El Talismán

Bueno, pues ya están caminito de la cárcel los 2 monstruos y sus porquerías de amigos y la próxima es la más miserable de todas, Elena, que supongo que vamos a descubrir porque odiaba a Julia.
Y espero que ya pronto vuelva a USA con su querido Liam y sus amigas, que ya va siendo hora.
 
Pedro y Sergio resiviendo justicia por sus acciones, camino a la cárcel.
Elena en camino de resivir justicia por sus acciones, ahora sabremos porque odiaba tanto a Julia.
 
Última edición:
"Si realmente te ama, Loísa, entenderá y te perdonará"

Osea que si no la perdona, entonces no la ama?, creo que Julia necesita un tratamiento más riguroso.
Lo hace para animarla. Yo veo bien lo que le ha dicho.
Yo insisto que esto no se puede considerar infidelidad.
Si considero que ella debió hablar antes con Pablo para hacerle ver que era la única forma de ayudar a su amiga.
Es cierto que es difícil de asimilar, pero no lo considero una infidelidad.
 
Igual que en su momento no entendí lo que hizo Loisa para conseguir información sobre la violación de Julia.
Tampoco veo la necesidad imperiosa de contarle a Pablo, algo que sólo va a provocarle dolor.
Si Loisa lo hizo convencida que era su única opción ( equivocadamente, por supuesto ), debería aprender a vivir con ello y no hacer daño a Pablo, sólo para lavar su conciencia.
La sinceridad es buena, cuando aporta algo positivo, cuando sólo sirve para complicar las cosas y dañar a tus seres queridos, mejor te lo comes tú y lo llevas como puedas.
No va a contarle que en una salida con amigas se emborrachó, se calentó y tuvo sexo con otro. Es algo mucho más turbio que eso.
Si Loisa ama a Pablo, y no tiene ningún interés en otros hombres, debería cuidarlo, y no darle disgustos innecesarios.
 
Igual que en su momento no entendí lo que hizo Loisa para conseguir información sobre la violación de Julia.
Tampoco veo la necesidad imperiosa de contarle a Pablo, algo que sólo va a provocarle dolor.
Si Loisa lo hizo convencida que era su única opción ( equivocadamente, por supuesto ), debería aprender a vivir con ello y no hacer daño a Pablo, sólo para lavar su conciencia.
La sinceridad es buena, cuando aporta algo positivo, cuando sólo sirve para complicar las cosas y dañar a tus seres queridos, mejor te lo comes tú y lo llevas como puedas.
No va a contarle que en una salida con amigas se emborrachó, se calentó y tuvo sexo con otro. Es algo mucho más turbio que eso.
Si Loisa ama a Pablo, y no tiene ningún interés en otros hombres, debería cuidarlo, y no darle disgustos innecesarios.

Es una situación realmente complicada. Loísa se enfrenta al dilema de contarle o no a Pablo ese secreto que la atormenta. Sabe que si se lo confiesa, corre el riesgo de que él termine la relación; sin embargo, tampoco se siente cómoda ocultándole algo tan importante. La sombra de ese secreto la sigue y le impide estar en paz consigo misma.

Por otro lado, surge la pregunta: ¿será Pablo lo suficientemente comprensivo como para perdonarla si se lo cuenta? Aunque él sea capaz de poner el amor por encima del error y decida perdonarla, la marca de esa confesión podría quedar grabada en su memoria. Y aunque ambos intenten superarlo, es probable que el asunto vuelva a surgir en momentos de tensión o durante una discusión, abriendo heridas que quizás nunca terminen de cicatrizar.
 
EL TALISMÁN. TERCERA PARTE. ¡QUIERO VIVIR!


Capítulo 42. La novia de Chucky.

Villalba del Conde.

Julio 2011.

Julia.


Elena nos recibe en su casa, una pequeña mansión heredada propiedad de la familia Villalba. Al abrirnos no muestra ningún signo de sorpresa. Se ve bastante desmejorada a como yo la recordaba. Para todas ha pasado años, pero parece que, a ella, se le han multiplicado por 3. Se ayuda con un bastón para caminar, resultado de un accidente doméstico, que le dejó una cojera de por vida. Nada de lo que veo me sorprende, mi gente hizo un buen trabajo de investigación, descubriendo cosas que ni Loísa conoce.

-Hola Loísa y…, Julia, pasad, os estaba esperando.

-¿Cómo sabías que íbamos a venir? ¿Y cómo has reconocido a Julia? Hasta ahora eres la única que lo ha hecho.

-Porque este pueblo está lleno de garulos, no ha sido tan difícil deducirlo. Nunca creí lo que contaste de su fallecimiento, Loísa. Conozco a Julia mejor que tú. El hecho de hacernos creer que ella estaba muerta, solo tenía un objetivo, buscar venganza. Si nosotros pensamos que está muerta, ya nadie nos puede hacer nada, no hay denuncias, ni venganzas, y eso nos hizo vivir sin temor durante mucho tiempo. Sergio y tu padre, cayeron en la trampa, aunque es verdad que ayudaste mucho, pero a mí nunca me engañó.

Cuando hace unos días, todo el mundo hablaba de una americana y su carísimo Audi con matrícula personalizada de Nueva York, sabía que había llegado el momento. Solo yo sabía quién era esa americana. Por desgracia, paso mucho tiempo en casa sin nada que hacer, así que veo mucha televisión. Y hará poco más de un año, viendo las noticias, hablaban de una rueda de prensa donde por fin, hacía su primera aparición publica, la española y fundadora de M&J Internationa, Julia Gracia. Te reconocí enseguida Julia. A pesar de tu transformación, tus ojos te delataban. Así confirmé mis sospechas de que tu muerte, fue una farsa. Cuando Sergio comenzó a hablarme sobre "M&J International", de inmediato supe que ya tenías planeada tu venganza y venías a ejecutarla. Claro, esa M y J son las iniciales de tus padres, el mismo colgante que siempre llevas al cuello. En todas las fotos de internet apareces con él, y yo sabía lo que significaba, era un recordatorio de tu promesa, porque seguro que hubo una promesa de venganza, en la tumba de tus padres, ¿me equivoco Julia?

- Te felicito, Elena. De verdad, tu deducción ha sido brillante. Siempre has sido muy inteligente, no me sorprende que hayas llegado a esa conclusión tan rápidamente.

-No más que tú. Siempre fuiste la más brillante de la clase. Ahora, supongo que, tras haber encerrado a mi marido y a mi suegro, así como haber hecho que mosén Senante, Doña Rosita y el Director Rubén abandonaran el pueblo, ha llegado mi turno. Sí, Julia, estoy al tanto de todo. Aún tengo amigas que me mantienen informada sobre los rumores que circulan por aquí, y yo me encargo de hacer las deducciones pertinentes. Si me has dejado para el final, es porque tienes algo especial en mente para mí. Estoy lista para enfrentar lo que venga. ¿Significa eso que debo dejar el pueblo?

-Elena, realmente he venido con un propósito muy específico. Solo necesito que me aclares una cosa: ¿por qué?

Elena me observa en silencio durante unos segundos, claramente sorprendida por la pregunta que le he hecho. No parecía haber anticipado que le planteara algo así.

-¿De verdad importa eso ahora, Julia? ¿Qué más da por qué? Lo que realmente cuenta es adónde has llegado y lo que has logrado, gracias a mí. ¡Casi deberías estar dándome las gracias! En cambio, yo sigo atrapada en este miserable pueblo.

-¡ERES UNA HIJA DE PUTA! ¡SIGUES SIENDO LA MISMA NIÑA MALCRIADA Y CAPRICHOSA DE LA ESCUELA! ¿GRACIAS POR QUÉ? ¿POR LA MUERTE DE MIS PADRES POR TU CULPA? ¿POR TENER QUE IRME DEL PUEBLO ACUSADA DE PUTA? ¿POR SEPARARME DE LOÍSA DURANTE TANTOS AÑOS? ¿POR COLABORAR CON SERGIO EN MI VIOLACIÓN? NO, ELENA, DE MI PUEDES ESPERAR CUALQUIER COSA, MENOS AGRADECIMIENTOS Y NI SIQUIERA PERDÓN. TE LO PREGUNTO DE NUEVO: ¿POR QUÉ, ELENA? ¿POR QUÉ ARRUINASTE MI INFANCIA Y MI ADOLESCENCIA? ¿QUÉ DEMONIOS TE HICE PARA QUE ME TRATARAS ASÍ?

-Era… divertido.

-¿DIVERTIDO? ¿ESO ERA LO QUE SIGNIFICABA PARA TI? ¿UNA SIMPLE DIVERSIÓN? ¿COMO SI FUERA UN... UN... MONIGOTE DE FERIA?

-Bueno, y también, ya te lo he dicho antes, eras más inteligente que yo.

-¿CÓMO? ¿ACASO ESO TE OFENDÍA? ¿DE VERDAD ME LO ESTÁS DICIENDO?

-No lo comprendes. Mi deseo siempre fue salir del pueblo, quería vivir en una gran ciudad como Madrid, Barcelona o incluso Nueva York, al igual que tú. Hasta en eso me has superado. Para lograrlo, necesitaba obtener la Beca Villalba, esa que los Villalba otorgaban al estudiante con el mejor expediente académico. Era mi única oportunidad de escapar de aquí, pero tú siempre me superabas en calificaciones. Con cada año que pasaba, parecía más claro que nunca podría alcanzar esa beca si seguías así.

Recuerdo ese día en clase cuando Doña Rosita te llamó gorda; noté lo afectada que estabas, y fue entonces cuando descubrí una debilidad en ti. Pensé que si me burlaba de ti junto a mis amigas, podrías sentirte insegura y eso afectaría tus notas. Creía que eso me daría una ventaja, acercándome un poco más a la beca. Pero resultó ser un error, porque no solo no logré que tus calificaciones bajaran, sino que, sorprendentemente, parece que te motivaron a mejorar.

-TENÍAMOS SOLO 8 AÑOS, ELENA, ¡8 PUTOS AÑOS! A ESA EDAD, SE SUPONÍA QUE DEBÍAMOS DISFRUTAR DE LA INFANCIA, JUGAR Y APRENDER SIN PRESIONES. ¿DE VERDAD TÚ YA ESTABAS PENSANDO EN UN FUTURO UNIVERSITARIO Y MOSTRANDO ESA COMPETITIVIDAD DESMEDIDA?

-Tranquila, Julia, respira hondo y permite que Elena se explique.

Loísa tiene toda la razón. Me doy cuenta de que estoy perdiendo el control y levantando la voz, algo que, por lo general, no suelo hacer. Siempre he sido una persona más tranquila y reflexiva, prefiriendo resolver los conflictos de manera pacífica. Sin embargo, la intensidad de esta situación me ha llevado a un punto de quiebra que no esperaba. Es frustrante sentir que mis emociones están tomando las riendas, y eso solo empeora las cosas. Debo encontrar una manera de calmarme y retomar el control, no solo por mí misma, sino también para poder enfrentar esta conversación de manera más constructiva.

-Lamento mucho mi reacción, pero tengo que ser honesta, Elena: me estás poniendo realmente al límite. Es difícil para mí mantener la calma cuando sientes que estás siendo atacada o incomprendida. Estoy tratando de procesar todo lo que has dicho, y la forma en que lo planteas me hace sentir frustrada y ansiosa.

-En este pueblo, ser mujer y no llevar el apellido Villalba significa tener un futuro muy limitado. La fábrica de calzado solo ofrece unos pocos puestos para mujeres, y todos son administrativos, ocupados por chicas atractivas y faldas cortas. Los demás puestos son exclusivos para hombres, y ni hablar de los de responsabilidad: esos no están destinados a mujeres, ni siquiera a las que son parte de la familia Villalba. Si no eres una Villalba, tienes dos caminos: o marcharte del pueblo y aprovechar la universidad para formarte y construir tu futuro lejos de aquí, o encontrar pareja con un Villalba. Mi familia no tenía recursos para pagarme una carrera, así que desde niña, que empecé la escuela, me presionaron para ser la mejor de la clase y poder aspirar a la beca Villalba. Creían en mis capacidades para estudiar y obtener buenas calificaciones. Sin embargo, nadie esperaba que una niña gorda y mocosa como tu pudiera superarme en cada asignatura, examen tras examen. A pesar de tener solo 8 años, mi familia ya había comenzado a presionarme para que no dejara escapar esa oportunidad. Mi madre no quería que acabara como ella, limpiando en la casa de algún Villalba.

Y, para colmo, fuiste muy astuta al acercarte a Loísa; con una Villalba de tu lado, ya no podía atacarte. No hubiera sido muy inteligente de mi parte enemistarme con alguien de esa familia. Ahí fue donde realmente demostraste tu ingenio, Julia, al buscar la protección de una Villalba. Incluso en eso lograste superarme.

-Eso no es cierto. Fui yo quien se acercó a Julia y quien decidió hacerme amiga de ella, a pesar de que ella no confiaba en mí. Estás muy equivocada, Elena; no conoces a Julia tan bien como piensas.

-Vamos, Loísa, ¿de verdad crees eso? Julia supo jugar sus cartas y salió victoriosa. ¿Por qué crees que se haría amiga tuya, entonces? ¿Qué motivo tendría...?

-¡Porque Loísa me salvó la vida!

Respondo con determinación, desvelando un dato que había permanecido en secreto hasta ahora. Al escuchar mis palabras, ambas se quedan en un silencio atónito, mirándome con incredulidad, como si intentaran procesar la magnitud de lo que acababa de revelar. La tensión en el aire es palpable, y puedo sentir cómo sus mentes buscan respuestas, intentando conectar los puntos que han estado fuera de su alcance.

-¿Qué estás diciendo, Julia? ¿Por qué dices que te salvé la vida?

Me acerco a Loísa con determinación y le tomo las manos entre las mías, sintiendo la calidez de su piel.

-¿Recuerdas el día que me pediste ayuda para el trabajo de la escuela? Ese de matemáticas. Yo había decidido quitarme la vida al día siguiente, incapaz de soportar el acoso al que me estaba sometiendo Elena. Si tu ese día, en clase, no hubieras insistido en que saliera contigo al recreo…yo…,

-¡Por favor, Julia, no sigas! No quiero escuchar esas palabras. La idea de que alguna vez te sentiste así es demasiado dolorosa para mí. Me angustia pensar que estuviste lidiando con tanto sufrimiento en silencio.

-En un momento en que me sentía atrapada y desamparada, tu apoyo incondicional y tu amistad me brindaron la fuerza que necesitaba para seguir adelante. Tú estabas a mi lado cuando más lo requería, escuchando mis miedos y ayudándome a enfrentar mis problemas. Sin tu ayuda, no sé cómo habría logrado atravesar esos tiempos oscuros. Tu presencia se convirtió en un faro de esperanza en medio de la tormenta. Tu perseverancia y la amistad que me brindaste me hicieron reflexionar y decidir darme una nueva oportunidad. Te debo tanto, Loísa.

Ambas nos abrazamos, llenas de emoción. Elena, en cambio, se ha quedado sin palabras, con la cabeza inclinada. Mi confesión la ha impactado profundamente, y ahora nos observa con una expresión de desconcierto.

-No... no tenía idea... No era mi intención... Lo siento, Julia. Te juro que nunca pensé que las cosas pudieran llegar a ese punto. Si hubiera sabido… si hubiera podido entender por lo que estabas pasando… La culpa me pesa, y me duele saber que mi comportamiento pudo hacer que tomaras esa decisión.

-Olvídalo, Elena. Ya te he dejado claro que no voy a perdonarte. Has mostrado de manera constante la clase de persona que eres, y no necesito más pruebas. El dolor que me has causado son cosas que no puedo simplemente ignorar. Tus acciones han tenido un impacto profundo en mi vida, y es difícil para mí ver más allá de eso.

-Pero, entonces, ¿te acercaste a mi hermano solo para seguir hostigando a Julia? Es difícil de creer que tus intenciones fueran tan manipuladoras. Me resulta increíble pensar que hayas usado esa relación como un medio para mantener tus ataques hacia ella.

-Sí, pero también porque, si no podía obtener la beca Villalba, al menos podría aspirar a casarme con un Villalba, especialmente si se trataba del heredero de la fábrica. De esta manera, aunque no lograra la beca, al menos tendría garantizado un futuro estable.

-¿Era realmente necesario que violaran a Julia? ¿Acaso la odiabas tanto como para permitir que le pasara algo tan horrible? No puedo entender cómo pudiste dejar que llegara a ese extremo.

-No, eso no fue idea mía, fue todo cosa de Sergio. Después de lo que pasó con Ángel, se sintió profundamente humillado y decidió vengarse. Su forma retorcida de hacerlo fue planear acostarse con Julia, pensando que así podría herir a Ángel donde más le dolía. Pero antes de hacerlo... antes de todo eso, practicó conmigo.

-¿Qué… qué quieres decir, Elena? -pregunta Loísa con un tono de desconcierto, mirándola fijamente como si intentara descifrar sus palabras.

-Cuando Sergio se enteró de la cita entre Ángel y Julia, comenzó a tramar un plan que incluía follarse a Julia. Logró ejecutar su estrategia, aunque no salió como él esperaba, ya que quería que Julia estuviera plenamente consciente de lo que sucedía. Sin embargo, no calcularon bien la dosis. Tanto Sergio como Paco y Miguel eran vírgenes, al igual que yo, y pensaron que debían practicar antes para tener algo de experiencia cuando llegara el momento decisivo.

Sergio me organizó una cita romántica, prometiéndome algo especial al final. Yo creía que iba a declararse y estaba lista para perder mi virginidad con él ese día, porque, de verdad, me gustaba. Y así fue, en La Peña, tuvimos nuestra primera experiencia juntos. Pero no resultó como había imaginado; Sergio me compartió con Paco y Miguel. Me prometió la beca Villalba si accedía a tener relaciones con los tres, y, tonta de mí, le creí y acepté. La verdad es que, a pesar de ser inexpertos, todos disfrutamos la experiencia. Los cuatro perdimos la virginidad ese día, y los disfrutamos.

-Y participaste en la violación de Julia, haciéndote pasar por mí para engañarla y llevarla a la trampa.

-Aunque estaba de acuerdo con el plan, lo estaba solo en parte. Sergio me seguía prometiendo la beca Villalba si aceptaba colaborar, y yo, en mi desesperación por salir del pueblo, decidí participar, convencida de que eso me acercaría a mi objetivo. Pensaba que, si logramos desestabilizar a Julia, mis posibilidades de conseguir la beca aumentarían. A pesar de que era plenamente consciente de lo horrible que era la violación, no me opuse, ya que en mi mente la idea de obtener la beca justificaba mi participación en el plan. Sin embargo, cada vez que pensaba en ello, una parte de mí se sentía incómoda, pero el deseo de un futuro mejor a menudo silenciaba mis dudas.

-¿Y qué me dices de los mensajes y las pintadas en mi casa? ¿Quiénes están detrás de eso? Siempre me pregunté quién podía tener tanta maldad y rencor como para hacerme algo así. Cada palabra que pintaron y cada mensaje que mandaron al móvil me dejaron una herida más profunda. La sensación de estar constantemente juzgada y atacada por la gente de mi propio entorno fue desgastante. No puedo entender cómo alguien puede disfrutar de hacerle daño a otra persona. ¿Quiénes son esos cobardes que se esconden detrás de un spray o un mensaje anónimo? Necesito respuestas.

-Eso fue cosa de Sergio, quien tenía el dinero para hacerlo. Él pagó a unos chicos para que hicieran las pintadas en la pared y enviaran los mensajes a tu móvil y a tus padres, Julia. Incluso les dio algunas ideas sobre qué frases utilizar.

-¿Y el video con Ángel? Tú fuiste quien lo grabó, ¿no? ¿Qué te llevó a hacer algo así?

-Sí, fui yo quien grabó el video. La verdad es que fue sorprendentemente fácil descubrir lo que estaba ocurriendo. Me di cuenta que todas las tardes te ibas a montar en bicicleta con Ángel, así que un día decidí seguiros. Y, para mi sorpresa, encontré tu pequeño refugio romántico. Justo el día de tu primera mamada. Que mal lo hacías Julia, si me lo hubieras pedido te hubiera dado lecciones. Mira, en eso si que te superaba.

-¿En qué me superabas, Elena? ¿Te refieres a ser una mejor “chupapollas”? ¿Eso es lo que estás insinuando?

-Bueno, no era exactamente la manera en que quería expresarlo.

-Ya entiendo a lo que te refieres, Elena, "la chupapollas". Pero me gustaría que me aclararas algo: ¿por qué tuviste que hacer público eso? ¿Qué ganabas con difundirlo? Era un asunto privado, algo que no tenía por qué salir a la luz.

