Un hombre para Gema

Yo voy a decir lo que creo que va a pasar y lo que me gustaría que pasara:
1. Que se les va a ir de las manos porque estos 2 sinvergüenzas van a sentir algo , pero al final darán por concluido esto para no complicar mas las cosas.
2. Que la mujer de Roberto se entera de lo que está haciendo y como venganza convierta a José en su amante y los dos se separen de sus parejas y acaben juntos.
El segundo punto es lo que me gustaría, pero no se va a dar Pirque aquí de la esposa del sinvergüenza sabemos muy poco y no va a aparecer en el relato.
 
Capítulo 4, final: No sé si hice bien:



Gema se estremeció y pronto le imitó bajando hábilmente la cremallera de su pantalón y metiendo la mano dentro mientras seguía besándole. Le costó extraer su miembro erecto, pero una vez fuera, lo masturbó con suavidad y veneración, maravillada por la fuerza que emana de él, grande, moreno, rígido y surcado de venas.

― Quítate el vestido, no se vaya a manchar ―indicó Róber con malicia.

Gema, que sabía que lo que Róber quería era verla desnuda, sonrió dándose la vuelta para que él le bajase la cremallera. Después dejó que el vestido se deslizara suavemente por su cuerpo y que los ojos de Róber la fueran recorriendo. Sus hombros desnudos, su sensual espalda, sus caderas opulentas…

― Ahora estás aún más hermosa ―exclamó Róber atrayéndola hacia él.

― No seas bruto ―protestó Gema zafándose de su abrazo y sonriendo fue agachándose lentamente frente a él.

Mi mujer cogió su contundente verga, y muy mimosa comenzó a acariciarla como sólo ella sabe hacer. A cámara lenta fue acercando su boca hacia el hinchado glande, púrpura y duro como una roca.

― No te imaginas las ganas que tenía de comértela. Te voy a hacer gozar como ninguna otra mujer lo ha hecho ―dijo Gema lascivamente.

― ¿Has oído? ―dijo Róber.

Yo sonreí sabedor de su destreza como felatriz.

― Espera, ponte así, que tu marido no se pierda detalle ―y mirándola intensamente la retó― A ver qué sabes hacer.

Mi esposa apenas estaba a un metro de mí cuando empezó su exhibición. Echó su pelo hacia el otro lado para que yo pudiera ver bien como la lamía. Entonces abarcó con la boca el infladísimo glande y se introdujo dentro la mitad del miembro de Róber. Luego lo fue sacando lentamente, chupándolo con deleite. Entonces dio comienzo un auténtico recital de lametones por todos lados y direcciones, intensas chupadas, juegos malabares con la punta de la lengua, intensas mamadas y tragadas cada vez más profundas.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups!

― ¡La madre que te parió! ―exclamó Róber completamente alucinado.

Gema permaneció atragantada durante unos segundos que se me hicieron angustiosos. Después la volvió a dejar salir centímetro a centímetro. Parecía cosa de magia que algo tan grande saliera de su boca.

― ¡Joder, qué pasada! ―la aclamó Róber.

Mi mujer sonrió con suficiencia.

― Eso no te lo enseñaran las monjas, verdad ―inquirió Róber, a quién Gema le habría contado que estuvo interna en una residencia de monjas en su época universitaria.

― Te ha gustado ―le preguntó ella.

― Claro que sí, y a ti, ¿te gusta? ―preguntó Róber cogiéndola de la barbilla con suavidad.

― Me encanta tu polla ―confirmó Gema.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups!

Róber no se dio cuenta, pero al mismo tiempo que Gema le sacaba brillo a su polla Gema coló una mano debajo su braguita y empezó a acariciarse. Tener una polla en la boca la excitaba enormemente, y la de Róber era un ejemplar de primera.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Slups!

― Así me gusta nena, vuélveme loco.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups!

― Joder, ¡cómo la chupa tu mujer! ―proclamó Róber mientras Gema probaba a ponerle le polla al rojo vivo.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Slups!

― ¡Ufff! Podría hablarles a unos amigos de ti ―le dijo― Te pagarían muy bien.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups!

Mi mujer siguió mamando con empeño, sin hacer caso a lo que éste acababa de decir. Sin embargo yo no pude evitar imaginarme a Róber entrar en casa acompañado de un par de esos amigos que decía. Se me puso tan dura que no supe cómo colocarla dentro del pantalón. No pude aguantar más, me la saqué y empecé a meneármela.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups!

― ¡Buah! ¡Menuda hembra! ―aclamó deshaciéndose en elogios.

¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Chups! ¡Slups!

― Ya está bien, zorra. Vas a hacer que me corra ―confesó sacándosela a mimujer de la boca.

