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14 Sep 2023
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Buenas a todos/as (sobre todo a vosotras, si es que tengo lectoras...)

Hoy voy a colgar tres historias, una en cada temática en las que suelo publicar (Herero, infidelidades/cornudos y swingers, tríos y orgías).
Hasta ahora he subido unas 11 historias que he escrito a lo largo de unos años, que se convirtieron en un libro autopublicado (y ahora estoy trabajando el segundo). Para vosotros/as son gratis. El objetivo era escribir un libro erótico dirigido a mujeres, para intentar cubrir muchas de las fantasías que muchas amigas y parejas que te tenido me han contado. Me pone mucho imaginar que con palabras puedo conseguir que una chica disfrute, o como dijo una amiga, que es un libro para leer con una sola mano. Escucho siempre el parecer de mis lectoras/es y me gusta saber qué cosas les gustan y les hacen acariciarse y masturbarse, y qué les gustaría llevar a cabo. Reconozco que saber esos detalles me ponen a mil y me dan energía para escribir más. Por supuesto, doy por hecho que es imposible contentar a todos/as, porque son muy variadas.
Foreros como Elherdau, Mario, Hotam o Pedromiguel han comentado mis historias y me han resultado interesantes sus opiniones. Gracias por dedicarme unos segundos. Muchos otros me han dado sus likes, y la gran mayoría las han leído, pero no sé si les han gustado. Saberlo me dice si debo continuar o no.
Si en alguna de mis historias habéis encontrado una de vuestras fantasías que no habéis llevado a cabo todavía, ¿por qué no se las dais a leer a vuestras parejas a ver si captan el mensaje? Quizás introduzca algo de pimienta en vuestra relación. Me encantaría que así fuera (y que me lo contárais con detalles...)

Gracias por leer e imaginar. Os dejo con una nueva fantasía.



