A mí también me encanta la música. Es solo que en mi primera juventud, que es cuando uno comienza a desarrollar su gusto, me enfoqué mucho en las bandas sonoras orquestales. Todo el tiempo que otros dedicaban a descubrir bandas y cantantes, yo me metí mucho en la música de cine, aunque nunca fui ajeno del todo a la música popular y era bastante ecléctico. Además: los Pet Shop Boys, Joe Cocker, aunque paréntesis a mí me pilló de pleno su regreso al candelero) U2 y, aunque ahora de un poco de vergüenza, Mecano.
Hace un tiempo que he abandonado un poco ese hobby cinematográfico y estoy intentando ponerme al día con mi cultura pop/rock, porque tengo verdaderas lagunas. Y bueno, se nota que me he incorporado tarde a ese mundo, porque carezco de superpoderes que tiene la gente por ahí, como mi mujer, que escucha en Spotify una canción dos veces y se sabe la letra completa, mientras que yo puedo escuchar 100 veces la misma canción que me gusta, y con un poco de suerte atino a recordar el estribillo.
Hacer el amor con la música adecuada por supuesto que es un valor añadido. Realmente, en nuestro día a día no creo que preparemos mucho las situaciones sexuales, suceden y ya está. Pero cuando preparamos un ambiente propicio, es otra historia: yo no lo he hecho con luz azul, y hay luces de colores que sé que me molestarían, por ejemplo, la roja, que a mucha gente le parece muy sexy pero a mí me recuerda a un puticlub sórdido y, además, dificulta la visibilidad. Pero una luz azul como la que propones, o verdosa o, sobre todo en tonos cálidos, ùede ser muy sensual. Y añadir velas, algo de olor, ir bien arreglados para la cita, unas sábanas bonitas y sobre todo, mucho tiempo.
También es verdad que he tenido experiencias decepcionantes con los encuentros sexuales muy preparados: sitúa las expectativas tan altas que en ocasiones, a mí me ha llegado provocar cierta presión que han llegado a afectarme. Llámalo pámico escénico. Creo que, al final, la situación ideal es la espontánea… Pero tratando de que no sea excesivamente cutre