Espiando a Bea mirando al futuro. [Se ruega NO volver a escribir otro título todo en mayúsculas]

alguien a valorado el tercer capitulo como terrible en TR que mala leche tiene la gente.
Amigo mío no te pongas a pensar en tonteras que por uno que escribió algo en contra el relato está malo o algo por el estilo, eso no es así, al contrario yo lo encuentro muy bueno todo, así es que dale tranquilo no más, piensa que nosotros valoramos tu esfuerzo, por algo comentamos cada capítulo. (y)(y)(y)
 
Nerea es una que no tiene cara para pedir perdón y aparecerse en al hospital no creo que le vaya muy bien, esa metió la pata entera y el cuerpo también.
Lo curioso es que en la continuación de Luis Acont tuvo un affaire con mi tocayo y hasta creo que se llegó a enamorar de él si no recuerdo mal. Pero luego encontró un buen chico y además intercedió para que Bea y Carlos acaben juntos.
Lo que no recuerdo es si Javi tuvo relevancia en el de Randor y el posterior de Luis Acont.
 
La verdad es que el de Randor no lo he leído, no sabría decirte el de Luis Acont si, Nerea y Carlos se acuestan pero sabían que lo de ellos no era por amor sino que para distraerse de todo lo que les había pasado y darse un agasajo, Carlos por lo de Bea y Nerea porque Javi la había echado de la casa y no tenía dónde ir, donde Carlos le dio albergue.
 
ESPIANDO A BEA MIRANDO AL FUTURO 5

5- Abriendo los ojos


Mire a mi jefa a los ojos, era verdad que venía más animado, ese coraje me lo infundió la presencia y el apoyo que había recibido de Gianna, pero Silvia estaba sugiriendo algo distinto, o eso me estaba indicando su expresión. Gianna y yo nos conocíamos de toda la vida, claro que me había alegrado verla, aunque fueran en estas circunstancias. Además, intenté apoyarla tanto como ella a mí, jamás había mirado de ese modo a mi amiga, ¿tal vez Silvia veía algo de lo que yo no era consciente?

Qué va, mi jefa desvariaba, Gianna era familia para mí, además si Javi hubiera sospechado algo semejante me hubiera cortado los huevos, pues no era protector con su hermana ni nada. La verdad es que no sé por qué, Gianna era una mujer fuerte, con un genio de mil demonios, no se achicaba ante nada ni ante nadie y si tenía que decirte las verdades a la cara tenía ovarios de sobra para hacerlo.

Mi jefa no dejaba de mirarme de una forma extraña, me estaba poniendo muy nervioso, dio un sorbo a la copa de vino y empezó a hablar.

• Me tenías preocupada Carlos – no bromeaba, su semblante se había vuelto muy serio.

• ¿Es por mi trabajo?

• No, la primera vez que hablamos hace unas semanas, estabas lleno de vida y tu sonrisa contagiaba positividad a todo el que estaba a tu lado.

• ¿Ahora no?

• Hoy he vuelto a ver un pequeño atisbo de aquel Carlos, cuando decidiste aceptar mi oferta. No te lo voy a negar, me puse muy contenta, eras un activo muy importante para la empresa en todos los sentidos – su mirada seguía fría y me empezó a entrar un sudor frío, tenía la sensación que me estaba adulando para al final decir que me tenía que despedir.

• ¿Va algo mal con mi trabajo?

• Tu trabajo es excepcional, cuando aceptaste y viniste a firmar el contrato a la empresa baje a recibirte yo misma, el Carlos que me encontré no era el que se había ido una semana atrás, por suerte tu capacidad de trabajo es sobresaliente, pero no todo en la vida es trabajar, también hay que vivir – razón no le faltaba, últimamente lo único que hacía era trabajar para mantenerme distraído, necesita alejar mi mente de otros lugares y de otras personas.

• Tenía que ponerme al día con mis compañeros – no me dejo seguir, me miro como una madre mira a su hijo antes de regañarle.

• Llevas las últimas semanas intentando esconderte de algo, escudándote en el trabajo.

• No entiendo a que viene esto – estaba muy confuso.

