Echar unas lágrimas...

¿Cuándo ha pasado todo tan rápido?

Full circle, de Loreena McKennitt. La he puesto muchas veces por aquí, y esta es otra más.

Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.

Creo que es lo más parecido que hago a rezar, escuchar esta canción. Y hacía ya unos meses que no la escuchaba. Ha tenido que llegar Semana Santa para poder parar un poco en este vertiginoso ritmo de vida que no me deja vivir.

Ritmo de vida que no me deja vivir. Mal ritmo entonces.

He venido a llorar y a quejarme. Pero no lo voy a hacer. Dentro de unas líneas sabremos la razón.

Desde que arrancó el año apenas he tenido un poco de tiempo libre, así que ansiaba la llegada de estos días. Y además ayer me cogí el día. Cinco días!

Llevaba tiempo, nunca lo había hecho, visitar Valladolid y ver en directo las imágenes, los pasos de Gregorio Fernández. Así que ayer para allí que me fui. Salió un día bastante perruno por allí. Prácticamente llovió todo el día. Y llovió con ganas. Y yo sin paraguas y sin capucha. Es cierto que la noche anterior había mirado el tiempo en internet, y daba algo de lluvia a partir de las 2 de la tarde. Algo de lluvia. Pero allí, a las 10 de la mañana ya estaba jarreando bien. Jarrear. Me gusta esa palabra, mi madre la usaba mucho.

Y hacía frio. Y yo tampoco iba muy abrigada. Tenía que haber ido con un chaquetón de invierno, no con ropa de primavera. Pero bueno como me dio la venada el martes por la noche, lo hice sin pensar mucho. Aún así, mi cuerpo a estas horas aún sigue destemplado del frio que pasé y de la lluvia. Pensé en ir en bus, pero finalmente elegí el tren. Soy adicta a las estaciones. Es donde más libre y más cómoda me siento. Supongo que porque todos vamos de paso, porque te juntas con gente que seguramente no volverás a ver. No sé... pero siempre me han gustado.

Visité todas las iglesias que pude. Y vi un montón de pasos. En la procesión del viernes salen 31 pasos. No los vi todos, pero si llegué a ver unos 20. Me sorprendió lo grandes que eran. Nunca había entendido porqué en Valladolid no hay costaleros. Esas imágenes lucirían mucho mas si las llevaran costaleros. Pero claro, si ves esas imágenes en directo, te das cuenta de la grandiosidad de las mismas. En todos los sentidos. En su valor escultórico, y también en su tamaño.

¿Cuándo ha pasado todo tan rápido?

En la catedral, a eso de las once de la mañana, estaba ensayando una organista. Supongo que ayer, hoy, el domingo, habrá misa. Era espectacular el sonido del órgano. Estuve sentada un rato largo escuchándolo. Y no solo porque estuviera jarreando, sino porque los órganos de iglesia son instrumentos fascinantes. Sus tubos, sus pedales, fuelles, la cantidad infinita de teclas que tienen. Tendría que haber estudiado para ello. Me gusta la música antigua, la música clásica, la música religiosa. Una vez en la televisión vi una entrevista a un organista de una prestigiosa catedral, el hombre decía con orgullo que llevaba siendo 30 años siendo el organista de esa catedral. Ya me gustaría poder decir lo mismo. Me sentiría plena y orgullosa si dijera, "soy la organista titular de la catedral". El hombre decía que llevaba 30 años estudiando ese instrumento, y aún le quedaba mucho por aprender. Ya me gustaría a mi tener esa vocación, y esa pasión. Y poder dedicarme al estudio de melodías antiguas, y poder interpretarlas con la solemnidad que ofrece un órgano, y la acústica de los muros y techos de las catedrales.

Calada, con el pelo empapado, sin rumbo fijo, dando vueltas por las calles iba entrando a toda iglesia que me encontraba. Con auriculares puestos escuchando en bucle el tema de arriba, Full Circle de Loreena McKennitt. Es lo mas parecido a rezar que hago, aunque me he propuesto volver a rezar. Me lo propuse ayer, después de ver el Cristo Yacente de Gregorio Fernandez. Sinceramente no sé si era la obra original o una réplica, porque buscando hoy en internet leo que el original está en el museo del Prado. Fuera o no fuera el original, me impactó. El dolor, el sufrimiento que transmite ese rostro es tan real, parece imposible labrar en madera algo tan real. Miraba ese rostro absorta. Todo el cuerpo transmite dolor y sufrimiento, pero hay algo en ese rostro, en esa mirada perdida que rasga el corazón. Estuve un buen rato mirándolo. Y casi cuando me estaba despidiendo de esa imagen, observé que en una de las paredes de la nave donde se encontraba la talla, había en la pared un poema de Gabriela Mistral. Oración al cristo del calvario.


