Morbo en el masajista

Hace un año nos regalaron a mi pareja y a mi un masaje en pareja.

Nunca habíamos ido a uno, el plan pintaba bien, los dos relajados mientras recibíamos un masaje relajante…

Llegó el día del masaje, los profesionales eran extranjeros, todo hombres por desgracia para mi. Nos reciben educadamente y nos piden que pasemos a una habitación, una vez allí nos explican que tenemos que quitarnos la ropa. Hablaban fatal español y no terminábamos de saber si se referían a desnudarnos por completo o quedarnos en ropa interior.

Mi chica y yo nos miramos sin saber bien que hacer, hablamos para saber si desnudarnos o no y finalmente así decidimos, total, eran masajistas y el fin era que tampoco nos pringasen nuestra ropa.

Cada uno de nosotros se tumba en una. camilla, nos tapamos con la toalla y pasan los dos masajistas. Lo primero que hacen es retirarnos la toalla y volver a colocarnosla bien. ¡Ala! ya le han visto todo el culamen a mi novia. Comienzan con un masaje por la espalda, ambos estábamos muy a gusto sintiendo ese placer. Yo no veia a mi novia por estar mirando hacia abajo pero por ahora tampoco había nada raro.

Empiezan a trabajar otras zonas, brazos, hombros y por supuesto las piernas.

En ese momento en el que empiezan a masajearnos las piernas, mueven la toalla, dejando prácticamente nuestros cuerpos desnudos. Suben desde los pies hasta los glúteos. Nos comienzan a masajear el culo. ¡Joder, menudas vistas del culo y coño de mi novia se estaba llevando ese tío!

Al tocarnos esa zona se acercaban bastante a la zona del perineo, entre el placer que estaba recibiendo e imaginarme como bordeaban el coño y ojete de mi novia no pude evitar empalmarme un poco.

Tras un rato recreándose con esa zona nos piden girarnos hacia arriba. Mi novia se queda con las tetas totalmente descubiertas y le preguntan si le ponen la toalla. Ya le habían visto todo así que para que. El coño, aunque también llevaba un rato viéndoselo, se lo tapó.

Comienzan el masaje en la parte delantera y también le manosean las tetas. Yo continuaba con mi ereccion.

Acaban el masaje y nos piden que nos vistamos. Justo vemos los tangas desechables. Un poco tarde, ya nos habían visto todo, especialmente a mi novia.

Lo primero que dijo ella fue: joder, me han tocado de todo, poco más y me soba el coño, estaba hasta mojada.

Yo me quedé viéndola y poco tuve que decirla, mi polla seguía dura.

Fue pensar en que otro tío estaba viendo todo a mi chica y sobre todo sobándola por donde le apetecía que no pude evitar la excitación. Escuchar encima que mi novia estaba cachonda con ese momento me puso aún más caliente.

Al llegar a casa no tardamos en ponernos a follar, eso sí, tardé muy poco en correrme y tuve que “jugar” a hacerle de masajista y terminar de darle placer en su coñito.
Efectivamente, cuando suben la toalla hasta, por ejemplo, medio culo, desde atrás se ve absolutamente todo. Yo además siempre dejo el rabo apuntando hacia abajo y las piernas entreabiertas (por comodidad de no aplastarlo con mi cuerpo, pero sobre todo, por si cae algún rocetón del o de la masajista, lo cual pasa con bastante frecuencia).

Ya he contado por ahí, que he vivido los dos extremos, desde que directamente me quiten la toalla y quedarme 100% desnudo (boca abajo y boca arriba), hasta que me tapen tanto y apuren tan poco que le quita toda la emoción y el morbo al masaje y se convierte en un aburrimiento.

Mi mujer nunca me ha confesado que se haya excitado alguna vez, pero estoy seguro de que sí le ha pasado. Yo por mi lado me he empalmado muchas veces y una sola vez en más de 200 masajes, la masajista me ha “regalado” una paja hasta el final sin preguntar ella y sin pedirlo yo (nunca lo hago).
 