-Aunque no lo creas, no tenía intención de hacer nada con ese video. Sin embargo, cuando decidiste denunciar a Sergio y a sus amigos, comencé a sentir miedo de que pudieran ir a la cárcel. Fue entonces cuando le ofrecí el video a Sergio, pensando que podría utilizarlo para protegerse. Y, sorprendentemente, eso funcionó.

-Sin embargo, Sergio no logró evitar la cárcel. Aunque ha tardado más de lo esperado, pero finalmente pasará varios años tras las rejas.

-No te hagas ilusiones, Julia; no estará ni un mes en prisión. Sergio tiene muchos amigos que seguramente conseguirán reunir la fianza que el juez le imponga.

-Eso está por verse. Sergio enfrenta acusaciones por ocho delitos de violación, aunque sabemos que son más. Estamos en contacto con esas víctimas que no se atrevieron a denunciar en su momento para que lo hagan ahora. Además, es cómplice de homicidio y evasión de capitales. Si lo dejan libre bajo fianza, hay un alto riesgo de fuga. No, Elena, no habrá ningún juez que lo suelte, incluso si logra reunir el dinero. Por cierto, ¿qué te ocurrió en la pierna que necesitas un bastón para caminar?

-Tuve un accidente en casa. Me tropecé y caí por las escaleras, lo que me causó fracturas en la cadera y en la pierna en tres lugares diferentes. Después de varias cirugías, ahora tengo una prótesis como recordatorio de lo sucedido, y una cojera.

Saco un informe médico de una carpeta, el cual tiene el membrete de una clínica privada de Zaragoza. Elena no aparta la vista del documento, ya que parece haberlo reconocido.

-¿De dónde sacaste eso? Ese documento es confidencial; no deberías tenerlo en tus manos. Es muy delicado, y revela información que no se debería compartir. ¿Cómo lo conseguiste? No puedes simplemente andar distribuyendo información privada así como así.

-Tienes razón, debo admitir que me saltado algunas leyes; eso es lo que el dinero puede hacer, te otorga impunidad. Pero tampoco deberías haber grabado y difundido ese video, así que no me digas lo que puedo o no puedo hacer. Si quieres, puedes denunciarme, pero dudo que eso te convenga. Este informe que tengo aquí detalla la caída que mencionas, y en él se indica que algunas de los hematomas y heridas no parecen compatibles con una caída accidental. Más bien sugieren que fueron causados por golpes de un puño cerrado. Uno de ellos, en el abdomen, fue lo que realmente provocó tu caída por las escaleras... y la pérdida del feto que llevabas gestando desde hacía dos meses. La fractura de cadera y pierna sí puede atribuirse a la caída, pero no fue un accidente; fue una agresión por parte de Sergio. El dinero de los Villalba logró que este informe no llegara al juzgado de guardia, donde habría sido considerado un caso evidente de violencia de género.

-¿Es cierto lo que dice Julia? ¿Fue Sergio quien te empujó por las escaleras? ¿Por qué no lo denunciaste?

-Sí, es cierto. Pero, ¿qué esperabas que hiciera? ¿Denunciarlo? Tu familia tiene a los jueces comprados, Loísa. Nunca lo habrían condenado, y luego Sergio me habría matado, estoy segura de eso. Aprendí a quedarme callada para sobrevivir. Para todos, fue solo un accidente por mi torpeza.

-Hubo muchos más "accidentes", Elena.

Continúo presentando más informes sobre otros pequeños "accidentes" en casa, como el moretón en el ojo causado por un golpe con la puerta o la muñeca dislocada por intentar levantar una olla demasiado pesada. Hay una larga lista de incidentes domésticos que requirieron atención médica, y estoy segura de que hubo otros que, aunque no necesitaron asistencia, también dejaron su huella en su cuerpo. Cada uno de ellos cuenta una historia, una parte de un rompecabezas que revela la realidad de lo que realmente sucedía.

-Parece que has tenido una cantidad excesiva de "accidentes", Elena. Es curioso cómo todos ellos apuntan a una torpeza poco habitual. ¿No crees que resulta extraño que alguien sufra tantas lesiones en situaciones aparentemente cotidianas? Las lesiones que has tenido parecen demasiado frecuentes para ser simplemente fruto de tu torpeza.

-Cada uno de ellos fue un episodio que se sumó a la pesadilla que vivo. Desde caídas inesperadas hasta moretones que aparecían de la nada, cada uno se convirtió en una excusa para ocultar la verdad. Aprendí a disimular el dolor y a dar explicaciones plausibles para justificar lo que estaba sucediendo. Lo que parecía ser un simple tropiezo o un accidente cotidiano era, en realidad, el resultado de algo mucho más oscuro y siniestro.

-¿Por qué nunca me hablaste de esto, Elena? Si hubieras compartido lo que estabas pasando, tal vez se podría haber hecho algo a través del ayuntamiento o incluso con el apoyo de servicios sociales. Hubiera habido recursos disponibles para ayudarte, como asesoramiento legal, atención médica o incluso refugios seguros. Alguien podría haberte orientado sobre cómo denunciar la situación y buscar protección. Te sentías atrapada y sola, pero hay maneras de salir adelante, y compartir tu historia podría haber abierto puertas. Lamentablemente, a veces el silencio solo perpetúa el sufrimiento.

-Loísa, no me soportabas, y además eras su hermana. Nunca hubiera podido confiar en ti, y tampoco quería poner en riesgo a mis amigas. Me sentía completamente sola en esta situación, y lo único que deseaba era que se cansara y me dejara en paz.

-Conozco bien esa sensación de vulnerabilidad y soledad, de sentir que no hay a nadie en quien apoyarse. Durante años, viví con esa angustia, sintiendo que estaba atrapada en un laberinto sin salida, sin un solo aliado que me brindara apoyo o comprensión. Esa lucha interna, ese anhelo de encontrar una mano amiga, puede ser desgastante y, a menudo, me ha dejado con una profunda sensación de desamparo. Sí, conozco muy bien esa sensación, Elena.

Elena se queda en silencio, visiblemente afectada por mis palabras. Su mirada se vuelve hacia el suelo, como si intentara evadir la intensidad de la situación. La expresión en su rostro refleja una mezcla de sorpresa y vergüenza, un reconocimiento de la verdad que acaba de surgir entre nosotras. En ese momento, el aire se vuelve pesado, cargado de emociones no dichas, mientras ella procesa lo que ha escuchado y su propia responsabilidad en todo lo ocurrido.

-No tengo muchas amigas, la verdad. Sergio no me permite salir a menos que él esté conmigo, y tiene un control absoluto sobre mi teléfono. Revisa a quién llamo y las llamadas que recibo, así como mis mensajes. Una de mis amigas logró darme un móvil oculto dentro de un bizcocho de cumpleaños, ya que Sergio no come de eso y no sospecharía. Aprovechaba cuando él se iba al trabajo para hablar con mis amigas y mantenerme al tanto de lo que sucedía. Luego, antes de que regresara, reiniciaba el móvil para borrar todo el historial y lo escondía apagado hasta el día siguiente. Si llegara a encontrarlo, no tendría nada que pudiera comprometerme.

-Sabes, Elena, durante todos estos años en los que he estado “muerta” para el mundo, he tenido tiempo de sobra para idear mil maneras de vengarme de ti, y no te puedes imaginar las crueldades que se me ocurrían. Contraté a investigadores que me mantenían al tanto de todo lo que descubrían sobre ti y sobre Sergio. Pero al final, me di cuenta de que ya habías sufrido lo suficiente a manos de tu verdugo, que tú misma elegiste, y decidí que no iba a hacerte sufrir más.

-¿En serio? Entonces, ¿eso significa que no necesito irme del pueblo?

-Bueno, no quiero dar a entender eso exactamente, pero puedo ofrecerte una oportunidad para redimirte. Mira, hay una posibilidad de que Sergio pase muchos años en prisión. Él continuó agrediendo sexualmente a menores, y la última víctima sufrió su ataque hace menos de tres meses.

-¿Cómo es que tienes esa información?

-¿Entonces ya tenías conocimiento de esto? Me parece increíble que estuvieras al tanto de lo que estaba ocurriendo y no lo mencionaras antes. ¿Desde cuándo sabes lo que Sergio ha estado haciendo? Me gustaría entender por qué no decidiste actuar antes, considerando lo grave de la situación.

-Él nunca me lo mencionó directamente, pero lo deduje al notar que las denuncias de violación coincidían con los fines de semana en los que él y sus amigos, Paco y Miguel, se iban a Calatayud. Ahora, gracias a ti, tengo la confirmación que necesitaba.

Por la expresión que se dibuja en su rostro, intuyo que hay más información oculta detrás de sus palabras. Sus ojos revelan una mezcla de inquietud y cautela, como si estuviera sopesando cuidadosamente lo que está dispuesto a compartir. Es evidente que no me ha contado toda la historia, y esa idea me deja con una sensación de inquietud.

-No te creo del todo, Elena, pero eso no importa. Tenemos testimonios de varias de sus víctimas que están dispuestas a declarar en el juicio. Sin embargo, tememos que eso no sea suficiente y que todavía haya algún juez corrupto que pueda influir en el caso. Con un buen equipo de abogados, Sergio podría lograr salir libre en unos pocos años. Al final, será su palabra contra la de las chicas, y sus abogados se encargarán de desacreditarlas. A pesar de que mi equipo ha investigado a fondo, no hemos encontrado pruebas irrefutables que puedan incriminarlo de manera definitiva.

-¿Pruebas? ¿Qué clase de pruebas?

-Videos, Elena. En el apartamento de Calatayud, que está a nombre de Don Pedro Villalba, hay un sistema de cámaras instalado para grabar todo lo que sucede allí. Es en ese lugar donde se llevaron a cabo las violaciones. Estoy convencida de que Sergio debe tener copias de esas grabaciones en alguna parte. Esos videos serían clave para asegurar que Sergio pase muchos años en prisión.

-¿Y eso qué tiene que ver contigo?

-Porque creemos que esos videos están almacenados o escondidos en esta casa. Es el único lugar al que no hemos podido acceder, ya que casi siempre estás presente y no hemos tenido la oportunidad de realizar una búsqueda exhaustiva. Si tuvieras alguna pista sobre su ubicación o pudieras ayudar a buscarlos, sería de gran ayuda. Tu colaboración es fundamental para poder encerrar a Sergio y sus amigos una larga temporada.

-No tengo información sobre esos videos, Julia. Nunca los he visto ni he tenido acceso a ellos.

-Sé que no estás siendo sincera, Elena. Es probable que el juez esté a punto de emitir una orden de registro. Un equipo de la policía científica llegará y revisará cada rincón de esta casa hasta que encuentren esos videos, si es que realmente existen. Y ten claro Elena, que si existen, los encontrarán. Tu situación quedará muy comprometida. Podrías ser acusada de complicidad y de ocultar pruebas. Tal vez no termines en prisión, pero enfrentarás una indemnización considerable hacia las víctimas. Una indemnización que te será imposible pagar, ya que no posees nada a tu nombre; todo es de Sergio. Además, él tampoco podrá reunir el dinero necesario para indemnizar a las víctimas, lo que llevará al embargo de todas sus propiedades, incluida esta casa.

-Si lograra encontrar esos videos de los que hablas, que honestamente nunca he visto, y los entregara al juez, ¿eso significaría que podría redimirme de alguna manera?

-No, Elena, pero habrías tomado la decisión correcta, y eso representaría un avance significativo hacia tu redención. Imagina, por un instante, que Sergio logra salir en tercer grado en unos pocos años. ¿Te imaginas volver a vivir con él? ¿Realmente crees que podrías soportar eso, Elena?

-Si eso llegara a suceder, no tendría otra opción que acabar con mi propia vida. La idea de convivir de nuevo con él me resulta tan aterradora que preferiría desaparecer antes que enfrentar esa realidad. La angustia de volver a estar bajo su control sería insoportable.

-No es necesario que llegues a esos extremos. Si logras encontrar esos videos, te aseguro que nunca más tendrás que cruzarte con Sergio. Esa es mi promesa. Puedes liberarte de su influencia y empezar una nueva vida, lejos de su sombra. Imagina la tranquilidad que sentirías al cerrar ese capítulo oscuro y construir un futuro sin miedo ni dolor.

-¿Y eso significa que no tendría que dejar el pueblo? Me gustaría creer que podría quedarme aquí.

-Recuerdo que antes mencionaste que te aburrías de este pequeño pueblo y que querías irte. Pensé que realmente deseabas dejarlo atrás.

-Bueno, si Sergio se queda en la cárcel, no tendría problemas en quedarme aquí, pero necesitaría encontrar un trabajo. Ya te he mencionado cómo está la situación laboral en este lugar.

-Te necesito aquí, Elena. Puedo ofrecerte un trabajo. Hay muchas cosas que podrías hacer, y sé que, con tu capacidad, te desenvolverías perfectamente. No será fácil al principio, pero te garantizo que tendrías un lugar seguro donde empezar de nuevo, lejos de la sombra de Sergio.

-¿Me estás ofreciendo un trabajo tú? -pregunta Elena, sorprendida y con un toque de incredulidad en su voz-. Después de todo lo que ha pasado entre nosotras, ¿de verdad crees que podría trabajar para ti? No sé si me lo dices en serio o si esto es parte de alguna trampa.

-Mira, Elena, no he venido aquí solo por venganza. También quiero asegurarme de que lo que me sucedió a mí, y lo que te está pasando a ti con Sergio, no le vuelva a suceder a nadie más. He estado planeando crear un observatorio contra el acoso y el maltrato en Villalba del Conde, y quiero que tú me ayudes a hacerlo realidad. Trabajarías para la Fundación M&J.

-¿Estás hablando en serio, Julia? ¿No te estás riendo de mí? Después de todo lo que te hice, ¿realmente crees que podrías confiar en mí?

-No, Elena, no te confundas; no confío en ti como persona, pero sí creo en tu capacidad y en tu deseo de cambiar de vida y hacer algo significativo. Es hora de que dejes atrás esa vida de ama de casa aburrida y sin expectativas. Eres la persona ideal para este proyecto, porque has experimentado ambas caras del maltrato: has sido tanto verdugo como víctima. Tu experiencia te permitirá identificar el acoso y el maltrato antes que nadie, y así podremos intervenir y evitar que la situación empeore.

-¿De verdad me vas a asignar la responsabilidad de esa oficina? Quiero decir, ¿realmente confías en que yo pueda liderar este proyecto?

-No, tu rol será diferente. Te encargarás del trabajo de campo. Recorrerás toda la comarca para presentar los servicios del observatorio, impartiendo charlas informativas. Pero, más importante aún, tendrás que estar atenta en los centros educativos, en los lugares de trabajo y en cualquier lugar que sea necesario, para identificar posibles casos de acoso o maltrato. Son situaciones que podrían pasar desapercibidas para otros, pero tú tendrás la capacidad de reconocer las señales, gracias a tu experiencia. Así, podrás actuar rápidamente y hacer una diferencia real antes de que la situación empeore.

-¿Y qué pasaría si decido no aceptar la propuesta?

-No puedo permitir que haya acosadores en esta comunidad. Si no aceptas, tendrías que irte, no solo de aquí, sino de toda la comarca. Pero a Sergio no le gustará salir de prisión y descubrir que no le has esperado. Te buscará Elena, y sabes que te encontrará.

-¡Joder, Elena! Julia te ha hecho una propuesta increíblemente generosa, y, sinceramente, creo que no la mereces, pero deberías considerarla. No tendrás otra oportunidad como esta en toda tu vida.

-¿Y si decido quedarme aquí? No tienes el poder para obligarme a irme, Julia.

-Te sugiero que no subestimes mi poder. Aún no sabes todo de lo que soy capaz, y lo mejor es que nunca llegues a saberlo. Mi determinación y recursos son mayores de lo que crees, y tengo la capacidad de mover piezas en este juego de manera que ni te imaginas. Te convendría reflexionar sobre tus decisiones y la dirección que deseas tomar, porque las consecuencias pueden ser irreparables.

Se establece un palpable silencio entre nosotras, un instante que se siente pesado, cargado de emociones no expresadas. Ambas nos miramos, pero ninguna se atreve a romper esa pausa tensa. Es en ese momento que decido que es mejor dar por concluida la visita.

-Escucha, Elena, tal vez pienses que esto es una trampa para vengarme de ti o que, si aceptas mi oferta, conseguirás mi perdón. Te conozco lo suficiente para saber que tu orgullo no te dejará pedírmelo, pero quiero que quede claro: nunca te voy a perdonar, y jamás seremos amigas. Lo que te estoy ofreciendo no es reconciliación, sino una oportunidad para empezar a enmendar lo que has hecho mal. A partir de ahora, puedes tomar el camino correcto. Si aceptas, deberás colaborar para asegurarte de que Sergio permanezca en prisión el mayor tiempo posible. Tú decides. Tienes 48 horas para pensar: o nos ayudas entregando las pruebas y trabajas para mi fundación, o te marchas del pueblo para siempre. Pero hay algo que tienes que saber, ya te he dicho que no confío en ti, pero sí en tu deseo de cambiar y por eso creo que serás capaz de hacer este trabajo, pero te tendremos vigilada día y noche. A la menor sospecha de que nos estás traicionando, te echaremos del pueblo.

-No tienes idea de la suerte que tienes, Elena. Si fuera por mí, jamás te habría dado esta oportunidad. Si no fuera porque eres la esposa del idiota de Sergio, ya me habría encargado de que te fueras del pueblo hace tiempo. Aprovecha la propuesta de Julia, porque nunca más vas a tener algo así. Vámonos, Julia. Elena necesita tiempo para pensar en su futuro.

-Una última pregunta. ¿Qué ocurrió con la beca Villalba? ¿Por qué no te la dieron después de que yo dejara de ser un obstáculo?

-La gané, por supuesto. Como bien dices, tú ya no estabas para interponerte, y obtuve la mejor calificación de toda mi promoción. Fue una victoria clara.

-¿Y…?

-Sergio y su padre, Don Pedro, me forzaron a renunciar a la beca. Me dijeron que el lugar de las mujeres de la familia Villalba era en casa, cuidando del hogar, del marido y, eventualmente, de los hijos. Si quería formar parte de los Villalba, tenía que renunciar a esa oportunidad. En ese momento, estaba tan enamorada de Sergio que acepté sin dudar. Pero cada día desde entonces, me arrepiento profundamente de haber tomado esa decisión.

. . . . . . . . . . . .

Despacho de Loísa en el Ayuntamiento de Villalba del Conde.

-Bueno, Julia, ahora que eres oficialmente la propietaria de la fábrica, ¿cuáles son tus planes? Te lo pregunto como amiga pero también como alcaldesa, ya que las decisiones que tomes van a tener un impacto directo en el pueblo, y necesito estar al tanto de los proyectos.

-Entiendo tu inquietud, Loísa. La fábrica seguirá operativa, pero su situación es delicada. Para mantenerla abierta y funcional, será necesario invertir una cantidad considerable de dinero. Mi prioridad será restaurar la confianza de los proveedores de toda la vida, que han sido siempre fiables, y volver a ganar terreno en el mercado, recuperando a los clientes perdidos en estos últimos años. Mi visión a largo plazo es llevar el calzado fabricado aquí hasta la Quinta Avenida.

-Aim for the stars, Julia, y no dudo que lo lograrás. Después de verte alcanzar la cima del mundo empresarial y financiero, estoy segura de que cumplirás con ese objetivo.

-Ah, no. No seré yo quien lo haga, Loísa, tú serás quien lo logre.

-¿Yo? ¿En serio? No estoy segura de cómo podría hacerlo.

-Me aseguraré de honrar el deseo de tu abuelo, que siempre quiso que tú fueras la heredera de la fábrica. Una vez que logremos estabilizarla financieramente, la transferiré a tu nombre, tal como él lo deseaba.

-No, Julia, eso no es viable. Vas a necesitar invertir una gran suma de dinero para revivir la fábrica solo para luego dármela a mí. Además, aunque mi abuelo confiaba en mí, no me siento capaz de dirigirla. Creo que él veía en mí habilidades que realmente no poseo. Es tu dinero, y estoy segura de que tú podrías gestionarla mucho mejor que yo. Además tendría que renunciar a la alcaldía, y solo lo haría si pierdo las elecciones. Por ahora, seguiré siendo la alcaldesa de este pueblo, que es lo que me apasiona y lo que mejor sé hacer. Necesitas encontrar otra solución. ¿Por qué no te quedas tú con la fábrica?

-No puedo, Loísa. Vivo en Nueva York y tengo que atender a una multinacional. Miles de personas dependen de mí, y aunque tengo mucha confianza en mis socias, hay más clientes que también confían en mí y aprecian verme al frente del negocio.