Bruscamente Róber la obligó a ponerse a cuatro patas… ¡en el suelo! Le bajó la braguita a medio muslo y se la clavó de inmediato. La penetración fue tan atroz que Gema estuvo a punto de desplomarse sobre el suelo. Sin ninguna compasión, Róber dio un par de empellones para asegurarse de que Gema la tenía toda dentro. Vi que Gema empezó a sacudirse de pies a cabeza recorrida fulminantemente por un orgasmo. Róber había hecho que mi esposa se corriera… ¡con sólo metérsela!

¡Ooooooooogh!


Me excitaba mucho verla completamente dominada por la pasión.

― ¡Ah! ¡Aaah! ¡Aaaaah! ¡Aaaaaaaaaaaah!

― Te voy a dar lo que has venido a buscar ―la avisó Róber sin darle más tiempo para restablecerse.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

― ¡Sí! ¡Sí! ―clamó mi mujer.

― ¡Toma, nena! ¡Toma! ―gritaba Róber empujando con cadencia, haciendo que las grandes tetas de mi mujer se bamboleasen como dos pesadas campanas.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!


Nunca había visto un espectáculo tan intenso. La tenía frente a mí. Veía el rostro desencajado de mi mujer aguantando embestida tras embestida. La estaba follando con ganas, a un ritmo constante que hacía que sus tetas se agitaran.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

Veía su cara de placer y angustia, su estremecimiento, su rictus de dolor cuando la azota el culo enrojecido.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!


Era justo lo que yo quería, pero me sentía confuso al verla así. Róber la trataba como a una yegua. Sujetándola con fuerza para meterle la polla bien dentro de su pringoso coñito.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaaaagh!

Róber la penetraba sin contemplaciones, metiendo y sacando casi toda su verga. La follaba sin piedad, azotando de vez en cuando su firme trasero si la veía relajarse. “¡PLASH!”

― ¡Aaaaaaaagh! ―jadeaba Gema.

Al montarla, Róber la sujetaba casi siempre de las caderas, pero también de los hombros o del pelo. Tampoco olvidaba sobarle las tetas estrujando sus pezones, lo que siempre la hace enloquecer.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

Gema estaba ofuscada, en trance, cuando repentinamente algo la sobresaltó.

― ¡Ay!

Róber le había metido un dedo en el culo. La había pillado por sorpresa, aunque de sobra sabía que antes o después todos intentaban sodomizarla, y Róber no iba a ser una excepción.

― Córrete en mi coño. Tomo la píldora ―suplicó.

― El próximo día lo haré, pero ahora quiero saber si tienes un culito juguetón ―le explicó con perversidad.

No entendía porque su culo resultaba tan provocador a los hombres, pero así era. Hubo tres chicos que no tuvieron suerte, pero sí Carlos, el socio de su madre que había sido el primero en metérsela por detrás, y también Jose, su marido.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

Aunque no sería la primera vez que se la metían por el culo, le molestó que Róber no le hubiera pedido permiso ni avisado antes de meterle aquel dedo, dando por hecho que podía hacerle lo que quisiera.

― Eso es demasiado para ser la primera vez que nos acostamos ―se quejó Gema.

Róber dejó de ensartarla y se acercó a su oreja para decirle algo.

― Eres una mujer casada, y las que se casan prometen entregar su cuerpo a los hombres ―afirmó completamente serio.

Róber no sabía hasta que punto tenía razón, ya que fue precisamente en su noche de bodas, de recién casada la primera vez que un hombre la folló analmente.

El macho poseía a la hembra. En el sexo todo seguía igual que antes de que la civilización llegara al mundo. Sí, Róber era el arrebatador líder de la manada, el apuesto hombre que había vencido en el proceso de selección adquiriendo derecho sobre ella.

Gema no lo había previsto, pero puesto la iban a sodomizar mejor sería hacerlo bien.

― Un momento ―se disculpó levantándose de improviso. Fue a toda prisa a la cómoda y del fondo del cajón de arriba sacó un frasco de lubricante.

― Mucho mejor ―reconoció Róber.

A cuatro patas Gema estaba totalmente a merced de su amante. Sin perder ni un segundo Róber, se embadurno con lubricante, haciendo a ella lo mismo.

― Hazlo ya, vamos ―demandó ella.

― Déjame entrar preciosa―susurró Róber.

La palabra entrar me sobresaltó, aunque sabía que Gema disfruta a tope por detrás, también sabía que hasta que dilataba le dolía bastante. Pensé que Róber sería paciente con ella. Sin embargo, mis dudas se disipan un segundo después. La expresión de angustia de Gema reveló lo duro que iba a ser para ella. Incluso se mordía su propia mano.

