Follow along with the video below to see how to install our site as a web app on your home screen.
Note: This feature may not be available in some browsers.
Nosotros teníamos también una profesora joven, en bachiller, que nos daba física. La chica sabía que estaba tremenda y recibía comentarios por todo el instituto. En clase, se solía poner la típica bata blanca de química porque si no la gente se volvía loca. Que recuerdos cuando se apoyaba en la mesa para explicar algo y estaba escotada...A mi una vez una profesora que era muy guapa tendría veintitantos y toda la clase siempre hablaba de ella
Pues un día se puso delante de mi mesa y se apoyó para explicarme un ejercicio y llevaba un jersey sin sujetador al agacharse se le veían las tetas.
Me acuerdo que me mojé entera después en casa me toque recordándolo
Molaría que profundizases en esa "breve historia"Yo tuve una profesora de Ciencias Naturales que era muy atractiva, y que nos tenía locos a todos, le gustaba andar contoneándose. Años después nos volvimos a encontrar y tuvimos una breve historia.
Pues a ver, cuento el primer capítulo. Mi profe era una mujer morena, ojos oscuros, bajita (debía medir poco más de 1.50m), pero monilla de cara y con un culo bastante bonito. Durante aquel curso me hice unas cuantas pajas en su honor, siempre soñando con correrme en su cara.Molaría que profundizases en esa "breve historia"![]()
Por supuesto!. Deberías contar mas!Pues a ver, cuento el primer capítulo. Mi profe era una mujer morena, ojos oscuros, bajita (debía medir poco más de 1.50m), pero monilla de cara y con un culo bastante bonito. Durante aquel curso me hice unas cuantas pajas en su honor, siempre soñando con correrme en su cara.
La cosa es que, años después, cuando yo estaba en la Universidad, volví al instituto a por unos papeles que necesitaba. A la salida me encontré con ella. Habían pasado unos 5 años, y la señora, se llamaba Margarita (Marga la llamábamos en clase), había mejorado con el tiempo. Tendría ya unos 40 años. Me saludó muy contenta y me dio dos besos, diciendo que había sido uno de sus mejores alumnos de ese curso. Yo estaba algo cortado, la verdad. Pero ella me agarró del brazo y se ofreció a invitarme a un café.
Fuimos a una cafetería y allí hablamos de lo bien que se me había dado aquel curso, de la buena nota que había sacado en Ciencias, y de cosas intrascendentes, recordando nuestra época del insti.
-¿Sabes? -me dijo de pronto bajando la voz- Me contó Chiqui... Te acordarás de Chiqui, ¿no?
Yo me debí poner rojo hasta las cejas. Chiqui era una profe de francés con la que me había enrollado en el viaje de fin de curso de COU.
-Sí... sí, claro que me acuerdo de ella...
-Jajajaja... No te pongas colorado hombre... Me dijo que fue muy bien... Y que no estás nada mal de ahí...
La tía no se cortaba, y me sonreía con picardía. Yo no sabía qué decir.
-Mejor vamos a casa... Estaremos mejor. Ya no soy una mujer casada… Además, ya no somos profe y alumno, y si te digo la verdad, tengo un buen calentón...
Al entrar en su casa, me metió la lengua hasta la garganta y me agarró el paquete. Me estaba empezando a dar mucho morbo y empecé a perder la vergüenza. Agarré el culo que tantas pajas había provocado y lo sobé bien. Todavía estaba firme, no como los de las veinteañeras con las que acostumbraba a follar, pero muy rico.
-Mmmmm -susurró- Pues es verdad que no está nada mal.... Bien gorda, ¿eh?
Me llevó al dormitorio y me desnudó. Cuando mi rabo saltó del calzoncillo, abrió los ojos de par en par.
-Uffff... nos lo vamos a pasar bien...
Se desnudó delante de mí. Nunca había visto sus tetas, recordaba que solía ir con sueters anchos o con chaquetas amplias sobre las camisas, así que nunca había podido imaginarlas. No eran muy grandes, pero no tenían mala pinta y, además, tenía unos bonitos puffy nipples rosa pálido.