En forma

Alicia se secó el sudor de la frente. Solo se tomaba el fin de semana libre. Lunes, miércoles y viernes crossfit, martes y jueves correr una hora a alta intensidad. Es lo que le daba la resistencia. Lo del crossfit era lo que la cargaba de fuerza. Era una de las tres chicas en un grupo de hombres, entre los que se encontraba su marido. Y las tres ponían a prueba a los chicos. Vaya que si lo hacían. Entrenaban tan intensamente como ellos, y aunque no eran tan fuertes, ellos no podían contra su elasticidad. Les hacían muchas bromas, pero en realidad estaban orgullosos de ellas.
En su trabajo era igual de competitiva. Era la encargada de marketing, y lo gestionaba todo con mano de hierro. Le había costado mucho conseguirlo, y quería más. Su objetivo era ser la encargada del departamento de reservas, y tenía claro que tenía que esforzarse cada día más. Pero eso no era un problema para ella. Su actitud y su energía eran contagiosas para el resto de la gente que la rodeaba, incluido su marido. Se permitían pocos momentos de relax, pero tampoco los necesitaban.
El sexo no era uno de ellos. Se lo tomaban como una actividad física más. Eran muy activos porque el deporte les servía de afrodisíaco. Casi cada día acababan satisfaciéndose mutuamente, muchas veces como una lucha de gladiadores, probando cada día nuevas posturas en las que turnaban el papel de dominador. La flexibilidad de Alicia le permitía jugar con su cuerpo para ser ella la que se follaba a su marido, y la tremenda fuerza de él le permitía cogerla en volandas y practicar posturas como el 69 de pie, cogiéndola a ella boca abajo y aguantando sus caderas con sus brazos. El único momento de debilidad era cuando se corría en esa postura. Debía aguantarla y no dejarla caer, aunque ella también se agarraba fuerte. También experimentaban con muchos aparatos, como el columpio del amor, que colgaban de una argolla del techo. Y su habitación estaba llena de espejos. Estaban los dos muy orgullosos de sus cuerpos como para no querer verse. Lo último que habían hecho era instalar uno grande en el techo. Todavía recordaban a carcajadas las miradas a Alicia del cristalero mientras lo fijaba. Ella le dijo que lo pegara con mucha seguridad, que no querían tener un susto en la cama. El cristalero se fue con calentón para varias semanas. También tenían dos cámaras de vídeo, y Diego grababa todas las escenas y las editaba. Después veían los vídeos juntos y comentaban los momentos estelares entre risas. No había nada tabú entre ellos. Disfrutaban de sus cuerpos intensamente. Experimentaban con juguetes y se decían uno al otro nuevas fantasías que los excitaban hasta llevarlas a cabo. Casi no había límites. El surtido que poseían de consoladores, vibradores, plugs anales, antifaces, pelucas, etc. llenaban varios cajones del armario. Y siempre comentaban entre risas la cara que se le quedaría a la limpiadora si un día se atrevía a abrir uno de ellos. De hecho fantaseaban también con ese posible momento. Hasta que un día a Diego se le olvidó pausar la cámara de vídeo oculta, y observaron con estupor como un día la chica entró en la habitación, se desnudó, cogió un antifaz, un consolador negro de treinta centímetros, le puso un condón y se masturbó tirada en la cama hasta correrse. Ese vídeo les dio a los dos muchos momentos de excitación y muchos comentarios. Desgraciadamente, no lo volvió a hacer más. Y eso que ellos le dejaban presuntamente olvidadas ropa interior sexy mezcladas con las sábanas o vibradores en los cajones de las mesitas de noche. Nunca supieron la razón, pero nunca repitió. Posiblemente se avergonzaría y temería por su trabajo. Llegaron a fantasear con la posibilidad de proponerle un trío, pero decidieron que no era una buena idea hacerlo con alguien conocido. Así que apuntaron esa fantasía para el viaje que planeaban para el Caribe al año siguiente. Allí iban a pasar muchas cosas...
Diego editaba muchos de los vídeos y fotos y difuminaba sus caras. Después los subía a páginas porno amateur y esperaban con curiosidad los comentarios de la gente. Les excitaba leerlos. Y les ponía saber que calentaban a mucha gente y que se sentían deseados. De hecho, muchos usuarios de esas páginas les pedían tal o cual postura, y ellos los satisfacían. El placer de follar y sentirse observados era doble. Y dieron el paso de hacerlo sin cámaras de por medio. Decidieron ir de vacaciones al sur, y pasaron más de una semana en una playa nudista. Allí follaron cada día, y no se escondían demasiado. Muchos mirones se les acercaban a una distancia prudencial y los observaban, muchas veces masturbándose. También se dieron cuenta que cuando lo hacían cerca de otras parejas, eso producía un efecto dominó. Raras veces no veían masturbarse a la gente alrededor después de sus polvos. Aquellas fueron unas vacaciones muy activas. De hecho, allí follaron por primera vez bajo del agua. Sus movimientos eran tan evidentes que tuvieron entretenidos y atentos a media playa. Cuando regresaron a casa, se reían comentando que habían ayudado a muchas parejas a salir de la rutina.
En un mes harían los diez años de haberse conocido. Estaban muy enamorados y eran el complemento perfecto el uno para el otro. Cada uno tenía trabajos de responsabilidad, estaban sometidos a estrés, pero no descuidaban sus cuerpos, el sexo ni las charlas sobre sus inquietudes. Los demás los veían como una pareja perfecta. Con carácter, pero muy bien avenidos. Y Diego le preguntó:
-Amor, el mes que viene es nuestro aniversario. Me gustaría que me dijeras si quieres que lo celebremos de alguna forma especial.
-Por supuesto. Pero quiero que me sorprendas. No quiero nada típico. Te lo tienes que currar. Esta vez te dejo toda la responsabilidad -dijo Alicia riéndose.
-Pues no tengo ni idea de lo que hacer, sinceramente. Dame alguna pista.- dijo Diego.
-Estoy segura que algo se te ocurrirá. Sea lo que sea, me encantará, no te preocupes -dijo Alicia.
Llegó el día. Alicia llegó a casa después del trabajo, pero no parecía nada cansada. Conocía muy bien a su marido, y estaba emocionada por saber qué le había preparado. Se imaginaba una cena romántica o una fiesta sorpresa con amigos, pero cuando le preguntó, la respuesta de Diego fue:
-Hoy tengo preparada una sorpresa realmente especial. Pero para que funcione como debe, tienes que seguir mis instrucciones al pie de la letra.
A ella le encantó la determinación de su marido. Y le excitaban las sorpresas. Así que le contestó traviesa:
-Uyuyuy, eso suena bien. ¿Seré tu esclava esta noche, entonces?
-Sí, lo serás. Y disfrutarás siéndolo. Disfrutarás como nunca. Primero, vamos a cenar. Ten paciencia... -contestó Diego.
Cenaron sushi y se bebieron una botella de Veuve Cliquot. La ocasión valía la pena. Muchas risas durante la comida. Todo había estado exquisito. Y Diego le preguntó:
-¿Crees que nuestro aniversario merece abrir una segunda botella de champán?
-No es que lo crea; es que estoy segura. Pero te advierto: ya estoy medio borracha. Si nos bebemos otra, podrás hacer conmigo lo que quieras. -contestó Alicia.
-Entonces no se hable más. Y diciendo esto descorchó la segunda botella. El champán salió disparado y mojó completamente la cara de Diego. Alicia no podía parar de reír. Él se quedó con cara de circunstancia, y estalló después en carcajadas. Entonces ella se le acercó, puso su sonrisa traviesa y lamió con su lengua la cara de su marido. Después pasó su lengua por sus labios, pero sin besarle. Pero un segundo después introdujo la punta de su lengua en la boca, tocando los dientes y haciéndose un hueco. Su marido le correspondió. Le chupó la lengua con los labios. Ella era la que se lo estaba follando ahora mismo, aunque fuera de esta forma peculiar. Y le encantaba la sensación de poder. Entonces Diego miró el reloj y dijo:
-Vamos a la cama. Comienza el juego.
Alicia lo miró completamente excitada. Estaba ya completamente mojada. Y quería follar a lo bestia. El alcohol la había desinhibido completamente. Pero su marido le tenía preparado otro plan. Fueron a la habitación y le dijo que fuera al baño, porque después no podría. Ella le obedeció sin preguntar, cada vez más expectante. Y cuando regresó vio algo que la sorprendió. En cada esquina de la cama había una esposa de cuero negro, amarrada a cada parte de la cama con una cadena. Su marido estaba ya desnudo, con un antifaz en la mano. Era nuevo. No era como esos sensuales que ella se ponía para los vídeos. Era como los utilizados en los aviones para dormir. Entonces su marido le dijo:
-Ponte este corsé, estas ligas y este antifaz. Y después te tiendes boca arriba. Te voy a amarrar. Tienes que relajarte y confiar en mí. Te prometo que va a merecer la pena. Simplemente déjate llevar. Dicho esto, Alicia se tendió, con una leve sonrisa en la cara. Le encantaban estos juegos. Le gustaba salir de la rutina. Eso era una de las cosas que más le ponían de su marido. El sexo nunca era monótono. Tenían muchas fantasías, y se las contaban el uno al otro. Y algunas las habían llevado a la práctica, como en aquel viaje a Brasil y aquella chica que se encontraron en un bar.
Alicia se desnudó completamente. Se puso el corsé y el antifaz y se tendió con sus brazos y piernas en forma de equis. Su escultural cuerpo se veía realzado con esas prendas. Sus tetas tenían los pezones enhiestos, lo que siempre le ocurría cuando estaba cachonda. Entonces su marido le amarró las esposas en sus muñecas y en sus tobillos con delicadeza, pero con firmeza. Estaba nerviosa y excitada al mismo tiempo. No veía el momento de que empezara con ella a hacer lo que fuera a hacer. Y entonces sonó el timbre. Se sobresaltó. ¿Quién coño llamaría a esta hora? Serían mínimo las once. Vaya forma de bajarle la libido. Y entonces notó un susurro en su oído. Era su marido, que le dijo:
-Espera un momento.
La voz sonó extrañamente tranquila. Como si estuviera esperando que llamaran. Notó que se quedó sola y escuchó abrir la puerta. Después, un cuchicheo. Eso la desconcertó. ¿Qué estaba pasando? Entonces notó que alguien entraba en la habitación. Y escuchó la voz de su marido diciéndole al oído:
-Cariño, empieza la fiesta. Estás muy sexy. Estoy loco por follarte, como lo están tantos hombres. ¿Recuerdas cuando hemos hablado de disfrutar con más personas? Pues este es tu día. No puedes hablar, ni preguntar. Nadie lo va a hacer tampoco. Concéntrate en tu cuerpo. Va a ser una noche inolvidable, estoy seguro. Y te propongo el juego de intentar adivinar cuándo soy yo...
Alicia estaba totalmente desconcertada. ¿Eso era verdad? ¿Había más hombres ahí? ¿Quienes eran? A pesar de la incertidumbre, la voz de su marido la tranquilizaba. Y, por supuesto, en el fondo, no podía estar más excitada. De repente, notó una mano deslizarse por su muslo derecho. Suavemente, desde la rodilla hasta la cadera. Después, un beso en el pezón izquierdo. Húmedo. Y una lengua rodeándolo, jugando con él. La primera descarga eléctrica. "¿Eres tú, Diego?" Como respuesta un shhhhh en su oído. Ahora alguien le estaba mesando el cabello, y notó unos labios carnosos primero rozándole los suyos y después besándola. Su boca se abrió automáticamente y le correspondió. Entonces, al mismo tiempo, su cuerpo se arqueó. Alguien le estaba chupando el coño. Definitivamente, había más de una persona ahí. Pero no podía asegurar cuántos. Y eso, en vez de incomodarla, extrañamente la ponía más cachonda. Más que nunca. Alguien le pellizcó un pezón. Después notó un dedo en su interior, que entraba y salía a la vez de recibir excitantes sensaciones de una lengua detrás de su oreja. Todo eso sumado a la estimulación de su clítoris hizo que el orgasmo le llegara rapidísimo. Y absolutamente todo su cuerpo vibró, hasta el punto de soltarse de una esposa. Entonces escuchó un leve cuchicheo, casi inaudible, y la soltaron de todas. Y, poco a poco, una polla enorme entró en ella. No podía verla, pero se la imaginaba hermosa, tersa, rígida. Y no parecía tener fin. Empezó a gemir antes de que terminara de entrar. Pero cuando empezó a entrar y salir los gemidos se convirtieron en gritos. Y notó algo en sus labios. Automáticamente lo cogió con la mano y se lo introdujo en la boca. Ahora le tocaba a ella. Se propuso devolverle el favor anterior, y hacerle correrse lo más pronto posible. ¿Sería su marido? No, no lo era. Ni tampoco el que se la estaba follando. Eso hizo que su imaginación estallara. A cada embestida de la inmensa polla, ella respondía apretando más sus labios y su lengua. Entonces la cambiaron de postura y la pusieron de rodillas. Quienquiera que fuera se puso abajo y ella se sentó encima. Empezó a cabalgarle. ¿Era otro ahora? Pensaba que sí. No lo notaba tan grande en su interior, pero sabía cómo moverse. Y como agarrarle las caderas. Al apoyarse en él, notó con sus manos unos fuertes y formados pectorales. Entonces ella se agachó a besarle. Y el beso fue arrebatador. Sus lenguas parecían buscar agua en un desierto. Y, de repente, lo nunca sentido. Una lengua estaba acariciando lo nunca explorado. Lo nunca experimentado. Su perineo y su culo estaban siendo lamidos con tal suavidad que multiplicaba su placer. Eran tres. Tenían que ser tres. Alguien le puso una polla en la mano y ella la chupó con ansia y fruición y después la pajeó. Necesitaba respirar. Todo su cuerpo sentía. Y lo que sentía iba más allá del placer. Estaba a punto de alcanzar la plenitud. Entonces, un dedo lleno de lubricante entró en su lado oscuro, y empezó a dilatárselo. Poco después, un segundo dedo. Notó cerca de su boca otra polla. Solo cuando llevaba unos segundos chupándola se dio cuenta que había cuatro hombres. Eso no lo había imaginado ni en sus mejores fantasías. Y lo había hablado muchas veces con Diego, mientras veían alguna peli porno. Eso le ponía muchísimo, aunque no sabía si podría ser capaz de follar a otros hombres mientras veía a su marido. Pues bien: no lo estaba viendo. Ni a él ni a ninguno. Entonces, un momento de pausa. Algo quería entrar por ese lugar solo reservado para su marido en ocasiones especiales. Y lo hizo. Despacio. Lubricado. Intenso. Cada vez más grande, cada vez más dentro. La otra polla, que se movía antes más rápido, se acomodó también a este ritmo. Y un escalofrío le recorrió la nuca. Le estaban haciendo un sandwich. Le estaban haciendo una doble penetración. Lo que había visto tanta veces le estaba sucediendo a ella. Y el placer y la sensación eran deliciosos. Notaba en su interior como ellos se tocaban, y como gemían. Desearía verles las caras. Solo sabía que sus cuerpos eran musculosos. Todo lo que tocaba, todo lo que le rozaba estaba duro. Su cuerpo estaba en ebullición. La mezcla de sudores le ponía aún más. Más que el olor, la sensación. Y saber que ella estaba haciendo felices a cuatro tíos a la vez en aquel momento era lo máximo que se podía imaginar. El ritmo aumentó y dedicó sus manos a masturbar a las otras dos pollas mientras intentaba coger algo de aire. El segundo orgasmo le sobrevino sin previo aviso y fue brutal. Sus espasmos hicieron que apretara su coño y su culo y que los dos chicos que se la estaban follando se corrieran a la vez. Qué sensación de placer más absoluta. Los tres gritaron casi a la par. Pero comprendió que ninguno era su marido. No escuchó su sonido final, esa exhalación de placer. Tenía que ser la polla de la mano derecha. Le resultaba familiar, pero no la tenía todas consigo. Así que bajó el ritmo ahí y empezó a chupar la de la izquierda. Si estaba en lo correcto, quería dejar a su marido para el final. Chupó con fuerzas, con ganas, con gemidos difíciles de contener por cualquier tío hasta que se dio cuenta que iba a terminar. Entonces lo masturbó rápidamente y dirigió el chorro a sus tetas. Le encantaba sentir esa sensación caliente en ellas, deslizándose y goteando por ellas. Entonces se esmeró en la prueba final. Definitivamente, era su marido. Conocía cada centímetro de su polla, y sabía lo que le gustaba. Así que cuando escuchó su respiración entrecortada, se la sacó de la boca y todo su néctar se derramó por su cara. Y en ese momento supo que había acertado.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero le había parecido un placer eterno. Al no ver nada, los otros sentidos habían multiplicado sus sensaciones. Entonces notó como la habitación se fue quedando vacía, y cayó exhausta en la cama. Se quedó profundamente dormida.
A la mañana siguiente, se despertó con una bandeja al lado de la cama. Había un desayuno que olía deliciosamente bien. Y Diego le dio un beso de buenos días.
-Corazón, lo que pasó anoche, ¿fue un sueño?
-No -contestó Diego- Fue real. Afortunadamente. Para todos- Y estalló en risas. -¿Te gustó? Espero que sí. Pareció que disfrutaste mucho...
-Cariño, no podrías haberme hecho un mejor regalo de aniversario. Nunca en mi vida me habría imaginado algo mejor. Y ahora, viene la pregunta inevitable. Imagino que ya sabes cuál es. -Dijo Alicia.
-Pues no. Dime- Dijo Diego entre sonrisas, mintiendo sin tapujos.
-¿Quienes eran los otros chicos?- Preguntó Alicia-
-No te voy a decir los nombres, por supuesto. Pero te daré un par de pistas: Los conoces, te conocen, los verás pronto y te lo dirán sus caras...
 
