Trío con roce de huevos

garoto

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(Saludos a mis compañeros/as de **************, de ahí es donde recupero este relato que escribí por allí, y también me gustaría decir hola a todas y todos los usuarios de este foro)
PARTE I

Trío con roce de huevos



Cuando Santi me propuso hacer un trío con su mujer, no es que me asombrara. Él llevaba tiempo preparando el terreno con preguntas y comentarios acerca de este tipo de cosas. Así que estuvo seguro de que le diría que si, enseguida me lo planteó.
Vino inmediatamente a mi la imagen de su compañera, una mujer con apariencia tímida, nada espectacular, por otra parte. Su pelo era corto, teñido de rubio, unas tetas que adiviné grandes y un poco caidas, un culo ancho y echado rotundamente para atrás...No se podría decir que estuviera rellenita pero alguien podría afirmar que le sobraba algun kilillo..

Despues de tomar unas copas en su casa, Santi se fue calentando y haciendo comentarios picantes mirando tanto a su mujer, Gloria, que así se llamaba, como a mi. Despues de algunas bromas, carentoñas y cubatas, Santi se empezó a desnudar. Debo de reconocer que vi su polla muy grande, sobre todo despues de que Gloria se la chupase lentamente. Luego Santi la desnudó entre pellizcos mientras ella miraba fijamente para mi.

Fue Gloria la que me desnudó, hasta que buscó, indecisa, mi polla. Santi y yo nos colocamos a la par frente a ella y con su mano izquierda agarraba la polla de Santi y con la derecha la mia, como queriendo juntarlas para medirlas. Reconozco que mi polla no es tan grande como la de Santi, pero se puso lo más grande que pudo mientras Gloria la agarraba y chupaba hasta que se puso muy dura y trazaba una curva que hizo a Gloria mirarla curiosa y divertida.
Santi se tendió en la moqueta, ella acudió a cabalgar en su polla grande y blanda y para mi me reservaron el culo. Le separé las nalgas y le lamí todos los pliegues con la punta de la lengua hasta que, excitado, tuve que metérsela toda por aquel enorme agujero sin final.

Gloria gemía y se retorcía mientras Santi y yo, rozabamos inevitablemente nuestros huevos al follarnos los dos deliciosos agujeros de esa mujer. Pensé, un poco turbado, que me gustaba ese roce con Santi. Al principio me daba cierto apuro, pero me dejé ir...
Cuando acepté el trío con Santi y su esposa sólo pensé en el morbo que me daría follarme a esa mujer delante de su marido. Pero en mis pensamientos obvié que en este trío la relación no era Santi y su mujer, yo y su mujer.

En un triángulo los tres lados sostienen esa geometría o deja de serlo. Así fue que, de repente, Santi dejó de ser mi amigo para convertirse en un puzzle de partes que me apetecía tocar. Y no sólo tocar.

Cuando puso a su mujer a cuatro patas y empezó a embestirla yo estaba detrás, de rodillas, mirando como sus huevos martilleaban el culo de Gloria. Entre los gemidos de ella y el excitante sonido de sus atributos masculinos, ovalados y potentes percutiendo en las nalgas de su mujer, un arrebato ancestral y salvaje, hizo que mi mano abierta agarrase esos genitales de animal.

Los sentí calientes y duros en mi mano. Los apreté un poco como para robar toda esa potencia que desprendían y note que su falo se ponía más duro todavía si cabe, entre los gemidos locos de su mujer. Le dí unos pequeños tirones, como para arráncarselos y que fueran míos para siempre. Los amasé como si hiciese pan. Ahora solo tenía que comérmelos con el sabor mojado del coño de Gloria...


Fue entonces cuando me fijé en las tetas bamboleantes de ella. Seguía puesta de cuatro recibiendo las embestidas de Santi y sus tetas parecían unos exuberantes péndulos cada vez que aquel macho impactaba con su goloso trasero.

Me coloqué de rodillas frente a aquella loba y le manoseé las tetas que aún parecían más grandes por la gravedad. Ella aprovechó que tenía mi polla cerca y se la metió en su caliente boca. Cada vez que Santi se la metía a fondo, la empujaba tan fuerte que Gloria no tenía más remedio que tragar mi verga hasta la garganta. Su cara de vicio me excitó muchísimo y estuve a punto de correrme, pero quería más.

Entonces puse la excusa de que tenía que ir al baño y así poder hacer una pausa. Quería estirar el momento.

Gloria se acababa de dar una ducha y su ropa usada estaba en el baño. Mientras meaba no dejé de mirar sus sexys y blancas bragas de encaje. Sentí la necesidad de cogerlas, de olerlas… de ponérmelas! Si, porque al ponérmelas era como si la poseyese a ella. Como si poseyese su olor a hembra, su templada piel…

Me las puse y sentí una textura fina y suave que acariciaba mi miembro poniéndolo duro otra vez.

Entonces, sin saber cual sería la reacción de la pareja, salí con ellas puestas a su encuentro.
 
PARTE II



Salí del cuarto de baño con las suaves y medio transparentes bragas de Gloria puestas y mi polla, excitada con tanto morbo, asomaba la mitad fuera.

Cuando llegué al salón donde habíamos estado follando los tres me encontré sólo a la mujer de Santi desnuda, sentada.

Noté que al verme con sus bragas puestas, mordía levemente sus labios.

-Oh, ven aquí. Siéntate conmigo en el sofá -dijo con voz medio suplicando, medio ordenando.

-¿Y Santi? - pregunté.

- Se fue a la cama, mañana marcha temprano a Porto a finalizar unos contratos. Decisión de última hora. Por lo visto Varela se puso enfermo, así que Santi será quien se tenga que entender con los portugueses. Eso me ha dicho.

Mientras me explicaba esto me senté a su lado. Empezó a meterme mano, acariciando mis huevos por fuera de la tela. Sentí el morbo de sus manos atravesando la suavidad de aquella prenda de encaje y mis testículos se pusieron duros como piedras.

Sus dedos empezaron a juguetear con las bragas, dando tironcitos, enredando mi falo en el encaje, tirando de ellas para arriba para que mis huevos se aplastasen contra la prenda…

Le pedí que ella se pusiese también unas bragas y volvió con unas parecidas a las que yo llevaba.
Le dije que se acostase en el sofá y me eché encima de ella frotándonos nuestros sexos, encaje con encaje.
Noté, al rato, su humedad empapando sus braguitas y también un poco las mías…



Gloria se quitó sus bragas empapadas y me las puso en vez de las que yo le había cogido. Pronto sentí como se mojaron todos mis huevos con sus fluidos. Me metió la mano por detrás acariciándome las nalgas pero al rato era ya su boca la que buceaba en mi culo. Sentí el calor de su lengua recorriendo suavemente cada pliegue de mi agujero del culo. Esto hizo que me impacientara, meneaba mi trasero para atrapar su lengua. Deseaba tanto que me la metiera dentro de una vez! Pero ella disfrutaba viendo como crecía mi deseo y alargó mi agonía. Esperó a pillarme desprevenido y fue cuando me penetró con su lengua que ahora estaba enfurecida y palpitante. La movía como si estuviese loca... entraba y salía, entraba y salía…PARTE II

Sin embargo ella parecía querer penetrarme más allá de donde alcanzaba su lengua.

- Espera -me susurró al oído y se alejó un instante.

Cuando volvió, yo que seguía a cuatro patas, noté un líquido viscoso en mi ano e inmediatamente sentí como me penetraba con un vegetal que debía de haber quitado del frigorífico porque estaba realmente frío.

No sé que vegetal era ni me paré a pensarlo en aquel momento pero Gloria lo metía y lo sacaba como si formase parte de su cuerpo, como si fuese su polla. Suspiraba de placer al follarme con aquello, que me parecío muy grande y tuve la certeza que eso le ponía muy cachonda.

- Te lo voy a meter todo, te lo voy a meter todo...joder!!! -gritó orgullosa.

Cuando satisfizo sus deseos de penetrarme se centró en lamerme los huevos. Eso hizo que mi polla se tensase tanto que sentí que mi piel ya no daba más de si.
Una repentina sensación salvaje se apoderó de mi y la hice rodar por el suelo. Le di la vuelta. Le agarre los tobillos. Tiré de ella hasta que quedó con los brazos extendidos hacia delante. Le empujé de las caderas hacia arriba hasta conseguir que fuese ella la que estuviese ahora a cuatro patas.
Admire aquellas nalgas, grandes pero firmes y busqué el objeto con el que ella antes me había penetrado. Era un pepino de dimensiones considerables. Lo empuñé como si fuese un porra y con él le di unos cachetes primero en su nalga derecha y después en su nalga izquierda.
- Quien manda ahora? -le dije entre dientes mientras seguía dándole cachetes a un lado y a otro- Quien manda ahora, Gloria?
No me respondió, sólo gimió.
Mi polla estaba tensa como un arco y la visión de aquel coño visto desde atrás no hacía sino tensarla más.
Se la metí entera a la primera embestida.
Alargué mis brazos y le restregué el pepino por su boca. A cada embestida ella respondía con un grito que era ahogado por aquel inmenso vegetal.
Sus tetas se balanceaban asíncronas y anárquicas. Parecían querer escapar a cualquier parte, salir fuera de su órbita natural. Las desee tanto que junté mi pecho a su espalda y estiré mis brazos para agarrárselas.
Las palmas de mis manos sintieron la tersa piel de aquellas maravillosas mamas y me acoplé a la silueta de Gloria de tal manera que casi parecíamos un único cuerpo de animal.
Fue entonces cuando noté que alguien furtivamente separaba mis nalgas y me penetraba...
 