― ¡Relájate! ―le recriminó.

― ¡Ayyyy! ¡Para! ¡Para! ―vociferaba mi esposa fuera de sí.

― ¿Es qué no le das por el culo, cabrón? ―me recriminó Róber.

― ¡Más despacio! ―sollozó Gema sintiendo como su esfínter iba cediendo dolorosamente.

― ¡Ayyyyyyyyyyy! ―gritó desconsolada.

― ¡Vamos, nena, ya casi está! ―la animó mientras seguía empujando.

― ¡Aaaaaaaaaaaaah!

― Esto es lo que te gusta, eh Jose. Ver a tu mujer jodida ―debí haber reconocido que lo deseaba muchísimo, pero no dije nada.

No pude articular palabra. Róber la había enculado y ahora la hacía rabiar con sus primeras embestidas. A pesar de todo, Gema aguantó valientemente con el culo en pompa mientras Róber la sodomizaba con esfuerzo.

Fui yo quién no aguantó más y anónimamente empecé a salpicar mi camisa de esperma.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

― ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! ―Gema jadeaba de esa forma tan especial como sólo lo hace cuando está siendo sodomizada.

― En cuanto te vi supe que nos lo íbamos a divertir ―le confesó Róber a mi mujer notando que cada vez costaba menos metérsela.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

― ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ―gimoteaba lánguidamente, notando como el dolor inicial se transformaba lentamente en placer. Su estrecho esfínter se había dilatado por fin, y la verga de Róber entraba y salía casi sin resistencia.

¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!

― ¡Ahora, sí! ¡Ahora, sí! ―gritaba Róber aumentando la fuerza de sus caderas.

― ¡Aaaaaaaaaah! ¡Aaaaaaaaaah! ¡Aaaaaaaaaah! ―sollozaba ella.

De repente, Róber se levantó arrastrándola con él y se sentó en el borde de la cama con ella encima. Cuando la obligó a separar las piernas vi que su polla seguía entre las nalgas de mi mujer y entonces Róber comenzó a masturbarla con ganas.

― ¡Aaaaaaaaaaagh! ¡Aaaaaaaaaaagh! ¡Aaaaaaaaaaagh!―jadeaba Gema, absolutamente entregada al placer.

Róber me miraba. Me estaba ofreciendo deliberadamente aquel show porno en vivo. Aunque el peso de mi mujer era demasiado para que pudiera levantarla, sí que logró que mi mujer mantuviera los pies en el aire, y empezó a contonear sus caderas a fin de que su miembro entrara y saliera del culo de Gema.

Profundamente sodomizada, el rostro de Gema estaba desencajado por el éxtasis. Como Róber no podía frotar enérgicamente su inflamado clítoris, empezó a hacerlo ella misma.

Gema se quedó rígida sin que la furiosa verga parase ni un momento de embestirla, y de pronto un chorro amarillo salió disparado de su coñito. La polla de Róber debía estar presionando su vejiga, y al sentir el orgasmo Gema perdió por un instante el control urinario, meándose encima. No quedaba ni rastro de dignidad en mi esposa.

― ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah!

Afortunadamente, Róber tampoco puede más, sus golpes de cadera se intensificaron enérgicamente en el culo de mi mujer. Iba a llenarle el culazo de un momento a otro.

― ¡Oooooooooooh, Dios! ¡Ya! ¡Ya!―brama enfurecido, y veo claramente como su miembro comienza a contraerse ritmicamente bombeando su esperma dentro de Gema.

― ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ―informa Róber de cada eyaculación.

Cuando Róber terminó de eyacular siguieron sentados en el borde de la cama, dejando que su respiración se normalizara y que el corazón volviera a serenarse tras aquel polvazo increíble.

Entonces Gema hizo algo que siempre recordaré. Se incorporó mirándome con desprecio, y dándose la vuelta me mostró el culo. Al separar ella misma sus nalgas vi que donde debería haber uno ano apretujado, se abría un espantoso agujero oscuro.

― ¡Ves como me dejado el culo! ¡Cornudo desgraciado! ¡Te has corrido encima de la camisa nueva!

¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Estalló a reír Róber.

― ¡Y tú de qué te ríes! ―le reprendió ella.

― Dile quién soy.

― ¡Cómo! ¡Lo conoces, no me lo puedo creer! ―pregunté atónito.

― ¡Pues claro, imbécil! Es el papá de Irene. Nos vemos casi todos los días en la puerta del cole. Con sólo estar a su lado se me mojan hasta las medias...