• Carlos, reconozco esa tristeza de tu rostro, la he visto muchas veces cuando me he mirado en el espejo, es la tristeza de una persona que ha sido traicionado por la persona que más amaba.

Os prometo que me dejo de piedra, si algo tenía claro era que no estaba hablando con mi jefa, tenía que averiguar con que Silvia estaba lo estaba haciendo.

• No se a dónde quieres llegar con esto – le dije serio, no sabía a qué atenerme y eso me ponía muy nervioso.

• Solo quiero que sepas, que si necesitas desahogarte, si precisas algunos días libres para despejar la mente o una amiga para poder hablar y reírnos un rato, puedes contar conmigo.

• ¿No estarás intentando ligar conmigo?

• No, y mira que me gustas, pero por norma jamás intimo con mis empleados, pero tú vales mucho, cuando nos vimos la primera vez sé que admiraste mi belleza, pero con encanto, sin propasarte, después tus ojos estuvieron fijos en los míos, siempre con el máximo respeto, muchos hombres ven el braguetazo de su vida al mirarme, contigo no tuve esa impresión en ningún momento.

Empecé a reírme, yo pensando que me iba a despedir, algo me decía que Silvia seria un gran apoyo para mí en un futuro cercano. Sentí mucha curiosidad por lo que dijo de la expresión triste y se lo pregunte.

• ¿Qué te ocurrió a ti, para tener la misma expresión que tengo yo ahora?

Silvia volvió a dar otro sorbo a la copa, me dijo que cuando me hizo la oferta estaba segura, de que no la aceptaría. En eso no se equivocaba, tenía a mi pareja y no era mi intención la de tener una relación a distancia. Por eso mi llamada la sorprendió, que de repente aceptara la propuesta, significarían dos cosas, que no estaba a gusto en mi anterior empresa, cosa que descartó al instante o que algo muy grave me había pasado con mi relación de pareja. No sé por qué, le terminé contando todo lo que había acontecido con Bea, Silvia me escucho atentamente, cuando terminé de explicárselo me dijo.

• La decisión que has tomado es la correcta.

• ¿Estás segura? – una parte de mí estaba deseando perdonarla y volver con ella.

• Yo perdoné a mi exmarido, o eso pensaba yo, y cada vez que salía a un viaje de negocios era un infierno para mí. Una vez que la confianza se rompe es muy difícil volver a restaurarla.

• Mi corazón quiere volver, pero mi razón me dice que ni de coña he de hacerlo.

• Haz caso a tu razón, y déjame darte un consejo.

• ¿Cuál?

• No volváis a ser pareja, pero perdónala, ese rencor empezará a alimentarse y a crecer dentro de ti, saboteando futuras relaciones, haciendo que el dolor lo abarque todo; hazme caso, no dejes que ese odio se apodere de ti, lo digo por experiencia.

• No estoy preparado para perdonarla.

• No te digo que lo hagas hoy, pero en algún momento estarás preparado para hacerlo.

• ¿Cómo lo sabré?

• No te preocupes por eso, cuando llegue el momento, sin pretenderlo, lo sabrás.

• No me has contado lo tuyo.

• Algún día te lo haré de momento tendrás que tener paciencia.

La cabrona me guiño un ojo después de dedicarme una gran sonrisa, Silvia era una persona dura y exigente en el trabajo, pero fuera de él, era cercana y se preocupaba de verdad por sus trabajadores, terminamos las copas y decidimos terminar la velada pues al día siguiente teníamos que madrugar.

Nuestro rol no cambio, dentro de la empresa hablábamos de usted y de vez en cuando solíamos quedar fuera del horario de de trabajo para cenar, la verdad es que entre mi jefa y yo fue creciendo una gran amistad y eso que muchos de mis compañeros pensaban que estábamos liados, después de lo de Bea no tenía ánimos para meterme en ninguna relación nueva. Normalmente, hablábamos del estado de Javi, le hablaba de Gianna, esas cenas ayudaron mucho a que mi ánimo mejorara.

Empecé a meter horas para poder ir a visitar a Javi cada quince días aproximadamente. Las semanas que tenía que meter más horas eran duras, pero lo compensaba pudiendo estar al lado de Javi y Gianna, No sé por qué, pero cada vez que volvía a verla mi humor mejoraba, mi jefa me vacilaba diciendo que me estaba enamorando. Empecé a viajar en autobús, de esa forma me ahorraba las agotadoras horas de conducción, Gianna siempre venía a recogerme a la estación.

Siempre con una sonrisa en su rostro, no era consciente de lo que significaba esa sonrisa para mí. El tiempo fue pasando, ya habían transcurrido seis meses desde que Javi fue ingresado y las mejoras, que las había habido, eran muy escasas. Uno de los médicos, hablo claramente con Gianna y sus padres, les dijo que Javi no volvería a despertar, los daños neuronales y pulmonares eran severos.

La única que no perdía la esperanza era mi espartana pelirroja; ella, incansable, siempre al lado de su hermano, día y noche. Si mi relación con Gianna ya era estrecha, se fue estrechando aún más durante todos esos meses. Me acordé de Silvia, pues comencé a descubrir que los sentimientos por Gianna empezaban a surgir dentro de mí, ¿me estaría enamorando de ella?, no sabría qué decir, me sentía muy confuso, solo sé que estaba deseando que pasaran las dos semanas de trabajo para poder volver a verla.

Sabía que no estaba preparado todavía para mantener una relación, pero mis sentimientos por Bea se habían enfriado mucho, la distancia ayudo y la sonrisa de mi preciosa pelirroja aún mucho más. Empezamos a frecuentar una pequeña cafetería que se encontraba delante del hospital, el café era infinitamente mejor que el de las máquinas de la sala de espera, en una de esas ocasiones Gianna me dijo.

• Carlos, cada vez que vienes hablamos siempre de Javi, ¿pero como estas tú?

• Mejor, lo de Bea, cada día me duele menos, eso es gracias a ti y a mi jefa.

• Tú y tu jefa…

• No, Gianna, Silvia es una gran amiga, ella pasó por algo parecido y la verdad que hablar con ella me ayuda, además ya me dijo que jamás se liaría con ninguno de sus empleados.

Vi como Gianna suspiraba, se daba ánimos a sí misma y sonreía con esa característica sonrisa suya. Yo también me preguntaba si seguía soltera pues jamás me había hablado de ningún hombre, pero siempre había sido muy discreta para esos asuntos, de hecho con el único que solía hablarlo era con Javi. Una parte de mí esperaba que no hubiera nadie en su corazón, volví a mirar a Gianna, su semblante se había oscurecido y tenía un rostro que daba miedo.

Cuando mire a la dirección que ella lo hacía, ví a Nerea que se encontraba delante de la entrada del hospital, dudando si entrar o no y opto, llorando, por darse la media vuelta, para cuando me di cuenta Gianna ya se había levantado de su silla y se dirigía hecha una furia hacia Nerea, para cuando ésta fue consciente de la presencia de Gianna ya fue demasiado tarde.

• ¡Tú, cabrona, qué haces aquí! – Gianna estaba fuera de sí, me levante rápidamente para intentar impedir que mi amiga hiciera un disparate.

• Gianna yo… - a Nerea se le veía muy afectada, estaba llorando, se le veía que no lo estaba pasando nada bien, los remordimientos la estaban aplastando.

• Ni Gianna ni nada, ¿no te bastó con lo que le hiciste a mi hermano?, tú, sí, la culpable de su muerte en vida, ¿ahora qué es lo que quieres?, ¿verlo para qué? – Gianna levanto su mano sobre Nerea con la intención de cruzarle la cara, estaba demasiado lejos para impedirlo, la ira que consumía a Giana no la dejaba ver lo afectada que estaba Nerea.

Entonces sucedió, Nerea se abrazó fuertemente a Gianna repitiendo una y otra vez perdonadme, perdonadme, la mano de Gianna quedo a medio camino, mientras la otra mano la abrazo desde atrás a una Nerea totalmente desecha y arrepentida, cuando llegué donde estaban las dos, las cosas ya se habían calmado un poco, lo digo porque la expresión de Gianna seguía siendo muy seria y a la vez desconcertada.

