dom99
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Fue a comienzos de septiembre, cuando un chico me contactó por una red social en la que tengo un perfil similar a este. Anuncié que estaría una semana más tarde en la costa alicantina durante un par de días por cuestiones de negocios y tan pronto lo leyó, me ofreció algo.
Hola, soy el chico de la pareja. Mi chica es morena de ojos azules, bajita y con un culo tremendo, tiene 25. Yo tengo 28. Busco un colega para morbosear hablando de ella, pero lo que más me apetece es un tío que se pajee con un tanga suyo y lo llene de leche.
Tras ese mensaje, se inició una conversación en la que me comentó que eran algo liberales, pero que las experiencias en ese mundillo habían sido nefastas y que ella no estaba por la labor hasta próximo aviso, pero que le había permitido hacer cosas como esas y contárselas, que sería un buen complemento a su vida íntima.
La conversación era intermitente y llegamos a entablar una cierta cercanía. El chaval era buena gente, sumiso y morboso. Me hablaba de su chica con morbo, desde una perspectiva en la que prácticamente la adoraba. Me contaba como se la había follado un tío dotado y cómo de primeras ni tan siquiera le entraba de lo gorda que la tenía. Pregunté qué haría con el tanga usado, y me dijo que lo olería, le echaría fotos y se lo enseñaría a ella una vez llegara a casa.
Quedamos un martes al caer la noche en una zona boscosa algo apartada de la ciudad. Con las últimas luces del ocaso, un coche como el que me había descrito llegó a la zona mencionada. Se bajó tímido y le tendí la mano dándole las buenas noches. Le dije que estuviera tranquilo, que no pasaba nada.
Le saqué varias conversaciones para que se sintiera cómodo, el pobre chico estaba al borde de un ataque de nervios. Hablamos de todo un poco, del ambiente liberal, del dogging que se celebra eventualmente en zonas próximas... fue calmándose la situación y le dije que me enseñara alguna foto de ella -cabe destacar que él había concertado con su pareja qué fotos sí y cuáles no, y que de hecho, ella lo llamó durante la quedada al ver que tardaba y le dijo que estábamos a gusto-
Cogió el teléfono y me enseñó varias. Era una chica bastante guapa, además de tener una cara de viciosa impresionante. Incluso de frente, se intuía un culo increíble, unos pechos medianos y bien puestos... la chica por lo que fuera, me parecía muy morbosa. Él era un tío pijo, delgado y con cara de buena gente, alrededor de 1,72, pelo corto y bien vestido.
Fue pasando una foto tras otra y se me empezó a poner morcillona. Me la saqué y le dije: "mira cómo me la está poniendo tu novia"... Pasó varias fotos más y la erección ya era plena. Me la empecé a pelar suave mientras él pasaba las fotos, ponía mi rabo en la pantalla dándole unos golpecitos... él se estaba poniendo también cachondo, pero no me gustan esas cosas y le dije que la polla allí sólo me la sacaba yo.
Pasamos a la parte trasera del coche por comodidad, donde me bajé por completo el pantalón corto que llevaba puesto. La luz ya era inexistente y como no había luna, la discreción era plena. Saqué un lubricante y me embadurné la polla entera, le dije que tocaba lo gordo. Sacó su tanguita de hilo, color negro y de algodón. Lo cogí de su mano y lo acerqué a mi nariz. Olía a verdadera hembra en celo, a ese flujo vaginal de cuando una chica está caliente. Le dije que era su turno y con pudor, posó su mano sobre mi pene lleno de lubricante y comenzó a masturbarlo con suavidad. El ritmo debía ser lento y debía hacerme disfrutar.
Lo tuve pajeándome al menos 45 minutos, primero lento, después más rápido. Debía ganarse el premio que le iba a dar, aunque lo que no sabía era que además de tener eyaculaciones muy abundantes, la sesión de edging de ese día y el anterior la harían aún más brutal. Salimos del coche a mi orden se puso de rodillas y posé el tanga sobre su cara, dejando caer 13 chorros de abundante semen. Al quitarlo, su cara era un poema. Decía que jamás había visto tanta leche junta.
Hola, soy el chico de la pareja. Mi chica es morena de ojos azules, bajita y con un culo tremendo, tiene 25. Yo tengo 28. Busco un colega para morbosear hablando de ella, pero lo que más me apetece es un tío que se pajee con un tanga suyo y lo llene de leche.
Tras ese mensaje, se inició una conversación en la que me comentó que eran algo liberales, pero que las experiencias en ese mundillo habían sido nefastas y que ella no estaba por la labor hasta próximo aviso, pero que le había permitido hacer cosas como esas y contárselas, que sería un buen complemento a su vida íntima.
La conversación era intermitente y llegamos a entablar una cierta cercanía. El chaval era buena gente, sumiso y morboso. Me hablaba de su chica con morbo, desde una perspectiva en la que prácticamente la adoraba. Me contaba como se la había follado un tío dotado y cómo de primeras ni tan siquiera le entraba de lo gorda que la tenía. Pregunté qué haría con el tanga usado, y me dijo que lo olería, le echaría fotos y se lo enseñaría a ella una vez llegara a casa.
Quedamos un martes al caer la noche en una zona boscosa algo apartada de la ciudad. Con las últimas luces del ocaso, un coche como el que me había descrito llegó a la zona mencionada. Se bajó tímido y le tendí la mano dándole las buenas noches. Le dije que estuviera tranquilo, que no pasaba nada.
Le saqué varias conversaciones para que se sintiera cómodo, el pobre chico estaba al borde de un ataque de nervios. Hablamos de todo un poco, del ambiente liberal, del dogging que se celebra eventualmente en zonas próximas... fue calmándose la situación y le dije que me enseñara alguna foto de ella -cabe destacar que él había concertado con su pareja qué fotos sí y cuáles no, y que de hecho, ella lo llamó durante la quedada al ver que tardaba y le dijo que estábamos a gusto-
Cogió el teléfono y me enseñó varias. Era una chica bastante guapa, además de tener una cara de viciosa impresionante. Incluso de frente, se intuía un culo increíble, unos pechos medianos y bien puestos... la chica por lo que fuera, me parecía muy morbosa. Él era un tío pijo, delgado y con cara de buena gente, alrededor de 1,72, pelo corto y bien vestido.
Fue pasando una foto tras otra y se me empezó a poner morcillona. Me la saqué y le dije: "mira cómo me la está poniendo tu novia"... Pasó varias fotos más y la erección ya era plena. Me la empecé a pelar suave mientras él pasaba las fotos, ponía mi rabo en la pantalla dándole unos golpecitos... él se estaba poniendo también cachondo, pero no me gustan esas cosas y le dije que la polla allí sólo me la sacaba yo.
Pasamos a la parte trasera del coche por comodidad, donde me bajé por completo el pantalón corto que llevaba puesto. La luz ya era inexistente y como no había luna, la discreción era plena. Saqué un lubricante y me embadurné la polla entera, le dije que tocaba lo gordo. Sacó su tanguita de hilo, color negro y de algodón. Lo cogí de su mano y lo acerqué a mi nariz. Olía a verdadera hembra en celo, a ese flujo vaginal de cuando una chica está caliente. Le dije que era su turno y con pudor, posó su mano sobre mi pene lleno de lubricante y comenzó a masturbarlo con suavidad. El ritmo debía ser lento y debía hacerme disfrutar.
Lo tuve pajeándome al menos 45 minutos, primero lento, después más rápido. Debía ganarse el premio que le iba a dar, aunque lo que no sabía era que además de tener eyaculaciones muy abundantes, la sesión de edging de ese día y el anterior la harían aún más brutal. Salimos del coche a mi orden se puso de rodillas y posé el tanga sobre su cara, dejando caer 13 chorros de abundante semen. Al quitarlo, su cara era un poema. Decía que jamás había visto tanta leche junta.