Boda-orgía.

ikarusulu

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boda orgia






Siempre me he llevado muy bien con mi prima, muy, muy bien. Así que me invitó a su boda como era lógico.


Pero la cosa es más complicada que eso. Sonia pensaba organizar una orgía. Siempre ha sido una chica muy morbosa, sexi, inteligente. Nos lo empezamos a montar juntos con diez y ocho años. Exploramos juntos mucha de nuestra sexualidad y buena parte de la de otros primos y amigos.


Llevamos años follando, algunos tríos, incluso intercambios de pareja. Incluso uno en el que ella se quedó con mi chica y yo me divertí con su chico. Ellas nos miraban como nos follamos el uno al otro y nosotros pudimos ver sus maniobras sáficas en directo para excitarnos más.


Sus padres estaban divorciados y Sonia vivía con mi tío. Un macho muy guapo, bien conservado y como prueba de mi bisexualidad yo también había follado con él. Y por cierto sabía que padre e hija se llevaban muy bien. Los dos me lo habían contado como confidencia de cama.


Por mi trabajo hacía unos meses que no nos veíamos. Vivía en otra ciudad pero conservábamos el contacto por WhatsApp y otros chats, incluido algo de cibersexo. Así que me había contado como había conocido a un chico, había empezado a salir con él y las cosas se habían puesto muy serias.


Conociéndola era evidente que el mozo sería tan pervertido y morboso como ella, o se iba a pasear por ahí con unos cuernos que le impedirían cruzar puertas hasta de hangar de aviación. Eso me lo confirmó la invitación a la boda. Decorada con dibujos del kamasutra, el texto lo aclaraba más. El encabezado decía:


BODA/ORGIA.


Sonia Fulanita de Tal y Mario Menganito de Cuál tienen el honor de invitarte a la ceremonia de compromiso que se celebrará en un chalet en medio de ninguna parte.


El atuendo adecuado será lo más putón posible, lencería sexi, disfraces o ropa que descubra el cuerpo. Daba algún detalle más pero para aclarar las cosas simplemente la llamé.


- Sonia. ¿De qué va esto?


- Ya habrás deducido algo por la invitación Mario y yo nos casamos.


- Nunca pensé que eras de las que se casan.


- A todo cerdo le llega su San Martín, primito. Algún día te tocará a tí, pero Mario y yo somos iguales y hemos decidido formalizar la relación.


- Vale, entonces ¿de que va esto de la ceremonia?.


- Vamos a celebrar algo íntimo con unos pocos amigos y familia escogida. De los que van de mi parte creo que te los has follado a casi todos. Así que establecerás nuevas relaciones con los amigos de Mario.


- Entonces ¿lo de la boda solo es un paripé para montar la orgia?


- Para nada, montaremos algo más serio más adelante. Pero la verdadera se hará ese sábado, La oficiará Marta, mi amiga, la que curra en el ayuntamiento y llevará los papeles. De hecho quiero que seas uno de mis testigos.


- Estaré encantado claro. Marta está muy buena, ¿sabes como irá vestida?.


- Aún no, pero como la conocemos los dos te puedes imaginar que no defraudará.


- Por cierto Y ¿tú? ¿Que llevarás?.


- Ya lo verás, creo que no te sentirás defraudado. Tú intenta cumplir e ir muy zorrita. Dejamos una habitación de vestuario para que la gente pueda cambiarse allí. Te veo el sábado. Bye, primito.


Conociendo a Sonia sabía que todo esto no era una encerrona o una broma pesada, sino que iba completamente en serio.


Todo eso me suponía un problema. ¿Qué coño me iba a poner?. En cierto momento hasta me planteé ir de nudista y quedarme en bolas del todo. Hasta visité un par de sex shops en busca de ideas. Pero la mayoría de lo que tenían allí era muy sadomaso para mí gusto. Hasta me imaginé con lencería de chica.


La solución la tenía en el fondo de uno de mis cajones. Un bóxer de malla completamente trasparente, regalo de una follamiga, serviría para la ocasión. No había llegado a estrenarlo. Como complemento y ya que en una boda esa es una prenda imprescindible llevaría una corbata.


