Os voy a decir mi experiencia. Después de lo que he hablando con algunas.
Cada mujer es un mundo. Pero en general, muchas tienen una curiosidad, un pequeño demonio en el hombro que le dice que eso estaría bien probarlo. Sobre todo cua do no han tenido experiencia anterior con otro hombre.
Pero eso no implica que, el miedo, el qué dirán, pensar que el otro es conocido, pensar que puede romper la familia, pensar que su chico se va a ir con otra, sentirse inseguras con su cuerpo, sentir que no van a dar la talla o que no follan bien, la falta de confianza, preguntas tipo "y si sale mal?", "y si es un cretino?"....
Todo eso genera que la momento se rompa la nube de la fantasía a lo bestia.
Por otra parte, es algo tabú, muy muy tabú, y mal visto. Hace 50 años hacer una mamada lo era y ahora es algo que sólo una persona muy religiosa no haría.
El concepto de amor romántico y monógamo es una influencia muy fuerte, igual que los celos.
Por último las ETS. Aunque esto es casi improbable si se usa preservativo para la penetración y muy muy poco frecuente con el sexo oral sin protección. Hay pocos casos de enfermedades en la boca.
Pero lo más seguro es siempre usar preservativo para todo.
Informar sí pero asustar no.
Lo has explicado muy bien.
Yo matizaría que no cada mujer, sino cada pareja es un mundo. No influye solo el carácter o bagaje educativo-cultural de ella; también el de la pareja en su conjunto y la relación entre ambos.
Aclaro que sí he dado el paso y mi mujer ha follado, o más bien la han follado, pues su carácter y manera de ser la hace ubicarse siempre en la relación sexual en una actitud pasiva y sumisa, algo que por otra parte me agrada observar. Decía que se la han follado casi una docena de hombres y ha estado ennoviada, enganchada, o sido zorreada (como prefiráis) por algunos de ellos.
Creo que para que la cosa funcione bien, la pareja tiene que estar compensada ¿Qué quiero decir con esto? Pues que si uno de los dos ejerce un dominio muy grande sobre el otro, el paso podrá posiblemente darse, de hecho creo que en estos casos es raro que el novio/marido dominante o su contraparte si es ella la que domina, no hayan ya probado otras cosas a espaldas del dominado/a. Pienso, y esto es mera opinión personal no basada en datos reales, sino solo en lo observado por mi trayectoria en estos ambientes y foros, que la tendencia más generalizada cuando estas parejas pasan a hacerlo de manera consentida y abierta, es que si es el hombre quien domina, la mujer pase a ser compartida y usada sexualmente por otros bajo los deseos y supervisión de su "amo" y si es ella la dómina, buscará un macho o machos con los que satisfacerse y humillará más o menos, según sus preferencias, a su pareja sometida, pudiendo llegar a propiciar o consentir que sus machos usen sexualmente a su sumiso a modo de humillación, pero es raro que deje que otras mujeres mantengan sexo con él.
Para mí la verdadera relación abierta o cornuda consentida es la que no viene marcada por una dependencia grande de un miembro de la pareja del otro. En las descritas anteriormente, el/la sumiso/a no tiene generalmente, dada su condición de tal, y aceptará generalmente lo que su amo/a le imponga.
Tal como has explicado, al plantearse dar el salto suelen aflorar dudas. Como casi siempre este deseo y propuesta suele provenir de la parte masculina de la pareja, que a buen seguro lleva tiempo dando vueltas al asunto, las dudas suelen tener más impacto en ella, que es pillada en ese momento por sorpresa. Pero una vez conjuradas y decidido de común acuerdo que sí; que se va a probar eso, no es raro que cuando se acerque el momento decisivo de que ella vaya a estar en manos de otro, le asalten dudas también a él, incluso de más intensidad.
No fue nuestro caso. Mi mujer, he de decir que para mi sorpresa, aceptó con bastante normalidad y naturalidad dar el paso de irse a la cama con otro pese a, según ella, no haber nunca follado con nadie que no fuese yo. Planteó en ese instante algunas dudas, como la de que si yo le estaba proponiendo eso con intenciones espurias para poder follarme a otras o, la que más me llamó la atención, de ¿Y si empiezo a hacerlo, me gusta, y luego no soy capaz de controlarme y parar? Dudas que conjuró en ese mismo momento con someras aclaraciones por mi parte. Tampoco tuve problemas yo cuando llegó la primera vez ni tampoco en otras posteriores. Soy muy versátil como cornudo y desde sus comienzos pudo hacer lo que consideró oportuno en cada ocasión: bien hacerlo conmigo presente o estar a solas con el chico de turno.
Animo a los que desean ser cornudos a que den el paso de confesárselo a su mujer. Que busquen, eso sí, un momento propicio en que ella pueda estar más receptiva. No cascárselo a la primera de cambio sin más.