Ufff… no sabes cómo te entiendo. A mí me pasó con una amiga de la carrera, tenía en el móvil unas fotos suyas en ropa interior que se le quedaron abiertas cuando me enseñó otra cosa. Me hice la tonta, claro… pero madre mía, se me quedó esa imagen grabada en la cabeza.
Lo peor (o lo mejor) es que me sentí fatal… y al mismo tiempo, súper excitada. Es como ese placer que no deberías tener, pero justo por eso se multiplica. Me pasa también con algún compañero del hospital que se ha dejado abierto el WhatsApp web y… bueno, digamos que he visto cosas.
¿Tú crees que a veces lo hacen a propósito? Porque yo ya no sé si lo mío es mala suerte… o demasiada suerte.