A petición de un forero, publico un relato autobiográfico en tres partes que publique en el foro antiguo.
PRIMERA PARTE
Tuve un pequeño negocio de muebles en una pequeña ciudad, mi marido repartía los muebles con un obrero y yo atendía todo lo demás, desde la venta hasta la compra a los representantes que solían venir algunos a visitarme en las horas que mi marido no estaba, el negocio lo tuvimos 15 años, de los 22 años años que tenía cuando empezamos hasta los 37 que decidimos dejarlo por otra actividad más tranquila, con 22 años ya había tenido mi primer hijo y me sentía una mujer muy deseada, mis pechos pequeños y duros crecidos por que amamantaban a mi hija, lo pezones se notaban como garbanzos en mis livianos vestidos que me ponía, mi vagina se había dilatado con el parto y no notaba la misma presión de pequeña poya de mi marido, y yo tenia más placer y ganas de follar que nunca, tenía una sensación de humedad y calentura durante gran parte del día sobre todo en las calurosas tardes de verano cuando me ponía los vestidos más cortos y solo un tanga debajo, tengo que confesar que siempre me gusto provocar a los hombres, me encantaba ver esa mirada de deseo en sus ojos desde que era adolescente y un albañil que trabajaba en la reforma de la casa de mis padres alabo mis pechos, de esa manera y con las ganas que tenía era cuestión de muy poco tiempo empezar a disfrutar del sexo con otros hombres que no fuera mi marido, y así ocurrió desde el primer verano.
Como dije acabamos de tener nuestro primer hijo, me le llevaba a la tienda todo el día, la tienda tenía una cocina con un sofá donde comíamos y podía pasar el tiempo que me permitía el negocio con mi hijo, había un representante que siempre me visitaba a primera hora de la tarde, tenía la costumbre de entrar a la tienda cuando veía a mi marido y el obrero salir a repartir, para mi era la hora del descanso, echando una cabezadita, pero me resultaba simpático y le atendía, fuimos cogiendo confianza y empezó a tirarme indirectas y hacerme algún descuento extra en sus visitas que cada vez eran más frecuentes, hasta que un día de mucho calor y un poco más de vino en la comida dio el empujón para que mi segundo amante pusiera su boca y su poya entre mis piernas.
Estábamos los dos sentados en el sofá, viendo uno de los catálogos que traía, yo llevaba un vestido blanco muy corto cuando el niño empezó a llorar.
- Tengo que coger el niño, no te importa, tiene que mamar. le dije
- No pasa nada, dijo
No sabía qué hacer, si decirle que saliera o no, un poco nublada con el calor y el vino me saqué el pecho y empecé a darle de mamar al otro lado en el sofá.
- No sabía que todavía le das de mamar el pecho, si quieres me salgo.
- No hace falta enseguida acabo, es que le encanta tomar el pecho.
- No me extraña, a mí me encantaba también y todavía me encantaría, dijo.
- Jaja, me eché a reír, mientras el sudor y la situación me estaba poniendo muy cachonda.
No paraba de mirarme embobado de reojo, yo me fui levantando la falda con disimulo, hasta dejar ver mis bragas blancas muy mojadas y noté el bulto dibujando la silueta de su pene en sus pantalones, me sorprendió por lo grande y note una pequeña descarga de flujo en mi vagina que manchó mis bragas .
- Uf que calor estoy pasando, creo que está subiendo mucho la temperatura y sonreí.
Me levanté y dejé al niño en la cuna, estaba nerviosa, quería follarmele, me agaché lo suficiente para enseñarle mis nalgas.
- Este se cansó de mamar y ahora tengo un pecho más grande que otro y me senté a su lado, muy junto con la excusa de ver el catálogo.
- Se está saliendo sola la leche, e instintivamente me saque el pecho.
Él se rodeó y empezó a succionar mi pecho mamando como un niño, mientras apartaba mis bragas y me empezaba a meter los dedos en mi coño húmedo y dilatado.
- Serás zorrita, fue lo único que dijo.
Me empujó levemente para que me tumbara en el sofá, me quito las bragas y el vestido a la vez quedándome totalmente desnuda y empezó a lamerme el coño.
Mi cuerpo temblaba de placer al sentir su lengua en mi clitoris, no tardé en sentir una pequeña descarga de placer al sentir como introducía su polla en mi coño, por fin mi coño tenia una poya que se ajustaba a lo dilatado que estaba, su boca subió a la mía y empezó a darme un penetrante beso, subió mis rodillas sobre sus brazos y note la penetración más fuerte todavía, las embestidas cada vez me daban más placer hasta que se vino en mi interior, llegando a un sonoro orgasmo en muy poco tiempo.
- por qué no la sacaste antes de correrte, le dije.
- no me dijiste nada y se echó sobre el sofá.
Yo se seguía muy cachonda y quería correrme, así que seguí:
- no importa, pero espero no quedar preñada, cogí mi pecho con una mano y empecé a estrujarlo, sacando leche que vertía en su poya semi empalmada todavía.
- te gusta, le dije.
- ummm, me estás poniendo caliente otra vez, que puta eres.
- si soy muy puta y quiero que me folles otra vez, comencé a comérsela, qué rica estaba bañada con mis jugos y la leche del pecho, la tenia de nuevo durísima, así que me puse sobre él introduciendo su poya hasta lo más profundo, me recline dejando mi pecho todavía repleto de leche sobre su boca, él lo lamió con delicadeza y yo cabalgo sintiendo su verga en mi coño como una barra ardiendo, no tardaría en venirse otra vez, así que me la saque y me di la vuelta poniendo mi coño en su boca y su poya en la mía, en esa postura nos corrimos los dos. Me encanto restregar mi coño caliente y mojado en su cara mientras él eyaculaba en mi boca, nunca me había tragado la lefa con tanto placer, no era para menos, había que celebrar que era la polla mas grande que me había follado.
Me levanté y me limpié un poco en el lavabo del servicio, al llegar él se había vestido y tenía mi tanga en sus manos.
- me lo das para recordarte esta semana.
- si tu me mandas una foto de tu pene al email, te la puedes llevar.
- no lo dudes.
- voy abrir, que ya ha pasado la hora y hacemos el pedido.
Me vestí y mientras seguíamos con el pedido de vez en cuando me sobaba el culo y el coño y me gustaba, estaba muy caliente de nuevo pero llegó una pareja a comprar y tuvimos que dejarlo para otro día.
Ese fue el primer representante que me follo y el segundo hombre después de casarme, tenía 23 años y en esos quince años me lo hice con ocho más contado clientes y el obrero de mi marido, inclusive tuve hasta cuatro amantes en la misma semana o varios el mismo día. Me encantaba el sexo y estaba muy caliente sobre todo en los días calurosos de verano, no contare todos los polvos que eche, seria imposible, pero si los especiales, cuando tenia una experiencia nueva, por que a partir de entonces se corrio la voz entre ellos que era muy caliente, muy guarrilla, la hembra perfecta para darlos el placer que otras les negaban, tengo que confesar que en ese tiempo quede embarazada de mi segundo hijo y creo que puede ser de una relación que tuve con dos hermanos representantes o el obrero de mi marido que se adueño de mi y me follaba cada vez que quería.