En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y solo pido no pedirte nada.
Estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es solo
la llave santa de tu santa puerta.

Gabriela Mistral.

Que poema tan hermoso. Y si ya estaba sobrecogida por haber observado el rostro del Cristo yacente de Gregorio Fernández, leer allí el poema de Gabriela Mistral provocó una emoción y que mis ojos se llenaran de lágrimas. Lágrimas que me caían por las mejillas pero que se confundían con las gotas que caían en mi rostro por llevar el pelo completamente empapado.

Me parece maravilloso ese poema. De hecho, el viaje de vuelta en el tren lo pasé leyéndolo una y otra vez hasta aprendérmelo de memoria. No será una oración "al uso", pero ayer la "recé" antes de acostarme. Y hoy también lo haré.

Venía a quejarme, pero.... pero ¿con qué derecho hacerlo después de leer este poema?

Este mediodía he ido a casa de mis padres a visitarles y comer juntos. Les compré un dulce típico de allí. Tengo la suerte de tenerlos. Mi madre, con sus muchos achaques , tiene 85 años largos. Y tiene sus días. Hoy no estaba del todo mal. Estabamos en la mesa y le he hecho una foto con el movil. Le gusta verse en el móvil. Me suele pedir que le haga fotos y se las muestre. Hoy estaba animada, y tenía buena cara. Al hacerle la foto y enseñársela, ha dicho:

¿Pero cuando ha pasado todo tan rápido? ¿Pero cuando han pasado todos los años tan rápido?

Hubiera llorado allí mismo como una Magdalena. La hubiera dado un abrazo enorme. Pero solo la he contemplado como miraba la foto, incrédula de que su cuerpo refleje 85 años de vida, cuando por dentro sigue siendo una niña. Y doy fe de que se ríe como una niña. Me gusta decir las mismas tonterías y las mismas palabras inventadas con las que jugábamos y reíamos cuando yo era una niña. Y cuarenta años después ella se sigue riendo igual, creo que más aún si cabe, y a mí me encanta verla así, riendo, porque el resto del día no lo hace.

Ella siempre fue una persona muy depresiva.

Yo también.

Pero juntas luchamos contra ello. Y vamos tirando.

Siempre me ha gustado ir a misa en jueves santo. La misa de jueves santo es muy bonita, con el lavatorio de los pies.

Supongo que parezco una beatilla meapilas escribiendo estas cosas. Me importa cero lo que parezca porque el anonimato me protege. Y no suelo ir a misa a lo largo del año, pero si puedo, me gusta acudir los jueves santo. Iba con mi madre cuando yo era pequeña. Le gustaba mucho esa misa. Ir a la parroquia del barrio, donde iba a catequesis, donde hice la comunión.

Después de comer con ellos me he ido a la misa de jueves santo. Casi vuelvo a llorar de nuevo. Uno de los "curas ayudantes", o "párrocos ayudantes", se parecía muchísimo al sacerdote que me daba catequesis y con el que hice la primera comunión. Y me he pasado gran parte de la misa mirándolo, diciendo se parece se parece, pero no puede ser. Ya era mayor cuando me daba catequesis, puffff, imagínate ahora, casi 40 años después.... No puede ser don A.

No puede ser don A.

Al final de la misa ha hablado, recordando que esta noche la parroquia estará abierta hasta las 12 para velar, y los oficios que habrá mañana.

No cabe duda. Esa voz, su voz, la voz de don A.

Que feliz me siento de haberle visto y escuchado.

Me han pasado cosas bonitas ayer y hoy. Necesitaba plasmarlas "en papel".
 
Quiero llorar de rabia y de impotencia, de verguenza conmigo misma.

De sentir vergüenza de mi, y también de una impotencia y rabia.

Quiero llorar porque hoy he deseado que la tierra me tragase, pero no me ha tragado.

He sido muy vulnerable , se me han visto las debilidades y las costuras, he quedado expuesta ante muchas gente en lo que siempre trato de evitar, en ser el centro de atención.

Pero he tenido que ser el centro de atención, he tenido que tragarme mi orgullo y he quedado expuesta y he hecho un ridículo espantoso.

Me queda el consuelo de que es parte del aprendizaje y la próxima vez será mejor... Pero sinceramente no sé si quiero aprender.

Vulnerable
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo