En la sauna

Pedromiguel

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24 Jun 2023
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Estaba hacia poco tiempo en la sauna seco El calor se sentía, yo me había bajado la toalla, sobre la que estaba sentado, mostrando mi pene casi erecto. No había más nadie conmigo.

Me masturbé, despacio, suave, para mantenerla algo levantada. Y también me daba gusto tocarla.

Entra un hombre. Unos 60 años, pelo abundante, lacio, entrecano. Bien afeitado, facciones agradables, nariz grande y labios gruesos. Físico normal, ni gordo ni flaco, ni músculos especiales. Normal. Pelo en cuerpo y pecho, tambien entrecano.

Se para frente a mi, sin decir nada, se corre la toalla y me muestra su pija ya erecta. Es oscura, de tamaño normal, con una curiosa curva a la derecha.

Lo miro a la cara y le agarro la polla. Esta dura, pero no del todo. La pajeo un poco y me la llevo a la boca. Cuando lo hago el hombre suspira y empuja hacia adelante con su cintura, para que la trague más. Lo hago, hasta sentirla en la garganta, que tambien abro, dejando que entre profundamente a la vez que sumerjo la nariz en la mata peluda que le rodea la base del pene. Huele bien, creo que a un perfume de los de moda, ¡si será hijo de puta! ¡Se perfuma la verga!

Se quita la toalla y se sienta en un banco más alto que el mío. Me ofrece otra vez la verga que trago agradecido.

Sé que la chupo muy bien y me pongo a la tarea.

A los pocos minutos me dice de ir a mi cuarto. Estoy de acuerdo y vamos.

Entramos y se sienta en la cama, contra la pared, ofreciéndome su verga. Me arrodillo entre sus piernas y la meto en mi boca.

Tengo la boca caliente y muy húmeda. La muevo como si la follara a la vez que le paso la lengua por la cabeza y por abajo, en el frenillo, lo más sensible. Cada poco la trago profundamente, apretándola con la garganta, lo que hace que gima y me sujeta la cabeza, metiendo sus dedos entre mi pelo.

Chúpame los huevos – me ordena, levantándose la verga para exponerlos.

Les paso la lengua y los chupo una vez que están húmedos.

Él se pajea y gime bajito :

-así, dale chupa puto, maricón chupapijas, chúpame un huevo, dale puto….

Me gusta que me insulte. Mi polla se me pone dura al oírlo.

Chúpame el culo, dale, -ordena ahora.

Le digo que no, que el culo no. Trata de empujarme, pero me resisto, le agarro la verga y me la pongo en la boca. No dice nada y me deja seguir chupando.

Me toma una mano y la lleva a sus pezones, son grandes y estan bien largos. Se los pellizco suave. El busca los míos y me hace lo mismo, pero fuerte, haciéndome doler. Me gusta y le hago lo mismo. También le gusta y me agarra la cabeza fuerte. Su verga está grande y dura ahora, manteniendo esa rara curva.

Me folla la boca y lo siento bien caliente, creo que se está por acabar.

Se detiene y me dice de ir a descansar un poco. Asiento y se va.

Cuando está en la puerta me dice que no me vaya a ir sin verlo antes.



Como a la hora decido irme. Abro la puerta de mi cuarto y empiezo a vestirme, con la puerta abierta al corredor.

En eso pasa él, me ve vistiéndome y me dice que no me puedo ir. Que tengo que hacerlo acabar antes. Discuto, que no puedo, que es tarde y tengo que irme.

No es cierto, pero me gusta ver que hace.

Insiste, me toca, se saca la toalla y entra un poco a la fuerza al cuarto. Tira la toalla en la cama y me desnuda.

No te vas sin que yo acabe. Si se te hace tarde jodete. Chupa! – me ordena .

Intento resistir pero “me dejo” ganar. Me sienta y se para frente a mi, poniéndome su polla torcida en la cara. Abro la boca y lo trago, ¡con gusto! Así estamos unos minutos y luego decide cambiar de posición.

Se acuesta en la cama y me hace arrodillarme entre sus piernas, su pija bien accesible. Me arrodillo a sus pies y se la chupo.

Despues de un rato veo que es tarde y le digo otra vez que me tengo que ir.

Me dice que de ninguna manera. Que no sea idiota, que tengo que hacerlo acabar.

Acuéstate boca arriba,- ordena, mientras se pone de pie.

Lo hago y me corrige la posición varias veces, que más arriba, que más abajo, me pone la almohada bajo mi cabeza. Su polla está bien grande, brillante con mi saliva y sus jugos. Lubrica mucho, rico.mmmmmm!

Se sube a la cama, apoya una rodilla a cada lado de mi cuerpo y se sienta en mi pecho. Me pone la verga en la boca, la chupo, luego la saca y me pone los huevos en la cara. Se los chupo y se pajea, moviéndose hacia adelante y atrás. Me doy cuenta de lo que quiere y decido dejarlo, con alguna resistencia, para darle gracia.

  • No, no, no te voy a chupar ahí, - le digo.
  • Un poquito, dale un poquito, si sos puto, dame el gusto,
  • No no, - insisto en mi negativa, tratando de salirme de abajo, pero sin hacer demasiada fuerza.
Él se desplaza más adelante y me pone en culo en la cara, forzándome.

- chupá puto, y cállate. No me aburras.

Y yo chupo, excitado, contento de que me haya obligado, feliz por mi sumisión a sus deseos.

Él disfruta y se pajea con velocidad, respirando fuerte, gimiendo y hablando: - seguí puto dale así, más fuerte, más lengua, dale más que me acabo, me viene la leche, y te la vas a llevar toda vos, toda ahora, siiiiiiii

Se levanta un poco, y sostiene la verga que se sacudo escupiendo hacia mi cara abundante leche. La siento caer, tibia y espesa en mi mejilla, la frente, mi pelo, los labios. Cierro los ojos para que no me entre porque ya sé que arde mucho. La siento deslizar por la mejilla. Abro los ojos y veo que sigue acabando. Me la pone en los labios y abro la boca, tragando la que todavía sale y la que moja toda su verga. Está ahora bien grande y parece no tan curvada. Me pasa la cabeza enlechada por los labios y la cara, juntando leche para dármela en la boca después. La chupo y la trago, goloso.

¿Te gustó eh? ¿Y vos como estás? A ver…

Se corre por mi cuerpo, buscando mi verga que está bien dura.

¡Opa, está bien parada, muy linda! y qué gorda que es! Me encanta cómo se te puso. ¡Ahora me vas a coger!

Sin cambiar de posición se deslizó hacia mis pies, apoyando su culo en mi pija, que dirigía con su mano. El culo estaba bien ensalivado por mi chupada y algo dilatado por mi lengua y mis dedos.

Apoyó el culo sobre la punta de mi verga y se dejó caer, despacio.

