En mi caso, recuerdo esos domingos libres donde te despertabas más tarde y mientras trasteaba por la casa, tu estabas en la sala como el pico de una mesa...venga a darle....al resguardo de una triste manta fina....y si....cierto que pensabas, no se entera. Pero con el paso de los años te dices, como no se va a enterar alma cántaro, si iba como cuarenta veces a por papel al baño, o me metía ahí y no salía en media hora. Era un riesgo a nuestros ojos, obviedades como puños de grandes para ellas jeje.