Buenas a todos/as (sobre todo a vosotras, si es que tengo lectoras...)

Hoy voy a colgar tres historias, una en cada temática en las que suelo publicar (Herero, infidelidades/cornudos y swingers, tríos y orgías).
Hasta ahora he subido unas 11 historias que he escrito a lo largo de unos años, que se convirtieron en un libro autopublicado (y ahora estoy trabajando el segundo). Para vosotros/as son gratis. El objetivo era escribir un libro erótico dirigido a mujeres, para intentar cubrir muchas de las fantasías que muchas amigas y parejas que te tenido me han contado. Me pone mucho imaginar que con palabras puedo conseguir que una chica disfrute, o como dijo una amiga, que es un libro para leer con una sola mano. Escucho siempre el parecer de mis lectoras/es y me gusta saber qué cosas les gustan y les hacen acariciarse y masturbarse, y qué les gustaría llevar a cabo. Reconozco que saber esos detalles me ponen a mil y me dan energía para escribir más. Por supuesto, doy por hecho que es imposible contentar a todos/as, porque son muy variadas.
Foreros como Elherdau, Mario, Hotam o Pedromiguel han comentado mis historias y me han resultado interesantes sus opiniones. Gracias por dedicarme unos segundos. Muchos otros me han dado sus likes, y la gran mayoría las han leído, pero no sé si les han gustado. Saberlo me dice si debo continuar o no.
Si en alguna de mis historias habéis encontrado una de vuestras fantasías que no habéis llevado a cabo todavía, ¿por qué no se las dais a leer a vuestras parejas a ver si captan el mensaje? Quizás introduzca algo de pimienta en vuestra relación. Me encantaría que así fuera (y que me lo contárais con detalles...)

Gracias por leer e imaginar. Os dejo con una nueva fantasía.