-Entonces, tendremos que encontrar otra alternativa. ¿Has considerado la posibilidad de buscar a alguien con la experiencia y las habilidades necesarias para dirigir la fábrica? Podría ser una persona con un sólido historial en la industria, alguien que comparta tu visión y sepa cómo revitalizar el negocio.

-Una cooperativa.

Juan irrumpe en el despacho de Loísa sin avisar, rompiendo la tranquilidad que reinaba en la habitación. Su presencia es imponente, y su actitud desinhibida indica que tiene algo importante que decir.

-Mis disculpas, jefa, la puerta estaba abierta y no pude evitar escuchar lo que decían. Hola, americana, es un placer volver a verte.

-Hola, Juan. Yo también me alegro mucho volver a verte.

-Juan, ¿qué haces por aquí? Este no es tu horario habitual de trabajo. ¿Acaso hay algo urgente que necesites discutir o simplemente has venido a dar cotillear?

-Lo sé, jefa, y te pido disculpas, pero tenía conocimiento de que estaban aquí y quería hablar con ustedes. Todo el pueblo está comentando lo que sucedió esta mañana en la oficina de Don Pedro, donde lo detuvieron, junto con tu hermano Sergio. Al parecer, también arrestaron a dos de sus amigos. Los motivos son algo confusos, porque la gente tiende a exagerar, pero se habla de violaciones grupales, asesinatos y rituales sangrientos, supuestamente cometidos por una secta satánica de la que ellos formaban parte. Además, parece que Mosén Senante, Doña Rosita y el Director Rubén también estaban involucrados en esa secta, y por eso se han marchado del pueblo de manera tan repentina.

Loísa y yo intercambiamos miradas sorprendidas, incapaces de contener una mezcla de incredulidad y asombro ante la desbordante imaginación de la gente. Era difícil creer que los rumores hubieran crecido hasta tal punto, transformando una situación ya de por sí complicada en un relato casi surrealista. Nos preguntamos cómo podían surgir historias tan extravagantes, llenas de intriga y dramatismo, como si se tratara de un guion de una película de terror. La creatividad de los habitantes del pueblo parecía no tener límites, y, aunque nos causaba risa, también nos preocupaba que estas especulaciones pudieran afectar a aquellos implicados.

-No me miréis así, sé que os sorprende. No creo en esas historias disparatadas, pero lo cierto es que esas personas han dejado el pueblo y que tanto tu padre como tu hermano han sido arrestados. Es una extraña coincidencia que estas situaciones ocurran justo cuando llega aquí la americana. Siento que todo está interconectado de alguna manera y me gustaría averiguarlo.

Loísa y yo nos miramos, sopesando si debíamos compartirle la información a Juan. Sabíamos que, siendo tan chismoso como es, no tardaría en correr la voz. Sin embargo, nos entendimos sin necesidad de palabras y, dado que tarde o temprano tendría que descubrirme ante el pueblo, decidimos que sería mejor que fuera Juan quien lo hiciera público.

-Siéntate, Juan -le decimos, invitándolo a acomodarse en la silla frente a nosotras-. Te vamos a contar una historia que ha estado ocurriendo en este pueblo y que, de alguna manera, está conectada con los recientes acontecimientos. Queremos que sepas la verdad, ya que consideramos que es importante que estés al tanto de lo que está sucediendo.

Le relatamos a Juan, de manera concisa, mi historia, omitiendo, por supuesto, cualquier relación sobre mi empresa multinacional. Con su inclinación por los chismes, no sería difícil que la noticia de que Julia Brown, la gran magnate de los negocios, estaba en Villalba del Conde se esparciera rápidamente. Eso haría que el pueblo se llenara de periodistas de todo tipo en poco tiempo, y todavía no estoy lista para eso.

-Ahora comprendo lo que está sucediendo; esto no es más que una venganza.

-Prefiero llamarlo justicia, la que me fue negada cuando la necesité. Si realmente hubiera buscado venganza, habría sido implacable. Créeme, es mejor de esta manera.

-No te juzgo, Julia. Entiendo que tienes razones de peso para actuar como lo haces. Sin embargo, ahora nos enfrentamos a otro desafío. Y lo digo en plural porque este problema nos afecta a todos, tanto al pueblo como a la comarca. Tienes en tus manos una fábrica que, lamentablemente, vale mucho menos de lo que pagaste y parece que no tienes claro cómo proceder con ella.

-Tendré que invertir una gran cantidad de dinero para rehabilitarla, y estoy dispuesta a hacerlo. Sin embargo, no estoy segura de qué hacer con ella una vez que esté en condiciones. Originalmente, mi intención era donársela a Loísa, ya que creo que ella debería ser la legítima propietaria. No obstante, parece que la idea no le entusiasma mucho.

-No tengo claro qué hacer con la fábrica, Julia. Siento que puedo ser más útil para el pueblo desde el ayuntamiento que como directora de esa empresa. Pero, Juan, mencionaste algo sobre una cooperativa. ¿Podrías contarnos cómo funcionaría eso?

-Por supuesto. Una cooperativa municipal es una iniciativa que nace de la colaboración entre el ayuntamiento y los ciudadanos para satisfacer necesidades y fomentar el desarrollo local. Estas cooperativas son organizaciones democráticas que son de propiedad colectiva, donde los ciudadanos tienen voz en la toma de decisiones y en la gestión de proyectos que beneficien a la comunidad en áreas como la agricultura, la producción de bienes y la provisión de servicios públicos, entre otros.

A diferencia de las empresas convencionales, que buscan maximizar el lucro, el objetivo principal de una cooperativa es mejorar las condiciones de vida de los residentes del municipio y fomentar la participación ciudadana en la gestión de los recursos locales. Creo que este enfoque podría aplicarse perfectamente a la fábrica. Si la americana decide, en lugar de donártela a ti, jefa, donarla al pueblo, podríamos establecerla como una cooperativa en la que todos se sientan parte del proyecto. De esta manera, las ganancias generarían beneficios exclusivamente para la comunidad.

-Vaya, Juan, realmente me sorprendes; no sabía que eso era posible. Creo que puede ser una idea muy viable. Me encargaré de solicitar un estudio de viabilidad a mi equipo. Mientras tanto, necesitamos encontrar a alguien que se haga cargo de la dirección de la fábrica. Anunciaré una oferta para el puesto, y me encargaré personalmente de seleccionar a los candidatos. Podría ser alguien del pueblo, pero también consideraré a personas de fuera que puedan aportar nuevas perspectivas.

Pasamos el resto de la tarde noche puliendo las ideas principales del proyecto entre los tres. Juan nos aporta muchas ideas valiosas que se pueden aplicar. Con un proyecto ya bastante definido, decidimos convocar para el día siguiente a todos los vecinos para explicarles cual será el futuro de la fábrica y del pueblo. Dejamos redactado y firmado por Loísa, el bando de la convocatoria, para que Juan se lo dé al alguacil, que se encargará de pregonarlo a primera hora de la mañana, por el sistema de megafonía repartido por todo el pueblo.

La noche ya ha avanzado bastante cuando nos despedimos, cada uno tomando su camino. En la hospedería ya han cerrado el servicio de cenas, pero logro que me preparen un bocadillo en la cocina y lo llevo a mi habitación junto con una botella de cabernet. Una vez instalada, me conecto con “las chicas” y Liam para contarles todas las novedades.

-Julia, realmente has demostrado ser muy generosa con Elena, considerando todo lo que sucedió entre vosotras cuando eran niñas. A pesar de la forma en que ella te trató en el pasado, has optado por brindarle una segunda oportunidad. Esa decisión dice mucho sobre tu carácter y tu capacidad para perdonar. No todos tendrían la misma disposición, y creo que es admirable que estés dispuesta a mirar más allá de lo que sucedió. Eso puede ser un paso importante hacia la sanación, tanto para ti como para ella.

-Elena ha pasado por mucho dolor, y no tenía la intención de causarle más sufrimiento del que ya ha enfrentado. Sin darse cuenta, ella misma se ha convertido en víctima de sus decisiones. A pesar de todo, creo que su experiencia puede ser muy valiosa para mi proyecto de erradicar el acoso en la comarca. Su perspectiva y vivencias pueden ayudar a construir un enfoque más efectivo para abordar este problema.

-¿Realmente crees que aceptará la propuesta? Es una decisión importante, y considerando todo lo que ha vivido, puede que esté reacia a involucrarse. Sin embargo, si entiende que esto podría ser una oportunidad de redención y una forma de contribuir a la comunidad, tal vez se lo piense. Es fundamental que comprenda cómo su participación no solo la beneficiará a ella, sino también a muchas otras personas que han enfrentado situaciones similares.

-Claro que lo hará, es demasiado lista como para dejar pasar una oportunidad así. Aunque, no te voy a mentir, me decepcionaría si no lo hiciera. Eso sí, que acepte no significa que la haya perdonado, porque no lo he hecho, ni creo que esté lista para pedirlo, ni yo para concederlo.

-¿Entonces, dejas una posibilidad de que la perdones?

-No lo sé, -respondo después de pensarlo unos segundos-. El perdón no es algo que se pueda forzar, y sinceramente, aún no estoy segura de si soy capaz de concederlo algún día. Elena me hizo mucho daño, y esas heridas no desaparecen tan fácilmente. Pero creo que las personas pueden cambiar, si realmente lo desean, y si ella demuestra con acciones que está comprometida con esta nueva etapa de su vida... entonces, tal vez, en el futuro, podría haber una posibilidad. -Hago una pausa, meditando mis palabras-. Pero no voy a mentiros, no es algo que esté en mi mente en este momento. Para mí, lo más importante ahora es asegurarnos de que el proyecto funcione, y de que Elena haga su parte.

Me despido de "las chicas" y me quedo un rato más conversando con Liam. Como en las noches anteriores, terminamos teniendo un encuentro íntimo a distancia. Aunque logra conectarnos de alguna manera, al final nos deja con esa sensación de querer más, de estar solo parcialmente satisfechos.

Después de un largo silencio, susurro con suavidad:

-Te amo, Liam.

Mis palabras parecen quedarse suspendidas en el aire, cargadas de una mezcla de emoción y vulnerabilidad. Es más que una simple declaración; es una afirmación de lo profundo que lo siento, de lo mucho que significa para mí. A veces, incluso con la distancia, el amor puede sentirse tan real y tan fuerte como si él estuviera justo a mi lado.

Liam responde con una calidez que traspasa la distancia:

-Te amo, Julia. Descansa, buenas noches.

Su voz, aunque lejos, me envuelve con ese tono profundo que siempre me reconforta. Es como si sus palabras me abrazaran, recordándome que, a pesar de la separación, nuestro amor sigue siendo un refugio. Cierro los ojos, imaginando su presencia junto a mí, y aunque no esté físicamente aquí, el sentimiento de conexión permanece, acompañándome hasta que el sueño me vence.

Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.

Sigue la historia de Julia.

Capítulo 43. Víctima y culpable.

No todos los responsables han enfrentado las consecuencias de sus actos; aún queda una persona que debe rendir cuentas y recibir el castigo que merece.


La novia de Chucky.jpegEste cuerpo es mío.jpeg
 
No se me ocurre quien falta por recibir el castigo.
Por otra parte creo que Julia debe ser un poco más humilde y saber perdonar aunque Elena le hiciera mucho daño.
 
Al fin sabemos porque Elena maltrato tanto a Julia.
Elena de ser abusadora se convirtió en abusada, víctima de sus decisiones. A sufrido igual o más que Julia.
Sergio es más malo de lo que pensamos, es un ser que aprovecha su poder para hacer lo que quiere sin importarle las consecuencias, ya que sabe que tiene comprados a medio mundo para que no le pase nada.
Lo bueno es que Julua tiene mucho más poder para hacer que se quede en prisión el mayor tiempo posible.
 
EL TALISMÁN. TERCERA PARTE. ¡QUIERO VIVIR!

Capítulo 43. Víctima y culpable.

Villalba del Conde.

Julio 2011.

Julia.


Un nuevo día despierta en Villalba de Conde, y aunque a simple vista parece otro más, algo lo hace único. El amanecer de hoy trae consigo un significado oculto, una promesa silenciosa entre los rayos dorados que tocan suavemente la tierra. Cada haz de luz atraviesa las nubes, desvaneciendo las sombras de la noche y encendiendo una chispa de esperanza en mi corazón cansado. En el aire se percibe la frescura de un nuevo comienzo, el aroma de la oportunidad y la certeza de que este día será diferente a todos los demás.

Después de desayunar en la hospedería, me dirijo a la fábrica con la intención de compartir mis primeras impresiones con los empleados. Al llegar, me acerco a la recepcionista y me presento.

Supongo que me recuerda, soy Julia Brown ¿y usted es…?

-Mi nombre es Teresa. Por supuesto que la recuerdo, señora Brown. Es un placer saludarla y darle la bienvenida a su empresa.

-Gracias, Teresa. Por favor, puedes llamarme Julia. Me gustaría tomar un café en mi despacho. ¿Es posible?

-En un momento se lo traigo, Julia. Por cierto, ¿planea instalarse en el despacho de Don Pedro? Es un espacio bastante amplio y cómodo, ideal para trabajar.

-Sí, claro, ahora será mi despacho. ¿Hay algún inconveniente con eso?

-Ninguno, Julia. Me parece una decisión excelente. Ahora mismo le llevo su café para que pueda disfrutarlo mientras se instala en su nuevo despacho.

-Gracias, Teresa. Por favor, trae otro café para ti también; me gustaría que pudiéramos charlar un rato. Estoy segura de que hay mucho de qué hablar, y me encantaría conocer mejor a las personas con las que trabajaré. El mío, sin azúcar, por favor.

Tal como le he confirmado a Teresa, me instalo en el despacho de Don Pedro, que también fue el lugar donde ocurrió su detención junto a Sergio. Mi primera tarea será llamar a Alicia Gil, la responsable de M&J en España, con quien he estado en contacto continuo durante el último año.

-Hola, Julia. ¿Cómo van las cosas? ¿Tienes algún inconveniente con el plan? Si algo no está saliendo como esperabas, házmelo saber y veamos qué podemos hacer al respecto.

-Hola, Alicia. La verdad es que todo está saliendo de maravilla; no ha habido ningún problema con el plan. Sin embargo, no te llamo solo por eso. Me he hecho cargo de la fábrica, como estaba previsto, pero ahora necesito que emitas unos avales respaldados por M&J. Si es necesario, habla con los bancos, pero los necesito con urgencia.

-Eso está hecho, Julia. Sabes que tenemos buena relación con los bancos y no deberían negarnos nada. Además, si necesitas dinero, puedo hacerte una transferencia.

-Necesito recuperar la confianza de los proveedores y con esos avales, garantizado por M&J, podré hacerlo rápido. Tienen que tener la seguridad de que van a cobrar de una manera u otra. Y sí, también necesitaré dinero urgentemente. Transfiere a la cuenta que te enviaré por email, la cantidad que te indique. Por supuesto, en cuanto reciba la transferencia internacional desde mi cuenta personal, lo reintegraré.

-Está bien, Julia. No te preocupes por el dinero; en cuanto me des el número de cuenta, haré la transferencia yo misma. En cuanto a los avales, ya estoy negociándolos y en unos minutos te los enviaré a la dirección que me indiques.

-Muchísimas gracias, Alicia. Te agradecería que los enviaras cifrados a mi correo, ya lo conoces. Así podremos asegurarnos de que toda la información se mantenga segura. Estoy deseando recibirlos para poder avanzar con el plan.

Teresa llega con los cafés y nos sentamos en la mesa de reuniones, donde me he instalado temporalmente. Prefiero no tocar nada en la mesa de Don Pedro, ya que, cuando se investiguen los delitos económicos cometidos por él y Sergio, es probable que la justicia quiera revisar todo lo que se encuentra ahí, incluido el ordenador. Es mejor dejarlo todo intacto.

-Teresa, me gustaría que me hables sobre todo el personal de la empresa y qué puedo esperar de cada uno de ellos. Necesito saber en quién puedo confiar y en quién no. Comencemos contigo: ¿puedo confiar en ti? ¿Seras leal a mí o a los Villalba?

-Los Villalba eran mis jefes, Julia, así que, por supuesto, les debía lealtad. Sin embargo, siendo sincera, si ellos hubieran permanecido al mando, la fábrica habría tenido que cerrar en pocos meses. Estoy muy contenta de que ahora seas la nueva propietaria de la empresa. He estado informándome y, ahora que sé quién eres y he visto tus logros, tienes toda mi lealtad. Confío en que podrás llevar la empresa hacia adelante. De mi parte, solo puedes esperar mi total colaboración.

-Muchas gracias, Teresa. Valoro mucho la confianza que depositas en mí. Ahora, cuéntame todo lo que puedas sobre el resto del equipo.

Durante la siguiente hora, Teresa me pone al tanto de quién es quién en la empresa. Me habla tanto de las debilidades como de las fortalezas de cada empleado, destacando especialmente a Acher Pueyo, el anterior responsable de finanzas, quien fue reemplazado por Víctor.

-El señor Pueyo es, sin duda, la persona más competente de la empresa. Fue muy injusto lo que le hicieron al relegarlo a un puesto inferior. Siempre se ha opuesto a la forma en que Don Pedro y su hijo Sergio manejaban la empresa. Si buscas a alguien de confianza, puedes contar con él sin dudarlo. Sin embargo, ten cuidado con Abelardo, el responsable de ventas. También es un Villalba y siempre ha sido leal a Don Pedro. No confíes en él, no te lo pondrá fácil.

-Me has sido de gran ayuda Teresa. Ahora haz el favor de convocarlos a mi despacho. Quiero conocerlos en persona. Y de lo que hemos hablado aquí, ni una palabra a nadie.

-Por supuesto, Julia. No te preocupes, lo mantendré en secreto. La verdad, creo que me va a encantar tenerla como jefa. Tiene una visión clara y decidida, y eso es justo lo que esta empresa necesita. Estoy segura de que trabajar con usted será una experiencia muy positiva.

Mientras espero la llegada de los responsables de cada departamento, redacto un correo a mis socias para informarles sobre la situación. Aunque la compra de la fábrica de calzado la estoy haciendo a título personal, utilizando mis propios fondos pero con el respaldo de M&J, considero importante mantenerlas al tanto. Si este proyecto no saliera bien, podría poner en riesgo el prestigio de la empresa. Ellas leerán el correo cuando lleguen a la oficina.

Cuando llegan los responsables de cada departamento junto con los encargados, nos sentamos todos alrededor de la mesa redonda, y me presento. Todos son hombres.

-Buenas días, caballeros, mi nombre es Julia Brown, y soy la nueva propietaria de Calzados Villalba.

Veo sus rostros intercambiando miradas entre ellos, aunque no parecen sorprendidos. Supongo que ya están al tanto de la noticia.

-Quiero que, por favor, se presenten uno por uno y me expliquen su función dentro del organigrama de la empresa. Me interesa conocer no solo sus cargos, sino también cómo contribuyen al funcionamiento general de la fábrica. Es importante para mí entender cómo cada uno de ustedes encaja en el equipo y qué responsabilidades manejan diariamente.

Uno a uno, comienzan a presentarse tal como les he pedido. Cada responsable detalla su nombre, su cargo y sus funciones dentro de la empresa. Algunos hablan con seguridad, mientras que otros parecen más reservados, pero todos siguen mi indicación. Es interesante escuchar cómo cada uno contribuye al funcionamiento de la fábrica, y poco a poco voy haciéndome una idea más clara de quiénes son y de los roles que desempeñan en el equipo.

-Bien, pues, en primer lugar, y para despejar cualquier temor, debo advertirles que mi intención es mantener la fábrica produciendo, y hacer las inversiones necesarias para recuperar el nivel de calidad que siempre han prestigiado a esta marca. Para eso, Joaquín, el responsable de compras, se pondrá en contacto con los antiguos proveedores para que vuelvan a trabajar con nosotros. Si muestran desconfianza, les puede mostrar los avales que están a punto de llegar, respaldados por M&J internacional.

Usted, Enrique, y el departamento que dirige de i+D, va a crear una nueva línea de calzado que creen impacto en las ferias donde nos vamos a presentar. Quiero que me presente un plan de trabajo y el presupuesto que necesitan. Esa va a ser nuestra nueva imagen así que no repare en gastos ni en personal para conseguir un producto que nos vuelva a poner de nuevo en primera línea.

Y usted, Abelardo, como responsable de ventas, será el encargado, junto a los nuevos comerciales que vamos a contratar, de dar a conocer esa nueva línea entre nuestros clientes que aún nos quedan, los antiguos que vamos a recuperar, y otros nuevos que van a conseguir. Si todo va bien, en un año, esta fábrica habrá vuelto a ser lo que era, así que quiero que trabajen sin descanso para conseguir nuestro objetivo. Serán generosamente recompensados.