Con unas bermudas y una camiseta cogí el coche y me dirigí donde me indicaban las coordenadas GPS que venían en la invitación. La escasa indumentaria la llevaba en una mochila.


Cuando llegué uno de mis primos vestido únicamente con un slip negro y un arnés de cuero me llevó directamente de mi coche al vestidor habilitado. Sin dejarme pasar por el jardín donde estaban los invitados que habían llegado antes que yo.


Un miembro de la familia del novio con el mismo atuendo hacía en mismo servicio a los que venían de su parte. No pude más que echarle un buen vistazo mientras mi primo nos presentaba brevemente. La verdad es que merecía la pena.


Ya me hubiera conformado con esos dos, pero dentro había promesas sino mejores si en más cantidad. No era cuestión de ser impaciente.


Tras ponerme lo que había traído una desconocida jovencita que esperaba fuera me indicó el camino a seguir. La chica solo llevaba puesto un body de encaje negro con muy poco encaje. Se cuerpo espectacular asomaba por todas partes, escote, espalda, culo y muslos. Todo precioso y al aire.


La cosa prometía, se ve que todos los asistentes estaban dispuestos a divertirse a base de bien. Al fin pude asomarme al jardín donde amigos y familia, los más pervertidos de ambas categorías, disfrutaban del cóctel de bienvenida.


Como yo, aprovechando el calor reinante, nadie iba muy vestido. Todos los atuendos eran sexis y provocativos. Lencería, disfraces, algún vestido recortado estratégicamente para desvelar la anatomía de su portadora o portador. No sabía donde poner los ojos pues a cada paso algo nuevo atraía mi atención.


Alguien me puso una copia en la mano. Pero con tanta carne exhibida apenas me fijé en las camareras que llevaban unas minifaldas negras, yo habría dicho cinturones, y unas blusas de gasa blancas completamente trasparentes. Marcaban sus pezones duros como escarpias.


Al poco rato empezó a sonar la típica marcha nupcial. Yo me había reunido con mi primo el de la puerta que ya había terminado su trabajo allí y una amiga de la novia ataviada con un bikini.


Todos nos giramos hacia una carpa cerrada con cortinas y adornada con lazos y motivos eróticos. Se abrió y salió la comitiva hacia un estrado también rodeado de gasa blanca y figuritas de personajes desnudos en posiciones del kamasutra.


El montaje estaba muy cuidado y todo parecía caro y del gusto de una lujuriosa pervertida como Sonia y de su, en pocos momentos, nuevo marido.


Por fin pudimos ver a los protagonistas de la fiesta. La comitiva nupcial cruzó el jardín desde la carpa al estrado sobre un camino de pétalos de rosa blanca. Y todos pudimos ver la poca tela que cubría sus cuerpos.


La novia y su suegra, una madura curvy y sexi, llevaban dos corsés sin copas con las tetas al aire. La misma prenda era un liguero para sujetar las medias. Tampoco llevaban tanga así que todos podíamos ver sus coñitos depilados. Un trozo de gasa en la espalda a modo de falda y otro en la cabeza simulando un velo completaban su atuendo.


El novio y mi tío, suegro del novio y que además hacía de padrino, solo llevaban un tanga negro de chico, un cuello falso y una pajarita.


La oficiante, que esperaba en el estado, se había decidido por una fina capa de raso morado bajo la que parecía llevar su precioso cuerpo completamente desnudo.


Podíamos haber pasado directamente a firmar el acta y seguir con la parte de la orgia. Pero era evidente que mi prima no se iba a conformar con eso.


El texto de la ceremonia habitual había sido modificado según los gustos de los novios. Y desde luego los votos no mencionaban absolutamente nada de fidelidad. Si de cuidarse, amarse y darse placer entre ellos y a todos los que sea posible hasta que la muerte los separe.


Nunca hubiera pensado que mi prima pudiera ir tan en serio con nadie. Siempre había sido un espíritu libre.


Todos los demás asistíamos con la debida solemnidad, aunque algo de ella se perdía por como íbamos ataviados.


Cuando les dijo eso de que podían besarse los novios se juntaron en un lascivo morreo cuya visión hubiera excitado a un paciente terminal. Había manos por todas partes y todos podíamos ver las dos lenguas cruzándose fuera de las bocas y la saliva resbalando hasta sus torsos.