En forma

Alicia se secó el sudor de la frente. Solo se tomaba el fin de semana libre. Lunes, miércoles y viernes crossfit, martes y jueves correr una hora a alta intensidad. Es lo que le daba la resistencia. Lo del crossfit era lo que la cargaba de fuerza. Era una de las tres chicas en un grupo de hombres, entre los que se encontraba su marido. Y las tres ponían a prueba a los chicos. Vaya que si lo hacían. Entrenaban tan intensamente como ellos, y aunque no eran tan fuertes, ellos no podían contra su elasticidad. Les hacían muchas bromas, pero en realidad estaban orgullosos de ellas.
En su trabajo era igual de competitiva. Era la encargada de marketing, y lo gestionaba todo con mano de hierro. Le había costado mucho conseguirlo, y quería más. Su objetivo era ser la encargada del departamento de reservas, y tenía claro que tenía que esforzarse cada día más. Pero eso no era un problema para ella. Su actitud y su energía eran contagiosas para el resto de la gente que la rodeaba, incluido su marido. Se permitían pocos momentos de relax, pero tampoco los necesitaban.
El sexo no era uno de ellos. Se lo tomaban como una actividad física más. Eran muy activos porque el deporte les servía de afrodisíaco. Casi cada día acababan satisfaciéndose mutuamente, muchas veces como una lucha de gladiadores, probando cada día nuevas posturas en las que turnaban el papel de dominador. La flexibilidad de Alicia le permitía jugar con su cuerpo para ser ella la que se follaba a su marido, y la tremenda fuerza de él le permitía cogerla en volandas y practicar posturas como el 69 de pie, cogiéndola a ella boca abajo y aguantando sus caderas con sus brazos. El único momento de debilidad era cuando se corría en esa postura. Debía aguantarla y no dejarla caer, aunque ella también se agarraba fuerte. También experimentaban con muchos aparatos, como el columpio del amor, que colgaban de una argolla del techo. Y su habitación estaba llena de espejos. Estaban los dos muy orgullosos de sus cuerpos como para no querer verse. Lo último que habían hecho era instalar uno grande en el techo. Todavía recordaban a carcajadas las miradas a Alicia del cristalero mientras lo fijaba. Ella le dijo que lo pegara con mucha seguridad, que no querían tener un susto en la cama. El cristalero se fue con calentón para varias semanas. También tenían dos cámaras de vídeo, y Diego grababa todas las escenas y las editaba. Después veían los vídeos juntos y comentaban los momentos estelares entre risas. No había nada tabú entre ellos. Disfrutaban de sus cuerpos intensamente. Experimentaban con juguetes y se decían uno al otro nuevas fantasías que los excitaban hasta llevarlas a cabo. Casi no había límites. El surtido que poseían de consoladores, vibradores, plugs anales, antifaces, pelucas, etc. llenaban varios cajones del armario. Y siempre comentaban entre risas la cara que se le quedaría a la limpiadora si un día se atrevía a abrir uno de ellos. De hecho fantaseaban también con ese posible momento. Hasta que un día a Diego se le olvidó pausar la cámara de vídeo oculta, y observaron con estupor como un día la chica entró en la habitación, se desnudó, cogió un antifaz, un consolador negro de treinta centímetros, le puso un condón y se masturbó tirada en la cama hasta correrse. Ese vídeo les dio a los dos muchos momentos de excitación y muchos comentarios. Desgraciadamente, no lo volvió a hacer más. Y eso que ellos le dejaban presuntamente olvidadas ropa interior sexy mezcladas con las sábanas o vibradores en los cajones de las mesitas de noche. Nunca supieron la razón, pero nunca repitió. Posiblemente se avergonzaría y temería por su trabajo. Llegaron a fantasear con la posibilidad de proponerle un trío, pero decidieron que no era una buena idea hacerlo con alguien conocido. Así que apuntaron esa fantasía para el viaje que planeaban para el Caribe al año siguiente. Allí iban a pasar muchas cosas...
Diego editaba muchos de los vídeos y fotos y difuminaba sus caras. Después los subía a páginas porno amateur y esperaban con curiosidad los comentarios de la gente. Les excitaba leerlos. Y les ponía saber que calentaban a mucha gente y que se sentían deseados. De hecho, muchos usuarios de esas páginas les pedían tal o cual postura, y ellos los satisfacían. El placer de follar y sentirse observados era doble. Y dieron el paso de hacerlo sin cámaras de por medio. Decidieron ir de vacaciones al sur, y pasaron más de una semana en una playa nudista. Allí follaron cada día, y no se escondían demasiado. Muchos mirones se les acercaban a una distancia prudencial y los observaban, muchas veces masturbándose. También se dieron cuenta que cuando lo hacían cerca de otras parejas, eso producía un efecto dominó. Raras veces no veían masturbarse a la gente alrededor después de sus polvos. Aquellas fueron unas vacaciones muy activas. De hecho, allí follaron por primera vez bajo del agua. Sus movimientos eran tan evidentes que tuvieron entretenidos y atentos a media playa. Cuando regresaron a casa, se reían comentando que habían ayudado a muchas parejas a salir de la rutina.
En un mes harían los diez años de haberse conocido. Estaban muy enamorados y eran el complemento perfecto el uno para el otro. Cada uno tenía trabajos de responsabilidad, estaban sometidos a estrés, pero no descuidaban sus cuerpos, el sexo ni las charlas sobre sus inquietudes. Los demás los veían como una pareja perfecta. Con carácter, pero muy bien avenidos. Y Diego le preguntó:
-Amor, el mes que viene es nuestro aniversario. Me gustaría que me dijeras si quieres que lo celebremos de alguna forma especial.
-Por supuesto. Pero quiero que me sorprendas. No quiero nada típico. Te lo tienes que currar. Esta vez te dejo toda la responsabilidad -dijo Alicia riéndose.
