Parece ser que ese planteamiento no les gusta a las grandes productoras, no vende.
Al hombre, en términos generales, no le pone ser sometido. Y hay una gran tradición de que sea la mujer la sometida.
Yo tuve la suerte de conocer a una mujer a la que le gustaba mucho jugar a lo que fuera.
Durante un día se sometió a todos mis caprichos y al día siguiente cambiamos los papeles y yo me sometí a los suyos.
Me gustó mucho más la segunda experiencia, nunca me sentí tan querido y respetado pese a lo que se pudiera pensar.
Cederle todo el poder a otra persona y que ésta lo haga todo con un extremado cariño es una experiencia que no se olvida.