Aun no terminaste contar la experiencia
En estas semanas hemos ampliado un poco las experiencias vividas. Termino de contar nuestra primera experiencia en el club en Madrid y si me da tiempo cuanto alguna de las dos nuevas.
Una vez nos hubimos corrido las dos parejas (la mujer del otro tío me dijo que se había corrido al ver a su marido vaciarse en C. vino un momento mitad divertido mitad inesperado para mi, y del que nunca se habla: ¿qué haces con los condones usados? Yo estaba un poco en trance todavía y al levantarme me quité el condón y no sabía qué hacer con él. Lo raro vino cuando me di la vuelta y C. se lo quitó al otro tipo y me lo dio a mi con una sonrisa en la boca. Sensación extraña coger un plástico que se está enfriando, chorreando de los jugos de tu mujer y goteando semen de otro tío. No me dio asco, simplemente fue chocante. La chica me dijo "dámelos que los tire a la papelera", los cogió de mi mano con naturalidad y fue a tirarlos a una papelera que había en un rincón, que yo no había visto. La otra pareja que estaba en la cama seguían follando a lo suyo, despacio. C. y yo estábamos un poco desubicados y dijimos de ir a darnos una ducha, le dimos unos besos a la pareja y nos fuimos a asearnos un poco. Por el camino le pregunté "qué tal" y me dijo "un buen polvo, nada más, tú qué tal". Yo le dije que había sentido más morbo viéndola a ella que follando con la otra. Le dije si nos íbamos y me dijo que de acuerdo. Llegamos a los vestuarios, nos dimos una ducha rápida, y cuando íbamos a vestirnos, entró la otra pareja con un chico y una chica jóvenes, de menos de 30 seguro, normales, atractivos a secas. Él con un poquito de barriguita pero fortachón, ella con unas tetas enormes. Nos los presentaron (parece que se habían visto varias veces allí) y el tipo le dijo a los chicos "no os perdáis a los nuevos cincuentones, jejejeje".
El chaval se comía con los ojos a C. y no tardó ni 2 minutos en estar totalmente empalmado, con una herramienta considerable, le calculo que mínimo 19 centímetros, gorda y descapullada. Yo de momento me mantenía a media asta, con la toalla en la mano y dudando si decir de irnos o quedarnos e intentar algo con los nuevos chicos. Mi morbo había quedado de momento satisfecho y no quería pasarme de rosca. La otra pareja dijo que se marchaba y se metieron en la ducha, y los nuevos chicos nos dijeron de dar una vuelta y conocernos. Mi mujer se puso la toalla alrededor del cuerpo y dijo "venga, un rato nada más" y fue hacia la puerta haciéndome un gesto. Salimos al pasillo, los otros chicos detrás, y C. me dijo al oido "no querías una putita, pues vas a tener una putita", casi lo mismo que me dijo en su última quedada con F. Ahí estuve a punto de decir de irnos, porque sentí que no tenía para nada el control. Pero a los hombres, o a mi al menos, nos manda la polla y no el cerebro, así que me callé y seguí andando.
Volvimos a la misma habitación de antes, donde ya no estaba la otra pareja en la cama grande. En los sofás había dos tipos maduros con una señora de al menos 60 años, en plena faena. No llegué a fijarme demasiado, primero porque la luz era tenue y segundo porque un momento después vi como mi mujer se acercaba al chaval y comenzaba a comerle la boca. La chavala me dijo "tu jefa no pierde el tiempo" mientras me metía mano a la polla. Ella, por lo que se ve, tampoco. Cosas de la edad, supongo. Esta vez no estaba yo dispuesto a perderme el espectáculo de ver cómo se follaban a mi mujer y además, me había corrido hacia menos de 15 o 20 minutos y todavía estaba en pleno proceso de recalentamiento. Me tumbé en la cama con la espalda apoyada en la pared (con una almohada) y dejé que la chica se tumbase y empezase a comerme la polla, la verdad que con mucho talento. Mi mujer y el chaval se morreaban a lo bestia, como quinceañeros, ella pajeándolo y él con uno o dos dedos (no lo veía bien) en su coño. Vuelvo a insistir en lo que ya os dije: me llamaban la atención los sonidos. El coño de mi mujer chapoteando con los dedos del tío entrando y saliendo, los ruidos de las bocas y las lenguas chocando y chupando. Simplemente espectacular.
Esta vez no me corté, y les dije "quiero ver cómo te come el coño". C me miró y por un momento pensé que me iba a mandar a la mierda, pero no, se separó del tipo, se tumbó junto a mi en la cama, un poco de lado para facilitarme la visión y se abrió de piernas. Mira que habré visto miles de veces el coño de mi mujer, pero verlo ahí, rojo todavía de la anterior follada, y mojado y abierto del pajeo de ahora, casi hace que me corra. El chaval se tumbó, se puso de medio lado, lo que aprovechó su pareja para cogerle la polla mientras seguía mamándome, y sin pararse un segundo y con poca delicadeza, se puso a comerle el coño a mi mujer. El tipo era poco sutil, movía la lengua como loco y de vez en cuando se metía todo lo que podía del coño en la boca. A mi mujer le gusta de otra manera, más sutil y delicado. O eso creía yo, porque le agarraba de los pelos y le apretaba la cabeza contra su coño, moviendo adelante el pubis, con los ojos muy abiertos y la boca entreabierta, asintiendo con la cabeza pero sin decir nada. Parece que le gustaba tanto que cuando no llevaba el tipo ni cinco minutos, además de sorberle el coño como si no hubiese un mañana, le metió un par de dedos y empezó a meterlos y sacarlos a saco, ella empezó a dar boqueadas y emitir sonidos guturales, a cerrar los ojos, echar la cabeza atrás y gritar (no decir, gritar a tope) "me corrrrrooooooooo....". El tipo siguió unos segundos dándole caña y después se retiró, con los morros como un perro San Bernardo y mirándome me guiñó un ojo y me dijo "son todas igual de guarras". Un caballero, el tipo.