  • No, ¡no sin condón! No, por favor, ponte uno, - le pido, preocupado.
  • Cállate marica, los hombres no usan condón. Cogé cómo un hombre, no como una puta.
Así se fue bajando, despacio, dándole tiempo al culo a dilatarse y aguantar mi gorda polla mientras se metía dentro. De vez en cuando hacía algún gesto de dolor, paraba un poquito, la sacaba un poco y después la volvía a meter, llegando ahora más hondo. Suspiraba y se sostenía con las manos y las rodillas.

No demoró en tenerla toda adentro, sentado sobre mi, con toda mi verga dentro de él. Se sentía muy caliente y apretado. Cuando llegó al fondo se levantó un poco e inció un mete y saca lento y profundo, delicioso. La pija se le volvío a parar.

  • No voy a durar mucho así, - le dije
  • Vas a aguantar lo que yo te diga, oíste? Ahora aguantá, que se me paró otra vez.
  • Se me hace muy tarde, - comenté, buscando que me mandara.
  • ¡Otra vez con esa bobada! ¡Cállate y cogé, y no te acabes!, de ninguna manera. ¡Y si lo haces ten en cuenta que no te vas hasta que yo acabe de nuevo, que me han dado ganas de follarte ahora!
  • No se si puedo…es muy tarde ya…
  • Claro que puedes, y si no puedes, pues te jodes y me esperas, ¡que no te vas a ir sin que te folle y te deje el culo lleno de mi leche! Agarrame la polla y hazme una paja mientras me follas… claro que en realidad… ¡quien te folla soy yo! Jajajajaja!
Y así seguimos. Mi verga bien clavada en su culo, caliente y tragón. Yo no aguanté mucho y, avisándole que me acababa, le apreté contra mí y le llené el culo con mi leche. Me pegó una cachetada, enojado.

Te dije que no te acabaras, ¡idiota! Ahora me vas a limpiar el culo con tu lengua, chúpate toda tu leche.

Y diciendo eso se sacó mi verga del culo, que aún seguía dura y echando leche y me puso su culo en la cara, otra vez. Pero ahora abierto, chorreando leche que me empapó la cara. Su verga era otra vez un fierro de dura, me maravilló cómo lo hacía a su edad. ¡Una recuperación así de rápida! Chupe su culo ahora abierto y chorreando mi leche. Estaba delicioso.

Me hizo darme vuelta, me puso boca abajo, me escupió el culo y poniéndose arriba mío, me la clavo de un golpe, toda adentro. Me dolió mucho, grité, insultándolo, y entonces, cuando grité, me pegó una palmada fuerte en el culo.

Quieto puto, calladito y aguante, que para eso son los maricones como Ud.

Y entonces me folló, fuerte, muy rápido, haciendo crujir la cama con nuestro peso y sus golpes. Ya no me dolía, al contrario, era muy excitante sentirlo como tomaba posesión de mi culo y lo cogía a su gusto. Entraba y salía casi totalmente, dilatándome y rozándo esa piel tan sensible, dándome mucho placer. Pero no duró mucho.

Se acabó rápido, con un grito bajo, como un gruñido. La metió profunda y luego me la sacó del culo, echándome toda la leche por la espalda y los cachetes del culo. No era tanta cómo la que me echó en la cara, ¡pero no era poca!

Recién entonces se levantó y se fue, diciéndome que debía volver el próximo martes.

Me di cuenta entonces que hicimos todo con la puerta abierta, a la vista de todos. Cuando se fue también la dejó abierta.

Quedé ahí tirado, chorreado de leche en espalda, el culo y la cara, donde ya estaba casi secos. Descansé unos minutos, sin molestarme en cerrar la puerta. En realidad, excitado porque me vieran así, follado, enlechado, usado y tirado en la cama revuelta.
 
Estábamos en un hotel de lujo en una ciudad pequeña en el Caribe.

Era de esos hoteles “all inclusive”, en los que no hay necesidad de salir para nada. Ahí está todo. Playa, piscinas, deportes, varios bares y dos discotecas. Era realmente grande. Y exclusivo para adultos, nadie menor a 18 años de edad era aceptado.

Además, muy caro.

Con mi amiga pasamos todo el día en la playa nudista. Sombrillas, reposeras, toallas y servicio a la playa de bebidas y comidas livianas. ¡Todo incluido! ¡Maravilloso!

El agua increíblemente clara, como es en el Caribe, y a temperatura agradable.

Estar desnudos era para ambos un estímulo sexual indudable. Más aún rodeados de otras parejas también desnudas. Algunas no muy lindas, ¡pero otras espectaculares! Varios hombres solos, que se exhibían, seguramente esperando pescar algo. Había dos que estaban muy bien dotados.

Para mí, ver a mi pareja exhibiéndose a otros descaradamente ( claro que lo hacía a mis espaldas, tratando de que no me diera cuenta) es una de las cosas que más me excita. Así pase casi todo el día con erecciones que trataba de controlar.

Pero igual no me importaba mucho que se me notaran, ¡y a alguna vecina se la mostré dura! La vecina, mayor que nosotros y no muy agraciada, con grandes tetas colgantes, sonrió, haciéndome el gesto universal de cuidado con el dedo en el ojo.

Estuvo divertido.

Cuando el sol se puso muy fuerte decidí ir al gimnasio. Estuve haciendo mis rutinas de musculación y de corazón por casi una hora. Había bastante gente, la mayoría mayores y algunos jóvenes, pero ningún adolescente, ¡por suerte!

Volví a las duchas y mientras estaba desnudándome entra un hombre desde las duchas. Unos 35 años, no muy alto, físico bien desarrollado, pero no exagerado. Lindo.

Viene desde las duchas, seco, el pelo negro revuelto por el secado a toalla que trae rodeando la cintura, cubriéndose. Saluda amablemente, con una sonrisa simpática.

Sin pudor alguno, como es usual en los vestuarios de hombres, sigo desnudándome y él se retira la toalla. No puedo evitar mirarlo, como hacemos todos en los vestuarios, comparando, creo.

Pero mi Dios, ¡qué verga!

Así como está, algo morcillona parece (¿se habrá pajeado en la ducha?) ¡y es enorme! Gruesa y larga, muy blanca, con una cabeza afilada, cubierta parcialmente por piel. El tronco es grueso y se ensancha en el medio, donde queda como achatado por el ancho exagerado. Luego se afina. Es recorrida por algunas venas gruesas que completan la decoración. Está totalmente depilado, lo que la hace parecer aún más grande.

Se muestra ante mí desnudo. Como exhibiéndose.

Se da vuelta, toma antisudoral y otros cosas de un bolso que saca del casillero y se pone a aplicarse distintos productos en axilas, en el pelo, en la cola, (¿qué sería?) se acaricia la polla, corre la piel mostrando toda la cabeza, oscura y afilada en la punta. Todo lo hace mostrándose, de frente o de espalda, depende de que sea pero asegurándose de que lo vea.

