Amigo Alberto.
No sientes que estás llevando a Teresa, a unos límites que superan el territorio de lo razonable?
No sirve la excusa de que ella lo disfruta. Le estás marcando su vida y su sexualidad, a una edad que no es habitual vivir ése tipo de experiencias. No tiene bagaje personal, para valorar realmente lo que está viviendo y sus consecuencias.
En realidad, el que manda eres tú, y conduces a Teresa por el camino que a tí te excita y te estimula.
Ése es el problema de las relaciones con una gran diferencia de edad. No estáis en el mismo nivel de conocimientos y experiencias. Hablas continuamente de respeto, pero en realidad ella es una post adolescente que de tu mano, se va encandilando con el mundo de placer al que tú la has llevado.
Sinceramente, espero que ésta sea la obra literaria de un gran escritor, que lo eres.
Si ésto fuera real, estaríamos admirando y adulando a un hombre que traiciona a su esposa, y lleva a su sobrina política, a una escalada inacabable de sexo sin límites.
El respeto y el cuidado, es también no convertir a tu sobrina en una especie de juguete sexual, para prejubilados.
No es éste un alegato moralista, cada uno puede vivir su vida como crea conveniente.
Si después de vivir las experiencias propias de su edad, ella decide que le gusta hacer orgias con equipos enteros de fútbol, está en su derecho, pero que lo haga desde el conocimiento y la aceptación de lo que eso significa.
Estimado Alberto, no te tomes a mal mi comentario, pero sólo por compensación, ante tanto piropo,... Ahí va una crítica!!.

Por otra parte, el relato es impecable, da gusto leerte.