Todo sobre Marina

EscritorFrustrado

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El siguiente relato es totalmente ficticio, aunque su argumento está basado en varias charlas que tuve con algunas amigas que han vivido de cerca el mundillo. Como siempre intentaré sacar tiempo libre para poder escribirlo y seguiré en función del apoyo que reciba.
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CAPITULO 1: EL COMIENZO DE TODO.

-¡Marina Saiz!- La voz salió de la puerta entornada al fondo de un pasillo atestado de chicas que aguardaban la valoración final tras haber pasado la primera prueba. Todas ellas tenían algo en común: Un agraciado físico y el difícil sueño de dedicarse al mundo del modelaje. Marina acababa de cumplir diecinueve años. Tenía un pelo largo castaño, liso y bien cuidado que le llegaba por la zona lumbar. Medía en torno al 1.65 y lucía un cuerpo bastante alejado del concepto palo que se manejaba en las pasarelas. Algo ancha de caderas, con unos llamativos muslos que anunciaban la presencia de un destacado culo y un pecho de talla noventa que, gracias a una buena copa, daba la sensación de ser algo mas grande.

Se acercó a la puerta caminando a paso ligero. Estaba nerviosa. Dentro ya no estaban los focos y el mobiliario que se había utilizado para una pequeña sesión previa. Tampoco había cámara ni fotógrafo. Tan solo una pequeña mesa tras la cual estaban sentados dos hombres, uno veterano, con pintas de ejecutivo de alguna importante marca, y otro mas joven. Este último lucía un atuendo algo mas hipster y apenas levantaba la cabeza de la mesa, en la que había un pequeño cuaderno que ojeaba interesado.

-Bien, Marina... No has estado mal en la prueba de cámara. Tienes buen físico, una cara muy bonita para televisión, pero no creo que para este trabajo des el perfil que buscamos.- El ejecutivo comenzó un speech que parecía haber repetido una y otra vez aquella tarde.-No sé si Pablo te querrá comentar algo...

El ejecutivo miró a su compañero de al lado que seguía hojeando el cuaderno inquisitivo.

-Tienes un book bastante decente.-Dijo sin levantar la cabeza. -Muy profesional e intentando lucirte en todos los terrenos... ¿Te puedo preguntar quién te lo hizo?

Esta vez sí levantó la cabeza buscando a Marina, cuyos ojos verdes se clavaron en aquel tipo.

-Bueno, llevo mucho tiempo haciéndome fotos por mi cuenta, cosas sencillas, en casa o exteriores, la mayoría con temporizador. Hace un año o así contactó conmigo por redes un fotógrafo de mi ciudad y me ofreció una colaboración: Yo hacía de modelo y él me regalaba las fotos. Accedí y ahí está el book.

Marina narró la historia con bastante soltura, tratando de darle un tono profesional, como si supiese de qué iba aquel mundillo, aunque solo fuese un pez que llevaba toda la vida viviendo en un acuario y ahora empezase a conocer el mar.

-¿Posaste para un completo desconocido de esta manera? Interesante...

Las primeras páginas de aquel cuaderno mostraban a una Marina muy juvenil, en zonas del paseo marítimo de su Barcelona natal. Destacaban sus potentes ojos verdes y su cara que parecía dibujada en porcelana pura. Vestía ropa muy informal. Pantalones cargo, jerseys ajustados que dibujaban las formas de su abultado pecho, zapatillas de deporte... Conforme las páginas iban pasando la ropa empezaba a menguar. Faldas cortas, vestidos entallados en cuya tela se marcaban los pezones, shorts luciendo culo... Y paisajes cada vez mas privados, siendo las últimas en un ambiente cerrado, donde solo destacaba ella, luciendo unos bikinis que tapaban lo justo, frente a una única lona blanca.

-Sí, bueno, son sesiones de diferentes días. Las últimas veces quedamos en un estudio en su casa...- Marina dejó la conversación ahí. No le apetecía profundizar mas sobre aquel tema, aunque sus dos interlocutores se podían imaginar perfectamente como continuaba aquella historia.

El hipster se levantó de la mesa y se acercó a la chica con el cuaderno en la mano. El otro hombre, teléfono a la oreja, salió de la sala.