FIN
 
Solo voy a hacer un comentario: Gemma me da auténtico asco
José debería mandarle a tomar por culo. No vale absolutamente nada como persona.
Ojalá el karma algún día le dé como se merece.
Que mal me ha sentado este capítulo.
Los dos son repugnantes, miserables y unas porquerías de personas. Me refiero al capullo de Roberto y a la pedazo de imbécil de Gemma.
 
Y siento tener como emoticono cara de enfado, pero es que me ha cabreado muchísimo está historia.
Gemma y Roberto me dan auténtico asco.
Alguien debería decirle a su mujer la clase de miserable y sinvergüenza que tiene por Marido, porque está seguro que si lo manda a paseo.
Como te dicho antes, para mí Gemma no le veo nada de nada de virtudes.
Es uva auténtica zorra, sin valores ninguno y que se ha portado muy mal con su Marido himillandolo de una forma ruin, asquerosa y miserable.
Y José debería tener un poco de amor propio y mandarla a tomar por culo. No pierde absolutamente nada, una mujer mejor que está pedazo de basura la va a encontrar muy fácil.
Mira que hoy estaba contento porque acaba de ganar mi equipo, pero ahora mismo estoy con un inmenso cabreo
Si fuera amigo de José, le aconsejaría que le diga a la mujer de este "señor", la clase de marido que tiene y que se divorcie inmediatamente de esta auténtica basura y el evidentemente tiene que mandar a paseo a esta sinvergüenza y pedir la custodia del niño.
Que por cierto yo más bien lo hubiera titulado " un pedazo de gilipollas y subnormal para un pedazo de Zorra", porque para mí ninguno de los 2 se merece ningun tipo de respeto.
 
Pues a mí ninguna. No me ha gustado absolutamente nada.
Tengo tal cabreo que me gustaría coger al imbécil de Roberto y darle 3 buenas ostias y a la guarra esa echarla de la casa.
 
La guarrilla, el cornudo y el listo que se la cepilla, entretenido con un final un tanto sin sabor, gracias por tu relato
Has sido demasiado suave.
Guarrilla no, tiene otro nombre lo que es Gemma .
Listo no, es un pedazo de gilipollas que se cree muy guay.
Y lo de Cornudo si.
De verdad que me parece increíble que José no la mandé a la mierda después del comportamiento bochornoso de su mujer.
Porque no Gemma, la que es una imbécil eres tú, que no vales nada como persona.
 
Mi expectativa era que el relato fuera más extenso y detallado, pero me ha decepcionado un poco. En términos literarios y de desarrollo de personajes, tampoco sobresale; simplemente parece otro relato típico de un marido complaciente, una esposa manipuladora y un amante arrogante.
 
Por como empieza el relato, esta relación se alargó en el tiempo hasta ahora, osease, que José sigue arrepintiendose y disfrutando de los cuernos que una vez le propuso a su mujer y esta le engañó para llevar a buen puerto su propio deseo; que Gema sigue disfrutando de las folladas que le da Roberto y del marido cornudo de José; Roberto sigue disfrutando del sexo con su increíble mujer y con las folladas a Gema y humillación de José.
Nada nuevo en el universo de los cuernos consentidos.

Falta le versión de Roberto o se limita al capítulo que supestamente escribe él?
 
Por como empieza el relato, esta relación se alargó en el tiempo hasta ahora, osease, que José sigue arrepintiendose y disfrutando de los cuernos que una vez le propuso a su mujer y esta le engañó para llevar a buen puerto su propio deseo; que Gema sigue disfrutando de las folladas que le da Roberto y del marido cornudo de José; Roberto sigue disfrutando del sexo con su increíble mujer y con las folladas a Gema y humillación de José.
Nada nuevo en el universo de los cuernos consentidos.

Falta le versión de Roberto o se limita al capítulo que supestamente escribe él?
Lo que falta es que la mujer de Roberto sepa la clase de impresentable, sinvergüenza y caradura que tiene por Marido.
 
Hubiera estado guapo que la mujer lo pillara infraganti y a los pocos días le solicitará el divorcio, se quedará con la custodia del hijo y tuviera como amante a José.
Habría que ver la cara que se le queda a los dos indeseables.
 
Yo creo que la mujer de Rober está al tanto de lo que hace e incluso participa en el juego.
 
Lo digo porque el comportamiento de Rober no es de primerizo, esto lo ha hecho más veces y el como se refiere a su mujer en el primer capítulo, no se, me hace pensar que ella está al tanto.
Pues si está al tanto no debería aceptarlo y debería mandarlo al carajo, cosa que también debería hacer Jose, después del lamentable e irrespetuoso comportamiento de Gemma hacia él.
 
Si está al tanto y sigue con él es porque no la importa y lo acepta tal como es, o porque no la importa y a ella también le va ese rollo.
 
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