Su novia aprovechó para soltarle la polla, y sin preguntarme si quería condón ni nada, montarme del tirón. La verdad es que no caí en que no llevaba condón hasta que no llevaba un rato cabalgándome, despacito, mientras se pellizcaba los pezones. La verdad es que la nena era un cañón follando y moviéndose, con esos tetones balanceándose, pero yo prefería mirar a la versión más cerda de C que había visto. Jamás, ni en sus experiencias con F (y eso que algunas fueron intensas) la había visto como en los últimos momentos antes de correrse con este tipo, ni cómo estaba ahora, roja, pelo alborotado, y diciéndole al tío "fóllame, fóllame ahora mismo, fóllame ahora mismo".
El tío se acercó a ella, que seguía apoyada en la pared con un cojín enorme en la espalda, y le metió un morreo a saco. C le echó mano al rabo, y empezó a pajearlo con las dos manos. Si ya me había parecido pollón al verlo en los vestuarios, allí ya puesto a tono, con la polla roja del pajeo de su novia y con gotitas de pre semen, me parecía que la iba a romper (y por un momento me apeteció pajearlo yo). El tío la cogió de la cintura y tiró hacia abajo de ella, con pocos miramientos. Cuando estaba tumbada con la espalda en la cama, la cogió de los muslos y volvió a tirar de ella, fuerte y sin miramientos, rozando el límite. A mi no me gustó mucho, pero a C parece que sí porque su cara de calentura era espectacular, boca entreabierta y ojos abiertos de par en par. El tío le abrió las piernas a tope y comenzó a pasarle el capullo por el coño, rozando el clítoris, y cuando mi mujer empezó a gemir, no había terminado de decir "me gusta" cuando el tío empujó a tope, del tirón. Menos mal que Carmen tenía el coño encharcado porque si no, la rompe. Mi mujer dijo solamente "joderrrrr" y el tío empezó a bombear a lo bestia, cero sutileza. No estaba follando, estaba percutiendo. Podría contaros más detalles pero ya sabéis lo que es un polvo cerdo, guarro, bestia, sin piedad. Pues eso es lo que le pegó ese tipo a mi mujer. Durante 10/12 minutos se la folló a lo bestia, primero encima de ella, luego dándole la vuelta a cuatro patas y cuando vio que se iba a correr, dándole la vuelta, poniéndose a horcajadas encima de su barriga y llenándole las tetas, la cara, la boca y el pelo con una corrida de caballo. El tío en ningún momento dijo ni mú, ni preguntó si le gustaba. Fue un polvo primario, animal. Yo que siempre he pensado que a mi mujer le gustaba algo más sutil y cariñoso, me di cuenta de que no, de que si tocas la fibra adecuada, se convertía en una máquina de sentir placer siendo follada a lo bestia.
Yo estaba tan absorto en el espectáculo que ni me había dado cuenta de que la novia me había desmontado y estaba mirando a su novio follar y haciéndose un dedo. El tío se separó de mi mujer, me miró y me dijo "¿te ha gustado? Te la he dejado fina, eh" y se acercó a su novia, se metió entre sus piernas y comenzó a comerle el coño. Una auténtica bestia de follar, el caballero. C estaba tumbada, aún roja del esfuerzo, jadeando, y llena la cara, el pelo y las tetas de la lechada del tipo. Me acerqué a ella, le di un beso (noté el sabor salado de algunas gotas de lefa del tío) y le pregunté cómo estaba. Me dijo simplemente "vámonos", relativamente seria, y nos fuimos. Esta vez sí, nos duchamos y nos fuimos al hotel. No hablamos nada hasta que no llegamos, solo cosas banales. Al llegar y acostarnos sí que comentamos, durante mucho mucho rato lo que habíamos vivido.
En resumen, ambos disfrutamos mucho, ella estaba sorprendida, muy sorprendida de su comportamiento, y me dijo que con el primer tío había sido morbo puro, un polvo bueno pero más morbo que otra cosa, pero con el chaval había sido desconcertante, placer extremo, placer puro, placer animal y total descontrol. Me dijo que no sabía qué le había pasado desde el momento que él empezó a mirarla en el vestuario, y que cuando le comió la boca y le metió tres dedos (ahora sí, ella me dijo que sintió al menos tres dedos en el coño), había perdido el control. Me preguntó si yo había disfrutado y la verdad, le dije que sí, que lo había pasado muy bien pero que estaba un poco desubicado.
Otro día os cuento las dos nuevas experiencias que hemos tenido. Por cierto, sigo sin saber si folla con F.
Ella dice que no, pero yo sigo sin creerlo al 100%.