Hot_Velvet
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Ya se que quizás desentone este tema en un foro como éste donde prima lo carnal y lo obvio pero nunca viene mal contemplar otras opciones.
Desde siempre fui un tipo enamoradizo, creo que a los cuatro años ya me enamoré de alguna vecina, de Marilyn Monroe y de muchas mujeres que me deslumbraban. Claro está se trataba de amores platónicos, idealizados, irreales, intangibles.
Con el tiempo me he dado cuenta de que se trata del amor más puro, una forma de satisfacer nuestra innata necesidad de amar, de sentir amor. Lo importante es eso, amar y sentirse vivo. Si Platón le puso nombre a este tipo de querer, en la Edad Media se definió como "Amor cortés". En aquella época era habitual de un caballero tuviera una dama a la que respetaba y que le inspiraba esa sensación, dándose incluso el caso de que se tratara de una mujer casada. No importaba, porque el amor cortés era un amor puro, no carnal, una necesidad más del alma que del cuerpo.
Yo llevo años practicándolo y me reafirmo es ideal. En primer lugar porque no busca el reconocimiento, no es necesario que la persona amada ni siquiera lo sepa, así que tampoco es necesario que nos corresponda. Algunas mujeres se sienten halagadas cuando alguien les confiesa este tipo de atracción, otras se sienten abrumadas, sorprendidas y en muchos casos agradecidas pues su autoestima sube unos cuantos enteros.
Pero quien despierta en nosotros el amor platónico no nos aporta nada que no tengamos, simplemente es un medio, un canal para que eso que llevamos dentro adquiera forma. Yo idealizo, en función de mis necesidades y por eso es un amor maravilloso, pleno y poco imaginable para quien no tiene la capacidad de sentirlo.
En este momento, bueno, desde hace ya un par de años en que la conocí, estoy enamorado platónicamente de una mujer. Ella no lo sabe, quizás lo sospeche porque soy amable con ella y en las pocas ocasiones en que tomamos un café me quedo absorto contemplándola. Es una artista, en el sentido literal de la palabra y tiene ese encanto de quien tiene un mundo interior pleno.
La conocí en un museo. Estaba sentada en un banco frente a un cuadro que no recuerdo de quién era. Me llamó la atención la forma en que miraba el cuadro. Concentrada, relajada y con sus facciones naturales. Con unos vivos ojos marrones, color de avellana y esa cara delicada. Toda ella es delicada, no es muy alta y su cuerpo es la definición del equilibrio, un cuerpo sin estridencias pero con formas sublimes. Nunca he querido imaginar lo que sería acariciar su cuerpo. Me basta con lo que ella representa en mí.
Me gusta el tono de nuestras conversaciones, generalmente sobre arte o sobre cine. Es una mujer con la que me resulta fácil comunicarme y entre nosotros surgen una vez tras otra esos momentos mágicos en que nos encontramos a gusto, hablando o compartiendo fotos de paisajes que nos hacen soñar. En este momento la necesito, necesito la fantasía que supone creer en una persona ideal. Por eso no quiero más, no necesito verla más de lo necesario como para mantener viva esta fascinación. No quiero imaginarla ni mucho menos verla en su día a día, haciendo labores rutinarias. Aunque confesaré que en alguna ocasión la he espiado, sin que lo sepa, claro está, sino no sería espiada. En ocasiones veo su estudio y puedo verla trabajando. Recuerdo una vez que pasé a propósito por la calle donde trabaja, me apetecía adivinar si ese espacio se había teñido de su presencia. Y casualmente estaba en la calle charlando con alguien. Ella también me vio y me saludó. Me gusta cómo me mira.
Solo espero que esto continúe, que me permita seguir utilizándola. No creo que le haga daño siendo mi amor platónico secreto. Si acaso el dañado pudiera ser yo. Pero no me importa. Asumo el riesgo.
