso es fundamental para poder ir poco a poco aumentando las conversaciones morbosas.
Me contó que desde su divorcio y hasta conocernos había tenido un par de follamigos que la follaban de vez en cuando. Uno de ellos era un compañero de trabajo. Por lo visto el tío era un poco raro y en el trabajo apenas le dirigía la palabra. Un día le mandó una solicitud de amista en ******** y ella aceptó. El tío empezó a escribirle por ******** pero seguía sin apenas hablarle en el trabajo, como si no se conociesen. El caso es que el tío quería follarla, claro. Al final quedaron para follar. Acordaron verse en el parking de un centro comercial, dejar el coche de ella allí e ir en un solo coche a un motel.
Cuando llegó al parking ella se subió al coche del tío y este ya tenía la polla fuera y estaba todo empalmado. Y le dijo -chupa-. Ella se quedó un poco sorprendida y dudando y el tío le dijo -que chupes- cogiéndole la cabeza para llevarla a su polla. Ella se la chupo allí mismo. Habían aparcado en una zona del parking algo alejada y era ya de noche pero la zona estaba iluminada con farolas y pasaban algunos coches de vez en cuando.
Me contaba que lo de chupársela allí en el parking le puso muy cachonda porque veía las luces de los coches pasar al lado del suyo y se imagina que alguien se habría dado cuenta de lo que pasaba.
Tanto le gustó lo del coche que estuvimos unos cuantos meses follando muy a menudo en el coche. Como si fuésemos adolescentes. Si salíamos a tomar algo y se tomaba un par de vinos ya me la chupaba en el mismo parking o bien mientras conducía. A veces llegábamos a casa y en vez de subir a follar, nos íbamos de nuevo a algún descampado a follar en el coche.
A menudo íbamos a un área recreativa cerca de su casa donde suelen ir las parejas a follar y también suele haber mirones. A ella solo de pensarlo la ponía a cien. Muchas veces yo me bajaba del coche, abría la puerta del copiloto, donde iba ella, y me sacaba la polla para que me la chupase. Al estar con la puerta abierta se encendía la luz de cortesía con lo que cualquiera que estuviese cerca podía darse cuenta de lo que estaba pasando. Solía haber coches aparcados por los alrededores pero estaban un poco apartados y me imagino que estarían follando por lo que no estaban muy pendientes de los demás. Además, la luz de cortesía es muy tenue con lo que no se puede ver con demasiada claridad.
después de que me la chupase en la puerta del coche, se ponía a 4 patas en el asiento del acompañante y la follaba desde fuera del coche. O bien nos íbamos al asiento trasero y follabamos con la puerta abierta para que la luz estuviese encendida.
A ella le daba morbo exhibirse y que la pudiesen ver algún mirón que se pajease viendo la escena.
La verdad es que nunca vimos a ningún mirón ni los coches que también estaban follando parecieron dar señales de vida ni siquiera de darse cuenta de lo que pasaba. Pero a nosotros nos daba mucho morbo. Sobre todo que pudiese haber mirones y que se pajeasen a la salud de Raquel.