• Gianna, Nerea, tranquilizaros- las invité a que se sentaran, a que tomaran una tila cada una para poder hablar con la mayor tranquilidad posible.

Nerea dio un trago a su infusión, miró a Gianna y contó cómo Javi les pillo en pleno acto a Claudio y a ella, en la cama que compartía con Javi. La mente de Nerea se trasladó a aquel mismo momento, nos dijo cómo pudo ver en la expresión de Javi que su corazón había estallado en mil pedazos. Y entonces y sólo entonces, Fue consciente que al hombre que amaba más que a ella misma le acababa de quitar aquello que le hacía levantarse todas las mañanas con una sonrisa en su rostro, la felicidad.

Nerea miró a Gianna y le dijo que eso era algo que jamás se perdonaría a ella misma, que sentía la necesidad de verlo por última vez aunque él no pudiera hacerlo. No nos dimos cuenta de que venía con una maleta, Nerea mirándome a mí dijo que llevaba desde aquel día sin salir de casa, sin contestar las llamadas y prácticamente sin comer. Al final decidió coger una de las llamadas de Bea, ella se iba a Europa y la invitaba a acompañarla, al principio se negó, pero pensó que lo mejor que podía hacer era irse lejos de Javi, para que éste y su familia no tuvieran que verla nunca más.

• ¿Así de fácil Nerea?, ¡te vas y asunto arreglado! – Gianna otra vez estaba muy enfadada y volvía a amenazar con tormenta.

• ¿Así de fácil Gianna?, he perdido al único hombre que me va a amar como solo él sabía hacerlo, para los demás solo soy un agujero donde descargar, soy consciente del daño que he hecho y tendré que vivir con ello.

• Nerea… - fui a decir algo, pero me corto.

• No, Carlos, mi castigo será saber que lo tenía todo y lo perdí por mi estupidez.

• Sé donde está Bea, ¿quieres que te lo diga? – la expresión de Gianna volvió a crisparse.

• No, es mejor que las cosas se queden como están – me sorprendí con la tranquilidad con lo que lo había dicho, algo empezaba a cambiar dentro de mí.

Nerea se levantó y mirando a Gianna le dijo que esperaba de corazón que Javi se recuperara y que algún día fueran capaces de perdonarla, de lo que estaba segura era que lo que más le costaría sería perdonarse a sí misma, Gianna no le contesto nada. Ella cogió su maleta y salió de la cafetería por la calle hasta que se perdió en una de las esquinas.

Gianna empezó a llorar, eran demasiados meses de dormir mal, con una tensión insoportable castigando su cuerpo. La abracé, ella se arrebujó en mi pecho, mi corazón empezó a latir con más intensidad. Cada vez que estaba en sus brazos me volvía a sentir querido, Gianna hacía que ese sentimiento de soledad que se instaló dentro de mí tras la traición de Bea desapareciera, por lo menos en los momentos que estaba con ella.

Deshicimos el abrazo y decidimos volver a la habitación, esa noche la pasaríamos ella y yo. Los padres de Javi y Gianna estaban agotados, cuando llegamos a la habitación nos encontramos que estaban poniéndole antibiótico a Javi, habían notado algo extraño y tras hacerle una placa habían averiguado que tenía neumonía. En su estado eso era demasiado peligroso, lo que faltaba, peor suerte no podía tener mi amigo. Pasamos toda la noche despiertos, Gianna no soltó su mano de la mía en ningún momento y yo apretaba la suya para impedírselo.

Cada cierto tiempo venían para mirarle la temperatura, los antipiréticos y analgésicos que le metían por la vía, le bajaban la fiebre y su semblante mejoraba. La medicación pronto empezó a hacer efecto, la fiebre fue remitiendo. El peligro había pasado y yo tenía que volver a Madrid, pero por suerte Javi estaba fuera de peligro. Gianna también me dijo que tenía que volver a Milán, ya no podía descuidar más la revista, sus compañeras le habían cubierto todo lo que habían podido.