Mario y Carlos, como encargados de producción, van a seleccionar a los mejores trabajadores que tengan para que trabajen en exclusiva en esta nueva línea, y además, deberán preparar una escuela taller, donde se formen aquellos trabajadores con falta de experiencia y a los nuevos que contratemos. Si es necesario, reclutaremos antiguos trabajadores ya jubilados, para que puedan aportar su experiencia.

-¿Alguien tiene alguna pregunta?

-Sí señora Brown, tengo una duda, yo era el antiguo responsable de contabilidad y el que llevaba las finanzas de la empresa, hasta que Sergio me apartó del puesto para colocar a ese amigo suyo, Víctor. Pero sé que nuestra caja está vacía, no tenemos ni un euro y nadie nos fía ya. No veo cómo podemos cumplir los objetivos, y disculpe por mostrar mis dudas.

-Por favor, llámenme Julia. No se disculpe, Acher, me alegro que me pregunte eso. En primer lugar, como ya he dicho, tenemos los avales respaldados por M&J internacional. Doy por hecho que conocen esa prestigiosa multinacional. Además, estoy a la espera de recibir confirmación de la transferencia que he solicitado, es posible que llegue a lo largo de día o mañana a más tardar. No se preocupen, lo confirmarán, pero lleva su tiempo. No deben preocuparse por el dinero, tendremos suficiente cuando lo necesitemos. Es una inversión personal muy estudiada y espero recuperar lo invertido. ¿Alguna pregunta más?

-Disculpa Julia, yo también tengo mis dudas. Esta empresa siempre ha estado dirigida por hombres de la familia Villalba. Dudo que una mujer, por muy americana que sea, pueda llevar una empresa como esta.

-Comprendo sus dudas, señor Villalba, pero esos hombres de su familia, que tanto admira, pensaban fugarse con todo el dinero de la fábrica y dejarles en la ruina, tanto a ustedes como al pueblo. Pero si usted duda de mi capacidad de sacar adelante esta empresa, o le molesta que una mujer le dé órdenes, lo liberaré de sus obligaciones, no quiero en mi empresa nadie que no confíe en mí. Puede recoger sus cosas e irse a su casa. Esta despedido. Venga mañana a firmar el finiquito y a cobrar la indemnización que le corresponda.

-Pero no puede despedirme, soy un Villalba y…

-Adiós, señor Abelardo. No me obligue a tomar medidas drásticas y sacarlo yo misma de aquí. Y créame, aunque sea mujer, le aseguro que tengo la fuerza y la determinación necesarias para hacerlo sin dudar. Así que, por su propio bien, le aconsejo que se marche antes de que tenga que demostrarlo.

Abelardo se marcha en silencio, sin dignarse a pronunciar una palabra. Su rostro refleja una mezcla de frustración y rabia contenida. Al llegar a la puerta, la cierra de un golpe seco, cuyo estruendo resuena por toda la habitación, dejando tras de sí una tensión palpable en el aire.

-Les pido a todos lealtad a mi persona, pero si alguien duda de mi capacidad y desea irse, pueden hacerlo ahora. ¿No? ¿Nadie más? Bien, pues gracias por su confianza. Prometo no defraudarles y les aseguro que, en el plazo de un año, esta empresa habrá recuperado su antiguo prestigio. Y todos ustedes recibirán una gratificación por el esfuerzo al que van a ser sometidos. Pero valdrá la pena. Eso es todo por ahora, quiero que me mantengan informada de todos los pasos que se vayan dando. Acher, quédese, quiero hablar con usted.

-La escucho, Julia. Estoy a la espera de lo que tenga que decirme.

-He recibido excelentes referencias sobre usted y estoy convencido de que es la persona ideal para liderar esta empresa. Su experiencia y habilidades encajan perfectamente con lo que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos.

-¿Liderar la empresa? ¿Yo? ¿Está hablando en serio? Pensé que sería usted quien la dirigiría.

-Yo no podría, Acher, tengo una multinacional que dirigir. Y aunque tengo un equipo excepcional, yo soy la figura principal. Mis clientes necesitan saber que estoy al frente. Eso les da confianza. Por eso he pensado en usted para ofrecerle este despacho cuando yo regrese a Nueva York. He de advertirle, que he decidido donar la empresa al municipio, por lo que dejará de ser mí propiedad, y usted sería el gerente, siempre y cuando lo apruebe la sociedad mixta que se creará para gestionar la empresa. Yo solo seré una más.

-Pues gracias por la confianza que deposita en mí, Julia. Y creo que va a ser una aventura emocionante levantar de nuevo la empresa, así que acepto su propuesta.

-Gracias Acher, de momento seguirá en su despacho actual. Su antiguo despacho, que es el que ocupaba Sergio, lo quiero mantener cerrado de momento. Ahora, si no le importa, quiero que avise a los representantes sindicales que se presenten en mi despacho.

-Enseguida te los envío, Julia. Y, una vez más, gracias por todo.

La reunión con los directivos de la empresa me ha ocupado mucho tiempo, pero creo que ha sido muy positivo. Cuando entra una representación del comité de empresa a mi despacho, se les nota nerviosos y temerosos de que les anunciara los próximos despidos, por lo que primero tengo que tranquilizarles.

-No va haber más despidos. Es más, es posible que haya que aumentar la plantilla en los próximos meses. Por ese lado, pueden estar tranquilos y deseo transmitan esa idea a los trabajadores. Por otro lado, quiero que me mantengan informada de cualquier petición que quieran hacerme. Si no estoy yo, lo pueden hablar con el señor Pueyo, que, en mi ausencia, él asumirá las labores de dirección.

-Gracias señora Brown…

-Por favor, llamadme Julia.

-Está bien, Julia, sí queríamos comentarle que llevamos dos meses sin cobrar nuestros salarios. Además de que los vestuarios y baños del taller, necesitan una reforma urgente, y desde hace dos años, no recibimos ropa de trabajo ni equipos de protección.

-Los salarios se les abonará posiblemente hoy, o mañana como más tarde. El resto de peticiones, les voy a pedir hagan una lista, y se la entreguen al señor Pueyo. Les prometo se irán arreglando en orden a su urgencia. Y en los próximos días, recibirán nueva ropa de trabajo, así como los equipos de protección necesarios. Entre todos, vamos a levantar esta empresa de nuevo y espero de su colaboración. Ustedes son el elemento más importante para que esto funcione y les prometo que seré generosa si ustedes se comprometen conmigo.

-No lo dude Julia, nosotros somos los más interesados de que la empresa funcione. No le vamos a defraudar.

Cuando se van los sindicalistas, con un semblante diferente del que habían entrado, recibo una llamada interna de Teresa.

-Julia, perdona por interrumpirte. La señora alcaldesa ha llegado con su novio para hacerte una visita. ¿Les hago pasar?

-Por supuesto Teresa, no les hagas esperar.

Loísa y Pablo, entran saludando, y con una bolsa de la que van sacando comida y bebida que van colocando sobre la mesa.

-Hemos tomado la decisión de traer algo de comida para compartir contigo, Julia. Queremos disfrutar de un buen momento juntos y, además, asegurarnos de que tengas algo delicioso para comer. ¡Esperamos que te guste!

-Gracias chicos, se me ha pasado la mañana sin darme cuenta de la hora que era, y ahora de repente me ha entrado hambre.

Pablo abre un táper redondo y coloca sobre una bandeja una tortilla de patata y unas croquetas recién hechas.

-Recién hechas por Pablo, Julia, que como ya has comprobado es un excelente cocinero.

Dimos buena cuenta de las viandas mientras compartíamos como había sido nuestra mañana.

-El pueblo está un poco revolucionado Julia. Desde que han escuchado el bando, no hago más que recibir llamadas telefónicas, preguntando que va a ser de la fábrica. Yo por supuesto no les digo nada, solo que vengan esta tarde a la asamblea, que ahí tendrán todas las explicaciones.

-Bueno, creo que esta tarde van a salir aún con más dudas, ja ja ja. Por cierto, creo que he encontrado a la persona ideal para dirigir la fábrica. Acher Pueyo, el antiguo jefe financiero, que ha recuperado su puesto, y será el que me suceda cuando yo no esté. Por supuesto si la sociedad mixta, cuando se cree, lo confirma. Quiero que esta tarde esté conmigo en la asamblea, así lo presentaré como futuro gerente. Como es una persona que el pueblo conoce, y no es un Villalba, eso les dará confianza.

-Confío en tu criterio Julia, seguro que será un gran gerente.

-Y también he tenido que despedir a un pariente tuyo, un tal Abelardo Villalba. Yo soy muy espléndida con las personas que trabajan conmigo. Pero también soy muy exigente y solo trabajo con los mejores y los más leales. La confianza en el equipo es imprescindible para tener éxito. Y cualquiera que no esté de acuerdo con mis métodos, no tiene cabida en mis proyectos.

-Has hecho bien Julia, ahora es tú fábrica y tienes que mirar por tus intereses.

-Voy a invertir mucho dinero en este proyecto, que espero recuperarlo sin beneficios, pero también sin pérdidas. Para entonces, la fábrica estará suficientemente saneada para donársela al pueblo. Y estoy segura que con nuestra asesoría, en pocos años, recuperaremos el antiguo prestigio que siempre identificó a esta marca. Si no os importa, cuando se cree la cooperativa, me gustaría reservar un puesto fijo en el consejo para mí. Si no estoy yo, alguien de confianza, ocuparía ese puesto.

-Nadie se podrá negar que tengas un puesto en el consejo. Tú eres la que más te lo mereces.

Me despido de Loísa y Pablo, después de pasar un rato agradable en su compañía. Me quedo un rato más trabajando, llamando por teléfono tanto a proveedores, como a antiguos clientes, para informarle que la empresa ha tomado un nuevo rumbo bajo otra dirección, avalada por M&J España, y les pido su confianza en el proyecto, asegurándoles que no van a quedar defraudados.

Consigo convencer a la mayoría con los que hablo y a los que no, quedan a la espera de cómo evoluciona la empresa para depositar su confianza o no. La sección de ventas se ha fusionado con la de compras, provisionalmente hasta encontrar una nueva persona que se haga cargo de esa sección.

Un poco antes de abandonar la fábrica, recibo la notificación de que se me ha transferido, a la cuenta de la empresa, la cantidad solicitada. Se lo comunico a Acher.

-Acher, ¿todavía trabajando?

-Claro Julia, un simple empleado no puede irse antes que la jefa.

-¿No lo dirás en serio?

-No Julia, era broma, ja ja ja, estaba recogiendo y ahora me iba a pasar por su despacho para despedirme.

-Vale, quiero que mañana a primera hora, ordenes el pago de las nóminas atrasadas a los trabajadores. Ya tenemos dinero suficiente en la cuenta. Y en cuanto llegues, se lo comunicas a los sindicatos.

-De acuerdo Julia, ¿alguna cosa más?

-Sí, que te vayas a casa, descanses un poco y vayas a la multiusos. Te quiero a mi lado en la asamblea vecinal.

Abandonamos la fábrica, cada uno en su vehículo. Somos los últimos en salir, ya todo el mundo ha terminado su jornada. Tengo el tiempo justo para ir hasta la hospedería, ducharme, cámbiame de ropa, y llegar hasta el pabellón multiusos, del centro deportivo, donde se va a celebrar la asamblea vecinal.

Por la mañana llevaba un estilo bastante sobrio, quería dar una imagen de seriedad y que se fijaran en mi y no en mis tetas. A pesar de que no llevaba sujetador, el efecto no era apreciable, por el estilo de ropa que llevaba. Pero por la tarde, de nuevo recupero el estilo “americana”, que es el sobrenombre con el que ahora se me conoce en el pueblo. Pues no les vamos a defraudar. Un elegante minivestido de Alessandro Bianchi, conocido por sus diseños vanguardistas y su enfoque en la combinación de texturas y colores atrevidos en la moda femenina. Su marca se ha destacado en las pasarelas internacionales por su originalidad y su capacidad para fusionar lo clásico con lo contemporáneo.

Me vuelvo a maquillar y con el tiempo justo llego al lugar de la asamblea. Junto a la entrada del pabellón, han puesto un cartel, bien visible, con mi nombre, “La Americana”, y a continuación, la palabra “Reservado”. Me han reservado una plaza de parking. Esto ha sido cosa de Juan, seguro.

Sale a recibirme Loísa, junto con Pablo. A los dos se les ve muy emocionados.

-Julia, no te lo puedes creer, casi todo el pueblo ha querido venir, pero era imposible acoger a todos. Al final hemos tenido que hacer una selección. Una persona por familia, si no, no hubiera sido posible realizar la asamblea. Pero ya estás aquí, vamos, te están esperando.

Entro al pabellón precedida por Sophie y Pablo. A medida que los asistentes, son conscientes de mi presencia, poco a poco se va haciendo el silencio.

Han montado un estrado con una mesa y micrófonos. Juan nos hace señas para que subamos hasta donde está él. Se ha convertido en jefe de protocolo y nos dice dónde nos tenemos que sentar cada uno. Presidiendo la mesa, y en su condición de alcaldesa, Loísa, por supuesto. Yo a su derecha y, a la izquierda de Loísa, Acher. Juan ejerce ahora de maestro de ceremonias.

-Queridos vecinos, ya todos sabéis cual es el motivo de esta asamblea, y que tiene que ver con el futuro de la fábrica de “Calzados Villalba” y por supuesto, del futuro del pueblo, de la comarca y en definitiva, de nosotros. Para aclarar todas las dudas que tenéis, y acallar rumores y bulos que llevan todo el día circulando por el pueblo, tenemos aquí a la señora Julia Brown, más conocida como “La Americana”, que recientemente ha adquirido la fábrica a sus antiguos propietarios y nos explicará qué proyectos tiene para la fábrica. Pero antes, la excelentísima alcaldesa, Doña Loísa Villalba, nos va a dirigir unas palabras. Por favor Loísa, su turno.

Loísa toma la palabra para explicar lo que ha pasado con su padre y su hermano, y los planes que tenían para fugarse con el dinero estafado de la fábrica, de instituciones y de bancos y dejar la empresa en bancarrota, lo que hubiera supuesto la ruina para el pueblo. Todos ponen caras de asombro. No tenían noticia de ese asunto y ahora comprenden porque los han detenido. Bueno, en realidad no los han detenido por eso, pero ya se enterarán. Loísa sigue contando lo que hice para hacerme con la fábrica, cuando en ese momento, alguien entra al pabellón.

Cuando Loísa mira hacia la puerta y ve quien entra, se queda en silencio. Todos los asistentes miran hacia la puerta, donde aún se perfila la figura, extrañados. Yo también giro la cabeza y en la puerta, sin atreverse a entrar está Elena. Me está mirando, como pidiéndome permiso para entrar. Con un gesto de cabeza, asiento para que entre. Elena entiende el gesto y, ayudada por su bastón, en una mano y una caja en la otra, camina decidida hacia el estrado, toma el micrófono de Juan y habla a todos los asistentes.

-Buenas tardes, ya sabéis quien soy, pero, aun así, me voy a presentar. Mi nombre es Elena y soy una mujer maltratada.

Un murmullo recorre todo el pabellón. Elena espera que cesen los murmullos para proseguir.

-Sí, soy una mujer que ha sido maltratada. Mi marido, Sergio Villalba, me ha agredido desde que nos casamos y fue el causante de esta cojera que sufriré de por vida. La razón por la que no he denunciado su abuso antes es el miedo; su familia tenía comprados a jueces, médicos, abogados y muchas otras personas que podrían haberme ayudado. Si hubiera presentado una denuncia, es muy probable que hoy ya no estuviera aquí.

Ayer los detuvieron a él y a su padre. También a sus amigos Miguel y Paco. A ellos tres, los detuvieron por varios delitos de violación. Y a su padre, por asesinato. Ojalá se pudran en la cárcel. Elena guarda silencio, mientras el murmullo, crece en intensidad, a medida que Elena ha ido explicando los motivos de su detención.

-Yo fui una víctima de Sergio, sí, pero también fui una maltratadora, una auténtica hija de puta. Durante años, me convertí en el tormento de alguien inocente. Esa persona, a quien le amargué la infancia y la adolescencia, quien tuvo que abandonar el pueblo prácticamente por nuestra culpa, está aquí, escuchando cada palabra que digo. Es Julia Brown, aunque ese no es su verdadero nombre. Su nombre real es Julia Gracia. Muchos de ustedes la conocieron de niña, y a sus padres, Manolo y Julia, estoy segura de que los recuerdan. Pero aunque algunos no reconozcan el nombre, quizás recuerden el apodo cruel con el que la martirizábamos: ‘Cerdita’.

Un profundo murmullo recorre la estancia como una ola imparable. Las miradas, incrédulas y sorprendidas, se dirigen hacia mí, examinándome de arriba abajo con detenimiento. Han descubierto, finalmente, quién soy en realidad, y puedo ver en sus ojos la mezcla de asombro y confusión mientras intentan descifrar si queda algún rastro visible de aquella “cerdita” que solían conocer. Sus ojos escudriñan mi rostro y mi porte, buscando algún vestigio, algún rasgo que les permita reconocer a la niña que humillaron y despreciaron. Pero lo que encuentran frente a ellos es una versión de mí que nunca imaginaron.

-Como les contaba antes, Julia no solo fue una víctima de mis abusos y maltrato; también sufrió una crueldad aún mayor a manos de Sergio y sus amigos. Cuando ella tenía solo 16 años, recién cumplidos, fue brutalmente violada por ellos. Y lo peor de todo, lo que más me atormenta al recordarlo, es que fui cómplice de esa situación. Con mi ayuda y complicidad, permití que sucediera algo tan injusto y cruel. En su momento no entendí el alcance de mis acciones, ni el daño que le estaba causando, pero hoy, al reflexionar sobre lo sucedido, me doy cuenta de la monstruosidad de lo que permití, y lo arrepentida que estoy por mi papel en ese horror.

Nuevos murmullos.

-Con la colaboración de Sergio, nos encargamos de difundir rumores falsos sobre Julia, creando una red de mentiras que desvirtuaron por completo la verdad de su denuncia. No solo nos aseguramos de que su voz fuera ignorada, sino que además inundamos su móvil con mensajes amenazantes y humillantes, buscando que se sintiera acosada y aterrada. Todo esto fue parte de un plan para que se sintiera tan desesperada que tuviera que abandonar el pueblo.

Seguramente muchos de vosotros aún recuerdan esa historia, esa que marcó la vida de Julia de una manera irreversible. La violación que sufrió fue real, no algo inventado ni exagerado, y sus violadores fueron Sergio, Miguel y Paco. Lo peor de todo es que fui una cómplice en todo eso. Mi participación fue clave para que esa violencia se llevara a cabo, y no puedo hacer más que sentir una profunda vergüenza por mi implicación.

Además, quiero revelar algo que muchos aún no saben: Sergio y sus amigos no se detuvieron con Julia. Continuaron cometiendo abusos, violando a otras menores sin que nadie los detuviera. Pero gracias a la valentía de Julia, que luchó por la justicia, estos hombres finalmente tendrán que enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Serán juzgados y condenados por sus crímenes, y aunque nada pueda devolver lo que le hicieron a Julia y a las demás víctimas, al menos la justicia les alcanzará, como siempre debió haber sido.

En ese momento, Elena se gira hacia mí con una mirada intensa, sosteniendo el micrófono con firmeza en la mano. Su expresión es seria, como si quisiera asegurarse de que cada palabra que está a punto de decir llegue con la fuerza necesaria. La tensión en el aire es palpable, y puedo ver que, aunque el micrófono parece un simple objeto, en sus manos se convierte en un símbolo de lo que está a punto de compartir.

-Julia, no puedes ni imaginar cuánto lamento todo lo que ocurrió. Me consume un profundo arrepentimiento por cada momento que permití que las cosas llegaran a este punto. Sé que las palabras, aunque sinceras, no pueden aliviar el dolor que causé, y no tengo el valor ni la audacia de pedirte perdón, porque entiendo que no hay forma de que puedas perdonarme. Lo que hice fue tan terrible que no hay disculpa que pueda justificarlo. No merezco tu perdón, ni la oportunidad de que me comprendas. Ojalá algún día llegue el momento en que pueda demostrarte que he cambiado, que he aprendido de mis errores y que, con el tiempo, podría ser digna de tu perdón. Pero soy consciente de que hoy no es ese día. Solo puedo seguir lamentando mis acciones y esperar, en lo más profundo de mi ser, que en algún momento, si algún día llega, logre ganarme la redención que tanto necesito.

