Esa tarde, el calor era insoportable. Daniela llevaba la ropa pegada a la piel, el cabello húmedo, la garganta reseca. Fue al lavadero, buscando refrescarse con el agua fría que caía de la cañería de hierro. Arremangó la falda, se inclinó sobre la pila, dejó que el chorro le corriera por los...