La última noche, antes de volver a Madrid, invite en el restaurante de hotelito a cenar a Gianna. Según me contaron se había vuelto una asidua, la verdad es que no la culpaba en ese restaurante, se comía muy bien y a un precio muy asequible. Cenamos en silencio, ninguno de los dos sabíamos cuando volveríamos a vernos. En la conversación que tuve con mi jefa, me comento que unos de los clientes estaban dubitativos con nuestro proyecto y temía que quisieran cambiarlo a última hora.

Conocía bien aquella empresa, ya habíamos tenido que lidiar con ellos Javi y yo en el pasado. Hable con mis compañeros y creamos un plan B por si acaso, el problema de aquella compañía era que su junta directiva era muy conservadora. Tenían ciertos límites en cuanto a diseño y eran reacios a saltárselos, pensaba en eso cuando Gianna poso su mano sobre la mía sacándome de mi mundo.

• Carlos, no sé cuando podré volver, podrás seguir viniendo tú, mis padres no podrán con esto ellos solos – estaba muy preocupada y avergonzada, pedírmelo, le resulto muy difícil, sentía que se estaba aprovechando.

• Claro, bajaré en principio cada quince días como hasta ahora, ya verás como tu hermano nos da una alegría antes de lo que piensas.

Terminamos de cenar, dimos un paseo hasta el mirador, la noche estaba despejada y se podían ver todas las estrellas y una luna muy bonita. Llegamos al barandado y nos apoyamos sin decir nada, Gianna volvió a cogerme la mano, pero esta vez tuve la sensación que quería decirme algo.

• ¿Te pasa algo Gianna?, ¿quieres decirme algo?

• No es nada importante, no te preocupes – después de eso me sonrió.

Estuvimos un buen rato allí, corría cierta brisa y se estaba muy bien, Gianna empezó a tener frío y le eché la chaqueta por encima. Me pidió irnos, montándose en su coche, yo volví al hotelito para hacer la maleta, al día siguiente tenía que estar en Madrid.

Cuando volvía hacia el hotelito, venía pensando que nuestra despedida había sido distinta, ella estaba diferente, me abrazo con más fuerza, note como sus lágrimas mojaban mi mejilla. Seque sus lágrimas con una suave caricia y le di un beso en la frente, nos quedamos mirándonos durante un buen rato, mi corazón se volvió a acelerar, no sabía realmente el porqué, pero la verdad era que no me quería separar de ella.

Decidí dejar de pensar en eso, ya tenía casi la maleta preparada, me metí en la cama, mi intención eran dormir unas tres horas, mi autobús salía a primera hora de la mañana hacia Madrid. Una vez deje mi habitación, desayune y pedí un taxi, todavía era de noche. Por suerte el autobús encontró poco tráfico y llegué a mi destino con el tiempo suficiente de darme una ducha y partir hacia la oficina.

Cuando llegue mi jefa estaba con un cabreo monumental, no era para menos, se supone que teníamos que hacer la presentación del proyecto en dos días, los clientes habían decidido, a última hora, que querían ciertos cambios. Según me vio entrar en la oficina, Silvia me llevo a su despacho casi a rastras.

• Que vamos a hacer, la presentación es en dos días y no tenemos tiempo para hacer nada – su cabreo iba en aumento y verme tan tranquilo la estaba poniendo más nerviosa.

• Desde cuando hablamos de tú en la oficina.

• ¡Déjate de formalismos y céntrate que esto es grave!

Tranquilamente, abrí la cartera donde llevaba todos mis documentos y diseños, le enseñe el plan B que el equipo montó por si esto pasaba, las manos de Silvia temblaban y en ella empezó a crecer una sonrisa viendo que no todo estaba perdido.

• Desde cuando…

• Javi y yo ya tuvimos que lidiar con esta empresa en el pasado y me olía que no habían aprendido nada, si no fueran una de las compañías más potentes en su sector, cosas como éstas les saldrían caras.

Mi jefa estaba entusiasmada, llego el día de la presentación y llegaron en representación de los clientes dos tíos trajeados, cuando vieron que la dueña de la empresa era una mujer sonrieron, seguro que pensaron que era pan comido, pobrecitos no sabían la mala hostia que se gastaba la jefa. No sabemos que hablaron en la reunión, pero Silvia hacía aspavientos con los brazos y se le veía muy enfadada, los dos trajeados según pasaban los minutos se les veía cada vez más pequeños, acojonados, totalmente amedrentados por aquella mujer a la que habían despreciado.