Elena toma una respiración profunda antes de devolver el micrófono a Juan, quien la observa en silencio. Con pasos firmes y decididos, se acerca lentamente hacia mí, su presencia impregnando el aire con una mezcla de tensión y determinación. Sin decir una palabra, coloca una caja frente a mí, dejándola allí como un enigma, algo que parece tener un peso mucho mayor que su simple apariencia. Sus ojos no se apartan de los míos, esperando una reacción, como si cada gesto, por pequeño que fuera, tuviera un significado profundo. La caja permanece entre nosotros, una señal de que algo importante está a punto de suceder.

-Acepto tu oferta Julia.

No pronuncia ni una palabra más. Con una expresión que mezcla firmeza y alivio, se da media vuelta y se aleja, dejando detrás de ella un silencio que parece resonar en el aire. Mientras la observo alejarse, no puedo evitar sentir cómo sus palabras se han clavado profundamente en mí. Su discurso, tan sincero y desgarrador, me ha dejado impresionada de una manera que no esperaba. Las palabras de arrepentimiento que expresó han tocado algo dentro de mí, y, a pesar de mi esfuerzo por mantenerme impasible, siento cómo la humedad de las lágrimas comienza a empañar mis ojos. No pensé que un día me encontraría frente a Elena, escuchando su confesión tan desgarradora, revelando públicamente su implicación en lo que ocurrió. Sabía que, en el fondo, Elena era una persona capaz de redención, que aún había algo dentro de ella que podía ser salvado. Pero jamás imaginé que tendría el valor de admitirlo abiertamente, frente a todo el pueblo, de una manera tan valiente y desinteresada. Su gesto, tan humano y tan valiente, me conmueve más de lo que quisiera admitir. En ese instante, veo una parte de ella que por mucho tiempo estuvo oculta, y reconozco el coraje que le ha costado mostrarlo.

Me quedo observando la caja frente a mí, sumida en mis pensamientos, preguntándome si finalmente contiene las pruebas que tanto hemos buscado. Los videos grabados en la casa de Calatayud, aquellos que podrían cambiar el rumbo de todo lo que hemos luchado por desvelar. La duda me consume mientras mi mente corre en varias direcciones, imaginando lo que podría revelar ese pequeño objeto, tan insignificante a simple vista pero tan crucial en este momento.

Loísa, que ha estado observando en silencio, me lanza una mirada significativa. Su gesto, firme y seguro, me indica que debemos seguir adelante. La gente, en silencio, nos observa expectante, ansiosa por escuchar lo que estamos a punto de exponer. La tensión en el aire es palpable, y puedo sentir cómo el peso de las expectativas recae sobre nosotras. Sabemos que lo que hagamos a continuación podría tener consecuencias mucho mayores de las que imaginamos. El tiempo apremia, y con un último suspiro de concentración, me preparo para dar el siguiente paso.

Loísa acaba su disertación y me da la palabra. Con una explicación sencilla pero muy clara, expongo cual será el futuro de la fábrica, en los próximos años, y que va a ser necesaria la implicación de todo el pueblo para sacar adelante el proyecto. También explico que los beneficios que, seguro tendrá, repercutirán directamente en el pueblo, lo que supondrá una mejora en la calidad de vida de toda la población. Finalmente, propongo a Acher Pueyo, al que ya todos conocen, como futuro gerente de la cooperativa, siempre y cuando se aprueba, pero que yo personalmente recomiendo. Cuando termino de hablar, Acher toma la palabra para agradecer la confianza que pongo en él y a la vez pedir la confianza al pueblo hacia su persona. Después de responder a las preguntas que se nos hace, damos por terminada la asamblea.

Exceptuando la interrupción de Elena, la asamblea ha resultado todo un éxito y el pueblo está muy emocionado con las nuevas perspectivas.

Para celebrarlo, Juan nos había preparado una botella de cava, y brindamos por los éxitos de la empresa.

Más tarde, en el castillo, invito a cenar a Loísa y a Pablo, pero antes de la cena, subimos a la suite, porque tenemos curiosidad por ver que tiene la caja. Cuando intentamos abrirla, descubrimos que tiene una pequeña cerradura.

-Vaya, está cerrado y Elena no nos ha dado la llave.

-Déjame ver, ah, ya veo. Es una cerradura muy simple, Julia, puedo intentar abrirla si me lo permites.

-Sí, claro Pablo, haz lo que puedas, a ver si podemos abrirla.

-Espera Julia, ¿Te fías de Elena? ¿No te habrá puesto alguna trampa en la caja?

-Pues no lo había pensado, pero no lo creo, la he visto muy sincera. ¿De verdad piensas que ha podido tramar algo?

-No sé, ¿y si la llevamos a la Guardia Civil, para que lo comprueben?

-¡Eh! Chicas.

Nos volvemos hacia Pablo, que está con la caja pegada a la oreja.

-¿Qué haces Pablo?

-Chiiiiiist, parece que oigo algo.

-¿Qué…, que oyes?

-¡Silencio! Parece…, parece como un reloj, sí, eso es, un reloj, tic, tac, tic, tac, tic, tac…, es…, ¡ES UNA BOMBA!

Pablo tira la caja rápido, que va a caer a los brazos de Loísa.

-Pero ¿Qué haces, Pablo? Joder, que va a explotar, tírala por la ventana, corre.

Se la vuelve a tirar a Pablo, que la recoge muerto de risa.

-¿Se puede saber de que te ríes?, yo no le veo la gracia por ninguna parte.

-Nos ha gastado una broma Loísa, -le digo mientras yo también me echo a reir.

-¿Una broma? si serás…, -pero las risas ya no le dejan terminar.

Me he asustado cuando Pablo ha dicho lo de la bomba, pero en cuanto he visto esa risilla que no se ha podido aguantar, me he dado cuenta de que estaba bromeando. Loísa se ha asustado mucho más cuando se ha encontrado con la caja-bomba en sus brazos sin saber qué hacer con ella.

-Venga, dejémonos de bromas y pensemos como abrir la caja.

-Si tuviera una navaja o algo parecido, creo que podría abrirla sin dificultad.

-Espera, creo que tengo algo que te podría servir.

Voy hasta el baño, y de mi neceser, tomo una lima de uñas metálica. Es posible que le sirva.

-¿Te vale esto Pablo?

-Esto es perfecto, Julia.

No sé cómo lo ha hecho, pero en un momento y si ningún esfuerzo, la caja está abierta. Dentro encontramos varias bolsitas transparentes, con cierre hermético. En cada bolsa hay una braguita, o tanga, y una etiqueta en cada bolsa con un nombre de mujer, y una fecha. Vamos sacando las prendas de la caja, asombrados por la cantidad. Yo empiezo a rebuscar entre las prendas hasta encontrar la que estoy buscando. Una braguita negra, de encaje que enseguida reconocí. En la etiqueta un nombre; “Cerdita” y la fecha de mi 16 cumpleaños. Es la más antigua, la que dio inicio a la serie de violaciones que se cometieron en la comarca, y que la mayoría no denunciaron.

No puedo evitar la cascada de recuerdos que me vienen a la memoria al ver esa prenda, que la había comprado para que la disfrutara ángel y el cabrón de Sergio me la robó. Nunca supe lo que había pasado con la braguita, pero tampoco imaginé que se la hubiera llevado Sergio. Es un cabrón que se las coleccionaba como trofeos de caza. ¿Cuántas pajas se habrá hecho con ellas? Ese pensamiento me repugna y me deshago de la prenda.

-¿Estás bien Julia? Te veo compungida.

-¿Te imaginas cuantas pajas se habrá hecho Sergio con estas prendas? ¿No te parece asqueroso?

-Lo es Julia, pero eso, además, le va a perjudicar, porque seguro que estas prendas aún conservan el ADN de esas chicas y también habrá restos del ADN de Sergio. Son pruebas que llevarán a Sergio a la cárcel.

-Tienes razón Loísa. Hay que hacerles llegar esta caja al juez que lleva el caso.

Al intentar cerrar la caja, descubrimos que por la parte interior, lleva pegado con cinta adhesiva una memoria USB. Al momento lo despegamos y lo introduzco en mi portátil y lo que sospechaba. Ahí están los videos. Tenemos pruebas suficientes para dejar en la cárcel a Sergio y sus amigos por muchos años.

-Lo tenemos Loísa, ahora ya no se podrá librar. Pagará por cada una de esas chicas.

Nos damos un abrazo, emocionadas. Las dos somos víctimas de Sergio y sus amigos. Recuerdo esa frase que me dijo Loísa el primer día. “No fuiste la única víctima, Julia”. Yo fui víctima de Sergio, Loísa lo fue de Paco, y todas las demás chicas que vinieron detrás. No, no fui la única víctima, pero todas, por fin, vamos a tener nuestra justicia.

Después de cenar, nos conectamos con “las chicas” y con Liam. Les presentamos a Pablo, y les contamos como nos ha ido el día, y la buena acogida que ha tenido la idea de crear una cooperativa para la fábrica. Loísa y yo estamos muy ilusionadas con este proyecto.

-¿Entonces Julia, ya han pagado todos los culpables? ¿Y has terminado con tu misión?

Liam se muestras esperanzado de que ya haya terminado y haya conseguido paz en mi alma.

-No todos los culpables han pagado, falta una persona por recibir su castigo.

-¿Quién Julia? En este pueblo ya no queda nadie de los que te perjudicaron, aparte de Elena claro.

-Sí Loísa, hay alguien más que tiene mucha culpa del accidente que sufrimos. Sus decisiones provocaron que estuviéramos en esa avenida y a esa hora. También sus decisiones provocaron que tu y yo, hayamos estado tanto tiempo separadas, y también es responsable de hacerle sufrir a Ángel, y merece su castigo.

-¿Pero…,?

-Yo soy esa persona Loísa, mis malas decisiones, poco maduras, hicieron que ahora mis padres no estén aquí, conmigo. Mi madre no quería que abortara, pero yo no paré hasta que lo conseguí. Si hubiera tenido ese bebé, mis padres aun estarían vivos. También a ti te dañé, y a Ángel. Tendría que haberos dado la oportunidad de explicaros, pero creí la mentira que me montaron de esa manera tan burda y eso nos ha hecho estar separadas tantos años, y odiándote. No me lo voy a perdonar nunca. Y ahora mi castigo será, que sigamos separadas. Tendré que vivir con esa condena.

Lola interviene en ese momento.

-No voy a permitir que te autocastigues de esa manera Julia. En cuanto vuelvas a Madrid, tu y yo, vamos a tener unas cuantas sesiones para quitarte ese sentimiento de culpa.

-Pero Lola, es verdad…,

-Y en cuanto llegues a Nueva York, seguirás conmigo.

Isabella, desde el otro lado del charco, también me increpa.

-Sois muy buenas, chicas, ha sido un verdadero regalo encontraros.

Hoy no hay sesión de sexo con Liam. Después de la desconexión, nos quedamos los tres en nuestra suite, tomando unas copas y hablando de todo lo que ha pasado y de cómo será el futuro. Ellos también me dicen que no me culpabilice por lo que pasó. Que ya sabemos quiénes fueron los culpables, y que no me torture, que yo soy la víctima.

Sé que tienen razón, pero la idea de que por querer abortar, murieron mis padres, siempre me ha torturado.

-Sí Loísa, soy víctima, pero también soy culpable.


Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.


La historia de Julia continua en:

Capítulo 44: El padrino.

El imperio Villalba está en ruinas, pero hay quienes, aferrados al poder perdido, se resisten a aceptar su caída e intenta reconstruir lo que queda de su poderío.

Víctima y culpable.jpegElla.jpeg
 
Bueno ya parece que todo se va arreglando y Elena ha demostrado que ha aprendido de los errores.
De todas formas ya va siendo hora de regresar a New York con su amado Liam al que ha dejado sin su momento íntimo está noche.
 
No me termina de gustar ese encuentro con Ángel.
No creo que vaya a pasar nada, pero me convence aunque es necesario que aclaren lo que pasó y dejé eso cerrado, pero sin hacer nada de lo que pueda arrepentirse.
 
No me termina de gustar ese encuentro con Ángel.
No creo que vaya a pasar nada, pero me convence aunque es necesario que aclaren lo que pasó y dejé eso cerrado, pero sin hacer nada de lo que pueda arrepentirse.
Tanto miedo le tienes a ese encuentro con Angel?, que no va a pasar nada...

O si? 🤔

😅
 
EL TALISMÁN. TERCERA PARTE. ¡QUIERO VIVIR!


Capítulo 44. El Padrino.

Villalba del Conde.

Julio 2011.

Julia.


Desayunar en la suite, ducharme y vestirme para el trabajo, es la nueva rutina en que se está convirtiendo mi nueva vida en el pueblo de Villalba. Tengo que dejar la empresa encarrilada antes de volver a Nueva York, pero yo creo que en una semana o algo más, podre dejar a Acher al cargo y pueda volver a Madrid. Tampoco puedo estar mucho tiempo más. Tengo obligaciones en Madrid relacionados con la nueva sede de M&J Europe.

Llego a la empresa donde Teresa me recibe dándome los buenos días con una sonrisa. Sin decirle nada, a los 10 minutos me trae un café al despacho como a mí me gusta.

-Gracias Teresa, ¿no te has traído tú uno?

-No Julia, no sabía si querías que te acompañara en el café.

-Durante muchos años me he tomado el café sola, pero ahora he descubierto el placer de tomarlo en compañía. Para los próximos días te traes también uno. Y así charlamos un rato. Venga sigue contándome todo lo que sepas del personal.

Durante la media hora siguiente, Teresa y yo charlamos no solo del personal de la fábrica, sino también de algunos personajes del pueblo.

-La gente del pueblo está muy emocionada con la propuesta que hiciste sobre la fábrica. Ahora se sienten parte de la empresa y están muy interesados en que salga bien tu proyecto. Has hecho muchos amigos Julia, pero también te has creado algunos enemigos. ¿Oye, lo que contó ayer Elena es verdad? Nos dejó muy sorprendidas. ¿De verdad Sergio te hizo eso? Menudo sinvergüenza. Yo era muy pequeña en esa época y casi no me acuerdo, pero si he visto las pintadas que hay en la que era tu casa. Hasta ayer no supe porque esas pintadas. Ahora lo entiendo Julia, tuviste que sufrir mucho. Y has hecho muy bien en meter a Sergio en la cárcel. El pueblo está más seguro sin él. Me da pena Elena, nadie sabía que Sergio la maltrataba, pero tampoco me sorprende, conociendo a Sergio, él es capaz de eso y más. Perdona Julia, sé que elena te acosó de niña y a lo mejor no le tienes la misma simpatía que yo, pero al conocer el maltrato al que ha sido sometida Elena no he podido evitar empatizar con ella. Que no quiere decir que no empatice contigo por lo que te hizo Elena, pero entiéndeme, que a Elena la conozco desde siempre.

Teresa, una vez que toma confianza, no para de hablar, enlazando un tema con otro. Yo me limito a escuchar y asentir. Es muy interesante la información que recibo en una simple charla informal.

-No pasa nada Teresa, te entiendo. Pero dime, ¿quiénes son esos enemigos que me he creado?

-Verás Julia, Don Pedro tenía muchos amigos, no solo en el pueblo, y además, mucho estómago agradecido, pero todos son de los Villalba. Ya sabes, al final, la familia es la familia, y Don Pedro era como un padrino para los Villalba. Cualquier cosa que necesitaran, ahí estaba Don Pedro para echarles una mano.

-¿Y que tipo de favores les pedían?

-Podía ayudar a conseguir un empleo en Calatayud o en Zaragoza, resolver problemas personales o proporcionar orientación en situaciones complicadas. En ocasiones, también tenía la capacidad de conectar a algún profesional con personas influyentes en su sector, o de ofrecer apoyo financiero y logístico para que pudieran llevar a cabo sus proyectos. Además, había quienes le solicitaban que actuara como mediador en disputas familiares, aprovechando su experiencia y su conocimiento de las dinámicas humanas. Los favores que podía ofrecer Don Pedro eran variados y abarcaban desde asuntos legales hasta situaciones moralmente cuestionables, dependiendo de las circunstancias y las motivaciones de quienes acudían a él en busca de ayuda. Su influencia se extendía a muchos ámbitos, y era conocido por su habilidad para maniobrar entre ellos.

Don Pedro nunca solicitaba nada a cambio de sus favores, pero todos eran conscientes de que, en el fondo, esos favores siempre tenían un precio. Él recibía una pequeña suma de dinero de quienes habían solicitado su ayuda, y la cantidad variaba según la situación económica de cada persona. Esta transacción, aunque nunca documentada con recibos ni testigos, era un secreto a voces en la comunidad. Cada uno sabía que, aunque las interacciones parecieran desinteresadas, había un sistema implícito de compensación que mantenía el equilibrio de poder y favor entre Don Pedro y aquellos a quienes asistía. La falta de formalidad en estos acuerdos no hacía más que reforzar la confianza que la gente depositaba en él, así como su control sobre la situación.

-Teresa, me has sido de gran ayuda, de verdad que te agradezco esta información. Ahora es mejor que nos pongamos a trabajar.

Teresa se va hacia su puesto, mientras llamo a Acher para confirmar que se han pagado las nóminas.

-Justo en este momento acabo de mandar la remesa al banco, para que efectúen los pagos. He llamado a los miembros del comité para comunicárselo. En el banco me han dicho que se abonarán a lo largo del día.

-Buen trabajo Acher, comunícame cualquier novedad que surja.

A media mañana, recibo una llamada de Loísa.

-Hola Loísa, ¿Alguna novedad?

-Julia, ¿Estas en la fábrica? Déjalo todo y vente ahora mismo, hay algo que tienes que ver.

-¿Ir? ¿A dónde? ¿Qué es lo que tengo que ver?

-No hagas preguntas y vente a la casa de tus padres. Ya lo verás cuando llegues aquí.

-Voy corriendo Loísa, pero me estás asustando.

-No es para asustarte Julia, pero tienes que verlo con tus propios ojos.

Loísa me ha dejado preocupada. ¿Qué está pasando en la casa de mis padres? ¿La habrán asaltado y robado? Me ha dicho que no es para asustarse, pero no puedo evitarlo.

Llego a la calle de mi casa y Loísa me hace señas para que me acerque. También está Juan. Aparco el Audi y me acerco andando. Loísa se acerca a meterme prisa.

-Venga Julia, te va a sorprender.

-¿Pero que es Loísa? Dime algo.

A medida que me acerco a la casa, veo la fachada recién pintada de blanco.

-¿Habéis pintado la fachada? Pero si te dije que quería dejarla así.

-Esto no ha sido obra del ayuntamiento Julia.

Cuando al fin llego hasta mi casa, me quedo sin palabras con lo que veo en la fachada. Alguien ha pintado la fachada tapando todas las pintadas que había. En su lugar, una sola palabra en la fachada: “PERDÓN”

Me quedo paralizada sin saber que decir.

-Pero…, ¿seguro que no habéis sido los del ayuntamiento? ¿Quien…, quien lo ha hecho?

-El ayuntamiento no ha tenido nada que ver Julia. -me dice Juan.

-No importa quien haya sido, ha sido todo el pueblo. Esa es la respuesta a tu oferta. Te están diciendo que la aceptan, pero necesitan que les perdones, por no haberte protegido cuando eras niña.

Unas lágrimas recorren mis mejillas, mientras agarro con fuerza el colgante. Loísa se abraza a mi cintura.

-Ojalá tus padres pudieran estar aquí para verlo.

-Están aquí, Loísa, están aquí conmigo.

Nos quedamos un rato mirando la fachada, agarradas por la cintura, en silencio, hasta que Juan, con un leve carraspeo, nos llama la atención. Loísa se gira haca él.

-Jefa, ¿quiere que busquemos a los que han hecho la pintada? Seguro que algún vecino habrá oído ruidos por la noche y habrá visto quien era.

-No entiendes Juan, no importa quien haya sido, nunca lo averiguarás, porque es algo de todo el pueblo. No investigues nada, la fachada se queda así ¿no Julia?

-Sí, no quiero que cambien nada, ni tampoco investigues Juan, Loísa tiene razón, esto es obra de todo el pueblo. Bueno, casi de todos. Loísa, me gustaría hablar contigo de una nueva información que acabo de recibir.

-Claro Julia, ¿te parece bien si vamos a mi despacho?

-Sí, Ahí estaremos libres de oídos indiscretos, -lo digo mirando a Juan, que se pone algo nervioso.

-Por mí no os preocupéis, tengo que hacer algunos recados pendientes, y no os voy a molestar. Podéis hablar tranquilas.

Llamo a Acher, para decirle que no estoy en mi despacho, que se haga cargo él en mi ausencia, pero que puede llamarme si me necesita. Había salido con tanta prisa, que no me acordé de avisarle.

En el despacho de Loísa.

-A ver Julia, que nueva información es esa que has recibido.

-Por lo visto, tu padre era una especie de padrino, para los miembros de la familia Villalba. Le pedían todo tipo de favores, no siempre legales, y a cambio recibía una compensación económica.