Yo estoy asombrado y no puedo dejar de mirarlo, mientras sigo desvistiéndome, despacio. Mi verga, después de la playa y frente a este espectáculo, se me pone dura, sin darme yo cuenta. Tiene un culo perfecto, recóndito, firme, totalmente depilado,

Por suerte estamos solos en el vestuario, ¡si no sería un papelón!

Me mira y sonríe:

  • Como estuvo tu rutina, te vi muy concentrado
  • Eh, si, bien, estuvo bien - contesto, sorprendido, no esperaba que me hablara.
  • Es un buen gimnasio, completo. Vengo todos los días. Y después, a la tarde, vengo al sauna, es bueno, cómodo y sólo para hombres. Estás cómodo. Podes estar desnudo.
  • Ah, no sabia eso, ¿no es mixto?
  • No, las mujeres tienen otro en su vestuario. Es cómodo, aunque saque un poco de juego, ¿no? Jejejeje.
¿Me está invitando? No puedo dejar de mirarle la polla, que acaricia como sin querer. Ya está algo más grande y levantada, me parece. Se da cuenta que mis miradas se escapan a su pollon, inevitablemente.

Notando mi atención, me mira y sonríe. Extiende su mano derecha, la que acariciaba su verga:

  • Soy Santiago, mucho gusto
  • Pedro, igualmente. -respondo, estrechando su mano, consciente de que viene de tocarse la pija con ella.
Se pone una camisa, un pantalón de baño y se va.
  • Nos vemos por ahí. Ciao

Quedo ahí parado, como un idiota, desnudo, con la verga dura, totalmente inhibido. Me da mucha rabia. Me visto y voy a buscar a mi amiga.

Esta amiga, que me acompaña en estas vacaciones, Tania, está muy buena.

Tiene 36 años, divorciada como yo, pero ella de su segundo esposo. Morocha, pelo oscuro cortado a la altura de sus hombros, ojos celestes y piel bien blanca, pecosa. Es alta, delgada, con un lindo culo y buenas piernas. Buenas tetas, duras y muy poco caídas, pese a su volumen. Tiene pezones largos y muy sensibles. Se afeita la concha, que tiene labios gruesos, con los más finos que sobresalen entre los gruesos. El clítoris es largo, tanto que parece, cuando está erecto, una pija chiquita. Muy sensible. Es muy puta, multiorgásmica, y le encanta la joda.

Aparentemente hasta ahora no he notado nada bisexual y sus comentarios de los gays son bastante negativos. Por lo que yo no me he animado a demostrar nada en ese sentido.

Lo único alentador es que le gusta tocarme el culo cuando me la chupa o cuando estoy empotrándola, con mi verga bien adentro de ella, en posición de misionero. Creo que se ha dado cuenta que cuando me mete el dedo en el culo no demoro en llegar al orgasmo.

La conocí hace dos semanas en un boliche, ambos borrachos. Enganchamos muy bien de entrada. A la segunda copa ya me la estaba follando en el baño.

Como yo ya tenía planeadas estas vacaciones y me sentía cómodo con ella la invité a acompañarme. Por ahora, no me arrepiento, es excelente compañera de viaje. No jode y acompaña.

Aún no le he dicho nada de mi bisexualidad ni ella me ha confesado cuando me engaña, pero yo sé que desde que estamos juntos ha follado por lo menos con otros dos. Por mí está bien, no me molesta.

Cuando llegué a la habitación estaba acostada, profundamente dormida, desnuda, como duerme siempre. Me acosté a su lado, con cuidado de no despertarla y me dormí pensando en Santiago y su pollón, ¡seguro que él iba a ir a la sauna a la tarde! ¿Iría yo también?
 
Estaba hacia poco tiempo en la sauna seco El calor se sentía, yo me había bajado la toalla, sobre la que estaba sentado, mostrando mi pene casi erecto. No había más nadie conmigo.

Me masturbé, despacio, suave, para mantenerla algo levantada. Y también me daba gusto tocarla.

Entra un hombre. Unos 60 años, pelo abundante, lacio, entrecano. Bien afeitado, facciones agradables, nariz grande y labios gruesos. Físico normal, ni gordo ni flaco, ni músculos especiales. Normal. Pelo en cuerpo y pecho, tambien entrecano.

Se para frente a mi, sin decir nada, se corre la toalla y me muestra su pija ya erecta. Es oscura, de tamaño normal, con una curiosa curva a la derecha.

Lo miro a la cara y le agarro la polla. Esta dura, pero no del todo. La pajeo un poco y me la llevo a la boca. Cuando lo hago el hombre suspira y empuja hacia adelante con su cintura, para que la trague más. Lo hago, hasta sentirla en la garganta, que tambien abro, dejando que entre profundamente a la vez que sumerjo la nariz en la mata peluda que le rodea la base del pene. Huele bien, creo que a un perfume de los de moda, ¡si será hijo de puta! ¡Se perfuma la verga!

Se quita la toalla y se sienta en un banco más alto que el mío. Me ofrece otra vez la verga que trago agradecido.

Sé que la chupo muy bien y me pongo a la tarea.

A los pocos minutos me dice de ir a mi cuarto. Estoy de acuerdo y vamos.

Entramos y se sienta en la cama, contra la pared, ofreciéndome su verga. Me arrodillo entre sus piernas y la meto en mi boca.

Tengo la boca caliente y muy húmeda. La muevo como si la follara a la vez que le paso la lengua por la cabeza y por abajo, en el frenillo, lo más sensible. Cada poco la trago profundamente, apretándola con la garganta, lo que hace que gima y me sujeta la cabeza, metiendo sus dedos entre mi pelo.

Chúpame los huevos – me ordena, levantándose la verga para exponerlos.

Les paso la lengua y los chupo una vez que están húmedos.

Él se pajea y gime bajito :

-así, dale chupa puto, maricón chupapijas, chúpame un huevo, dale puto….

Me gusta que me insulte. Mi polla se me pone dura al oírlo.

Chúpame el culo, dale, -ordena ahora.

Le digo que no, que el culo no. Trata de empujarme, pero me resisto, le agarro la verga y me la pongo en la boca. No dice nada y me deja seguir chupando.

Me toma una mano y la lleva a sus pezones, son grandes y estan bien largos. Se los pellizco suave. El busca los míos y me hace lo mismo, pero fuerte, haciéndome doler. Me gusta y le hago lo mismo. También le gusta y me agarra la cabeza fuerte. Su verga está grande y dura ahora, manteniendo esa rara curva.

Me folla la boca y lo siento bien caliente, creo que se está por acabar.

Se detiene y me dice de ir a descansar un poco. Asiento y se va.

Cuando está en la puerta me dice que no me vaya a ir sin verlo antes.



Como a la hora decido irme. Abro la puerta de mi cuarto y empiezo a vestirme, con la puerta abierta al corredor.

En eso pasa él, me ve vistiéndome y me dice que no me puedo ir. Que tengo que hacerlo acabar antes. Discuto, que no puedo, que es tarde y tengo que irme.