Hace un año nos regalaron a mi pareja y a mi un masaje en pareja.

Nunca habíamos ido a uno, el plan pintaba bien, los dos relajados mientras recibíamos un masaje relajante…

Llegó el día del masaje, los profesionales eran extranjeros, todo hombres por desgracia para mi. Nos reciben educadamente y nos piden que pasemos a una habitación, una vez allí nos explican que tenemos que quitarnos la ropa. Hablaban fatal español y no terminábamos de saber si se referían a desnudarnos por completo o quedarnos en ropa interior.

Mi chica y yo nos miramos sin saber bien que hacer, hablamos para saber si desnudarnos o no y finalmente así decidimos, total, eran masajistas y el fin era que tampoco nos pringasen nuestra ropa.

Cada uno de nosotros se tumba en una. camilla, nos tapamos con la toalla y pasan los dos masajistas. Lo primero que hacen es retirarnos la toalla y volver a colocarnosla bien. ¡Ala! ya le han visto todo el culamen a mi novia. Comienzan con un masaje por la espalda, ambos estábamos muy a gusto sintiendo ese placer. Yo no veia a mi novia por estar mirando hacia abajo pero por ahora tampoco había nada raro.

Empiezan a trabajar otras zonas, brazos, hombros y por supuesto las piernas.

En ese momento en el que empiezan a masajearnos las piernas, mueven la toalla, dejando prácticamente nuestros cuerpos desnudos. Suben desde los pies hasta los glúteos. Nos comienzan a masajear el culo. ¡Joder, menudas vistas del culo y coño de mi novia se estaba llevando ese tío!

Al tocarnos esa zona se acercaban bastante a la zona del perineo, entre el placer que estaba recibiendo e imaginarme como bordeaban el coño y ojete de mi novia no pude evitar empalmarme un poco.

Tras un rato recreándose con esa zona nos piden girarnos hacia arriba. Mi novia se queda con las tetas totalmente descubiertas y le preguntan si le ponen la toalla. Ya le habían visto todo así que para que. El coño, aunque también llevaba un rato viéndoselo, se lo tapó.

Comienzan el masaje en la parte delantera y también le manosean las tetas. Yo continuaba con mi ereccion.

Acaban el masaje y nos piden que nos vistamos. Justo vemos los tangas desechables. Un poco tarde, ya nos habían visto todo, especialmente a mi novia.

Lo primero que dijo ella fue: joder, me han tocado de todo, poco más y me soba el coño, estaba hasta mojada.

Yo me quedé viéndola y poco tuve que decirla, mi polla seguía dura.

Fue pensar en que otro tío estaba viendo todo a mi chica y sobre todo sobándola por donde le apetecía que no pude evitar la excitación. Escuchar encima que mi novia estaba cachonda con ese momento me puso aún más caliente.

Al llegar a casa no tardamos en ponernos a follar, eso sí, tardé muy poco en correrme y tuve que “jugar” a hacerle de masajista y terminar de darle placer en su coñito.
👏 👏 👏
 
Ya me gustaría encontrar un masajista que le diese un buen repaso a mi mujer.
Fantaseamos muchas veces en la cama con eso, con como otro le da un buen masaje y ella le recompensa haciendole una mamada mientras él la toca por todos lados.
 
Hace un año nos regalaron a mi pareja y a mi un masaje en pareja.

Nunca habíamos ido a uno, el plan pintaba bien, los dos relajados mientras recibíamos un masaje relajante…

Llegó el día del masaje, los profesionales eran extranjeros, todo hombres por desgracia para mi. Nos reciben educadamente y nos piden que pasemos a una habitación, una vez allí nos explican que tenemos que quitarnos la ropa. Hablaban fatal español y no terminábamos de saber si se referían a desnudarnos por completo o quedarnos en ropa interior.

Mi chica y yo nos miramos sin saber bien que hacer, hablamos para saber si desnudarnos o no y finalmente así decidimos, total, eran masajistas y el fin era que tampoco nos pringasen nuestra ropa.

Cada uno de nosotros se tumba en una. camilla, nos tapamos con la toalla y pasan los dos masajistas. Lo primero que hacen es retirarnos la toalla y volver a colocarnosla bien. ¡Ala! ya le han visto todo el culamen a mi novia. Comienzan con un masaje por la espalda, ambos estábamos muy a gusto sintiendo ese placer. Yo no veia a mi novia por estar mirando hacia abajo pero por ahora tampoco había nada raro.

Empiezan a trabajar otras zonas, brazos, hombros y por supuesto las piernas.

En ese momento en el que empiezan a masajearnos las piernas, mueven la toalla, dejando prácticamente nuestros cuerpos desnudos. Suben desde los pies hasta los glúteos. Nos comienzan a masajear el culo. ¡Joder, menudas vistas del culo y coño de mi novia se estaba llevando ese tío!

Al tocarnos esa zona se acercaban bastante a la zona del perineo, entre el placer que estaba recibiendo e imaginarme como bordeaban el coño y ojete de mi novia no pude evitar empalmarme un poco.

Tras un rato recreándose con esa zona nos piden girarnos hacia arriba. Mi novia se queda con las tetas totalmente descubiertas y le preguntan si le ponen la toalla. Ya le habían visto todo así que para que. El coño, aunque también llevaba un rato viéndoselo, se lo tapó.

Comienzan el masaje en la parte delantera y también le manosean las tetas. Yo continuaba con mi ereccion.

Acaban el masaje y nos piden que nos vistamos. Justo vemos los tangas desechables. Un poco tarde, ya nos habían visto todo, especialmente a mi novia.

Lo primero que dijo ella fue: joder, me han tocado de todo, poco más y me soba el coño, estaba hasta mojada.

Yo me quedé viéndola y poco tuve que decirla, mi polla seguía dura.

Fue pensar en que otro tío estaba viendo todo a mi chica y sobre todo sobándola por donde le apetecía que no pude evitar la excitación. Escuchar encima que mi novia estaba cachonda con ese momento me puso aún más caliente.

Al llegar a casa no tardamos en ponernos a follar, eso sí, tardé muy poco en correrme y tuve que “jugar” a hacerle de masajista y terminar de darle placer en su coñito.
Guau!
Que experiencia más morbosa. Yo también tengo alguna junto a mi pareja. Son experiencias que ponen a los dos muy chachondos. Los masajistas seguro que, a pesar de su profesionalidad también se ponen calientes.
 
Ya me gustaría encontrar un masajista que le diese un buen repaso a mi mujer.
Fantaseamos muchas veces en la cama con eso, con como otro le da un buen masaje y ella le recompensa haciendole una mamada mientras él la toca por todos lados.
Pienso exactamente igual que tú. La misma fantasía.
 
muchas gracias por el hulo y las historias! me he excitado mucho
 
Pienso exactamente igual que tú. La misma fantasía.
Es que ver a tu mujer desde otro ángulo disfrutando al máximo...uff... tiene que ser lo más.
Las miradas de complicidad mientras experienta placer, ver como se corre con otro u otra...
 
Cuando jugaba a futbol y era juvenil, me lesioné de la ingle en el lado izquierdo, justo el lado al que se me tuerce el rabo un poco... No era una lesión fuerte, pero se alargó durante algo más de 1 mes, porque no descansaba. Iba 1 día entre semana a la fisio y el finde partido. Hasta que por fin se me curó. La fisio era una chica, unas 10 - 12 años mayor que estaba bastante buena.

El primer día "pasaron cosas". Pasaron cosas porque era la primera vez que iba a un fisio y encima, para tocarme la ingle. Bueno, pues fui en pantalón largo y boxer. No usaba boxer desde hace años ya, por lo fui con uno negro que tenía de hace un par de años. Me entraba justo, porque en esas edades, uno crece mucho.

Me empezó a dar los masajes en boxer. Yo tumbado para arriba, mirando al techo, no veía lo que ella hacía, pero notaba como el boxer dejaba de tapar y me pareció que varias veces me metía un huevo para adentro. Pero no llevaríamos ni 10 minutos, en un movimiento brusco que hizo para masajearme en otra postura, no se si se me salió el rabo entero o un poquillo, pero dijo algo así como: "voy a ponerte una toalla, porque chico, el calzoncillo este, no tapa. Es que se te ve.". Así que seguimos con el boxer y la toalla. Y ahí se acabaron los "problemas". Para el próximo día, me dijo que viniera con una pantaloneta con las que jugaba a futbol, nada más. Y así fue.

Los próximos días fui con la pantaloneta de futbol. Solía recogerme el pantalón haciendo dobladillos hacía arriba, de forma que luego, me metía todo el dobladillo entre los huevos y la ingle. No se cortaba en agarra bien los huevos para meter el dobladillo bien. No se me salió ningún día más nada, eso seguro, pero... la tía me apartarme el rabo o los huevos con la parte trasera de la mano o del brazo para poder masajear la zona. Como he dicho antes, yo estaba tumbado para arriba y no veía como trabajaba ella, pero sentía su mano o su brazo haciendo sitio para poder masajear. Alguna vez me dijo que pusiera yo la mano, pero una vez solo yo creo. Y así estuve 4 sesiones más, que cuando llegaba a casa, caía paja enseguida.

Por suerte, en ningún momento se me empalmo, pero en algún momento tuve peligro. Porque a veces, mientras me tenía los huevos o el rabo apartado con el brazo (o la parte trasera de la mano, lo que fuera), se ponía a hablar y podía estar así varios minutos. Y claro, yo ahí me empezaba a hacer mis pajas mentales y a pensar que eso iba a coger vida...
 
Yo al principio me preocupaba por lo de empalmarme en las masajes. Hoy en día me da igual, me ha pasado bastantes veces, estando tapado solo con la toalla o incluso totalmente desnudo. Incluso alguna vez he estado a un tris de correrme como un adolescente solo con los rozamientos y aunque no ha llegado a pasar, tampoco he tratado de evitarlo. Y como he contado por ahí, una vez provocó que la masajista terminara haciéndome una paja completa y hasta el final. Nunca he visto una mala reacción del/la masajista por empalmarme, supongo que entre otras razones porque siempre he sido muy respetuoso con ellos/ellas, ni se me ha ido la mano ni les he pedido que cruzaran la linea (la única paja me han hecho fue sin pedirlo yo y sin que ella díjera nada, simplemente, la toalla se fue moviendo -con mi ayuda, jeje- hasta quedarme totalmente al descubierto, me empezó a masajear los huevos y unos segundos después el rabo).
 
Última edición:
Yo al principio me preocupaba por lo de empalmarme en las masajes. Hoy en día me da igual, me ha pasado bastantes veces, estando tapado solo con la toalla o incluso totalmente desnudo. Incluso alguna vez he estado a un tris de correrme como un adolescente solo con los rozamientos y aunque no ha llegado a pasar, tampoco he tratado de evitarlo. Y como he contado por ahí, una vez provocó que la masajista terminara haciéndome una paja completa y hasta el final. Nunca he visto una mala reacción del/la masajista por empalmarme, supongo que entre otras razones porque siempre he sido muy respetuoso con ellos/ellas, ni se me ha ido la mano ni les he pedido que cruzaran la linea (la única paja me han hecho fue sin yo pedirlo y sin que ella díjera nada, simplemente, me empezó a masajear los huevos y unos segundos después el rabo).
Yo me he recibido muchos masajes deportivos, pero como siempre suele haber un poco de dolor en el masaje nunca tuve una ereccion, quiza si un pco morcillona.
 
Yo me he recibido muchos masajes deportivos, pero como siempre suele haber un poco de dolor en el masaje nunca tuve una ereccion, quiza si un pco morcillona.
Eso mismo me pasaba a mi, como la fisio te mete los dedos super fuerte, con el dolor no daba opción a erección. Por eso, el problema era cuando se paraba a hablar, que ahí no había dolor.
 
Solo para dar envidia a muchos foreros e ir metiendome en la cabeza y calentandole a uno solo.
Bien pasado el verano, voy a dar otro masaje a la mujer de un compañero del foro.
Ya se lo di hace unos meses, por lo que ambos sabemos de que va la cosa, y sabemos lo bien que lo vamos a pasar.
Si queréis detalles y/o dar ideas ideas... Adelante.
 
Solo para dar envidia a muchos foreros e ir metiendome en la cabeza y calentandole a uno solo.
Bien pasado el verano, voy a dar otro masaje a la mujer de un compañero del foro.
Ya se lo di hace unos meses, por lo que ambos sabemos de que va la cosa, y sabemos lo bien que lo vamos a pasar.
Si queréis detalles y/o dar ideas ideas... Adelante.
Si claro que paso en el otro masaje....
 
Solo para dar envidia a muchos foreros e ir metiendome en la cabeza y calentandole a uno solo.
Bien pasado el verano, voy a dar otro masaje a la mujer de un compañero del foro.
Ya se lo di hace unos meses, por lo que ambos sabemos de que va la cosa, y sabemos lo bien que lo vamos a pasar.
Si queréis detalles y/o dar ideas ideas... Adelante.
Efectivamente así va a ser, la fecha está puesta . Deseando estoy volver a vivir esa experiencia de ver a mi mujer en tus manos .
 
El centro era discreto, casi silencioso, con olor a incienso y luces tenues. Él me recibió: alto, moreno, fuerte, con esos brazos llenos de venas y una voz que parecía acariciar. Me miró como si supiera lo que yo escondía, o lo que deseaba. Me pidió que me desnudara detrás del biombo. Me quité la falda, la camiseta… y quedé completamente desnuda. Me tumbé boca abajo, con solo una toalla cubriéndome el trasero.

Empezó por la espalda, muy profesional. Pero sus dedos bajaban más lento, con pausa, como probando el terreno. Llegó a mis muslos. Los separó un poco, y con las manos grandes y tibias comenzó a masajearme el culo. Lo apretaba con firmeza, lo separaba, y sus dedos bajaban, bajaban… hasta que uno rozó el centro, mi ano. Lo acariciaba con aceite, despacio, con intención. Sentí un calor subir por todo el cuerpo. No lo detuve. Al contrario… me rendí a su juego.

Y entonces… sentí su erección. Firme. Contra mi brazo, apenas rozándome cuando se inclinaba. Era imposible no notarla. No dijo nada. Pero estaba tan duro como yo de mojada. La tensión en la sala se podía cortar con los dedos.

—Date la vuelta —me dijo, con la voz más grave.

Obedecí. Me giré despacio, dejando que la toalla cayera. Mis pechos quedaron al aire, brillantes por el aceite y el sudor. Él se quedó mirándolos un segundo largo. Luego los tomó con ambas manos.

—¿Son tuyos? —preguntó con media sonrisa.
—Sí. Operados —respondí.
—¿Y esos piercings? —dijo, tocándolos.
—Me encantan cuando tiran de ellos —le confesé.

Lo hizo. Jugó con ellos, los giró entre los dedos. Los pellizcaba, y mi cuerpo se arqueaba solo, como si le pidiera más. Bajó una mano, y sin más, me acarició entre las piernas. Despacio, sin apuro. Me abría con los dedos, sintiéndome, oliéndome, leyéndome entera. Yo ya temblaba. Estaba a punto. A punto de venirme sin más.

Y entonces se detuvo.

Se acomodó los pantalones, con su polla aún dura marcándole la tela, y caminó hacia la puerta.

—Puedes quedarte un rato más si quieres. La ducha está al fondo.

Y me dejó sola. Sola, ardiendo. Sola, con la piel temblando y la humedad goteando entre las piernas.

Me levanté, fui a la ducha con pasos lentos, con el aceite aún brillando en mi cuerpo. Abrí el agua caliente, me apoyé en la pared… y me toqué. Tiré de los piercings, apreté mis pechos, y bajé la mano entre las piernas. Estaba tan mojada que me bastaron unos segundos. Me corrí fuerte, con la boca abierta, el gemido ahogado contra mi propio brazo.
 
En principio, igual que la vez anterior, quedaremos para cenar, y charlar poco, en principio era para romper el hielo, pero ya poco queda por romper, así que hare que me cuenten sus experiencias después del masaje, ese día fue un punto de inflexión para los dos, tenían muchas ganas de experimentar ya que para ella era la primera vez que un hombre, salvo su marido y algún médico, ponía las manos sobre su piel, para él exactamente lo mismo, tenía ganas de verlo, de experimentar esa sensación, no solo de verlo, también de hablarlo. Era a primera vez que los dos hablaban con alguien de como les gustaba follar, como lo hacían, como a ella le gustaba "comerle la polla". Esa liberación se produjo con el masaje.
Por lo tanto en esta ocasión, a ella le pediré explicaciones de como lo hace, hasta donde se la traga, en definitiva le haré sentirse orgullosa de sacar la puta que lleva dentro, lo mismo a él, le haré ver el tesoro que tiene de mujer y de lo afortunado que es el muy cabron, de tal manera que los dos juntos comprobarán como la pareja se hace más fuerte, más unida y más enamorada el uno del otro.

Estaría genial que otra pareja se uniera a la cena e incluso a la sesión del masaje, aunque habría que organizarlo bien, ya que no puedo dar dos masajes de más de dos horas a la vez...🤔🤔 Quizás uno por la mañana y otro por la tarde..

Saludos
 
El centro era discreto, casi silencioso, con olor a incienso y luces tenues. Él me recibió: alto, moreno, fuerte, con esos brazos llenos de venas y una voz que parecía acariciar. Me miró como si supiera lo que yo escondía, o lo que deseaba. Me pidió que me desnudara detrás del biombo. Me quité la falda, la camiseta… y quedé completamente desnuda. Me tumbé boca abajo, con solo una toalla cubriéndome el trasero.

Empezó por la espalda, muy profesional. Pero sus dedos bajaban más lento, con pausa, como probando el terreno. Llegó a mis muslos. Los separó un poco, y con las manos grandes y tibias comenzó a masajearme el culo. Lo apretaba con firmeza, lo separaba, y sus dedos bajaban, bajaban… hasta que uno rozó el centro, mi ano. Lo acariciaba con aceite, despacio, con intención. Sentí un calor subir por todo el cuerpo. No lo detuve. Al contrario… me rendí a su juego.

Y entonces… sentí su erección. Firme. Contra mi brazo, apenas rozándome cuando se inclinaba. Era imposible no notarla. No dijo nada. Pero estaba tan duro como yo de mojada. La tensión en la sala se podía cortar con los dedos.

—Date la vuelta —me dijo, con la voz más grave.

Obedecí. Me giré despacio, dejando que la toalla cayera. Mis pechos quedaron al aire, brillantes por el aceite y el sudor. Él se quedó mirándolos un segundo largo. Luego los tomó con ambas manos.

—¿Son tuyos? —preguntó con media sonrisa.
—Sí. Operados —respondí.
—¿Y esos piercings? —dijo, tocándolos.
—Me encantan cuando tiran de ellos —le confesé.

Lo hizo. Jugó con ellos, los giró entre los dedos. Los pellizcaba, y mi cuerpo se arqueaba solo, como si le pidiera más. Bajó una mano, y sin más, me acarició entre las piernas. Despacio, sin apuro. Me abría con los dedos, sintiéndome, oliéndome, leyéndome entera. Yo ya temblaba. Estaba a punto. A punto de venirme sin más.

Y entonces se detuvo.

Se acomodó los pantalones, con su polla aún dura marcándole la tela, y caminó hacia la puerta.

—Puedes quedarte un rato más si quieres. La ducha está al fondo.

Y me dejó sola. Sola, ardiendo. Sola, con la piel temblando y la humedad goteando entre las piernas.

Me levanté, fui a la ducha con pasos lentos, con el aceite aún brillando en mi cuerpo. Abrí el agua caliente, me apoyé en la pared… y me toqué. Tiré de los piercings, apreté mis pechos, y bajé la mano entre las piernas. Estaba tan mojada que me bastaron unos segundos. Me corrí fuerte, con la boca abierta, el gemido ahogado contra mi propio brazo.

Muy morboso y muy bien escrito, perece más una relato erótico que una experiencia real. Si ha pasado realmente, no puedo entender que te acaricie entre las piernas, te tire de los piercings, se empalme, y no llegue hasta el final, con una chica como tú, totalmente entregada. Para matarlo. Y por cierto, ¿tú no le echaste la mano a la polla?
 
Última edición:
El centro era discreto, casi silencioso, con olor a incienso y luces tenues. Él me recibió: alto, moreno, fuerte, con esos brazos llenos de venas y una voz que parecía acariciar. Me miró como si supiera lo que yo escondía, o lo que deseaba. Me pidió que me desnudara detrás del biombo. Me quité la falda, la camiseta… y quedé completamente desnuda. Me tumbé boca abajo, con solo una toalla cubriéndome el trasero.

Empezó por la espalda, muy profesional. Pero sus dedos bajaban más lento, con pausa, como probando el terreno. Llegó a mis muslos. Los separó un poco, y con las manos grandes y tibias comenzó a masajearme el culo. Lo apretaba con firmeza, lo separaba, y sus dedos bajaban, bajaban… hasta que uno rozó el centro, mi ano. Lo acariciaba con aceite, despacio, con intención. Sentí un calor subir por todo el cuerpo. No lo detuve. Al contrario… me rendí a su juego.

Y entonces… sentí su erección. Firme. Contra mi brazo, apenas rozándome cuando se inclinaba. Era imposible no notarla. No dijo nada. Pero estaba tan duro como yo de mojada. La tensión en la sala se podía cortar con los dedos.

—Date la vuelta —me dijo, con la voz más grave.

Obedecí. Me giré despacio, dejando que la toalla cayera. Mis pechos quedaron al aire, brillantes por el aceite y el sudor. Él se quedó mirándolos un segundo largo. Luego los tomó con ambas manos.

—¿Son tuyos? —preguntó con media sonrisa.
—Sí. Operados —respondí.
—¿Y esos piercings? —dijo, tocándolos.
—Me encantan cuando tiran de ellos —le confesé.

Lo hizo. Jugó con ellos, los giró entre los dedos. Los pellizcaba, y mi cuerpo se arqueaba solo, como si le pidiera más. Bajó una mano, y sin más, me acarició entre las piernas. Despacio, sin apuro. Me abría con los dedos, sintiéndome, oliéndome, leyéndome entera. Yo ya temblaba. Estaba a punto. A punto de venirme sin más.

Y entonces se detuvo.

Se acomodó los pantalones, con su polla aún dura marcándole la tela, y caminó hacia la puerta.

—Puedes quedarte un rato más si quieres. La ducha está al fondo.

Y me dejó sola. Sola, ardiendo. Sola, con la piel temblando y la humedad goteando entre las piernas.

Me levanté, fui a la ducha con pasos lentos, con el aceite aún brillando en mi cuerpo. Abrí el agua caliente, me apoyé en la pared… y me toqué. Tiré de los piercings, apreté mis pechos, y bajé la mano entre las piernas. Estaba tan mojada que me bastaron unos segundos. Me corrí fuerte, con la boca abierta, el gemido ahogado contra mi propio brazo
Ya he contado dos ocasiones, con la misma masajista, en las que creí que el masaje terminaría con una paja (hecha por la masajista) . Estuve cardiaco de principio a fin, super caliente y excitado, a punto de correrme como un adolescente, solo con los rozamientos continuos. Os dejo aquí por aquí las dos experiencias

https://foroporno.com/threads/morbo-en-el-masajista.12116/post-1423794

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