A mi mujer se la folló un jovencito. Hace ya unos años. Yo le había pedido mil veces que se dejará follar por otro me entras yo miraba, pero ella siempre me lo negaba. Estábamos en un club de intercambio, no había casi gente. Nos metimos en una habitación donde cabían unas tres parejas pero que estaba vacía. Estuvimos tonteando un buen rato y de pronto llegó una pareja muy joven, no llegarían ni a 25 años. Ella era muy tímida y aunque estaba desnuda intentaba taparse como podía todo el tiempo. Se le notaba que estaba muy incómoda y que no quería estar ahí. El chico estaba muerto de ganas por follarla pero ella no estaba por la labor. Entonces mi mujer le acarició el brazo a él. El la miró. Ella estaba tumbada boca arriba, sin nada que la tapara y ligeramente abierta de patas.
. ¿Quieres follarme a mi? Le preguntó. Yo me quedé de piedra. No me lo esperaba. Él la repasó de arriba abajo y le dijo que si. Que claro que quería. Yo me quedé al lado de ella. Y el chico sin pensarlo empezó a sobarle las tetas y a darle un morreo interminable. Su mano descendió hasta su coño y ella separó más sus piernas en clara señal de consentimiento. El aprovechó para sobarla a placer todo lo que quiso. Después se cambió de postura y se fundieron en un 69. Yo sabía que eso a ella le iba a volver loca, y efectivamente, al cabo de pocos minutos ella estUFFFalló en un orgasmo impresionante que gritó a los cuatro vientos sin reprimirse ni un poco. El le preguntó ¿Y ahora que? Y ella le dijo: ahora fóllame, meteme tú polla y bombéame como si no hubiera un mañana. El le volvió a preguntar¿Me pongo un condón? Pero ella le dijo: meteme la polla ya, así como está, a pelo.
Entonces él se colocó sobre ella y se la clavó de un solo golpe hasta el fondo. A ella parecía que se le iban a salir los ojos y su boca permanecía abierta intentando captar todo el aire que podía. Así estuvo bombeando la durante un buen rato, cambiando varias veces de postura, y sin que la otra chica ni yo dijéramos ni una sola palabra, solo los mirábamos.