-Pues no tengo ni idea de lo que hacer, sinceramente. Dame alguna pista.- dijo Diego.
-Estoy segura que algo se te ocurrirá. Sea lo que sea, me encantará, no te preocupes -dijo Alicia.
Llegó el día. Alicia llegó a casa después del trabajo, pero no parecía nada cansada. Conocía muy bien a su marido, y estaba emocionada por saber qué le había preparado. Se imaginaba una cena romántica o una fiesta sorpresa con amigos, pero cuando le preguntó, la respuesta de Diego fue:
-Hoy tengo preparada una sorpresa realmente especial. Pero para que funcione como debe, tienes que seguir mis instrucciones al pie de la letra.
A ella le encantó la determinación de su marido. Y le excitaban las sorpresas. Así que le contestó traviesa:
-Uyuyuy, eso suena bien. ¿Seré tu esclava esta noche, entonces?
-Sí, lo serás. Y disfrutarás siéndolo. Disfrutarás como nunca. Primero, vamos a cenar. Ten paciencia... -contestó Diego.
Cenaron sushi y se bebieron una botella de Veuve Cliquot. La ocasión valía la pena. Muchas risas durante la comida. Todo había estado exquisito. Y Diego le preguntó:
-¿Crees que nuestro aniversario merece abrir una segunda botella de champán?
-No es que lo crea; es que estoy segura. Pero te advierto: ya estoy medio borracha. Si nos bebemos otra, podrás hacer conmigo lo que quieras. -contestó Alicia.
-Entonces no se hable más. Y diciendo esto descorchó la segunda botella. El champán salió disparado y mojó completamente la cara de Diego. Alicia no podía parar de reír. Él se quedó con cara de circunstancia, y estalló después en carcajadas. Entonces ella se le acercó, puso su sonrisa traviesa y lamió con su lengua la cara de su marido. Después pasó su lengua por sus labios, pero sin besarle. Pero un segundo después introdujo la punta de su lengua en la boca, tocando los dientes y haciéndose un hueco. Su marido le correspondió. Le chupó la lengua con los labios. Ella era la que se lo estaba follando ahora mismo, aunque fuera de esta forma peculiar. Y le encantaba la sensación de poder. Entonces Diego miró el reloj y dijo:
-Vamos a la cama. Comienza el juego.
Alicia lo miró completamente excitada. Estaba ya completamente mojada. Y quería follar a lo bestia. El alcohol la había desinhibido completamente. Pero su marido le tenía preparado otro plan. Fueron a la habitación y le dijo que fuera al baño, porque después no podría. Ella le obedeció sin preguntar, cada vez más expectante. Y cuando regresó vio algo que la sorprendió. En cada esquina de la cama había una esposa de cuero negro, amarrada a cada parte de la cama con una cadena. Su marido estaba ya desnudo, con un antifaz en la mano. Era nuevo. No era como esos sensuales que ella se ponía para los vídeos. Era como los utilizados en los aviones para dormir. Entonces su marido le dijo:
-Ponte este corsé, estas ligas y este antifaz. Y después te tiendes boca arriba. Te voy a amarrar. Tienes que relajarte y confiar en mí. Te prometo que va a merecer la pena. Simplemente déjate llevar. Dicho esto, Alicia se tendió, con una leve sonrisa en la cara. Le encantaban estos juegos. Le gustaba salir de la rutina. Eso era una de las cosas que más le ponían de su marido. El sexo nunca era monótono. Tenían muchas fantasías, y se las contaban el uno al otro. Y algunas las habían llevado a la práctica, como en aquel viaje a Brasil y aquella chica que se encontraron en un bar.
Alicia se desnudó completamente. Se puso el corsé y el antifaz y se tendió con sus brazos y piernas en forma de equis. Su escultural cuerpo se veía realzado con esas prendas. Sus tetas tenían los pezones enhiestos, lo que siempre le ocurría cuando estaba cachonda. Entonces su marido le amarró las esposas en sus muñecas y en sus tobillos con delicadeza, pero con firmeza. Estaba nerviosa y excitada al mismo tiempo. No veía el momento de que empezara con ella a hacer lo que fuera a hacer. Y entonces sonó el timbre. Se sobresaltó. ¿Quién coño llamaría a esta hora? Serían mínimo las once. Vaya forma de bajarle la libido. Y entonces notó un susurro en su oído. Era su marido, que le dijo:
-Espera un momento.
La voz sonó extrañamente tranquila. Como si estuviera esperando que llamaran. Notó que se quedó sola y escuchó abrir la puerta. Después, un cuchicheo. Eso la desconcertó. ¿Qué estaba pasando? Entonces notó que alguien entraba en la habitación. Y escuchó la voz de su marido diciéndole al oído:
-Cariño, empieza la fiesta. Estás muy sexy. Estoy loco por follarte, como lo están tantos hombres. ¿Recuerdas cuando hemos hablado de disfrutar con más personas? Pues este es tu día. No puedes hablar, ni preguntar. Nadie lo va a hacer tampoco. Concéntrate en tu cuerpo. Va a ser una noche inolvidable, estoy seguro. Y te propongo el juego de intentar adivinar cuándo soy yo...
Alicia estaba totalmente desconcertada. ¿Eso era verdad? ¿Había más hombres ahí? ¿Quienes eran? A pesar de la incertidumbre, la voz de su marido la tranquilizaba. Y, por supuesto, en el fondo, no podía estar más excitada. De repente, notó una mano deslizarse por su muslo derecho. Suavemente, desde la rodilla hasta la cadera. Después, un beso en el pezón izquierdo. Húmedo. Y una lengua rodeándolo, jugando con él. La primera descarga eléctrica. "¿Eres tú, Diego?" Como respuesta un shhhhh en su oído. Ahora alguien le estaba mesando el cabello, y notó unos labios carnosos primero rozándole los suyos y después besándola. Su boca se abrió automáticamente y le correspondió. Entonces, al mismo tiempo, su cuerpo se arqueó. Alguien le estaba chupando el coño. Definitivamente, había más de una persona ahí. Pero no podía asegurar cuántos. Y eso, en vez de incomodarla, extrañamente la ponía más cachonda. Más que nunca. Alguien le pellizcó un pezón. Después notó un