-¿Estas diciendo que mi padre vendía favores?

-Sí, me lo ha contado Teresa, la recepcionista. Ella ha sido testigo de las visitas que recibía tu padre de parientes y de los pagos que después le daban. Por supuesto no hay ninguna prueba sobre esto, pero seguro que encontramos alguien más que lo puede confirmar. Si queremos cambiar las cosas en este pueblo, no podemos dejar cabos sueltos. Esas personas, que siguen siendo leales a Don Pedro, nos van a poner muchas trabas en nuestro proyecto Loísa. Tenemos que hacer algo.

-Creo que sé quién nos puede informar bien sobre esto. Disculpa que haga una llamada Julia.

Loísa descuelga el teléfono fijo que hay sobre su mesa y marca un número.

-Hola Fina, ¿estás ocupada? Me gustaría hablar contigo.

-…………….

-Sí, desde luego, para todos ha sido una sorpresa.

-…………….

-No fina, yo tampoco lo sabía, ya sabes que a mí nunca me contaba nada. Escúchame fina, necesito hablar contigo, ¿puedes acercarte por el ayuntamiento?

-…………….

-Sí, ahora, es importante Fina.

-…………….

-Sí claro, está aquí conmigo, y se llama Julia.

-…………….

-Pues si vienes rápido, igual le pido que te firme un autógrafo. Venga Fina, que te estamos esperando, no te demores.

Cuelga el teléfono.

-Resulta que fina se ha convertido en tu fan número uno. Está emocionada por conocerte en persona. No te extrañe que le tengas que firmar un autógrafo.

-¿Pero quién es esa Fina?

-Es una prima segunda. También es una Villalba, pero como yo, también está en contra del poder que tienen los Villalba en el pueblo. Me ayuda mucho en las campañas y me hace muy buena publicidad. Le ofrecí que se apuntara conmigo a las listas, para que fuera parte de mi equipo, pero no quiere, dice que la política no es para ella, pero puede ayudar de otra manera. Seguro que Fina, nos podrá informar sobre esos favores que les hacía mi padre.

Unos 15 minutos después llega Fina.

-Hola Loísa, mi alcaldesa favorita.

-Tampoco tienes otra, Ja ja ja. Anda ven, que te voy a presentar a Julia.

Pero fina se adelanta y se presenta ella misma.

-Hola, soy fina y creo que tú eres “La americana”. Tenía ganas de conocerte. Por el pueblo no hacen más que hablar de ti.

Se acerca y nos damos dos besos a modo de saludo.

-Se llama Julia, fina, ya te lo he dicho.

-Déjalo Loísa, me parece que va a ser imposible que me llamen por mi nombre en este pueblo.

-Oye, por el pueblo no paran de contar tu historia, todo lo que te pasó con Elena y lo que te hizo Sergio y sus amigos. Que cabrones, espero que nunca salgan de la cárcel. Y lo de tus padres, jo tía, que mal lo tuviste que pasar.

-La verdad es que sí, fina. Pero todo eso ha pasado. Ahora tengo una nueva vida, un hombre maravilloso que me ama, tengo amigas, y sobre todo tengo a Loísa.

-También puedes contar conmigo Julia. Si te quedan algún hueco para una amiga más, claro.

-Siempre hay sitio para una nueva amiga Fina.

-Bueno Loísa, ¿que era eso de lo que querías hablar?

-A ver Fina, nos ha llegado informaciones de que mi padre, era como una especie de padrino que vendía favores a cambio de dinero, a miembros de los Villalba. ¿Qué sabes de eso?

-Creí que lo sabías Loísa, es algo sabido por todos. Tu padre es el jefe de la familia. Es algo que está unido a la propiedad de la fábrica. Quien es el propietario, es también el capo de la familia. Y ese título se hereda de padres a hijos. Él es el encargado de cuidar de la familia. Cualquier cosa que necesite cualquier miembro de la familia, tu padre lo consigue, sea legal o ilegal. No me preguntes como consigue algunas cosas, pero sabemos que tu padre conoce a gente importante e influyente. Y a cambio de esos favores, el resto de los Villalba le compensan económicamente. Tu padre nunca pide nada a cambio, pero tampoco hace falta, todos saben lo que tienen que hacer.

-¿Y tu padre, también le debía favores?

-Claro, como todos. Hace ya algunos años, a alguien se le ocurrió la idea de que solo una panadería para todo el pueblo, era poco y pensó que había sitio para dos. Mi padre, le pidió ayuda al tuyo y cuando estaban a punto de abrir la nueva panadería, una noche, un misterioso incendio, que nunca se investigó, destruyó todo el edificio. El seguro no cubrió los daños y el nuevo panadero, nunca se recuperó económicamente. Encima tuvo que pagar el préstamo que había pedido para levantar su negocio. Desapareció del pueblo y nunca más volvimos a saber de él. Ya nunca más nadie se atrevió a intentar otros negocios. Ahora en el pueblo solo tenemos la panadería de mi padre, como de la misma manera, solo hay una carnicería, o una frutería y así con todos los negocios. Los pocos bares que hay, son todos de algún miembro Villalba. Son pequeños monopolios. Y así marcan el precio que les apetece, porque nadie tiene competencia. Y es tu padre, Don Pedro, el que lo hacía posible. También el alcalde anterior, otro Villalba, colaboraba no dando licencias si tu padre no daba el visto bueno.

¿Te acuerdas cuando éramos pequeñas, que los miércoles se instalaba en esta misma plaza un mercadillo, donde se podía comprar de todo? Al final dejaron de venir, porque el ayuntamiento, les cobraba unas tasas desorbitadas que no lo hacía rentable. Además, la gente tampoco se atrevía a comprar en esos puestos, que eran bastantes más baratos, porque luego en las tiendas tampoco les querían vender.

-Y ahora que no está mi padre, ¿Qué van a hacer?

-A mí tampoco me cuentan nada, Loísa, pero yo escucho muchas conversaciones, y puedo deciros, que están un poco perdidos. Siguen siendo fieles a Don Pedro, y confían que el tiempo que esté en la cárcel será mínimo. Están dispuestos a cubrir la fianza en cuanto el juez lo disponga. Pero mientras tanto, y por si acaso tardan más de lo que piensan, están pensando en que alguien le sustituya provisionalmente, pero no saben a quién elegir. Lo lógico es que fuera Sergio, porque es su heredero natural, pero no creen que Sergio se libre de la cárcel antes que tu padre. Alguno ha pensado en tí, pero nunca ha sido una mujer jefa de la familia. Eso te descarta. La opción que más se baraja y que parece que tiene más apoyo, es que sea Álvaro el ferretero, ya que tiene el negocio más rentable y es primo hermano de tu padre, eso le da más méritos que a los demás. Y también, Don Pedro ya le ha presentado a todos sus contactos, para que vaya aprendiendo por si un día faltara él, y pudiera sustituirle. Parece que tu padre no confía mucho en Sergio. Al parecer, ya se ha reunido con varios en Calatayud. Creo que tienen ahí un lugar de encuentro donde cierran negocios. Ya te digo que son pequeñas frases que escucho a mi padre en alguna conversación.

Loísa y yo nos quedamos mirando, con cara de asombro. Yo no he querido intervenir ni interrumpir, limitándome solamente a escuchar, no quiero quitarle protagonismo a Loísa. Es su terreno.

-Nos has sido de gran ayuda Fina.

-Si no me necesitáis más, tengo que volver a la panadería. Mi padre ya se estará preocupando de no verme tras el mostrador. Pero antes, ¿podemos hacernos una selfie las tres juntas?

-Claro.

Las tres nos colocamos juntas, sonriendo para la foto.

-Y ahora otra con Julia.

Me hago otra foto con Fina.

-Esta haré que me la impriman, y quiero que me la firmes antes de que te vayas, Julia.

-Lo haré encantada Fina.

Fina se marcha, feliz, y nosotras nos quedamos pensativas.

-No tenía conocimiento de lo que hacía mi padre, pero tampoco me sorprende. Mi padre actuando como un verdadero capo. Supongo que me lo ocultó sabiendo que intentaría oponerme y se aseguró que no me enterara por otras personas. Cada vez estoy mas convencida de que donde mejor está es en la cárcel. Con él y Sergio encerrados, el pueblo se volverá más seguro.

-Lo siento Loísa, a pesar de todo, es tu padre y tu hermano y entiendo que estés algo afectada. Pero no teníamos otra solución.

-Claro Julia, pero no te equivoques, no lamento que estén en prisión, lo que lamento, es que hayan tenido que ser mi padre y mi hermano y otros miembros de mi familia, los que han hecho de este lugar, un lugar lleno de dolor y sufrimiento. Es difícil separar el vínculo emocional que compartimos con aquellos que han cometido actos reprochables. Pero el peso de sus decisiones no debería recaer sobre mí u otros familiares. Sigo pensando que están bien donde están, por mucho que me duela.

Ahora tenemos otro problema Julia, mi tío Álvaro. Mientras no esté mi padre, él querrá sustituirlo, aunque sea provisionalmente. Pero mi padre, seguramente no volverá, porque, aunque consiga salir de prisión, haré lo imposible para que no vuelva al pueblo. Pero, aun así, puede instalarse en algún pueblo cercano, y seguir extorsionando desde ahí. Pero si los podemos mantener en prisión bastante tiempo, eso hará que mi tío, se acostumbre al puesto y se convierta en el nuevo capo. De una manera u otra, seguiremos teniendo un padrino que nos va a impedir desarrollar nuestros proyectos.

-De tu padre y de Sergio, yo me encargaré de que estén en prisión el mayor tiempo posible. Usando todos los medios legales que tenemos a nuestro alcance, y los no tan legales, que prefiero que no sepas Loísa. Pero haré lo imposible, para que no salgan, o salgan ya de ancianos. Pero es cierto que tenemos que frenar el posible ascenso de tu tío al puesto vacante que dejó tu padre. ¿Has pensado en algo?

-Fina me ha hablado del mercadillo que se hacía los miércoles en la Plaza Mayor. Ya no lo recordaba, pero es verdad que se ponían muchos puestos donde se podía comprar casi de todo. Algunas cosas no las podías conseguir en las tiendas del pueblo y esperabas al miércoles para comprarlas.

-Sí, yo también lo recuerdo. Me acuerdo que en esos puestos, fue donde mi madre me compró mi primer sujetador. Pasé una vergüenza terrible, escuchando como mi madre y la tendera, calculaban mi talla para darme el sujetador adecuado. No hacían más que echar miradas a mis pequeños pechos mientras yo, con la cabeza gacha, quería morirme.

-¿Por eso ahora los odias?

-No los odio, pero voy mejor sin ellos. Fue como una liberación. Sophie tampoco usa sujetador y en ese tiempo ella era mi modelo a seguir, mi referente. Quería ser como ella. Entre ella, Lola e Isabella, me liberaron de pensamientos retrógrados que yo misma había alimentado mi mente. El renunciar a usar sujetador, era también una liberación. Ya no quería más opresiones en mi mente y tampoco en mi cuerpo.

-Y ahora estamos aquí, tu y yo, juntas, liberando a este pueblo de la opresión de los Villalba. Pero hablando del mercadillo, ese va a ser el primer paso. Vamos a recuperar el mercadillo. Haré que se corra la voz por la comarca de que se van a eliminar las tasas por venta ambulante, durante un año. Eso hará que se animen a poner aquí sus puestos una vez por semana. Pero como eso no será suficiente, haré que se apruebe una ayuda para todo aquel que quiera empezar un negocio. Podemos abaratar las licencias de obras y apertura, rebajarles las tasas, subvencionar algunos servicios. Todo eso con el fin de hacer atractiva la idea de emprender un negocio en este pueblo. Y eso lo haremos antes de que mi tío, empiece a tener algo de autoridad. Para cuando quieran reaccionar, ya tendremos mucho terreno ganado.

-¿Y tú crees que las arcas municipales podrán financiar todas esas ayudas?.

-Si es necesario, subiremos las tasas de los negocios más antiguos, que están en manos de los Villalba. También podemos pedir un préstamo a los bancos. Pero estoy decidida a tomar esas medidas.

-Yo os puedo ayudar con esas subvenciones, Loísa.

-No Julia, tú ya has hecho bastante por el pueblo, y te estás gastando mucho dinero en una empresa que estaba a punto de declararse en quiebra.

-También es mi pueblo, y quiero colaborar. Déjame que os ayude, a través de M&J Foundation, podemos crear una línea de ayudas para todo aquel que quiera iniciar un nuevo negocio. Así la carga del ayuntamiento no será tanta.

-No es mala idea. Tienes razón Julia, quizá el ayuntamiento no podría soportar tanta subvención y tantas ayudas. Nos vendrá muy bien la colaboración de tu fundación.

-Pues ya está decidido, hablaré con la directora de M&J Foundation, para que vaya preparando las condiciones y de cuánto dinero podemos disponer. Si fuera necesario, muchos de mis clientes, colaborarían si yo se lo pido. Pero me temo, Loísa, que solo con eso no va a ser suficiente. Tarde o temprano los Villalba se repondrán y se organizarán. Tenemos que pararlos de una manera contundente.

-¿Tienes alguna idea Julia?

-Sí, pero no quiero hacer nada si tú no me lo autorizas. Eres la alcaldesa, la máxima autoridad de Villalba del Conde, y además eres pariente de esas personas. No quiero intervenir sin tu consentimiento.

-Para mí lo más importante ahora es el desarrollo del pueblo, y sé que mis parientes van a ser un obstáculo importante. Tienes mi permiso Julia, pero ¿Qué tienes en mente?

-Pienso hacerles una oferta que no podrán rechazar.

Después de comer con Loísa y Pablo, al que ponemos al corriente de las novedades, me encamino hasta la ferretería Villalba, para ver a Álvaro.

-Buenas tardes señorita, ¿en qué le podemos ayudar?

-Hola buenas tardes, me gustaría hablar con su jefe, Álvaro Villalba, dígale que soy…,

-“La Americana”, sé quién es usted, no se preocupe, ahora mismo le aviso.

-De acuerdo, muchas gracias.

Doy un vistazo a la tienda mientras espero. Tienen varios empleados que atienden a los clientes resolviendo sus dudas sobre que herramienta elegir o que producto es mejor para el pulgón de sus rosales. Tal es la variedad de productos que venden en el lugar que los clientes parecen emocionados por la posibilidad de explorar todas las opciones disponibles. Los estantes rebosan de herramientas relucientes, productos químicos y herramientas de última tecnología. Mientras tanto, una suave música de fondo crea un ambiente relajado y acogedor en la tienda. Es evidente que han pensado en cada detalle para hacer que la experiencia de compra sea placentera y satisfactoria.

-Venga por aquí, señorita, yo le acompaño.

El empleado me guía a través de unas escaleras, hasta la planta superior, donde se encuentra el despacho de Álvaro además de otras dependencias. Álvaro me recibe y me invita a sentarme. Tiene un semblante correcto y serio.

-Soy Don Álvaro, disculpe, no sé su nombre, aunque sé que por el pueblo le llaman “La Americana”.

Vaya, muy pronto se ha puesto el Don, ya está convencido de que va a ser el próximo padrino. Y si aspira a ser el próximo capo, seguro que tiene más información sobre mí que la que dice.

-Mi nombre es Julia Brown, pero puede llamarme Julia. Encantada de conocerle Don Álvaro.

-Siéntese, y dígame a que debo tan agradable visita.

-Supongo, Don Álvaro, que estará al tanto de todas las novedades que han ocurrido en el pueblo en los últimos días.

-Sí claro, por supuesto, en un pueblo tan pequeño las noticias corren como la pólvora. Y también sé que todo es obra suya. Lo que no sé es la motivación que tiene para venir aquí y quitarle la fábrica a Don Pedro, y hacer que se vayan del pueblo, personas que eran muy respetadas.

-Estoy plenamente convencida de que le ha llegado toda la información al respecto y ya sabe de mis verdaderos motivos de porque he actuade de esta manera.

Mientras estoy hablando, abro y enciendo el portátil.

-Pero no he venido a hablar de mí, porque realmente a usted tampoco le importa mi vida personal.

-Y entonces, ¿se puede saber a qué ha venido? Sepa que soy un hombre muy ocupado y me está robando un tiempo precioso de mi trabajo.

-Pues acabemos con esto, yo tampoco estoy a gusto charlando con usted. Solo he venido a enseñarle unos videos que creo que le interesaran.

Giro el portátil hacia él, donde ya se está reproduciendo el primero de los videos, en donde aparece Don Álvaro y Don Pedro, junto a otras personalidades de la comarca, y varias chicas desnudas, practicando todo tipo de actos sexuales, algunos de ellos verdaderamente asquerosos.

-¿Qué…, qué es esto? ¿De dónde lo ha sacado?

-Es de la colección privada de Don Pedro. ¿Sabía que tenía la afición de grabar todo lo que pasaba en esa casa? Le aseguro que es una colección muy extensa, y protagonizada por personas muy respetables.

-Yo no…, yo no sabía que…,

-Espere, hay más. Este es mi favorito, fíjese bien.

En el siguiente video, se veía a una persona de origen africano, follando a cuatro patas a una mujer rubia, que Loísa identificó como su esposa. Mientras Don Álvaro, con peluca, cofia y traje de criada, se acariciaba su pequeño pene encerrado en una jaulita. Cuando el negro se corrió en el coño de su esposa, se apartó para que Álvaro se tragara el semen directamente de la vagina. Mientras tanto, la esposa y su amante, le decían palabras humillantes relacionadas con el tamaño de su pollita de su condición de cornudo y maricón.

-Hay alguno más parecido a ese, pero este es en el que mejor se aprecia quienes son esas personas. Como ve es muy fácil identificarle a pesar del disfraz. Y su esposa parece que está gozando como una verdadera perra, perdón por la expresión. Don Pedro utilizaba estos videos para chantajear y extorsionar, y así es como conseguía muchos favores y beneficios. Entiendo que, si se si difundieran estos videos, sería la ruina personal y profesional para usted y su familia.

-¿Pretende chantajearme? De acuerdo ¿Cuánto quiere por esos videos?

-No quiero su dinero, no quiero nada de usted, solo quería que supiera de la existencia de estos videos. Eso es todo. Mire Don Álvaro, no soy quien para juzgarle, cada quien disfruta del sexo como le da la gana, pero usted pretende ser el jefe de una familia que reprueba ese tipo de actos. Solo le pido que sea consecuente.

Apago y recojo mi portátil mientras me dispongo a marcharme

-Pero…, no entiendo, ¿qué va a hacer con ellos?

-Nada Don Álvaro, no pretendo hacer nada. Le aseguro que no los voy a difundir. Eso es todo, “Sissy”.

Me dirijo hacia la puerta de salida, pero antes de salir, con el pomo en la mano, me giro hacia él.

-Ah sí, se me olvidaba una pequeña tontería. En este pueblo, van a cambiar muchas cosas, de hecho, ya están cambiando, y lo que menos necesitamos es otro padrino, si estaba pensando sustituir a Don Pedro en su labor de benefactor de la familia, olvídese de ello. Y acostúmbrese a tener competencia.

Salgo de la ferretería, convencida de que hemos superado el último obstáculo que había para que Villalba del Conde, supere definitivamente, el feudalismo.

Cuando Fina nos contó que Don Álvaro acompañaba muchas veces a Don Pedro a Calatayud, Loísa y yo supusimos que tipo de reuniones celebraban. Revisamos los videos para que Loísa lo identificara si aparecía en alguno de ello, ya que yo no lo hubiera reconocido. Y ¡bingo!, ahí estaba en una de esas fiestecillas. Lo que no esperábamos encontrar son los siguientes videos privados donde junto a su esposa y su amante, tenían sesiones privadas de sexo.

Yo me sentí completamente desconcertada por lo que estaba viendo, sin comprender del todo lo que sucedía. Sin embargo, Loísa, quien siempre había sido muy abierta y tenía un amplio conocimiento sobre el sexo y sus diferentes formas de expresión, se toma el tiempo para explicármelo con detalle.

-Es una práctica más común de lo que podrías imaginar -explica Loísa con naturalidad-. Se trata de una dinámica en la que el marido, a menudo conocido como "cornudo consentidor" o "cuckold", permite y disfruta viendo cómo su esposa, a quien se le suele llamar "hotwife", mantiene relaciones con otros hombres. En este tipo de relación, el marido encuentra excitante ver cómo su esposa se entrega a otros amantes frente a él, mientras se masturba observando la escena. Es una forma de juego de poder y exhibicionismo que muchas parejas consensuan para explorar sus deseos y fantasías.