PARTE II



Salí del cuarto de baño con las suaves y medio transparentes bragas de Gloria puestas y mi polla, excitada con tanto morbo, asomaba la mitad fuera.

Cuando llegué al salón donde habíamos estado follando los tres me encontré sólo a la mujer de Santi desnuda, sentada.

Noté que al verme con sus bragas puestas, mordía levemente sus labios.

-Oh, ven aquí. Siéntate conmigo en el sofá -dijo con voz medio suplicando, medio ordenando.

-¿Y Santi? - pregunté.

- Se fue a la cama, mañana marcha temprano a Porto a finalizar unos contratos. Decisión de última hora. Por lo visto Varela se puso enfermo, así que Santi será quien se tenga que entender con los portugueses. Eso me ha dicho.

Mientras me explicaba esto me senté a su lado. Empezó a meterme mano, acariciando mis huevos por fuera de la tela. Sentí el morbo de sus manos atravesando la suavidad de aquella prenda de encaje y mis testículos se pusieron duros como piedras.

Sus dedos empezaron a juguetear con las bragas, dando tironcitos, enredando mi falo en el encaje, tirando de ellas para arriba para que mis huevos se aplastasen contra la prenda…

Le pedí que ella se pusiese también unas bragas y volvió con unas parecidas a las que yo llevaba.
Le dije que se acostase en el sofá y me eché encima de ella frotándonos nuestros sexos, encaje con encaje.
Noté, al rato, su humedad empapando sus braguitas y también un poco las mías…



Gloria se quitó sus bragas empapadas y me las puso en vez de las que yo le había cogido. Pronto sentí como se mojaron todos mis huevos con sus fluidos. Me metió la mano por detrás acariciándome las nalgas pero al rato era ya su boca la que buceaba en mi culo. Sentí el calor de su lengua recorriendo suavemente cada pliegue de mi agujero del culo. Esto hizo que me impacientara, meneaba mi trasero para atrapar su lengua. Deseaba tanto que me la metiera dentro de una vez! Pero ella disfrutaba viendo como crecía mi deseo y alargó mi agonía. Esperó a pillarme desprevenido y fue cuando me penetró con su lengua que ahora estaba enfurecida y palpitante. La movía como si estuviese loca... entraba y salía, entraba y salía…PARTE II

Sin embargo ella parecía querer penetrarme más allá de donde alcanzaba su lengua.

- Espera -me susurró al oído y se alejó un instante.

Cuando volvió, yo que seguía a cuatro patas, noté un líquido viscoso en mi ano e inmediatamente sentí como me penetraba con un vegetal que debía de haber quitado del frigorífico porque estaba realmente frío.

No sé que vegetal era ni me paré a pensarlo en aquel momento pero Gloria lo metía y lo sacaba como si formase parte de su cuerpo, como si fuese su polla. Suspiraba de placer al follarme con aquello, que me parecío muy grande y tuve la certeza que eso le ponía muy cachonda.

- Te lo voy a meter todo, te lo voy a meter todo...joder!!! -gritó orgullosa.

Cuando satisfizo sus deseos de penetrarme se centró en lamerme los huevos. Eso hizo que mi polla se tensase tanto que sentí que mi piel ya no daba más de si.
Una repentina sensación salvaje se apoderó de mi y la hice rodar por el suelo. Le di la vuelta. Le agarre los tobillos. Tiré de ella hasta que quedó con los brazos extendidos hacia delante. Le empujé de las caderas hacia arriba hasta conseguir que fuese ella la que estuviese ahora a cuatro patas.
Admire aquellas nalgas, grandes pero firmes y busqué el objeto con el que ella antes me había penetrado. Era un pepino de dimensiones considerables. Lo empuñé como si fuese un porra y con él le di unos cachetes primero en su nalga derecha y después en su nalga izquierda.
- Quien manda ahora? -le dije entre dientes mientras seguía dándole cachetes a un lado y a otro- Quien manda ahora, Gloria?
No me respondió, sólo gimió.
Mi polla estaba tensa como un arco y la visión de aquel coño visto desde atrás no hacía sino tensarla más.
Se la metí entera a la primera embestida.
Alargué mis brazos y le restregué el pepino por su boca. A cada embestida ella respondía con un grito que era ahogado por aquel inmenso vegetal.
Sus tetas se balanceaban asíncronas y anárquicas. Parecían querer escapar a cualquier parte, salir fuera de su órbita natural. Las desee tanto que junté mi pecho a su espalda y estiré mis brazos para agarrárselas.
Las palmas de mis manos sintieron la tersa piel de aquellas maravillosas mamas y me acoplé a la silueta de Gloria de tal manera que casi parecíamos un único cuerpo de animal.
Fue entonces cuando noté que alguien furtivamente separaba mis nalgas y me penetraba...
Realmente bueno el relato.
 
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