Una vez finalizada la ceremonia la hermana del novio, Olga, una preciosa morenita con un ajustado vestido rojo de lycra que aún no sé cómo destapaba sus duras tetas y vulva, y yo nos acercamos a firmar el acta.


En cuanto dejé la pluma en la mesa Marta cogió una de mis manos y la llevó directamente a su encharcada vagina. Lo mismo hizo la morenita dejándome sin más posibilidad de acción que acariciarlas. Por cierto aprovechó para quitarse el vestido, arrojarlo sobre el atril y quedar desnuda del todo.


El tenerme inmovilizado entre las dos lo aprovechó el novio para darme un beso que parecía querer sacar toda la saliva de mi boca. Le correspondí gustoso mientras mi prima hacía lo mismo con su suegra.


El resto de los invitados también había empezado a acercarse a los demás. Manos y bocas se juntaban por todo el jardín empezando a buscar el placer.


Tantas opciones y tan poco tiempo. Pero en algo tenía razón mi prima ese día era una toma de contacto, un comienzo para establecer nuevas relaciones. Aunque también renovar el contacto con las personas que ya conocíamos.


Entre las dos me habían librado del bóxer dejando mi polla dura apuntando al frente. Y la corbata no es que me tapara mucho. Se agacharon para lamer mis pezones. Si la cosa empezaba así me iba a correr enseguida.


Menos mal que cerca del estado se había habilitado un cómodo lecho, como otros que hacía dispuestos estratégicamente para disfrute de los invitados.


Al que me arrastraron sin dejarme opinar estaba sobre una plataforma para satisfacer la vena exhibicionista de los ahora ya marido y mujer. Todos podían vernos desde donde estaban.


La madre del novio me tumbó boca arriba diciéndome:


- Me han dicho que sabes usar muy bien la lengua.


Y un momento más tarde tenía su amplia cadera cubriendo mi cara. Así que durante un rato perdí de vista el resto de lo que pasaba. Pero seguía notando por todo mi cuerpo caricias y lamidas. Incluso mis huevos y polla dentro de una boca.


Yo me limité a sacar la sin hueso y darle un buen repaso al depilado coño que se me ofrecía. Lamí los labios, chupé el clítoris y la peentré todo lo que pude.


En cierto momento que levantó la cadera después de tener un orgasmo pude echar un vistazo y descubrí que era el novio a cuatro patas quien me comía la polla mientras mi tío le estaba follando el culo.


Detrás de ellos Sonia y su cuñada los acariciaban, lamían y besaban a los dos, chupaban sus pezones y pasaban la lengua por sus cuerpos y espaldas.


Había piel para todos. Pero antes de que me corriera los novios quisieron hacer una ronda y pasar por todos los grupos que se habían hecho y que ya habían empezado a disfrutar.


Besaban unas bocas por allí, acariciaban una polla o metían los dedos en un culo o un coño. Y eran acariciados y lamidos por cada amigo y familiar al que se acercaban.


Las copas, los preservativos, el lubricante, los juguetes eróticos eran repartidos con generosidad por las camareras. A esas alturas ya tenían las faldas completamente recogidas en sus cinturas dejando ver sus coñitos depilados. Y las blusas abiertas dando acceso a sus bonitos, duros pechos.


No sabía de donde había sacado Sonia esas tres monadas dispuestas a hacer ese trabajo pero era un placer verlas moverse entre los invitados repartiendo las copas y lo demás entre gente desnuda y dejándose acariciar. Una de ellas ya estaba sin la blusa, enseñando los pechos cónicos y duros y con la falda en la cintura.


Entre tanto yo me había quedado tumbado relajado conversando con la madre del novio, la oficiante, mi tío y la hermana del novio. De vez en cuando dejaba caer unas gotas de mi copa en la piel de alguno de ellos y le daba una lamida.


Por entonces pasamos todos a otra carpa donde estaba preparada la comida. Como todo en ese extraño día los manjares tenían relación con el tema. Todo tenía forma fálica o de vulva y los ingredientes eran clásicamente afrodisíacos.


De todas formas la mayor parte de la comida terminó sobre los cuerpos de los asistentes que a esas alturas ya estaban desnudos del todo. Nadie tenía muchas ganas de comer y si de lamerlo de la piel de la persona que tenía más cerca.


Antes de los cafés y las copas, tras la comida todos pasamos por las duchas. Otro placer del día fue enjabonarnos unos a otros, recorrer la piel del más próximo con el gel de ducha. Aprovechar para sobar el cuerpo y restregarnos con la piel húmeda.


Tras el café charlábamos más relajados, los chicos conteniendo el orgasmo para complacer a las damas y darles a ellas todo lo posible. Olga cogió mi mano y me llevó a dar una vuelta por entre los invitados de su hermano.


El primo que había atendido la puerta me recibió con un buen morreo, sujetando mi polla y me dijo lamiendo mi oreja:


- La próxima vez que nos veamos no te escapas, guapo.


Claro que yo también le di un buen masaje a su culito respingón mientras hablábamos. Así que si se había fijado en mí cuando llegué por la mañana.


De ahí pasamos a una exnovia de Mario ya muy entretenida con uno de los amigos de Sonia y otra de nuestras primas. La chica y Olga se reconocieron muy cariñosas, antes de que mi prima nos presentara. Ella se me subió encima clavándose mi rabo y dándole unos pocos meneos con la cadera.


Seguimos así durante un rato sin que chicas o chicos se comportaran de forma diferente. Sino eran bisexuales durante todo ese día olvidaron sus complejos y se limitaron a disfrutar del cuerpo que tenían más cerca sin que les importara su género.


Incluso me presento una transexual con un duro par de tetas operadas y una polla prácticamente del mismo tamaño que la mía. Hada era amiga de Mario y de Olga y evidentemente follaba con los dos. También me propuse volver a verla y hacer el amor con ella.


Pero aunque me había corrido un par de veces durante el día, la primera en la boca de la madre del novio y la segunda en el culito de un amigo Mario, esperaba un gran final.


Estaba deseando lamer el cuerpo de Olga desde los cuidados deditos de sus lindos pies a las pequeñas orejitas pasando por toda su adorable anatomía. Y descargar mi lefa en cualquiera de sus orificios.


El baile lo abrieron los novios con el típico vals pero como estaban desnudos del todo el espectáculo que nos daban era precioso. Poco a poco el resto de los invitados nos fuimos uniendo.


Pero al final fue Sonia, mi prima, la que durante el baile se hizo con mi duro rabo. Los cambios de pareja en los agarrados, las tetas bamboleándo en las canciones más movidas, hasta la conga con la fila donde las pollas rozaban el culo que tenían delante. El baile seguía en la misma tónica de todo el día.


Sonia me pilló en uno de los agarrados. No sé las veces que se habría corrido durante el día, ni la lefa que le había caído encima, pero estaba claro que no le bastaba.


Se apretó contra mi cuerpo. Como soy bastante más alto mi glande se acomodó entre sus tetas. Sus manos recorrían mi espalda y yo besaba su cuello lamiendo su piel y mis manos agarraba con fuerza sus nalgas.


- ¿Que te ha parecido? ¿La fiesta te ha defraudado?.


- Ha sido genial, si piensas organizar más orgias en este estilo espero que me invites.


- Viendo el éxito que has tenido levantado pasiones y pollas cuenta con ello. No estaba segura de que fuera a salir bien.


- Pues por la cantidad de orgasmos que ha habido por aquí creo que ha sido todo un éxito. Todo el mundo parece buena gente y estaban dispuestos a pasarlo bien.


- ¿Te quedas a dormir?.


- No creo que ahora pudiera conducir, Me tiemblan las piernas.


- Por lo que estoy notando puede que las piernas te tiemblen pero el rabo lo tienes bien firme.


- Tú siempre me lo has puesto así.


- Pues ahora lo quiero dentro.


Me arrastró hasta la cama elevada donde durante el día cualquiera que quisiera ser visto había demostrado sus habilidades follando.


Sonia tenía claro lo que quería. Me empujó al colchón y se subió encima de mí para cabalgarme, así yo podía acariciar sus pechos y pellizcar sus duros pezones. Por última vez en el día me corrí en el dulce coñito de mi salida prima.


Había camas para todos y la mayoría las aprovechamos para seguir al día siguiente en el que nadie tenía que trabajar.











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