Llevaba el vello púbico arregladito, con un triangulito de vello, no un matojo. Me amorré a sus puffies (los puffy nipples me dan un morbazo increíble) mientras echaba mano a su chocho y le empezaba a masajear el clítoris. Recuerdo que me metí pezón y areola en la boca y ella gemía suavemente. Ella se dejó caer en la cama. Me arrodillé entre sus piernas, las separé bien y me puse a jugar con la lengua dentro de sus labios. El chocho era pequeño y tuve que separar los labios para poder meter la lengua. Apenas me cabían dos dedos, me pregunté cómo le metería el rabo, pero ella iba tan caliente que no tardó en gemir como una loca, mientras yo me dedicaba a su clítoris con la lengua hasta que me separó la cara de su chocho.
-Túmbate -me ordenó.
Obedecí y se montó sobre mí. Se notaba que estaba separada y hacía tiempo que no follaba. Me agarró el rabo y empezó a metérselo. Notaba la apretura de su vagina estrechita alrededor, mientras Marga gemía a cada centímetro que entraba. Sólo se metió la mitad, pero con eso le bastó para correrse dos veces seguidas, moviendo las caderas como una experta.
Después de su segundo orgasmo, se echó sobre mi rabo y empezó a pajearme y a mamarlo. Una gran mamadora, la verdad, jugando con mis huevos y con el rabo, haciendo maravillas con los dedos, la lengua y los labios... Cuando iba a correrme, le pedí:
-¡En la cara, en la cara!
Y así fue. La regué bien y ella me miró con su picardía antes de ir al baño a limpiarse la cara. Estuvimos un rato más charlando y tocándonos, hasta que me di cuenta de que tenía que irme, así que me vestí y me despedí de ella, que me dio su teléfono.
Hubo más capítulos de esta historia, tal vez cuente alguno más adelante.
Tendrás que contar más,por supuestoPues a ver, cuento el primer capítulo. Mi profe era una mujer morena, ojos oscuros, bajita (debía medir poco más de 1.50m), pero monilla de cara y con un culo bastante bonito. Durante aquel curso me hice unas cuantas pajas en su honor, siempre soñando con correrme en su cara.
La cosa es que, años después, cuando yo estaba en la Universidad, volví al instituto a por unos papeles que necesitaba. A la salida me encontré con ella. Habían pasado unos 5 años, y la señora, se llamaba Margarita (Marga la llamábamos en clase), había mejorado con el tiempo. Tendría ya unos 40 años. Me saludó muy contenta y me dio dos besos, diciendo que había sido uno de sus mejores alumnos de ese curso. Yo estaba algo cortado, la verdad. Pero ella me agarró del brazo y se ofreció a invitarme a un café.
Fuimos a una cafetería y allí hablamos de lo bien que se me había dado aquel curso, de la buena nota que había sacado en Ciencias, y de cosas intrascendentes, recordando nuestra época del insti.
-¿Sabes? -me dijo de pronto bajando la voz- Me contó Chiqui... Te acordarás de Chiqui, ¿no?
Yo me debí poner rojo hasta las cejas. Chiqui era una profe de francés con la que me había enrollado en el viaje de fin de curso de COU.
-Sí... sí, claro que me acuerdo de ella...
-Jajajaja... No te pongas colorado hombre... Me dijo que fue muy bien... Y que no estás nada mal de ahí...
La tía no se cortaba, y me sonreía con picardía. Yo no sabía qué decir.
-Mejor vamos a casa... Estaremos mejor. Ya no soy una mujer casada… Además, ya no somos profe y alumno, y si te digo la verdad, tengo un buen calentón...
Al entrar en su casa, me metió la lengua hasta la garganta y me agarró el paquete. Me estaba empezando a dar mucho morbo y empecé a perder la vergüenza. Agarré el culo que tantas pajas había provocado y lo sobé bien. Todavía estaba firme, no como los de las veinteañeras con las que acostumbraba a follar, pero muy rico.
-Mmmmm -susurró- Pues es verdad que no está nada mal.... Bien gorda, ¿eh?