-Siento tener que decirte que no, Marina. Me has gustado mucho, pero hay chicas que tienen que pasar sí o sí...- Dejó en el aire la continuación de la frase.
-No lo entiendo...-el tono de respuesta fue de enfado mas que de duda.
-Bueno, hay chicas que llevan años demostrando que quieren esa oportunidad. Trabajan para agencias con bastante peso a la hora de elegir en estos castings. Antes de que lleguéis ya tenemos los books de las tres o cuatro que han de pasar. Así va esto.
-Vamos, que hay enchufadas...
-Sí, pero no me malinterpretes, no son para nada poca cosa. En su momento fueron chicas como tú. Chicas con potencial que no pudieron coger este tren porque ya tenía nombres. Chicas que aceptaron mis consejos y acudieron a las agencias que las recomendé.- alargó el brazo y devolvió el book a la chica. -Es una pena.. Porque tienes potencial.

La miró de arriba a abajo. La primera vez que lo hacía de forma lasciva.

-¿Y cuáles son esos consejos?

El hipster dibujó una sonrisa en su cara. Se acercó a la mesa, haciendo un gesto para que Marina lo siguiese.

-Vas a ir a la siguiente dirección. Preguntas por Mario, es el fotógrafo, y le dices que vas de parte de Germán. Le cuentas que has estado en este casting y que han entrado por delante de ti otras chicas de la agencia. - Hablaba sin mirarle a la cara, escribiendo en un papel apoyado en la mesa. Se giró y se lo puso en la mano.

-Vas a comerte el mundo, pequeña...- Terminó la frase acariciando la cara y pasando un dedo por los labios de la joven.

Marina salió de allí dispuesta a aprovechar aquel camino que se le había abierto en su cara. Nada ni nadie podrían pararla.

(Continuará)
 
Lo cierto es que ella misma ha abierto la puerta a esa propuesta, que todos sabemos lo que conlleva. Y ella, en el fondo, también lo sabe. Lo ha dejado claro al afirmar que está dispuesta a recorrer ese camino sin vacilar, sin dejar que nada ni nadie se interponga en su avance.

Me gustaría estar equivocado, pero los indicios ya están ahí, y es difícil ignorarlos. Todo parece apuntar hacia una realidad inquietante: Marina se adentrará en un mundo oscuro y peligroso, donde es probable que termine siendo vista y tratada como un mero objeto sexual por los depredadores que acechan en el mundo de las agencias de moda. La explotación y la manipulación parecen estar a la vuelta de la esquina, y temo que ella, cegada por sus ambiciones, no vea los riesgos que le esperan. O sí.

 
Ojalá que no, pero si le pasa , ojalá que encuentre a alguien que le ayude a salir de ese mundo.
 
El siguiente relato es totalmente ficticio, aunque su argumento está basado en varias charlas que tuve con algunas amigas que han vivido de cerca el mundillo. Como siempre intentaré sacar tiempo libre para poder escribirlo y seguiré en función del apoyo que reciba.
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CAPITULO 1: EL COMIENZO DE TODO.

-¡Marina Saiz!- La voz salió de la puerta entornada al fondo de un pasillo atestado de chicas que aguardaban la valoración final tras haber pasado la primera prueba. Todas ellas tenían algo en común: Un agraciado físico y el difícil sueño de dedicarse al mundo del modelaje. Marina acababa de cumplir diecinueve años. Tenía un pelo largo castaño, liso y bien cuidado que le llegaba por la zona lumbar. Medía en torno al 1.65 y lucía un cuerpo bastante alejado del concepto palo que se manejaba en las pasarelas. Algo ancha de caderas, con unos llamativos muslos que anunciaban la presencia de un destacado culo y un pecho de talla noventa que, gracias a una buena copa, daba la sensación de ser algo mas grande.

Se acercó a la puerta caminando a paso ligero. Estaba nerviosa. Dentro ya no estaban los focos y el mobiliario que se había utilizado para una pequeña sesión previa. Tampoco había cámara ni fotógrafo. Tan solo una pequeña mesa tras la cual estaban sentados dos hombres, uno veterano, con pintas de ejecutivo de alguna importante marca, y otro mas joven. Este último lucía un atuendo algo mas hipster y apenas levantaba la cabeza de la mesa, en la que había un pequeño cuaderno que ojeaba interesado.

-Bien, Marina... No has estado mal en la prueba de cámara. Tienes buen físico, una cara muy bonita para televisión, pero no creo que para este trabajo des el perfil que buscamos.- El ejecutivo comenzó un speech que parecía haber repetido una y otra vez aquella tarde.-No sé si Pablo te querrá comentar algo...

El ejecutivo miró a su compañero de al lado que seguía hojeando el cuaderno inquisitivo.

-Tienes un book bastante decente.-Dijo sin levantar la cabeza. -Muy profesional e intentando lucirte en todos los terrenos... ¿Te puedo preguntar quién te lo hizo?

Esta vez sí levantó la cabeza buscando a Marina, cuyos ojos verdes se clavaron en aquel tipo.