No es cierto, pero me gusta ver que hace.

Insiste, me toca, se saca la toalla y entra un poco a la fuerza al cuarto. Tira la toalla en la cama y me desnuda.

No te vas sin que yo acabe. Si se te hace tarde jodete. Chupa! – me ordena .

Intento resistir pero “me dejo” ganar. Me sienta y se para frente a mi, poniéndome su polla torcida en la cara. Abro la boca y lo trago, ¡con gusto! Así estamos unos minutos y luego decide cambiar de posición.

Se acuesta en la cama y me hace arrodillarme entre sus piernas, su pija bien accesible. Me arrodillo a sus pies y se la chupo.

Despues de un rato veo que es tarde y le digo otra vez que me tengo que ir.

Me dice que de ninguna manera. Que no sea idiota, que tengo que hacerlo acabar.

Acuéstate boca arriba,- ordena, mientras se pone de pie.

Lo hago y me corrige la posición varias veces, que más arriba, que más abajo, me pone la almohada bajo mi cabeza. Su polla está bien grande, brillante con mi saliva y sus jugos. Lubrica mucho, rico.mmmmmm!

Se sube a la cama, apoya una rodilla a cada lado de mi cuerpo y se sienta en mi pecho. Me pone la verga en la boca, la chupo, luego la saca y me pone los huevos en la cara. Se los chupo y se pajea, moviéndose hacia adelante y atrás. Me doy cuenta de lo que quiere y decido dejarlo, con alguna resistencia, para darle gracia.

  • No, no, no te voy a chupar ahí, - le digo.
  • Un poquito, dale un poquito, si sos puto, dame el gusto,
  • No no, - insisto en mi negativa, tratando de salirme de abajo, pero sin hacer demasiada fuerza.
Él se desplaza más adelante y me pone en culo en la cara, forzándome.

- chupá puto, y cállate. No me aburras.

Y yo chupo, excitado, contento de que me haya obligado, feliz por mi sumisión a sus deseos.

Él disfruta y se pajea con velocidad, respirando fuerte, gimiendo y hablando: - seguí puto dale así, más fuerte, más lengua, dale más que me acabo, me viene la leche, y te la vas a llevar toda vos, toda ahora, siiiiiiii

Se levanta un poco, y sostiene la verga que se sacudo escupiendo hacia mi cara abundante leche. La siento caer, tibia y espesa en mi mejilla, la frente, mi pelo, los labios. Cierro los ojos para que no me entre porque ya sé que arde mucho. La siento deslizar por la mejilla. Abro los ojos y veo que sigue acabando. Me la pone en los labios y abro la boca, tragando la que todavía sale y la que moja toda su verga. Está ahora bien grande y parece no tan curvada. Me pasa la cabeza enlechada por los labios y la cara, juntando leche para dármela en la boca después. La chupo y la trago, goloso.

¿Te gustó eh? ¿Y vos como estás? A ver…

Se corre por mi cuerpo, buscando mi verga que está bien dura.

¡Opa, está bien parada, muy linda! y qué gorda que es! Me encanta cómo se te puso. ¡Ahora me vas a coger!

Sin cambiar de posición se deslizó hacia mis pies, apoyando su culo en mi pija, que dirigía con su mano. El culo estaba bien ensalivado por mi chupada y algo dilatado por mi lengua y mis dedos.

Apoyó el culo sobre la punta de mi verga y se dejó caer, despacio.

  • No, ¡no sin condón! No, por favor, ponte uno, - le pido, preocupado.
  • Cállate marica, los hombres no usan condón. Cogé cómo un hombre, no como una puta.
Así se fue bajando, despacio, dándole tiempo al culo a dilatarse y aguantar mi gorda polla mientras se metía dentro. De vez en cuando hacía algún gesto de dolor, paraba un poquito, la sacaba un poco y después la volvía a meter, llegando ahora más hondo. Suspiraba y se sostenía con las manos y las rodillas.

No demoró en tenerla toda adentro, sentado sobre mi, con toda mi verga dentro de él. Se sentía muy caliente y apretado. Cuando llegó al fondo se levantó un poco e inció un mete y saca lento y profundo, delicioso. La pija se le volvío a parar.

  • No voy a durar mucho así, - le dije
  • Vas a aguantar lo que yo te diga, oíste? Ahora aguantá, que se me paró otra vez.
  • Se me hace muy tarde, - comenté, buscando que me mandara.
  • ¡Otra vez con esa bobada! ¡Cállate y cogé, y no te acabes!, de ninguna manera. ¡Y si lo haces ten en cuenta que no te vas hasta que yo acabe de nuevo, que me han dado ganas de follarte ahora!
  • No se si puedo…es muy tarde ya…
  • Claro que puedes, y si no puedes, pues te jodes y me esperas, ¡que no te vas a ir sin que te folle y te deje el culo lleno de mi leche! Agarrame la polla y hazme una paja mientras me follas… claro que en realidad… ¡quien te folla soy yo! Jajajajaja!
Y así seguimos. Mi verga bien clavada en su culo, caliente y tragón. Yo no aguanté mucho y, avisándole que me acababa, le apreté contra mí y le llené el culo con mi leche. Me pegó una cachetada, enojado.

Te dije que no te acabaras, ¡idiota! Ahora me vas a limpiar el culo con tu lengua, chúpate toda tu leche.

Y diciendo eso se sacó mi verga del culo, que aún seguía dura y echando leche y me puso su culo en la cara, otra vez. Pero ahora abierto, chorreando leche que me empapó la cara. Su verga era otra vez un fierro de dura, me maravilló cómo lo hacía a su edad. ¡Una recuperación así de rápida! Chupe su culo ahora abierto y chorreando mi leche. Estaba delicioso.

Me hizo darme vuelta, me puso boca abajo, me escupió el culo y poniéndose arriba mío, me la clavo de un golpe, toda adentro. Me dolió mucho, grité, insultándolo, y entonces, cuando grité, me pegó una palmada fuerte en el culo.

Quieto puto, calladito y aguante, que para eso son los maricones como Ud.

Y entonces me folló, fuerte, muy rápido, haciendo crujir la cama con nuestro peso y sus golpes. Ya no me dolía, al contrario, era muy excitante sentirlo como tomaba posesión de mi culo y lo cogía a su gusto. Entraba y salía casi totalmente, dilatándome y rozándo esa piel tan sensible, dándome mucho placer. Pero no duró mucho.

Se acabó rápido, con un grito bajo, como un gruñido. La metió profunda y luego me la sacó del culo, echándome toda la leche por la espalda y los cachetes del culo. No era tanta cómo la que me echó en la cara, ¡pero no era poca!

Recién entonces se levantó y se fue, diciéndome que debía volver el próximo martes.

Me di cuenta entonces que hicimos todo con la puerta abierta, a la vista de todos. Cuando se fue también la dejó abierta.

Quedé ahí tirado, chorreado de leche en espalda, el culo y la cara, donde ya estaba casi secos. Descansé unos minutos, sin molestarme en cerrar la puerta. En realidad, excitado porque me vieran así, follado, enlechado, usado y tirado en la cama revuelta.
Sauna, un martes.....
Creo que me suena el sitio jeje
 
Pues no se si será el mismo, pero hay uno en Madrid que los martes es día Bi y tiene habitaciones, etc
Lo mismo hemos coincidido si es el mismo
 
Y por qué no podría ser! Tal vez hasta nos hemos conocido…eres como el de la historia?
 
En carácter si.
Puede que edad también.
Pero esa situación que describes no la he tenido, pero si otras,iempre como dominante
 
Estábamos en un hotel de lujo en una ciudad pequeña en el Caribe.

Era de esos hoteles “all inclusive”, en los que no hay necesidad de salir para nada. Ahí está todo. Playa, piscinas, deportes, varios bares y dos discotecas. Era realmente grande. Y exclusivo para adultos, nadie menor a 18 años de edad era aceptado.

Además, muy caro.

Con mi amiga pasamos todo el día en la playa nudista. Sombrillas, reposeras, toallas y servicio a la playa de bebidas y comidas livianas. ¡Todo incluido! ¡Maravilloso!

El agua increíblemente transparente, clara, como es en el Caribe, y la temperatura agradable.

Estar desnudos era para ambos un estímulo sexual indudable. Más aún rodeados de otras parejas también desnudas. Algunas no muy lindas, ¡pero otras espectaculares! Varios hombres solos, que se exhibían, seguramente esperando pescar algo. Había dos que estaban muy bien dotados.

Para mi, ver a mi pareja exhibiéndose a otros descaradamente ( claro que lo hacía a mis espaldas, tratando de que no me diera cuenta, jejeje) es una de las cosas que más me excita. Así pasè casi todo el día con erecciones que trataba de controlar.

Igual no me importaba mucho que se me notaran, ¡incluso a una vecina se la mostré dura! La vecina, mayor que nosotros y no muy agraciada, con grandes tetas colgantes, sonrió, haciéndome el gesto universal de cuidado con el dedo en el ojo. Estuvo divertido.

Al mediodía, cuando el sol se puso muy fuerte, decidí ir al gimnasio. Estuve haciendo mis rutinas de musculación y de corazón por casi una hora. Había bastante gente, en general mayores, pero también jóvenes, ningún adolescente, ¡por suerte!

Volví a las duchas y mientras estaba desnudándome entra un hombre al vestuario desde las duchas. Aparenta unos 35 años, no muy alto, físico bien desarrollado pero sin exageraciones físico culturistas. Lindo.

Viene desde las duchas, seco, el pelo negro revuelto por el secado a toalla, a la que trae rodeando la cintura, cubriéndose. Saluda amablemente, con una sonrisa simpática.

Sin pudor alguno, como es usual en los vestuarios de hombres, sigo desnudándome y él se retira la toalla. No puedo evitar mirarlo, como hacemos todos en los vestuarios, comparando, creo.

Pero, ¡mi Dios, qué verga!

Así como está, algo morcillona parece (¿se habrá pajeado en la ducha?) ¡y es enorme! Gruesa y larga, muy blanca, con una cabeza afilada, cubierta parcialmente por piel. El tronco es grueso y se ensancha en el medio, donde queda como achatado por el ancho exagerado. Luego se afina. Es recorrida por algunas venas gruesas que completan la decoración. Está totalmente depilado, lo que la hace parecer aún más grande.

Se muestra ante mí desnudo. Como exhibiéndose.

Se da vuelta, toma antisudoral y otros cosas de un bolso que saca del casillero y se pone a aplicarse distintos productos en axilas, en el pelo, en la cola,(¿qué sería?) se acaricia la polla, corre la piel mostrando toda la cabeza, oscura,brillante de jugos, y afilada en la punta. Todo lo hace mostrándose, de frente o de espalda, depende de que exhiba, pero asegurándose de que lo vea.

Yo estoy asombrado y no puedo dejar de mirarlo, mientras sigo desvistiéndome, despacio. Mi verga, después de la playa y frente a este espectáculo, se pone dura, sin darme yo cuenta. Tiene un culo perfecto, redondito, firme. Está totalmente depilado,

Por suerte estamos solos en el vestuario, ¡si no sería un papelón!

Me mira y sonrie,

  • Como estuvo tu rutina, te vi muy concentrado
  • Eh, si, bien, estuvo bien - contesto, sorprendido de que me hubiera notado y de que me hablara.
  • Es un buen gimnasio, completo. Vengo todos los días. Y después, a la tarde, vengo al sauna, es bueno, cómodo y sólo para hombres. Está bueno. Podes estar desnudo.
  • Ah, no sabia eso, ¿no es mixto?
  • No, las mujeres tienen otro en su vestuario. Es cómodo, aunque saque un poco de juego, no? Jejejeje.
¿Me está invitando? No puedo dejar de mirarle la polla, que acaricia como sin querer. Ya está algo más grande y levantada, me parece. Se da cuenta que mis miradas se escapan a su pollòn, inevitablemente.

Notando mi atención, me mira y sonríe. Extiende su mano derecha, la que acariciaba su verga :

  • Soy Santiago, mucho gusto
  • Igualmente. Pedro, -digo, estrechando su mano, consciente de que viene de tocarse la pija con ella, y preguntándome si lo hace con intención-
Se pone una camisa, un pantalón de baño y saluda.

- Nos vemos por ahí. Ciao, recuerda lo que te dije del sauna, ¡te va a gustar!



Quedé ahí parado, como un idiota, desnudo, con la verga dura, totalmente inhibido.

Me dió mucha rabia. Me visto y voy a buscar a mi amiga.

Mi amiga. Tania, está muy buena.

Tiene 36 años, divorciada como yo, pero ella de su segundo esposo. Morocha, pelo oscuro cortado a la altura de sus hombros, ojos celestes y piel blanca. Es alta, delgada, lindo culo, con un poco de celulitis, y buenas piernas. Buenas tetas, duras y muy poco caídas, pese a su volumen. Tiene pezones largos y muy sensibles. Se afeita la concha, de labios gruesos, con los más finos que sobresalen entre los gruesos. El clítoris es largo, tanto que parece, cuando está erecto, una pija chica. Muy sensible. Es muy puta, multiorgàsmica, y le encanta la joda.

Aparentemente hasta ahora no he notado en ella nada bisexual y sus comentarios de los gays son bastante negativos. Por lo que yo no me he animado a demostrar nada en ese sentido.

Lo único alentador es que le gusta tocarme el culo cuando me la chupa o cuando estoy empotrándola, con mi verga bien adentro de ella, en posición de misionero. Creo que se ha dado cuenta que cuando me mete el dedo en el culo no demoro en llegar al orgasmo.