Al final la idea presentada les salió más cara por las molestias, lo importante fue que quedaron satisfechos con el proyecto y se disculparon por los cambios de última hora. La jefa estaba eufórica, los clientes como compensación decidieron hacer una cena con celebración posterior para hacer una presentación más oficial para sus jefes, Silvia me dijo si tenía a alguien en mente para invitar a la fiesta, si no a ella no le importaría acompañarme, como amiga.

La cabrona me guiño un ojo, pues sabía que sí tenía a alguien en mente, cogí mi móvil y llame a Gianna.

• ¿Carlos va todo bien? – la llamada la preocupo pensando que a su hermano le hubiera pasado algo.

• Sí, te llamaba para saber si podías escaparte un par de días, mi empresa hace una pequeña fiesta para presentar un proyecto y me gustaría que tu fueras mi pareja – estaba nervioso y con un miedo tremendo a que me dijera que no.

• ¿Cuándo sería esa celebración?

• A final de mes – dije en un susurro.

• Ningún problema, será todo un honor acompañarte.

Me puse muy contento, como le prometí a ella, volví a Madrid pasadas dos semanas y estuve pasando las noches para que los padres de mi amigo pudieran descansar. Me di cuenta de que había una enfermera que mostraba un interés más cercano hacia Javi, pensé amigo, tienes que despertar, “pues es muy posible que la verdadera felicidad te esté esperando”.

El tiempo fue pasando y llego el día de la fiesta, Gianna decidió venir en avión, fui a recogerla a Barajas, a mí ya me habían entregado las llaves de mi nueva casa, podía elegir entre dos, una enorme y otra más pequeñita, pero más cercana a mi trabajo. Me decidí por la pequeña, tenía una cocina decente, dos habitaciones, un salón grande, dos baños y una terraza de diez metros.

Para mí más que suficiente y además tenía garaje propio para meter a mi chiquitín, cuando Gianna la vio le encanto. Lo primero que hizo fue pegarse una larga ducha y después lo hice yo, para cuando termine de ducharme ella ya se había arreglado con un vestido de noche azul marino que le quedaba estupendamente, estaba verdaderamente preciosa.

Yo daba igual como fuera, a su lado parecería el patito feo, seguro que si decidía ir desnudo nadie se daría cuenta; la empresa nos puso un coche a cada uno, ellos nos llevarían y después nos recogerían tras la fiesta, el motivo estaba claro, evitar problemas con el alcohol y el coche. Por fin llegamos, cuando entramos cogidos de la mano todos se giraron para admirar la belleza de mi acompañante pelirroja, se había puesto un collar que hacía juego con sus ojos verdes, no podía dejar de mirarla y de admirarla.

Cada vez que me pillaba me ponía rojo como un tomate, ella se reía y me daba un golpecito. Lo primero que hice fue buscar a mi jefa para presentarle a mi acompañante, cuando la localice la vi muy extraña. Nos acercamos, Gianna le tendió la mano, Silvia se la estrecho, pero me di cuenta de que le temblaba la mano, además de parecer que se le había olvidado hablar.

• ¿Ocurre algo jefa?

• No me habías dicho que tu Gianna era esa Gianna – estaba tan nerviosa que pensé que le daba un ataque.

Gianna empezó a reírse, entonces Silvia pidiéndonos que la disculpáramos un momentito se fue y vino con un ejemplar de la última edición de su revista.

• Me la podrías firmar, soy una gran fan de tu publicación, tengo todos los ejemplares – eso me dejo fuera de juego, no me lo esperaba para nada.

Gianna se lo firmo encantada y desde ese momento mi jefa volvió a ser la misma, conectaron desde el principio. Cuando se me paso el asombro tuve que separarme de la gente para reírme, la verdad que mi jefa era un caso. Mi equipo hizo una presentación de diez, la empresa que había contratado nuestros servicios estaba encantada, por lo que ya todos más relajados, nos fuimos a por unas copas. Pusieron música y la gente fue a la pista de baile, Gianna fue la primera, siempre le gusto bailar, Silvia le siguió, yo me encontraba ultimando algunos cambios que los clientes me habían sugerido en mis diseños.

