Me encanta comerme un coñito tanto o más que un buen ojete, mientras más oloroso mejor.
Mi ex mujer siempre era de flujo constante y casi a diario necesitaba de mis servicios. Como echo de menos aquel chochazo.
Nunca olvidaré los nervios de mi primera comida de chocho, ambos éramos muy jóvenes y sin experiencia ( luego me di cuenta que lo que aprendí en las películas porno me resultó complicado reproducirlo a la realidad). Ya habíamos tenido nuestras cositas de adolescentes cachondos y una noche, que sus padres no estaban, pase la noche en su casa donde con más tranquilidad y comodidad puse en práctica lo visto en las películas de la saga Serena (soy un polla vieja alguno entenderá este comentario). Ella era bastante tímida y me encantaba como iba sonrojándose a medida que mis manos le quitaban la braga y mi boca iba bajando buscando aquel chochazo peludo y tan precioso.
Aquello no tenía nada que ver con lo que yo tenía almacenado en mi cabeza y fue bastante placentero para mí notar que cada sitio donde ponía la lengua le provocaba una reacción o ninguna. Cuando llevaba unos minutos y solo oía como sollozaba estaba decidido a abandonar la tarea con la moral por los suelos pensando que no se me daba bien y tendría que practicar más jejeje
De repente note como sus manos me cogían de la parte posterior de mi cabeza y me la empujaba hacia su rajita.
Empezó a moverse y y restregarse por mi cara arqueando piernas y culo como queriendo follarse mi nariz que ya hacía tope. De repente note como ese olor tan increíble se volvió más intenso aún, no podía ni quería dejar de relamer toda la cavidad que estaba encharcada. Hasta que empezó a gemir mas fuerte y citar a Dios, Jesús y a su madre (la de Jesús), incluso me pareció también que cito a la mía llamándome hijo de p.... Ya no se restregaba solamente me tenía aprisionado contra su cuerpo, cuando acabo y me liberó soltándome la nuca buscaba mi boca para morrearme
Ella me mandó al WC para que me fuese a lavar la cara que me decía que olía muy mal y yo como tonto obedecí