dedo en su interior, que entraba y salía a la vez de recibir excitantes sensaciones de una lengua detrás de su oreja. Todo eso sumado a la estimulación de su clítoris hizo que el orgasmo le llegara rapidísimo. Y absolutamente todo su cuerpo vibró, hasta el punto de soltarse de una esposa. Entonces escuchó un leve cuchicheo, casi inaudible, y la soltaron de todas. Y, poco a poco, una polla enorme entró en ella. No podía verla, pero se la imaginaba hermosa, tersa, rígida. Y no parecía tener fin. Empezó a gemir antes de que terminara de entrar. Pero cuando empezó a entrar y salir los gemidos se convirtieron en gritos. Y notó algo en sus labios. Automáticamente lo cogió con la mano y se lo introdujo en la boca. Ahora le tocaba a ella. Se propuso devolverle el favor anterior, y hacerle correrse lo más pronto posible. ¿Sería su marido? No, no lo era. Ni tampoco el que se la estaba follando. Eso hizo que su imaginación estallara. A cada embestida de la inmensa polla, ella respondía apretando más sus labios y su lengua. Entonces la cambiaron de postura y la pusieron de rodillas. Quienquiera que fuera se puso abajo y ella se sentó encima. Empezó a cabalgarle. ¿Era otro ahora? Pensaba que sí. No lo notaba tan grande en su interior, pero sabía cómo moverse. Y como agarrarle las caderas. Al apoyarse en él, notó con sus manos unos fuertes y formados pectorales. Entonces ella se agachó a besarle. Y el beso fue arrebatador. Sus lenguas parecían buscar agua en un desierto. Y, de repente, lo nunca sentido. Una lengua estaba acariciando lo nunca explorado. Lo nunca experimentado. Su perineo y su culo estaban siendo lamidos con tal suavidad que multiplicaba su placer. Eran tres. Tenían que ser tres. Alguien le puso una polla en la mano y ella la chupó con ansia y fruición y después la pajeó. Necesitaba respirar. Todo su cuerpo sentía. Y lo que sentía iba más allá del placer. Estaba a punto de alcanzar la plenitud. Entonces, un dedo lleno de lubricante entró en su lado oscuro, y empezó a dilatárselo. Poco después, un segundo dedo. Notó cerca de su boca otra polla. Solo cuando llevaba unos segundos chupándola se dio cuenta que había cuatro hombres. Eso no lo había imaginado ni en sus mejores fantasías. Y lo había hablado muchas veces con Diego, mientras veían alguna peli porno. Eso le ponía muchísimo, aunque no sabía si podría ser capaz de follar a otros hombres mientras veía a su marido. Pues bien: no lo estaba viendo. Ni a él ni a ninguno. Entonces, un momento de pausa. Algo quería entrar por ese lugar solo reservado para su marido en ocasiones especiales. Y lo hizo. Despacio. Lubricado. Intenso. Cada vez más grande, cada vez más dentro. La otra polla, que se movía antes más rápido, se acomodó también a este ritmo. Y un escalofrío le recorrió la nuca. Le estaban haciendo un sandwich. Le estaban haciendo una doble penetración. Lo que había visto tanta veces le estaba sucediendo a ella. Y el placer y la sensación eran deliciosos. Notaba en su interior como ellos se tocaban, y como gemían. Desearía verles las caras. Solo sabía que sus cuerpos eran musculosos. Todo lo que tocaba, todo lo que le rozaba estaba duro. Su cuerpo estaba en ebullición. La mezcla de sudores le ponía aún más. Más que el olor, la sensación. Y saber que ella estaba haciendo felices a cuatro tíos a la vez en aquel momento era lo máximo que se podía imaginar. El ritmo aumentó y dedicó sus manos a masturbar a las otras dos pollas mientras intentaba coger algo de aire. El segundo orgasmo le sobrevino sin previo aviso y fue brutal. Sus espasmos hicieron que apretara su coño y su culo y que los dos chicos que se la estaban follando se corrieran a la vez. Qué sensación de placer más absoluta. Los tres gritaron casi a la par. Pero comprendió que ninguno era su marido. No escuchó su sonido final, esa exhalación de placer. Tenía que ser la polla de la mano derecha. Le resultaba familiar, pero no la tenía todas consigo. Así que bajó el ritmo ahí y empezó a chupar la de la izquierda. Si estaba en lo correcto, quería dejar a su marido para el final. Chupó con fuerzas, con ganas, con gemidos difíciles de contener por cualquier tío hasta que se dio cuenta que iba a terminar. Entonces lo masturbó rápidamente y dirigió el chorro a sus tetas. Le encantaba sentir esa sensación caliente en ellas, deslizándose y goteando por ellas. Entonces se esmeró en la prueba final. Definitivamente, era su marido. Conocía cada centímetro de su polla, y sabía lo que le gustaba. Así que cuando escuchó su respiración entrecortada, se la sacó de la boca y todo su néctar se derramó por su cara. Y en ese momento supo que había acertado.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero le había parecido un placer eterno. Al no ver nada, los otros sentidos habían multiplicado sus sensaciones. Entonces notó como la habitación se fue quedando vacía, y cayó exhausta en la cama. Se quedó profundamente dormida.
A la mañana siguiente, se despertó con una bandeja al lado de la cama. Había un desayuno que olía deliciosamente bien. Y Diego le dio un beso de buenos días.
-Corazón, lo que pasó anoche, ¿fue un sueño?
-No -contestó Diego- Fue real. Afortunadamente. Para todos- Y estalló en risas. -¿Te gustó? Espero que sí. Pareció que disfrutaste mucho...
-Cariño, no podrías haberme hecho un mejor regalo de aniversario. Nunca en mi vida me habría imaginado algo mejor. Y ahora, viene la pregunta inevitable. Imagino que ya sabes cuál es. -Dijo Alicia.
-Pues no. Dime- Dijo Diego entre sonrisas, mintiendo sin tapujos.
-¿Quienes eran los otros chicos?- Preguntó Alicia-
-No te voy a decir los nombres, por supuesto. Pero te daré un par de pistas: Los conoces, te conocen, los verás pronto y te lo dirán sus caras...
Relato muy morboso
 
Foreros como Elherdau, Mario, Hotam o Pedromiguel han comentado mis historias y me han resultado interesantes sus opiniones. Gracias por dedicarme unos segundos
Hola, buenas noches.

Sólo es la forma de agradecer a quien se molesta en crear algo. Me gusta como lo escribes, aunque alguna cosa me pueda parecer "fuera de lugar". Tienes imaginación para crear situaciones que aun siendo un poco increíbles, en mi opinión, claro, tienen un punto muy morboso. Eso solo pasa en algunos relatos tuyos, en el resto no hay nada que objetar.

Saludos y gracias.

Hotam
 
Hola, buenas noches.

Sólo es la forma de agradecer a quien se molesta en crear algo. Me gusta como lo escribes, aunque alguna cosa me pueda parecer "fuera de lugar". Tienes imaginación para crear situaciones que aun siendo un poco increíbles, en mi opinión, claro, tienen un punto muy morboso. Eso solo pasa en algunos relatos tuyos, en el resto no hay nada que objetar.

Saludos y gracias.

Hotam
Pues muchas gracias por tu opinión. Me interesa mucho saber qué piensan mis lectores. Colgaré más historias y verás que son muy diferentes, algunas más light. Lo importante para mí es que mi lector/lectora se deje llevar por la historia. Gracias, Hotam
 
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