Me llevó al dormitorio y me desnudó. Cuando mi rabo saltó del calzoncillo, abrió los ojos de par en par.
-Uffff... nos lo vamos a pasar bien...
Se desnudó delante de mí. Nunca había visto sus tetas, recordaba que solía ir con sueters anchos o con chaquetas amplias sobre las camisas, así que nunca había podido imaginarlas. No eran muy grandes, pero no tenían mala pinta y, además, tenía unos bonitos puffy nipples rosa pálido.
Llevaba el vello púbico arregladito, con un triangulito de vello, no un matojo. Me amorré a sus puffies (los puffy nipples me dan un morbazo increíble) mientras echaba mano a su chocho y le empezaba a masajear el clítoris. Recuerdo que me metí pezón y areola en la boca y ella gemía suavemente. Ella se dejó caer en la cama. Me arrodillé entre sus piernas, las separé bien y me puse a jugar con la lengua dentro de sus labios. El chocho era pequeño y tuve que separar los labios para poder meter la lengua. Apenas me cabían dos dedos, me pregunté cómo le metería el rabo, pero ella iba tan caliente que no tardó en gemir como una loca, mientras yo me dedicaba a su clítoris con la lengua hasta que me separó la cara de su chocho.
-Túmbate -me ordenó.
Obedecí y se montó sobre mí. Se notaba que estaba separada y hacía tiempo que no follaba. Me agarró el rabo y empezó a metérselo. Notaba la apretura de su vagina estrechita alrededor, mientras Marga gemía a cada centímetro que entraba. Sólo se metió la mitad, pero con eso le bastó para correrse dos veces seguidas, moviendo las caderas como una experta.
Después de su segundo orgasmo, se echó sobre mi rabo y empezó a pajearme y a mamarlo. Una gran mamadora, la verdad, jugando con mis huevos y con el rabo, haciendo maravillas con los dedos, la lengua y los labios... Cuando iba a correrme, le pedí:
-¡En la cara, en la cara!
Y así fue. La regué bien y ella me miró con su picardía antes de ir al baño a limpiarse la cara. Estuvimos un rato más charlando y tocándonos, hasta que me di cuenta de que tenía que irme, así que me vestí y me despedí de ella, que me dio su teléfono.
Hubo más capítulos de esta historia, tal vez cuente alguno más adelante.
No tuvieron mucho cuidado a la hora de disimular.En mi época de instituto justo el último curso una profesora se lió con un alumno de otra clase y evidentemente fue despedida
Tú tendrías cara dura pero ella estaría también dispuesta ¿no?Yo confieso que las matemáticas de 1° y 2° de BUP me las aprobó mi profesora. Una combinación explosiva: yo en plena efervescencia hormonal y la profesora joven y buenorra. Yo con la cara dura que tenía por entonces, no me corté ni un pelo. Nos acostamos en su casa varias veces y en 3°BUP a letras puras.
Morbosilla...A mi una vez una profesora que era muy guapa tendría veintitantos y toda la clase siempre hablaba de ella
Pues un día se puso delante de mi mesa y se apoyó para explicarme un ejercicio y llevaba un jersey sin sujetador al agacharse se le veían las tetas.
Me acuerdo que me mojé entera después en casa me toque recordándolo
Ella estaba haciendo fotocopias en conserjería, fui con un post it, donde le escribí la hora y el lugar donde le proponía quedar. Se lo puse en el cristal y me sonrió. Nos vimos por la noche en lugar y hora del post it. Estuvimos hablando y nos tomamos un par de copas. Y ya de ahí a su casa. Estaba claro que el mero hecho de ir a la cita ya dejaba bien claro que iba a ver tema, si no esa noche, otra. Ya cuando pasé a 3°, no nos vimos porque yo me fui a un colegio de curas, de donde venía. Solo pasé dos cursos en el instituto.Tú tendrías cara dura pero ella estaría también dispuesta ¿no?
¿Te costó insinuárselo?
Y aunque pasaste a letras ¿no seguisteis?
Utilizamos cookies esenciales para que este sitio funcione, y cookies opcionales para mejorar su experiencia.