-Bueno, llevo mucho tiempo haciéndome fotos por mi cuenta, cosas sencillas, en casa o exteriores, la mayoría con temporizador. Hace un año o así contactó conmigo por redes un fotógrafo de mi ciudad y me ofreció una colaboración: Yo hacía de modelo y él me regalaba las fotos. Accedí y ahí está el book.

Marina narró la historia con bastante soltura, tratando de darle un tono profesional, como si supiese de qué iba aquel mundillo, aunque solo fuese un pez que llevaba toda la vida viviendo en un acuario y ahora empezase a conocer el mar.

-¿Posaste para un completo desconocido de esta manera? Interesante...

Las primeras páginas de aquel cuaderno mostraban a una Marina muy juvenil, en zonas del paseo marítimo de su Barcelona natal. Destacaban sus potentes ojos verdes y su cara que parecía dibujada en porcelana pura. Vestía ropa muy informal. Pantalones cargo, jerseys ajustados que dibujaban las formas de su abultado pecho, zapatillas de deporte... Conforme las páginas iban pasando la ropa empezaba a menguar. Faldas cortas, vestidos entallados en cuya tela se marcaban los pezones, shorts luciendo culo... Y paisajes cada vez mas privados, siendo las últimas en un ambiente cerrado, donde solo destacaba ella, luciendo unos bikinis que tapaban lo justo, frente a una única lona blanca.

-Sí, bueno, son sesiones de diferentes días. Las últimas veces quedamos en un estudio en su casa...- Marina dejó la conversación ahí. No le apetecía profundizar mas sobre aquel tema, aunque sus dos interlocutores se podían imaginar perfectamente como continuaba aquella historia.

El hipster se levantó de la mesa y se acercó a la chica con el cuaderno en la mano. El otro hombre, teléfono a la oreja, salió de la sala.

-Siento tener que decirte que no, Marina. Me has gustado mucho, pero hay chicas que tienen que pasar sí o sí...- Dejó en el aire la continuación de la frase.
-No lo entiendo...-el tono de respuesta fue de enfado mas que de duda.
-Bueno, hay chicas que llevan años demostrando que quieren esa oportunidad. Trabajan para agencias con bastante peso a la hora de elegir en estos castings. Antes de que lleguéis ya tenemos los books de las tres o cuatro que han de pasar. Así va esto.
-Vamos, que hay enchufadas...
-Sí, pero no me malinterpretes, no son para nada poca cosa. En su momento fueron chicas como tú. Chicas con potencial que no pudieron coger este tren porque ya tenía nombres. Chicas que aceptaron mis consejos y acudieron a las agencias que las recomendé.- alargó el brazo y devolvió el book a la chica. -Es una pena.. Porque tienes potencial.

La miró de arriba a abajo. La primera vez que lo hacía de forma lasciva.

-¿Y cuáles son esos consejos?

El hipster dibujó una sonrisa en su cara. Se acercó a la mesa, haciendo un gesto para que Marina lo siguiese.

-Vas a ir a la siguiente dirección. Preguntas por Mario, es el fotógrafo, y le dices que vas de parte de Germán. Le cuentas que has estado en este casting y que han entrado por delante de ti otras chicas de la agencia. - Hablaba sin mirarle a la cara, escribiendo en un papel apoyado en la mesa. Se giró y se lo puso en la mano.

-Vas a comerte el mundo, pequeña...- Terminó la frase acariciando la cara y pasando un dedo por los labios de la joven.

Marina salió de allí dispuesta a aprovechar aquel camino que se le había abierto en su cara. Nada ni nadie podrían pararla.

(Continuará)
me encanta como comienza...sigue porfa
 
CAPITULO 2: LA SESIÓN (I)


No había llegado a transcurrir una hora cuando el taxi la dejó en la dirección acordada. El local, cuyo escaparate estaba totalmente forrado por papel de pintar, parecía haber sido anteriormente una tienda. Se acercó a la puerta y vio un timbre en el lateral. Tocó. Esperó. Del interior salió un tipo con las mismas pintas hipster que el que la hizo el casting.

-Hola..- la miró extrañado, como si no esperase su presencia allí.
-Hola, soy Marina. Me dijeron en un casting que viniese aquí. ¿Esto es una agencia?- dijo mirando alrededor e intentando descifrar que había en el interior.
El tipo sonrió.
-Vaya, asi que tu eres la chica de Pablo. No te esperaba tan pronto. Pasa, pasa... -se apartó de la puerta para que la chica pasase y acto seguido cerró con un giro a las llaves que estaban puestas en la cerradura interior.- Me ha mandado un whatsapp hace un momento diciendo que tenia un nuevo fichaje pero no me esperaba que llegases tan pronto... Ni que fueras tan guapa.