La conocí hace dos semanas en un boliche, ambos bastante tomados. Enganchamos muy bien de entrada. A la segunda copa ya me la estaba follando en el baño.

Como yo ya tenía planeadas estas vacaciones y me sentía cómodo con ella la invité a acompañarme.

Aún no le he dicho nada de mi bisexualidad, pero ella tampoco me ha confesado cuanto me engaña, aunque yo sé que desde que estamos juntos ha follado por lo menos con otros dos. Por mí está bien, no me molesta.

Cuando llegué a la habitación estaba acostada, desnuda, como duerme siempre, y profundamente dormida. Me acosté a su lado, con cuidado de no despertarla y me dormí pensando en Santiago y su pollón, ¡seguro que iba a ir al sauna a la tarde! ¿Iré yo?
 
Ya bueno, en el primer relato hablas creo de otro situó, no se si has cruzado historias o es la misma, pero parece que la primera no tiene nada que ver con la del hotel del Caribe
 
Ya bueno, en el primer relato hablas creo de otro situó, no se si has cruzado historias o es la misma, pero parece que la primera no tiene nada que ver con la del hotel del Caribe
no, la primera no fue en el Caribe. Fue en una ciudad grande, pero al sur. Es otra historia.
Tengo muchas de saunas varios. Nunca en Madrid, sin embargo. ¡Habrá que ir!
 
Nos despertamos de la siesta tarde, cerca de las 5.

Tania no tenía ganas de follar así que tuve que aguantarme. Nos vestimos para piscina y fuimos a tomar algo.

Ya era hora de coctel, y había un buen ambiente en la barra de la pileta. Varias chicas ya habían descartado el sostén y se paseaban topless entre los que allí estábamos.

No demoró mi Tania en hacer lo mismo, para mi placer y el de los demás.

Como dije, tenía un par de buenas tetas, bien formadas y bien ubicadas, con unas aréolas grandes y unos pezones largos muy sensibles, que enseguida se enderezaban. En el izquierdo tenía un anillo de oro atravesándolo. Si tiraba de él o se lo mordía mientras cogíamos, muchas veces era suficiente para que se viniera, incontenible la sensación que le producía le provocaba un orgasmo largo e intenso..

También le gustaba jugar con él, como inconscientemente, como hacía en la playa y como hacía en ese momento, mirando a su alrededor mientras tomaba pequeños tragos de su copa de vino blanco. Con eso atraía la atención de su interlocutor, o de quien la estuviera mirando, hacia sus lindas tetas desnudas. Yo le decía, en broma, que era como si se masturbara en público.

Estuvimos ahí un rato, charlando con otra gente. Al poco rato estaba muy entretenida hablando con otra chica y vi que a sus espaldas aparecía Santiago quien me hacía señas de que se iba a la sauna.

Le dije a Tania que venía en un rato y lo seguí. Estábamos los dos de pantalón y salida de baño.

Me saludó con un beso, lo que me puso algo incómodo, por ser en público. No estoy acostumbrado aún a besarme con hombres amigos.

Fuimos al vestuario, nos desnudamos y, tomando una toalla, entramos al sauna. Estaba desierto, no había nadie, estaba también muy caliente, con ese olor característico de la madera especial que se usa para su construcción.

  • Vi que estás con tu mujer – me dijo apenas nos sentamos, los dos al mismo nivel.
  • Sí, es una amiga, yo estoy divorciado, ¿tú estás solo?
  • Si, vine solo, aunque soy casado, pero a mi mujer se le complicó en el trabajo, así que me vine solo. Si no perdía licencia y depósito.
  • Está bueno este lugar.
  • Si, muy bueno y tranquilo. Vi cómo me mirabas la polla, ¿te gusta?
Me sorprendió que fuera tan directo.

Si, me gusta, - confesé, ya jugado, mirándolo a la cara.

Sonrió, mirándome y sacándose la toalla, exponiendo su verga, que parecía ya algo morcillona.

  • ¿Qué te gusta, arriba o abajo?
  • Prefiero abajo – respondí imaginándome que quería decir.
  • Qué suerte, yo arriba. Estamos bien juntos. Tocala, que sé te morís de ganas…
Lo miré a la cara, sonrió y asintió, mirándose.

Se la agarré, y era así, ya estaba medio dura, enorme, ¡caliente y tan suave! Sentí como se iba poniendo rápidamente más dura y más grande con la presión de mi mano. La agarré, firme y empecé a hacerle una paja, descubriendo su cabeza, afilada, húmeda y tan roja.

Mostrame la tuya – ordenó.

Me saqué la toalla y expuse mi polla, que, sin ser chica, lo parecía en comparación con la suya. Yo ya estaba también erecto. Me la agarró y me pajeaba bien, al mismo ritmo que yo a él.

  • ¿Y si entra alguien? - pregunté, sin dejar de pajearlo.
  • No sé, ¿qué hacemos?
  • ¿Nada? - pregunté, mientras me relamía, los labios secos por el calor y el stress.
  • ¿Querés chupármela?, preguntó, - ¿así si entra alguien no hay duda de quién es el puto y quien es el macho?
Sin responder, me agaché y la miré de cerca. Estaba brillante de jugos, muy apetitosa ¡y tan grande! Abrí la boca, y tuve que abrirla mucho para poder metérmela adentro. Un goce sentir como me llenaba la boca casi completamente solo con la cabeza. Pero para él no era suficiente. Me agarró la cabeza y me la metió todo lo que pude aguantarla, la sentía en mi garganta, conteniendo las náuseas que me producía. Pero la abrí y la dejé entrar, haciéndole una garganta profunda como sé hacer. Igual no cabía toda, así de grande era.

Sentí que se ponía todavía más grande y más dura, la retiró un poco y sentí como se sacudía, soltando los chorros de leche que me llenaban la boca, tibia y espesa, gustosa, dulzona, tanta cantidad que no podía retenerla, tuve que tragar y que dejarla salir entre mis labios, chorreando en mi cara. La sacó de mi boca y se recostó, su polla aún dura y sacudiéndose a veces. Sonreía.

  • Que buena chupada, no sabés cuando necesitaba eso.
  • Estabas muy caliente ¿pero y yo? - pregunté, mostrándole mi pijita bien dura, pidiendo atención.
  • Ahora no puedo nada. No me recupero muy rápido. Arréglate solo o andá a coger con tu amiga. ¿Le vas a contar a, …no sé cómo se llama…, que te chupaste una verga y le tragaste la leche en el sauna?
  • Se llama Tania. No pensaba contarle nada, no.
  • ¡Me encantaría que le contaras! Tiene cara de ser muy morbosa, seguro que le gusta, dale, haceme el gusto y después me la presentás en la cena, ¿vale? ¿Mirá si sale un trío?, ¿no estaría bueno?
  • No sé, no la conozco mucho.
  • Ummmm , me encanta cuando en topless juega con ese anillo que tiene en el pezón, divina, se me pone dura mirándola….Dale animate, me gustaría follaros a los dos juntos, mmmm ¡qué lindo sería!
  • No sé…
  • ¿Sabes qué, mejor? No le digas nada y ¡se lo cuento yo en la cena! Eso voy a hacer, la voy a sacar a bailar y le voy a contar en el oído lo que hicimos, te aseguro que le va a gustar…se va a mojar toda sintiendo como le apoyo mi verga dura mientras le cuento que me la mamaste y te tragaste toda mi lechita, como un ternerito, hahahaha.
Y yo, que me resistía, ¡me acabé!, a pura imaginación, sin tocarme. La idea de ellos bailando, Tania sintiendo la verga dura de Santiago mientras le contaba nuestra aventura de la sauna, fue irresistible. Acabé mientras Santiago me decía todos esos disparates en el oído, para no ser oído, porque habían entrado dos maduros a la sauna. Santiago vio como me saltaba la leche y como yo trataba de contener mis manifestaciones externas.

Yo quería que los demás no se dieran cuenta, pero no creo que lo haya logrado.. Igual estábamos los dos con la toalla abierta, yo con la pija bien parada, exponiendo todo. Si no lo notaban era milagroso. Imaginate, entras y hay dos tíos desnudos, mostrando dos pijas paradas. Y empiezan a hablarse al oído. Y uno respira fuerte y se mueve, escupiendo leche por la polla expuesta. Disimularon, pero no dudo que lo notaron

Santiago se rio mirando cómo me acababa sin tocarme y el esfuerzo que hacía para que los otros no se dieran cuenta.

- ¡Ahhh! te acabaste, se ve que te gustó la idea. Hecho entonces, ¿nos vemos a las 9 en el restaurant? y me dio un beso y se fue. Otra vez me dejó sin respuesta, sentado, desnudo, chorreado de leche en la sauna con dos maduros que me miraban, disimuladamente.
 
Fui al vestuario y a las duchas. Me duché un rato largo. La polla no se me bajaba, pero ya no me importaba.
Que mirara el que quisiera. Incluso me tocaba. Me daba mucho placer pajearme un poco y estar ahí, desnudo, empalmando en un lugar público. Había varios duchándose, pero nadie parecía prestar atención.
Me seque y me vesti despacio, para mostrarme más.
Volví al bar y tomé algo, descansando.
Tania no estaba en la pileta.
La encontré en la habitación. Estaba en el balcón, mirando hacia el mar. Desnuda. Fumando, con una copa de vino en la mano. Sabía que no se podía fumar en el hotel, pero decía que en el balcón nadie lo notaba. Hasta ahora había sido así. Era nuestro principal motivo de disputa, ese vicio suyo.
Me serví una copa, me desnudé y salí a acompañarla. La besé, y, de alguna misteriosa manera, me excitaba sentirle aliento a tabaco.
Le conté de la invitación de Santiago. Le dije que lo conocí en el gimnasio, nos caímos bien de entrada y creo que después que la vio en la piscina quería invitarnos a cenar, jajaja.
Se rió, y me preguntó si ese fue el hombre que me dio un beso cuando salía del bar. Le dije que sí, y comentó que estaba bueno y se veía muy moderno, saludando a otro hombre con besos. Me preguntó si era puto. Le dije que no tenía ni idea, pero que sabía que estaba casado y que la mujer no había podido venir por trabajo.
- está bien, vamos entonces a conocerlo.
Separó las piernas y se tocó la concha. Me miró y me ordenó:

-Haceme una buena chupada de coño, de esas tuyas que me enloquecen, dale que estoy caliente y este ambiente me excita. Me excite en el bar mostrando teta y mirando a otras. Una seguro quería conmigo. Y ahora, me gusta estar como estamos. Tú, la noche, el vino, el cigarrillo. Estar así, desnudos al aire libre. ¿Alguien podrá vernos acá? Esperemos que sí, me gustaría que sí. Si no te molesta, voy a pensar en ese buenote de tu amigo. ¿Tiene una polla grande? se la viste en el vestuario? Cuéntame como es. ¡Hay tantos machos buenos en este hotel!
Me arrodillé entre sus piernas y metí mi cabeza, apoyando la boca abierta en su coño depilado. Suspiró cuando sintió mis labios y mi lengua meterse entre sus labios entreabiertos, tan suaves, tan ricos. Busqué su pijita, que ya se había levantado y se notaba grande. La metí en mi boca, como si fuera una verga y la acaricié con mis labios, sentía sus jugos que me mojaban el mentón y las mejillas. Metí un dedo en su concha, estaba caliente, abierta y muy mojada-

- no, sacá la mano, follame solo con tu boca, tus manos en la espalda. Yo me toco las tetas y me hago mierda los pezones, ¡cómo me gustan que me duelan así! - me pidió, y continuó, - como se llama tu amigo?, ¿vos vas a querer que me lo coja? Sos de esos?
- se llama Santiago, no, no quiero eso, bueno, no sé. Lo que vos quieras
- ahhh ya veo, sí querés que me lo coja, siiiiiii uuuuuu dale ahí, si asi asi así más fuerte me acaban divino que fuerte estoasisisisisisiisi
Y se vino en mi cara, frotando la concha contra mi cara mientras gemía bajito y se sacudía todo el cuerpo.
 
Última edición:
Se quedó en el balcón, agarró la copa, encendió un cigarrillo y se aflojó, en la reposera. Totalmente desnuda, aunque era de noche y la luz del balcón estaba apagada, había suficiente claridad como para que cualquiera nos hubiera visto. Ella estaba bien visible.
Entré, me duché y me tiré en la cama mientras la esperaba.
Cuando terminó su cigarrillo entró a ducharse. Se demoró largamente bajo el agua.
Salió desnuda y se puso a elegir qué ponerse. Era un goce verla así, sin ropa, sus tetas que se movían al desplazarse y girar, y su coño depilado, húmedo. Se ponía siempre lubricante después de bañarse.
Así como estaba, después de elegir la ropa, se maquillaba. Muy poco, pero lo que me hacía gracia era que se perfumaba el cuello, ¡el escote y el coño!
Yo ya estaba empalmado de nuevo. No había acabado en el juego en el balcón y ahora no me dejaba. Tenía que estar bien caliente para la noche, decía.
Se vistió con un conjunto de lencería blanco, translucido. Sus tetas estaban apenas cubiertas hasta el pezón y levantadas, sobresalían por encima del encaje. La tanga era chiquita, cola less y casi coño less, hahaha.

- y mejor por qué no vas sin tanga? - pregunté.
- por que me gusta mostrar la tanga, el blanco resalta bajo la falda. Qué te parece que me ponga? Mini o la falda larga con el tajo?
- si el tajo es largo y querés jugar te da más posibilidades, me parece. Igual que me gustaría más que te pusieras camisa, por la misma razón.
- si, este sostén es para usar con camisa desprendida, pero toda desprendida! Si a vos no te molesta, claro. Y tenés razón con la falda, la mini es muy obvia. El tajo llega casi a la cintura, es bien largo.

Eran las 8 cuando terminamos de vestirnos.

Tania quería bajar al bar a esperar a Santiago tomando algo, y supongo que mostrándose antes de ir a cenar.
Nos sentamos en la barra, en los bancos altos. La falda de mi novia era casi escandalosa, del banco alto caía por el tajo mostrando casi todo su muslo, desnudo, dorado por el sol. Divina.
Todos la miraban, con disimulo y ella fingía indiferencia, pero yo sabía que estaba encantada con la atención que despertaba con sus desnudeces.
El escote, que más que escote era exhibición, porque no se había abotonado la camisa y le cubría solo en parte el lateral de sus tetas en el sostén, que transparentaba la sombra de sus pezones.
Estaba en plan de mostrarse en tono de “estoy caliente, quiero follar”.
Yo estaba muy caliente, por tanto juego y por la expectativa de ver de nuevo a Santiago. No sabía que se les iba a ocurrir a mis dos amantes, pero si estaba seguro que iba a ser todo muy excitante.
 
Santiago llego también temprano. Saludó a Tania con dos besos y a mí con uno. Yo ya me estaba acostumbrando a su besuqueo.

Nos cambiamos a una mesa y fui a renovar tragos y pedir para mi amigo.
Quedaron hablando animadamente con mi novia. Tania le veía cara conocida, Santiago también a Tania, buscaban de donde podía ser que se conocieron.
Santiago estaba vestido sin mucha clase. Pantalón blanco marinero a media pierna, camisa rosa abierta hasta el ombligo casi, mostrando su pecho lampiño donde colgaba una cadena de oro, gruesa, con una moneda grande también de oro. Calzaba sandalias sin medias.

El pantalón era ajustado, marcando claramente su paquete y su polla.
Estoy seguro que mi mujer tomó buena nota del volumen del paquete! La descubrí mirando hacia ahí varias veces , jejeje, seguro que Santiago también lo notó!

El flirteo entre ellos empezó en seguida. Era sonrisas, halagos, chiste y risas.
Yo me sentía bastante excluido de la conversación.
Encontraron conocidos comunes y se pusieron al día, en medio de comentarios jocosos o críticas divertidas.
Rápidamente entraron en confianza, tocándose los brazos, los hombros, las manos, dándole énfasis a lo dicho.

Sin duda , disfrutando del manoseo y las caricias disimuladas.
Ambos sabían que yo notaba todo. Y, la verdad, lo disfrutaba también .

Si Tania no dejaba de mirarle el paquete, Santiago estaba fascinado por el sostén y las tetas de mi novia. Poco había que imaginarse con ese medio sostén que dejaba traslucir las areolas grandes y marcaba el relieve de los pezones erguidos, sin hablar de la media teta que sobresalía por encima del sostén.

Era divertido ver como su mirada iba del muslo expuesto por el tajo de la falda, al escote y a la cara!
No sé si era mi imaginación pero me parecía que Santiago estaba marcando más polla, se le habría puesto dura ya?
Conociendo a Tania seguro que ya le chorreaba el coño entreabierto e hinchado !

Así volaba el tiempo y llegó la hora de pasar al comedor.

Nos sentamos en una mesa de 4, quedando Tania entre los dos.
Siguió el mismo espíritu y el cachondeo entre ellos .
El tajo de su falda, que llegaba casi a la cintura, estaba del otro lado al mío. Santiago podía tocarle el muslo desnudo, lo intentó bajo el mantel, pero Tania frenó inmediatamente todos sus avances. No lo dejó. Con clase, con estilo y muchas risa le sacaba la mano. Me imaginaba que se había dejado caer la falda, exponiendo todo el muslo y la tanga para que la viera. Se mira y no se toca, parecía decirle, provocándolo.
Por otro lado, ya estábamos los tres bastante tomados. Entre lo bebido en el bar y el vino de la cena se notaba que había menos inhibiciones.

Apenas terminamos decidimos ir a la disco a bailar un poco, ya que Santiago hacía alarde de bailar muy bien. Tania también lo hacía. Yo no. No me divertía mucho, yo bailaba, desde luego, pero para mi era solo un paso que facilitaba el camino a la cama.
Estaba deseoso de ver lo que se venía!
 
Le llamábamos la disco por que se bailaba, pero no era la típica discoteca con su música ensordecedora y su público muy joven.
Había dos barras y varias mesas rodeando la zona despejada para bailar. Poca luz, con zonas más oscuras y sillones. Buena música, adecuada para nuestra edad.
Pedimos nuestras bebidas y Tania apuntó para una de las zonas más oscuras con sillones.
Dejó la copa en la mesa y sin sentarse se llevó a Santiago a bailar.
Realmente bailaban bien los dos, era un placer verlos moverse al ritmo de la música.
De a poco se fueron acercando los cuerpos. Después de dos o tres canciones ya estaban abrazados, cuerpo a cuerpo. Las manos de él se apoyaban en su cintura, casi en la parte alta del culo. Las de ella le rodeaban el cuello.
Apoyaban sus mejillas y se hablaban en la oreja. ¡Me parecía sentir yo el aliento caliente y húmedo de mi novia en la oreja cuando me hacía eso! Seguro que Santiago ya la tenía dura y que Tania la sentía, apoyarse contra su panza.
Empezó música algo más movida y se separaron, girando y abrazándose por delante y por detrás, para después soltarse y seguir acompañando el ritmo con sus cuerpos. Seguro que también le apoyaba su erección en el culo cuando la agarraba de atrás.
La falda de Tania giraba y se elevaba, exponiendo por el largo tajo toda su pierna desnuda, hasta muy arriba, llegando a verse fugazmente su tanga blanca. Un par de veces se salió una teta, ya que se había sacado la camisa por el calor y bailaba en sostén. La primera vez la guardó en seguida, con una sonrisa, la segunda la dejó haciendo cómo que no se había dado cuenta, para mostrar a todos teta y pezón erguido. Estaba divina.
El baile se fue volviendo cada vez más sexual y menos movimiento. Tania lo paró y vinieron a sentarse cuando vi que las manos de Santiago se apoyaban en su culo, para apretarla contra su verga dura haciéndosela sentir ambas cosas a la vez, sus manos agarrando sus nalgas y su verga dura.

Me pareció un poco demasiado rápido y me alegré de que mi novia lo frenara.
Se sentó a mi lado.
- me aburre esta música. Cuando venga otra más linda quiero bailar contigo, Pedro. - me dijo, dándome un beso algo guarro, - mmmmm baila bien tu amigo. te gustó vernos? - y agregó, comiéndome la oreja, - la tiene bien grande, era cierto!

Así estuvimos, alternándonos en bailar con ella, que se entregaba conmigo y a él lo controlaba, mostrándose y dejando que algo la manoseara. Seguro que le gustaba a ambos.
 

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