Levante la cabeza y vi algo que me provoco algo parecido a un ataque de pánico, tuve que desabrocharme la corbata y salir fuera a tomas un poco el aire, Gianna estaba bailando rodeada de hombres que se les veía a la legua lo que querían, ella no estaba haciendo nada malo, bailaba guardando la distancia con todos, con la única que se acercaba un poco más era con Silvia.

Ella y yo solo éramos amigos, no teníamos ninguna relación oficial aunque oficiosamente fuéramos algo más, además como he dicho no estaba haciendo nada malo, pero verla rodeada de todos esos hombres me puso malo. Salí a una especie de terraza, me apoyé en un múrete y cogí una bocanada de aire, entonces alguien poso su mano sobre mi hombro.

• Te encuentras bien Carlos – era Gianna se la veía preocupada.

• Sí, solo que no sé qué me ha pasado, ha sido verte rodeada de esos hombres y se me ha cerrado hasta la garganta, te pido disculpas por ello.

• No tienes que disculparte, llevo muchos años queriendo ver algo así – miré a mi amiga con los ojos muy abiertos.

• Explícate.

• ¿Crees que me fui a Milán, porque tu novia se ponía celosa?, llevo enamorada de ti desde siempre, pero tú no me veías con los mismos ojos, cuando empezaste a salir con Bea supe que lo mejor que podía hacer era disimular y poner distancia entre los dos, para intentar olvidarte.

• ¿Lo conseguiste? – con un gran miedo a que me dijera que sí.

Su respuesta fue besarme con tal intensidad que tuve que colocar mis manos en él, murete para no caerme al suelo, pues mis piernas me comenzaron a fallar.

Continuará.
 
Joder. Hay que ver qué paradito es. Ha tenido que ser Ella la que se lanzará. Lo has dejado en el momento más bonito. Pero creo que acaba de empezar una bella Historia de amor.
Espero que Javi despierte, porque parece que le gusta a ha enfermera.
Y como rectificar es de sabios, he de decir que Nerea no es ningún monstruo y se ha dado cuenta del daño que ha hecho. Le va a hacer muy bien estar con Bea
Por desgracia,me parece que esto va terminando ya. No creo que quede mucho.
 
Mi corazón quiere volver, pero mi razón me dice que ni de coña he de hacerlo.

• Haz caso a tu razón, y déjame darte un consejo.

NOOO, al corazón, hazle caso al corazón, que el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Pero me parece que ya está definido con quien se va a quedar. Pues lo siento por Bea, pero hay errores que no se pueden perdonar.
 
Joder. Hay que ver qué paradito es. Ha tenido que ser Ella la que se lanzará. Lo has dejado en el momento más bonito. Pero creo que acaba de empezar una bella Historia de amor.
Espero que Javi despierte, porque parece que le gusta a ha enfermera.
Y como rectificar es de sabios, he de decir que Nerea no es ningún monstruo y se ha dado cuenta del daño que ha hecho. Le va a hacer muy bien estar con Bea
Por desgracia,me parece que esto va terminando ya. No creo que quede mucho.

Si solo queda otro capitulo mas, el del final, tenia claro que alargar esta historia la abría estropeado.

Me he explicado mal, queda este capitulo el 5 y el 6 que es el final.
 
Última edición:
Nerea podrá haberle puesto los cuernos pero no tiene ninguna responsabilidad por lo que se hizo Javier.

Que te pongan los cuernos tampoco es el fin del mundo. Cuando despierte Javier debería ir a terapia intensiva, no vaya a ser que otra le haga lo mismo y quiera hacer la misma estupidez.
 
Nerea podrá haberle puesto los cuernos pero no tiene ninguna responsabilidad por lo que se hizo Javier.

Que te pongan los cuernos tampoco es el fin del mundo. Cuando despierte Javier debería ir a terapia intensiva, no vaya a ser que otra le haga lo mismo y quiera hacer la misma estupidez.

Tienes razón, como dicen de amor no se muere.
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo