¿Relatamos alguna pillada que nos haya sucedido? Seguro que es morbosa

Con mi mujer, estando de novios, nos íbamos de noche a un descampado, nos quedábamos en pelotas y a follabamos. Y unas de las veces que follamos alli, al terminar nos dimos cuenta que había un tío con la cara pegada al cristal de la ventanilla. Al verse descubierto echó a correr como alma que lleva el diablo. Ella y yo nos quedamos con cara de sorprendido, pero terminamos hartándonos de reír por la forma de huir del tipo.
 
Cuento una pillada real que le pasó a un buen amigo. Me la contó muerto de la risa.

Él tenía 19 años. El típico guaperas, deportista, fibrado de jugar toda la vida al fútbol. Tenía fama de follador. Pero sobre todo era buena persona, muy muy divertido y con mucha labia. Eso es lo que creo que le hacía ligar más.

De repente, un día me dice que me tiene que contar algo, que me voy a tronchar de la risa.

Yo no lo sabía, pero me cuenta que llevaba un tiempo liado con una mujer casada de 34 años (él tenía 19, recordad). El caso es que ella era la típica casada insatisfecha, con un marido forrado de pasta pero que pasaba de ella totalmente. Me dijo que estaba muy buena, y que era una bestia en el sexo. Él era su yogurín, su consolador humano.

Bueno, pues una noche iban conduciendo en el BMW de la señora, y a mi amigo le dio un calentón y se sacó la polla para que ella le hiciera una mamada mientras conducía. Tenían ese tipo de relación. Y ella se amorró sin problema.

Me contó que ella era una maestra en las mamadas y que lo hacía tocar el cielo. Y ella ahí, ordeñándole el rabo mientras él conducía el coche que había pagado el marido.

Me dijo que de repente notó que le venía la corrida y perdió totalmente la noción del tiempo y el espacio, y cerró los ojos para disfrutar del orgasmo mientras ella le extraía el alma por la polla.

Y salió del trance orgásmico cuando de repente el coche dio un salto tremendo tras darse un golpetazo brutal. Se acaban de comer una rotonda enterita.

Me dijo que ni la vio, que se estaba corriendo y que se recostó en el asiento mientras ella estaba a lo suyo, ordeñándole.

El coche en mitad de la rotonda, el parachoques destrozado y caído... bueno, un cuadro. El bordillo era bastante alto. Intentaron sacarlo y salió. Pero vieron que había piezas y plásticos allí tirados, pero lo único que ella quería era salir huyendo y que nadie los pillara. Imaginaos.

Me dijo que se fueron, que el coche hacía ruidos raros, pero que andaba.

Al poco vieron unas luces detrás. La policía, que los paró para preguntarles si estaban bien. Me dijo que fueron muy amables. Al hablar con ellos vieron que no iban borrachos ni drogados, así que no les hicieron ni pruebas. Les pidieron que, por favor, recogieran las piezas que se habían quedado en la rotonda. Y ella diciéndoles que no se preocuparan, que en seguida volvían, con el aliento oliéndole a lefa.

Así que les tocó volver y recoger. Ella loca de preocupación decidiendo cómo le iba a explicar a su marido que había destrozado el BMW. Y mi amigo ahí, con la media sonrisa de la gustera que sientes cuando acabas de vaciar los cojones.

Me lo contó muerto de la risa, descojonado.
 
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