-¿De verdad hay hombres que aceptan algo así, Loísa? -pregunto, sorprendida por lo que me está contando. La idea de que un hombre permitiera, e incluso disfrutara, ver a su esposa con otros me resultaba difícil de creer. Sin embargo, lo que estaba viendo en ese momento me parecía muy distinto a lo que ella me estaba explicando-. Esto no se parece en nada a lo que dices; parece algo mucho más intenso y extraño. ¿Estás segura de que es lo mismo?

-Lo que estás viendo es una variación de la misma dinámica -me aclara Loísa, con una expresión serena-. La humillación a la que están sometiendo al marido forma parte del juego sexual que han acordado. En este caso, cada uno asume un rol específico: el marido, que es el "cornudo", ha sido feminizado y ha adoptado el papel de sirvienta, lo que en este contexto se conoce como "Sissy". Lo que buscan es anular su masculinidad, reduciéndolo a un rol de sumisión en el que su única función es servir a sus "amos". Además, como parte de esta dinámica, le han colocado una jaula en el pene para evitar que tenga erecciones y se masturbe, negándole así cualquier forma de placer sexual. Aunque pueda parecerte extraño, es posible que, de los tres, él sea quien más esté disfrutando, ya que esta situación lo excita al sentirse completamente controlado y humillado, que es lo que él y su pareja buscan experimentar.

-Me dejas completamente sin palabras, Loísa -respondo, asombrada por la profundidad de lo que acababa de aprender-. Es increíble la cantidad de cosas que estoy descubriendo gracias a ti. Tu capacidad para hablar abiertamente sobre temas tan complejos y a menudo tabúes me está ayudando a entender aspectos de la sexualidad que nunca imaginé que existieran. Me sorprende cómo cada detalle revela una nueva perspectiva sobre las relaciones y los deseos humanos. Definitivamente, me estás enseñando más de lo que esperaba, y por eso te lo agradezco.

No es muy moral utilizar esa información para chantajearle, pero hacía tiempo que había decidido usar todos los medios a mi alcance, legales e ilegales, para cumplir mi promesa. Sin remordimientos.

………..

Por la noche, me siento en mi habitación y decido poner al tanto a “las Chicas” y a Liam sobre las últimas novedades. Les cuento cómo hemos logrado anular una amenaza antes de que tuviera la oportunidad de fortalecerse. Sus reacciones son de asombro e incredulidad ante el sistema opresivo que, a pesar de estar en pleno siglo XXI, todavía imperaba en Villalba del Conde. Es increíble pensar que en esta época aún existan situaciones así, y eso solo refuerza nuestro compromiso de luchar por un cambio.

Más tarde, después de un intenso momento sexual con Liam, a través de la pantalla, nos declaramos nuestro amor, como lo hacemos cada noche antes de despedirnos. Es un ritual que me reconforta y me llena de calidez. Aunque la distancia física nos separa, esas palabras y sentimientos que compartimos son un recordatorio constante de lo que significamos el uno para el otro. Con cada declaración de amor, siento que nuestras almas se entrelazan más profundamente, haciendo que la espera hasta el próximo encuentro sea más llevadera.

-Te amo profundamente, Julia, y no puedes imaginar lo mucho que te extraño en cada momento de mi día. Desde que estamos separados, hay un vacío en mi vida que parece insuperable. Cada rincón me recuerda a ti, y a menudo me encuentro sonriendo al pensar en los momentos que compartimos, pero esa sonrisa se ve acompañada de una tristeza porque desearía que estuvieras aquí a mi lado.

-Yo también te amo cielo. Despertar a tu lado es como recibir un rayo de sol que despeja mis costumbres y me trae alegría. Ver el amanecer contigo disipa las sombras que a veces me acosan. Adoro cómo me miras, cómo compartimos un café al comenzar el día y despertamos enredados, sintiéndonos como parte de un mismo árbol. Tu mirada de reojo cada vez que cometo un error me hace sonreír, sabiendo que mis gestos te importan.

Estoy dispuesta a entregarte todo de mí: mi alma, mi cuerpo, incluso lo que no tengo. Te ofrezco mis ojos para que veas cuánto te amo y mi almohada favorita, símbolo de nuestra intimidad. Prometo estar a tu lado el resto de mi vida, disfrutando cada instante, luchando contra cualquier adversidad. Amo todo de ti, incluso tus carencias, porque cada detalle, mirada y sonrisa me recuerdan que no hay nada que ame más que a ti. Jurando que no habrá obstáculo que no podamos superar juntos, me quedo dispuesta a amarte por lo que quede de vida.


Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.


La historia de Julia continua en:

Capítulo 45: Erin Brockovich


Julia abandona Villalba del Conde con la satisfacción de haber cumplido su misión, sabiendo que su lucha ha dado frutos en el pueblo. Sin embargo, su camino no termina aquí; una urgencia inesperada la llama a Zaragoza, donde Luis, necesita su ayuda de forma inminente.

El Padrino.jpegPor lo que reste de vida.jpeg
 
Última edición:
La verdad es que no soy nada partidario de ese tipo de relaciones, pero bueno cada uno es libre.
No le veo nada divertido a que un imbécil tenga sexo con tu pareja y encima te humillen. Es que me dan ganas de coger a ese imbécil e impactarlo contra la pared.
En fin, que ya queda menos para que por fin vuelva con su Liam y me parece que no van a salir de la cama.
Aunque antes, habrá que ver para que le quiere Luis. Espero que no sea nada grave.
 
EL TALISMÁN. TERCERA PARTE. ¡QUIERO VIVIR!



Capítulo 45: Erin Brockovich.

Villalba del Conde.

Julia.


La tranquilidad ha vuelto a reinar en Villalba del Conde tras la victoria decisiva que marcó el cierre de la era Villalba. Álvaro y su familia han elegido no tomar ninguna acción para intentar recuperar el poder que una vez ostentaron los Villalba. Han aceptado con dignidad su derrota, reconociendo que su tiempo al frente ha llegado a su fin.

Ahora, un nuevo aire recorre las calles de Villalba, impregnado de esperanza y optimismo. La comunidad se siente revitalizada, llena de energía y dispuesta a abrazar un futuro mejor. Los habitantes comienzan a unirse para soñar y trabajar por una nueva etapa, donde la colaboración y la solidaridad se conviertan en los pilares del progreso. La sensación de renovación es palpable, y los murmullos de cambio se oyen en cada rincón del pueblo, prometiendo un renacer que podría transformar la vida de todos sus habitantes.

Las últimas noches han estado llenas de sueños serenos, arrullados por la satisfacción de haber cumplido con la tarea que me propuse hace años. Mi corazón, que solía estar atormentado, ahora encuentra la paz, consciente de que Villalba del Conde, que en el pasado fue un lugar repleto de sombras, se ha transformado en un refugio de seguridad para sus habitantes.

Es crucial que sigamos alerta ante la posibilidad de que algún remanente de la familia Villalba intente recuperar su antiguo estatus. No obstante, tengo plena confianza en que los habitantes del pueblo han interiorizado la lección del pasado y no permitirán que la familia Villalba obtenga ni una pizca de poder nuevamente.

Loísa es el único miembro de la familia Villalba que aún cuenta con el respeto de la comunidad, ya que todos reconocen su papel fundamental en la lucha contra su propia familia. Cuando camino por las calles, la gente se me acerca para expresarme su agradecimiento y besarme la mano como muestra de respeto. Aunque aprecio estos gestos, a veces me siento abrumada por tanta reverencia.

El antiguo local de “La Peña” está siendo reformado para transformarlo en un centro desde el cual se podrá vigilar cualquier caso de abuso escolar o violencia de género. Elena está decidida a hacer todo lo que esté a su alcance para cumplir con la labor que le he encomendado. Ahora que Sergio ya no está, se siente más segura y respaldada por sus amigas.

Entre nosotras mantenemos cierta distancia; nuestra comunicación es la de jefa y empleada, siempre con un gran respeto mutuo. Sé que a Elena le gustaría establecer una relación más cercana conmigo, ya que se siente culpable por lo que me sucedió, pero yo todavía no estoy lista para dar ese paso.

También estoy realizando algunas reformas en la casa de mis padres, pero deseo mantener su esencia. Quiero que siga siendo mi residencia cada vez que regrese a Villalba del Conde, ya que tengo la intención de venir con frecuencia en el futuro.

En la fábrica, todos están entusiasmados con las nuevas perspectivas que se avecinan. El departamento de diseño ya me ha presentado un modelo para la próxima temporada, el cual ha sido muy bien recibido por todos los empleados. Este será el modelo insignia que permitirá a Calzados Villalba volver a destacar en el mercado.



Actualmente, estamos trabajando en la producción de las muestras que presentaremos en todas las ferias del ramo, para que lleguen los primeros pedidos. Además, se ha establecido una escuela dentro de la fábrica para capacitar a los trabajadores en la fabricación de zapatos artesanales, que siempre ha sido un distintivo de nuestra marca.

Todo avanza bien y ya se acerca el momento de partir. Me siento muy a gusto aquí en el pueblo, pero tengo otros compromisos que cumplir antes de regresar a Nueva York. Al igual que en los días anteriores, estoy disfrutando de una comida con Loísa y Pablo.

-Qué pena que tengas que irte tan pronto, Julia. Ya me había acostumbrado a tenerte aquí y tu presencia ha hecho que todo sea más agradable. Sin duda, te voy a extrañar muchísimo. Espero que no pases tanto tiempo fuera, porque nuestras charlas y momentos juntas han sido muy especiales para mí. ¡No olvides que aquí siempre tendrás un lugar!

-No te preocupes, Loísa, porque vendré con frecuencia y siempre estaremos en contacto, incluso si es solo a través de videollamadas. Ahora, nada podrá separarnos; ni el océano ni la distancia serán un obstáculo para nuestra amistad. Estoy segura de que nuestras conversaciones seguirán siendo igual de significativas y enriquecedoras. Siempre tendremos la oportunidad de compartir nuestras experiencias, sueños y anhelos, sin importar cuán lejos estemos físicamente.

Prometo hacer todo lo posible para mantener viva nuestra conexión. Lo que hemos construido es incalculable para mí, y quiero que esa relación perdure en el tiempo. Nos apoyaremos mutuamente en cada paso del camino, y cada encuentro, aunque sea virtual, será una oportunidad para fortalecer aún más nuestros lazos. Estoy emocionada por lo que el futuro nos depara y por todas las historias que todavía nos queda por contar.

Justo cuando nos preparamos para sentarnos a la mesa a comer, alguien toca la puerta y Pablo se dirige a abrir.

-No esperaba a nadie a esta hora, así que voy a averiguar quién es. Puede que sea un vecino o alguien que necesite algo. Siempre es un poco intrigante cuando alguien llama inesperadamente. Tal vez haya alguna noticia interesante o simplemente una visita sorpresa. De cualquier manera, me parece mejor comprobarlo.

Pablo regresa con una sorpresa inesperada.

-¡Mamá! ¿Qué haces aquí? No esperaba verte, ¿ha pasado algo? Me sorprende tu visita y empiezo a preocuparme.

-No hija, solo quiero hablar con vosotras, contigo y con Julia.

-Dígame señora Izarbe, ¿de que quiere hablar?

-Julia, han pasado días y todavía me cuesta procesar todo lo que ha sucedido. Reúno el valor que me queda para ofrecerte mis más sinceras disculpas. He visto los videos y ahora comprendo el dolor inmenso que te ha causado mi hijo Sergio, así como la terrible decisión que tomó mi marido.

Lamento profundamente mis palabras anteriores. Las pronuncié desde un lugar de incomprensión y dolor, sin poder imaginar la magnitud del horror que se ocultaba en mi propio hogar. Deposité mi confianza en mi esposo y en mi hijo, cegada por el amor que sentía por mi familia, y no supe percibir la oscuridad que iba creciendo en ellos. Me duele reconocer que no presté atención a las advertencias de mi hija Loísa, y eso es algo que siempre llevaré conmigo. Estoy dispuesta a escuchar y a aprender de esta experiencia, porque no quiero que esto se repita y quiero hacer lo que esté en mis manos para ayudar.

La culpa me invade por no haber sido la madre y esposa que debí ser. Fallé en la educación de Sergio y en la vigilancia que debí haber ejercido sobre mi marido. Sé que mis disculpas no podrán aliviar el sufrimiento que has vivido, pero te imploro perdón, Julia. Espero que, con el tiempo, encuentres la fuerza para perdonarme, aunque sea solo en parte.

Las lágrimas brotan de mis ojos mientras escucho las palabras de arrepentimiento de la señora Izarbe. Su dolor es palpable, y en su mirada se refleja la desolación de una madre que ha perdido a su hijo y a su esposo, a la vez que se enfrentaba a la cruda realidad de sus propios errores.

-Julia, por favor, dime algo. No puedo soportar este silencio.

-Señora Izarbe, no hay palabras que puedan transmitir el profundo dolor que experimenté durante esos días. Mi familia… mi amiga… mi novio... mi vida… todo lo que conocía cambió para siempre. La intensidad de la pérdida me dejó en un estado de shock, y cada momento lo sentí como una lucha constante para sobrellevar la realidad. Las risas y los momentos compartidos con las únicas personas que me amaban, se convirtieron en intensos recuerdos dolorosos.

-Lo sé, Julia. Y lo siento con toda mi alma.

-¿Cómo pudo permitir que esto sucediera? ¿Cómo no se dio cuenta de lo que estaba pasando?

-Fui una ciega, Julia. Me dejé llevar por el amor que sentía por mi familia, por la confianza que tenía en ellos. Nunca imaginé que mi hijo pudiera ser capaz de tal atrocidad, ni que mi esposo tomaría una decisión tan terrible.

-Pero tenía que haber visto las señales, señora Izarbe. Sergio siempre fue un chico problemático, y su esposo... bueno, no era precisamente un santo.

-Lo sé, Julia. Lo sé ahora. Pero en ese momento, no quería ver la realidad. Me aferré a la ilusión de una familia perfecta, a pesar de las evidencias que tenía delante de mis ojos.

-Pídale perdón a su hija, señora Izarbe, si Loísa le perdona, yo también le perdonaré.

Izarbe se dirige ahora a Loísa.

-Las palabras me fallan al intentar expresar el profundo arrepentimiento que siento por no haberte escuchado cuando más lo necesitabas. Asumo la plena responsabilidad de mi error, sin excusas ni justificaciones. Tu padre no tiene nada que ver en esto. La falta de confianza en ti fue fallo mío, y lamento profundamente no haber sabido reconocer tu valía y potencial.

Reconozco que crecimos en un entorno familiar donde el valor de las mujeres no es reconocido. Lamentablemente, yo también fui víctima de esa mentalidad, y eso me impidió ver la brillantez que desde siempre has tenido. Sin embargo, hoy me llena de orgullo ver cómo estás demostrando tu capacidad y talento en el ayuntamiento. Te pido perdón, hija, por haber dudado de ti.

Te pido perdón sinceramente por haberte alejado de Julia. Reconozco que mi decisión causó un gran dolor y confusión. Nunca fue mi intención herirte. Lamentablemente, a veces nuestras acciones no reflejan nuestras verdaderas intenciones, y me doy cuenta de que lo que hice tuvo consecuencias profundas.

Espero que puedas encontrar en tu corazón la fuerza para perdonarme. Sé que mis palabras no podrán borrar el dolor que te causé, pero te prometo que a partir de ahora seré tu mayor apoyo y admiradora.

Las lágrimas brotan de los ojos de Loísa, mientras escucha las palabras de su madre. Su voz temblorosa y su mirada llena de arrepentimiento le conmovieron profundamente. Era evidente que su dolor era genuino y que lamentaba sinceramente sus errores del pasado.

-Mamá, no sé qué decir.

-No tienes que decir nada, hija. Solo quiero que sepas que me arrepiento profundamente de no haberte creído. Debería haber confiado en ti desde el principio.

-Sé que no fue fácil para ti, mamá. Creciste en una época y en un entorno donde las mujeres no eran valoradas.

-Eso no es excusa, hija. Debería haber sido más fuerte y haber luchado contra las ideas machistas de tu padre.

-Lo importante es que ahora lo reconoces, mamá. Y eso me da esperanza.

-¿Esperanza de qué?

-Esperanza de que podamos construir una mejor relación, basada en la confianza y el respeto mutuo.

-Yo también lo deseo con todo mi corazón, hija. Te amo mucho y quiero ser parte de tu vida.

-Lo sé, mamá. Y yo también te quiero.

Madre e hija se abrazan con fuerza, dejando que el calor de ese abrazo disipara el dolor del pasado. En ese momento, supe que iba a perdonarla. Quería darle una segunda oportunidad, no solo a ella, sino también a la relación madre-hija.

-Mamá, ¿por qué no te quedas a comer?

-Hija, no quiero molestar.

-Usted no molesta, señora Izarbe, -Le contesta Pablo, mientras ya está poniendo otro plato en la mesa.

-Pablo, sé que te he causado mucho dolor con mis palabras y mis acciones. Y por eso te pido perdón de todo corazón.

Siempre te he visto como un chico bueno, a pesar de tu origen humilde. Y estoy segura de que si Loísa te ha elegido como pareja, es porque ve en ti cualidades excepcionales que yo no supe apreciar.

Lamento profundamente mis prejuicios y te pido disculpas por haberte juzgado sin conocerte realmente. Me avergüenzo de mi actitud y espero que puedas encontrar en tu corazón la fuerza para perdonarme.

-Ya están olvidados señora Izarbe, por favor, hónreme compartiendo mesa con nosotros.

-Estaré encantada de comer con vosotros, pero por favor, llamadme Izarbe a secas.

Resulta ser una velada muy emotiva, de reencuentro de Izarbe con su hija Loísa y con Pablo, que como buena suegra, lo atosiga a preguntas.

-Mamá, no lo atosigues tanto y disfruta de la comida, que, por cierto, la ha preparado Pablo.

-Tienes razón hija, aun tengo mucho que aprender.

-Julia, quiero que sepas que yo voy a seguir visitando a tus padres, una vez al mes, como hasta ahora, me encargaré que siempre tengan flores frescas.

-Eso me recuerda algo que te quería pedir. Mis padres tenían la esperanza de volver al pueblo, y por eso no recogieron casi nada de la casa. Ya ha pasado demasiado tiempo y quiero que vuelvan, quiero que descansen en su pueblo, de donde nunca tenían que haber salido.

-No te preocupes Julia, les buscaremos un buen lugar en el cementerio del pueblo, y yo misma me encargaré de todos los trámites.

-Yo me haré cargo de todos los gastos, y querré estar presente durante el traslado.

----------------

Organizo una cena de despedida en la Hospedería, con Loísa y con Pablo, que se alarga hasta altas horas de la noche, en la suite.

Al levantarme por la mañana, reviso el correo mientras desayuno. Me pongo al día con lo que me cuentan mis socias de Nueva York y extrañada, veo un correo de Luis, del día anterior. Lo abro con curiosidad. Me dice que ya ha cerrado un trato con los que van a comprar su empresa, que es un buen acuerdo y que van a firmar hoy la venta, pero me manda el acuerdo para que lo revise y le dé mi opinión.

Descargo el pdf con el preacuerdo y lo voy leyendo por encima mientras termino de desayunar. Parece que todo está correcto y sí que parece un buen acuerdo, con una cantidad importante que Luis va a recibir. Reviso un poco las cláusulas, que parecen normales, hasta que una me llama la atención.

No puede ser, si firma este acuerdo, al final se quedará sin empresa y sin dinero, tengo que avisarle que no firme. Le llamo urgentemente por teléfono, pero tarda en contestar. Me estoy poniendo nerviosa, que no firme, por dios, que no firme. Al final me contesta.

-Luis, dime que no has firmado la venta de tu empresa.

-No, no he firmado la venta. Pero ya me dirijo hacia el notario donde esta programada la firma.

-¡Uf! Menos mal. Luis, escúchame con atención, porque es muy importante, por nada del mundo firmes ese acuerdo. Es una trampa, Luis, prométeme que no lo vas a firmar.

-Te agradezco que te preocupes tanto, Julia. Prometo que no lo firmaré hasta que tú me lo digas, pero cuéntame más sobre por qué piensas que es una trampa, necesito entenderlo completamente antes de avanzar.

-Revisa la cláusula 12. Te comprometes a garantizarles beneficios durante los próximos diez años. En caso de que en alguno de esos años no obtengan ganancias, estarías obligado a indemnizarlos con el 10% del precio de venta. Esto implica que, si no generaran beneficios durante toda la década, acabarías devolviéndoles el importe total de la venta.

-Eso suena realmente alarmante. No puedo creer que hayan incluido una cláusula tan desventajosa. Penalizarme por algo que está fuera de mi control es totalmente injusto. Gracias por señalarlo; esto cambia por completo la perspectiva sobre la venta.