Ahora me gustaría conocer vuestra opinión. ¿Habéis sentido o sentís amor platónico por alguien? ¿Habéis sido motivo de él? Os espero.
Desde siempre fui un tipo enamoradizo, creo que a los cuatro años ya me enamoré de alguna vecina, de Marilyn Monroe y de muchas mujeres que me deslumbraban. Claro está se trataba de amores platónicos, idealizados, irreales, intangibles.
Con el tiempo me he dado cuenta de que se trata del amor más puro, una forma de satisfacer nuestra innata necesidad de amar, de sentir amor. Lo importante es eso, amar y sentirse vivo. Si Platón le puso nombre a este tipo de querer, en la Edad Media se definió como "Amor cortés". En aquella época era habitual de un caballero tuviera una dama a la que respetaba y que le inspiraba esa sensación, dándose incluso el caso de que se tratara de una mujer casada. No importaba, porque el amor cortés era un amor puro, no carnal, una necesidad más del alma que del cuerpo.
Yo llevo años practicándolo y me reafirmo es ideal. En primer lugar porque no busca el reconocimiento, no es necesario que la persona amada ni siquiera lo sepa, así que tampoco es necesario que nos corresponda. Algunas mujeres se sienten halagadas cuando alguien les confiesa este tipo de atracción, otras se sienten abrumadas, sorprendidas y en muchos casos agradecidas pues su autoestima sube unos cuantos enteros.
Pero quien despierta en nosotros el amor platónico no nos aporta nada que no tengamos, simplemente es un medio, un canal para que eso que llevamos dentro adquiera forma. Yo idealizo, en función de mis necesidades y por eso es un amor maravilloso, pleno y poco imaginable para quien no tiene la capacidad de sentirlo.
En este momento, bueno, desde hace ya un par de años en que la conocí, estoy enamorado platónicamente de una mujer. Ella no lo sabe, quizás lo sospeche porque soy amable con ella y en las pocas ocasiones en que tomamos un café me quedo absorto contemplándola. Es una artista, en el sentido literal de la palabra y tiene ese encanto de quien tiene un mundo interior pleno.
La conocí en un museo. Estaba sentada en un banco frente a un cuadro que no recuerdo de quién era. Me llamó la atención la forma en que miraba el cuadro. Concentrada, relajada y con sus facciones naturales. Con unos vivos ojos marrones, color de avellana y esa cara delicada. Toda ella es delicada, no es muy alta y su cuerpo es la definición del equilibrio, un cuerpo sin estridencias pero con formas sublimes. Nunca he querido imaginar lo que sería acariciar su cuerpo. Me basta con lo que ella representa en mí.
Me gusta el tono de nuestras conversaciones, generalmente sobre arte o sobre cine. Es una mujer con la que me resulta fácil comunicarme y entre nosotros surgen una vez tras otra esos momentos mágicos en que nos encontramos a gusto, hablando o compartiendo fotos de paisajes que nos hacen soñar. En este momento la necesito, necesito la fantasía que supone creer en una persona ideal. Por eso no quiero más, no necesito verla más de lo necesario como para mantener viva esta fascinación. No quiero imaginarla ni mucho menos verla en su día a día, haciendo labores rutinarias. Aunque confesaré que en alguna ocasión la he espiado, sin que lo sepa, claro está, sino no sería espiada. En ocasiones veo su estudio y puedo verla trabajando. Recuerdo una vez que pasé a propósito por la calle donde trabaja, me apetecía adivinar si ese espacio se había teñido de su presencia. Y casualmente estaba en la calle charlando con alguien. Ella también me vio y me saludó. Me gusta cómo me mira.
Solo espero que esto continúe, que me permita seguir utilizándola. No creo que le haga daño siendo mi amor platónico secreto. Si acaso el dañado pudiera ser yo. Pero no me importa. Asumo el riesgo.
Ahora me gustaría conocer vuestra opinión. ¿Habéis sentido o sentís amor platónico por alguien? ¿Habéis sido motivo de él? Os espero.