El comentario hizo que Marina esbozase una sonrisa ruborizada y deslizase un gracias a través de sus labios. Él la invitó a seguirle.

Atravesaron la primera planta, en la que se acumulaban cajas y polvos, dando la sensación de que allí no se hacía demasiada vida. Al fondo había una escalera con el pasamanos de madera que descendía hacia una especie de sotano algo mas iluminado. Cuando ambos bajaron, Marina pudo comprobar como aquella zona ya si que daba algo mas el pego. A los lados había un par de puertas cerradas que debían conducir a otras estancias. En la principal, un trípode sostenía una cámara que a Marina, que no tenía conocimientos técnicos, le pareció que valía un buen dinero. Enfrente un croma blanco y un taburete custodiado por dos grandes focos componían un photocall minimalista.

-Si no te importa ponerte ahí, quiero hacerte algunas fotos.

Marina no dudó, se colocó donde aquel hombre le dijo y empezó a desplegar sus mejores poses y miradas. El tipo disparaba desde distintos ángulos y distancias, mientras los focos aumentaban intensidad y repelían los flashes.

-Así, eso es. Mírame mas. Eso es. Ahora haz como que no me miras, pero gírate para hacerlo de reojo. Eso, esa es la idea.

Estuvieron así un buen rato. El hombre se acercaba de cuando en cuando para corregir poses o colocar el pelo de Marina de distintas formas.

-Bien, Marina. Ahora la camiseta fuera.

Ella lo miró dudosa sin moverse.

-Vamos, Marina. Es para hoy. Acabemos rápido que luego tengo cosas que hacer...

-Verás, es que... No he traído nada debajo.

Lo sabía. Lo sabía de sobra. Lo llevaba sabiendo desde que abrió la puerta y, en la primera mirada lasciva de arriba a abajo, comprobó como aquellos pezones se marcaba sutilmente en la camiseta. Le encantaban las modas de ahora, ese afán de empoderarse que tanto alegraba a tipos como él.

-No van a ser las primeras tetas que vea...- Optó por un tono seco, y acertó. Marina comenzó a sentirse como una mera cría. Seguro que había visto a mil como ella desnudarse delante de su cámara. Porque era eso, una cámara. Unas fotos. Nadie la estaba pidiendo más. ¿De verdad ansiaba tanto dedicarse a ser modelo? Era la primera vez que posaba enseñando directamente tanto, y sin embargo era lo menos que podrían pedirle en ese mundo que tanto ansiaba conocer. No hizo falta que el fotógrafo volviese a decirle nada. Agarró la camiseta con las dos manos y la sacó por encima de su cabeza. Notó como los flashes se encendían varias veces mientras hacía el movimiento. Él, por instinto, se relamió al ver el pecho desnudo de Marina. Ella no se enteró.

-Eso es. Tienes un pecho precioso, pequeña.

Volvió a repetir el proceso, se acercaba, se alejaba, se tiraba por el suelo para buscar otros angulos... Y se tomaba la libertad de acercarse a ella y corregir posturas.

-Espera, tengo una idea. Esto es un truco para que las fotos queden mejor.
Se puso frente a ella y se chupó los dedos índice y medio. Los acercó a uno de sus pechos e hizo unos pequeños círculos sobre la aureola. Tras esto apretó fuerte el pezón, tirando de él hacia fuera hasta ponerlo duro como una piedra.

-¿Te ha dolido?

Marina sentía el calor de la verguenza subir por su cuerpo. No sabía que decir.

-No, no...

-Es solo un truco, quedan mas sexys así.

Repitió la operación con el otro pecho alcanzando el mismo resultado.

Los fogonazos que siguieron saliendo de aquella cámara ayudaron a Marina a tranquilizarse. Cada vez se la veía mas suelta y acostumbrada al momento.

-Bien, ¿Te importa si probamos otro escenario? Creo que te va a venir como un guante...

Sin darle tiempo a responder, el fotógrafo abrió una de las puertas que estaban cerradas. Tras ella apareció un dormitorio decorado ostentosamente, hasta el punto de resultar hortera. La cama lucía sabanas de satén doradas.

Marina entró a la habitación sin darse cuenta de que el casting empezaba a írsele de las manos.
 
Última edición:
Vaya, todo está avanzando muy rápido, parece que estamos entrando en un escenario bastante explícito. Pero, seamos sinceros, Marina sabía perfectamente a lo que venía, así que no intente hacerse la inocente ahora. Llegar a ser una gran modelo tiene su precio.
 

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