-Seguro que la empresa compradora habrá impuesto esa cláusula a tus abogados, a cambio de una buena paga para ellos. Escúchame atentamente, Luis, busca un notario para que prepare unos poderes a mi nombre, te mandaré mis datos por mensaje. Mientras tanto, retrasa la firma todo lo que puedas, invéntate lo que quieras, pero por nada del mundo firmes, sería tu ruina Luis.

-Entiendo tu preocupación, y tienes razón, esa cláusula es muy sospechosa. Voy a seguir tu consejo y buscaré un notario para que prepare los poderes a tu nombre. Retrasaré la firma lo máximo posible y me inventaré una excusa si es necesario. No quiero arriesgarme a firmar un acuerdo que podría arruinar mi futuro. Gracias Julia; realmente valoro tu apoyo.

-No te preocupes, mándame la dirección del notario y nos vemos ahí en una hora, más o menos. Si me lo autorizas, yo me voy a encargar de la nueva negociación. Tienes que confiar en mí.

-Perfecto, te enviaré la dirección del notario de inmediato. Confío en ti y realmente aprecio que te encargues de la negociación. Me siento más tranquilo sabiendo que estás en esto conmigo. Nos vemos allí en una hora.

-Gracias por tu confianza, Luis.

Termino de desayunar y recojo rápidamente mi equipaje. Le mando a Luis, una foto de mi pasaporte español, donde aparecen mis datos personales, para que el notario prepare los poderes notariales.

Al dejar la hospedería, me encuentro en la puerta de la calle, un grupo de unos 12 jóvenes, con Loísa al frente, que han venido a despedirse.

-Loísa ¿Qué significa esto?

-Han venido a despedirte Julia, y a pedirte perdón.

-¿Ha sido cosa tuya?, sabes que no me gustan estas cosas.

-Ha sido cosa de ellos Julia. Han querido que yo les acompañara para darle al acto algo de oficialidad, pero te aseguro que ni yo, ni nadie del ayuntamiento ha tenido nada que ver. Tienen algo que decirte, solo escúchalos.

Veo que uno de ellos se adelanta del grupo y se acerca hasta mí, con un ramo de flores.

-Hola, Julia. Mi nombre es Iván, y aunque no nos conocemos personalmente, quiero aprovechar esta oportunidad para hablar contigo. Era solo un niño cuando te fuiste, así que no me recordarás. Fui uno de esos chicos que hicieron las pintadas en tu casa y también quien envió algunos de los mensajes que recibiste. Te pido disculpas sinceramente, Julia. Lo siento de corazón, y creo que puedo hablar en nombre de todos los demás, que también se sienten mal por lo que hicimos.

No éramos conscientes del daño que estábamos causando, y ahora entendemos lo doloroso que debió ser para ti. Queremos que sepas cuánto apreciamos lo que has hecho por el pueblo: tu valentía para enfrentar a los Villalba y tu esfuerzo por devolvernos la esperanza en la fábrica. Gracias a ti, hemos recuperado la ilusión y el sentido de comunidad que habíamos perdido. Te pedimos humildemente que nos perdones y que nos des la oportunidad de mostrarte que hemos cambiado.

-¿Por qué lo hicisteis?

-Sergio nos pagó y nos proporcionó una lista de lo que debíamos incluir en los mensajes y en la fachada. Para nosotros, era simplemente una broma más, como muchas otras que te hacían, además de que era una forma de ganar algo de dinero. Quiero que entiendas, Julia, que en ese momento no éramos conscientes del impacto que nuestras acciones tendrían en ti. Todo el mundo se metía contigo; eras Cerdi…

-Era Cerdita, dilo sin rodeos, no te acobardes ahora. Reconoce que no te habrías atrevido a hacer lo mismo con ninguna otra persona, pero como era yo, Cerdita, sentías que tenías carta blanca para burlarte de mí. Esa sensación de que podía ser el blanco fácil, de que podían permitirse jugar con mis sentimientos, es algo que ha dejado una huella profunda en mí.

-No justifico lo que hicimos, pero quiero que sepas que no había malicia detrás de nuestras acciones, solo una inmadurez que ahora lamentamos profundamente. Hemos crecido y aprendido de esos errores, y ahora entendemos lo doloroso que debió ser para ti. Realmente, lo sentimos.

-No sé si podré perdonaros tan fácilmente, y te lo digo sinceramente: no lo estás haciendo muy bien. Las palabras son solo el primer paso; necesito ver un verdadero arrepentimiento y un esfuerzo genuino por cambiar. Me gustaría que entendieras cómo me hicieron sentir y cómo esas experiencias me han afectado. El perdón no es algo que se otorga a la ligera, y, por ahora, tengo mis dudas.

-Estamos verdaderamente arrepentidos, Julia. Desde que nos enteramos de todo lo que sucedió después de aquellas acciones, hemos sentido un peso enorme en nuestra consciencia. La verdad es que no podíamos imaginar el daño que estábamos causando. Ahora, al mirar atrás, nos sentimos culpables por no haber entendido la gravedad de nuestras acciones en su momento. Te ruego de corazón que nos perdones.

-¿Quién fue el responsable de arrojar la piedra por la ventana?

-También fui yo quien lo hizo. Reconozco que fue un acto impulsivo y que no pensé en las consecuencias en ese momento.

-Vaya, realmente debías ser una pieza de cuidado. Esa piedra que arrojaste fue la gota que colmó el vaso para mis padres, y esa misma noche decidieron que teníamos que abandonar el pueblo. Tenían miedo por mí y por lo que podría suceder si continuaba en un lugar donde no me sentía segura. Es un recuerdo doloroso, y no puedo evitar sentir que tus acciones fueron el catalizador de una decisión que cambió mi vida para siempre.

Pienso que tal vez debería perdonar a todos los demás, pero no sé si podré hacerlo contigo. Me resulta difícil dejar de lado el impacto que tus acciones tuvieron en mi vida. Aún tengo la sensación de que, aunque las cosas hayan cambiado, el daño que causaste me ha dejado una marca que no se borrará fácilmente. Necesito tiempo para procesar todo esto y decidir qué significa el perdón para mí en este contexto.

-Estarías en tu pleno derecho, Julia, y tienes toda la razón. Tal vez no merezca tu perdón, y reconozco que mis acciones tuvieron consecuencias graves que no se pueden borrar. Sin embargo, te pido de corazón que consideres la posibilidad de perdonar al resto de los que estuvieron involucrados. Todos nosotros éramos jóvenes e inmaduros en ese momento, y todos ellos realmente lamentan lo que hicieron.

Durante unos segundos lo miro fijamente, intentando decidir si lo perdono o hago que se vaya del pueblo. Es verdad que se ve muy arrepentido.

-¡Julia!

Miro a Loísa que me implora con la mirada que le conceda ese perdón que tanto necesita.

-¿A qué te dedicas, Iván?

-Quiero trabajar en la fábrica porque realmente creo en lo que estamos construyendo aquí. Además, tengo el privilegio de ser uno de los que están aprendiendo en la escuela-taller que has creado para enseñar el oficio. Esta oportunidad es muy valiosa para mí, ya que no solo me permitirá adquirir habilidades prácticas, sino que también me da la posibilidad de formar parte de algo más grande: la revitalización de nuestra comunidad.

-Eso está bien, pero quiero que hagas algo por mí, algo que te ayude a recordar la gravedad de tus acciones. Me gustaría que colabores con mi Fundación, junto a Elena en su importante labor de erradicar el acoso escolar en la comarca. Este es un tema que merece atención y esfuerzo, y creo que tu participación puede hacer una diferencia significativa. Quiero que dediques tu tiempo libre a esta causa.

No solo se trata de cumplir una penitencia, sino de aprovechar esta oportunidad para reflexionar sobre tus acciones y contribuir a un cambio positivo. ¿Estás dispuesto a asumir este compromiso? Al hacerlo, no solo estarías enmendando un error del pasado, sino que también podrías ayudar a otros a no pasar por lo que yo viví. Es una manera de crecer, aprender y demostrar que estás comprometido con la construcción de una comunidad más justa y respetuosa.

-Lo haré encantado Julia, te lo prometo.

-En ese caso, te perdono, os perdono a todos.

Acepto el ramo, emocionada y le doy un abrazo. Todos se acercan y uno a uno me pide perdón y les correspondo con abrazo en señar de gratitud.

-Gracias a vosotros, por devolverme la fé en la gente de este pueblo.

-Siempre serás bienvenida a tu pueblo, Julia.

Entro en el Audi, todavía emocionada y abandono la plazuela de la hospedería, con los vecinos agitando las manos en señal de despedida. Dejo atrás mi pueblo, con un sentimiento muy distinto que cuando salí de allí, con 16 años.

Pero tengo que dejar esos pensamientos atrás, porque otro problema acuciante centra toda mi atención en estos momentos. Espero que Luis haya podido retrasar la firma. Tenía que haber leído el mail ayer, y hubiera podido avisarle con antelación. Espero que no sea tarde.

Llego a la notaría, que me ha indicado Luis y aparco casi en la puerta, en zona azul. Al llegar al despacho del notario, veo a Luis nervioso, pendiente de mi llegada.

-Por fin has llegado. Lo siento Julia, creo que he confiado demasiado en mis abogados.

-Luis, dime que no has firmado.

-No Julia, les he estado dando largas, pero no paran de presionarme y no sé qué más escusas ponerle. Creo que sospechan que algo está pasando.

-Aún estamos a tiempo, ¿tenemos el poder ya preparado?

-Ya está redactado según tus instrucciones, voy a avisar al notario que ya has llegado.

Llega el notario y procedemos a la lectura y firma del poder. Con él en la mano, nos dirigimos a la notaría donde se iba a proceder a la firma de la escritura de compra-venta.

-Luis, ya era hora, llevamos una hora de retraso con la firma. Ya tenemos la escritura redactada y solo queda pendiente tu firma.

Yo entro detrás de Luis.

-Ese preacuerdo queda anulado.

-¿Cómo dice? ¿Quién es usted para decir que está anulado?

-Soy Julia Gracia, la nueva negociadora de este proceso de compra-venta. Aquí tienen mis poderes. Este acuerdo queda anulado y procederemos a negociar uno nuevo, en este momento.

-Luis, ¿Qué significa esto? Nosotros llevamos un mes negociando este acuerdo, que creemos que es el mejor que podemos conseguir, ¿y ahora lo quieres cancelar? Y ¿Quién es esta Julia Gracia que habla con acento americano?

-Bueno ella es mi…,

-Soy su hija.

Observo la cara de asombro que ponen los abogados y también la de Luis, que se ha quedado sin palabras.

-Luis, no nos habías dicho que tenías una hija.

-Bueno…, yo…,

-Soy su hija adoptiva, y soy española, aunque he estado muchos años en el extranjero, por eso no han tenido conocimiento de mi existencia. Pero estamos aquí para negociar, no para hablar de mí. Y por el poder que Luis me ha concedido, desde este momento, dejan de ser sus abogados representantes.

-No puede ser, Luis, no dejes que nos despidan. Siempre hemos trabajado bien para ti, sabes que puedes confiar en nosotros. Te podemos asegurar que es un buen acuerdo.

-Tenéis razón, siempre he confiado en vosotros, y nunca me habéis fallado…, hasta ahora. Julia ha descubierto una cláusula que, por culpa de mi exceso de confianza hacia vosotros, me habéis intentado colar. Según esa cláusula, en 10 años, tendría que haber devuelto el dinero de la compra después de haberme quedado sin la empresa.

-Eso no hubiera ocurrido Luis. La empresa es rentable, y seguirá siéndolo durante mucho tiempo. Tú lo sabes mejor que nadie.

-Es cierto, pero prefiero un acuerdo donde no esté esa cláusula. Julia me ha hecho ver la trampa que supone ese apartado y no lo quiero en ese nuevo acuerdo. A partir de ahora, Julia estará a cargo de la nueva negociación.

-Pero, Luis, no puedes hacernos eso.

-Por supuesto que puedo y os quiero fuera de este despacho ahora mismo. No quiero que estéis presentes en la negociación.

Los abogados se van, cabizbajos y sin despedirse. Creo que les he fastidiado el negocio.

Nos sentamos en la mesa, frente a los compradores, que no han abierto la boca en ningún momento. Tomo el acuerdo que estaba sobre la mesa preparado para la firma y lo rompo en varios pedazos.

-Muy bien señores, empecemos de nuevo, vamos a negociar en serio y sin trampas. No nos vamos a levantar de estas sillas hasta que no haya un acuerdo. Si tenían algún compromiso, anúlenlo, y prepárense a hacer noche si es necesario. ¿Tienen alguna duda?

Niegan con la cabeza.

-Muy bien, pues ahora que todo está claro, empecemos. Lamentablemente, no me ha dado tiempo a redactar las nuevas cláusulas, pero ruego tomen nota, porque se las voy a dictar.

Tres horas después, las administrativas del despacho del notario, están redactando el nuevo acuerdo, bastante más ventajoso para Luis, y para los trabajadores, ya que he conseguido aumentar la cifra inicial y asegurar que mantendrán la misma plantilla, durante al menos 10 años.

Luis y yo, nos tomamos un café mientras se termina de redactar el acuerdo.

-Julia, me has dejado gratamente sorprendido por tu capacidad negociadora. No les has dado ninguna opción a que impusieran sus condiciones. No me extraña que hayas triunfado en los negocios.

-Es mi trabajo Luis, y estoy acostumbrada a tratar con estos tipos. Tengo la ventaja de que no están acostumbrados a negociar con una mujer, y se han sentido algo cohibidos. Estaban más pendientes del movimiento de mis pechos que de lo que les estaba ofreciendo. Además, ellos saben que están comprando una empresa muy rentable y muy bien posicionada en el mercado, lo cual les proporciona una ventaja competitiva significativa. Esta adquisición estratégica no solo les permitirá expandir su cartera de productos y servicios, sino también acceder a una base de clientes ya establecida y leal. Asimismo, la integración de las operaciones y recursos de ambas empresas podría generar sinergias que optimicen la eficiencia y reduzcan los costos operativos.

Por otra parte, la sólida reputación y el reconocimiento de la marca adquirida les ofrece una mayor credibilidad y prestigio en la industria. Además, la experiencia y el conocimiento del equipo directivo existente serán valiosos para asegurar una transición fluida y continuar con el crecimiento sostenible de la empresa.

En resumen, esta compra no solo representa una expansión significativa en términos de capacidades y alcance de mercado, sino que también fortalece la posición de la empresa compradora como líder en su sector, abriendo nuevas oportunidades para innovar y alcanzar mayores niveles de éxito. Es una oportunidad que no estaban dispuesto a perder, por eso casi no han puesto impedimento alguno a la subida del valor de venta. Espero que estés satisfecho Luis.

-Estoy muy satisfecho de como has llevado la negociación y conseguir precio de venta muy superior a mis mejores expectativas. Por supuesto tú te llevaras una buena comisión, Julia.

-No me ofendas Luis, no lo he hecho por una comisión que no necesito. Lo he hecho por vosotros, por ti y por Pilar. Para que disfrutéis de vuestra jubilación holgadamente. Os lo debía.

-Julia, lo que has dicho de ser mi hija adoptiva.

-No lo he dicho por decir, Luis. Vosotros me ofrecisteis cariño y protección en un momento muy difícil de mi vida. Me tratasteis como una hija, y así es como me siento yo. Espero no te haya molestado.

-No Julia, todo lo contrario, me ha sorprendido, pero estoy encantado con lo que has dicho. Nosotros también siempre te hemos considerado como una hija.

Nos avisan que ya está el texto listo para firmar. Después de la firma, en la calle.

-Julia, ¿Te vienes a casa a comer? Ya sabes que Pilar está deseando verte.

-Claro Luis, adelántate tú, antes quiero pasar por el cementerio.

-¿Quieres que te acompañe?

-No Luis, quiero estar sola un ratito con ellos. Espero que lo comprendas.

-Lo entiendo Julia, pues te esperamos en casa para comer.

Deposito el ramo de flores en el nicho de mis padres, intentando que se mantengan en su sitio, sin caerse. Tomo el colgante en mi mano, para hablar con ellos.

-Hola mamá, papá, por fin he podido cumplir la promesa que os hice. El pueblo, vuestro pueblo, está limpio de alimañas. Por fin es un buen lugar para vivir, y para descansar. Y todos los que nos hicieron daño, están pagando su culpa. Mi siguiente promesa es llevaros a vuestro pueblo, para que descanséis definitivamente en el mismo sitio donde nacisteis.

Me quedo un rato más con ellos, sintiendo su presencia, pero tengo que irme ya. Luis y Pilar me esperan para comer.

Pilar me recibe con un fuerte abrazo y muy emocionada.

-Julia, cariño, Luis me ha contado…, ¿de verdad…?,

-Pilar, ya se lo he dicho a Luis, me habéis tratado siempre como una hija, y así me habéis hecho sentir. Espero que no os moleste si os digo esto, pero quiero que penséis en mí como en una hija porque yo ya os siento como si fuerais mis padres.

-No sabes lo feliz que me haces Julia. Sé que nunca podremos sustituir a tus padres biológicos, ni lo pretendemos, pero me hace mucha ilusión poder llamarte hija.

-Y a mí poder llamarte mamá.

Nos fundimos en un abrazo apretado y duradero, dejando que las lágrimas corrieran libremente por nuestras mejillas. Mis ojos se encuentran con los de Luis, quien también lucha por contener su emoción. Con un movimiento silencioso, lo invito a unirse a nuestro abrazo.

Luis se acerca con pasos lentos y vacilantes, como si temiera romper la frágil burbuja que nos rodea. Al llegar a nuestro lado, se une al abrazo, envolviéndonos en un círculo de calor.

Las lágrimas siguen fluyendo, pero son de alivio y gratitud. Nos quedamos así durante un largo rato, sin hablar, simplemente dejando que las emociones fluyan libremente.

En un ambiente familiar y acogedor, nos sentamos a la mesa. Pilar, enterada de mi visita, ha preparado con cariño uno de mis platos favoritos: un plato de migas. Un plato que en la gran ciudad de Nueva York solo puedo soñar. La cocina, un arte que nunca he logrado dominar, siempre ha sido un territorio ajeno para mí. Acostumbrada a la comodidad de tener a alguien que lo hiciera por mí, no tengo la habilidad de transmitir las recetas que marcaron mi infancia. Sin embargo, Pilar, con su intuición familiar y su generosidad, me sorprende con esos platos que me llenan de nostalgia y me recuerdan el sabor de casa. Le agradezco profundamente su gesto, que me hace sentir rodeada del calor del hogar.

Pilar y Luis insisten en que me quede a dormir, en mi antigua habitación, pero les aseguro que no puedo, tengo compromisos que cumplir y voy muy justa de tiempo, pero les prometo que cuando acaben mis asuntos oficiales, les visitaré.

-…y para entonces, os prometo quedarme más tiempo con vosotros, aunque necesitaremos otra cama más ancha.

-¿Es que no vendrás sola? ¿No me digas que te traerás a tu marido?

-Así es, Pilar, lo espero mañana, por eso no me puedo quedar mas tiempo, tengo muchas ganas de verlo y abrazarlo. Y quiero estar ahí, cuando él venga.

-Entonces no te entretenemos más, hija, pero que sepas que os estaremos esperando.

Me despido de Pilar y Luis, y regreso a Madrid. Hoy no tenemos videoconferencia, ya que Liam está preparando su viaje y lo espero mañana en el hotel. Un coche con chofer, dispuesto por M&J España, lo irá a recoger al aeropuerto y lo traerá al hotel, donde lo estaré esperando.

No me ha resultado difícil llamarla mamá, es un sentimiento que ha ido creciendo en mi interior y me ha salido de forma natural. Tampoco siento que esté traicionando a mis padres biológicos, ellos siempre tendrán un lugar preferente en mi corazón. Pilar y Luis, están cubriendo esa necesidad afectiva que he tenido años atrás.



Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.

Continua en:

Capítulo 46:Último baile.

La música envuelve a Julia y Ángel, y en cada paso, en cada giro, intentan borrar los recuerdos dolorosos, buscando redibujar el destino que aquella noche les había preparado.

Erin Brockovich.jpegEntre mis recuerdos.jpeg
 
Iba a comentar el capítulo, pero me quedo preocupado con el próximo.
Como que la música envuelve a Julia y a Ángel?. Quiero pensar que es solo una metáfora y más ahora que va a venir Liam.
No me hace gracia que vuelva a ver a Ángel. El pasado, pasado está y ella tiene que estar con Liam.
 
Supongo que se refiere a lo que podía haber pasado si no hubiera actuado el impresentable de Sergio, porque otra cosa no lo entendería
Ángel que esté por su lado y Julia por el suyo con Liam y nada de tonterías que la cosa está bien como está.
Que se vayan a ver y hablar para cerrar esa etapa vale, pero sin ninguna tontería.
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo