Si, fue en Nerja. En los apartamentos de playa Burriana.
Llevábamos todo el día cachondos en la playa. Nos contactaron bastantes chicos, pero no nos cuadraba ninguno.
Hasta que nos contactó este chico, de nuestra edad, joven. Físico cuidado, tatuado y además dotado.
Cuando llego al apartamento le explicamos de nuevo las reglas, era solo ver y masturbarse mientras nosotros jugábamos. Lo recibimos mi chica en solo tanga y yo en unos pantalones cortos, su cara era un poema al ver ese pedazo de tetas que mi chica gasta (en la foto de perfil se puede corroborar

).
Nos sentamos en el pequeño sofá del salón, mi chica en medio, el chico a un lado y yo a otro, el roce no se podía evitar.
Mi chica comenzó a pajearme y el chico se sacó la polla y comenzó a pajearse. Cuando yo ya la tenía dura mi chica se giró para mi lado y comenzó a comérmela, dándole una visión plena al chico de todo su culo en tanga a apena unos centímetros de su cara mientras él seguía con su paja y resoplaba.
Comencé a follarle la boca a mi chica y cuando subía a tomar aire lo miraba a él con ojos pícaros y en un cruce de mirada conmigo le dije “cómesela”. Y ella dubitativa comenzó a comérsela despacio y aumentó el ritmo hasta que él le estaba taladrando la garganta y las babas chorreaban. Mientras yo comencé a comerle el coño.
Cambiamos de postura, ella boca arriba comiéndomela y el chico pidió permiso para tocarle el coño a lo que accedimos sin problema.
Sin saber cómo, ¡le sacó el primer squirt de su vida!, a esto que después de la aventura ella me explicó como hizo el movimiento de dedos y a día de hoy me saqué un máster jajaja.
Después del squirt la follé yo a 4 mientras se la comía a él y después de un rato le dije que la follara él. Invertimos posiciones ahora era él quien la follaba a 4 y a mí me la comía.
Para finalizar ella me tumbó en el sofá, se sentó en mi cara, y mientras ella a él de pie se la comía, ella a mí me follaba la boca con su coño, y me pajeaba.
Ella se corrió en mi boca, él se corrió en su boca y yo me corrí en su mano con unos buenos salpicones en la espalda.
Perdón por el tocho